Sigamos en contacto

Actualidad

CEPA: La naranja mecánica

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Son las personas de chaleco naranja que todos los miércoles asisten a jubilados, jubiladas, reporteros y manifestantes heridos por las fuerzas federales. El CEPA, Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios nació en 2001 y se convirtió en un emblema de acción voluntaria. De Haití, Ucrania y Sudán del Sur al Congreso como zona de guerra. Las armas traumáticas y el spray pimienta y el kit que armaron para enfrentar las represiones de los miércoles. La doctrina Manaos. En tiempos de la tiranía del individualismo, un ejemplo de cómo mover la solidaridad para ayudar a curar esta época. Por Lucas Pedulla.

CEPA: La naranja mecánica
Parte del equipo del CEPA. Foto: Sebastián Smok

El día que Esteban Chalá no se bancó ver la represión por televisión y salió a la calle con su morral de primeros auxilios no se encuentra en este 2025 de miércoles de jubilados ni en aquel 2024 de nenas de 9 años gaseadas frente a las cámaras de televisión, sino en otra odisea, también argentina, ubicada en un espacio tan público como el de estas mismas calles.

2001.

Su primer curso había sido de chico, con los scouts, después llegó la Cruz Roja, pero ese 19 y 20 de diciembre fue la calle misma: un estado de sitio que no contuvo el estallido sino que sirvió de combustión, y una masacre que mató a 39 personas e hirió a más de 500 en todo el país ordenada por un presidente –Fernando de la Rúa– que renunció y huyó en helicóptero desde la propia Casa Rosada. Las imágenes televisivas impactaron en Esteban, que no entendía cómo no había nadie atendiendo a esa gente. Entonces salió él. 

“Era muy difícil ver lo que estaba pasando por la tele y no hacer nada –dice a sus 48 años, recordando esos días en que promediaba sus veintis–. Sonaba descabellado no hacer nada”. 

Ese sonido fue el motor. Esteban se mudó a Puerto Madryn (Chubut) y en 2002 fundó el Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA). Hoy, tras 14 filiales nacionales y 2 internacionales, CEPA suena por su nombre, pero más por la referencia visual: las personas de chaleco naranja que cruzan de punta a punta la Plaza de los Dos Congresos todos los miércoles para atender jubilados y manifestantes golpeados, gaseados y baleados. Llevan más de mil curaciones sólo en esta primera mitad del año, con 600 personas atendidas únicamente el 12 de marzo, el día que un disparo de un gendarme casi mata a Pablo Grillo.

Con un 2001 lejos –¿sí?–, la odisea en el espacio público argentino sigue en un escenario donde también suena descabellado mirarlo por tele y no hacer nada. “Eso es el CEPA: no mirar al costado. Nos involucramos y ayudamos –afirma Esteban–. Somos los vecinos. No creemos que estemos por fuera de lo que pasa en la sociedad: somos la sociedad”.

CEPA: La naranja mecánica

Voluntarios del CEPA y heridos por las fuerzas de seguridad de Patricia Bullrich. (Foto: Tadeo Bourbon).

Haití, pollos y peñas

En los comienzos en Puerto Madryn, mucho tiempo antes de estos miércoles de violencia federal exacerbada, Esteban quería una asociación centrada en la asistencia humanitaria integral: emergencias, búsquedas y rescates, pero también trabajando con personas en situación de calle. Con otros dos amigos armaron CEPA con la intención de equiparar estándares a nivel Naciones Unidas. “Cuando lo decíamos se nos morían de risa –recuerda su fundador–. Pensaban que nos habíamos drogado con algo”. 

Pero en el Hospital Subzonal “Andrés Isola” los escucharon y celebraron que al fin alguien quisiera levantar la vara. Comenzaron siendo auxiliares de la institución para reforzar el sistema de emergencia. A las primeras intervenciones  (accidentes de tránsito, cobertura de eventos) iban en colectivo con sus morrales para ayudar y atender a los vecinos. Abrieron una filial en Trelew. Después llegó Puerto Pirámides, al norte de la provincia, asistiendo en los accidentes viales de los turistas. Hasta que empezaron a trabajar con la Comisión Cascos Blancos –la herramienta institucional de acción comunitaria del país–, y Esteban tuvo su primera misión internacional en la frontera de Haití y República Dominicana, capacitando durante ocho meses a los integrantes del sistema de emergencias y de respuestas. “La experiencia reafirmó mucho más la idea que teníamos –dice Esteban–. El concepto estaba bien, era correcto, y en otros lados veían apropiado y avanzado lo que hacíamos. Con estándar”. Con ese envión abrieron la primera filial internacional en República Dominicana, promovían intercambios de voluntarios. Luego llegaría la segunda experiencia en Costa Rica. Y en Argentina el trabajo crecería aún más: La Plata, Mercedes, La Matanza, Morón, Ituzaingó, San Fernando, Tigre, Punta Alta. En CABA, por cobertura, hay tres filiales en Núñez, zona centro y Pompeya. “Hemos logrado ser un sello de calidad y de confianza”, celebra Esteban.

