Derechos Humanos
Memoria, verdad y justicia trava

(Por María del Carmen Varela/ Fotos: Juan Valeiro) En una tarde soleada, se llevó a cabo en Plaza de Mayo la 3° Marcha Plurinacional y Antifascista por una Ley de Reparación Histórica Travesti Trans. En el que instituyeron como “Día de la Patria Trans” este 24 de mayo, el colectivo salió a la calle para exigir “una vejez digna, porque nos siguen matando y criminalizando cada día, como si nuestra existencia molestara, lo único que está de más en este mundo es el odio y la prohibición de una identidad vivida en libertad”.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
“Estoy contenta porque vi ya a muchas amigas”, sonríe Patricia Rivas, una de las Históricas que participa en todas las marchas. Con su pelo rubio alborotado por el viento, saluda a sus compañeras con besos efusivos. “Vi a algunas que pensaban que yo estaba muerta y yo pensaba que ellas estaban muertas. Estamos acá y esperamos que llegue más gente, esta es una lucha colectiva. La primera consigna es la reparación histórica, para las que siempre quedamos fuera del sistema que somos las adulteces, pero tenemos que luchar todes juntes porque a las mujeres cis este gobierno las está mandando a lavar los platos y a parir hijos”.
El colectivo travesti trans presentará un nuevo proyecto de ley en los próximos meses, una propuesta de carácter federal consensuada por personas de la comunidad desde distintas provincias que exige que el Estado reconozca su responsabilidad histórica por acción u omisión en la exclusión del colectivo al acceso a derechos básicos como la educación, la salud, el trabajo y la vivienda. “Estamos esperando a Marlene Wayar (activista travesti) que está superando un problema de salud, tenemos algunas cosas que corregir, sacar y agregar de la ley”. Patricia destaca: “Está escrita absolutamente toda por personas travestis y trans. Nosotras estamos vivas para contar nuestra historia”.

Patricia Rivas, Histórica. Fotos Juan Valeiro para lavaca.
¿Qué se busca con esta Ley?
-Garantizar una pensión mensual equivalente a 8 salarios mínimos para quienes acrediten haber sido víctimas de violencia estructural. Además contempla pensiones para hijxs y nietxs de personas travesti trans fallecidas como consecuencia de estas violencias.
-Acceso a la salud integral y a la vivienda
– Ser incluidxs en el sistema de seguridad social
-Prevé la creación de una Comisión de Verdad, Memoria y Reparación Travesti Trans y un Archivo Nacional de la Memoria Travesti Trans que recopile testimonios y documentos que den cuenta del accionar del Estado.
-Un pedido de disculpas público y la incorporación de esta memoria en el sistema educativo.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
Desde las 14 comenzaron a juntarse en Plaza de Mayo. A las banderas celestes y blancas colocadas en la plaza por la llegada de la fiesta patria, se sumaron los colores de las banderas trans y de la diversidad. Cerca de las tres de la tarde, arrancó la ronda alrededor de la Pirámide de Mayo, como un abrazo a las Madres, y tras la bandera negra y magenta que dice “Ley de Reparación Histórica Ya”, las Históricas caminaron. Tomaron el micrófono y dijeron:
“Nosotras existimos, vamos a seguir luchando siempre”
“Existimos porque resistimos”
“Déjennos vivir en paz”
“No a la instalación de una base nuclear, no a la quita de trabajos, de derechos. Ni un paso atrás. No vamos a permitir que nos saquen un solo derecho. ¡Furia trava!”,

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
No podía faltar el cancionero travesti trans que desde hace años surge de las voces del colectivo en cada marcha en la que se reúnen para defender derechos propios y ajenos:
“Aquí está la resistencia trans”
“Señor, señora, no sea indiferente, se matan las travestis en la cara de la gente”
“Para las travas reparación, es una deuda que nos debe la Nación”

