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Eduardo Galeano: Gracias por el fuego

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Eduardo Galeano en clave de futuro. La lógica de los partidos políticos y las viejas vanguardias, frente a los nuevos movimientos sociales. ¿Por qué los recursos naturales se transforman en maldiciones de la historia, y la dicha en desdicha? Las luchas de las mujeres, las técnicas para someter a las sociedades, y los modos en que éstas superan los límites del miedo y el autodesprecio. Murió Eduardo Galeano este triste trece de abril. Murió el periodista, escritor, y poeta que formó parte de la historia de toda una generación, pero cuyas palabras e ideas pueden comprenderse hoy para pensar el presente y el futuro. Esta es la nota que le hicimos en Mu, Gracias por el fuego, cuando llegó para conversar sobre pasteras, mineras, los modos actuales de la piratería, y las palabras para recuperar el sentido común.

Eduardo Galeano: Gracias por el fuego

Galeano, en la tapa de Mu, marzo 2010


Galeano recuerda algo, y ríe. Ojos claros, musculosa negra, y memoria divertida. Estamos hablando de política, futuro, historia, colores, economía y palabras, cuando ríe. Recuerda la historia de una señora de Montevideo que tenía la costumbre de usar palabras complejas, un poco pomposas, pero no le salían. Una vez comentaba cómo cierta infusión podían mantener vivo el deseo sexual: “Es muy afroasiática” dijo la mujer, frase objetivamente memorable. Ríe Galeano: “Teníamos un compañero con la misión militante de anotar lo que decía. La señora administraba un consorcio. Cuando le reprocharon algunos gastos del edificio, se ofendió: ‘¡Esto no va a quedar impugne! Voy a llamar a un perítono para que revise todas las cuentas’. Y nuestro amigo anotaba cada palabra”.
Eduardo Galeano hace eso desde siempre. Anota las palabras en libretas y cuadernos, anota las ideas, las investigaciones, los hallazgos. Está en Mu. Punto de Encuentro. Sobre la mesa hay un libro que el señor Chávez le regaló al señor Obama, se llama Las venas abiertas de América Latina, y su autor dice: “Lo escribí hace 40 años, en 1970, pero salió publicado a comienzos del 71. Cuando lo releo tengo sensaciones contradictorias. Por un lado celebro haber escrito cosas que no resultaron tan bobas, porque la realidad las confirmó y hasta las multiplicó. Pero por otro lado me duele, porque significa que un libro escrito para que el mundo cambiara, no ayudó tanto a cambiarlo. Las cosas siguen siendo como eran, o incluso peores”.
-La primera frase del libro es: “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder”. Y pasa a hablar de la precocidad latinoamericana en ese sentido.
-Es un poco la división entre el jinete y el caballo, pero la distancia que separa a los que tienen de los que necesitan es muchísimo más abismal que cuando yo escribí el libro. Por otro lado, en esta parte de la región hay un lindo proceso que permite alimentar esperanzas.
-¿Por ejemplo?
-Bolivia, Ecuador, tienen procesos que provienen de pueblos muy mentidos, países indígenas, los más despreciados están dejando de escupir al espejo. Porque fueron entrenados para hacerlo durante más de cinco siglos. Entrenados para despreciarse. El autodesprecio desemboca en línea directa en la cultura de la impotencia.
-¿En qué consiste?
-En que te enseñan que no podés cambiar la realidad por la sencilla razón de que no podés ni siquiera entrar en ella. Sólo podés ser su mano de obra. Ahora hay lugares donde se está recuperando el derecho que no se ejerció durante siglos: a pensar con tu propia cabeza, sentir con tu propio corazón, y caminar con tus propias piernas.
-Es algo doble entonces: lo personal y lo social.
-Sí, porque nadie es mucho mejor ni mucho peor que la sociedad y de la realidad de la que proviene. Pero eso no hay que aceptarlo como un destino. La realidad no es un destino: es un desafío.

