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Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

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La palabra libertad, el humor, los arrepentimientos por el voto, las pelucas, el respeto, la resistencia, los regalos de la abuela, el amor y el odio, las milanesas, la identidad, la derecha, la calle y otras imágenes, dudas y certezas en la Marcha 2024. Por María del Carmen Varela y Lucas Pedulla.

Solo se vive una vez, cantan desde el escenario montado en Plaza de Mayo, y la frase se corea con determinación. La Marcha del Orgullo en su edición número 33 es multitudinaria y exige Ley Integral Trans y Ley Antidiscriminatoria.

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Con otros dos conceptos-“No hay libertad sin derechos ni políticas públicas” y “No hay libertad con ajuste y represión”- la comunidad LGBTIQ+ celebró un año más el día del Orgullo en un contexto hostil. “No más despidos del cupo travesti trans”, pedía un cartel. Unx adolescente muestra con una sonrisa otro cartel: ”Porque soy quien soy y no quien quieras vos”. Y otrx: “Orgullo de ser yo”.

Suena “Fanático”, de Lali y la Plaza estalla en saltos. En breve, la marcha partirá hacia el Congreso.

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

El orgullo como política

Malena lleva un cartel de una chica con pelo rosa y corset rosa sentada sobre la nuca de un Milei que parece estar asfixiado. Del otro lado, cinco palabras: “No quiero diálogo, quiero venganza”. Es vecina de la Ciudad de Buenos Aires y vino con amigues de “Le diable estudio”, un espacio seguro de “tatuajes cuidados”, como se presentan. 

Sonríe desde un rostro lleno de glitter al pensar qué significa el orgullo en este país, en este año, en este gobierno: “Una capaz da por sentada muchas cosas, pero es momento que no. Por eso está bien estar presente, la visibilidad. Y el sentido del orgullo tiene que ser más agresivo, como un posicionamiento político. 

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

¿Cómo se le gana al fascismo? “Juntándonos, resistiendo, con mucho sexo gay, y no dejándonos aplastar”. 

La marcha, con carrozas que encienden la ciudad, arranca.

Sobre el amor y el odio

Germán y Juan son pareja y vienen de San Miguel, conurbano antiderechos. Los acompaña Emiliano, de CABA. Están vestidos con prendas recicladas de otra marcha que combina goma eva, strass, alambre, tul y pluma, todo desde el Once más heterogéneo y diverso. “Hoy es sentir orgullo de quiénes somos, de dónde estamos parados históricamente, del avance en la conquista de derechos, de poder salir a festejar y encontrarnos. Para visibilizar a quienes siguen dentro del closet, los que sufren el oprobio y la murmuración. Hace años nos costó construir un país con derechos para todes”. 

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Emiliano suma: “Para no volver al pasado”. 

¿Cómo se enfrenta el fascismo?

Germán es concreto y propone tres pasos:

  1. “Primero, unirnos”.
  2. “Segundo, afianzarnos para no ceder nada de lo conquistado”.
  3. “Y tercero, informarnos, porque el fascismo o la derecha neoliberal en Argentina es ignorante: habla, insulta, agrede, pero son vacíos. 

Deja un epílogo. “Una frase vieja: el amor vence al odio”.

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Votos a Milei: “Nos arrepentimos”

Delvis y Jaime son de Palermo, Mariana de Caballito, e Ilan de Balvanera. “Venimos en representación del amor: lo político decidimos ponerlo a un costado”, se presenta Deivis. Suma Ilan: “Siento el orgullo por ser quien sos y quien quieras, porque el respeto hacia las otras persona tiene que ser el mismo respeto hacia vos”. 

Cuando les preguntamos cómo sienten ese respeto en este año difícil, se miran. 

Deivis se sincera: “Acá los cuatro votamos a Milei. Por un lado, nos arrepentimos, pero entendemos por qué lo votamos. Vos hoy nos ponés las dos boletas en la cara y nos ganó la desesperación. Lo económico me encanta, pero es un pelotudo a nivel social”.

