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Argentina en un día: miércoles, Plaza de Mayo y Congreso

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Acto del peronismo en Plaza de Mayo, con audios enviados por Cristina Fernández de Kirchner. Jubilados y jubiladas ante un Congreso sitiado de vallas por el “protocolo” que cortó el tránsito por todo el centro porteño. Marchas divididas por arriba. ¿Y por abajo? ¿Por dónde se canaliza la energía social que alimenta la protesta? ¿Qué le dice el peronismo a los jóvenes? ¿Qué rol cumplen quienes se consideran dirigentes? ¿Qué simbolizan los jubilados que marchan cada miércoles, y no solo de vez en cuando? La división infinita y los puntos en común para intuir cómo siguen las cosas

Francisco Pandolfi, Lucas Pedulla y Franco Ciancaglini

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Mediodía de miércoles.

Valeria, 45 años, y su hijo Santino, de 13, estuvieron una hora esperando el 96 en Virrey del Pino, en los confines de La Matanza, pero se terminaron tomando el 620 hasta Liniers, y de ahí el tren Sarmiento hasta Once, y de ahí la línea A del subte hasta la estación Piedras. 

Más de dos horas y tres transportes públicos, ¿para qué? “Por Cristina”, define Valeria, una de las “gente suelta”, que viaja rumbo a la Plaza de Mayo sin estar organizada o encolumnada. Portando una bandera de Argentina, esperan, como muchas de las miles de personas que se van cruzando en el viaje y ya en Avenida de Mayo, escuchar algo desde el escenario que les signifique un hilo del que tirar.

También, con la certeza de inhabilitación de Cristina para ejercer cargos públicos, se animan a pensar qué escenario se abre de aquí en más. Sale el prode de candidatos, sin vueltas: “Si no es Cristina, Axel, pero será lo que diga ella”, dice Valeria. ¿Así no pasaron Scioli, Massa y Alberto? Valentina firme: “Lo que diga ella. O Axel”.

Argentina en un día: miércoles, Plaza de Mayo y Congreso

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Por Avenida de Mayo las columnas avanzan. Pasan banderas de CTA, Satsaid, Aeronáuticos, UTE, CICOP, Metrodelegados, SUTEBA, Unidad Popular, Abuelas de Plaza de Mayo, HIJOS Capital, entre pasacalles de ATE y del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), del gobernador bonaerense Axel Kicillof, con la leyenda: “Argentina con Cristina”.

Por las diagonales también hay movimiento: desde la Sur, avanza una columna gruesa de La Cámpora y gremios de la CGT, como los universitarios de FEDUN; por la Norte, la sorpresa de partidos, organizaciones y centros de estudiantes de izquierda. Su bandera: “La proscripción refuerza al régimen”. Muchas de estas banderas no se quedarán, sin embargo, hasta el final del acto.

Sí se queda Estela, 64 años, jubilada, vecina de CABA, que dice que nadie la trajo sino que vino solita por Cristina: “Es un desastre todo”, diagnostica. Quién le gusta: “Kicillof”. Alejandra, también jubilada y de CABA, 67 años, no vino por Cristina sino por todos porque “están haciendo mierda” la democracia. ¿Qué espera después del acto? No se anima a pronósticos porque –dice– todo es muy incierto: “Hay que ver si hay continuidad y organización”, desliza. Tampoco se arriesga a decir si tiene algún candidato: “No hay ninguno que me guste. Hay que ver qué pasa con Kicillof”. 

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Dame fuego

Sara (54), Sandra (44), Lilian (53), Marcela (52), Emilce (48) y Miriam (57) son todas docentes de primarias y secundarias de Merlo, oeste conurbano. “Hay que defender la democracia”, dice Sara. A su lado, Lilian espera que la marcha sea un punto de inflexión y unidad: “Veníamos separados, tirando para diferentes lados y esto nos congrega en unión para hacer frente a una situación preocupante”. Para Emilce, es un llamado de atención al Gobierno: “Nos vamos a seguir defendiendo. Y que se dejen de joder con Israel porque somos Argentina”. Si no es cristina, ¿quién? Todas responden al unísono: “Axel”.

Emilce suma: “Grabois”. Miriam lanza: “Santoro, pero más Axel”. Sara y el gen local: “Mariel”, dice, por Mariel Fernández, intendenta de Moreno.  ¿Qué tienen todos ellos en común? Sandra resume: “Fuego peronista”. 

 Frente al Cabildo están sentadas Angélica (69) y Adriana (66), que vinieron desde Córdoba capital. Salieron en micro a las 20.30 del martes, las paró Gendarmería en el medio “para hacer acting”, y llegaron a la ciudad de Buenos Aires a las 6 de la mañana. “Si no reforzamos las calles esto va a durar quién sabe cuánto tiempo”, dice Angélica, que tiene bien en claro que el peronismo cordobés es un poco particular. “Por decirlo de una forma elegante”, dice Adriana. ¿Cómo habría que llamarlo? “Carnero, traicionero, de derecha”, describe, al punto de que tuvieron que exigirle al PJ provincial que abriera el partido para reclamar el día del fallo de la Corte: “Ellos se callaron la boca y dijeron que había que respetar la institucionalidad. Si no fuera por Schiaretti, Milei no habría ganado las elecciones”. Sobre quién les gusta para lo que sea que venga: “Axel, sin dudas. Lo amamos”. 

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Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Audios redondos

En Plaza de Mayo, a las 15.08 suena la Marcha Peronista. Es el anuncio de que el acto comienza. Seis minutos después, se canta el Himno. Hay lágrimas, voces roncas, dedos en v. Luego, la sorpresa: se escucha la voz de Cristina. Circulan los shhh. La plaza entera, colmada, se calla.

Made in Argentina: la plaza central por excelencia, llena de bombos y bullicio popular, se queda en el más puro silencio. La sensación es de respeto, pero no deja de sorprender; lo produce una persona no en cuerpo y presencia desde un escenario, sino desde una grabación que hizo en su casa en el barrio de Constitución, estando presa. 

