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Elecciones porteñas 2: del catering a la calle

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Ferro congregó a Es ahora Buenos Aires, el frente que logró el segundo lugar en las elecciones. Las voces y los silencios, las empanadas mordidas, los frutazos y lo que mostraban las pantallas. La diferencia de clima humano entre el adentro y el afuera. Esta crónica se complementa con los otros escenarios que muestra lavaca sobre este domingo de elecciones legislativas en las que el candidato del gobierno Manuel Adorni tuvo poco más del 30% de los votos, el opositor Leandro Santoro superó el 27, el PRO algo menos del 16%, y en el que el 47% de la gente no fue a votar. Misterios y certezas de un acto que no se hizo.

Por Lucas Pedulla

Foto de portada Edgardo Gómez/ Tiempo Argentino

Son las 17:06, faltan sólo cincuenta y cuatro minutos para el cierre de los comicios, y en la sala de prensa del búnker de Es Ahora Buenos Aires, en cuyas gráficas predomina un color verde flúor acorde al verde más oscuro del club Ferro Carril Oeste, en el barrio porteño de Caballito, la única información que circula –y circulará- es que el armador de la lista que encabeza Leandro Santoro, el presidente de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, será la voz oficial cuando aparezcan las primeras tendencias de los resultados, a las 19.15.

Falta mucho. 

La decisión de muchos periodistas parece, entonces, prudente: cruzan la sala –una cancha de fútbol cinco– en dirección a la mesa de catering, donde hay jugo de naranja, café, peras, manzanas rojas, manzanas verdes, ciruelas, naranjas, mandarinas, budín de chocolate, budín de banana, medialunas de grasa, medialunas de manteca, y en un ratito llegará lo salado, anuncian los jóvenes contratados para el evento. Uno de ellos no es de CABA, sino de González Catán, y confiesa, por lo bajo, que le gusta Adorni: “Es algo distinto, al menos”, dice, mientras ofrece jugo en vaso de plástico o de vidrio, si es que se quedan en la mesa. Alrededor, algunos periodistas que se ven las caras todos los miércoles en la marcha de los jubilados se preguntan cómo están: “Qué lindo poder comer una medialuna y no correr por los gases”, dice uno, en toda una definición actual del oficio. 

Elecciones porteñas 2: del catering a la calle

La mesa es precedida por una hilera de diez televisores RCA que sintonizan nueve canales –América, El 9, TV Pública, El Trece, LN+, Crónica, TN, A24 y C5N- expectantes de la definición, salvo Canal 26, que informa: “Di María confirmó su salida tras perder el campeonato a manos de Sporting”. Un colega dice que se les rompió el móvil.

En un lateral del búnker hay movimiento: personal de organización va y viene armando el escenario donde Santoro le hablará a la militancia. Una trabajadora de la empresa de seguridad invita a pasar al cronista de lavaca, que ve un microestadio vacío, a la espera de un gran acto. Uno de los que mira de reojo el armado es otro trabajador de seguridad, a quien tampoco le interesan mucho las elecciones porteñas porque es de Quilmes, sur conurbano: “Me parece que son todos lo mismo”, dice con desdén, pero destaca el trabajo de su intendencia que todas las semanas limpia el arroyo Las Piedras, aunque la gente siga tirando basura.

De vuelta a la cancha, la charla es con otro empleado de la empresa, que llegó a las 10 y al menos hasta la medianoche tiene que estar. Este varón sí es porteño, de Villa Luro, y dudaba entre “el Chino” (Alejandro Kim, de Principios y Valores, que sacó el 2,03% de los votos) o Santoro.

Pero votó por Santoro: “Más vale perro viejo conocido, a ver si podemos frenar al presidente”, dice y pregunta a la prensa si se sabe algo de los resultados. Por el búnker no circula mucha info, y a algunos periodistas se los ve fastidiosos porque los candidatos llegan por otro ingreso. En los pasillos, algunos organizadores comentan mensajes que le llegan. “Para mí esto es un frutazo –dice uno-, porque tengo a Santoro dos puntos arriba”. Otro le contesta: “Me llegó otra cosa, pero también sospecho: empate técnico con Adorni”.

A las 17.33 empiezan a probar los micrófonos. Las teles siguen mostrando sus títulos:

  • C5N: “El peronismo va por el batacazo”.
  • A24: “Elección local con impacto nacional”.
  • Crónica: “Todos creen que pueden ganar”.
  • Canal 26: “Según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, Racing es el mejor equipo del fútbol argentino”.