Hoy cuentan aproximadamente con 80 personas por filial. Y en tiempos de dólares debajo del colchón, todo el trabajo es voluntario: es decir, no perciben ingresos. Pero a CEPA se lo ve trabajando en los incendios en la Patagonia o en las inundaciones bonaerenses. “Todos los trajes que ves los compramos nosotros”, explica Esteban el sostén de lo estructural. Los trajes tienen como símbolo la estrella de la vida: el bastón de Esculapio (dios de la medicina y la curación) con una víbora enrollada (representación de la sanación). “Compramos los rollos de tela y hay talleres que nos hacen la ropa. Pagamos nuestros seguros. Cuando viajamos a una misión, CEPA cubre para que los voluntarios no tengan gastos. Tenemos empresas que ayudan y donan, hicimos campañas de socios, pero también peñas, choriceadas, pollos al spiedo, sorrentinos, empanadas”.

Los Cursos Básicos de Primeros Auxilios son otra fuente de ingresos. Marcelo Colucci tiene 27 años y entró a CEPA a través de uno de sus talleres después de ver un accidente en una clase de taekwondo: “Me enamoré de la dinámica, además de los conocimientos: había un sentimiento de familia y pertenencia en cada uno de los que participaba del curso –dice sobre esas jornadas intensivas de capacitación que CEPA promociona en sus redes sociales–. Son todas personas con un compromiso inigualable”.

 En su caso, también sirvió para incorporarse plenamente a la estructura: hoy es el presidente de la filial La Plata, con 77 voluntarios activos. Además, es el celebrado guitarrista de las peñas. “Cuando alguien aprende primeros auxilios, aprende una herramienta que le va a servir a otra persona, sea un familiar, un ser querido, o alguien que no conocés y está en una manifestación –explica Marcelo con orgullo–. Apelar a ese sentido de responsabilidad, donde la persona está aprendiendo algo que no le va a servir a uno mismo, pero sí para ayudar a un otro de forma desinteresada, es una semillita importante para un momento de individualismo muy fuerte como el que estamos teniendo”.

Spray pimienta con leche

Primeros auxilios y atención prehospitalaria. Búsqueda y rescate en áreas urbanas y agrestes. Trabajos en altura. Intervenciones en inundaciones. Asistencia humanitaria integral. A la descripción de actividades, CEPA ya tiene que agregar la protesta social. Yuliana Figueredo, 33 años, es del barrio San Jorge de San Fernando, conurbano norte, donde las ambulancias demoran mucho en llegar. “Sentí la necesidad de ayudar a mi comunidad”, dice esta joven que sigue administrando la panadería familiar. De ese barrio, donde es referencia para sus vecinos, pasó a los miércoles de jubilados: “Mis padres son jubilados y luchan día a día para llegar a fin de mes. Con el recorte en medicamentos, toda la jubilación se les va en remedios. Por eso entiendo la situación de cada abuelo. Me siento orgullosa de pertenecer a CEPA para poder estar allí y brindarles asistencia”.

CEPA: La naranja mecánica

Atendiendo al padre Paco, tras una de las represiones.

La presencia del CEPA en los miércoles de jubilados y jubiladas llega a través de convenios de trabajo con la Defensoría del Pueblo y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). De hecho, su participación en las movilizaciones de CABA ya venía de 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri. Pero lo que están viendo desde hace más de un año escapa a toda lógica. “Es arrancar cada semana sabiendo que los miércoles algo puede pasar”, dice Marcelo. Esteban suma: “Se está generando una fractura social que va a ser muy costosa de volver a unir con los años. Es poner a los argentinos contra los argentinos. Trabajamos mucho en situaciones de emergencia con las fuerzas en general, y muchos no están de acuerdo con las órdenes que les bajan. Sé de un caso concreto que tuvo que ir un miércoles y, del otro lado, había familiares suyos. Nos están rompiendo como sociedad”.

Para los miércoles tuvieron que invertir en “cosas no esperadas”, como las máscaras de gas: compraron más de 50 y la mayoría ya necesita cambios de filtros, otras se rompieron. En la calle también portan casco, linterna, lentes para paliar los chorros químicos, torniquetes, mochila con desfibrilador, cremas para quemaduras, cánulas nasales: todo un kit para utilizar no en Ucrania ni Sudán del Sur –zonas de guerra donde Esteban trabajó–, sino en el Congreso argentino. “Tuvimos que incorporar equipamiento que usamos solo para esto –explica–. Agudizamos los entrenamientos para que los nuevos voluntarios no se espanten en las primeras movilizaciones: el asistente humanitario se entrena, pero no para esto, que se terminó convirtiendo en una especialidad dentro de lo que hacemos”. 

La desproporción les sorprende: cuatro fuerzas federales (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura Naval Argentina y Policía de Seguridad Aeroportuaria) para apenas cientos de personas, salvo en aquellas movilizaciones multisectoriales enormes, que no abundan. También la incorporación de las llamadas “armas traumáticas”, un nombre poco metafórico para la byrna, un arma con colores naranjas, que parece de juguete, pero que tira bolitas de goma que, tras el impacto, liberan gas: “Y además te salpica parte del tóxico que llevan dentro”.

