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La deuda ecológica

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Deuda externa, recursos naturales y humanos, “objetivos estratégicos” y disputas de las potencias. Lo ecológico y la pregunta:  ¿por dónde se sale del laberinto? Lo que dicen las comunidades sobre el presente. Por Sergio Ciancaglini

La deuda ecológica
El laberinto está construido con materiales inflamables:
-Crisis, militares, tarifazos, grieta, seguridad interior, FMI, pobreza, objetivos estratégicos, recesión, protesta social, soja, deuda externa, planes sociales, agua, inflación, recursos naturales, desempleo crónico.
-Todo lo anterior se consume regado con aportes electorales truchos, lavado de dinero, papers offshore, obras no públicas, círculos de poder cash, choferes con birome y justicia sinuosa.
Las horas mediáticas dedicadas a no decir mucho sobre estos temas son lisérgicas, para que estemos aparentemente hiperinformados sin entender nada. En el laberinto miramos las pantallas, pero parece que nadie detecta la salida.
Semejantes incertidumbres no se van a solucionar en estas dos páginas, pero reunir voces, miradas y argumentos poco mediatizados tal vez funcione, como mínimo, para descubrir otros lugares desde los cuales pensar y/o sentir el presente inflamable.

El combo

Se pueden relacionar seriamente crisis económica, endeudamiento externo, sangría de recursos naturales y la intención oficial de hacer intervenir de algún modo a las fuerzas armadas en seguridad interior?
“La hipoteca del endeudamiento obliga a la Argentina a tener permanentes saldos en dólares para pagar a los acreedores y al FMI” explica el ex diputado Claudio Lozano, Coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). “Eso significa una especie de extorsión y presión sobre lo que permite obtener los dólares de forma más inmediata: los recursos naturales, soja, minería, hidrocarburos”. Allí pueden estar señalados algunos de los posibles “objetivos estratégicos” que menciona el decreto oficial 683 sobre la intervención de las fuerzas armadas en seguridad interior.
Hay a la vista un choque social tal vez inevitable, según Lozano: “El bloque dominante (el poder real, más allá de funcionarios y políticos) está objetivamente decidido a confrontar con la sociedad en nombre de sus intereses. Así se entiende la decisión combinada de ajuste con el FMI, la incorporación de los militares en el conflicto interno y la novedad de las bases militares norteamericanas proyectadas en áreas de recursos naturales como Misiones, Neuquén y Tierra del Fuego”.
La trama endeudada que provoca la situación: “Se destruyen los mecanismos de regulación estatal, de garantía de derechos, y se establece un Estado cuyo rol es el de garante de pago. Los recursos quedan bajo una lógica de exportación, no para la construcción de condiciones para el desarrollo local”, sostiene Lozano. La actualidad tiene un antecedente: “La gestión anterior no tuvo voluntad de plasmar una estrategia productiva diferente, y consolidó el modelo extractivo, la sojización, la minería a cielo abierto y los hidrocarburos no convencionales. Se buscó, con las retenciones, tener una política de inclusión con planes sociales, pero no se replanteó la lógica de organización de la economía y la sociedad en condiciones de mayor igualdad. Si precisás políticas de inclusión es porque el modelo que estás aplicando es excluyente. Y el gobierno actual profundiza ese problema”.

Los ricos & el crecimiento

Hace falta crecer económicamente para solucionar la pobreza? Claudio Lozano rompe el lugar común: “Con el nivel de riqueza actual, la pobreza no tendría por qué existir. Lo que los pobres necesitan para dejar de serlo equivale a 2,4% del Producto Bruto Interno (PBI) e implicaría una inversión del 6% del gasto público total. Es nada. Si hay pobres no es porque falten los recursos, sino por una política que incrementa la desigualdad”.
El problema, por lo tanto, no son los pobres sino los ricos: “Los millonarios amasan fortunas a expensas del Estado, fugan capitales, no invierten, no aportan impositivamente y ese es el núcleo del capitalismo que hay que controlar para organizar una estrategia económica diferente”. No habla solo de redistribuir sino de “reorganizar el aparato productivo e incorporar progreso técnico con participación popular y priorizando la satisfacción de las necesidades de la sociedad”.
Dato geopolítico: “Otra clave es China: cambiamos soja por producción manufacturera, con un déficit comercial de 11 mil millones de dólares. China consolida el extractivismo y destruye relaciones entre los países de la región. Si hay algo que fracasó en los últimos años fue la integración continental, un banco común, coordinación de estrategias productivas. Para colmo, como fruto de los desaguisados internos, estamos en medio de disputas comerciales y políticas entre China (con su estación espacial y de comunicaciones en Neuquén, por ejemplo) y Estados Unidos (con sus bases militares). En lugar de discutir nuestros problemas quedamos atados a conflictos entre países dominantes”.
¿Cómo se sale de la encerrona? “La sociedad argentina le está diciendo que no a este proyecto, y le ha puesto límites. Habrá que ver la capacidad política de la sociedad, y si aparece una conducción política del descontento. A partir de eso uno puede pensar que hay otras formas de hacer minería, de explotar petróleo, o de agricultura. Por ejemplo, como país no puedo hacer desaparecer la soja de hoy para mañana si es lo que me permite sobrevivir, pero se pueden empezar procesos de transición con la producción agroecológica. Lo seguro es que no vas a resolver el problema asociándote con el extractivismo, como hizo la anterior gestión, y así estamos. Sirve si te asociás, pero con la estrategia de rearmar el aparato productivo para cambiar el modelo, no para mantenerlo”.