El tiempo pasa. El cierre de los comicios aumenta las ansiedades. “Somos los únicos que no tenemos algo para decir”, rezongan los periodistas que preguntan cuándo va a bajar alguien, mientras miran por los televisores a sus colegas hablando desde otros búnkers. Algunos mensajes empiezan a llegar. “En mi mesa de migrantes en Almagro ganó Adorni”, avisa una militante peronista. Otro mensaje sobre la baja participación: “Ninguna mesa llegó a 60 personas”. El dato se confirmaría: la participación (53,14%) fue la más baja en 28 años. 

Son las 19.15, hora programada para que hable Olmos, y llegan los primeros resultados: Adorni arriba, segundo Santoro, tercero Lospennato. Al microestadio empieza a llegar la militancia.

Maia, 20 años, acepta hablar con lavaca, aunque reconoce que está “recaliente”, y explica por qué: “Pensé que nos iba a ir mejor. Que iba a ser al revés: primero nosotros con 30, segundo ellos con 27. Estuve fiscalizando todo el día”, dice y revolea los ojos. En su mesa hubo empate, pero en la escuela –en Parque Chacabuco– ganó Santoro. El barrio queda en la Comuna 7, donde Adorni terminó sacando apenas una leve ventaja. En tanto, la alianza Santoro, político que se asume alfonsinista, con el peronismo porteño, se impuso en seis comunas.

Maia sobre el tercer puesto de Lospenatto: “Es la muerte del PRO. Para mí les va a pasar lo mismo que le pasó al radicalismo en Juntos por el Cambio: el PRO va a terminar cooptado en La Libertad Avanza”. Le gustaba la composición de la lista de Es ahora Buenos Aires: un radical, la vicedecana de Medicina de la UBA (Claudia Negri), el titular de la Juventud Universitaria Peronista (Federico Mochi), una militante social (Mariana González), un militante de La Cámpora (Juan Pablo Modarelli), una sindicalista (Noemí Geminiani), otro militante territorial (Pitu Salvatierra), entre otros. Maia milita con Negri, en la organización 100 Barrios: “Es la única forma de ganar en la ciudad, con un peronismo más amplio. Siento que en la ciudad es la única forma de competir”, dice Maia y agradece la nota, aunque confiesa: “Me contuve”. 

Son las 19.33 y hay movimiento. La prensa se acomoda. Casi veinte minutos después, el cronista del Canal de la Ciudad advierte “ahí vienen” y entran en escena no sólo Olmos, sino el propio Santoro con toda la tropa.

Habla Santoro: “Las urnas han expresado una decisión inapelable. En esta elección se ha cerrado un ciclo político que permitió que durante años las demandas históricas queden insatisfechas. Es necesario poner en contexto: el PRO ha dejado de representar a la mayoría de los porteños”. También dice que compitieron contra dos gobiernos –el nacional y el porteño– y celebra que, con estos resultados, se convirtieron en la primera minoría de la Legislatura, no sólo renovando las ocho bancas en juego, sino ganando dos nuevas. 

No hay lugar a preguntas y todos se retiran. El único que saluda a la prensa es Pitu Salvatierra: “El sur ganó”, dice celebrando a esos barrios porteños, los más pobres de esta ciudad con más 3 millones de almas.

Pasadas las 20 horas, mientras la prensa come empanadas de carne recién llegadas (“están frías”, susurra una cronista, que apoya la suya, mordida, sobre la mesa), afuera hay revuelo. Las mismas personas que habían llegado durante la tarde al microestadio, se retiran. “¿Fiscalizamos todo el día para esto?”, dice una militante, enojada ya no sólo con el resultado, sino porque cancelaron el acto previsto. Enrique, de 74 años, levanta los brazos: “Salimos segundos, sí, pero al menos hablemos y pensemos juntos, loco”. Esperaban algo más, en esta noche tan fría después de las tormentas que arrasaron varios pueblos y ciudades.  

Pedro, también de 74, dice que se quedó pelado militando en política, como reclamando algún tipo de explicación: “Nos convocaron a un acto de cierre, sabiendo que no fue el mejor resultado, pero vinimos a escuchar las palabras de los dirigentes por quienes trabajamos todo el día. Ha habido un desplante de la conducción, una falta de respeto cívico, más allá de lo ideológico. Es cívico. Me da una mezcla de indignación y, lo peor, de no entender”. Pedro saluda triste y se va, mientras explica qué pasa a cantidad de militantes que recién están llegando a Ferro, después de fiscalizar, como él.

Sin embargo, en la calle Avellaneda al 1200 se canta la marcha peronista. El clima es otro. Pitu Salvatierra recibe abrazos porque los votos permitieron que él pueda ocupar una banca. Está asimilando el resultado y, también, la decisión de levantar el acto: “Fue una elección normal para el peronismo –dice a lavaca-. Si hace un año y medio nos decían que íbamos a salir segundos a dos puntos del primero, firmaba cualquiera, pero en el último tiempo nos ilusionamos con la posibilidad de poder ganar. Por eso el resultado te golpea un poco, pero fríamente no es un mal resultado. Los grandes perdedores son los del PRO”.

