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3º audiencia por el juicio de Anahí Benítez: qué es la justicia

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El TOC 7 de Lomas de Zamora resolvió suspender el juicio contra Marcelo Villalba, el principal acusado de secuestrar, violar, robar y asesinar a la adolescente Anahí Benítez en 2017. Una junta médica dictaminó que era incapaz de afrontar el proceso por el estado de su esquizofrenia, enfermedad que le provoca brotes psicóticos y delirios místicos. Ahora será detenido en la Unidad 34 Melchor Romero, una prisión psiquiátrica, hasta que se estabilice su cuadro psicopatológico con medicación farmacológica. El juicio continúa contra el otro sospechoso, Marcos Bazán, del que su defensa, familiares y amigos denuncian que lo tomaron de “perejil”. Mientras, la familia y lxs amigxs de Anahí siguen exigiendo justicia.

3º audiencia por el juicio de Anahí Benítez: qué es la justicia

Carolina llevaba suelto el pelo largo, lacio, finito y castaño. En los ojos marrones de mirada profunda se podía ver una tristeza que no se esforzaba por disimular. A las nueve de la mañana del 18 de febrero se sentó tímida en la sala de los Tribunales de Lomas de Zamora a presenciar el comienzo del juicio por el femicidio de su amiga Anahí Benítez. “Nos mintieron y ocultaron tantas cosas que quiero estar para escuchar todo”.

En la tercer audiencia Carolina entró acompañada de sus amigas y el papá de una de las chicas que declaró. Lloró toda la audiencia. Todos lloraron. Jóvenes de 18 y 19 años que tuvieron una adolescencia atravesada por el femicidio. Y ahora por la falta de verdad y justicia. Porque el TOC 7 de Lomas de Zamora resolvió ayer suspender el juicio contra Marcelo Villalba, acusado de secuestrar, violar, robar y asesinar a Anahí Benítez en 2017. l proceso continuó contra el otro imputado, Marcos Bazán. Y en la audiencia declararon cuatro de los amigos y amigas más íntimas de Anahí

Lautaro Morales era el mejor amigo. Iban al mismo curso. Compartieron alguna vez paseos por la reserva natural Santa Catalina porque Anahí amaba la naturaleza, los árboles, el cielo. Pasaban casi todo el día juntos. La ida al colegio, el aula, hacían puerta a la salida y esperaban juntos para entrar en contraturno a educación física. Vivían cerca y volvían juntos a sus casas. Eran muy unidos. Cuando desapareció Anahí el 29 de julio de 2017 fue de los más activos en su búsqueda. “Anahí es una de mis amigas más importantes, lo sigue siendo, por eso lo digo en presente. De mis vínculos más cercanos, una amiga con la que siempre estaba. Día y noche hablando juntos, íbamos a su casa frecuente. Nunca pasó más de una semana sin estar en contacto”, contó Lautaro a lavaca sobre su relación con “Ananá”, como le decían sus mejores amigos. 

Todo el círculo de amigas íntimas de Anahí la buscaron sin dormir. Toda la comunidad educativa de la ENAM se comprometió para encontrarla viva y sana. Su aparición sin vida fue desgarradora. “¿Por qué le hicieron eso?”, dicen que es una pregunta sin respuesta. Los amigos y las amigas de Anahí que presenciaron la audiencia de ayer lloraron de angustia y tristeza. Para ellos es estremecedora la muerte de la adolescente de 16 años con la que compartían sueños, risas y la escuela. Anahí, contaron, era alegre, divertida, reservada, culta, maravillosa, sensible, tímida. No confiaba en cualquiera. 

Los y las chicas de la ENAM de Banfield creen que la justicia es verdad. Pero sienten que su amiga no tendrá justicia porque, con la suspensión del proceso para el acusado Marcelo Villalba, no podrán saber una parte de la verdad. 

¿Qué es la justicia?