San Garabato

El mundo actual se devora a sí mismo, consumiendo sus propios recursos en proporciones que lo hacen biofísicamente insustentable, generando una fábrica de pobres, y frente a eso la economía tiene una ceguera absoluta. Ese es el razonamiento de Walter Pengue, ingeniero agrónomo y doctor en Agroecología, profesor de Economía Ecológica en la Universidad de General Sarmiento e integrante del Diplomado en Comunicación Ambiental Andrés Carrasco. Entre muchas otras cosas, Pengue ha sido el único miembro científico argentino del Panel Internacional de los Recursos de la ONU y actualmente de TEEB: The Economy of Ecosystem and Biodiversity (La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad), equipo científico de la ONU para el Medio Ambiente. Dice: “La crisis que nos hace caer otra vez en el FMI nos lleva a una sobreexplotación mayor de los recursos naturales y producción de materias primas para pagar apenas parte de una deuda impagable”.
La extracción y exportación de recursos y cosechas aparece siempre como la promesa de salvavidas nacional: “Pero de plomo -aclara Pengue- porque en lugar de permitir un desarrollo sustentable convirtió al territorio en polo de atracción de países desarrollados y corporaciones que buscan suelo, agua, energía, biodiversidad y trabajo precario”.
Pengue recuerda una frase que explica el intercambio entre países industrializados y productores de materias primas: “Es la regla de San Garabato: comprar caro y vender barato. Pagás mucho y cobrás poco por lo tuyo. Hace 200 años Belgrano decía que no hay que vender cuero, hay que vender zapatos, pero todavía no se entendió. Cantidad de sociedades industriales se enriquecieron y nutrieron en detrimento de otras con ese tipo de relación. Es la Colonia actualizada al siglo 21”.
Para poder funcionar, el modelo destruye sistemáticamente los recursos naturales y humanos sin considerar el costo socioambiental. “Es una economía marrón, que por un lado promueve el consumismo y el crecimiento, pero en realidad está atada a la degradación ambiental y humana. Hablan de la necesidad de crecer. Pero entre 1950 y 2010 el PBI mundial pasó de 10 a 80 trillones de dólares y la población humana de 3.000 a 7000 millones: pero toda esa riqueza sobrante que se creó no le llega a las sociedades ni genera desarrollo, sino más desigualdad y destrucción de recursos. Por lo tanto, el problema no es económico sino social, ambiental y político”.
La brecha se produce porque el planeta no puede crecer y proveer materiales al ritmo que demandan los procesos financieros y especulativos de enriquecimiento. “El consumismo de materiales, energía, agua y recursos naturales crece mucho más que la propia posibilidad de renovación de la naturaleza”.

