Nota
Saqueos & policías, a 30 años de democracia: ¿cuál es la bomba de tiempo?
¿Cómo entender lo que está ocurriendo desde abajo, desde los barrios? ¿Cómo juega lo político? ¿Y la inflación? ¿Cuál es el combustible del accionar policial? ¿Cómo pensar este momento y el futuro? Las miradas del padre Pepe, en la villa cercana al CEAMSE; Carlos Núñez de la Biblioteca Pocho Lepratti de Rosario; el Vasco René Irurzun, de los movimientos sociales de Cipolletti, Río Negro; Lalo Paret de los barrios construidos sobre la basura en José León Suárez en el conurbano. De qué manera juegan lo social, lo sistémico, y lo personal, en pleno cumpleaños democrático.

Saqueos en Bariloche
Desde abajo
La sorpresa es la reiteración. Diciembres desquiciados, angustiantes, violentos. ¿Cómo los entienden los que viven en esos territorios calientes, pobres y criminalizados? Primer pantallazo:
“A veces cuesta opinar, porque parece que uno está a favor o en contra de un partido o gobierno, cuando lo que uno intenta es entender lo que está pasando”, reflexiona José María Di Paola, el padre Pepe, desde la villa bonaerense La Carcova.
“Hay deudas democráticas. Uno ve fuertes avances en estos 30 años de democracia, pero los sectores que no tenían trabajo siguen igual, o se repiten situaciones que le impiden a la gente dignificarse”, dice Carlos Núñez, director de la Biblioteca Pocho Lepratti, de Rosario.
“Lo que se consolida es el poder de descomposición. Es un tema local y global. Pero estos saqueos y acciones policiales que estamos viendo no son una tragedia, son una comedia, una payasada que trae Papá Noel sin nada reivindicable, salvo para una política que domina a todos: lograr que la que mande sea una derecha, más allá de que el que gobierne diga que es de izquierda”, plantea René Vasco Irurzun, del Movimiento Dignidad, de Cipolletti.
“El control, el poder de movilización y acción, no lo tiene la política ni los partidos. Lo tiene la policía. La gestión sólo parece consistir en contener a la gente. Pero todos se la pasan hablando de si es bueno el que saqueó harina, malo el que saqueó el plasma. Canal 13 y Canal 7 hacen la misma. Mientras no hablemos de los temas de fondo, todo esto es puro entretenimiento”, supone Ernesto Lalo Paret, vecino de José León Suárez, motor de fábricas recuperadas, cooperativas de reciclado y proyectos comunitarios en esos barrios construidos sobre los basurales.
Observa el Vasco sobre la actualidad territorial algo que podría ser una nueva lección para los estudios políticos del presente: “Descompone y reinarás”.
De lo que percibe Lalo, se desprende otra lección: “Gobernar es contener”.
Inflación, soja y policía
El padre Pepe Di Paola es el primer cura que se instaló a vivir en la villa La Carcova, en el partido de San Martín. Colocó al Gauchito Gil junto a la Virgen de Luján. En la capilla hay fotos del papa Francisco en la puerta, y del padre Carlos Mugica adentro. “Hay una diferencia grande entre la situación actual y el 2001, pero hay huellas más profundas que los índices económicos. Hay un descenso muy grande de lo social, chicos criados en comedores, achicamiento del sector productivo, avance de la soja, expulsión de gente del campo, cantidad de cosas que impactan la vida social, y que con el agregado de la droga que impacta muchísimo en sectores juveniles”.
Más lejos, desde Cipolletti, el Vasco René Irurzun (generador de los Movimientos de Trabajadores Desocupados de la zona de Río Negro, y del actual Movimiento Dignidad) plantea el siguiente mapa: “Sobre las dificultades de la situación social, lo que estamos viviendo es a una policía que cobra autonomía con respecto al Estado y la política, y ha generado un poder autosuficiente gracias a una fuente de recursos inagotable: el narcotráfico. El Estado se muestra impotente frente a eso. Hacen negocios por su cuenta y en vez de avanzar sobre la democratización de la policía, la institución se pervierte cada vez más. Y el Poder Judicial no es ajeno a eso. Sumale la inflación sin control, y la incapacidad del modelo que crea cada vez más necesidades para gente cada vez más empobrecida, y eso genera una psicosis como la actual, que se repite en cada diciembre, donde parece que cualquier cosa es posible”.

