Nota
La deuda ecológica
Deuda externa, recursos naturales y humanos, “objetivos estratégicos” y disputas de las potencias. Lo ecológico y la pregunta: ¿por dónde se sale del laberinto? Lo que dicen las comunidades sobre el presente. Por Sergio Ciancaglini
El laberinto está construido con materiales inflamables:
-Crisis, militares, tarifazos, grieta, seguridad interior, FMI, pobreza, objetivos estratégicos, recesión, protesta social, soja, deuda externa, planes sociales, agua, inflación, recursos naturales, desempleo crónico.
-Todo lo anterior se consume regado con aportes electorales truchos, lavado de dinero, papers offshore, obras no públicas, círculos de poder cash, choferes con birome y justicia sinuosa.
Las horas mediáticas dedicadas a no decir mucho sobre estos temas son lisérgicas, para que estemos aparentemente hiperinformados sin entender nada. En el laberinto miramos las pantallas, pero parece que nadie detecta la salida.
Semejantes incertidumbres no se van a solucionar en estas dos páginas, pero reunir voces, miradas y argumentos poco mediatizados tal vez funcione, como mínimo, para descubrir otros lugares desde los cuales pensar y/o sentir el presente inflamable.
El combo
Se pueden relacionar seriamente crisis económica, endeudamiento externo, sangría de recursos naturales y la intención oficial de hacer intervenir de algún modo a las fuerzas armadas en seguridad interior?
“La hipoteca del endeudamiento obliga a la Argentina a tener permanentes saldos en dólares para pagar a los acreedores y al FMI” explica el ex diputado Claudio Lozano, Coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). “Eso significa una especie de extorsión y presión sobre lo que permite obtener los dólares de forma más inmediata: los recursos naturales, soja, minería, hidrocarburos”. Allí pueden estar señalados algunos de los posibles “objetivos estratégicos” que menciona el decreto oficial 683 sobre la intervención de las fuerzas armadas en seguridad interior.
Hay a la vista un choque social tal vez inevitable, según Lozano: “El bloque dominante (el poder real, más allá de funcionarios y políticos) está objetivamente decidido a confrontar con la sociedad en nombre de sus intereses. Así se entiende la decisión combinada de ajuste con el FMI, la incorporación de los militares en el conflicto interno y la novedad de las bases militares norteamericanas proyectadas en áreas de recursos naturales como Misiones, Neuquén y Tierra del Fuego”.
La trama endeudada que provoca la situación: “Se destruyen los mecanismos de regulación estatal, de garantía de derechos, y se establece un Estado cuyo rol es el de garante de pago. Los recursos quedan bajo una lógica de exportación, no para la construcción de condiciones para el desarrollo local”, sostiene Lozano. La actualidad tiene un antecedente: “La gestión anterior no tuvo voluntad de plasmar una estrategia productiva diferente, y consolidó el modelo extractivo, la sojización, la minería a cielo abierto y los hidrocarburos no convencionales. Se buscó, con las retenciones, tener una política de inclusión con planes sociales, pero no se replanteó la lógica de organización de la economía y la sociedad en condiciones de mayor igualdad. Si precisás políticas de inclusión es porque el modelo que estás aplicando es excluyente. Y el gobierno actual profundiza ese problema”.
Los ricos & el crecimiento
Hace falta crecer económicamente para solucionar la pobreza? Claudio Lozano rompe el lugar común: “Con el nivel de riqueza actual, la pobreza no tendría por qué existir. Lo que los pobres necesitan para dejar de serlo equivale a 2,4% del Producto Bruto Interno (PBI) e implicaría una inversión del 6% del gasto público total. Es nada. Si hay pobres no es porque falten los recursos, sino por una política que incrementa la desigualdad”.
El problema, por lo tanto, no son los pobres sino los ricos: “Los millonarios amasan fortunas a expensas del Estado, fugan capitales, no invierten, no aportan impositivamente y ese es el núcleo del capitalismo que hay que controlar para organizar una estrategia económica diferente”. No habla solo de redistribuir sino de “reorganizar el aparato productivo e incorporar progreso técnico con participación popular y priorizando la satisfacción de las necesidades de la sociedad”.
Dato geopolítico: “Otra clave es China: cambiamos soja por producción manufacturera, con un déficit comercial de 11 mil millones de dólares. China consolida el extractivismo y destruye relaciones entre los países de la región. Si hay algo que fracasó en los últimos años fue la integración continental, un banco común, coordinación de estrategias productivas. Para colmo, como fruto de los desaguisados internos, estamos en medio de disputas comerciales y políticas entre China (con su estación espacial y de comunicaciones en Neuquén, por ejemplo) y Estados Unidos (con sus bases militares). En lugar de discutir nuestros problemas quedamos atados a conflictos entre países dominantes”.