¿Por qué entonces levantaron el acto?

-Son decisiones que a mí me superan. La verdad es que cada candidato se empezó a ir y la gente empezó a llegar: creo que hay más efusividad en la gente que en nosotros. Creo que nos equivocamos, porque veo a la gente más contenta que algunos candidatos. 

¿Vos estás contento?

-Estoy contento, capaz es un poco mezquino, porque tiene que ver con que, por primera vez en la historia de la ciudad un villero va a estar sentado en una banca de la Legislatura. Por primera vez los 300.000 villeros van a tener a alguien que los represente. 

-¿Qué pensás del resultado del PRO?

Es un proyecto político agotado, la gente se ha cansado de verlo haciendo negocios para los amigos y está buscando otra cosa. Está en nosotros saber interpretar qué está buscando la sociedad porteña para poder acercarle, en las próximas elecciones, una propuesta que esté más en sintonía con lo que desea. 

En la mano de enfrente también hay celebración: es por Mariana González, militante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), acompañante de personas en situación de calle y con consumos problemáticos de drogas. Como Pitu, es otro rostro, otra realidad social, que va a ocupar una banca. Y en medio de un clima apático y de derrota, Mariana sonríe a cientos de militantes que la fueron a apoyar: “Los luchadores nunca se sienten perdedores, y yo no voy a ser nunca una perdedora. Que se sientan perdedores otros. Les agradezco todo lo que caminamos juntos: corrimos una maratón. Somos solidaridad, somos amor, somos un proyecto que no tiene que ver con esta elección sino con ideales. Y la idea es que otra vida feliz, justa, mejor, y con derechos, es posible”. 

Todo un contraste entre el afuera y el adentro. El análisis de qué significa ese mosaico vendrá con el correr de los días.

Mientras tanto, hay militancia que sigue llegando. Varios no quieren hablar, sino juntarse y encontrarse con otros, y pensar y conversar en ronda.

“Mucho no entiendo”, se sincera una joven, cansada de todo el día, que solo necesita un abrazo, sentarse en el cordón de la vereda de un Ferro ya oscuro y semivacío, y abrirse una lata de cerveza.

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CEPA: La naranja mecánica

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Son las personas de chaleco naranja que todos los miércoles asisten a jubilados, jubiladas, reporteros y manifestantes heridos por las fuerzas federales. El CEPA, Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios nació en 2001 y se convirtió en un emblema de acción voluntaria. De Haití, Ucrania y Sudán del Sur al Congreso como zona de guerra. Las armas traumáticas y el spray pimienta y el kit que armaron para enfrentar las represiones de los miércoles. La doctrina Manaos. En tiempos de la tiranía del individualismo, un ejemplo de cómo mover la solidaridad para ayudar a curar esta época. Por Lucas Pedulla.

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Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

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La noticia es que esta vez no los reprimieron. Jubiladas y jubilados se plantaron cerca de Congreso, con nuevos carteles, nuevas ideas y nuevos dilemas frente a lo electoral, Trump, y todos los etcéteras del momento.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Teo Escobar/ lavaca.org

El cartel tiene los rostros en caricatura de José Luis Espert, de Milei y de su hermana. 

Una frase: “Te paso mi alias”.

Y tres sustantivos: “narco.libra.coima”. 

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Señales de tránsito.

Pasó otro miércoles de jubilados y jubiladas y la calle volvió a exhibir el “marchódromo” que las represiones de las últimas semanas habían fraguado. Nuevamente el vallado del operativo de seguridad cruzó de punta a punta la Plaza de los Dos Congresos a la altura de Entre Ríos, desde Hipólito Yrigoyen hasta la esquina de Avenida Rivadavia. Por eso mismo, la marcha hoy comenzó más temprano, cuando un grupo caminó por la calle Solís, dobló por Alsina y luego desembocó en Entre Ríos, gambeteando el vallado y mirando de frente el tránsito de vehículos y colectivos, para cantar el hit de moda:

  • “Son todos narcos”.
Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Un eslogan colorado, ahora en modo jubilado.