Luego están los famosos sprays con que las fuerzas federales rocían todo lo que encuentran a su paso: jubilados, periodistas, fotógrafos, niñas. “Muchos decían que lo habían cambiado, pero averiguamos con amigos y nos aseguran que el producto es el mismo de siempre –dice Esteban–. El rociador que larga un chorro naranja, viscoso, no es un gas, es un spray pimienta. Afecta la vía cutánea, la mucosa. Químicamente, el componente mayoritario es la capsaicina: es lo que genera el ardor”. Al kit mencionado, el equipo de CEPA le suma leche entera en rociadores, milanta o solución fisiológica para los ojos: “Tiramos leche entera por su tenor graso, para que encapsule al químico y lo barra. Luego, con una gasa o apósito hay que ir limpiando para tratar de sacar lo más posible el componente”. 

No hay que usar agua, porque esparce la sustancia por el cuerpo, contaminando otras zonas y propagando el ardor. El producto cumple con su definición traumática: la sensación es de fuego en la piel. Esteban indica: “Todo esto es paliativo, porque una vez que ya te entró en los poros, va a arder. Solo va a pasar con el tiempo”.

Blindaje emocional

Carolina Busquier se sumó a CEPA en 2022 y desde su profesión aporta una contención valiosa en las protestas de los miércoles: es psicóloga, formada en la “psicología de la emergencia”, una especialización para situaciones emocionales vinculadas a catástrofes o eventos masivos de gran magnitud. El primer miércoles que fue atendió a una nena de 13 años que volvía de la escuela y se confundió la parada del colectivo: se pasó solo una cuadra, pero bajó a una calle rodeada por la infantería. “Quedó desbordada –describe–. Fue atender el daño colateral, porque si había alguien que no tenía nada que ver era esa nena. Situarte en su lugar es fuerte, el impacto de esa experiencia”.

Al miércoles siguiente se encontró con una señora con problemas respiratorios: “El golpe o el gas que reciben se suma sobre otras situaciones ya preexistentes de la persona. Esa mujer tenía una enfermedad, y necesitaba asistencia médica. Pedimos una ambulancia pero su preocupación era que sus hijas no se enteraran, porque les había prometido que no iba a ir más. Le pregunté entonces qué la había hecho volver, y me respondió: ‘¿Pero cómo no voy a volver?’”.

Otra situación la vivió con los curas: “Este era franciscano, fue con su atuendo. Era imposible que no te dieras cuenta de que era un cura. Pero estaba hecho pelota, no podía abrir los ojos por los efectos del gas. Alguien le decía que los policías eran unos hijos de puta, pero él, sin poder abrir los ojos, decía: ‘Hay que entender, están trabajando, muchos de ellos quizá no quisieran estar acá’. Inevitablemente me tuve que preguntar algo de la fe y del amor. Esa cosa de poner la otra mejilla. Me asistió más él a mí, sin saberlo, que yo a él. Cuando se recuperó, fue a encararlos de nuevo y se puso a rezar un padrenuestro. Y les dice: ‘Yo les vengo a traer un poco de paz, no sé si estarán en condiciones de recibirla’”.

Tres escenas donde se juega algo que, para Carolina, el gobierno busca desatar con este despliegue: el miedo. “No hay que minimizar lo que les está pasando a esas personas. Yo no consuelo gente: es una intervención que lleva una escucha, a veces con palabras, otras con silencio, buscando un lugar de mayor tranquilidad. A veces es, simplemente, sentarse con alguien en el cordón de la vereda y que sepa que no lo van a bardear”.

Los miércoles se convirtieron en un día de lucha, que mucha gente se agenda en la semana, pero con un 99% de posibilidades de pasarla muy mal. ¿Qué estrategias hay para mitigar ese sufrimiento o dolor, tanto físico como mental? 

Cuenta Carolina: “Un día atendí a una periodista que lloraba. Tenía que salir en vivo. Gasearon a su compañero, tuvo que recomponerse, hacer la cobertura. Tramitó la situación y salió al aire, como diciendo: ‘Acá no pasó nada’. Pero pasa, y muy fuerte. Lo primero es no naturalizar todo esto. Asumir que te da miedo, te duele y al día siguiente te duele todo el cuerpo. Hay que hacer algo con eso porque, si no, se queda adentro de una forma que no está buena, y sabés que al miércoles siguiente tenes que volver, y entonces te ponés en piloto automático. A veces, es llorar. No negarlo. Si da para hablarlo con alguien, hablarlo. El blindaje emocional tiene que venir por el lado de la elaboración, no de la negación. Porque si todo lo que pasa ahí no te conmueve, sos un robot. Y si te conmueve, algo tenés que hacer con esa conmoción. Algo que no te impida seguir con tu vida. Si no le doy entidad queda como residuo, se acumula, y eso hace que uno estalle o que uno naturalice y se convierta en piloto automático. Todos los que vamos es porque nos mueve a ir. Que no se pierda esa parte de humanidad.

Doctrina Manaos

Para Esteban, parecía que lo último de humanidad se perdía cuando un policía golpeó a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de espaldas con todo el peso de su cuerpo golpeándose la nuca. “Se rompen barreras que son graves”, dice. O cuando un policía federal –hoy procesado por el juez Sebastián Ramos– gaseó a una niña de 9 años y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quiso operar en medios diciendo que había sido una persona “vestida de naranja”. 