¿Cómo se sale de la encerrona? “La sociedad argentina le está diciendo que no a este proyecto, y le ha puesto límites. Habrá que ver la capacidad política de la sociedad, y si aparece una conducción política del descontento. A partir de eso uno puede pensar que hay otras formas de hacer minería, de explotar petróleo, o de agricultura. Por ejemplo, como país no puedo hacer desaparecer la soja de hoy para mañana si es lo que me permite sobrevivir, pero se pueden empezar procesos de transición con la producción agroecológica. Lo seguro es que no vas a resolver el problema asociándote con el extractivismo, como hizo la anterior gestión, y así estamos. Sirve si te asociás, pero con la estrategia de rearmar el aparato productivo para cambiar el modelo, no para mantenerlo”.
San Garabato
El mundo actual se devora a sí mismo, consumiendo sus propios recursos en proporciones que lo hacen biofísicamente insustentable, generando una fábrica de pobres, y frente a eso la economía tiene una ceguera absoluta. Ese es el razonamiento de Walter Pengue, ingeniero agrónomo y doctor en Agroecología, profesor de Economía Ecológica en la Universidad de General Sarmiento e integrante del Diplomado en Comunicación Ambiental Andrés Carrasco. Entre muchas otras cosas, Pengue ha sido el único miembro científico argentino del Panel Internacional de los Recursos de la ONU y actualmente de TEEB: The Economy of Ecosystem and Biodiversity (La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad), equipo científico de la ONU para el Medio Ambiente. Dice: “La crisis que nos hace caer otra vez en el FMI nos lleva a una sobreexplotación mayor de los recursos naturales y producción de materias primas para pagar apenas parte de una deuda impagable”.
La extracción y exportación de recursos y cosechas aparece siempre como la promesa de salvavidas nacional: “Pero de plomo -aclara Pengue- porque en lugar de permitir un desarrollo sustentable convirtió al territorio en polo de atracción de países desarrollados y corporaciones que buscan suelo, agua, energía, biodiversidad y trabajo precario”.
Pengue recuerda una frase que explica el intercambio entre países industrializados y productores de materias primas: “Es la regla de San Garabato: comprar caro y vender barato. Pagás mucho y cobrás poco por lo tuyo. Hace 200 años Belgrano decía que no hay que vender cuero, hay que vender zapatos, pero todavía no se entendió. Cantidad de sociedades industriales se enriquecieron y nutrieron en detrimento de otras con ese tipo de relación. Es la Colonia actualizada al siglo 21”.
Para poder funcionar, el modelo destruye sistemáticamente los recursos naturales y humanos sin considerar el costo socioambiental. “Es una economía marrón, que por un lado promueve el consumismo y el crecimiento, pero en realidad está atada a la degradación ambiental y humana. Hablan de la necesidad de crecer. Pero entre 1950 y 2010 el PBI mundial pasó de 10 a 80 trillones de dólares y la población humana de 3.000 a 7000 millones: pero toda esa riqueza sobrante que se creó no le llega a las sociedades ni genera desarrollo, sino más desigualdad y destrucción de recursos. Por lo tanto, el problema no es económico sino social, ambiental y político”.
La brecha se produce porque el planeta no puede crecer y proveer materiales al ritmo que demandan los procesos financieros y especulativos de enriquecimiento. “El consumismo de materiales, energía, agua y recursos naturales crece mucho más que la propia posibilidad de renovación de la naturaleza”.
La deuda ecológica
l modelo de crecimiento fracasó, argumenta Pengue, y Argentina, en esta dinámica, repite errores de plomo en un ambiente cada vez más saqueado y degradado: “Se hipoteca lo vivo en beneficio de la circulación de dinero físico o electrónico, con una transferencia brutal de riquezas a los sectores de más poder a costa de la destrucción socioambiental sistemática”.
Aparece el concepto de deuda ecológica, entendida como la deuda de los países industrializados con el resto del planeta “por el saqueo y usufructo de bienes naturales y biodiversidad a costa de la energía humana de sus pueblos y de la destrucción, devastación y contaminación de su patrimonio natural y sus fuentes de sustento”, define Pengue.