Mariana coincide: “Me arrepiento por lo social. En realidad quería un cambio económico”. ¿Qué reprocha de lo social? “No cuida a nadie, no cuida al pueblo ni a los jubilados. Está haciendo un ajuste que no puede hacer a gente que aportó toda su vida y cobra una miseria”.

¿Pero ese desastre social no está asociado a lo económico? 

Mariana piensa: “Y, sí”.

Deivis suma: “Por eso es un mix feelings (en inglés: mezcla de sentimientos)”.

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

¿No veían el avance, al menos antiderecho, en los discursos de campaña?

Deivis reconoce: “Sí, pero decidí pensar que era solo una forma. Lo comparé con Trump, que dijo mucho pero no hizo nada. Pensé: por ahí es gritar para llamar la atención. Total, cuatro años no es mucho, de última lo largamos. Pero no podíamos volver a lo mismo”. ¿Subestimaron? “Sí, pero fue desesperación. No parecía mal intentarlo. Pero sí, estamos arrepentidos”. 

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Besos de La Matanza

Mía y Valentina tienen 18 y 19, se sacan una foto dándose un beso, y son de Laferrere, partido de La Matanza. “Este día es algo muy lindo para todas las personas que son del colectivo, porque es para festejar, sentirse cómodos en lo que son, y la felicidad de que cada uno pueda ser quien quiera ser”, dice Mía. Valentina, pese al contexto, opina que hay que salir igual: “Todo esto va a pasar. El orgullo propone un descanso ante tanta violencia”.

Hernán (21) y Denis (19) también son de Lafe. Los dos están en cuero y una bandera multicolor de la diversidad les da un aire de superhéroes como una capa que flamea al viento. “El orgullo es la libertad en general -plantea Denis- Expresarte tal cual sos, como te guste. Ser parte de una comunidad que te trata bien por la valentía de definirte como te gusta”. Hernán está en su primera marcha y vino a acompañar a Denis: “Yo siento orgullo por él, por mi amigo. No tiro chamuyo, porque muchos lo verdugueaban, le tiraban un berretín y eso no es amistad”. Denis suma: “Además, es salir un rato en este gobierno de porquería”.

Hernan y Denis, amigos que vinieron de Laferrere. Santiago y María Laura, madre e hijo de lomas de Zamora. Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

También es la primera marcha de Santiago, 15 años, de Lomas de Zamora, que vino acompañado de su mamá María Laura, de 44. “Hace poco la abracé a mi mamá, le dije cosas muy lindas y me puse a llorar -cuenta Santiago-. Es orgullo de ser quien soy, de poder decir que soy bisexual, de ser parte de una comunidad, de sentirme libre”. María Laura se emociona: “Estoy súper orgullosa porque rompió el hielito”.

Santiago dice que no entiende mucho de política, pero destaca otro motivo de orgullo: “Me encanta decir que soy argentino. No hay que tener vergüenza de ser quién sos”. 

A metros, sobre Avenida de Mayo, Gonzalo, un chico trans, vende milanesas. Tiene 27 y vino de Berazategui, también sur del conurbano: “Orgullo es este amor que nos damos”.

Señala la calle.

El amor es entonces esta fiesta masiva.

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

El body de mamá

Ya en el Congreso, Juanjo y Elias, con sus veintipocos, cuentan que vinieron de Longchamps a disfrutar de este encuentro multitudinario. Juanjo improvisó su outfit a último momento y Elías le ayudó. Un body de encaje negro -“es de mi mamá, me dijo: por hoy te lo cedo”-, una tela elástica roja cosida a un costado a modo de pollera, los labios rojos y la sonrisa inalterable. Elías tiene un top en negro brillante comprado y arreglado por su madre para que le quede al cuerpo y la pollera negra se la regaló la abuela.

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

“Hay una incomodidad social que quizás no se nota tanto en Capital pero sí en Zona Sur, hay situaciones muy feas, no podés salir así vestidx”, dice Juanjo.  Es la segunda Marcha de la que participan. “Nos robaron el celular el año pasado y este año también”, pero nada empaña lo vivido.  “No hay nada como ser uno mismo que no valga la pena”.