La deuda ecológica

l modelo de crecimiento fracasó, argumenta Pengue, y Argentina, en esta dinámica, repite errores de plomo en un ambiente cada vez más saqueado y degradado: “Se hipoteca lo vivo en beneficio de la circulación de dinero físico o electrónico, con una transferencia brutal de riquezas a los sectores de más poder a costa de la destrucción socioambiental sistemática”.
Aparece el concepto de deuda ecológica, entendida como la deuda de los países industrializados con el resto del planeta “por el saqueo y usufructo de bienes naturales y biodiversidad a costa de la energía humana de sus pueblos y de la destrucción, devastación y contaminación de su patrimonio natural y sus fuentes de sustento”, define Pengue.
Esa deuda ecológica refleja los costos generados por la sobreexplotación de recursos renovables exportados, los daños a la vida humana el uso de agrotóxicos y fertilizantes (Monsanto acaba de ser condenada en Estados Unidos por actuar con malicia y causar cáncer con el glifosato a Dewayne Johnson, 46 años, a quien deberá pagarle 289 millones de dólares en compensación). También debe contabilizarse las contaminación con metales pesados, la licuación de montañas, la apropiación del agua, el uso de espacios con fines meramente monetarios por encima de la vida misma, enumera Pengue, sin olvidar la desertificación masiva, inundaciones, servicios ambientales no reconocidos: “O sea, no hay un número posible. ¿A cuánto valorar millones de vidas humanas afectadas y sobreexplotadas? ¿Cuánto vale la pérdida de un territorio, o de una especie? ¿O las comunidades y culturas desplazadas? El concepto no nació como un reclamo para que se pague, sino para que se comprenda el desastre y exista un cambio de paradigma, de conciencia”.
Otro rubro que sí resulta mensurable económicamente es el de las retenciones ambientales: “Si tomamos solamente la pérdida anual de los nutrientes del suelo como el nitrógeno y el fósforo que se exportan con los granos, a cada cosecha de soja habría que retenerle el 25% de su valor, sin contar otros nutrientes, oligoelementos, ni el uso del agua para la soja, ni la degradación. Cálculos similares pueden aplicarse a la megaminería a cielo abierto y otras actividades. Son costos ocultos, pero concretos, y ¿quién paga eso?”. Para Pengue el extractivismo es exitoso económicamente solo para los corporaciones que lo ejercen, porque no pagan los costos ambientales y sociales que generan. La retención ambiental es pensada como una herramienta para cobrarle a las corporaciones mineras y agroexportadoras, pero no para que sigan explotando (y pagando) sino para financiar nuevos procesos productivos sustentables.

La fábrica de pobres

n la gestión anterior el precio de la soja provocó el celebrado viento de cola. Pengue: “Se cobraron retenciones, pero no se usaron para favorecer el aparato productivo o la agricultura familiar, ni para reparar un sistema degradado, sino para lograr gobernabilidad a través de planes asistenciales, sin perspectivas de mejora social real. El gobierno actual bajó los impuestos al sector rural y quitó retenciones a la minería, transfiriendo recursos a los sectores más ricos. Entre ambas gestiones se alejaron del desarrollo sostenible y promovieron una industria permanente: la fábrica de pobres. La gente vista como conejitos que dependen de un plan: ese plan es un derecho, pero nunca se acompañó con políticas de formación, educación y trabajo para cambiar la situación de esos sectores”.
En los nuevos acuerdos de ajuste con el FMI se sigue garantizando el asistencialismo que Pengue considera que condena a los pobres a un “subdesarrollo sostenible” para garantizar la gobernabilidad de un modelo insostenible. “La deuda ecológica y la deuda externa son las dos caras de una misma moneda y tienen dentro al enemigo que nadie quiere ver: la imparable deuda interna”.
¿Se puede salir de esta encrucijada? “No por los caminos que nos vienen planteando. La derecha quiere explotar la montaña y quedarse con la plata. La izquierda quiere explotar la montaña y distribuir. Ambos quieren comerse la montaña. Es tremendamente equivocado porque esa montaña es una fábrica de agua, de biodiversidad, de recursos estratégicos y de trabajo, si se cambia el paradigma de pensamiento. Para eso falta un proceso innovador que hoy no tenemos en la política argentina que piensa todo a dos o a lo sumo cuatro años. Ahora están todos asustados con el cambio climático. ¿No se lo dijeron los científicos hace 20 años? No importó. Ahora entienden porque hay incendios, inundaciones, como si fuera que Dios nos está castigando. Dos noticias: no es Dios; y va a ser peor”.

¿Por donde se sale?

