Primera presentación de un ciclo histórico: HIJAS es un encuentro público coproducido por la Cooperativa lavaca y revista MU junto a Teresa Laborde, hija de Adriana Calvo, una de las sobrevivientes cuyo testimonio fue clave en el Juicio a las Juntas Militares. La primera invitada fue Malena D’Alessio (foto), rapera e hija de un desaparecido. Ambas reflexionan sobre la política, el poder y el arte, en tiempos de negacionismo, trolls, machismo y fascismo. Cómo conectar con la vida, ahora y siempre.
Ser hija, ser artista, nacer y parir, criar y crear. Muchas de las cosas que atravesaron la vida de Malena D’Alessio y Teresa Laborde, pero lo que las reúne en este primer capítulo del ciclo Hijas es el talento que desarrollaron para transformar todo lo vivido en arte.
Malena fue marcada por este terror: un 27 de enero de los años setetanta, su tío iba a encontrarse con su papá José Luis El Bebe, pero esa cita estaba envenenada. Un grupo de tareas de la dictadura los secuestró, los subió a dos autos y los trasladaron a su trabajo donde estaba Maria, una empleada a quien también se llevaron. El próximo destino, fue la casa de la abuela de Malena, quién estaba cuidándola a ella y a su prima Florencia. Ambas tenían apenas dos años en ese entonces. La patota se llevó a todos, en un camión.
Malena es una de las pioneras del rap argentino.
Ambos hechos están relacionados porque de eso se trata esta conversación: de todo lo maravilloso que somos capaces de hacer si no nos rendimos.
Teresa Laborde nació en un patrullero durante el traslado hacia un centro clandestino. El testimonio que hizo de ese parto su mamá, Adriana Calvo, recuperó su actualidad con la película Argentina, 1985.
Nunca había conversado con Malena, y es su fan musical, así que decidió recibirla recitando una de sus creaciones, que dice así:
“Me dirijo a toda mi gente
a la comunidad de mi nación
Porque hay algo que en mi gente
está causando desazón.
Por eso es de suma importancia,
urgencia, solucionarlo.
Porque así toda mi gente
resulta que sola se está destrozando
Es imposible que la resignación
tenga la victoria
Es imposible, que sea imposible
cambiar la historia
Es imposible haber muerto
sin haber vivido,
Como parece es imposible, m’hijo,
penetrar tu oído
Ya llegó, la hora de la resurrección
Hay que salir a la calle, y no esconderse
y hablar, solamente hablar.
Ya pasó lo que tenía que suceder.
Hay un pueblo que te grita,
van a tener que escuchar”.
Encuentro cercano
TERESA: Esta letra tiene más de veinte años, pero parece que la escribiste ayer.
MALENA: Me sorprendiste con esa letra. Me imaginaba un montón de letras cuando me dijiste que ibas a recitar una, pero no esta. Es un reggae, de las canciones más light que por ahí teníamos en esa época.
TERESA: ¿Light? ¡Menos mal! Teniendo en cuenta, entonces, eso y que esta canción tiene tantos años y tanta actualidad, y conociendo toda la lucha que tenés encima y la que seguís teniendo, voy al grano: ¿tenés alguna idea, un aporte, alguna pista sobre qué podemos hacer para superar esta situación? Y no hablo solo del peligro del fascismo, del regreso del negacionismo, sino también del hambre que había en el momento en que escribiste la letra y del hambre que hay ahora. ¿Qué se te ocurre que nosotras podemos aportar?
MALENA: Son épocas en las que, además de la pelea para afuera en el sentido tradicional, contra el ‘enemigo del pueblo’, hay que dar también la batalla interna, lidiar con la propia existencia. Cuando estaba pensando en venir acá, iba a proponer una letra que escribí un poquito antes de 2001, en donde había un clima social de los más hostiles que viví y recuerdo, bastante similar al de este momento. La canción se llama “Así está la cosa” y la letra dice:
“Ya te dije que no opines ,
que no pienses,
no protestes,
no propongas,
no te opongas.