Sobre libertad y pelucas

Maxi camina esplendoroso con ropa interior mínima y una corona negra, con dos inscripciones a mano con fibrón negro en su pecho y en su espalda. La del pecho le rinde homenaje a Lali Espósito. La de la espalda dialoga con la época: “Orgullo es libertad”.

Sabe que el concepto “libertad” estuvo violentado: “La libertad es otra cosa. El gobierno desfinancia todo lo que es VIH, tuberculosis, los preservativos. Y la libertad es orgullo. Venís a la marcha y expresarte significa libertad, no como ellos que van a los medios y dicen todas cosas homofóbicas. Hay que sentir orgullo de ser y de opinar diferente”. 

Tiene 27 años y es cordobés. 

¿Cómo se derrota al fascismo? No duda: “Con más peronismo”.

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Sobre la calle desbordada de canciones de cumbia, de pop, de new wave, de rock nacional que se entremezclan entre sí, con travas en modo drag y metaleros con cuero y tachas, Lean tiene un cartel que dice “Orgullo vuela peluca”.

Se ríe: “Peluca es una peluca, puede ser canecalón, o rubia, o negra, pero es peluca”. ¿Y el presidente? “Que use si tiene ganas”.

¿Qué significa el orgullo en este país? “El orgullo es siempre el mismo. Tenemos orgullo de quienes somos porque no tenemos que dar cuenta de nuestras identidades. No están en discusión. Nos sentimos orgullosos porque fuimos educados para la vergüenza. Entonces, la respuesta ante esto, es orgullo”. 

¿Tiene otra connotación este año? “Nosotras siempre estuvimos en la calle. Siempre peleamos. La derecha no es la primera vez que está”.

Y vuelve a sonreír: “Tampoco es la primera vez que se va”. 

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

Marcha del Orgullo x 33: no hay libertad sin derechos

Foto: Lina Etchesuri para lavaca.

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Diez cuadras de feminismo

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Por Claudia Acuña.

¿Cuánto mide diez cuadras de feminismo? La respuesta no es matemática, sino política y la política hoy es batalla y es incógnita. La calle revela algunos de sus misterios. Nos dicta, por ejemplo, lo que no hay:

No hay policías, ni protocolo.

No hay escenario ni documento.

Hay sí muchas personas organizadas y con convicciones que transmiten en carteles, en banderas y hasta en los cuerpos. Yasmín es una síntesis. Tiene 17 años, es de Lomas de Zamora. Su cara está cubierta con un pañuelo violeta que proclama Ni una menos, en la pierna derecha con marcador rojo se escribió Yo sí te creo; en la izquierda Yo tenía 5 años; en la muñeca, el pañuelo verde que defiende el aborto legal y sobre el corazón, un cartel que grita Fuera Milei. Fue abusada por su padrastro, dirá sobre lo que informan sus piernas. “Está haciendo mierda el país”, dirá sobre lo que exige su corazón.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay también pancarta oficial de la CGT. Y algunas voces que explican lo que implica haber logrado sacarla de su letargo.

Micaela Polak, secretaria de género del sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) lo sintetiza así: “El Bloque Sindical Transfeminista tiene un protagonismo en la organización de estas marchas y dentro de la CGT. En noviembre, por ejemplo, hicimos un encuentro con más de mil mujeres sindicalistas. El 8M recuerda a las obreras muertas en un incendio y en estos momentos ese crimen cometido contra quienes defendían sus derechos se resignifica con este crimen que están cometiendo contra nuestros derechos laborales, contra las y los jubilados, contra las paritarias, con la precarización. Y que la CGT recoja esto hoy y esté presente de manera contundente es un mensaje esperanzador para enfrentar a Milei. El fascismo nos ha elegido como enemigas principales en todo el mundo y en nuestro país, en particular. Es lógico, entonces, que seamos nosotras quienes estemos protagonizando los movimientos que son necesarios para enfrentarlo”.