Protesta policial en Córdoba
Los sospechosos de siempre
En Rosario Carlos Núñez propone este panorama: “Hay mucha angustia, año tras año, pero se ve que está todo muy armado por una policía cuya vinculación con el narcotráfico ya no es una sospecha sino una certeza comprobada. Y justo antes del aniversario de la democracia, aparece toda esta situación extorsiva. Pero claro, te hace pensar en las deudas fuertes de la democracia. La cuestión de la seguridad comunitaria, participación de sectores sociales y no que terminen siempre favoreciendo a estas fuerzas represivas”.
Carlos reconoce un dilema. “Se dice que los policías también son trabajadores, pero nunca dejamos de pensar que es la misma policía que mató a Pocho Lepratti”. En diciembre de 2001 lo mataron cuando subió al techo del comedor barrial a gritar que no dispararan porque allí había chicos. Lo mataron de un tiro en la garganta.
“Mataron a Pocho, pero asesinaron también a cientos de chicos y esa es una deuda pendiente con toda la comunidad”, dice Carlos. “No es lo mismo que salgan los docentes. ¿Qué te van a tirar? ¿ Tizas? Pero comprendiendo eso, no podés dejar de ver que la situación de las familias excluidas del trabajo sigue siendo la misma. La situación estructural no cambió, y los avances que uno reconoce no llegaron a transformar lo que sigue presente como demanda”.
La nueva pobreza
Irurzun propone comprender que la política tiene siempre resultados en la subjetividad, en lo que llevamos como bagaje de ideas, sentimientos y miradas. “Un modelo de rapiña, de saqueo de recursos naturales, un modelo que privilegia a las corporaciones multinacionales, genera una subjetividad de rapiña, saqueo y privilegios, en la cual todo el mundo cree que puede tomar lo del otro o hacer cualquier cosa”.
Para el Vasco no se trata de pobreza económica, solamente, sino de algo más nuevo: “Hay una pauperización mental, una pauperización de los sentidos. Siempre hay que sacar una tajada. Claro: si el jefe de Drogas Peligrosas tiene autos de lujo y vive en la opulencia y es jefe del narcotráfico, ¿qué puede pensar incluso un policía? Todo lleva a la legitimidad de rapiñar”.
Medios, miedos y Pichiruchi
Los medios son parte del problema y no de la solución, sugiere Irurzun: “Porque son hacedores de esa subjetividad. Exacerban el consumo, y la violencia. Al hablar de inseguridad y violencia generan situaciones de miedo. El miedo lleva a muchas personas a encerrarse, pero a otras las empuja a no quedarse afuera de la rapiña, y a salvarse de cualquier modo. Clarín ataca a tal o cual funcionario, pero es mugre superestructural. La situación de fondo es idéntica y de descomposición”.
Mientras las pantallas destilan tales contenidos, la policía es la que tiene “una capacidad delictiva totalmente desarrollada para incentivar situaciones como las actuales: es una autonomía delictiva, no controlada por el resto del Estado”. El poder de esas fuerzas, sostiene Irurzun, proviene de su relación con fenómenos económicos como el narco “al cual el gobierno está lejísimos de controlar, o de tener un interés político de hacerlo, y menos a nivel provincial. Un gobernador es un Pichiruchi que no tiene la capacidad ni el poder de la policía”.
Ayer militares, hoy policías
Lalo Paret cree que la política como la conocemos está agotada en los territorios. “Lo único que moviliza en términos de orga es la policía, que además le dice al que gobierna: ¿Viste lo que te puede pasar si yo no controlo la situación?”
Si el siglo 20 estuvo signado por “el problema militar” en la vida política argentina, los últimos 30 años muestran la evaporación de ese “problema” para la gente, reemplazado por el “problema policial”. Es la policía la que controla, disciplina, reprime, corrompe y se enriquece a costa de la sociedad. “Y parte de la sociedad cobija todo esto. Yo creo que por eso va a haber más efectos de este tipo. Pero el problema de fondo es otro. La raíz es que después de la dictadura, y profundizado en democracia, no se modificaron cuestiones de pobreza que no tienen que ver con la Asignación Universal por Hijo. Lo que digo es que si no soy sujeto de verdad, si no tengo posibilidad real de acceder a la salud, la justicia o la escuela, soy peor que antes”.
