Cantante, coplera, autora y fundamentalmente artista, vuelve con tangos, milongas y “rioplateadas” a la reconquista de un territorio donde recordar quiénes somos y dónde estamos: el Sur. Por qué el movimiento travesti trans sigue rompiendo moldes, de la conquista para acá, incluyendo a Elon Musk. Frente al odio, la autogestión, la aventura, la tribu y el arte como propuestas: “Con las canciones podemos pensar un país”. Por María del Carmen Varela.

Escuchame, diosa de todas las divinidades: ¿qué es el amor? El amor resulta tan indefinible como la propia poesía, todo lo cura pero a veces, también, todo locura. 

Quien pregunta es la Artista Susy Shock y quien responde es la Poeta La Noy, también conocida como Fernando Noy. Así arranca La Loreta, el primer corte del nuevo disco de Susy Shock y La Bandada de Colibríes. Le siguen a este prólogo poético los acordes inconfundibles de un tango que dice: Soy la Loreta, la trava más mentada del oeste / en mis venas corren leyendas puercas y ardientes.

La voz abunda de sensualidad que, ansiosa por despedazar prejuicios, interroga con el sólido deleite de su presencia. ¿Por qué le tienen miedo a mi deseo? Pregunta Susy y convida su primer bocado, este tango conurbano que forma parte de su tercer disco, Revuelo Sur, Tangos, Milongas y Rioplateadas. 

Revuelo Sur es también el título de su primer libro de poesía, publicado en 2007. Con sonidos propios del tango, la milonga, el candombe, la murga y el valsecito criollo, esta nueva tercera obra poética-musical ofrece una atmósfera de veredas encendidas. Pies que absorben la esencia del territorio, corazones latentes al ritmo de una época y gargantas dispuestas a descubrir nuevas sonoridades de ternura y rebeldía se conjugan en este puñado de canciones con el característico sello de la Shock, que serán presentadas oficialmente en el teatro ND Ateneo el próximo 4 de octubre.

Sur y después

Buena vida y poca vergüenza y Traviarca fueron los primeros discos de Susy y La Bandada. Revuelo Sur llega con su tinte rioplatense matizado en trece canciones –grabadas en el Centro de Investigación en Audio y Música (CIAM) de Tecnópolis– y con esas dos palabras cargadas de sentido resume una estética, un estilo y una identidad. “El Sur es eso que todavía falta hacer”. 

Revuelo se le llama al último movimiento que hace el gallo antes de clavar el espolón, la  protuberancia en su pata, que suele utilizar para atacar en una pelea. Susy lo retoma: “Hay algo de esa actitud que yo necesito impregnarle a esta época”. 

Una última vuelta de rosca, una forma de barrer con lo que no sirve, de afirmarse para no volver atrás. Una vez clavado el espolón, la suerte está echada. Dice: “Hay que preparar ese movimiento para clavar el espolón en todos esos lugares donde hay que clavarlo, eso es lo que nos está faltando. Pero para eso hay que conocer este Sur”. 

¿Qué significa el Sur como territorio identitario? Susy: “Vuelvo a confirmar en estos contextos actuales que posicionarse desde el Sur también es diferenciarse de las propuestas políticas que nos están sucediendo, que estamos padeciendo. Yo soy de acá, con preguntas enormes que todavía no tienen respuestas, que nacen acá, con una historia que hay que seguir revisando desde acá”. 

Susy propone revisar la conquista, “esa conquista hétero-winca-patriarcal” y preguntarnos: ¿quiénes éramos? ¿Y en qué nos convirtieron? Por esa razón incorporó a su vocabulario el término travafeminismo y desde ese Sur y ese ser trava. Susy admite: “Somos claramente las enemigas de esta época. Es interesante empezar a pensar por qué somos las enemigas que eligió este poder. Quizá hay algo que remite a este continente, a esta búsqueda desde todo lo opuesto a los patrones que esa conquista significa. Este gobierno sigue siendo esa conquista”. 

