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El poncho no se negocia: 12 detenidos en Catamarca por denunciar la entrega a las mineras

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En la última Fiesta Nacional e Internacional del Poncho catamarqueña detuvieron e imputaron a doce personas por mostrar una bandera que decía “El poncho no se negocia. No a la megaminería” durante el discurso de la gobernadora Lucía Corpacci. Los policías a cargo les dijeron que se trataba de una “orden política”. Los detenidos son integrantes del grupo Yaguar Mayu, -que articula acciones en la Capital con las asambleas mineras del interior de la provincia, como Andalgalá o Belén-, a quienes acusaron de “alterar el orden público” y “manifestarse sin previo aviso”, según dos artículos del Código Contravencional provincial.

El poncho no se negocia: 12 detenidos en Catamarca por denunciar la entrega a las mineras

Foto: Fabián González / Diario El Esquiú


Poncho vendido
Este año, la tradicional fiesta, que ya lleva 43 ediciones, tuvo una fuerte carga minera:
• Las jornadas tuvieron lugar en el Espacio Catamarca Minera, construido con fondos de las empresas que explotan la provincia e inaugurado el año pasado
• Como parte de la propuesta cultural se instaló una muestra fotográfica sobre “la minería antigua”, denominada Andalgalá de Ayer, que mostraba de manera positiva actividades mineras pasadas en esa localidad, que tiene una de las asambleas ambientales más fuertes a nivel nacional.
• Se generó un espacio didáctico destinado a los chicos para que “ellos mismos pudieran conocer la minería desde el dibujo, un rompecabezas y coloreando maquinarias”, según informa sobre el evento la página www.massmininig.com.ar.
• También se colocaron dos simuladores de máquinas pesadas “para que la vente pudiera conocer el manejo de esta nueva tecnología en la minería”.
• Rumores indican que, además, la fiesta amagó a llamarse este año directamente “Poncho Minero”.
Poncho minero
Desde hace 43 años que en Catamarca se celebra la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, que reúne a artistas regionales, nacionales y extranjeros, fundamentalmente músicos. En teoría, el festival tiene un fuerte anclaje en la cultura regional, ofreciendo los escenarios a artistas del interior. La mezcla del poncho con la minería parecer ser la nueva cara de la provincia norteña. Este año el festival inauguró el 12 de julio, con la gobernadora Corpacci a la cabeza, el espacio Catamarca Minera, construido y sostenido con los fondos de las empresas que explotan en la provincia, firmas de servicios, proveedoras y – según confiesan- “algunas que están explorando”. Además, entre los artistas, se programaron una serie de jornadas bajo el lema “Catamarca minera” que incluyeron exposiciones y charlas sobre “las fortalezas y desafíos de la minería argentina”, las acciones del “plan social minero” o sobre la “policía minera”, a cargo de “especialistas”. Estos espacios fueron organizados por el gobierno de Catamarca y representados por la Secretaría de Minería y el Ministerio de Producción. “En el mismo se muestra el potencial geológico-minero que cuenta la provincia, los emprendimientos productivos mineros en marcha y se informa sobre distintos aspectos”, dicen en la convocatoria. La detención En este marco, la gobernadora Lucía Corpacci dio el discurso de inauguración.
Agustina Machado, integrante del colectivo Yawar Mayu, calcula que en ese momento había unas 500 personas. Ella y una veintena de compañeros tenían preparado una intervención pacífica que constaba de:
• Repartir volantes informativos sobre los daños de la actividad minera.
• Una bandera de 6 metros por 2 que decía: “El poncho no se negocia. No a la megaminería”.
Pareció suficiente para los policías que ya los miraban atentos, porque los conocían. “El año pasado también habíamos sacado unos carteles sobre la actividad minera, y en ese momento vimos cómo un policía nos sacó una foto. Nos ubican y hasta nos conocen por apodos”, relata Machado. Esta vez no hubo fotos: hubo aprietes y empujones. “Se nos acercaron policías uniformados y de civil y empezaron a amenazar a los compañeros; nos vimos obligados a bajar la bandera. Nos corrieron a empujones, nos pusieron sobre un costado, y mucha gente empezó a aplaudir y a gritar por qué dejaban las banderas de los partidos políticos y no la nuestra”. Gracias a ese apoyo, Agustina y los suyos volvieron a desplegar la bandera – esta vez sobre un costado- por unos 30 minutos más. Cuando terminó el discurso, la gente se fue dispersando.
Machado: “Teníamos organizado que nos íbamos a reencontrar en una carpa, pero resulta que a un grupo de compañeros los retuvieron y a cuatro los golpearon”. Las víctimas fueron Irina Castro, Mariana Heredia, Aníbal y Facundo Nuñez. Estos fueron los primeros detenidos. “Otros compañeros, cuando se estaban yendo, fueron agarrados, les quisieron sacar la bandera y meterlos en un móvil”, relata.
La Fiesta del Poncho ya había terminado. Agustina iba hacia a la entrada: “Cuando estábamos caminando para irnos se acercó la policía nos pidieron documentos. Yo y dos personas más no teníamos, y nos dijeron que nos iban a demorar y nos llevaron a la sección de policía del festival”. Ahí se acercó otro grupo de compañeros a ver qué pasaba: en total terminaron 12 personas detenidas, trasladadas a la comisaría 3° y dos de ellas a la comisaría de mujeres de Catamarca capital.
Manifestación con previo aviso
Antes de quedar incomunicada, Agustina alcanzó a mandar un mensaje que alertó a amigos y familiares, que llegaron enseguida a la comisaría 3°; se juntaron más de 20 personas que exigían la libertad de los detenidos, que salieron dos horas después, cerca de las diez y media de la noche, una vez labradas las actas contravencionales por dos insólitos artículos del código provincial que dicen:
• Art. 70. b) El que anunciando desastres, infortunios o peligros inexistentes, provocare alarma en lugar público o abierto al público, de modo que pueda llevar a la población intranquilidad o temor, siempre que el hecho no constituya delito.
• Art. 74. – Los que omitiendo dar aviso previo y fehaciente con una antelación de 24 hs. a la autoridad policial, promovieren la realización de reuniones, asambleas fuera de recintos privados y/ o manifestaciones en la vía pública ocasionando perturbaciones al orden público, serán sancionados con arresto de quince (15) días corridos o instrucciones especiales.
Dentro de la comisaría los policías los trataron “bien”. “Ni sabían porque nos habían detenido”, cuenta Machado. Y relata que explicitaron lo que se lee entre líneas en esta historia: “Nos dijeron: esto es una orden política”.
La bandera quedó como prueba del delito. En serio.
En defensa del poncho
“Es triste ver cómo la minería se apodera de una fiesta cultural icónica para nuestra provincia, y se nos reprima por manifestarnos”, se lamenta Machado. Y explica por qué los detenidos, justamente, defienden el poncho: “La actividad minera imposibilita el desarrollo de la actividad agrícola, la actividad ganadera, que es la historia del poncho”. La provincia fue cambiando. Sus fiestas populares ya no lo son. El poncho es sólo un símbolo. “Es triste ver que la respuesta positiva de la gente que nos apoyó era la de otras provincias, la que estaba de visita en el festival. Acá falta mucha reflexión, mucha conciencia sobre la magnitud de la megaminería”, sostiene Agustina.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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