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El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio

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Ahora desde Capital Federal, los padres de Cecilia Basaldúa intentan reconstruir los últimos momentos de su hija, asesinada en Capilla del Monte en abril. La sospecha sobre la policía, el encubrimiento judicial y el entramado oscuro del lugar. Y la contracara de eso: la vida y obra de la joven viajera, recordada en este artículo que pretende ser además un homenaje. Por Lucrecia Raimondi.

El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio
Foto: Martina Perosa

En el corazón del barrio de Belgrano, en Capital Federal, un mural exige verdad y justicia por Cecilia Gisela Basaldúa, asesinada en Capilla del Monte. Eugenia es vecina, vive a la vuelta del mural, y acompaña a la familia porque sus hijos compartieron escuela con los Basaldúa; uno de ellos fue su compañero en la primaria. Para Eugenia, el rostro pintado de “Ceci Viajera” transmite un mensaje al barrio que la vio crecer: “Cuando vemos el mural la recordamos. Traemos al espacio público, a la vida, la memoria de toda su existencia. Yo creo que ella tiene un mensaje muy claro y muy fuerte, que se ve en su mirada, en su sonrisa, cuando decía en sus textos, en sus palabras, que si uno quiere un mundo de amor, implica no dejar nunca de soñarlo”. 

Debajo de su nombre, escribieron el hashtag “Vivas nos queremos”. Al lado plantaron la pregunta: “¿Qué pasó Capilla del Monte?”. A tres meses de su femicidio, no hay respuestas. 

Libre y viajera

La investigación judicial del femicidio de Cecilia Basaldúa llegó a un punto cero: no avanzó más después de la detención de un joven peón de albañil de 23 años; los organismos de derechos humanos locales denuncian que se autoincriminó por presión policial. Para la familia de Cecilia, los principales sospechosos siguen libres: desde que accedieron a la denuncia, apuntan contra la policía y la fiscalía por encubrimiento.

Susana Reyes y Daniel Basaldúa, madre y padre de Cecilia, llevan colgado del cuello un collar de piedra envuelto en cobre atado a un cordel trenzado de hilo encerado. Lo tocan como un tesoro, como si pudieran acariciar a su hija a través de él. Es que Cecilia se los regaló para Navidad como parte de una serie de artesanías que repartió a cada integrante de la familia.

Susana y Daniel llevan 35 años de casados y construyeron una familia numerosa y amorosa, en este barrio porteño, Núñez. Pasaron crisis económicas, años de poco trabajo, pero –cuentan- juntxs se complementaron para la crianza de sus cuatro hijos. Daniel es cuentapropista, hace trabajos de electricidad, plomería, albañilería. Susana trabaja como oficinista. “Somos una familia unida, de juntarnos y conversar cada uno sus cosas. Se habla de todo. Los criamos libres: a los 18 les dijimos a todos que después de terminar el colegio, hacían lo que querían”. 

Cecilia jugaba al hockey sobre patines, era cinturón negro de taekwondo, daba clases en el club Platense y entrenaba con el equipo nacional de hockey sobre hielo, con el que viajó a México en 2015: sacó un pasaje solo de ida e inició ahí su viaje por Latinoamérica. 

Sus familiares y amigos la describen como una persona perceptiva, espiritual, de conversaciones profundas. No le gustaba discutir ni pelear, evitaba los conflictos y las fiestas con excesos, prefería una vida tranquila. Le interesaban la filosofía, la psicología y especialmente viajar. Por esta decisión de vida nómade, todas sus pertenencias están en la casa de sus padres, donde vivía cuando se quedaba en la ciudad. Susana y Daniel sienten aún su presencia y les resulta difícil saber que no va a volver. Lo que más les cuesta –revelan- es “dormir, porque aparecen los recuerdos”. “A la mañana me decía ‘vení a tomar mate conmigo antes de irte’ o yo le dejaba el mate preparado – se acuerda Daniel -. Es duro que ya no lo puedo hacer con ella, charlar de sus planes… Ahora que está todo parado le damos más bola a este tema: estamos todo el día con esto, y lo sobrellevamos como podemos”.