Maldiciones y Reyes Magos

Reconoce que hoy escribiría muchos fragmentos del libro de modo diferente. “Cuando hablo de las conciencia de los hombres… hoy escribiría: las mujeres y los hombres. Las venas fue un punto de partida, no uno de llegada. Fue el primero de los libros que hice con resonancia internacional, pero luego recorrí muchos otros caminos, y traté de descubrir otras realidades. Este es un libro sobre política económica, sobre recuperación de la memoria perdida y lo que pasó en el continente con los recursos naturales. Sobre cómo la dicha se transformó en desdicha y los bienes de la naturaleza terminaron siendo maldiciones de la historia”.
– O sea que podría editarse como nuevo esta semana. Tenemos las pasteras del lado uruguayo, las mineras del lado argentino.
-Desde el principio estuve en contra de las pasteras, porque Uruguay no tiene espaldas para eso, es un país con recursos naturales que tiene que cuidar, como su tremenda riqueza de agua. Y estas empresas chupan el agua, nos van a secar, y nos van a envenenar el aire y la tierra. Tampoco generan trabajo. Prometían 20.000 empleos, son los Reyes Magos. Te dicen: “Les vamos a arruinar el país, pero les vamos a dar trabajo”. Y resulta que ese empleo no existe. Hay que aprender de la historia, para evitar que se repita. Cinco siglos te muestran que los recursos se van y se van, y ni siquiera te dicen “gracias por la gauchada”.
-No es por competir, Eduardo, pero las mineras son iguales o peores.
-No hay industria más contaminante que la minería a cielo abierto, porque echan cianuro al agua, los ríos, los mares. Lo niegan, pero lo echan. Pero hay ejemplos contra esa cultura que te enseña que sos un castrado, un impotente. Tambo Grande, en Perú, es un pueblo chiquito, convertido en un vergel por el trabajo humano que lo rescató del desierto, productor de frutas deliciosas. El pueblo no sabía que dormía sobre un lecho de oro, hasta que supongo que por satélite las empresas se enteraron. Vía satélite descubren el cuerpo y el alma, el suelo y subsuelo (cualquier comparación con Andalgalá queda a criterio de los lectores). Saben todo.
-Antes decían que era Dios el que sabía todo.
-Ahora Dios le pregunta a las empresas. Se enteraron de que había oro, y el gobierno se lo regaló a una empresa de esas que se presentan como canadienses, pero en realidad son todas norteamericanas que se instalan en Canadá porque las leyes son más permisivas. La empresa llegó a Tambo Grande anunciando que se tenían que ir, porque tenía el permiso del gobierno para explotar una mina. De generosos, les iban a dar casas en otro lado. Durante años el pueblo resistió, al precio de más de una muerte y de amenazas y todo tipo de presiones. Yo creo que se acordaron de la historia de Francisco Pizarro, que capturó al cacique Atahualpa y prometió liberarlo a cambio de una habitación llena de oro y dos de plata. los indios pagaron ese rescate, pero los españoles no liberaron a Atahualpa, y además lo desnucaron. Fue toda una lección sobre el valor de la palabra. En Tambo Grande no escucharon las promesas, resistieron y lograron un plebiscito en el que el 99% votó contra la empresa. La empresa se fue. Ellos siguen viviendo de sus frutos y producciones, sobre un lecho de oro. Pero desprecian esa riqueza, porque saben que es una riqueza maldita.