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Una de las más flamantes organizaciones de derechos humanos: Nietes. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Las docentes de la agrupación El Desborde, que integra el gremio de UTE, advierten: “Es para prestarle atención a lo que está pasando dentro de la CGT en estos momentos. Hay muchas compañeras que están haciendo fuerza ahí adentro y quién te dice que en breve no logren imponer una secretaria general”. Su mensaje para hoy lo llevan escrito en las remeras y lo repiten ante el grabador: “Arriba el feminismo que va a vencer”. Completan: “Es una etapa difícil, adversa, porque volvemos a ser la variable de ajuste, pero es en la calle, es con organización y es para adelante como se superan estas épocas, como lo hicimos siempre. “

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Maqui, de la Comisión de Mujeres del Sindicato del Neumático, suma: “Estamos en las calles no simplemente marchando, sino luchando por todos los reclamos que tenemos ante un gobierno que quiere llevarse por delante todos nuestros derechos. Sobre todo en esta fecha que siempre fue importante para las trabajadoras y hoy más que nunca, cuando quieren hacer desaparecer hasta  la figura de femicidio y cuando,  como madres y trabajadoras, estamos soportando todo el peso del ajuste. Es un momento para estar juntas y buscar una salida. Es un día para repetir: exigimos que no nos maten y respeten nuestros derechos.”

Magdalena, integrante de la junta interna ATE Capital en el Conicet. “Estamos soportando el embate desde un montón de frentes, muy preocupadas por la situación en general, no solo en el Conicet sino en todo el sector público que está sufriendo un recorte brutal en programas que afectan a toda la población, no solo a nosotras”.

Pregunta difícil: ¿por qué no salen a la calle todas las personas despedidas del Estado?

Lo que percibo es que es un sector súper precarizado, que está haciendo malabares para sobrevivir, y también que es todo un desafío organizar eso. Creo que construir esta resistencia es difícil porque lo que está amenazada es la subsistencia.

¿Qué tiene para decirle el feminismo a esos despedidos?

Que más que nunca hay que evitar que el miedo te paralice, que hay que salir a la calle, hay que encontrarse, escuchar y conversar para crear la respuesta entre todas. Se van construyendo las respuestas en el caminar. El movimiento feminista lo hizo siempre con sensibilidad. El feminismo tiene una tradición larguísima que nos enseña a abrazar las crisis  y a no eludir las dificultades, sino a enfrentarlas. A poner el cuerpo y el corazón en los momentos más críticos.

La última difícil: ¿quién conduce a este movimiento?

Su historia.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay también militantes de partidos políticos –otro milagro que produjo esta marcha– y  adolescentes –muchísimas– que a su paso cantan:

“Los varones quienes parar/que paren/ que paren/ que paren de matarnos”.

Hay, adelante, una bandera que proclama “Asamblea Antifascista y Antirracista”, la noticia de esta, la más nueva y la más vieja de las batallas. Entre quienes la sostienen –trabajadoras sexuales, travas, lesbianas, personas no binarias y otras identidades que hoy están al frente y siempre fueron las últimas de la fila– está Jazmín. Al lento paso de la marcha resume su historia: comenzó su transición trans en 2022, a prostituirse a los 17, a estudiar la licenciatura en Economía cuando se sancionó la Ley de Identidad, a tener un trabajo con derechos, cuando se logró la ley de cupo. “Mi vida es un resumen de cómo impacta en la vida de las personas tener estas leyes. Y también cómo el feminismo nos dio las herramientas para lograrlo. Luchamos por una sociedad fraternal y sorora y eso significa hoy estar en las calles contra el fascismo. No estamos por nosotras: el feminismo siempre es abrazo”.

Diez cuadras de feminismo

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay, además, intervenciones artísticas que exponen a otra de las protagonistas que impulsa esta protesta: la tierra. Es lo que llevan en las manos las mujeres vestidas de blanco, con las bocas tapadas con cintas que advierten “peligro” y es también lo que exponen las mapuche que enarbolan la ancestral bandera de su criminalizada nación.