Cecilia era muy apegada a sus dos sobrinos, hijos de su hermana Soledad. En sus redes sociales se ven además imágenes de ella con mujeres originarias y niños jugando, a quienes fotografiaba, les pintaba la cara, les enseñaba artes marciales o malabares. Se interesaba por sus juegos, sus carencias, sus luchas. “Nos enteramos las cosas que ha dejado por gente a lo largo de toda América Latina. Muchos nos escriben por Facebook, vamos encontrando amigos que ella tiene por todos lados. Lo último que me había contado, me acuerdo, fue su amistad con un camionero que la llevó un viaje largo. Después el tipo siempre le escribía y le agradecía la conversación, se notaba que le sirvió. Lo que ella dejaba a la gente le servía: también pasa eso con la familia y los amigos”, rescata Daniel.  

El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio
Foto: Martina Perosa

Quién era Cecilia

El próximo destino que tenía planeado Cecilia era África: “Quería ir en busca de sus orígenes cuando supo que su familia materna descendía de africanos”. Antes de emprender esas rutas quería hacer un libro sobre su viaje de cuatro años y medio por Latinoamérica. Plasmó en cuadernos escritos a mano todo lo que le pasaba, sentía y vivía al conocer lugares y comunidades. Como escribió en su Instagram, no se conformaba con una “efímera experiencia como turista”: descubrió y se apropió de una filosofía que comprendía la vida en la naturaleza. 

En los viajes por el continente americano buscó y se acercó a comunidades originarias que ampliaron esa visión: acompañó reclamos por la tierra, escuchó sus necesidades, jugó y enseñó a los niños, aprendió recetas caseras para curar malestares. También hacía malabares con fuego, vendía artesanías, repartía fanzines con cuentos y poemas a cambio de comida, vivienda, dinero, o los regalaba para que conocieran su arte y pensamiento. Su familia y amigos íntimos la llamaban Gisela, mientras que la gente nueva que conocía le decía Cecilia. 

Volvió decidida a compartir sus experiencias, reflexiones y observaciones. “Sabíamos que no la tendríamos con nosotros mucho tiempo, no le gustaba la ciudad”, sinceró Daniel. Cecilia regresó en diciembre a la Argentina. Visitó amigos, pasó el verano con sus padres y el 17 de marzo tomó un colectivo a Zárate para, desde ahí, hacer dedo hasta Capilla del Monte, Córdoba, donde se instalaría a escribir su libro. 

Cargó su mochila con elementos de supervivencia, la computadora y los cuadernos del viaje. El 18 de marzo llegó al pueblo al tiempo que se implementaban las primeras medidas de aislamiento por la pandemia de coronavirus. Un mes y ocho días después, el 25 de abril, a sus 36 años, la encontraron asesinada tras estar 20 días desaparecida.

El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio
Foto: Martina Perosa
Verdad y justicia

Cuando llegaron a Capilla del Monte Susana y Daniel empezaron a investigar. Primero fueron al último lugar donde estuvo Cecilia, la casa de Mario Mainardi. Después visitaron a la última persona que supuestamente la vio viva: “Sentimos que mentía”. Por último, fueron a la casilla -en muy malas condiciones habitacionales- a orillas del río  Calabalumba, donde primero habìa estado Cecilia y que pertenece al ex boxeador Wenceslao Falcón, apodado “Negro Niga”, que vive en El Rincón de San Marcos Sierra. La conexión entre ellos es una mujer llamada Viviana Juárez, que encontró a Cecilia en la Plaza San Martín sin lugar donde quedarse en plena pandemia y le ofreció tanto la casilla de Niga como luego la vivienda de Mainardi. Juárez se apoda “Vivir rasta”, se dice artesana, pero en el pueblo la señalan como parte de una trama de oficios más pesados.