La parte buena: el efecto boomerang de la campaña les dio mucha visibilidad. “Nos permitió mostrar todo este laburo que hacemos”, dice Marcelo. A un video fake que circuló por redes y medios que trabajan para el gobierno, se le contrapuso una campaña que sacó a escena todo el prestigio de CEPA, incluso con comunicados de organizaciones y federaciones de toda la región.

A Esteban se le infla el pecho de ver todo ese camino en retrospectiva. “Hoy somos muchos en la calle trabajando. De alguna forma, lo que hizo CEPA, y eso me enorgullece, fue haber contagiado para que haya otras organizaciones, o chicos que se van haciendo socorristas, porque nos encanta laburar juntos. No queremos que CEPA sea como la Cruz Roja, que son Coca Cola: nosotros sabemos que somos Manaos, lo decimos siempre, pero somos los que estamos al lado del pueblo. Y no queremos que sea un monopolio de Coca Cola o de Manaos, sino que seamos un montón para ayudar al mundo y cambiar todas esas barreras que se están rompiendo. Para que se reconstruya el tejido social, que exista gente con buenas intenciones. Y con ganas. Que ayude al otro sin ningún subterfugio atrás”.

Esteban se ríe: “Quizá somos medio románticos– dice, y usa otra palabra que termina con oludos–. Pero esa es la forma de construir el país de verdad que nosotros soñamos”.

Actualidad

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El acto programado por la CGT fue tan veloz que mucha gente ni había llegado a la Plaza cuando ya todo se estaba desarmando. Uno de los oradores que actualmente encabeza la central, Octavio Arguello, dijo: “Si no nos escuchan vamos a terminar en un paro nacional”. Un rato después, mientras la gente seguía arribando al acto que ya no existía, Patricia Bullrich confirmó que se posterga la discusión por la reforma laboral a febrero. Síntoma de que los números no le funcionaban al oficialismo para acelerar con una reforma navideña.

El acto fue absolutamente pacífico (muchos cuestionaban que demasiado) pero la Comisión Provincial por la Memoria informó que hubo más de 50 personas atacadas con gas pimienta por la Policía de la Ciudad. Otros agredidos fueron familiares de desaparecidos, pero por parte de “custodios” de la CGT con camisetas de la UOCRA y de su titular Gerardo Martínez. La idea de hacer la ronda chocó con estos custodios, que se envalentonaron con personas indefensas con el mismo entusiasmo que suele hacerlo la policía. Aparte de esos episodios, ¿qué nos dijo la gente que se movilizó? Palabras para entender esta época, entre el aplastamiento de la economía, los sueños del “trading” y la venta ambulante.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Una hora antes de que la jefa del bloque de La Libertad Avanza (LLA) en el Senado, Patricia Bullrich, confirmara que la discusión por la reforma laboral se patearía a febrero, el joven Gonzalo marchaba con sus compañeros de la secretaría de Educación de La Plata en dirección a Plaza de Mayo. Y después de evaluar que la reforma “le quita al de abajo para darle a los de arriba”, que la quita de horas extras “es una brutalidad porque uno hace horas por necesidad económica y no por descanso”, y que el hecho de que no haya vacaciones “es inhumano”, responde cuáles son sus deseos como trabajador:

“Vivir de trading”, responde. Eso significa vivir de comprar y vender acciones, divisas, criptomonedas, lo que sea, en los mercados, para tener ganancias gracias a fluctuaciones de precios en lapsos cortos.   

Entiende Gonzalo el contexto en el que lo dice, las miles de personas que marchan como él, pero también piensa en que un alquiler no baja de 500 mil pesos por mes. “Mis preocupación es de los 20 a los 30 juntar la plata que pueda en una caja de ahorro, invertir y trabajar lo menos posible. Lleva pocas horas y tiene un buen margen de ganancia. En un buen momento podés pagar mil pesos una moneda que, en unos años, puede valer diez mil, pero por ahí perdés: es todo un riesgo”.

–¿Y el que hace Rappi, UBER o no tiene una relación de dependencia?

Y… La tiene difícil. Cien por cien. Si no buscan invertir a futuro, va mal. 

Gonzalo se mete de nuevo a la marcha que, en este momento, canta:

“Luche, luche, luche y que se escuche”. 

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

¿Qué dice la reforma laboral?

El proyecto de ley de modernización laboral enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso el 2 de diciembre, busca reemplazar a la ley de Contrato de Trabajo y a sus modificaciones durante las últimas cuatro décadas. 