Cristina habla de que el modelo económico de Milei es insostenible y que el verdadero poder económico lo sabe: “Por eso estoy presa”, dice. La plaza aplaude. “Pueden encerrarme a mí pero no a todo el pueblo argentino”, subraya y pide volver a organizarse para planificar la salida a esta crisis. Y dice que, de las cosas que más les gustó escuchar de estos días de caravanas y concentraciones en San José 1111, fue la canción “Vamos a volver”, que resuena nuevamente en esta plaza: “Revela una voluntad”.

Se despide y, tras una breve llamada en vivo desde su casa, vuelve a saludar a la plaza, arengando su organización. Luego, suena Todo preso es político, de Los Redondos. Las columnas empiezan a desconcentrar, la gente se empieza a retirar. Y Marti, una joven militante de La Cámpora en zona sur del conurbano, vuelve emocionada: “Vamos a volver, a volver a reinventarnos, a volver a construir políticas de cuidados y de derechos”.

Afirma que el mensaje fue clave para la militancia: “Fue un empujón de energía para que no nos atemorice este gobierno hambreador, sino para salir con más fuerzas que nunca al territorio para ganarlo de nuevo”. 

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

A dónde va la energía

Los testimonios de esta calle demuestran que fue un acto muy importante para la militancia. Muy. Pero inmediatamente concluido lo importante era otra cosa: “Que se entienda la diferencia entre la militancia y la gente. Y también que se entienda qué significa hoy la militancia”. Lo dice alguien que conoce el movimiento desde adentro y desde hace años y que por eso mismo lee el acto con memoria y proyección.

Si mira a los aparatos, los ve debilitados en relación a la capacidad de movilización que tenían años atrás cuando ondulaban las banderas de La Cámpora a lo largo de diez cuadras, otras tantas del Evita o Barrios de Pie, hoy desaparecido, más los etc etc. (La conclusión es evidente: tras cuatro administraciones del Estado en las que tuvieron en sus manos la caja de varios programas sociales ningún dirigente pudo/supo o logró construir una organización política duradera y comprometida).

Irrumpió sí por primera vez en Plaza de Mayo la bandera de la línea Kicillof y la columna de Grabois, las dos únicas renovaciones de esta temporada.

Si se mira por fuera de las internas partidarias, hubo una gran mayoría de gente suelta: esa es hoy la columna vertebral de la militancia. “Unos y otros de los que vinieron hoy representan personas que votaron a los candidatos de este sector, sean cuales fueran. En ese sentido son militantes. Se fueron hoy como no estaban ayer: convencidos de que si militan vamos a volver. Se fueron con la ilusión y con la mística peronista”.

El tema es a donde se va a enchufar finalmente esa energía que Cristina logró renovar, la única dirigente peronista capaz de calentar este frío invierno del progresismo y también la única a la que ninguna de las personas que fue hoy a Plaza de Mayo podrá votar.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

La grieta juventud/peronismo

¿A qué se enchufa toda esta energía?

“Al pasado”, responde el consultor político Gustavo Córdoba, experto en encuestas electorales entre otras disciplinas de comunicación política.

Precisa: “El acto de hoy mientras sea deseo, promesa, impacta”. La incógnita es qué pasará cuando eso que hizo latir se concrete. “Este es un momento político excepcional, único y por eso mismo representa un verdadero desafío, entre otras cosas, de liderazgo político”. En ese sentido señala que el desafío es claro: quién es capaz de conducir este proceso. “Sin duda lo está conduciendo Cristina y esto ha sido el resultado de la decisión de la Corte Suprema de romper el equilibrio de poderes, quizá por error de cálculo. Lo cierto es que al confirmar la condena la empoderó. Por otro lado ya sabemos cómo conduce Cristina: tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. El desafío que tiene Cristina hoy es conducir integrando a todas las tribus que hay en el peronismo, habida cuenta de la necesidad electoral de tener un buen desempeño en septiembre en Buenos Aires y en octubre en todo el país”.

Lo que destaca Córdoba: “Lo que ya estaba polarizado se ultra polarizó”.

Lo que preocupa: “El peronismo no es algo que escuche la generación más joven. No solo no lo escucha: ni le llega su mensaje. Y ese es un problema que impacta directamente en los resultado electorales porque se trata del segmento etáreo que más participa. Son los mayores de 50 los que menos han ido a votar en las últimas elecciones y es en ese sector donde el peronismo obtiene mayor repercusión”. 

Foto: Ramiro Domínguez Rubio para lavaca.

Jubilados ante las vallas

 Al mismo tiempo, en el Congreso, sucede la concentración de jubiladas y jubilados de cada semana. Pero la escena no tiene nada que ver con ninguno de los miércoles previos. Incluso los miércoles de verano, de extremo calor, o miércoles feriados, o miércoles de lluvia. Esta vez, la plaza está vacía. Vaciada. 

Pararse en la intersección de Avenida de Mayo y Sáenz Peña sirve para ver dos postales bien distintas si se mira a ambos costados: 

  1. Hacia 9 de Julio, la cola de una marea de gente mirando a la Casa Rosada. 
  2. Hacia Callao, un vacío en las afueras del Congreso de la Nación, edificio aislado de la ciudad y piquete máximo del centro porteño, totalmente vallado, impidiendo el tránsito por Entre Ríos, Callao, Rivadavia, Hipólito Yrigoyen, Ríobamba, Combate de los Pozos entre otras aledañas.  

Hay otras postales que reflejan lo mismo: la ausencia de cuerpos más allá de una centena de jubilados. 

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Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Entonces, todo lo que se habla, se escucha bien nítido. 

Una señora le dice a otros dos: “Con esta división Bullrich se está haciendo un orgasmo. Eso es lo que le calienta, dividir, dividir, dividir”. 

La señora se llama Mabel, tiene 69 años y vino de Isidro Casanova. Cree que el acto en Plaza de Mayo “fue partidario” y que hoy el PJ volvió a no sumarse a la pelea de los jubilados. “Fue un miércoles más sin estar del lado de quienes más estamos sufriendo”. Mira lo positivo, aún en la falta de unidad: “A este gobierno un poco le debe joder que haya tantos focos de reclamo, pero hoy era un momento para haber demostrado una real unidad y que toda la gente que fue a la Plaza de Mayo viniese acá a protestar por cómo estamos viviendo. Me da bronca que se haya convocado la concentración una hora antes de la nuestra, cuando somos nosotros quienes venimos haciendo escuela en la resistencia todo estos meses y todos estos años”.