Al día siguiente que Daniel y Susana empezaran a buscar, el cuerpo de Cecilia apareció en unos terrenos privados de Camino de Los Mogotes, cerca de un conglomerado de viviendas de la policía. La encontró un adolescente de 17 años al que habían mandado a buscar animales, hijastro de un tal Walter Luna, un tipo que alquila a pocos metros de donde encontraron el cuerpo y que justo el día que apareció no estaba en su vivienda. 

El único detenido, tres días después, fue Lucas Bustos, integrante de una familia campesina que vive en esa zona rural y sufre hostigamiento por parte de la policía. El dueño de las tierras donde apareció Cecilia, Víctor Eduardo Jaime, señaló a Bustos como responsable. Sospechan que Mainardi, Niga y Juárez tienen conexiones con la policía, y que Jaime y Luna, también. 

Daniel y Susana siguieron los pasos de Cecilia, ataron cabos, e investigaron a la par de la fiscalía, que tras 20 días de desaparecida y una vez encontrada, no averiguaron nada sobre estas conexiones, en un pueblo de 11 mil habitantes donde todos se conocen. “Estábamos muy controlados y no nos dejaban que ahondemos. Nos perseguían, no querían que nos metiéramos – apunta Daniel –. Los policías nos decían que ahí había cuarentena y que nosotros nos teníamos que quedar en la casa. Era todo mentira: en el pueblo la cuarentena es diferente. La fiscalía no quiso incorporar lo que nosotros averiguamos, nunca le vimos la cara a la fiscal y en el informe plantea la teoría de Mainardi que Cecilia tuvo un brote psicótico que miente: mi hija nunca tuvo nada”. 

La fiscalía a cargo de Paula Kelm avanza a paso lento, arrastrando muchas de estas dudas y acumulando agujeros negros. El informe sobre el perfil de Cecilia lo elaboraron basándose en prejuicios sobre sus creencias y filosofía de vida, que refuerzan la versión del brote psicótico presentada por Mainardi. A tres meses del hallazgo del cuerpo no está el informe de ADN ni terminaron los análisis completos de la autopsia que podrían revelar si fue drogada; aunque los primeros resultados establecen que Cecilia fue asesinada entre el 5 y el 7 de abril. Pero apareció 20 días después, el 25 de abril. Entonces, ¿dónde estuvo ese tiempo? La búsqueda se inició sin una foto para que fuera reconocida y como “paradero de personas ausentes por motivos desconocidos”, cuando se aplica un protocolo específico si se busca a una mujer que pudo haber sido agredida. La declaración indagatoria a Wenceslao Falcón se registró como Negro Niga, solo su apodo sin nombre y apellido, cuando el golpe que dejó inconsciente a Cecilia podría coincidir con la piña de un boxeador. Este hombre tiene denuncias por violencia de género. 

Además, la fiscalía se basa solo en lo que aporta la policía; no profundiza sobre las conexiones entre las personas que podrían estar implicadas, ni sus actividades, ni una posible complicidad policial. En el pueblo nadie declara por miedo, pero todos hablan.

Mientras manejan distintas hipótesis, ahora desde el barrio de Nuñez, Daniel y Susana aseguran que Cecilia tenía cosas para decir, que estaba preparada para dejar un legado en el mundo. Que no le dieron tiempo, que ella confió en las personas pero que en Capilla del Monte le hicieron daño: “Ella quería que se conociera su mensaje, no así, no de esta manera. Yo lo veo muy injusto, no le dejaron hacer lo que estaba a punto de dar a conocer. Ahora tenemos que estar luchando por verdad y justicia por ella, cuando no tendría que ser así”. 