Entendelo: esto es definitivo,
no lo intentes ni te interpongas.
Si hagas lo que hagas
en definitiva nada tiene sentido,
si todo en nuestra vida ha sido decidido.
En este plan siniestro
configurado para fines apocalípticos,
ser insensible es el requisito
para nuestro exterminio en masa.
Son tiempos en que los métodos
de aniquilación no son los mismos,
Ya no nos desaparecen:
ahora lo hacemos nosotros mismos’.
Bueno, este rap un poco habla de eso, sin caer en el conspiracionismo berreta, de que la más efectiva forma de dominación de un pueblo, no solo es pasarlo por las armas, sino deprimirlo, desmoralizarlo, instalar la impotencia… Entonces, la primera batalla siempre es la interna, y más en estas épocas en donde la dominación es mucho más sutil, invisible, inconsciente. Se construye desde la cultura, en cada canción que escuchás, en cada peli que ves, en cada noticia que te llega, en el algoritmo de tu red social… incluso en lo que comés. Por eso la lucha, hoy más que nunca, es cultural o no es. La batalla es tanto para afuera como para adentro, pero requiere de un análisis mucho más agudo ya que la maquinaria de dominación y domesticación es mucho más sofisticada.
En lo personal, yo lucho mucho contra eso en mi vida. Contra la depresión, la implosión a la que te expone este clima de época. A veces me pintan esas frases triunfalistas de auto superación yankees al estilo: “No me van a vencer, no me voy a dejar, tengo que seguir, yo contra el mundo…”. Y te juro que me re sirven..jaja. Quizás por eso me pegó tanto el rap. Porque vino con una energía tan poderosa que me sacudió y me sacó de ese lugar melanco-dark nostálgico. Vino a cachetearme y conectarme con una energía vital distinta y, además, era un fenómeno cultural nuevo, que no se parecía a nada del pasado, totalmente disruptivo. Y me funcionó no solo como terapia sino como forma de expresión y plataforma de construcción.
TERESA: ¿Eso significó en su momento Actitud María Marta? (el grupo que fundó en 1995)
MALENA: El rap llegó a mi vida antes que Actitud. Yo primero era fanática de la música, en particular música negra, me gustaba escribir, bailar y obviamente, un poco por mi historia y otro poco porque me pintó, siempre quise hacer algo para cambiar el estado de las cosas. En ese entonces ni me imaginaba que iba a empuñar un micrófono y que lo iba a hacer desde un escenario. De hecho yo era muy tímida e introvertida y, bueno, tenía unos cuantos enojos a cuestas, pero muy guardados. Incluso reprimidos. En ese entonces la música y en especial el Hip Hop era un espacio de liberación para mi. Al principio bailándolo y luego, cuando empecé a escribir mis primeras letras, un espacio de desahogo. Por eso digo que para mí el Hip Hop fue una patada a la melancolía que era un poco la banda sonora de la época.
Pero lo que definitivamente me impulsó a tomar un micrófono y subir a un escenario fue el indulto a los genocidas, y la indignación visceral que me provocó. Ahí se me fue toda la timidez a la mierda y sentí que tenía la necesidad de alzar la voz y vomitar mis rimas. Y además una misión: luchar por justicia. Pero sobre todo, luchar para despabilar conciencias, porque lo que más me dolía e indignaba a mí no eran solo las leyes de impunidad que liberaron a todos los genocidas, sino la poca reacción social que sentí, que para mí no estaba a la altura de las circunstancias. Yo no entendía por qué no estábamos rompiendo todo. Y la energía del Hip Hop sintonizó a pleno con ese sentimiento.
Hacer memoria
TERESA: Te invité a este ciclo para que nos ayudes a que encontremos la mejor manera de expresar por qué es importante construir hoy memoria, porque lo que nos pasó también es parte de lo que hoy nos pasa. Un ejemplo concreto: el juicio por la desaparición de tu papá fue apenas el año pasado, aunque su desaparición fue hace casi cuarenta años. Tu testimonio comenzó así:
“Soy Malena D’Alessio, hija de José Luis El Bebe D’Alessio. A la edad de dos años y unos meses fuimos víctimas de un secuestro seis integrantes de mi familia, entre quienes estaban mis abuelos, mis dos tíos, mi prima de 2 años y yo. Fuimos brutalmente privados de nuestra libertad y, como consecuencia de esos hechos, mi papá permanece aún desaparecido”.