Diez cuadras de feminismo

Gustavo Melmann, reclamando justicia por el crimen dsu hija Natalia. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Hay más, por supuesto, porque la Avenida de Mayo y sus laterales desbordan de mensajes que son de actualidad y de urgencia, pero que también anuncian horizontes y esperanzas. Mateo y Ana representan exactamente eso. Están parados frente a la Catedral, son primos, tienen 8 y 7 años y eligieron compartir hoy estas noticias escritas con colores en una cartulina:

“Soy nene, no quiero ser macho”.

“Quiero ser la artista, no la musa”.

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

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La marcha sin fin

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La señora de canas y anteojos sacude su dedo índice a centímetros de la cara del policía. Es menuda y el uniformado es del tamaño de un gorila con casco y palo, pero no es la abuela la que tiembla cuando le grita:

-Mirame a los ojos: a mí me estás pegando. A mí, que tengo 70 años y dos hijas que estudiaron para no ser policía como vos.

La marcha sin fin

Fotos: Juan Valeiro/ lavaca.org

En el piso del Congreso de la Nación hay seis jubilados y cinco fotógrafos que están siendo asistidos por la posta sanitaria para mitigar el gas con el que los cegaron –que no es ni lacrimógeno ni pimienta y activa su laceración con cualquier medio húmedo, como el sudor de esta tarde infernal-, mientras la multitud canta:

“Qué feo, qué feo, qué feo debe ser/ pegarle a un jubilado para poder comer”.

Los peatones que ven la escena desde la vereda de enfrente editorializan al paso:

“Se están robando a los pibes y ustedes están pegándole a los jubilados”.

“Oíme tortuga: son cuatro por cada viejo de 80 años. Qué fácil te ganás la guita”.

“El día que tu jefa reparta la plata del operativo entre los jubilados van a tener que ir a laburar en serio, ratas”.

La marcha sin fin

Uno de los atacados por el gas pimienta policial. La gente cantó: «Qué vergüenza, qué vergüenza, pegarle a jubilados por dos pesos con cincuenta». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Así es el final de otro miércoles de la ronda que repiten cada semana las personas que trabajaron toda su vida y aportaron durante décadas para gozar de un derecho que se ha transformado en un extraño privilegio: ser el sector social más perjudicado por las políticas de ajuste, pero también el único que no claudica ni se calla.

La marcha sin fin

Uno de los hinchas de Chacarita, presente en la marcha en el Congreso. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Así lo explica Carlos, el jubilado que conmovió a los hinchas de Chacarita – un club de fútbol experto en el pogo policial– que hoy se sumaron a la ronda con la intención explícita de protegerlos:

“Trabajé durante 40 años en el correo. No me regalaron nada. La estoy pasando mal, pero no estoy acá por mí porque yo ya estoy jugado: tengo 75 pirulos. Estoy acá por mis cuatro hijos y mis dos nietos. Estoy acá porque les quiero dejar un país digno para que puedan vivir en paz”.

La marcha sin fin

Carlos, el jubilado que cada miércoles marcha con la camiseta de Chacarita y esta vez impulsó que llegue parte de la barra del club a apoyar el reclamo. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Sobre el Presidente:

“Milei es un pobre tipo. Está mal de la cabeza. Yo le aconsejaría que, por el bien de todos los argentinos, dé un paso al costado: nos va a hacer un gran favor. Está muy mal asesorado, y tiene al lado esas lacras de los Caputo: esos sí… esos sí qué saben lo que están haciendo. Yo nunca tomo revancha con nadie, pero a esos dos me gustaría encontrarlos cara a cara para preguntarles qué significa para ellos ser tan ambiciosos –casi enfermos– de la plata y el poder a costa del hambre de los argentinos. Pero es mi opinión personal, porque acá no hablamos de política. Acá venimos a reclamar nuestros remedios y nuestra dignidad. Acá venimos todos los miércoles y nos encontramos con personas como esa abuelita de 82 años que nos dice ´hoy no almorcé´: Por ellas estamos. Lo único que queremos es dar la vuelta al Congreso y que no nos peguen”.