Joaquín Navarro (18): “Es difícil exigir justicia cuando todos los días sufrimos que la Justicia no actúa como debería, que hay muchas causas que no llegan a la verdad por el hecho de que se beneficia un montón de gente que no sabemos quiénes son y tendrían que estar ahí sentados pero no están. Para que se haga justicia tiene que haber verdad y en un sistema tan corrupto y perverso como el de la Justicia argentina es muy difícil saber real que pasó. La manera que nosotros tenemos de hacer justicia es que nunca se olvide el nombre de Anahí y nunca dejar de reclamar por eso, que sirva para concientizar a los demás. Para que se haga justicia estas luchas las tenemos que seguir llevando, es levantar la bandera de que no tienen que secuestrar ni tiene que morir ni una piba más”.

Jimena Barrera (18): “El término justicia puede ser visto como motor social y eso creo que lo llevamos para nuestro lado. Si no la podemos conseguir de forma parlamentaria, se puede conseguir visibilizando, que la gente no se olvide, que la gente sepa que no estamos de acuerdo y que no se consiguió lo que queriamos ni lo que sería bueno, con todos los culpable presos. Pero cuando el estado está ausente y no hizo lo que tenía que hacer es medio difícil. Entonces nuestro deber es que la gente entienda y que sea algo más de las calles, que nunca desaparezca el nombre de Anahí de las calles y es una forma de justicia que nosotros tenemos que mantener vigente”.

Lautaro Morales (19): “La justicia es algo triste, lo veo como una manera de intentar calmar las aguas pero no es así. La justicia para mi no se crea porque nadie me va a devolver a mi amiga”.

Ludmila Muñoz (18): “Es complicado. Nos pusimos a pensar… La justicia es la verdad, y nosotros no tenemos verdad con el caso de Anahí. Todavía no se responden nuestras preguntas. Todavía hay personas que no se van a arrestar por toda la tramoya con la policía. Como comunidad no podemos estar tranquilos de que están encerradas todas las personas implicadas, y sabemos que siguen en las calles. La justicia es algo que tal vez nunca terminemos de tener pero no la vamos a dejar de pedir”.

Memoria activa

Malabares con clavas y aros. Rastas, pelos teñidos, piercings, tops. Carteles pintados con témpera sobre cartones. Fotos de Anahí en mochilas y morrales. Adolescencias que mantienen viva la memoria de su desconocida compañera. No la llegaron a conocer pero su presencia, su arte, su espíritu está con los chicos de la ENAM, la escuela a la que Anahí asistía. A los más grandes, que egresaron el año pasado o que egresan este, les costó muchísimo que el aula dejase de ser tan triste. En realidad, dicen, que a todo el colegio le costó la ausencia de Anahí. 

“Tal vez no todos conocen el nombre de Anahí Benítez. Pero también hoy con toda la empatía que tienen los más pibitos, hay una etapa de incubación en esos primeros meses que conocen el centro y no tardan en saber en saber quién era, en ver los murales, los carteles. Anahí Benítez es algo que no podés no conocer estando en el ENAM”, cuenta Ludmila Muñoz, la presidenta del centro de estudiantes. “Es algo que te golpea muy fuerte y que no te da ni el tiempo para llorar, tener tu etapa de duelo. Y como no hay un cierre de justicia, hay pibes a los que ya no les quedan lágrimas y a otros que sí: es un tema que a cada uno le pega diferente”, reflexiona a la vez que asegura que desde el ENAM y el centro la bandera de Anahí no se bajará nunca.

Los chicos y las chicas del ENAM sufren acoso policial. Los detienen en las esquinas, en las plazas, los requisan sin motivos. Incluso, en alguna oportunidad, la bonaerense entró a la escuela y los obligó a separar manos y piernas contra la pared mientras revisaban sus mochilas. Este procedimiento es ilegal. “El poder que tienen las fuerzas policiales hoy en día no solamente lo sufrimos por ser estudiantes del ENAM sino por ser pibes, por estar en una esquina. Es un estereotipo de pibe que a la policía no le cierra, es algo que el Estado de Macri también alabó, que se pueda detener a los pibes por tener la pinta que tienen. Esos pibes tienen mucha más empatía hacia Anahí que muchos otros. La posta es que desde el centro de estudiantes prefiero esa empatía, que pueden tener «peor pinta», antes que pibes que les cierran más a ellos pero que a la hora de salir a las calles, no están”, expresa Ludmila.