¿Y saben cómo terminó? ¡Rapeándole al tribunal! Sé que te llevó mucho tiempo llegar a esa síntesis. ¿Querés contar qué significa declarar en un juicio de lesa humanidad? Porque yo pasé también por eso y me resultó muy difícil.
MALENA: Me la mandás así de una, sin anestesia… jaja… pero vamos en esa. La verdad que sí, fue muy traumática la previa, la preparación, no tanto por lo que tenía que contar que ya lo tenía un poco claro por haber hecho toda la investigación previa, en la etapa de instrucción del juicio, sino por el hecho de que me costaba conectarme con el tema. Una no está siempre habilitada para conectarse con la parte más infernal de esta historia y bueno, cuando me tocó el momento de declarar, me encontró así, un poco en otra sintonía. Pensá que yo empecé a escuchar el juicio en pandemia, encerrada y hubo un momento que tuve que parar porque me resultó insoportable. Entonces tuve que distanciarme un poco con el tema, por supervivencia. Pero bueno, debo decir que a lo largo de mi vida le di mucha cabida al dolor, no ahorré lágrimas, ni gritos, ni lamentos, pero siempre en el terreno de mi intimidad. Esto no solo era algo público sino que también se estaba transmitiendo y bueno… me preocupaba no poder hablar, sentirme muy expuesta si las emociones me invadían o ponerme muy dura y no dar lugar a la emoción. Todo eso junto me preocupaba…, pero bueno, luego todo se acomodó.
Así es que en la misma medida que fue traumática la previa, fue inesperadamente liberadora la experiencia de transitarlo. La verdad que no tenía ninguna expectativa sobre cómo iba a ser, ya que mi foco estaba puesto en lograrlo, pero cuando arranqué, todo empezó a fluir y me sentí segura. Conmocionada, pero en paz y segura. Creo que toda esa previa me ayudó a estar más preparada. Una decisión importante para mí fue hacer el relato de manera cronológica que es algo que no se estila, pero lo conversé con mi abogado, Pablo Llonto, y nos pusimos de acuerdo. Fue algo así como contar la historia de mi vida desde mis primeros recuerdos. Y lo que pude reconstruir.
También aprovecho esta charla para mencionar y agradecer siempre a mis abogadxs y a las psicólogas del equipo que tan amorosamente me cuidaron y contuvieron. Sin ellxs y su paciencia hubiera sido otra cosa. Ahora puedo decir, además, algo que quizá suene contradictorio: me quedé contenta de haber declarado, de haberlo logrado. Ni hablar del final donde pude darme el gusto de mirar al juez a la cara y rapear un pedazo del tema “Hijo de desaparecido” como cierre de mi testimonio. Jamás olvidaré su expresión mientras lo rapeaba. Fue un hito en la historia de mi vida y un cierre de una etapa.
La verdad es que ahora, mirando en perspectiva, creo que los juicios no sólo sirven para el fin evidente –que es hacer justicia– sino que también ordenan algo en la vida de quienes crecimos con la impunidad como moneda corriente. También ordenan –o desordenan– algo en nuestras familias ya que te obligan a investigar, hablar, echar luz a esa parte infernal de nuestro pasado que es tan traumático de abordar . Fue muy reparador y liberador para mí hacerlo. Lo recomiendo ampliamente… jaja.
TERESA: Otro aspecto de estos procesos judiciales, el lado progre, digamos. ¿Cómo te suena cuando dicen que los desaparecidos “dieron la vida” o “entregaron su vida”? Porque a mí me cae como una forma de eludir que se la arrebataron.
MALENA: A mí eso me enerva. Y creo que también me dediqué al rap por eso.