Esa deuda ecológica refleja los costos generados por la sobreexplotación de recursos renovables exportados, los daños a la vida humana el uso de agrotóxicos y fertilizantes (Monsanto acaba de ser condenada en Estados Unidos por actuar con malicia y causar cáncer con el glifosato a Dewayne Johnson, 46 años, a quien deberá pagarle 289 millones de dólares en compensación). También debe contabilizarse las contaminación con metales pesados, la licuación de montañas, la apropiación del agua, el uso de espacios con fines meramente monetarios por encima de la vida misma, enumera Pengue, sin olvidar la desertificación masiva, inundaciones, servicios ambientales no reconocidos: “O sea, no hay un número posible. ¿A cuánto valorar millones de vidas humanas afectadas y sobreexplotadas? ¿Cuánto vale la pérdida de un territorio, o de una especie? ¿O las comunidades y culturas desplazadas? El concepto no nació como un reclamo para que se pague, sino para que se comprenda el desastre y exista un cambio de paradigma, de conciencia”.
Otro rubro que sí resulta mensurable económicamente es el de las retenciones ambientales: “Si tomamos solamente la pérdida anual de los nutrientes del suelo como el nitrógeno y el fósforo que se exportan con los granos, a cada cosecha de soja habría que retenerle el 25% de su valor, sin contar otros nutrientes, oligoelementos, ni el uso del agua para la soja, ni la degradación. Cálculos similares pueden aplicarse a la megaminería a cielo abierto y otras actividades. Son costos ocultos, pero concretos, y ¿quién paga eso?”. Para Pengue el extractivismo es exitoso económicamente solo para los corporaciones que lo ejercen, porque no pagan los costos ambientales y sociales que generan. La retención ambiental es pensada como una herramienta para cobrarle a las corporaciones mineras y agroexportadoras, pero no para que sigan explotando (y pagando) sino para financiar nuevos procesos productivos sustentables.
La fábrica de pobres
n la gestión anterior el precio de la soja provocó el celebrado viento de cola. Pengue: “Se cobraron retenciones, pero no se usaron para favorecer el aparato productivo o la agricultura familiar, ni para reparar un sistema degradado, sino para lograr gobernabilidad a través de planes asistenciales, sin perspectivas de mejora social real. El gobierno actual bajó los impuestos al sector rural y quitó retenciones a la minería, transfiriendo recursos a los sectores más ricos. Entre ambas gestiones se alejaron del desarrollo sostenible y promovieron una industria permanente: la fábrica de pobres. La gente vista como conejitos que dependen de un plan: ese plan es un derecho, pero nunca se acompañó con políticas de formación, educación y trabajo para cambiar la situación de esos sectores”.
En los nuevos acuerdos de ajuste con el FMI se sigue garantizando el asistencialismo que Pengue considera que condena a los pobres a un “subdesarrollo sostenible” para garantizar la gobernabilidad de un modelo insostenible. “La deuda ecológica y la deuda externa son las dos caras de una misma moneda y tienen dentro al enemigo que nadie quiere ver: la imparable deuda interna”.
¿Se puede salir de esta encrucijada? “No por los caminos que nos vienen planteando. La derecha quiere explotar la montaña y quedarse con la plata. La izquierda quiere explotar la montaña y distribuir. Ambos quieren comerse la montaña. Es tremendamente equivocado porque esa montaña es una fábrica de agua, de biodiversidad, de recursos estratégicos y de trabajo, si se cambia el paradigma de pensamiento. Para eso falta un proceso innovador que hoy no tenemos en la política argentina que piensa todo a dos o a lo sumo cuatro años. Ahora están todos asustados con el cambio climático. ¿No se lo dijeron los científicos hace 20 años? No importó. Ahora entienden porque hay incendios, inundaciones, como si fuera que Dios nos está castigando. Dos noticias: no es Dios; y va a ser peor”.
¿Por donde se sale?
A nivel global Pengue es de los tantos que proponen un crecimiento estacionario (paralelo al crecimiento poblacional) para cambiar el paradigma del consumismo insustentable y desigualdad por formas viables de producción y de distribución de los recursos. El objetivo es interesante: que el planeta siga vivo.