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
Luna Violeta lleva una cadenita de la que pende un dije en el que conviven el sol y la luna. Es oriunda de Lanús y fue a la plaza para agradecer a las Históricas: “Son nuestras madres. Yo no podría haber transicionado si no fuese por la lucha de todas ellas. Corresponde que puedan tener una vejez digna, la sociedad nos debe reparación por la discriminación. No la tenemos fácil. Yo tengo 35 años, viví acoso en la calle, soy programadora desde hace 13 años y tuve que empezar de nuevo desde un puesto bajo en un call center porque en mi rubro no estaba consiguiendo nada. Es un rubro dominado por hombres, ser una feminidad en sistemas es difícil y siendo una chica trans, más todavía”.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
Emma Serna es actriz, presidenta de la Cooperativa Arte Trans y llegó para acompañar a las mayores. “Creo en la ley, en la reparación, es un debate que se tiene que dar. El colectivo travesti trans lo merece, lo necesita. No se pide una jubilación sin haberse hecho aportes, si yo vivo en este país, pago un alquiler, pago impuestos, consumo en este país, pago IVA, estoy haciendo aportes al sistema económico de este país y me lo tienen que retribuir. Nosotras también sostenemos este país”.
Morena Yfrán también es actriz y junto a Emma Serna, protagonizaron “Bajo mi piel morena”, película dirigida por José Celestino Campusano y estrenada en junio de 2020. Vino de Bernal a apoyar a las Históricas; “Han sido violentadas, exterminadas por ser travestis, trans, transexuales. Es una fecha importante para que estemos todas juntas y con mucha fuerza para que se pueda lograr la ley”.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
Al finalizar la ronda, acompañada por Tambores Batuka, la olla popular organizada en plena plaza repartió guiso y pan. La cantante trans Fedra dio voz al Himno Nacional y estremeció al público que también se sumó al canto. Desde el escenario algunas de las Históricas leyeron el documento que prepararon para este día. Algunas partes del documento:
“La Patria es con las travas. Nosotres, travestis, trans, transexuales, travos, juventudes, adulteces y vejeces estamos aquí para exigir una ley de reparación histórica ya. Para quienes vivimos la violencia sistemática del Estado argentino que recién en el año 2012 nos reconoció como ciudadanas y ciudadanos a partir de la ley de Identidad de Género”.
“Necesitamos una Ley de Reparación Histórica ya, exigimos el compromiso de diputadas y diputados, senadoras y senadores para darle fuerza de ley a este proyecto que venimos militando. Todos los espacios políticos que se consideran democráticos tienen la obligación ética de acompañar la reparación histórica”.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
“Esta sociedad es responsable de la vulneración de nuestros derechos, para nosotrxs no hay todavía democracia plena. Nos siguen matando, seguimos muriendo a causa de la violencia que viven nuestros cuerpos. Para las masculinidades y femenidades travestis y trans, reparación, es una deuda que nos debe la Nación. Basta de violencia hacia nuestras identidades”.
“El 1F le mostramos al mundo en las calles que no somos minoría, que nos mueve la potencia colectiva, antidiscriminatoria, antifascista y antirracista. Repudiamos los discursos transodiantes del presidente Milei”
“Tenemos derecho a vivir en paz. Nos solidarizamos con nuestrxs jubiladxs que enfrentan violencia económica y represión. Basta de represión a todas las vejeces”.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
Pasadas las cuatro de la tarde, arrancó el festival con la presencia de Invisibl3s, Proyecto Loto, Gimena Gambino, Paty Sharon, Mosquito Sancineto, Viviana Gonzalez, Kari, Blujaus, Marta Campos, el Coro La Voz Mutante, Lara y Tía Marilú y Cumbia Trans para cerrar este encuentro de lucha en el que el colectivo dejó en claro que “la deuda es con nosotrxs. Por considerarnos no humanxs, no ciudadanxs, no argentinxs, por negarnos la cultura, el trabajo, la educación y la salud. Exigimos memoria, verdad y justicia”.