Críticas y reflexiones

Otra postal son los carteles y los discursos en contra de la proscripción a Cristina Fernández de Kirchner, que trasciende las posturas partidarias. “Los juby contra la proscripción”, firma: PTS Independiente; “Corte suprema ilegítima = fallo inválido”.

Rubén (72) y Mario (70) integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados. Fueron a Plaza de Mayo a las 14, y antes de las 15 ya estaban congregando en Congreso.

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Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Rubén: “Fuimos a hablarle a los compañeros que fueron a Plaza de Mayo para defender su derecho de votar, porque más allá de nuestras diferencias políticas creemos que hay que superar esa consigna: acá hay un problema de conciencia de clase y la forma de salvar a su líder o a su símbolo es solamente derribando a este régimen y a su plan económico criminal. Eso fuimos a decir allá y por eso volvimos acá: esta es nuestra pertenencia, nuestra trinchera. Los jubilados estamos en contra de la proscripción a Cristina pero la única manera de resolver ese problema y tantos otros que tenemos es organizarse para una huelga general, sino es imposible”.

Dice Mario: “Acá, ahora, debíamos haber estado todos, en una única movilización, exigiendo un plan de lucha nacional, con paros y movilizaciones, para lograr el desprocesamiento de Cristina, pero también para tirar abajo el plan motosierra que nos está matando a los trabajadores y a los jubilados. Acá es necesario un encuentro nacional de trabajadores que unifique la lucha, no lo de hoy. La convocatoria una hora antes de nuestra marcha por parte de la dirigencia del PJ nos parece un error, cuando saben bien que los miércoles es el día de la resistencia de los jubilados”.

Cierra Rubén: “Más que un error, fue una política que decidieron implementar, y se nota que terminó la manifestación y no vinieron acá. Eso demuestra que no quieren ir a fondo en el enfrentamiento contra este gobierno”.

La desunión de las marchas

A eso de las 16 horas encontramos a Griselda, quien tiene una remera de Cristina pero mientras se pasa un audio de la ex Presidenta en la Plaza de Mayo, ella está junto a los jubilados en Congreso. Viene de allá, claro, pero al no poder entrar a la Plaza por la cantidad de gente que había, eligió venir a un lugar más cómodo. Y donde sumara más.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

No vino sola: vino junto a un grupo de amigas desde Berazategui, en tren. Todas ahora escuchan la radio abierta de los miércoles, a la que asisten siempre que pueden: “Hoy como hice paro pude venir”.

El paro, claro está, fue por la movilización a Plaza de Mayo, a la que fue “en contra de la proscripción de Cristina”. Ahora con los jubilados, Griselda reflexiona sobre la desunión de las marchas: “Yo las uní a venir, pero para mí los que organizaron tendrían que haber unido ellos las marchas. Con el grupo que vine lo unimos, no sé si acá primero y después a la Plaza, o al revés… hubo un poco de desacuerdo, primero se iba a ir a Comodoro Py, cambió todo y un poco se desorganizó. Lo importante es que igual la gente está en la calle, porque la Plaza estaba llena”.

A partir de hoy, ¿qué va a pasar? “Cristina estará en domiciliaria, los jubilados acá… Griselda: “Es la incógnita. Ahora parece que estamos todos unidos, pero esto se tiene que mantener. El pueblo sí está unido, pero los dirigentes: ¿se van a unir? Eso es lo que no sabemos. El pueblo se puede unir y en estar la calle estar, pero…”.

¿Está más unido el pueblo por abajo que por arriba? “Exacto”.

Desconcentrados

A las 16:30 horas ocurre la desconcentración de Plaza de Mayo que no parece fortalecer sin embargo a la marcha de jubilados. Solo un puñado que no llega a las 400 personas se suman. Quienes llegan hasta la Plaza del Congreso, cuando ven el vallado y algunas banderas de partidos de izquierda, dan la vuelta y se van por otro lado en la mayoría de los casos.

Eduardo es uno de los pocos que viene caminando por Avenida de Mayo directo a entrelazarse con sus pares. Tiene 74 años y 9 nietos. Es de Quilmes y trae una bandera argentina en sus hombros. Habla despacito, como si midiera cada una de sus palabras.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Cuenta que tiene artritis reumatoidea y que las inyecciones que se aplica son bastantes caras. “Desde que asumió este gobierno, tengo que renovar el pedido cada seis meses y un mes me dejan sin medicación. Me sale 350 mil pesos esa decisión…”. Cuenta, también, que más de una vez fue gaseado y golpeado. Y que un día como hoy está a la vista, que cuando las marchas son masivas, no reprimen. Focaliza el problema: “Nuestros propios compañeros peronistas que nos tendrían que ayudar, venir a respaldarnos, no vienen. En una oportunidad lo hicieron las hinchadas, en otra los del Garrahan, pero vienen una sola vez y después nunca más, no sirve así. Me da mucha pena, porque el resultado será una Argentina cada día más despedazada”.

¿Seguir gente o seguir ideas?

Mientras, por el altoparlante suena la voz de un jubilado que también conecta por abajo:

“La justicia crápula no tiene moralidad para juzgar a nadie: son los primeros corruptos que defienden este sistema que ataca a los trabajadores y a los jubilados queremos ser claros: nosotros hoy no hemos ido a la Plaza. Hemos optado por dos actividades: hemos estado en el abrazo al Garrahan, con los compañeros de la junta interna de ATE, de la asociación de trabajadores y profesionales del Garrahan, con los autoconvocados: ahí es dónde hay que estar, con los compañeros, cotnra este gobierno de perversos sociales que nos atacan. Y estamos acá otro miércoles, luchando por las reivindicaciones de los jubilados, que son las reivindicaciones de los trabajadores: si no peleamos ahora, no tenemos futuro. Quieren condenarnos a un subsidio a la vejez: crápulas. Nueve millones de pesos se aumentaron los senadores, y nos están condenado ocn una jubilación mínima apenas arriba de los 300 mil pesos”.