Todo el clima melanco en torno al tema me resultaba insoportable. Mi papá no tiene nada que ver con eso y no quiero recordarlo así. Bronca sí, dolor sí, lucha sí, amor también, pero nostalgia eterna no. Y mucho menos revival.
Lo primero que te diría es que hay muchos aspectos en torno al tema que no son solamente el drama. Como por ejemplo hablar de sus vidas, sus deseos, sus ideas y los motivos de su lucha. Por lo menos yo siempre lo asumí así: en la misma medida que luchaba contra la impunidad, también luchaba por despegar la figura de mi viejo y su generación del lugar único de víctimas. Que si bien lo fueron, no es lo que los define ni les hace justicia. Una generación con semejante impulso vital, compromiso, humanidad y coraje, no merece ese lugar en la Historia. Y creo que nuestra lucha, con mis compañerxs de HIJOS, tenía esos dos aspectos.
Por otro lado, pareciera que a la sociedad le ha resultado más fácil digerir al desaparecido víctima, que al joven revolucionario que luchaba con total entrega por reclamos que aún hoy siguen vigentes. Quizá porque eso interpela, nos cuestiona en nuestro presente y, por lo tanto, incomoda. Y es la manera en que el desaparecido realmente empieza a aparecer.
Hacer justicia
TERESA: ¿Qué es la justicia para vos ?
MALENA: Bueno, voy a decir una obviedad: qué todxs tengamos las mismas oportunidades en todos los aspectos: económicos, sociales, ‘raciales’, de género, religiosos, etc… ¿Y para vos?
TERESA: Platón escribió hace muchísimos años un libro títulado La República. En el primer capítulo, un personaje que se llama Trimarco, le dice al personaje de Sócrates: “La justicia es el derecho del más poderoso”. Todo dicho.
MALENA: Bueno: el poder no es algo estático ni definitivo. Es algo en disputa. Incluso un concepto discutible como lo entendemos en occidente, pero bueno… por el momento no estaría muy cerquita nuestro que digamos…jeje. Aunque yo creo que el progresismo en Latinoamérica desaprovechó un gran momento para construir poder popular. Que no siempre tiene que ver solo con las condiciones materiales, sino a veces con la creatividad y capacidad de reinventarse. Y en estos momentos, la lógica de las redes abre un panorama distinto, donde no gana solamente el que más guita pone, sino el que más pillo y creativo es. Entonces, en un punto, es un espacio que bien utilizado puede ser democratizante. Y una gran herramienta, sino la más importante, para disputar el sentido común en nuestros tiempos. La madre de todas las batallas.
El poder a la imaginación
TERESA: Cambiemos el ángulo de esta charla. Ahora sos mi candidata a Presidenta y tenemos que lanzar tu campaña electoral. ¿Cuáles serían los tres primeros objetivos?
MALENA: Bueno, en primer lugar, y por el bien de la humanidad, no me recomiendo como Presidenta. Apenas puedo ordenar mi casa, y hasta ahí nomás, así que imaginate…. jaja. Pero bueno, entrando en el juego te diría lo siguiente. Antes de hablar de campañas y estrategias me parece que es necesario hacer una buena lectura de lo qué pasó y de por qué estamos como estamos. O al menos intentarlo. Más en este momento de tanta desorientación y desconcierto, donde nadie tiene la posta, aunque algunos se las den de que la tienen clara. Porque es difícil pensar en avanzar, si no sabés dónde estás parado.