Los estudiantes de la ENAM fueron creciendo con el femicidio de Anahí. La presidenta del centro siente que en esa etapa de la adolescencia en la que creás un pensar, percibió como ella y sus compañeros perdieron la fe en la justicia de este país al ver que hace 2 años y medio la causa de su compañera no se cierra, que tienen preguntas sin respuestas. “Terminas por perder confianza en autoridades e instituciones”, sentencia. “Mismo la policía que no busco a Anahí en los momentos en que estuvo viva, que el cuerpo apareció donde ya habían rastrillado, como los medios mancharon su imagen. Es algo que no vamos a olvidar y vamos a tener presente. Es una compañera que secuestraron, violaron y mataron y no estamos teniendo justicia y hasta que no tengamos verdad no vamos a tener justicia”. 

Ludmila explica que los chicos comprenden y saben que la causa es algo mucho más grande que “estos culpables” y son conscientes de que hay todo un sector que dice que es una causa armada: “No descartamos que sea así porque la justicia hoy día funciona así: sabemos que tapan un montón de cosas que están mal”.

Dice Ludmila: «Secuestraron y asesinaron a Anahío porque hay todo un vacío en el Estado respeto a la educación, a la seguridad, a que estamos en una sociedad machista que hace que el hombre crea que puede hacer lo que quiere con el cuerpo de las mujeres. Son muchos factores que hacen que hoy Lomas de Zamora sea uno de los municipios con más femicidios en toda la Provincia de Buenos Aires. Más que nada porque hay un vacío en la educación que no enseña que cada uno puede hacer con su cuerpo lo que quiere, un vacío en seguridad que hacen que las fuerzas policiales benefician a cierto sectores de la sociedad y no a nosotras como pibas que no podemos salir a las 12 de la noche. Esa inseguridad constante que nosotras sentimos siendo pibas. Anahí Benítez es una de muchísimas pibas que asesinaron y que siguen asesinando. Anahí tuvo un respaldo de su comunidad, de sus amigos, de su familia, pero muchas no tienen ese respaldo. Cuando salimos a la calle salimos por Ana y por todas ellas, porque sabemos que no son casos aislados que muestran un Estado ausente sino un Estado que no se preocupa por los pibes y pibas».

¿Cómo construyen la memoria de Anahí? 

-Una de las cosas que más me gusta cuando hacemos estas actividades es que a los pocos segundos, minutos, al rato que terminamos de acomodar para instalarnos, ves como hay gente que empieza a tocar la guitarra, a hacer malabares, a estar tranquilos: todo un concepto de arte, de amistad y compañerismo que estaba ya de por sí con Ana, y siempre digo que Anahí pagó un precio muy alto al volver a unir a toda la comunidad del colegio. Pero creo firmemente que así se construye la memoria de Ana. Ahí Ana dejó de ser una piba asesinada y se volvió algo mucho más grande: nos juntamos para organizarnos y desde ahí vamos a seguir pidiendo justicia. Su memoria se sigue construyendo con amor, con militancia, con empatía y mucho arte.

Cómo sigue el juicio

El TOC 7 de Lomas de Zamora resolvió ayer suspender el juicio contra Marcelo Villalba, acusado de secuestrar, violar, robar y asesinar a la adolescente Anahí Benítez en 2017. Una junta médica dictaminó el jueves pasado que Villalba era incapaz de afrontar el proceso por el estado de su esquizofrenia, enfermedad que le provoca brotes psicóticos y delirios místicos. Los profesionales entendieron que no podía defenderse y que podría ser peligroso para terceros si era sometido a presión en un interrogatorio.

El acusado Villalba será detenido en la Unidad 34 Melchor Romero, una prisión psiquiátrica, hasta que se estabilice su cuadro psicopatológico con medicación farmacológica. En cuanto los informes médicos evalúen que está en condiciones de declarar, el Tribunal asignará una fecha para retomar el proceso en su contra que ayer quedó trunco. Por ahora, esa línea de investigación quedará sin resolver. 

El juicio continúa contra el otro sospechoso, Marcos Bazán, del que su defensa, familiares y amigos denuncian lo tomaron de “perejil” y está siendo enjuiciado con una causa armada. La próxima audiencia será el jueves 27 de febrero a las 9 hs en los Tribunales de Lomas de Zamora y declarará una nómina de diez testigos. 