Algunos de los puntos centrales: 

  • La ley deja afuera al personal de casas particulares, trabajadores agrarios, independientes y prestadores de plataformas tecnológicas (artículo 2).
  • Vacaciones: la fecha de inicio, que hasta ahora debía ser notificada con una antelación no menor a 45 días, pasa a 30. El empleador podrá fraccionarlas mientras no sean tramos inferiores a siete días. El periodo de vacaciones –entre el 1º de octubre y el 30 de abril– el empleador “deberá organizarlas al menos una vez cada tres años durante la temporada de verano”.
  • Jornadas laborales de hasta 12 horas: aunque no se explicite en la redacción y busque solaparse, los artículos 42 y 43 estipulan que “el empleador y el trabajador podrán acordar voluntariamente la compensación de horas extraordinarias de trabajo, disponiendo un régimen de horas extras, banco de horas, francos compensatorios (…) siempre y cuando se respeten los descansos mínimos entre jornada y jornada de doce horas”.
  • Periodo de prueba: en la norma vigente a quien está a prueba se le informa con 15 días de antelación la extinción del contrato. En la que quieren aprobar “no se requerirá la obligación de preaviso” (capítulo 48).
  • Periodo de prueba 2: mientras en la ley actual el periodo de prueba pone el límite en los 30 días, en la que se quiere imponer “se extenderá durante los primeros 6 meses” (capítulo 104).
  • Indemnización: el artículo 51 dice que se deberá abonar al trabajador una indemnización equivalente a un mes de sueldo por cada año de servicio o fracción mayor de tres meses, tomando como base la mejor remuneración mensual durante el último año o el tiempo de prestación de servicios si fuera menor. Para esta remuneración no se tendrán en cuenta “los conceptos de pago no mensuales como el Sueldo Anual Complementario, vacaciones, premios que no sean de pago mensual, etcétera”. En la norma vigente, solo se excluye al SAC. Y sí, dice así, literal: “etcétera”. 
  • Contribución: La iniciativa gubernamental crea el FAL, Fondos de Asistencia Laboral, que se conforma con una contribución mensual obligatoria del 3 % de las remuneraciones que se toman de las contribuciones patronales con destino al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) de cada trabajador. Este 3% hasta ahora va dirigido al ANSES para el pago de las jubilaciones.
  • Plataformas tecnológicas: 1) en el capítulo 114 dice que el objeto es establecer reglas adecuadas para el desarrollo de la economía de plataformas tecnológicas. 2) En el 118 pondera un “principio de libertad de formas: las partes podrán acordar libremente los términos del contrato”. 3) El 121 refiere al seguro de accidentes personales: “Los gastos serán objeto de libre acuerdo entre las partes involucradas, sin establecer una responsabilidad exclusiva para ninguna de ellas”.

Sin embargo, el Gobierno olió un panorama desfavorable en el Senado, al menos en esta instancia, y si bien consiguió el dictamen, decidió postergar la discusión a febrero.

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Dónde está la pelota

Cecilia, 25 años, no puede parar porque es vendedora ambulante. “Salgo a luchar todos los días porque Jorge Macri nos echó de la vía pública, no nos deja vender los pocos que productos que tenemos, no nos alcanza para comer y a muchos le decomisan la mercadería sin que la puedan retirar de los galpones”, dice esta trabajadora de Luis Guillón, sur conurbano. “Hay gente que se muere de hambre y no lo entienden. Los que tienen un sueldo en blanco no llegan a fin de mes, y encima le quieren pagar la indemnización en cuotas: me gustaría saber si el presidente y los senadores quisieran cobrar en cuotas”. 

La diputada Natalia Zaracho (Frente Patria Grande) también era de las que no podían parar: “Soy hija del 2001, me tuve que inventar mi propio trabajo para comer y darle algo a mi familia, me organicé y me puse a pelear por la dignidad de los cartoneros”, cuenta desde Avenida de Mayo.

¿Qué pasó para que esta marcha esté corriendo una discusión clave desde atrás? “Lamentablemente se está dando una discusión que teníamos que haber dado antes. Ahora estamos con los términos y la pelota del lado de ellos, pero no podemos dejar de decir que no beneficia a los trabajadores. Tampoco va a generar puestos de trabajo. Necesitamos que el salario mínimo garantice que la gente pueda vivir. La economía popular se inventó su trabajo y necesitamos derechos para ese mundo, el más perjudicado. Todos los días se cierran pymes, dejando a trabajadores fuera del sistema, en el descarte. Vengo de ahí. Acá no va a venir ningún salvador a salvar al pueblo, es la comunidad organizada lo que va a frenar este modelo”.

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Voces laborales

Omar está parado arriba de un banco sobre Avenida de Mayo. Sus manos en V, sus bigotes y sobre todo el cartel que cuelga del cuello “Paro general ya, pongan la fecha, traidores”, lo hace resaltar ante una marea de gente que copa las seis cuadras que separan la 9 de Julio y la Casa Rosada. Sin bajarse del banco, dice: “La CGT no tuvo otra que hacer esta movilización porque se le venía la noche por la presión popular; una reforma laboral no puede nacer así, comprando a gobernadores, es peor que la ley Banelco (escándalo de sobrinos en la reforma laboral del año 2000)”.

Diego sostiene una cartulina rosa: “No es libertad, es esclavitud”. Tiene 44 años, es de González Catán y labura en la construcción. Plantea: “Es esclavizante este momento. Aumentó todo 15 veces en estos últimos años, menos nuestro salario”. Cuenta que trabaja de manera informal y que ya no sabe cómo hacer. “No llego, no llegamos”, se despide, yéndose rápido ni bien culmina un acto precoz de la CGT. 