De la guerrilla a los movimientos

-Aquí pasó algo similar en Esquel, con plebiscito contra otra minera canadiense.
-Porque este tipo de movimientos sociales muestran que la naturaleza no es moda, y que la gente no está condenada al silencio, ni a la obediencia. Es un cuento que te contaron desde que nacés. Pero sólo tenés que cumplir lo que tu conciencia te diga, no lo que los mandones te manden a hacer. Ese es un cambio grande que, creo, empieza a operarse en América Latina. Son procesos que el mundo entero mira con mucha atención. Para atacarlos, lo que tal vez los elogia, o para aprender de ellos. Es la primera vez que ocurre algo así. Antes los movimientos prestigiosos eran los armados, las guerrillas que intentaron tomar el poder para cambiar las cosas. Eso se desvaneció. Era una cosa más restrictiva, bastante dogmática, la idea de que había un grupo de portadores de la verdad que iban a iluminar a los demás al precio que fuera, aunque fuese convenciéndolos a tiros, es una idea que por suerte está quedando atrás. Ninguno tenía la modestia de estar en la retaguardia sino en la vanguardia: aunque fuese la vanguardia de uno solo.
-Así era el ambiente cuando nació Las venas abiertas. ¿Y ahora?
-Y ahora aparece el vigor asombroso de los movimientos contra la cultura de la impotencia. Como estos contra las minas. Y las mujeres. La insurgencia del mundo femenino, el movimiento feminista, la memoria de las mujeres para ayudar a que la realidad cambie y no repetir la historia. En los países musulmanes le atribuyen a Mahoma palabras que no dijo para justificar el desprecio de la mujer y los crímenes contra ellas. Nosotros tenemos lo nuestro, de niño yo quería ser cura, con eso te digo todo, pero la Iglesia no se portó mucho mejor. Durante siglos las mujeres no pudieron cantar en las Iglesias porque las voces de las hijas de Eva ensuciaban la pureza del aire. Eva había traído la perdición al mundo.
-Bueno, lo solucionaron castrando niños para los coros.
-Claro, podían cantar los castratti pero no las mujeres. Pero hay más. Yo no tengo religión salvo las que me invento para consumo personal, en el fondo soy un pagano irremediable, pero para laicos, la Revolución Francesa no trató mejor a las mujeres. En Espejos (su último libro) cito el caso de Olimpia de Gouges, que frente a los Derechos del Hombre propuso una Declaración de los Derechos de las Mujeres, que no podían votar ni participar en las discusiones públicas, asunto de machos. Olimpia propuso la declaración, y los revolucionarios le cortaron la cabeza en la guillotina, para que aprendiera. O sea que las revoluciones laicas de defensa de los derechos humanos, no se portaron mucho mejor. El machismo, el racismo, es no entender que estamos todos hechos igual: mitad basura, mitad maravilla. De lo que se trata es de la igualdad de oportunidades y de derechos y que haya un sistema universal que en lugar de estimular lo peor, permita el desarrollo de lo mejor que cada uno tiene.