La experiencia de otros familiares que perdieron a sus hijas por femicidios les sirvió de ejemplo para encarar la lucha. Como el caso de Natalia Melmann, secuestrada, violada y asesinada por tres policías bonaerenses en Miramar el verano de 2001, condenados a prisión perpetua; hay una sentencia pendiente para un cuarto efectivo imputado. Gustavo, el papá de Natalia, se comunicó con la familia Basaldúa para ofrecer su ayuda y acompañamiento: “Me llamó el papá, que luchó un montón, y el caso era muy parecido: fueron los policías, pero él logró que los metan presos. Y hablé con él, nos dijo todo lo que me iban a pedir mis abogados, nosotros no teníamos nada ni sabíamos nada de qué hacer con todo esto. Él está trabajando en una organización para ayudar a los padres a quienes les pasa esto. Como yo ahora puedo ayudar a otro que le pasa y le voy a contar la experiencia”.

¿Qué le dirías?

Fijate cuando investigan las cosas.

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Femicidios en julio: la noticia es el horror

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27 femicidios en julio, 163 en 2025. Esos son los datos reunidos por el Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestivo de datos y análisis de la violencia patriarcal. Los números no alcanzan a dar cuenta sobre el punto de inflexión que expresa este mes para este tipo de violencias. Se trata de una consecuencia directa de la complicidad estatal (Poder Ejecutivo & Poder Judicial) al imponer una política negacionista a los crímenes de mujeres y trans cometidos en contextos narco territoriales. El resultado está ahora a la vista y es el horror: cuerpos descuartizados, que emulan el modelo instalado en Ciudad de Juárez por los carteles narcos que dominan la muerte en esa ciudad.

Este julio argentino fue en Córdoba, fue Brenda Torres (foto de portada) -de apenas 24 años- y fue cerca del estadio de fútbol donde apareció uno de sus muslos seccionados. Recién hoy 1º de agosto apareció el resto de su cuerpo destrozado. La fiscalía asegura que ya hay dos detenidos.

Femicidios en julio: la noticia es el horror

En agosto del año pasado también había sido detenido Juan Carlos Galarregui, el asesino de Rocío Fernández, de apenas 27 años. Fue en Mar del Plata y fue en un freezer donde encontraron su cuerpo, en el cual su femicida lo depositó esperando el mejor momento para descuartizarlo. La causa fue elevada este mayo a juicio oral, pero el fiscal Fernando Berlingeri solicitó resolver el procedimiento en un juicio abreviado. Para eso ofreció declinar la acusación de femicidio, ya que esa calificación legal impide estos procesos de resolución rápida y, por cierto, de menos pena. Es exactamente lo que hizo el Poder Judicial correntino en el caso de la periodista Griselda Blanco: homicidio simple, juicio abreviado, 12 años de prisión que no son de cumplimiento completo, ya que la carátula omite la violencia de género.  Esta tendencia judicial negacionista se inició este año y en febrero cuando la Cámara de Casación bonaerense emitió el tercer fallo sobre un mismo crimen para justificar que Lucía Pérez había sido drogada y violada, pero decidió que su crimen no era un femicidio.

Así, al borrar las huellas de la violencia de género en el trámite judicial, el Estado argentino se jacta de haber bajado la tasa de este tipo de crímenes.

Así los dos poderes del Estado ganan impunidad, y la sociedad pierde.

¿Qué pierde?

Los femicidios en contexto de narcomenudeo territorial tienen característica atroces y también señales comunes: la diferencia de edad entre víctimas y asesinos, el consumo de cuerpos como intercambio de mercancías, la vulnerabilidad de las adictas y sobre todo, la diferencia de poder entre quien tiene la droga y quien, por situación de absoluta dependencia, la necesita. Estos rasgos, entre otros, son los que se omiten en los procedimientos judiciales y también en los análisis sociales, que tienden a asimilar estas políticas con las que se somete a las barriadas periféricas con las conductas recreativas de clases y barrios acomodados.