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Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Luis Pesce es otro de los jubilados que viene de allá, y sintetiza todo en pocas palabras: “Si tenés ego no podés tener ideas. No hay que seguir gente, hay que seguir ideas. A mí lo que me gustaron de Cristina, justamente, son las ideas”.

Menea la cabeza: “Evidentemente están viniendo poquitos”. Y define magistralmente: “No llegan, pasan”.

Carlos, el famoso jubilado de Chacarita, es uno de los que pasa: “No, esto es un poroto (dice por la marcha a la que asiste cada miércoles), allá hubo un millón de personas. La gente fue apoyar a Cristina porque nos están robando el país. No tenemos patria, no tenemos nada. Es una colonia esto. Acá hay que luchar”, reafirma, agitado y mirando el minúsculo grupo de jubilados de esta vuelta. “Qué va a hacer”, define, en vez de adjetivar. Y ya cansado, plantea cómo seguir: “Mañana será otro día, mañana será otra lucha”.

 La resaca y la silla de ruedas

Alejandro de Palermo tiene un pasacalle que dice Cristina 2025. Lo cuelga frente al Congreso, después de traerla de Plaza de Mayo. “Los micros no dejaron estacionar, muchos no vinieron acá porque no saben después cómo volver”, ensaya una explicación del desencuentro. “Mucha gente quedó allá. Pero despacito están viniendo algunos”.

Es cierto, a las 17 horas parece alcanzar el pico máximo de unión entre marchas, aunque mientras unos cantan “somos de la gloriosa Juventud peronista”, por el altoparlante hablan del bombardeo a Gaza.

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Nos miramos desconcertados con Alejandro, y él reflexiona: “No soy muy político, lo único que sé es que salimos por la democracia, que es también la lucha del Garrahan, por los jubilados, porque están matando a la patria: nos están destruyendo todo. Esa es mi manera de pensar”.

Para él la condena a Cristina también es parte de eso: de un ataque a la democracia toda. Piensa en vivo: “Cristina es parte de nuestra… a ver, cómo te puedo explicar. Desde mi punto de vista, a Cristina la veo como alguien que nos dio muchos años buenos en este país. Ojalá tuviéramos la chorra toda la vida. Yo sacaba una murga, La resaca de Palermo, y éramos 100 personas que comíamos todos los meses asado con la murga; hoy no podemos ni invitar un guiso. ¡No puedo invitar a la gente a comer un guiso! Les decimos que se traigan un pedazo de carne cada uno”…

Le digo que, tal vez, vivía por encima de lo que podía: se ríe a carcajadas. Remata sin vueltas caracterizando al actual gobierno: “Son enfermos mentales. No les da la cabeza”.

¿Cómo se hacemos para sacarlos, si no se ponen de acuerdo, si los jubilados quedan solos? Alejandro: “Yo siento, loco, que con el voto de octubre tenemos que dar un mensaje. El voto tiene que ser a pleno con el peronismo. Espero que haya un buen peronismo”.

¿Vaya quien vaya? “No sé mucho de política. Pero el que esté en la cabeza, que lleve a la gente de frente march. Tuvimos fallas, tuvimos fallas. Pero con las fallas, loco, se aprende, ¿entendés? Tenemos que aprender a ver quién ponemos ahora, y no equivocarnos. Eso nomás”.

¿Y los jubilados? “Mirá cómo están, a vos te parece que tienen que venir acá? 300 mil pesos cobran. Mi viejo falleció hace una semana. Y me decía: qué ganas de ir con la silla de ruedas. Mi viejo es peronista de toda la vida. Y… lo traje una vez, un mes atrás, estábamos en la otra punta, y me decía: no sabés las luchas que tuvimos acá, con Perón. Y me contaba unas historias, cuando estaba los perseguían… 92 años tenía. Fue tan lindo para mí escucharlo”.

Marcelo se quiebra. Parece recordar esas palabras acaso como una última lección, algo así como: si hace falta se vuelve a marchar, a los 92 años y en silla de ruedas.

Y con alguien como él para llevarlo.

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Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Las cosas que se comparten

Zulema, de Jubilados Insurgentes, vuelve del ¡Obelisco! Hasta donde llegó con su grupo después de dar vueltas por todo el centro porteño. Así de inquietos estuvieron hoy y vienen estando las últimas movilizaciones de miércoles, para gambetear a las fuerzas federales e interpelar a los coches y transeúntes con cánticos y mensajes.

Hoy, al llegar, se encontraron con un vallado en toda Callao y toda Rivadavia y una Avenida de Mayo vacía de tránsito. “No venían coches, nada. ¿A quién le protestábamos? No pasaba nada”, cuenta sobre el momento del desconcierto. Así fue que empezaron a caminar por las calles aledañas, hasta llegar al Obelisco, pero sin pasar por Plaza de Mayo.

Cuenta por qué: “Nosotros podríamos haber hecho todos juntos una movilización por los derechos de todos y eso hubiese valido; pero se marchaba solo por Cristina. Ni siquiera pidieron por la libertad, que está mal condenada y por lo tanto tiene que estar libre. De todos modos nosotros queríamos mantener nuestro eje, no aprovecharnos en un sentido oportunista de ir con nuestra propuesta ahí. Queríamos mantener nuestros reclamos permanentes que no son nuestros sino de todos los trabajadores. Estoy segura que todos los que fueron a la marcha de Cristina los comparten”.

Zulema da en la tecla: “La clave es que nosotros planteamos que la lucha por nuestros derechos tiene que ser hecha por nosotros mismos y los otros que tienen los mismos problemas, piensan que los derechos se los va a resolver una figura. Ellos pelean para rescatar esa figura”.

Perón decía que hay que hablar mucho de las ideas, poco de las cosas y nada de las personas: “Sí, pero Máximo dijo que hay que dejar de patalear. Ellos lo resuelven por arriba y arrastran los mismos problemas desde hace tiempo por eso mismo”.