Fotos Juan Valeiro para lavaca.
Derechos Humanos
Festival por Pablo Grillo: “Quisieron matarlo, pero no les salió”

Quiénes estuvieron y quiénes no, a siete meses del ataque al fotoreportero durante una de las marchas de jubilados. El significado de la solidaridad y la amistad: «Estamos revirtiendo eso de que ser turro esté de moda» dijo Fabián, el padre de Pablo.
Por Claudia Acuña
Sobre Hipólito Yrigoyen, a pocos metros de Solís, hay una herida en el asfalto que marca el lugar exacto en el que la Gendarmería Nacional atentó contra la vida del fotógrafo Pablo Grillo. Ahí mismo un manojo de colegas están ahora pegando con plasticola su foto, mientras Fabián, su papá, sintetiza todo lo que este festival solidario significa: “Quisieron matarlo, pero no les salió. Pablito está mejor y lo que lograron es potenciar el amor del pueblo. Ahora acá estamos revirtiendo eso de que ser turro esté de moda para que podamos mirar al otro como un amigo, un colega, un par”.

Fabián Grillo y las armas de creación masiva. «Pablito está mejor y lo que lograron es potenciar el amor del pueblo».
Hay chicos jugando al ajedrez y chicas pintando con acuarelas flores y pájaros. Hay músicos cantando rap y músicas cantando tangos. Hay jóvenes y veteranos bailando rock y milongas. Hay sol, mate y bandejas de sándwiches y alfajores caseros que se comparten. Hay fotos colgadas en las rejas de la plaza y en los cuellos de colegas de Pablo que acompañan a las familias, amigos, amigas y vecinos que se reunieron allí para acompañarse.

Chicas y chicos jugando y pensando.
Hay jubilados y jubiladas, por supuesto, porque finalmente Pablo estaba allí para registrar su batalla de todos los miércoles. Aquel 12 de marzo no era uno cualquiera: se habían sumado a la ronda hinchas de todos los clubes de fútbol con la intención explícita de proteger a las y los jubilados de la represión que sufrían cada miércoles y que ese día fue más brutal. Así lo ordenó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich –ahora candidata a senadora, quizá para esconder las consecuencias legales tras los fueros– y la noticia fue otra: no ya el apoyo que podría haber contagiado la solidaridad de otros sectores, sino la imagen de un joven fotógrafo agonizando en el asfalto con el cráneo destrozado. “Si Pablo tiene la fuerza para pelear por su vida, nosotros también”, sintetiza Fátima, una de sus amigas de Remedios de Escalada, donde todos los viernes se realiza un semaforazo para exigir justicia y todos los meses un festival como este, que al cumplirse siete meses decidieron trasladar a la escena del ataque.

Jubilados acompañando la movida. El ataque a Pablo fue durante una de las marchas de los miércoles, el 12 de marzo.
Lo que no hay deja flotando un interrogante: a una semana se las elecciones nacionales no hay partidos ni políticos que ni siquiera se acercaran para la clásica foto. ¿Dónde están? Tampoco hay organizaciones sociales ni otros aparatos que aporten ni gente ni logística, que la familia consiguió a puro abrazo. Por ejemplo, el de SiPreBA –el sindicato de prensa porteño– que entre otras cosas se hizo cargo del sonido y los dos baños químicos exigidos por el gobierno porteño para otorgar el permiso, que se convirtieron en cinco: cuando la empresa proveedora se enteró para qué eran decidió aportar tres más.


La cicatriz en el asfalto, y el homenaje a Pablo, que sigue recuperándose.
Lo que sobra es armonía, esa extraña cualidad en peligro de extinción y que allí, sobre el asfalto herido, cura.

La vida sobreponiéndose a los proyectos de muerte.
Derechos Humanos
Desde Roma: la sociedad contra la guerra

Crónica de una movilización histórica en Roma más de un millon de personas) después de semanas de huelgas y manifestaciones en todo el país. Fueron siete horas de manifestación transversal, diversa y enérgica contra el genocidio en Gaza. La calle, los carteles hechos a mano, las noticias de la flotilla secuestrada por Israel, y las voces que plantean que la paz es una responsabilidad colectiva.
por Franco Ciancaglini (desde Roma)
La ciudad amaneció este sábado convertida en el centro de una protesta histórica. Más de un millón de personas marcharon en Roma durante siete horas contra el genocidio en Gaza, en lo que se considera una de las movilizaciones más masivas de los últimos años en Italia.