A nivel local, propone desmonopolizar y diversificar la economía, con recuperación de pequeñas y medianas empresas, cooperativas y economía social: “Un proceso de industrialización mediano, con más trama productiva real y sin creerte que porque vienen cuatro corporaciones te vas a salvar, porque es al revés. La gran escala da trabajo cada vez a menos gente. Pero el Estado tiene que entender eso. Y sigo pensando en un campo que podría recuperar no menos de un millón de personas trabajando agroecológicamente, sin venenos, generando crecimiento social y económico en los pueblos y ocupación territorial, desconcentrando las periferias urbanas. Un país como el nuestro, con los recursos que tiene, si no se plantea ocupar esos territorios con su gente, no tiene futuro. ¿Cómo puede ser que haya millones de jóvenes en la puerta de sus casas esperando nada? El asunto del narcotráfico está haciendo pelota a generaciones enteras pero somos nosotros, este país, estos políticos, estas empresas, los que están destruyendo todo, matando en la gente el amor por progresar, quitándoles oportunidades”.
Otra pista de salida –cree Pengue- está en las experiencias que solas, sin apoyos, impulsan un incipiente y creciente movimiento por la soberanía alimentaria y por la producción agroecológica en todo el país.
Objetivos estratégicos
Dicen que de los laberintos se sale por arriba, pero tal vez haya que pensar que se puede salir por abajo, por donde las personas y comunidades defienden derechos, territorios y crean espacios de vida. Pero entonces, ¿qué ocurre abajo? ¿Cómo se ve la situación desde algunos de esos lugares a los que el avance del modelo extractivo llama ahora “objetivos estratégicos”?
Jorge Nahuel, referente de la Confederación Mapuche de Neuquén: “Vaca Muerta es parte del proceso de militarización y criminalización en esta época, contra comunidades que tenemos derechos reconocidos constitucionalmente. Pero nunca vimos tal grado de sumisión a potencias como Estados Unidos y China que hasta están queriendo instalar bases en la región. Los norteamericanos hablan de razones humanitarias, pero siempre se instalan para defender a sus corporaciones. Es un doble colonialismo: como indígenas con un Estado que te niega, y con un poder que está por encima del Estado al que solo le interesa la explotación de los recursos naturales. Nadie habla del impacto ambiental del fracking, prohibido en muchos países (Francia, Alemania, Inglaterra España, Italia, Nueva Zelanda, varios estados norteamericanos, entre otros). Las fuerzas de seguridad aquí lo que menos hacen es defender la soberanía, sino que las corporaciones hagan sus negocios. Lo único que creció en la zona de Añelo es la prostitución, los casinos, y el cierre de pequeños negocios no ligados a la industria petrolera. No vamos a avalar que hagan esta explotación, porque perdemos los pueblos indígenas, pero pierde toda la sociedad. No está en juego solo la vida del pueblo Mapuche”.
Silvina Reguera, de la asamblea El Algarrobo, de Andalgalá, que logró detener el proyecto Agua Rica con un fallo de la Corte Suprema de Justicia: “Me parece que se vienen tiempos durísimos. Hay toda una bajada de línea del FMI por los recursos, combinada con esto de los militares, sumado a que el gobierno no soporta que la gente haga valer sus derechos. La minería es un fracaso, como te lo demuestra Catamarca. En septiembre estamos organizando la Cumbre por el Agua con los Pueblos Catamarqueños Reunidos en Autodeterminación (PUCARÁ) que reúne a todas las asambleas de la provincia frente al tema más vital para nosotros. La novedad es que no hacen el cierre de Bajo Alumbrera y dicen que van a hacer explotación subterránea. En realidad hacen tiempo para ver si pueden seguir con Agua Rica. Quieren cansarnos. Pero eso no va a pasar. No lo digo de bravucona, sino porque cuando un pueblo aprende sus derechos humanos y naturales, no vuelve para atrás. Yo ya aprendí a no creer en los políticos. Creo en las personas simples, que no me vienen a vender discursos”.
Corina Milan, asambleísta de Esquel y Chubut: “Escuchar las noticias últimamente es una tragedia, una sensación de asedio. Todo te lo anuncian desde Buenos Aires por decreto, y eso te deja una sensación muy antidemocrática y muy unitaria. Sabemos que quieren avanzar sobre estos territorios, los políticos van y vienen, pero las comunidades somos las que vamos a estar siempre. En toda la costa, empezando por Rawson, hay movilizaciones enormes, y la gente común sabe de memoria que los gobiernos nos aprietan económicamente para justificar la instalación de las mineras. Pero no hay caso: desde el plebiscito que rechazó la minería en Esquel con el 82% de los votos hace 15 años, ya son tres generaciones que defienden lo que no defienden los políticos ni las empresas: la libertad y el derecho a decidir sobre nuestra propia vida”.
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


CABA
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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