Así como los conquistadores aseguraban que la comunidad indígena no tenía alma y de esta manera daban vía libre a la negación de derechos, el recurso de denostar al conveniente enemigo de turno se sostiene. “Estamos en esta búsqueda de pensarnos como personas travesti trans en este continente, donde somos milenarias, no somos un invento posmoderno de esa agenda que pretenden instalar– plantea la Shock–. Nosotres estábamos antes de que llegaran ellos en la conquista, con nombres hermosos, con lugares preciosos, adentro de nuestras comunidades, con otras lógicas, otras cosmovisiones que la cruz, las balas y ese dios judeocristiano disciplinaron, modificaron, cambiaron todas las reglas de juego. Esas preguntas son de este Sur, yo quiero ir tras de eso para revelar un montón de cosas preciosas, que por lo menos nos posibiliten una autoestima desde este Sur y desde ahí soñarnos. La conquista ya está, no podemos volver eso atrás, pero sí podemos pensar. ¿Cómo miramos? ¿Cómo ejecutamos nuestras identidades acá?”.

La copla y el tango

El primer disco de Susy salió a la luz hace diez años y su título remite a la frase que repetía como un mantra su abuela tucumana: Buena vida y poca vergüenza. Es un disco intimista donde se puede escuchar cantar a Susy con su caja. “Todo casi voz y cajita yo solita y casi todas composiciones mías en un contexto del país donde una salía a cantar desde el folklore y no había casi travesti trans cantando en el folklore. Creo que de hecho no había, entonces tuve que contar desde mi chacarera, desde mis zambas, desde mis coplas, mi historia, mi presencia, quién soy, cómo miro, cómo amo, todo eso en forma poética y musical”. Torita suelta, Vidalita, vidalita, Tango putx, son algunas de los hits de su disco debut, que puede escucharse en todas las plataformas. 

Traviarca, el segundo, ya contó con La Bandada de Colibríes, grupa musical conformada por Sole Penelas, Andrea Bazán, Caro Bonillo, Solana Biderman y Horacio Vázquez. Temas como Milonga Queer, Milongón del Guruyú, Tan solo canción terminaron de consolidar la carrera musical de Susy. “Me conocieron con las coplas, con la caja, que también me constituyen, es mi parte tucumana, pero yo soy muy tanguera. Soy de esta ciudad”. 

Es que Susy nació en un conventillo del barrio de Balvanera, donde su madre tucumana y su padre pampeano se conocieron y se enamoraron. Después de haber vivido en Tropezón y en Ituzaingó, a sus veinte años Susy regresó a la Capital para estudiar y trabajar en el arte. Y ahora, con Revuelo Sur, apuesta de lleno al repertorio rioplatense: bandoneón, violín, contrabajo, piano, “a toda orquesta” y “con mucha presencia travesti trans”. 

Hay invitades de lujo: Mocchi, Ayelén Baker, Morena García, Valen Bonetto, Marina Mattei participaron del disco ya sea con su canto, con sus composiciones y en el caso de La Noy, con su poesía. La Capricho es una canción de la poeta Morena García que está escrita casi en su totalidad en carrilche, idioma creado y utilizado por la comunidad travesti para alertarse y defenderse de la policía. Andrea Bazán, cantante, guitarrista, compositora, docente y hermana de Susy, lo convirtió en un valsecito criollo.

Susy reconoce que también se coló su faceta de actriz que aparece haciendo pequeños aportes en algunas canciones. “El tango es increible. En el medio de la construcción de este disco, yo tuve mis propias pérdidas de amores. Las pérdidas y ausencias de las que habla el disco me pasaron por el cuerpo. Quizá si no las hubiese tenido en este proceso, hubiera sido más teórico el disco. Esos misterios del arte, de la vida misma”.

El truco de las pestañas

Décadas atrás, cuando no había dinero para pestañas postizas, Susy tenía un truco. Pintaba de negro los boletos del tren Sarmiento –cuando eran de cartón–, los cortaba en tiritas y se los calzaba justo por encima de su mirada. En un espacio cultural cordobés donde cada año en noviembre sucede el Festival El deleite de los cuerpos aún tienen colgadas un par de pestañas hechas por Susy ya que las regalaba cuando se las sacaba, o se le caían, después de cada función. “Como los guitarristas regalan púas, yo regalaba pestañas”, recuerda. 

La actitud autogestiva es un sello que Susy esgrime en su devenir artístico. “Es una decisión política. Esto de estar en los bordes y ver todo lo que se construye desde ahí es una posibilidad enorme, esto existe, esto tiene una energía impresionante. Acá hay mucha gente, acá hay un un modo de encontrarnos”. 

