La Mari: historias y canciones rioplatenses

La cantante uruguaya Mariana Pedemonte se presenta por primera vez en Buenos Aires con su show “Viento con melodías del sur”. Acompañada por Ricardo Gómez en la percusión y coros, las canciones de La Mari van precedidas por historias. Con su bella voz y el inconfundible acento charrúa, entre palabras dichas y cantadas irá formando redes y anudando anécdotas en una especie de viaje por territorios y afectos cercanos. Su historia y parte del repertorio que sonará mañana en MU Trinchera Boutique, desde las 20.30 horas.

La Mari viene de ese lugar al que con cariño se le llama “el Paisito”, en medio de dos grandes extensiones conformadas en países como Argentina y Brasil. Viene de la tierra del tango, la milonga, el candombe, la murga, el culto por el mate, la tierra de una infinidad de canciones que nos calientan el alma también de este lado del Río de la Plata. Un pequeño adelanto de lo que sonará mañana en MU Trinchera Boutique, y tal vez conozcamos: “El tiempo está después”, de Fernando Cabrera y “La edad del cielo”, de Jorge Drexler. “Son letras que elegí, que me han encontrado toda la vida y cada una de ellas habla de una parte de mí”. Se suman “Pensamiento de caracol” y “Mandolín”, de “El Príncipe” Gustavo Pena. “No pude evitar sentir que es la historia de mis padres”. La canción que honra la memoria de las comparsas desde el folclore — “Comparsa silenciosa”— también formará parte de este selecto repertorio. “Me inspiran las canciones con letras: mi show es de historias y canciones”.

La vida de La Mari también está poblada de historias de aquí y de allá, y de tantas canciones que fueron brotando a medida que Mariana se daba permiso para que la sorpresa fuera su aliada.

El motor de la risa

A los doce años estudiaba guitarra en el colegio y de adolescente en la playa de Aguas dulces en el departamento de Rocha; era la encargada de animar los fogones tocando temas de Silvio Rodríguez, Sui Géneris y Andrés Calamaro, entre otros. A los 19 estaba terminando el liceo cuando tuvo un problema en las cuerdas vocales y la idea de ser cantante se evaporó. Se volcó a estudiar para ser Contadora Pública.

Si bien era una excelente alumna, lo que más ilusión le hacía era el viaje final, para el que todo el pueblo aportaba dinero y que consiste en recorrer varios países del mundo durante algunos meses. Cuando estaba en Francia, su familia se contactó con malas noticias: su madre tenía ELA (esclerosis lateral amiotrófica), una enfermedad neurodegenerativa. Falleció en octubre de 2011. Mariana recuerda: “Para mí la muerte es parte de la vida: la forma como mi madre enfrentó esa noticia me sirvió de motor para elegir el camino de vida que yo queria. Ella pasó la enfermedad riéndose”.

Mariana encontró trabajo en una multinacional: se sentía una marioneta que cada día levantaba la mano para tomar el ómnibus y llegar a la oficina. Dejó el trabajo y se puso a estudiar Ciencias Sociales, hizo un posgrado en Políticas Sociales, dio clases en bachilleratos, trabajó en cooperativas y tuvo nuevamente ganas de viajar. “Estaba en un momento en que mis amigas tenían hijos y compraban casas y yo no tenía ese proyecto”. En un viaje a España se hizo amiga de Gabriel, un argentino que luego pasó por su casa de Montevideo y se quedó unos días. Al tiempo le escribió contándole que se iba a México para hacer un voluntariado de tres meses y le preguntó si ella también quería hacerlo. La respuesta de Mariana fue positiva, y redobló la apuesta: después del voluntariado, volverían por tierra recorriendo Latinoamérica durante dos años.

En febrero de 2020 llegó a México. Días más tarde, un fenómeno global llamado pandemia asoló al mundo.

Mariana y Ricardo Gómez, en escena.

Lo que (me) gusta hacer

La nueva situación cambió los planes y vender empanadas en la playa dejó de ser una salida para que Mariana y Gabriel juntaran algo de dinero. En mayo Gabriel decidió volver a la Argentina y Mariana permaneció en tierras mexicanas. En agosto llegó a la playa de Bacalar, un verdadero paraíso de palmeras y aguas verde esmeralda, y se instaló en una carpa frente a la laguna.

Hacía unos días que se había comprado una guitarra y se hizo un listado de temas después de que una amiga argentina insistiera para que cantara a la gorra. Lo intentó en una cafetería de Playa del Carmen pero nadie la escuchó; cantó dos temas y se fue. Pero en Mérida, Palenque y en abril del 2021 en San Cristóbal de las Casas, las cosas empezaron a cambiar.

Una amiga le dijo que se iba a vender muffins a la peatonal; ella fue con la guitarra y cuando se disponía a cantar, un chico con un cajón peruano y otro con la melódica le preguntaron si podían acompañarla. Cantó “Mandolín” y “Recuerdos de Ypacarai”. Fue un éxito: uno de ellos le ofreció trabajar cantando en un restaurante, y así lo hizo durante tres meses. Luego, otra noche tocó en un centro cultural y en el público estaba Ricardo Gómez, atleta mexicano de alto rendimiento retirado a los 27 años.

Ricardo ya conocía Uruguay, había estudiado Ciencias Políticas y en 2015 había viajado a Montevideo junto a su novia uruguaya. Es por eso que al escuchar cantar a Mariana en el centro cultural, conocía las canciones y le contó que tomaba mate, que conoció en persona al Pepe Mujica y tocó la guitarra en ómnibus montevideanos antes de separarse y volver a México. Quedaron en contacto, empezaron a verse, se enamoraron y, tiempo después, llevaron a cabo una boda chamánica con tradiciones aztecas, un altar y una ronda de amigxs. En octubre del año pasado volaron al Uruguay para quedarse por seis meses y por el momento siguen allí.

Una amiga una vez le preguntó “¿qué cosas te gustan hacer, Mari?” Y en una pizarra fue anotando las respuestas de Mariana: actuar (estudió actuación y trabajó de actriz), escribir, hacer reír, ser útil.

Luego le dijo que tenía que buscar una actividad que abarcara todas esas cosas. “Con esto de contar historias y cantar canciones, siento que estoy haciendo todo eso”.

Este jueves será una buena oportunidad para escuchar a Mariana, o a La Mari, y dejarnos llevar por su entrañable propuesta musical “Viento con melodías del sur”, nacida del otro lado del río, parida en distintos lugares del mundo, compartida donde quiera que su voz esté.

MU Tricnhera Boutique

Jueves 22 de junio, 20.30 hs

Reservas en www.lavaca.org/trinchera

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