¿Y por abajo…? En uno de sus permanentes movimientos, la bandera roja de Jubilados Insurgentes dio la vuelta a la plaza Congreso y se paró en Sáenz Peña y Avenida de Mayo, a la espera de quienes venían de la Plaza de Mayo. “Estuvimos esperando y cuando vino el primer grupo les preguntamos si venían apoyar a los jubilados como para entrar con ellos de nuevo al Congreso. Y nos miraban… pasaban, no sabían. Capaz que algún grupo de jubilados sí. Pero estamos cruzados por ese problema: otras agrupaciones de jubilados son de partidos. Nosotros no. Eso también sentimos que nos divide. Pero nuestras coincidencias, si todos vienen a luchar, son lo importante”.

Al notar esta desconexión, los Jubilados Insurgentes y un nutrido grupo que los seguía fue primero para Corrientes y Callao y luego para el Obelisco. Le digo entonces a Zulema que mucha gente suelta siguió llegando al Congreso pero, al no estar ellos, quedaban justamente los grupos partidarios de jubilados. Zulema sigue su marcha: “Pero también venían por Corrientes, muchos nos vieron”, afirma.

Entre internas propias, ajenas y entrecruzadas, los Insurgentes plantan otra vez bandera: “Pudimos decir que nosotros luchamos contra toda proscripción. Y los que están más proscriptos son los trabajadores, y desde hace mucho tiempo. Nosotros pensamos que es una pena que toda la gente que apoya a Cristina no salga a luchar por ellos mismos también, por los derechos. Si eso se da, vamos a estar con los brazos abiertos. El tema es que las elecciones son como una mediatización, pareciera que todo pasara por ahí, entonces todo es un camino ya preparado que te saca de la calle”.

Por lo pronto, mientras la militancia desconcentra o llena la pizzería La Americana, un grupo de veteranos y veteranas se mete en un sótano para discutir, intercambiar, pensar cómo seguir adelante, estar juntos.

Como todos los miércoles.

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Mapumundi: Lef y una cartografía de la situación mapuche

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Lefxaru Nawel es ciudadano argentino de nacionalidad mapuche, werken (vocero) de la comunidad, abogado, profesor universitario, rockero y papá, entre otras cosas. Fue uno de los detenidos en julio por reclamar que se cumplan las leyes. Su mirada sobre el gobierno de las corporaciones, Occidente, el fin del cinismo, los cascarudos, el racismo y el odio, el progreso, el fracking, la pobreza, el agua, Vaca Muerta, la democracia y algunos datos sobre las utopías y el futuro. Por Sergio Ciancaglini.

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Elecciones 2025: la noche de las urnas

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El gobierno obtuvo el 41% de los votos en la elección de medio término con menor índice de participación desde el regreso de la democracia. El enigma es qué cosas se acomodan y desacomodan a partir de este lunes en el que la vida continúa, aunque no está claro todavía de qué modo. Estuvimos en los búnkers y sus alrededores, que tal vez brinden algunas pistas sobre lo que se viene.  

Por Lucas Pedulla, Franco Ciancaglini y Claudia Acuña

Fotos: Lina Etchesuri y Juan Valeiro

La calle del búnker

La primera en llegar fue Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad, futura senadora, con una sonrisa que escondía el 50 por ciento de votos que sacó en la Ciudad.

Luego fue el presidente Javier Milei, que levantó un cartel que decía, de un lado, “las fuerzas del cielo – Virrey del Pino”, y del otro, “el futuro es en libertad”.

En tercer lugar, el ministro de Economía Luis Caputo.

Finalmente, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, acompañada del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, dos que tampoco escondían buenos gestos: «Estamos contentos», dijo la hermana.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Todavía faltaban tres horas para que los primeros –y definitivos– resultados se multiplicaran en los cientos de celulares encendidos en la esquina de Córdoba y Maipú, frente al Hotel Libertador, convertido nuevamente en búnker de La Libertad Avanza en estas elecciones de medio término que tuvieron una participación del 67,8% del electorado, el número más bajo desde el regreso de la democracia en 1983. Hasta hoy, la baja participación en cada elección desdoblada hacía suponer que el perdedor era el oficialismo, ya que la ausencia se medía desde ese electorado desencantado con las políticas del gobierno.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Pero este domingo el mapa de la Argentina coloreado de violeta casi por completo hizo quemar todos los manuales una vez más, en un país cuya capacidad de asombro no tiene techo ni tampoco umbral de dolor. Y ni hablar del principal golpe: la victoria por menos de un punto (apenas 46.612 votos, al cierre de esta nota) en la provincia de Buenos Aires, principal bastión electoral por su caudal, lugar donde LLA se había comido una paliza de 13 puntos en las elecciones desdobladas de septiembre.

Una lectura rápida indica que, en territorio bonaerense, Fuerza Patria sacó 261.000 votos menos y LLA, 881.000 más. Un fiscal libertario comenta su sorpresa en esta calle que comienza a cantar sus primeros versos –»kuka tira piedra»– y lo dice abriendo bien grandes los ojos después de haber estado todo el día en una escuela de Pilar, norte del conurbano bonaerense: «Perder por seis puntos era un buen resultado, imaginate esto».

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Esto es, ni más ni menos, que le dieron vuelta la elección al peronismo, como pasó en su escuela. Su interpretación: «Hay una ancha avenida del medio que ve linealmente que el peronismo ganó y subió el dólar, aumentaron los precios y que el país se va a incendiar. Por eso, salió a votar». De todas formas, la participación fue baja, algo que tendía a perjudicarlos: «Te digo algo, porque hoy lo vi: para mí los que no fueron a votar son los del peronismo. No te olvides que ellos siguen su interna». El fiscal se mete a los festejos. Algo de ese antikirchnerismo y antiperonismo reloaded es lo que incita a estas cientos de personas a entonar con voz ronca: «Che Peluca, peronismo y kirchnerismo no queremos nunca más».

Por la avenida Córdoba pasan colectivos, autos y taxis que tocan bocina y sacan sus cuerpos por las ventanas que estimulan esa excitación. Por allí celebra Carlos, 45 años, vendedor de banderas con el logo del león, discapacitado y medicado, que lamenta la gente que tiene que salir a pedir por la emergencia: “Cuando se hagan auditorías y todo esté bien, la plata va a estar”. Vino de Berazategui, sur conurbano, donde votó la lista que seguía teniendo como cabeza a José Luis Espert, acusado de recibir dinero narco: “Mirá, si a mí me compran una bandera, yo no sé de dónde viene la plata. Si hizo algo, que pague”.