¿Cómo fortalecer la autogestión en un contexto hostil? Si de algo entiende Susy es de tejer redes. Futuro Trans, Fufú Radio, La Bandada de Colibríes, la vida en comunidad, son prácticas colectivas que ha sabido construir y hacer crecer a lo largo de los años. “Hay una estrategia que a mí me está funcionando que es replegarme en lo grupal para reforzar y potenciar nuestras propias agendas. Hay que estar enteras porque vamos a tener que salir a reconstruir todo esto, lo van a dejar absolutamente desolado y tenemos que estar enteras para ser parte de ese trabajo de reconstruirlo todo y a la vez tener la sensatez en esa fortaleza de los nidos, de las trincheras, de las tribus propias, donde estamos pensando, cuidándonos, soñando mientras sanamos las heridas. ¿Cómo va a ser ese reconstruir? ¿Con quiénes? ¿De qué manera? Esta Argentina es cíclica, hay una cuestión de supervivencia a la que nos llevan estos gobiernos, entonces quien viene se pone a reconstruir estas cuestiones y nunca termina de suceder eso que ya nos estaba picando en la piel”. 

¿Cómo tomarle el gustito a eso que nos pica y lograr que ese brote permanezca adherido a la piel? Susy: “Cuando ellos se vayan y dejen todo desolado, los partidos de siempre, ¿nos van a decir lo mismo de siempre? Hay que apurar un diálogo de esas otras fuerzas que nunca están invitadas a pensar, a soñar un futuro. Es imposible pensar lo político sin espiritualidad. El respeto a los recursos, a la tierra, a los pueblos originarios. Me animo a pensar que la derecha y los gobiernos progres están trabajando a la par, viene uno y tira todo lo que hizo el otro y nunca sucede el cambio que tiene que suceder porque no terminamos de debatir qué hacer con la tierra, con los recursos, con la deuda, con todo lo que se patea para adelante. La inteligencia práctica, la capacidad de la aventura es la que produce los cambios”. 

Insiste Susy con la actitud del gallo que clava el espolón en la yugular del enemigo para constituir lo nuevo y advertir: “Estamos soñando un país desde hace mucho tiempo. Tenemos muertos y muertas,  que también lo fueron porque soñaron un país y que la política institucionalizada partidaria no haya estado a la altura que tenía que estar no significa que haya un sector enorme de este pueblo que no solamente está a la altura de esa memoria, sino también de lo que va a venir”. Se declara conmovida por la actitud de “los viejos y las viejas que no casualmente son quienes están poniendo el cuerpo frente a un montón de desmemoria”, dice. “También es algo que tenemos que replantearnos. Tenemos que salir mejores y con aventuras nuevas siempre”.

¿A qué llamamos aventura? Susy tiene su teoría: “La humanidad sucedió porque hubo aventura, si no ya hace rato que hubiéramos muerto como especie. La aventura de lo nuevo es lo que nos hizo llegar. Hay algo de lo trava que todavía sigue siendo un nicho hermoso porque pone en discusión todo. La palabra es una papa caliente que les quema la mano y entonces ahí hay algo increíble, ahí hay un ruido hermoso”. 

Explica Susy la teoría de la bomba atómica: “Somos la bomba atómica, así nos llamaron. Las personas travesti trans somos más peligrosas que la bomba atómica y claramente parece que es así. Pregúntenle a Elon Musk: le estalló la bomba atómica en el living de la casa con su hija trans que renunció a su apellido y a su fortuna para ser ella misma. La desestabilización al tipo más poderoso de este planeta se la produjo una de las nuestras, entonces ¡wow! Acá hay algo, tenemos que empezar a ser conscientes de ese poder para seguir sumando voluntades. Yo no quiero que el mundo sea travesti trans solamente, pero quiero que desde ahí, desde eso roto, desde eso abyecto que está fuera de todo, nos pensemos como humanidad. Tenemos que evitar parecernos a ellos”. 

¿Cómo colabora el arte en esta reconstrucción? “El arte tiene que ir produciendo esa sensibilidad para soñar. Yo necesito creer en las canciones que hago y en lo que producen cada vez que las cantamos. Creo, de verdad, que la canción cambia a la gente, creo en ese arte, porque a mí me cambió al arte, porque yo creía en artistas que amé y creía en su poética, en ese momento en que me tocó recibir esos mensajes que repercutían en mi vida, en el país. Con las canciones podemos pensar un país. Quizás eso es Revuelo Sur hoy: esa botellita tirada al mar por esta trava loca”.