Gestión + contener – corpiños
Paret sostiene que la situación está yendo para atrás. “No se piensa a gran escala, en qué va a pasar de aquí a 20 años. Todo es el efectismo. Cambian un colorcito, una banderita. El tema no es transformar o mejorar, sino contener. La gestión es contener, armonizar, todo pegado con moco, pero que siga para adelante. Lo ves en Santa Fe. ¿Eso es socialismo? Ahí están contando la plata de la soja delante de los pobres”.
El poder está miope y soberbio, dice Lalo, “y hay gente que te habla de Duhalde. Che, ¿Duhalde andará por La Carcova? Es no tener noción de lo que pasa en el territorio. Mientras tanto sí se comprende que la harina está a 11,60 y que la inflación desquicia todo”.
Padre Pepe: “Produce un enojo porque la gente ve que todo sale el doble. Pero no por eso piensa en saquear”.
Lalo: “Pero cuando se da la situación, la señora del 7° que no tiene problemas, se suma al saqueo y se afana un corpiño. Es como un ánimo, y no sé cómo explicarte: lo toman como una venganza justa. El ánimo social está así”.
Saqueos motorizados
Un detalle interesante observado por el Vasco Irurzun es que los saqueos no se organizan con celulares. “Porque la policía sabe que ahí deja pruebas. Se manejan en motos, los propios policías o los que trabajan para ellos, pueden cortar calles, avisar dónde y cuándo habrá un saqueo, y esa es la metodología que se ve desde hace rato”.
Otra noción: “Es una etapa de fuerte descomposición de las relaciones sociales, de la conviviencia. La Presidenta dice que la democracia es el otro, pero eso no existe. Existe el sálvese quien pueda”. ¿A quién puede atribuirse eso? “A la política del gobierno. Porque vos tenés el plan social, la bolsa de comida de la provincia, el reparto de droga, o trabajar para la policía. Y muchas veces todo eso junto. El común denominador es que la vida ha pasado a no tener valor. Cualquiera se vende, se compra, se corrompe. Hay pibes en las esquinas que establecen pactos de convivencia. ¿Sabés cuál es? No violar a las hermanas de los otros. Hasta ahí llegan”.
Remar contra la descomposición
Pero frente a eso se ven cantidad de situaciones diferentes, de construcción social, de cuidado ambiental y comunitario, de realización productiva, de defensa y ampliación de derechos: “Por supuesto. Son las luces que reman contra la corriente. Pero esta es la corriente, y en todo caso ponemos las mejores esperanzas en que esas luces sean las que nos muestren como salir de la descomposición y la decadencia”.
Cree que el problema no es sólo local sino global: “El poder está muy lejos de la Casa Rosada y de los partidos políticos. Hoy son capitales y dinámicas de poder real, que funcionan a partir de la descomposición social. Hoy no se puede gobernar en este esquema si no es descomponiendo”. En ese rubro contabiliza el Vasco la desaparición de movimientos sociales en las entrañas políticas y económicas del actual Estado. “Y las democracias no como formas de libertad, sino como formas de dominación”.
Definición: “Lo que se percibe es una descomposición globalizada de lo humano, que es la forma de sostener lo que hacen los gobiernos y corporaciones del mundo. Por eso creo que los cambios, esas luces que mencionábamos antes, nacen fuera del Estado y del mercado”.
¿Qué representan? “Lo expresaría así: representan que la vida sigue presente, sigue desenvolviéndose. Todos podemos caer en la descomposición, o seguir viviendo y respirando un aire distinto. Digno. No contaminado por estas cuestiones. Los que querramos hacer eso, seguiremos haciendo cosas. Lo otro es la pudrición, en el sentido más llano, cuando se pudren los sentimientos, los sentidos, las virtudes de lo humano y de la vida. En ese punto hay que decidir si seguís con la corriente o te largás a remar en contra de la descomposición”.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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