Situar la información en territorios específicos, con sus contextos particulares y sus vulnerabilidades sociales, es clave para analizar qué significan estos femicidios que, hay que repetirlo, sin la complicidad policial y judicial podrían evitarse.

Las consecuencias de la maquinaria de invisibilización estatal y académica tiene consecuencias brutales. Eso es lo que nos informa este mes de julio de 2025: los cuerpos de las mujeres ya son pedazos arrojados a nuestro paso.

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Fallo histórico: confirman la condena a perpetua y por transhomicidio contra el asesino de Tehuel

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La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires confirmó la condena a reclusión perpetua y transhomicidio contra el asesino de Tehuel de la Torre, joven trans asesinado y desaparecido desde el 11 de marzo de 2021 en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. Los jueces Daniel Carral y Ricardo Maidana rechazaron el pedido de la defensa y refrendaron el fallo contra Luis Alberto Ramos, quien había sido condenado el 30 de agosto de 2024 por el Tribunal Nº2 de La Plata en una sentencia histórica por reconocer el homicidio calificado del joven de 21 años por haber sido cometido por odio a la identidad de género. «La desaparición del cuerpo de Tehuel y la quema de sus pertenencias adquieren un carácter simbólico de negación de su identidad», señaló el fallo. 

Familiares y Amigos de Tehuel celebraron la confirmación: «Esta decisión es muy importante y refleja el resultado de la lucha del movimiento social y de un trabajo en red muy importante, que nos fortalece para continuar el camino contra la impunidad y la violencia por prejuicio hacia las identidades travestis y trans». A su vez, exhortaron a la justicia bonaerense para que defina «de manera urgente» la fecha del juicio contra Oscar Montes, el segundo acusado por el crimen y la desaparición del joven. «Fue un crimen de odio», subraya la familia.

Compartimos la nota de MU que analiza los detalles del fallo histórico, junto a las pruebas que ahora Casación confirmó.

Y comparte la pregunta urgente de Norma Nahuelcura, la mamá del joven, que sigue sin saber dónde está el cuerpo de su hijo: «¿Dónde está Tehuel?».

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Acto trans por más democracia

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Por María del Carmen Varela

Fotos Juan Valeiro

Desde las dos de la tarde comenzó a llegar gente a la plazoleta ubicada frente al Congreso de la Nación. Al amparo del sol, distintas banderas fueron colgadas sobre las rejas: Furia Travesti, Justicia por Sofía Fernández – nadie se suicida en una comisaría, Ley de Reparación Histórica Ya. Y también pancartas: Basta de Travesticidios, Femicidios y atropello a nuestras leyes, Más amor, menos odio, ¿Dónde está Tehuel?  Caras pintadas con los colores rosa, celeste y blanco, espaldas con banderas multicolores, una foto de Diana Sacayán en blanco y negro y ampliada casi a tamaño natural. El aroma a guiso que apenas listo fue repartido en bandejitas de plástico, impregnó a la concurrencia que iba aumentando con el correr de los minutos.

Acto trans por más democracia

La policía no permitió la colocación del escenario, sin embargo, el entusiasmo no decayó. El DJ Chezco Beats se encargó de musicalizar e hizo que el frío se esfumara de los cuerpos.  Un gato amarillo gigante se ofendió al ser confundido: “No soy Gaturro, soy Garfield”. Cuando le preguntaron por qué vino a la plaza del Congreso, mostró una alcancía. “Te sacás una foto conmigo y colaborás”.

Bartolo viste un elegante saco azul y será unx de lxs presentadorxs del Festival.

Acto trans por más democracia

Le cuenta a lavaca: “Vine a defender la Ley de Identidad de Género, la Ley de Cupo Trans, el matrimonio igualitario, la ESI. Es un contexto muy dificil y esos derechos nos quieren ser quitados”. Poeta, docente, activista, autor del libro Textosterona 4ML, una crónica poética de una masculinidad trans que está en preventa para lograr ser publicado. Se puede apoyar la edición ingresando a su IG: @escrituraautogestiva. “Estoy acá por el orgullo, por la resistencia, por las infancias trans, por todes les compañeres que ya no están y lucharon para que nuestras vidas sean validadas”.