44 años también tiene Oscar y es empleado del Correo Argentino desde hace 22, la mitad de su vida. Una vida con obstáculos. “Nunca estuvimos tan mal. Los sueldos son bajísimos. Si hoy hubiese retiro voluntarios, nos vamos todos, estamos desesperados. Y encima ahora esta reforma, que en vez de dar derechos nos lo quita. Les vamos a salir re baratos a la empresa si la aprueban”. Oscar mira a sus compañeros de trabajo y reflexiona: “A los que votaron esto, que son muchos, no los entiendo. Conocieron la historia del Correo, de cómo estaba la empresa privatizada y sin embargo siguen acompañando a este gobierno”. 

Aníbal escucha la charla con Oscar y se acerca. Se pone a llorar porque tiene 68 años y, después de trabajar “toda la vida de ferroviario y de empleado del correo”, cobra “la mínima”. Dice que este presente también es consecuencia del pasado. “Los gobiernos más populares no hicieron reformas laborales a favor del pueblo y acá estamos, sufriendo esta entrega”. Alejandra, de Morón, sintetiza: “Es una reforma laboral que tiene una particularidad clara: quitan muchos derechos y no hay ningún beneficio; en vez de achicar las jornadas, van en sentido contrario”.

Florencia, 52 años, de Temperley, es científica del Conicet y docente de la UBA. “Es necesaria una reforma laboral”, piensa. Lo resume en su cartulina blanca: “Modernización es jornada laboral de 6 horas”. Y agrega: “Pero no sólo a favor de los empresarios como es esta, que debería tener una licencia de paternidad de 3 meses, que incluya derechos para el teletrabajo y los nuevos empleos por los avances tecnológicos”.

Romina, 33 años, vive en la Villa 20 de Lugano. Es auxiliar de portería y vino con SUTECBA (Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires). “Estoy en contra de toda esta reforma, en vez de que sea a favor de la gente, con paritarias sin techo y acordes a la inflación y a las necesidades, buscan aumentarnos las horas de trabajo y fraccionarnos las vacaciones”. ¿En qué está pensando hoy un laburante? “En llegar al 15 del mes”.

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Madres, curas & UOCRA

En Plaza de Mayo, el escenario de la CGT está emplazado exactamente en la Pirámide de Mayo, sitio en el que las Madres de Plaza de Mayo hacen su ronda todos los jueves, a las 15.30, hace 48 años. “Saludamos a las Madres que están presentes”, dice Jorge Sola, uno de los tres secretarios generales de la CGT. “Les ocupamos su jueves por un reclamo justo”, agrega, aunque ese gesto no se traducirá en los hechos. Tampoco tuvieron la sensibilidad de enlazar luchas: en 2001, por ejemplo, el 19 de diciembre cayó jueves de ronda, y mucha gente salió a la calle cuando vio por tele cómo le pegaban a las Madres. 

El acto, sin embargo, se esfuma rápido. Sorprende lo escueto y que arriba del escenario no se trazara un plan a futuro. “Terminaremos en un paro general”, esbozaron, en caso de que la reforma prospere. “¿Ya terminó?”, se preguntan algunos manifestantes que recién ingresan a la Plaza. La mayoría desconcentra rápido. Algunos se quedan cantando contra la CGT: “Poné la fecha”, exigen sobre el paro, pero a destiempo porque en el escenario ya no hay nadie.

Muy pocos se quedaron a la ronda de las Madres, que tuvo una escena violenta y desagradable. El grupo que acompaña todos los jueves a las Madres Línea Fundadora –entre los que hay familiares de desaparecidos y sobrevivientes de centros clandestinos– quiso ingresar al sector de la pirámide para hacer la ceremonia habitual. Sin embargo, un grupo de seguridad de la CGT, con pecheras de la UOCRA, no quiso dejarlos pasar. Comenzó una discusión que derivó en que uno de los gremialistas le pegó a uno de los militantes que acompaña cada jueves. El golpe lo dejó con un corte en el ojo y con sangrado en la nariz.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Carlos, el célebre jubilado hincha de Chacarita, no podía creer la escena: “Yo peleo por vos, maleducado”, les dijo. También intentó mediar el padre Paco Olveira, pero el matón casi lo golpea también a él: “No me toqués”, le gritó al párroco.

La actitud era de amenazar democráticamente, tanto a un jubilado, a un cura o a familiares de desaparecidos, lo cual refleja en parte el estado de las cosas.

El grupo de Línea Fundadora dio la vuelta al escenario e ingresó, de todas formas, por otro sector hasta la Pirámide. Hizo la ronda en un círculo cercado por los fierros de un escenario gigante, una mesa con decenas de sanguchitos que sobraron, y hasta sillones para los sindicalistas. Héctor Daer, ex triunviro de la CGT miraba la ronda y aplaudía. “Recién nos golpearon”, le gritaron. Daer se terminó yendo. La empresa productora del evento, al menos, tuvo la gentileza de darles botellas de agua.

Mientras tanto, entre los ruidos de un escenario que empezaba a ser desarmado por otros trabajadores, en la Plaza resonaba el eco de cada jueves, al escuchar el nombre de cada persona desaparecida: “Presente”.

Seguir leyendo

Actualidad

La justicia identificó y procesó al policía agresor de la jubilada Beatriz Blanco

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La jueza María Servini de Cubría, titular del juzgado Criminal y Correccional Federal 1, identificó y procesó al integrante de la Policía Federal que golpeó a la jubilada Beatriz Blanco el 12 de marzo de este año.