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

El efecto Espert no se siente para nada. Las respuestas son pragmáticas: si robó, que lo metan preso. Luis, + 40, vino de Quilmes, también del sur, es herrero y dice que le está yendo bien: “Fui, voté esa lista, pero le creo a Milei, porque quiero un cambio, un futuro para mis nenes. Vamos a ver qué pasa. Pero mi apuesta es el cambio”.

Kevin, 24 años, es barbero, vecino de Recoleta: “Espert es un tipazo, pero si sos delincuente, adentro. Tiene que hacerse cargo, aunque todavía hay mucho que investigar”. Miranda, de 22, trabaja en una tercerizada, y vino con él: “Sí, él dijo cárcel o bala, entonces que se haga cargo: la ley es para todos igual, para mí, para él, para Karina o para Milei”.

Así es la doctrina liberal libertaria, explica Kevin, que dice que está en los mejores años de su vida: “No somos Suiza, somos un país pobre, estamos nadando en la profundidad pero de a poco estamos sacando cabeza. Hay que ponerle garra”. Para Miranda, la elección es fundamental para que “Milei siga con las reformas” y que el Congreso no se las trabe, “como los vetos”, aclara.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Algunos de ellos fueron por la emergencia en discapacidad, el financiamiento universitario y aumento de las jubilaciones. “¿Pero de dónde va a salir la plata?”, repregunta, en uno de los clásicos argumentos de Milei, al punto de posponer la reglamentación de las leyes.

¿Pero no se contradice con las retenciones cero a los agroexportadores? Miranda no titubea: “Es una apuesta para que entren dólares al país”.

Luis, en sus sesenta, es jubilado y tiene una “artritis brava”, por lo que camina con dos muletas sujetas a sus antebrazos. Lleva una remera de Milei de las elecciones 2021, cuando entró al Congreso por primera vez. Plantea una lógica microeconómica, bien de hogar, que se repite con eficacia en otros entrevistados: “Sé que el mejor ministro de economía soy yo. Si gano 100 y gasto 120, el problema soy yo. Todo arranca desde el hogar. No digo que Milei es papá y nosotros los hijos, pero está ordenando la casa. Hay que tener conciencia. El gobierno anterior jubiló gente a mansalva y mis familiares peronistas me dicen que me van a sacar la pensión, pero acá estoy. Es inútil entender la desgracia de los que apoyan al gobierno anterior, pero bueno: tenemos cuatro generaciones criadas en la vagancia. Movilizaban gente por migajas. Así la acostumbraron”. Sobre Espert, no duda: “¿Y quién lo acusa? ¿El setentista extremista de Taiana? ¿Por qué llegó la dictadura? Y vamos, no fueron 30 mil: el peronismo mató más gente con la pandemia que el militarismo”.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Beatriz, en sus veintis, es cordobesa pero vive a la vuelta del Hotel hace un año. No votó, porque todavía no hizo el cambio de domicilio, y trabaja en el rubro textil. “Está bravo. La venta, todo. Muchos esperando a ver qué pasa hoy. Algunas competencias nuestras nos dijeron que tenían un botón para pausar páginas y ver qué iba a pasar con las elecciones. Por el dólar, viste”. Pero ella, que no votó, igual banca: “Es más que nada un cambio”, repite.

Tema jubilaciones, economía, discapacidad: “Milei está hace dos años. ¿De quién es la culpa? ¿Del anterior, del nuevo, o del próximo? Yo perdí el año en mi universidad, hace dos años, porque no paraban de hacer paros. Y no fue por hoy”. Cuenta que tenía un abuelo radical y otro peronista, que hasta el último momento cantó la marcha: “Me contó que era policía en el Cordobazo, pero que ese día dejó el servicio porque no iba a reprimir al pueblo”. Le pregunto si sabe que ese 29 de mayo de 1969 estudiantes y obreros salieron a las calles en contra de una política económica de características similares a la de hoy. “Es verdad”, dice Beatriz y sonríe, aunque revolea los ojos. “Pero así es Argentina: cíclica”.

La euforia sigue.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

De todo lo que esta calle de esta Argentina cíclica vuelve a mostrar, como ya lo hizo en este mismo lugar durante el balotaje de 2023 con personas de barrio que no eran sólo aquellos vestidos de Jason y Jokers dispuestos para la foto satírica o la burla progre, los principales flashes apuntan a una nena, toda vestida de violeta, en brazos de su madre. La chiquita, con un brazo, la abraza, y con el otro agita una motosierra –también violeta– hecha con telgopor y con algunas firmas escritas con fibrón negro. “Son de Milei”, dice Sol, su mamá, comerciante del barrio porteño de Villa Crespo. Su hija, llamada Isa, y de tan sólo 7 años, la agita, feliz, y solo canta, como estas ¿doscientas?, ¿trescientas?, personas, dos palabras:

–Cristina tobillera.

Una reportera de RTVE de España la mira, por largo rato, como queriendo entender ese entusiasmo, esa sonrisa, ese fervor. Le pregunta a Sol, de 40 años, qué siente.

Ella pronuncia, entre el medio del ruido, la palabra esperanza.

La reportera la mira, con esos ojos ajenos, tan de otro país, como quizá millones estén mirando ahora estos resultados, esta noche, este fervor, que no se mide en algoritmos ni tampoco en marchas, pero que está ahí, tan a la vista, tan al lado, una vez más.

Los puntos y el knock out

Los puntos que se descontaba Fuerza Patria le sacaría a LLA en la provincia de Buenos Aires fueron bajando con el correr de las horas: de 10 a 5 puntos de diferencia, de 5 a empate. Había un cóctel programado que rápidamente pasó a estar en duda, lo que hizo que la prensa se abalanzara sobre los últimos sánguches de fiambre, con una voracidad que mataba la espera y el nerviosismo en un Hotel Gran Brizo de La Plata, dominado por el silencio y las caras largas.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

Mientras tanto, llegaba por whatsapp el conteo de mesas de otras provincias con mejores números para LLA y se instalaba la idea de una elección nacional pareja. Tampoco fue así. A las 20 ya se hablaba de derrota. Y a las 21, con los primeros resultados, la sorpresa fue que se perdía incluso en la provincia de Buenos Aires. Fue knock out.