Carlos llora.

La marcha sin fin

Una imagen de esta época. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

“No estás solo”.

Dos hinchas de Chacarita lo abrazan y le prometen:

Lo rodean, también, una familia con esa misma camiseta: el padre, jubilado; la hija, investigadora del Conicet y lesbiana; el nieto, quinto grado de la escuela pública. Será ella quien presenta así al trío para señalar, con esas etiquetas sociales, lo que significa estar ahí hoy: “Unir la luchas, unir las fuerzas: la indiferencia no es una opción.”

La marcha sin fin

Acorralados: jubilados apretujados y víctimas del gas pimienta de la policía. La canción: «Qué veo debe ser, pegarle a jubilados para poder comer». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

La hinchada suma, además, esa poética instantánea, que acribilla sin pausa al doble cordón policial:

“No tenemos casco/ no pegamo`a jubilados/Somos locos y borrachos / porque somos funebreros”.

Refieren así a la identidad de ese club de fútbol, que nació vecino al cementerio, pero en el territorio del Congreso el verso se reinterpreta: son quienes entierran al miedo.

La marcha sin fin

Retrato de un miércoles. La bandera para cubrirse de los gases policiales. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Así, sumando gota por gota personas y organizaciones hasta ser multitud, la ronda gira por los grises muros del Congreso, desbordando el desproporcionado cordón de policías y gendarmes, que tira palos y gases sin piedad, pero también sin suerte: la vuelta se completa.

El final, literalmente, es realmente otro: no habrá fin. Lo anuncia el gesto de Zulema y Keiko, dos jubiladas insurrectas, cuando con elegancia y picardía apoyan ambas los dedos en los labios para lanzarle besos a los uniformados, con una promesa:

“Nos vemos el miércoles”.

La marcha sin fin

El abrazo y una convicción: «Nos vemos el miércoles». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

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El vacío

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Mercedes golpea la cacerola con una cuchara mientras grita:

“Pueblo, despierte”.

Lo repite infinitas veces. Por momentos agrega su por qué:

“Nos gobierna un estafador”.

Me dice –muy enojada– que tiene “los huevos al plato” porque mientras en Instagram la colman de likes, en la calle la dejan sola.

El vacío

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fue, sin embargo, su solitaria cacerola la que se escuchó por cadena nacional en momentos en que la camioneta blindada del Presidente pasó por Avenida de Mayo hacia el Congreso de la Nación, para dar inicio a su segunda apertura de la labor legislativa.  Eran las nueve en punto de la noche y en la calle lo que había era un enorme vacío custodiado por cientos de uniformado pertenecientes a cinco fuerzas de seguridad. La oscuridad de la noche sin luna, los cortes de calles, las vallas y la sobredimensionada custodia del paso presidencial –que incluía francotiradores y aparatos inhibidores de drones– reforzaban la imagen distópica de un operativo que no parecía de seguridad, sino de aislamiento.

El vacío

El palacio. Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Adentro del Palacio le esperaba lo mismo: un inmenso recinto vacío ante el cual el Presidente intentó monologar durante una hora veinte minutos. No pudo. Bastó también una sola interrupción –la del diputado radical Facundo Manes– para que quede en evidencia que este es su momento débil. La segunda evidencia fue el anuncio de que enviará para su aprobación el acuerdo con el FMI, que está –dijo– próximo, pero que depende –no dijo– de ese voto positivo para que se realice.

El vacío

Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

Cuando la realidad entorpece la puesta, quien irrumpe en escena es Santiago Caputo. Esta vez acaparó la atención al amenazar al diputado Manes, delante de las cámaras. Otra vez.

No fue el único que agredió a quienes estaban en el Salón de los Pasos Perdidos, esa clásica antesala del recinto convertido hoy en un ring de exhibición de patoteadas por sus secuaces. Otra muestra de debilidad: allí solo ataca quien pierde.

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

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Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

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