Acto trans por más democracia

Say Sacayán, hermanx de Diana, la recuerda a diez años de su travesticidio, que no fue avalado como tal por la Corte Suprema: “Ella fue una militante, luchadora, fue presa política, atravesó violencia en la calle, sabía qué derechos necesitábamos para tener una mejor calidad de vida. No vamos a bajar los brazos, vamos a resistir. Hace muchos años que estamos acá. Como país y como sociedad nos encontramos en un estado de crisis no solo económica. Tenemos un gobierno de derecha que viene a quitarnos los derechos, no solo a la población LGTBIQ+ sino al pueblo. Este es un espacio para encontrarnos, manifestar, abrazarnos y organizarnos”. Micaela Pérez, activista del colectivo Travesti Trans afirma: “Vine a pedir justicia por nuestras compañeras asesinadas en dictadura y post dictadura. Queremos repudiar a la Corte Nacional de Casación que decidió quitar como agravante el odio a la identidad de género, pedimos al Poder Judicial que garantice nuestras leyes”. 

Acto trans por más democracia

Tres chicos rubios de ojos celestes vestidos de riguroso negro llegaron a la plaza. Al ser consultados, responden que no hablan muy bien el idioma porque son rusos. El que mejor hablaba castellano dijo que se llamaba Davis —o simil— y que vinieron a vivir a la Argentina hace dos años. “Es muy peligroso vivir en Rusia. Allí somos terroristas, las personas LGBT somos extremistas y terroristas para la ley. Buscamos información y vinimos a Argentina”.

Pasadas las tres de la tarde, Bartolo dio inicio formal: “Bienvenides, bienvenidas y bienvenides al Festival Plurinacional Antirracista contra los travesticidios, transfemicidios y transhomicidios. Gracias a todas las personas que están acá hoy convocades en el Congreso”.

Acto trans por más democracia

Una de las oradoras más lúcidas fue la activista Marlene Wayar.

  • “Hay toda una sociedad que nos votó en contra por un sueldito que les prometieron, les prometieron que iban a cobrar en dólares y se cagaron en los derechos humanos. Así que hay que poner en jaque a toda esta sociedad pidiendo más democracia, que el Congreso y la Justicia funcionen. Si miramos la realidad, somos quienes estamos, entonces creo que hoy pretender que el mensaje penetre es un poco ilusorio”.
  • “Estamos acá para abrazarnos entre nosotras, nosotros y nosotres. Honrar a nuestras muertas y estar juntes. Es una fecha de conmemoración de nuestra resistencia, de construcción, estando juntas, en comunidad, vamos a lograr esas otras luchas politicas, porque si no, las palabras son bonitas  pero se las lleva el viento”.
  • “Estemos con los pies en la tierra, no hay un político o política que nos esté mirando, no les interesa, están obnubilados en otra realidad, hay que traerlos a la tierra, hay que exigirles que respeten el ejercicio democrático de que las cosas son de todas, todos y todes y la nuestra es la más relegada así que es la primera a la que le tienen que dar prioridad y eso quizás sea con el proyecto de Ley de Reparación Histórica para las travestis mayores que está asegurando el futuro y que esta Argentina entienda que democracia es democracia y no se la puede bastardear”.

El Festival tuvo espacio para bailar chacarera, agitar banderas al grito de “para las travas reparación, es una deuda que nos debe la nación” y un final a todo ritmo con la banda Sudor Marika. Varias generaciones se dieron cita en la plaza del Congreso en el día internacional del Orgullo, se abrazaron, comieron, bailaron, defendieron consignas, exigieron la Ley de Reparación Histórica y como señaló Marlene, conmemoraron la resistencia de la mejor manera: juntxs.

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