Indicios: más temprano el “cuervo” Larroque, Carli Bianco y Gabriel Katopodis habían llegado juntos al hotel-búnker y evitaron hablar con la prensa. El hermetismo duró hasta que el gobernador Axel Kicillof dio su discurso a las 22.30, después del de Milei. Los que dieron la cara ante los cronistas no fueron los candidatos bonaerenses sino algunos sindicalistas, que ocuparon un palco al costado del escenario principal.

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Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

Hugo Yasky fue el primero en contestar a la prensa tras los resultados: “Se ratifica un escenario de polarización a nivel nacional; quedan de pie dos grandes fuerzas. Evidentemente, la operación rescate del gobierno de Estados Unidos a Milei tuvo efecto”.

-¿Las listas estuvieron bien armadas?
-Si gana un candidato que tuvieron que bajar porque está sospechado de ser narco, fijate que la cosa no pasa por ahí.

-¿Hay autocrítica?
-La vamos a hacer con la seriedad y el tiempo que se merece.

-¿Le da la razón a Cristina el resultado?
-No, no se trata de eso. Este resultado demuestra que La Libertad Avanza terminó de incorporar al PRO y a gran parte de los votantes del radicalismo.

-¿Cuál es la propuesta para lo que viene?
-Necesitamos fortalecer la unidad y pensar una propuesta hacia la gente- finaliza Yasky.

Que esos sigan siendo temas pendientes tal vez explica parte de lo ocurrido este domingo.

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Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

La gente

Tomasa, arquitecta, es una de las tantas anonadadas con el resultado:
-No me lo imaginaba, pero bueno, es parte de la presión que sembró Estados Unidos, ese temor de que si Milei no ganaba… Yo creo que la gente votó con ese miedo, con esa hipótesis.

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Tomasa, sus banderas y reflexiones sobre la gente, Taiana, Kicillof y Cristina.

Agita dos banderas argentinas, una en cada mano.
-Al peronismo esto le tiene que dar fuerzas.

-¿Y el antiperonismo?
-Una elección más, una menos, no importa: el tema es que esto implica la entrega de soberanía, del agua, de los ríos, del petróleo.

-¿Y por qué la gente no vota por eso?
-No lo quieren ver.

-¿Quién te gusta?
-Taiana: no le pudieron hacer una campaña en contra.

-¿El gobernador?
-Me consta que se está haciendo cargo de lo que abandona el Estado nacional, como el Astillero Río Santiago.

-¿Y Cristina?
-Me está demostrando que tenía razón en muchas cosas.

-¿Qué falta?
-Intuición. Y amor. Lo contrario del amor es el miedo.

“No puede ser”, repite a su lado Andrea, que cree que en los números finales “hay algo raro”. Primero habla del sistema de votación –por primera vez en formato de boleta única–pero  luego reflexiona sobre la mezcla entre estrategias electorales y errores propios.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Andrea, su sobrina (con bolsos listos para irse a Europa a buscar trabajo y horizonte) y Soledad.

Comenta que algunas colegas enfermeras suyas votaron a Milei por una razón: “Quieren un cambio”. A su lado, su sobrina psicóloga ya tiene listos los bolsos para irse a vivir a Europa. Explica: “Los efectos de esto van a durar muchos años”. Menciona otra calidad de vida, la posibilidad de ejercer, más oportunidades.

Acá la van a estar esperando…
-Vamos a seguir laburando para que esto se termine– dice Andrea.

Pero Soledad, su amiga, acota:
-Si llegamos.

Habla, literalmente, de la muerte.

-Hicimos algunas cosas mal, es cierto. Pero estos… Spagnuolo, lo de Espert… no entiendo.

Vienen de ver a Cristina en el balcón de la calle San José, y ahora están bajo una llovizna esperando a Kicillof. Las sigue moviendo el amor, frente a lo que consideran odio ajeno:
-Es una lástima, porque la pagamos todos. Se llevan todo. Y este desastre va a durar años.

Elecciones 2025: la noche de las urnas

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

Otro de los que está pegado a la valla es Martín, a la espera de que salgan los dirigentes “para reconocer que se perdió”. Para él también “hay algo raro: no me cierran los números”. No lo puede creer.

Es jubilado, exferroviario. Cuenta que se le acercan personas a pedirle comida en un pequeño local con el que complementa sus 600 mil pesos de jubilación (tras 40 años de aportes).
-Me da pudor, me da vergüenza que la gente pida para comer. Lo que está pasando no tiene precedentes.

Habla del mismo ministro de Economía que endeudó al país con Macri primero, y ahora, en nombre de las finanzas. Y vuelve a sacudir la cabeza en señal de incredulidad:
-Si vos me decís: ganó porque hizo obras… ¿qué obra hizo? Los jubilados, los discapacitados estamos por el piso.

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Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

-¿Cómo se explica?
-No tiene explicación, no me va a entrar en la cabeza. La miseria que hay en la calle, no hay trabajo. Endeudaron al país y metieron a Cristina presa. ¿Y ellos? Son estafadores, son evasores, y no dan explicaciones. ¿A quién beneficiaron? Solamente los peronistas van presos.

Sobre ese tema cuenta: “Soy peronista por mi papá. Me crié en los 70, en una casa donde escondían la foto de Perón y Evita porque te perseguían”. Ahora se expresa libremente acá, pero también se siente en una encerrona: “Hay algo muy oscuro, muy turbio. Estos tipos no me merecen ningún respeto, porque no respetan al pueblo”.

-¿La gente se va a dar cuenta de eso?
-No. Porque la justicia que tenemos en Argentina es in-justicia. Hay que empezar de nuevo muchas cosas. No es solo esperar las próximas elecciones.

Otro de los que aceptó hablar con lavaca fue Héctor Daer, secretario general de la CGT.

-Le escuché decir que en una elección se gana o se pierde por un voto, pero que no hay que andar con caras largas. Ahora bien, ¿cómo pensar la composición del Congreso?