Gente marchando: la antiquísima y siempre nueva lucha por la paz.
El contexto inmediato fue la detención de la Global Sumud Flotilla, integrada por 42 embarcaciones que partieron desde puertos de España, Túnez, Italia y Grecia para llevar alimentos y medicamentos a Gaza y denunciar el bloqueo israelí. Israel interceptó el último barco, el Marinette, a 42 millas de la costa, y detuvo en total a 473 tripulantes. Durante cuatro días no hubo noticias de ellos.
Entre los detenidos figuran cuatro argentinos:
- Celeste Fierro, legisladora porteña por el Frente de Izquierda;
- Carlos “Cascote” Berola, dirigente social de larga trayectoria;
- Ezequiel Peressini, militante socialista y exlegislador cordobés;
- Nicolás Calabrese, profesor de educación física nacido en Paraná y actualmente radicado en Brasil.
- (A última hora se confirmaría que al menos Calabrese y otro de los argentinos hombres, sin identificar, fueron liberados).

Porta San Paolo, de Roma, donde se recuerda la resistencia contra el fascismo: punto de encuentro de parte de la manifestación que reunió 600.000 personas contra la guerra y el genocidio.
Este mismo sábado Israel informó la deportación de 137 detenidos hacia Turquía, pero ninguno de los argentinos figura en esa lista. El gobierno argentino no realizó un reclamo por ellos. La única información desde que fueron detenidos llegó gracias a un equipo jurídico internacional: se encuentran en una cárcel de máxima seguridad en Ketziot, donde fueron “atados, arrodillados y sometidos a humillaciones” (https://elpais.com/internacional/2025-10-03/los-activistas-de-la-flotilla-comparecen-ante-un-tribunal-en-una-carcel-de-maxima-seguridad-de-israel.html).
Mientras las columnas de manifestantes recorrían Roma otra noticia llegaba desde Medio Oriente: 46 palestinos fueron asesinados en nuevos bombardeos, entre ellos siete niños, según reporta La Repubblica (https://www.repubblica.it/).

Pancarta escrita a mano: «El silencio nos hace cómplices».
La chispa
La chispa que encendió esta ola de protestas en Italia comenzó el 22 de septiembre. Ese día, los trabajadores del puerto de Génova anunciaron que bloquearían las mercancías a Israel si la flotilla Global Smund no llegaba a Gaza (https://www.eldiario.es/internacional/trabajadores-puerto-genova-amenazan-bloquear-mercancias-israel-si-flotilla-no-llega-gaza_1_12572177.html).
La flotilla no llegó. Y los trabajadores cumplieron.
Tras el ataque con drones a dos embarcaciones –una en Túnez y otra en aguas internacionales– el sindicato paró y marcó un antes y un después. Esa noche 50 mil personas marcharon en Génova. En Roma también hubo una movilización improvisada, convocada apenas un día antes. “Ese día cambió todo: había un aire”, explica a lavaca Giansandro Merli, periodista de Il Manifesto, el medio italiano que más sistemáticamente siguió el tema (https://ilmanifesto.it/). “La CGIL, la gran central sindical, se negaba a tomar posición, decía que los trabajadores solo debían defender sus derechos laborales, pero las bases empezaron a presionar planteando que había un genocidio y no se podía mirar para otro lado”.