Crisis, sentido común y el poder

Galeano y su compañera Helena, argentina, andan de capa caída tras la muerte de su perro Morgan. “Todos tenemos una vida fugaz, pero los perros más fugaz aún, entonces te toca vivir el dolor del compañero que ya no está. Morgan era mejor que buena parte de la gente que conozco”. Viajan a Buenos Aires con relativa frecuencia: “Pero vivo en Montevideo y me gusta, porque me gusta caminar y respirar. Las grandes ciudades no son caminables ni respirables”. Buenos Aires es parte de su historia de exilio político: “Y de mi memoria, porque fui uno de los que hicimos la revista Crisis, y todo lo que implicó aquello cuando éramos parte de la espuma de una ola muy linda y de mucha creatividad”. Vuelve a reírse, recuerda el día que llamó a Roberto Fontanarrosa para contarle algo que a su vez le habían dicho en Brasil: “Si el pelo fuese necesario, estaría adentro de la cabeza y no afuera”.
No quiere definirse ni que lo etiqueten: “Había un humorista uruguayo, Peloduro, al que le pidieron una autodefinición. Contestó: no tengo auto, ni definición. Yo tampoco. Cuando alguien te dice: sos tal cosa, te clasifica, de congela, te somete. Es una dictadura universal de mercado que necesita clasificarlo todo para dominarlo. Si no sos clasificable, no te someten. No sé si soy ensayista, narrador, poeta, ni quiero enterarme. Los géneros son uno de los inventos de los expertos, para ganarse la vida vendiendo sus fábulas en universidades y para omitir la verdad de la experiencia humana creadora. Ninguna experiencia de creación es clasificable. Entonces no quiero que me pongan una etiqueta en la frente, que me definan precio, valor y destino de mercado. Lo decía Machado: cualquier necio confunde valor y precio”.
Suele darle más relevancia a lo que pueda lograr el sentido común, que la ideología, la concientización y otras palabras acaso más prestigiosas: “Razonar con sentido común parece sencillo de decir… te cuentan que las mujeres son una minoría oprimida. El sentido común me dice: Eduardito, nunca fuiste fuerte en matemática, pero la mitad de algo no puede ser la minoría. Y es así. Hace poco estaba en España y vi la historia que se armó porque los piratas somalíes habían secuestrado barcos españoles. Sentido común: ¿quiénes son los piratas? ¿Esos muertos de hambre de Somalia? ¿O serán los pirateados por los barcos europeos y japoneses que pescan en aguas prohibidas, de modo ilegal, pero a los que nadie llama piratas? Y además, los somalíes pueden perjudicar a un barco o dos, pero los piratas de Wall Street hicieron naufragar al mundo entero, bandidos especuladores, pero recompensados por Obama como si fuesen héroes de la patria”.
El argumento se relaciona con las formas actuales de poder. Toma algo de cerveza, y sigue diseñando ideas: “El sistema de poder es tan omnipotente, sobre todo con los medios de comunicación, que logra emputecer al diccionario. Las palabras terminan significando lo contrario de lo que querían decir. Comunidad internacional es una expresión muy hermosa, que habla de un destino humano universal, y un mundo sin fronteras. Pero ahora lo usan para hablar de un club de generales y banqueros que se arrogan el derecho de exterminar a los demás. Otra palabra traicionada es mercado. Para mí y para muchos el mercado era un lugar maravilloso, donde la gente compraba verduras y frutas, intercambiaba chismes con los vecinos. Ahora el mercado es el poder de someter. Libertad era el nombre de la cárcel de la dictadura militar en el Uruguay. Y medios de comunicación en realidad son miedos de comunicación, que tienen por tarea primordial difundir gases paralizantes para que nadie se sienta capaz de cambiar la realidad”.

La verdad de la milanesa

Un tema que atraganta a Eduardo Galeano es la derrota en el plebiscito por la ley que mantiene la impunidad de los militares uruguayos por violaciones a los derechos humanos. “Hay una contradicción entre los partidos políticos de la izquierda y los movimientos sociales, ecologistas, feministas, de derechos humanos. Lo acabo de vivir de modo personal. Yo fui uno de los que impulsó los dos plebiscitos, el de los derechos humanos contra la ley de impunidad, que es una vergüenza nacional. Y por otro, el que les otorga el derecho de voto a los que viven afuera, expulsados, y a los que encima se les niega el derecho de votar. Me parece mezquino y miserable. Pero perdimos los dos. Estoy como Inodoro Pereyra, mal pero acostumbrado”.
¿Qué pasó con el Frente Amplio en esos casos? “Yo celebro la victoria, es mi partido. Pero no me gustó nada que el Frente no nos apoyara. Y eso fue la verdad de la milanesa: no apoyó. ¿Por qué? No sé, tal vez los partidos políticos tienden a inclinarse sobre la falsa idea de que todo se dirime entre los partidos, en la disputa por los cargos. Yo creo que no. Que la concepción de la política tiene que abrir pasa a la realidad, que te muestra cantidad de movimientos y experiencias nuevas, que surgen y se levantan contra los esquemas heredados”.
Cuando se está por ir, Galeano hace algo rarísimo: pide disculpas por haber llegado tarde (20 minutos). “Llegué angustiado por la tardanza, porque soy hijo de un lugar donde los acuerdos de palabra se cumplen. Ahora a nadie le importan. Te citan a las 3, llegan a las 4, pero el tiempo es parte del carácter sagrado de la palabra, del respeto al otro. En Uruguay la palabra empezó a ser desprestigiada por la dictadura. Yo me resisto a eso, pero es un reflejo prehistórico. Capaz que soy del paleolítico”.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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