Cómo modesta reflexión, pero convencida, pienso que es evidente la desconexión de la clase política (de este lado de la historia) con muchos sectores de la sociedad, en particular con lxs pibxs y con los barrios. Creo que la desconexión es tal, que recién con el cachetazo de las PASO en nuestro país se tomó una real dimensión de la gravedad del asunto. Que no empezó ni ayer ni anteayer. Que creo ya viene arrastrándose desde los 90, con una nueva generación heredera de ese discurso antipolítica. Una generación que creció en democracia, pero no se sintió incluida ni protagonista de este proceso. A la que no se le habló ni se la escuchó (porque ‘la militancia’ letrada, universitaria, no es ‘la juventud’ ni ‘la mayoria’). Y se creyó que con dar beneficios (que efectivamente se dieron) era suficiente. Y dar derechos no politiza. Para mí la clave está en hacer partícipe a la gente de las discusiones, y también de las decisiones, que la gente se sienta escuchada y no solamente destinataria de beneficios. Hay muchos políticos que abogan por los intereses de ‘los de abajo’, pero nunca convocan a ‘los de abajo’ para los espacios de decisión. Y esos sectores tienen mucho que decir y que aportar. Muchos saberes que desde la clase política se ignoran… incluso cosmovisiones ancestrales que hoy, desastres ambientales de por medio, se empiezan a valorar. Pero que siempre fueron invisibilizadas por nuestra cultura política tradicional, verticalista, eurocéntrica y, a veces, con olor añejo. Por eso, y volviendo a lo anterior, siento que no se buscó una forma de organización que incluya a lxs barrios y a lxs jóvenes, poniendo el foco en la participación, sino que se cayó en el “te damos beneficios y nos tienen que agradecer”. Y la cosa no funciona así. Porque, además, esa es una lógica mercantilista en la cual, si viene otro y te promete un beneficio mayor, ¿por qué no irías a aceptarlo?
Yo creo que cuando un pueblo se siente protagonista, se involucra, puede bancar los trapos de otra manera cuando las cosas se ponen difíciles. Por eso tengo esta crítica con el progresismo, no sólo en Argentina sino en Latinoamérica. Porque hay algo de la construcción política que está gastado, que quedó más del lado del conservadurismo. Y eso sumado con el asedio económico -que es la forma en que los poderes concentrados desestabilizan gobiernos y manipulan a los pueblos-, solo dejó lugar a que la palabra ‘política’ esté, una vez más, de la vereda de enfrente, demonizada. Porque lo que es un hecho, más allá de las opiniones, es que la ‘izquierda’, el ‘progresismo’, o como le dicen peyorativamente ‘el populismo’ , está asociado en el imaginario de los jóvenes con pobreza, fracaso, lo antiguo, y lo ineficiente. Y en estos momentos de crisis económica donde el descontento se agudiza, esta generación apolítica es caldo de cultivo perfecto para que personajes como los Milei, los Bolsonaro y toda esta derecha agresiva que está creciendo en el planeta, hagan pie y entren como sable. Porque capitalizan el enojo de lxs pibes y lo vuelven su capital simbólico más fuerte. Por eso digo que es muy importante, sino urgente, que desde este lado de la historia se haga una fuerte autocrítica, que aún no se hizo. Donde en vez de caer en la victimización frente a la omnipotencia de los poderosos, que todo lo puede desde sus medios hegemónicos, reconozcamos que de este lado hubo mucha soberbia, mucha desconexión con las bases, pésima comunicación de lo construido -que fue mucho-, y una forma de hacer política, en mi opinión, obsoleta. Con una constante referencia al pasado, como si eso legitimara todo y no se pudiera construir algo nuevo, distinto, para adelante, reconociendo lo mejor de nuestra tradición política, pero permitiéndonos, como dijo Axel, componer ‘una canción nueva’, que no sea la misma musiquita de siempre, o tener que cantar todo el tiempo “Una que sepamos todxs”. ¡Lo amé cuando dijo eso! Porque lxs pibxs, lógicamente, siempre van a querer estar del lado de lo nuevo, y si no tomamos esa posta, se las dejamos en bandeja a los buitres . Entonces, lo de la autocrítica no es para autoflagelarnos, sino para darnos la oportunidad de entender qué pasó, recalcular y cambiar la dirección. Si no, es seguir dándonos la cabeza contra la misma pared una y otra vez.
Lo de las estrategias electorales te lo debo… jeje… pero lo que sí puedo decirte, es que todo lo que esté relacionado con comunicar, utilizando la música como puente hacia los jóvenes, seguro será más efectivo e interesante. Es evidente el nivel de influencia que tiene la música en nuestras vidas. Porque la música es algo que nos atraviesa desde un lugar muy primario y genuino. Y ese potencial puede ser utilizado para abrir mentes o para manipular, pero sin lugar a dudas es la gran herramienta para llegarle a todos esos sectores a quienes la política no los convoca.