No es un miércoles en Congreso, sino un sábado ante el Coliseo.
Finalmente la CGIL se sumó a las huelgas junto con la Unione Sindacale di Base (USB) y otros gremios de base: “Hace muchos años que vemos lo que pasa al lado nuestro. Es mucha impotencia”, sintetiza. Lo que para la dirigencia sindical y muchas personas de otros lados del mundo resulta difícil de comprender, es simple: se trata de una batalla por la paz y un símbolo de la solidaridad mundial, como un espejo de resistencia contra las ultraderechas en todo el mundo.
Durante tres días seguidos Italia vivió un paro general que detuvo el funcionamiento de puertos, trenes, hospitales y escuelas, con manifestaciones en ciudades importantes: Milán, Nápoles, Turín y Florencia. Se calcula que más de dos millones de personas participaron en esas jornadas de huelga y protesta, que abarcaron además al menos 100 ciudades (https://ilmanifesto.it/un-movimento-eclettico-e-spiazzante).
Una de las mayores paralizaciones laborales de las últimas décadas en Europa.
La huelga se sintió en todos los sectores: transporte interrumpido, vuelos cancelados, servicios sanitarios reducidos, partidos de fútbol suspendidos. Un país detenido. “Las bases movieron a las cúpulas”, resume Merli. “Y cuando las cúpulas se movieron, lo hicieron sin preaviso, con una huelga general que unió a todos los sindicatos. Italia no se había visto así en décadas”.
Ese clima es el que desemboca hoy en Roma. Después de la huelga nacional y de tres días de protesta sostenida, el país estaba preparado para una demostración de fuerza que trascendiera al sindicalismo: una marcha nacional, diversa, transversal, que muestra que la causa palestina traspasó las fronteras de los colectivos tradicionales y se instaló en la conciencia social. Italiana, europea, y global.

Los llamados a la huelga para liberar a Gaza del genocidio.
Un país bloqueado
El punto de encuentro era Porta San Paolo, donde una placa recuerda los combates que tuvieron lugar en septiembre de 1943, durante la resistencia a la ocupación de Roma por parte de las tropas alemanas.
Hacia ese lugar partieron unas veinte columnas desde distintos puntos de la ciudad. La escena era múltiple: estudiantes con pancartas improvisadas, sindicatos con banderas de colores, colectivos migrantes, movimientos sociales okupas, familias con cochecitos de bebé. No era una marcha de aparato partidario sino un verdadero mosaico social que caminó sin parar durante todo el día. Sin descanso, puro movimiento.
A mitad de camino al llegar al Coliseo romano, el contraste fue elocuente: las columnas daban la vuelta mientras un cordón policial intentaba separar a los manifestantes de la otra Roma, la de turistas de todas partes del mundo. Muchos, sin embargo, se acercaron a fotografiar, aplaudir y grabar videos. El anfiteatro más famoso del planeta se transformó así en el telón de fondo de una protesta política de escala internacional. Con la policía como escudo.

“Hagan silencio cuando los niños duermen, no cuando mueren”.
“Los italianos nos rebelamos”
El clima se multiplica en los camiones con parlantes que funcionan como faros móviles: allí se escuchan consignas, se canta Bella Ciao –himno de la resistencia antifascista italiana, resignificado ahora como canto por Palestina– y se informa sobre la situación de los detenidos. Cuando desde un altavoz se anuncia la liberación de algunos tripulantes de la flotilla –que al cierre de esta edición siguen llegando al país– la multitud estalla en aplausos.
La diversidad se ve en los testimonios. Elisa, llegada desde Milán, dice a lavaca: “Es la sociedad contra la guerra. Meloni habló en la ONU de reconocer a Palestina, pero nadie le cree. Ella está con Trump y Netanyahu, no habla por nosotros”.
A pocos metros, María Ana pinta con marcador negro un cartel que dice: “Meloni: no en mi nombre”.
Y explica: “¿Quién puede estar de acuerdo con matar 20 mil niños? ¿Quién? Solo los fascistas: Hitler, Trump, Netanyahu y Meloni”.
¿Quién es Meloni? “Ella es esclava de Trump: hace lo que él dice”.
¿Por qué está tan condicionada? “Porque tiene miedo de que la izquierda gane espacio y la gente no vote por ella la próxima vez”.
¿El genocidio es un tema electoral? “Todo es político: Netanyahu hace la guerra porque teme ir preso. Ha hecho tantas cosas que, si pierde el poder, iría preso”.
Una joven sostiene un cartel en italiano que dice “Fate silenzio quando i bambini dormono e non quando muoino” (“Hagan silencio cuando los niños duermen, no cuando mueren”). Luego explica: “Aunque pensemos que no podemos cambiar las cosas hay que estar acá, hablar, movilizarse, decir lo que duele”. Al terminar su testimonio, sus amigas la aplauden: una escena pequeña que muestra como emerge una voz individual convertida en celebración colectiva.
Otro estudiante señala: “Esto no es de partidos, es de la gente normal como yo, que no aguanta más lo que pasa. No es un problema político, es un problema de humanidad. Los italianos nos rebelamos”.
Un cartel tiene de un lado la siguiente frase: “Definición de asesino”y la cara de Netanyahu. Del otro: “Definición de cómplice”y la cara de Trump”. Un grupo de jóvenes llama por un megáfono a “liberarse de esta gobernanza que produce armas y muerte”. La protesta por la paz y contra el genocidio tiene también nombres propios, responsables: Netanyahu, Trump y Meloni.