Al instante apareció un cordón de la Policía Federal. A los cinco minutos, un refuerzo de la Prefectura. “Nos vamos, muchachos, dejémoslos solos cortando”, propone un jubilado. La marcha volvió a entonar el estribillo –“son todos narcos”– por Alsina, dobló por Solís y regresó al Congreso, dando inicio a una primera ronda, que luego se acopló a la movilización de la Mesa de Organizaciones. Uno de los que marchó en esa tanda, despacito, secundado por dos muchachotes, fue Alberto Samid, el empresario llamado “Rey de la carne”, y candidato a diputado nacional por el Frente Patriota Federal: “Yo también soy jubilado. Hay una teoría en economía que es que sobra gente.  Por eso, el loco que tenemos de presidente reprime todos los miércoles. También hay chantas que cobran 7 millones de pesos, como Diego Santilli, que le niegan a los jubilados aumentos que equivalen a dos kilos de milanesas”.

Algunos escucharon y lo aplaudieron: “Samid, poné el asado”.

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Sobre transferencias.

Otros pasaron indiferentes.

Hubo quienes no dejaron a un lado la conferencia de Donald Trump frente a la delegación argentina y un séquito de periodistas en Estados Unidos, que ató la supuesta ayuda económica –“dependiente y colonial”, resume una jubilada– al resultado de Milei en las próximas elecciones del 26 de octubre. Una escena que aunó carteles: “Milei mulo de Trump. Mulo de los yanquis”. 

Y otros se ríen de esta realidad, como Luis, que escuchó un llamativo spot de La Libertad Avanza. La Cámara Nacional Electoral rechazó la reimpresión de las boletas en la provincia de Buenos Aires –principal bastión electoral por su caudal de votos– y mantuvo en primer lugar la figura del Espert, quien renunció a su candidatura tras el escándalo por el cobro de al menos 200 mil dólares del empresario Federico “Fred” Machado, extraditado a Estados Unidos por su vinculación con el mundo narco. Por eso, el oficialismo lanzó un singular slogan: “Para votar al colorado (por Santilli), marcá al pelado”. 

Pero Luis armó otro cartel:

  • “Si votás al colorado, te gusta el pelado”.

Se ríe: “No hace falta explicar nada”.

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Diálogos con la pared.

Clima electoral

Tito no quiere hablar. Está cansado. Dice que lo que tiene para decir está en el cartel: “Recomposición de las jubilaciones ya”. Pero antes de irse, se arrepiente y dice que quiere decir una sola cosa: “En mi juventud inventamos el término de vendepatria. Bueno, hoy están en el gobierno”. Tito se va caminando y se sumerge en la marcha, que palpita el factor electoral desde el pulso de los múltiples sectores que convergen en estos miércoles.   

Las elecciones legislativas del 26 marcan la segmentación que se percibe esta tarde. La UTEP y Jubilados Insurgentes por un lado. La izquierda por otro. Y otro grupo de autoconvocados más allá. La unidad se da en la marcha que bordea la Plaza de los Dos Congresos y en la que esta vez (es noticia), no hay represión. 

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Andar pese a todo, con energías para Pablo Grillo.

Rubén, jubilado, analiza: “Con las elecciones tan cerca estamos viviendo un impasse en cuanto a nuestra propia coordinación como sector. Noto un proceso de desmovilización de cara a una cierta esperanza que se da a partir de lo que dicen las encuestas y es que este tipo (Milei) va a perder. Entonces muchos esperan a ver qué sucede, esperando una nueva constitución del Congreso. Si confiamos en que eso dará una solución, estamos liquidados. Por eso nuestra única alternativa es seguir en la calle”. 

Agrega: “Todos los partidos repiten 100 veces en sus discursos la palabra unidad y coordinación y yo me pregunto ¿dónde está el espacio asambleario en el que estén todos los sectores golpeados? No existe, no hay nadie que se anime a hacerlo. Ese es el problema”. 

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Keiko integra la organización Jubilados Insurgentes. “La antesala a las elecciones viene a mostrar que los jubilados estamos prácticamente solos. No nos apoya nadie, ni en el Congreso donde ratificaron el veto a la suba jubilatoria que eran 7 pesos por mes, ni en la calle”. Keiko dice que las y los jubilados tienen dos misiones: 

  1. Seguir, miércoles a miércoles, marchando. 
  2. No confundir. 

¿No confundir a quién? “Que la lucha no es contra un gobierno. No se trata del ‘afuera Milei’ y listo. Nuestra pelea es contra un sistema. ¿Qué ganamos con que se vaya Milei si viene otro (seguro que menos violento y menos loco) pero que tampoco nos representa? Si creemos que el eje es la lucha electoral, chau”.

Algunos terminan la ronda cantando la marcha peronista. Otros, flameando banderas por Gaza y llamando a votar diputados y diputadas de izquierda. Samid sigue sonriendo, como figura de su propio frente. Otros grupos, terminada la marcha, se reúnen a discutir en asamblea la pregunta del momento, la pregunta de tantas veces: ¿qué hacer?

Lo hacen mirando al 26 de octubre. Y mucho más allá también. Faltan 10 días. 

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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