Se trata del inspector Nicolás Emanuel Céspedez y fue imputado por lesiones agravadas.

La jueza le impuso un embargo de 40 millones de pesos y, sin bien lo eximió de prisión preventiva, le ordenó que informe sus movimientos y lo citó el lunes próximo para notificarlo. Servini consideró que el uso desmedido de la fuerza ejercida contra una anciana de 82 años fue evidente: «No hace falta ver su documento de identidad para notar su fragilidad».

La justicia identificó y procesó al policía agresor de la jubilada Beatriz Blanco

Beatriz Blanco tras ser golpeada por el inspector Nicolás Céspedez.

Céspedez golpeó a la jubilada haciéndola caer de nuca, y además ni él ni ninguno de los otros policías intentaron ayudarla, por lo que tuvo que ser inmediatamente evacuada y hospitalizada.

La jueza Servini describe Beatriz fue rociada con gas pimienta y luego empujada “sufriendo un traumatismo cefálico en la región de la nuca (occipito -parietal derecha/izquierda) que derivó en el diagnóstico de Traumatismo encefalocraneano sin pérdida de la conciencia con herida cortante en región occipital”

Plantea el procesamiento: “…el imputado hizo uso desmedido, desproporcionado y exagerado de la fuerza contra una mujer mayor de 82 años de edad, indefensa que no presentaba peligro para la autoridad, lesionándola y apartándose así de la normativa vigente que rige en la materia”.

Agrega: “… se encuentra probado que existió por parte de Nicolás Emanuel Céspedez, dolo directo, o sea éste tuvo la voluntad de atacar físicamente a la Sra. Beatriz Blanco, y habiendo tenido tiempo para reaccionar con otra conducta no lo hizo”. El delito se agrava cuando el hecho se comete «Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales, o del servicio Penitenciario».

Otro párrafo crucial: «Sobre la especial calidad del sujeto activo que prevé la fórmula legal, corresponde indicar que: ‘El fundamento es que no solo se atenta contra la vida humana, sino que además el autor omite cumplir con el deber de otorgar seguridad y protección a los ciudadanos, defraudando así las expectativas depositadas en el correcto desempeño de su cargo o función»

Concluye la jueza: “Todo ello me permite concluir que las lesiones sufridas por Beatriz Blanco, derivadas de la conducta del imputado que se juzga en este acápite, efectivamente implicó una acción totalmente arbitraria por parte de Céspedez y en un claro abuso de su función, en carácter de miembro de una fuerza de seguridad”.

El próximo lunes 22 Céspedez deberá presentarse en el juzgado para ser notificado de su procesamiento.

Seguir leyendo

Actualidad

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Otra marcha de jubilados, reprimida con camiones hidrantes y atacada por un presidente que aseguró: “Estamos bañando gente”. Lo que sigue planteando la gente que no se resigna a las cloacas del presente.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

Un día antes de la marcha convocada por la CGT y las CTA a Plaza de Mayo contra la reforma laboral, la nueva ministra de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva, tuvo su bautismo en los miércoles de jubilados y jubiladas al rociar a jubilados, jubiladas y reporteros gráficos con violentos chorros de camión hidrante. La escena asombró al fotorreportero Rodrigo Abd, premio Pulitzer y World Press Photo, que desde agosto no cubría la manifestación de jubilados porque un hidrante, precisamente, le perforó el tímpano al golpearlo con el chorro.  

“Por suerte no me tuvieron que operar”, suspira el profesional de Associated Press (AP). “El tímpano se recuperó bien, pero el oído quedó débil”. Hoy pasó a saludar y lo que vio fue más violencia: “Me entristece que el sistema no haya encontrado soluciones integrales a los jubilados, a los profesionales del Garrahan. Pasan los meses y seguimos igual”.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Dentro del Congreso, el día había arrancado movido con la flamante senadora por La Libertad Avanza (LLA), Patricia Bullrich, cruzándose con el senador de Fuerza Patria, José Mayans, por la presidencia de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, que quedó en manos de la exministra de Seguridad, quien quiere conseguir dictamen para empezar cuanto antes el debate por reforma laboral en la Cámara alta. Mientras tanto, en Diputados, la nueva composición de LLA, sumados a los aliados, les permitió conseguir quórum para discutir el Presupuesto 2026. Uno de los puntos más calientes es el artículo 75, que busca derogar las leyes referidas a la emergencia en discapacidad y a los presupuestos universitarios. También elimina los fondos destinados para el Hospital Garrahan. (El final de la historia, durante la madrugada, determinó que el gobierno no pudo lograr apoyo para esos brotes de motosierra, que ya habían sido descartados por el parlamento y además por el Poder Judicial. Por lo tanto dejaba trascender que vetaría el nuevo presupuesto).

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Afuera, la imagen parece idéntica al resto de los miércoles: un Congreso separado de la gente por una larga hilera de vallas que atraviesa todo el ancho de la Plaza. Sin embargo, esta vez un detalle cambia: hay un resquicio que la Policía Federal y Gendarmería ¿adrede? deja abierto entre dos vallas, y la gente empieza a pasar, de a una; tardan ¿adrede? más de veinte minutos hasta que las Fuerzas unen las estructuras con alambre.