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Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

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Por Evangelina Bucari

Azul Mía Natasha Semeñenko soñaba con “ser Azul del todo”. Había iniciado su hormonización, esperaba turno para realizarse una cirugía de modificación corporal y, como escribió su compañera de trabajo y amiga Ivana Meske, “buscó amor en todas sus formas”. “No tuvo una ley de identidad de género que la protegiera en su infancia –recordó–; fue excluida, juzgada, maltratada. Aun así, siempre tejió redes: trabajamos con ella el cambio de DNI, buscó apoyo en el sistema de salud y batalló por operarse. ‘Voy a ser Azul cuando me operen’, solía decir”. No logró cumplir ese sueño porque fue asesinada. A dos días del hallazgo de su cuerpo, la lloran y despiden en el Cementerio Central de la ciudad de Neuquén.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

El 25 de septiembre, día de su cumpleaños 49, Azul dejó de responder mensajes. Sus compañeras de trabajo se preocuparon y la buscaron; el Estado no lo hizo tan rápido. Si bien les tomaron la denuncia, la Policía recién publicó la búsqueda el 30, cinco días después. Tras marchas y movilizaciones junto al movimiento trans y feminista para visibilizar su desaparición, tres semanas más tarde, el 15 de octubre a la noche, el Ministerio Público Fiscal neuquino informó la identificación de un cuerpo hallado en un canal de Valentina Norte: era ella, había sido víctima de un transfemicidio. De acuerdo con la autopsia preliminar, sufrió heridas punzocortantes en tórax y brazos y fracturas en la cara. La investigación está ahora a cargo de la fiscal Guadalupe Inaudi.

La vida de Azul no había sido fácil. Como muchas otras chicas trans, su camino estuvo atravesado por diferentes formas de discriminación, violencias y vulneraciones: estaba alejada de su entorno familiar, con quienes no tenía contacto; tiempo atrás había tenido que ejercer el trabajo sexual como forma de subsistencia y, en algún momento, había caído en consumos problemáticos. Por eso, cuando en 2017 entró a trabajar en la Subsecretaría de Niñez y Adolescencia como maestranza, ese espacio y sus compañeras se transformaron en su familia elegida junto a sus amigas trans que la acompañaban en su proceso. Con el cambio de gobierno en 2023, había sido trasladada de área y actualmente trabajaba como auxiliar en el Centro de Atención a las Víctimas de Violencia de Género.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

La bandera en la marcha.

Apenas conocida la noticia del transfemicidio, el 16 de octubre hubo una gran marcha y abrazo colectivo. Durante la manifestación, se sumó Marcos, el hermano de Azul, que compartió el dolor de la familia pese a estar distanciados y su pedido de que el caso no quede impune.

En ese encuentro llegó el desahogo y se multiplicaron los recuerdos de quienes compartían los días con ella y la describieron: atenta con todos, llevando siempre “un matecito o café caliente”, preguntando todo el tiempo si alguien necesitaba algo o haciéndose cargo de cubrir tareas si alguien faltaba; una mujer tímida pero alegre, que personalizó su rinconcito en la oficina y que ahora nadie se anima a tocar. “Escuchar los relatos muestra cómo para Azul el trabajo fue un lugar de pertenencia. Fueron las compañeras quienes tomaron la búsqueda desde el primer día”, destacó Mariana Sarin, secretaria de Género de la CTA Autónoma provincial y delegada de ATE.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

La presencia mapuche en el acto por Azul.

Cecilia Vacarezza era compañera de Azul desde sus inicios y se habían reencontrado este año en la Dirección Provincial de Protección Integral de las Violencias. La recuerda llegando en bicicleta y siendo de las últimas en irse: “Era querida por todas y todos. Luchó por su identidad, estaba feliz porque podía ser ella misma. Nos arrebataron su vida de una forma brutal”, contó entre sollozos por mensajes de WhatsApp. Muchas no podían ni hablar.