-Los números siempre van a depender de un sector que pendule, el mismo que hoy votó “por afuera” o “por el medio”, entre comillas. Es ese sector que dice “no estoy de acuerdo con esto ni con lo otro”, pero después termina votando todo. Esos sectores van a tener que refrendar en el Congreso los discursos que tuvieron durante la campaña. Fijate que desde el último trimestre del año pasado el oficialismo tuvo fracaso tras fracaso en el Congreso. Y con algo inédito: se ven obligados a promulgar una ley porque el Congreso les rechazó el veto, pero dicen “hasta que no me digan cómo se financia, no la aplico”. Eso no se vio nunca en la Argentina. Son cosas que la democracia tiene que resolver. Que en plena campaña el propio Presidente diga que lo único que aspira es a tener un tercio para sostener sus vetos habla de la poca creatividad y de la escasa consideración por el Poder Legislativo. Muchas de las cosas que estamos viendo son insólitas.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

-Después de septiembre, ¿cómo se explica este resultado? ¿También es la gente eligiendo esas cosas insólitas?

-No hay que enojarse con el votante. Tal vez nos equivocamos en el debate. Desde el movimiento obrero, en 2023 fuimos claros sobre lo que se venía, pero parece que no alcanzó. Ahora veremos los resultados y analizaremos en qué nos equivocamos.

-¿En qué sentido hubo errores?

-El peronismo tiene representación sobre sectores muy heterogéneos. A veces concentramos el discurso en los derechos laborales, las conquistas, pero eso representa solo una parte de la población. Hay otro sector que no goza de esos derechos, y en esa heterogeneidad quizás no logramos universalizar el mensaje, hablarle a más gente. No es fácil, porque hay que unificar el discurso, definir qué hacer. Y parece que eso no se hizo.

-¿Cómo se puede corregir de acá en adelante?

-Hay que laburar para lograrlo. Si no fuéramos optimistas, estaríamos todos en casa tomando el último mate y yéndonos a dormir. Pero somos optimistas, y por eso seguimos acompañando.

¿El armado electoral o la estrategia pudieron haber sido mejores?

-Cuando se firman las listas, todos son los mejores y las mejores, ¿no? Pero bueno, después la realidad te acomoda.

-¿Cómo estará la calle de acá a diciembre?

-La calle va a tener un termómetro que tiene que ver con las cuestiones sociales, más que nada. La legitimidad electoral no te da legitimidad absoluta para hacer lo que se te ocurra. Esto es día a día.

-¿Hay un paro en el horizonte?

-Por ahora no. Ya vimos en el último paro que hubo un sector grande que no pudo movilizarse porque cobra por día trabajado. Entonces las dificultades para vaciar todo con medida fuerza no son las mismas que antes.

-¿Y si el oficialismo avanza con una reforma laboral?

-Ahí sí. Ahí vas a tener a todos los trabajadores encolumnados. Olvidate.

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Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org

La jornada terminó a las 23 horas, después de que hablara Axel Kicillof, único orador, ladeado por la vicegobernadora Verónica Magario. Hizo una lectura de las elecciones bonaerenses (“muy ajustada”), le habló al gobierno y dijo que hay que redoblar el esfuerzo para construir una alternativa: “Ni miedo ni resignación. Más esfuerzo, más militancia y más trabajo. Vamos a usar todos los recursos para seguir funcionando como escudo y como red. Pero además de ayudar y proteger, es nuestra obligación construir una alternativa que le muestre a nuestro pueblo que hay otro camino”.

En el escenario lo acompañaron Máximo Kirchner, Sergio Massa y Juan Grabois, entre otros. Finalizaron cantando tibiamente la marcha peronista.

Mirando a la izquierda

Es más importante transformar que interpretar, proclama el principio básico del marxismo, pero lo que este domingo impregna el primer piso del club vasco donde se reúne la dirigencia y militancia del Frente de Izquierda es el aroma de la prudencia, a pesar de tener algo para festejar: una diputada por Capital (Myriam Bregman) y dos por provincia de Buenos Aires (Nicolás Del Caño y Romina Del Pla). La cosecha porteña fue importante: en mayo fue de 3,6% y hoy, el 9%, mérito sin duda de La Rusa, como apodan a Bregman.

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Fotos: lavaca.org

La cautela la siembra el contexto: no es el Congreso de la Nación el escenario de ninguna transformación. “Es la calle”, dirá Del Pla, sin dudar y aferrándose a la memoria reciente “Lo mismo sucedió con Macri, que ganó las elecciones de medio tiempo y envalentonado quiso imponer la reforma laboral y jubilatoria y así le fue después”.

Juan Carlos Giordano –quien reemplazará a Del Caño en la rotación de su banca como diputado nacional– suma otras cuentas: “La gente que no fue a votar representa casi diez millones”. En su mirada esa cantidad hay que facturarla también a la oposición al gobierno, junto con el casi 60% que eligió otras fuerzas. ¿Será así? Para Cele Fierro no hay duda: “Solo hay que mirar un poco lo que sucede en el resto del mundo donde al mismo tiempo que la ultraderecha llega a controlar los aparatos de gobierno también hay una multitud que no deja de expresarse en las calles para defender otros valores”. Por ahí, creen, pasará lo que transforma: el voto con los pies.

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Actualidad

Ian Moche: la revolución de la empatía

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En tiempos de elecciones, elegimos a Ian. Fue atacado por el Presidente y todo el aparato estatal como supuesto símbolo del “curro” en discapacidad, cuando ni siquiera cobra la pensión que le correspondería. El curro era otro: el director de la ANDIS, Diego Spagnuolo, quien también chicaneó a Ian, está involucrado en la alta trama de corrupción que salpica a todo el entorno presidencial, droguerías, laboratorios. Esta misma semana hubo una movilización de las personas con discapacidad reclamando la aplicación de la Ley de Emergencia votada por el Congreso por amplísimas mayorías, que el gobierno se niega poner en marcha. Esto es: corrupción, mientras se le niegan derechos y recursos a las familias. En el caso de Ian, niño activista sobre la neurodivergencia, esta es una historia que habla de manera simple de cosas complejas: de empatía, de humor, de amor, de familia, de apoyos y de futuro. De la vida de un niño por ser feliz, en un país hostil. Compartimos la nota publicada en la MU 206.

Por Franco Ciancaglini. Fotos: Lina Etchesuri.

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