Un palco improvisado en la plaza San Juan de Letrán, para hablar sobre muerte y vida, sobre guerra y paz.
La atmósfera no puede no rememorar a las jornadas de resistencia antifascista. El hit italiano de estas jornadas dice:
Los pueblos que luchan
Escriben la historia
Palestina libre
Hasta la victoria
La multitud sigue machando y Roma se encuentra literalmente bloqueada: calles cerradas, avenidas tomadas, transporte interrumpido.
Los camiones de sonido anuncian la llegada de nuevas columnas: “En este momento está llegando el movimiento migrante de Abruzzo”. La gente aplaude. Y aplaude más cuando se informa que algunos de los detenidos de la flotilla están siendo liberados en ese momento.
Los altoparlantes también relatan algo inusual: se suspendieron partidos del Calcio (el torneo de fútbol) como símbolo de solidaridad. Un detalle que muestra que la protesta atravesó todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Continuará
La movilización concluye con un acto en la Plaza San Juan de Letrán en el que jóvenes palestinos tomaron la palabra. Desde el escenario improvisado se habló sin eufemismos: genocidio, holocausto, guerra mundial. Palabras que en otro tiempo parecían lejanas y que hoy resuenan otra vez en Europa.
“Recuperar la energía”, dice un orador. “Hablemos de amor mundial. Hablemos de solidaridad mundial”, agrega otro. El tono es al mismo tiempo político y emocional.
Al final, mientras las columnas comenzaban a dispersarse, la policía cargó contra los manifestantes que permanecían en el centro de Roma. Hubo carros hidrantes, corridas y al menos un herido. Las sirenas llenaron las calles vacías en un contraste brutal con la multitud enérgica de horas antes. Un intento –que en Argentina ya conocemos– para desdibujar el sentido histórico de esta movilización.
Lo que queda es la imagen de un país que después de semanas de huelgas y protestas salió a ocupar su ciudad capital y a decir que Palestina no está sola.
Como resumía una pancarta escrita a mano: “La paz es una responsabilidad colectiva”.
O como planteó un joven palestino desde el escenario: “Tenemos que poner un freno ya. ¡Y lo estamos haciendo!”.

Derechos Humanos
Vera Jarach: ahora y siempre

La Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora Vera Vigevani de Jarach murió a sus 97 años. Llegó a la Argentina escapando del fascismo, su abuelo murió en Auschwitz y la dictadura argentina le arrancó a su única hija, Franca Jarach, desaparecida el 25 de junio de 1976, a sus 18 años. Desde entonces no dejó de buscarla y participar en cada acto de lucha, como se la ve en esta foto por la defensa del espacio de memoria en la ESMA, con una sonrisa. La despedida a Vera será este viernes, de 17 a 20 horas, en la Legislatura porteña (Perú 160), y continuará el sábado de 8 a 10. El cortejo partirá luego al cementerio de Chacarita.
Gracias, Vera. Por la lucha, el compromiso y esa sonrisa.
Franca presente, como vos.
Ahora y siempre.
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