Otra cosa fundamental e ineludible, es la disputa en las redes. No estoy diciendo ninguna novedad con esto, pero la verdad es que ahí siempre estuvimos atrasados, y lo seguimos estando. Ellos tienen un ejército de trolls inundando las redes y de este lado no hay una respuesta contundente que contrarreste. Entonces el discurso de ellxs queda instalado y eso impone tendencia. Este punto es central y no puede quedar librado a la espontaneidad, para mí… Hasta aquí mi mandato. Ahora ¡¡¡renuncio!!! Jaja.
TERESA: Antes, una tarea para mi candidata a Presidenta ¿qué haríamos para encontrar a los más de 300 nietos y nietas que faltan?
MALENA: Esa fue una de las cosas que mejor se hicieron. Y las Abuelas son campeonas en eso. Las Abuelas se avivaron, fueron las que más visión tuvieron e hicieron cosas para los jóvenes desde los jóvenes. Participé en varios conciertos de ellas, incluso colaborando en la organización y la verdad es que siempre fueron maravillosos. Estela hablándole a miles y miles de pibes que la estaban escuchando, que la aplaudieron, que la amaron, y creo que eso sirve. Todo lo que han hecho las Abuelas es para aplaudirlas de pie. Como cosa para adelante, me parece que convocar pibes de la música urbana para hacer algo en torno al tema, sería un golazo. No me refiero solo a un show, sino a que las conozcan, que conversen con ellas, con los nietos recuperados, que conozcan más de cerca la historia y que se involucren más afectivamente. Porque está bueno que el tema de ‘La Memoria’ no se asocié sólo a algo triste, y del pasado, sino a algo esperanzador hacia el futuro.
Epílogo
Días después de este encuentro y veinticuatro horas antes de la elección Malena publicó en sus redes sociales el siguiente texto, que sintetiza en ritmo electoral el espíritu de esta charla:
“Reflexiones de una noche de insomnio:
yo también estoy enojada con muchas cosas de la política. Entiendo el desencanto generalizado porque lo siento en carne propia y me parece legítimo. Como también me parece legítimo querer un cambio.
Ahora…
Que el enojo no nos haga caer en las redes de un psicópata manipulador que disfrazado de ‘lo nuevo’ nos quiere hundir en lo peor del pasado. Porque para los que piensan que no se puede estar peor, la mala noticia es que ¡Sí! Se puede estar peor ¡Mucho peor! Y de ese abismo no se sale con marketing, coaching, ni consignas huecas en tik tok. Ya lo hemos vivido y no es exageración. Mucho menos joda.
Qué el enojo tampoco nos haga pegarnos un tiro en las bolas o en los ovarios. Ni darle poder a un demente con aires de emperador que, como Nerón, no tendría problema en incendiarlo todo. Ni le temblaría el pulso en reprimir a mansalva ya que reivindica abiertamente la dictadura que torturó, desapareció y asesinó de manera sistemática a jóvenes y adolescentes sin ninguna garantía constitucional. Que robó bebés que aún hoy continúan desaparecidos y arrojó vivos al mar a pibes y pibas indefensxs. Y ¡Sí! Hay que repetirlo porque esta gente representa esa amenaza.
No se trata de votar con miedo. Se trata de votar con instinto de supervivencia. Con cabeza. Y también con esperanza.
Así de simple, así de importante.
Y también porque la batalla por ese cambio que muchxs queremos dar, por una política menos chamuyera, menos verticalista, menos corrupta, obsoleta para comunicar y tibia para decidir, solo puede darse en un escenario donde las mínimas garantías constitucionales estén aseguradas. Y ese escenario es siempre de este lado de la historia. Siempre desde la democracia. Nunca desde el pasado más nefasto.
¡Con Milei no!
¡Con Milei Nunca!”.