Disparatemos. Artistas al poder

Un nuevo experimento con artistas clave de la escena independiente cruzó textos y discursos políticos con música, danza, canto y perfomance en MU Trinchera Boutique. Qué nació como resultado de las Postas Culturales Sanitarias. Los cambios de percepción que implicó la pandemia, la vuelta a los escenarios, la creación de comunidades de sentido y la necesidad de encontrarse, más acá de Zuckerberg. ¿Que queremos ser, y qué no? Por Claudia Acuña.

Excelentísima presidenta Susy Shock. La primera sesión extraordinaria de este Parlamento le propuso a cada artista un desafío. El día de la sesión se sucedieron uno tras otro y el público fue quien evaluó el resultado. Fotos: Lina Etchesuri

1. El punto de partida fueron tres frases escuchadas en una capacitación para periodistas que dictaron por zoom referentes de Twitter, Instagram y Facebook, sucursal Argentina. En ese marco tan especial -que se auto proclama como un privilegio porque supuestamente permite acceder a las claves que dominan el universo de las redes sociales- las tres frases son escupidas como verdades indiscutibles y se enuncian con la solemnidad de un salmo en misa.

2. Aquel día los apóstoles millenials comenzaron describiendo la postal de la comunicación pos pandémica así:
– La capacidad de atención bajó a niveles alarmantes: el promedio ahora es de 6 segundos. La conclusión que así inducen es obvia: el contenido de lo que quieras transmitir se juega al segundo parpadeo.

– La reclusión obligatoria cambió la percepción de los espacios abiertos y los cerrados. Ahora también se percibe peligroso estar con otros en un cuarto (un teatro o una sala de cine, por ejemplo). Ser confiable, sentirse parte de una comunidad es hoy un sentimiento que lo virtual genera en forma más potente, instantánea y segura.

– Ya hay medios de comunicación cuyos contenidos generan algoritmos. Es decir, las noticias son escritas por robots inmateriales o, mejor dicho, bots. ¿Cómo funcionan? Se les generan órdenes precisas –por ejemplo: Wanda Nara, en contra, matrimonio monogámico, feminismo- y en pocos minutos los bots zurcen la nota con retazos de los publicado a lo largo y ancho de la web y, te la sirven en la bandeja de entrada, acompañada con fotos que no estén protegidas por derechos de autor y listo. El editor solo tiene que leerla, comprobar que esté de acuerdo con lo que solicitó y apretar el botón de publicación. Imaginen el resto: los bots no tienen descanso, derechos sindicales, salarios, vacaciones, aspiraciones, límites, nada.

-No hace falta escuchar más: en los primeros minutos de la “capacitación” ya todo está explícito.

Ser o no ser algoritmo: esa es la cuestión.

Exit.

3. El Laboratorio de Experimentación en Comunicación y Artes Escénicas es una mesa de disección de este tipo de verdades que, año tras año, intoxican a la comunicación hasta convertirla en una adicta de las redes de trata social. Así, cada medio -comercial, autogestivo, independiente o corporativo: lo mismo da- terminó dedicando una cantidad considerable de recursos a proveer gratuitamente de contenidos a cada vez mayor cantidad de corporaciones: a Facebook se sumó Twitter, luego Instagram, ahora Tic Toc.

Postear en cada una de estas redes representa, además, producir formatos específicos y dedicar recursos humanos especializados. Todos estos costos se afrontan con el único objetivo de producir likes, esa unidad de medida que sólo puede monetizar un tal Zuckerbeg, Mark.

Ser o no ser Zuckerbg: esa es la cuestión.

4. La pandemia y su imposición de aislamiento social obligatorio produjo, sin duda, un dramático cambio en los hábitos de consumos virtuales. ¿Cuáles son esos cambios? ¿Qué efectos producen en la comunicación? ¿Qué imágenes, discursos y posibilidades ya son parte del pasado pisado por la manada del coronavirus y cuáles son aquellas que han sido paridas por esa infección que nos privó de abrazos, encuentros, calles, viajes, bailes? ¿Cómo transformar el terror en cuidados y el miedo en alertas? ¿De qué nos vamos a reir ahora?

Ser o no ser pregunta: esa también es la cuestión.

5. Sin certezas ni clarividencias el futuro puede convertirse en algo amenazador. Las formas de explicar algo que esta fuera de control son las clásicas recetas que intentan poner orden al caos. Eso es quizá una “capacitación”: la forma de entrenarnos para producir el futuro tal como nos lo dicta este presente. Solo es necesario acumular datos, analizarlos y proyectarlos. Las máquinas cumplen esa tarea mejor que nosotres.

Mucho mejor.

Los bots redactan noticias sobre Wanda Nara mejor que nosotres.

Mucho mejor.

¿Entonces?

Ser o no ser bot: ¿esa es la cuestión?

6. Llevar todas estas preguntas sin especular ningún atisbo de respuesta. Solo las preguntas, secas, áridas. Y tirarlas arriba de la mesa de disección para que un grupo de especialistas en imposibles las desparramen, las corten en pedacitos, las destrocen y muelan, las olfateen y las laman. Y lo que quieran hacer con ellas, por supuesto, sin condiciones ni especulaciones, dijimos.Dejarlas arriba de la mesa junto con un paquete que guarde el tesoro de palabras, imágenes y músicas que recogimos en la deriva del presente. Esas cosas que nos encendieron la esperanza, o nos abrieron el olfato o nos sacudieron los párpados: cualquiera sean.

Entregarle a cada quien un enigma, conformado por la pareja tan dispar que conforman esa pregunta con aquella canción o esta incógnita con este discurso.

Por ejemplo: Seis Segundos Promedio de Atención se casa con 15 Minutos del Filósofo Paul Preciado: ¿el resultado es algo intrascendente o interesante?

El Bot Periodista busca datos del último discurso que dio Greta Thunberg ante la Cumbre de Presidentes Mundiales y el calentamiento global se convierte en alguien que toma sol en bikini blanca: ¿las msimas palabras dicen lo mismo o el cola less las cambia?

Estamos en una sala pequeña, de paredes y pisos negros. Las sillas en circulo, una al lado de la otra. No hay escenario. No hay platea. No hay arriba ni hay abajo. Hay al lado. A dos metros de distancia hay alguien de cada lado. ¿Qué siento? ¿Cómo me siento? Partamos de la base de la incomodidad, de la inseguiridad que nos produjo en el alma esta pandemia. ¿Entonces?

Cantemos Manuelita.

Que nos arrulle la Walsh, para tranquilizarnos.

Y a ver qué pasa, qué nos pasa.

Ser frágiles, sensibles, inesperados.

Ser humanos: esa es la cuestión.

Parlamento de Artistas llamamos a esto que se desplegó con un grito: disparatemos.

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