A nivel global Pengue es de los tantos que proponen un crecimiento estacionario (paralelo al crecimiento poblacional) para cambiar el paradigma del consumismo insustentable y desigualdad por formas viables de producción y de distribución de los recursos. El objetivo es interesante: que el planeta siga vivo.
A nivel local, propone desmonopolizar y diversificar la economía, con recuperación de pequeñas y medianas empresas, cooperativas y economía social: “Un proceso de industrialización mediano, con más trama productiva real y sin creerte que porque vienen cuatro corporaciones te vas a salvar, porque es al revés. La gran escala da trabajo cada vez a menos gente. Pero el Estado tiene que entender eso. Y sigo pensando en un campo que podría recuperar no menos de un millón de personas trabajando agroecológicamente, sin venenos, generando crecimiento social y económico en los pueblos y ocupación territorial, desconcentrando las periferias urbanas. Un país como el nuestro, con los recursos que tiene, si no se plantea ocupar esos territorios con su gente, no tiene futuro. ¿Cómo puede ser que haya millones de jóvenes en la puerta de sus casas esperando nada? El asunto del narcotráfico está haciendo pelota a generaciones enteras pero somos nosotros, este país, estos políticos, estas empresas, los que están destruyendo todo, matando en la gente el amor por progresar, quitándoles oportunidades”.
Otra pista de salida –cree Pengue- está en las experiencias que solas, sin apoyos, impulsan un incipiente y creciente movimiento por la soberanía alimentaria y por la producción agroecológica en todo el país.

Objetivos estratégicos

Dicen que de los laberintos se sale por arriba, pero tal vez haya que pensar que se puede salir por abajo, por donde las personas y comunidades defienden derechos, territorios y crean espacios de vida. Pero entonces, ¿qué ocurre abajo? ¿Cómo se ve la situación desde algunos de esos lugares a los que el avance del modelo extractivo llama ahora “objetivos estratégicos”?
Jorge Nahuel, referente de la Confederación Mapuche de Neuquén: “Vaca Muerta es parte del proceso de militarización y criminalización en esta época, contra comunidades que tenemos derechos reconocidos constitucionalmente. Pero nunca vimos tal grado de sumisión a potencias como Estados Unidos y China que hasta están queriendo instalar bases en la región. Los norteamericanos hablan de razones humanitarias, pero siempre se instalan para defender a sus corporaciones. Es un doble colonialismo: como indígenas con un Estado que te niega, y con un poder que está por encima del Estado al que solo le interesa la explotación de los recursos naturales. Nadie habla del impacto ambiental del fracking, prohibido en muchos países (Francia, Alemania, Inglaterra España, Italia, Nueva Zelanda, varios estados norteamericanos, entre otros). Las fuerzas de seguridad aquí lo que menos hacen es defender la soberanía, sino que las corporaciones hagan sus negocios. Lo único que creció en la zona de Añelo es la prostitución, los casinos, y el cierre de pequeños negocios no ligados a la industria petrolera. No vamos a avalar que hagan esta explotación, porque perdemos los pueblos indígenas, pero pierde toda la sociedad. No está en juego solo la vida del pueblo Mapuche”.
Silvina Reguera, de la asamblea El Algarrobo, de Andalgalá, que logró detener el proyecto Agua Rica con un fallo de la Corte Suprema de Justicia: “Me parece que se vienen tiempos durísimos. Hay toda una bajada de línea del FMI por los recursos, combinada con esto de los militares, sumado a que el gobierno no soporta que la gente haga valer sus derechos. La minería es un fracaso, como te lo demuestra Catamarca. En septiembre estamos organizando la Cumbre por el Agua con los Pueblos Catamarqueños Reunidos en Autodeterminación (PUCARÁ) que reúne a todas las asambleas de la provincia frente al tema más vital para nosotros. La novedad es que no hacen el cierre de Bajo Alumbrera y dicen que van a hacer explotación subterránea. En realidad hacen tiempo para ver si pueden seguir con Agua Rica. Quieren cansarnos. Pero eso no va a pasar. No lo digo de bravucona, sino porque cuando un pueblo aprende sus derechos humanos y naturales, no vuelve para atrás. Yo ya aprendí a no creer en los políticos. Creo en las personas simples, que no me vienen a vender discursos”.
Corina Milan, asambleísta de Esquel y Chubut: “Escuchar las noticias últimamente es una tragedia, una sensación de asedio. Todo te lo anuncian desde Buenos Aires por decreto, y eso te deja una sensación muy antidemocrática y muy unitaria. Sabemos que quieren avanzar sobre estos territorios, los políticos van y vienen, pero las comunidades somos las que vamos a estar siempre.  En toda la costa, empezando por Rawson, hay movilizaciones enormes, y la gente común sabe de memoria que los gobiernos nos aprietan económicamente para justificar la instalación de las mineras. Pero no hay caso: desde el plebiscito que rechazó la minería en Esquel con el 82% de los votos hace 15 años, ya son tres generaciones que defienden lo que no defienden los políticos ni las empresas: la libertad y el derecho a decidir sobre nuestra propia vida”.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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