La gente insulta. Mueve las vallas.

Uno de los policías federales habla en handy y pide refuerzos. Los refuerzos son:

  • un camión hidrante de bomberos de la Policía Federal,
  • dos camiones hidrantes de la Policía Federal,
  • un camión hidrante de Gendarmería Nacional,
  • la policía motorizada con más de una decena de motos,
  • una centena de gendarmes y federales detrás de una valla.
Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Pedro en la silla

Resultados: la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) informó que hubo al menos tres heridos por gas pimienta.

Entre los chorros hidrantes y el gas pimienta, Pedro cruza la calle inundada en su silla de ruedas. Tiene 70 años, es vecino del barrio porteño de Caballito, y tiene una discapacidad por las secuelas de la polio que lo afectó en 1956. “Sobreviví a la polio, sobreviví al Covid y vengo a poner el cuerpo todos los miércoles acá”, dice, alejándose de la lluvia de Gendarmería y la Policía Federal.

Su interpretación: “Esta ministra (por Monteoliva) tiene que demostrar que no es menos que Bullrich. Bueno, hoy fue el estreno. De alguna manera tienen que frenar la protesta. Lo hacen con agua, pero también con las mentiras de la prensa. Pero seguimos adelante porque acá se nos va la vida. Vivo de mi jubilación, patrocino gratis a personas con discapacidad, y hay que seguir esta lucha”.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Dato: Más tarde Milei contó en uno de los streamings bancados por el gobierno, lo que pasó durante la represión: «Todos los genios de la defensa de los trabajadores ninguno laburó en su vida, como los de ahora. No saben lo que es trabajar, bañarse tampoco, por eso cuando aparece la caprichosa… Hoy hablé con la ministro (de Seguridad, Alejandra Monteoliva) y me dijo ‘ya hicimos una descarga’, y dije: ah bueno, estamos bañando gente». Esto provocó las carcajadas de sus fans.

Traducción: la represión a manifestantes jubilados, periodistas, fotógrafos y personas con discapacidad es tomada como un baño de gente. La frase posiblemente refleja mucho más sobre la pulcritud de quien la emite que sobre las personas a las que agrede.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Pensando en (el) mañana

Tras el momento represivo, las y los jubilados marchan alrededor de la plaza de los Dos Congresos. A diferencia de otros miércoles, cuando hubo varias rondas, esta vez se moviliza de forma unificada. “Igual tenemos que ser muchos más”, cuenta a lavaca Ana María Tapia, de la agrupación Jubilados Insurgentes. Mira al palacio legislativo y dice que no puede creer que ya se esté discutiendo esta reforma laboral: “En vez de bajar las horas y hacer turnos de 6, formando más turnos y generando más trabajo, se sube a 12 horas. Más esclavos, imposible. Retrocedemos 60 años como mínimo. Es terrible, pero vamos a seguir luchándola, no lo vamos a permitir”.

Mario y Rubén integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados y acaban de terminar de marchar. Dice Mario, al lado de su nieta que lo acompaña la mayoría de los miércoles: “Una reforma laboral que nos hace volver a los viejos tiempos de la esclavitud. Si llegamos hasta acá es porque hasta hoy, las direcciones sindicales se borraron de la escena. Recién aparecen mañana convocando una movilización, cuando acá se necesita parar el país, no hay otra”.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Dice Rubén: “Es una estrategia que tiene este gobierno de llevarnos al siglo XIX, lo que representa una apabullante derrota de la clase trabajadora. Yo te puedo hablar una hora seguida, pero todas las penurias que estamos viviendo se resumen en sólo tres letras: “FMI”.

Se va otro miércoles, distinto, particular, con vistas al día de mañana, literal. Ana Valverde, de la Unión de Trabajadores Jubilados (UTJ), reparte volantes invitando a marchar este jueves a la marcha a Plaza de Mayo, concentrándose en 9 de Julio a las 14 horas. Dice que la CGT, en verdad, tendría que haber convocado un paro. “Un plan de lucha. vos pensá que allá adentro están entregando nuestras jubilaciones, el financiamiento del Garrahan, y la emergencia de discapacidad, pero ninguno de los trabajadores puede venir porque les descuentan el día, con riesgo a que los echen. Sin plan de lucha, es difícil”. 

La foto

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

La foto que publicamos aquí fue tomada por el fotógrafo de lavaca Juan Valeiro. Sobre esa imagen realizó un posteo en instagram Cora Gamarnik, licenciada en Comunicación Social, doctora en Ciencias Sociales, ​ Docente e investigadora del fotoperiodismo, coordinadora del área de Estudios sobre Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA, e investigadora adjunta de Conicet.​ Plantea Cora:

«Reprimir una imagen

Reprimir a quien la sostiene

Reprimir a quien la produce

Reprimir una imagen que habla a su vez de una represión anterior

Represión al cuadrado

Foto de @juan.valeiro para @mu.lavaca

represión a la marcha de los y las jubiladas

17 de diciembre de 2025. Ciudad Autónoma de Buenos Aires».

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.019