“El primer día que llegó estaba tímida. Le pregunté cómo quería que la llamara y me dijo ‘Azul’. Desde entonces se fue ganando su lugar, con su libertad, su alegría y su forma única de ser”, escribió en redes Rosana Arévalo, otra compañera de trabajo. “Voy a extrañar que camine por los pasillos cantando en inglés –continúo–, que me diga ‘Amore, ¿te traigo algo?’, que me escriba para pedirme ayuda o que me cuente que ya atendió a todos. Voy a extrañar sus stickers, sus audios, su risa pilla, sus mensajes”.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

Las voces de ternura y afecto se replican. Carolina Guajardo, exsubsecretaria de Niñez y Adolescencia, fue su jefa: “En su aspecto se notaban las marcas de una vida dura, pero en su actitud siempre fue amorosa y muy atenta”, recuerda. Rememora las charlas que tenían, los consejos que pedía, su deseo de ser “realmente Azul” y lo leal que era. Repite la anécdota del cafecito, y cree que era así porque estaba muy agradecida después de una “vida que le había sido vulnerada millones de veces”.

La violencia avanza

El asesinato de Azul se inscribe en una violencia persistente: desde enero, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 213 femicidios y transfemicidios. La estadística no alcanza para decir quién era, pero explica el miedo y la bronca que se tradujeron en calle. “Somos parte de una marea que dice basta. El Estado es responsable de garantizar la vida y la seguridad de todas”, dice Vacarezza con angustia. 

Para quienes reclaman justicia y piden que haya más prevención, la decisión del Gobierno provincial de declarar dos días de duelo en memoria de Azul y disponer banderas a media asta en edificios públicos “no reemplaza la política pública”. “El Gobierno provincial decretó dos días de duelo, pero nadie se comunicó con la familia durante la búsqueda: es un parche en medio de la campaña”, cuestionó Guajardo, que además es parte de la colectiva feminista La Revuelta.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

Por su parte, Sarin apuntó al sistema judicial “machista y patriarcal” y a la necesidad de “exigir justicia en la calle”. “Desde las organizaciones denunciamos que la política de odio hacia mujeres y diversidades del gobierno de Milei mata; el desmantelamiento de los servicios de asistencia también mata”, afirmó la referente de la CTA y detalló que Azul es la tercera víctima reconocida de asesinato por violencia de género en la provincia, pero que “hay otras muertes violentas catalogadas como suicidios” y que siguen reclamando por Luciana Muñoz, desaparecida hace 15 meses.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

Para la secretaria de Género de la CTA Autónoma neuquina, el transfemicidio de Azul ocurre en una provincia donde a igual que a nivel nacional “las políticas de género fueron vaciadas y el clima de odio se traduce en retrocesos concretos”.

Sarin también advirtió sobre el avance de grupos conservadores evangelistas en Neuquén. Uno de los ejemplos que dio es el de la candidata que encabeza la lista de senadores libertarios por la provincia, Nadia Márquez, hoy diputada nacional con protagonismo en la Cámara Baja. Su padre, un pastor evangélico, fue uno de los pocos que recibió fondos de ayuda alimentaria desde el Ministerio de Capital Humano nacional. «Ellos hacen política para volver a encerrar a las mujeres en la casa, para volver a meter a niñas y niños bajo la égida de la familia y que no tengan derechos garantizados por el Estado. Entendieron que el movimiento de mujeres y diversidades, con su cuestionamiento al orden patriarcal, era un riesgo para su poder político y económico, y decidieron ir contra nosotras”, aseguró la dirigenta.

Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

También alertó sobre otros grupos antifemnistas como la organización Padres de Río Negro y Neuquén, “que obtuvo declaración de interés legislativo”. Explicó que son padres que promueve la idea de que los niños son ‘rehenes’ de sus madres» y detalló que «instalaron un tráiler frente al Juzgado de Familia, justo donde las mujeres deben presentarse a denunciar. Lo llenaron de carteles y banderas: para ir a denunciar, hay que pasar por el medio de eso”.

“Trabajo en la 148 y veo a diario casos que no encuentran respuesta; a veces el botón antipánico no funciona o no hay. Decimos ‘riesgo de femicidio’, pero ¿qué significa si no se actúa?”, interpeló Guajardo.

Hasta ahora no se sabe qué pasó. La última conexión del celular de Azul se ubicó en la zona del río Neuquén; su cuerpo fue hallado envuelto y atado, en avanzado estado de descomposición. El paso de los días borra pruebas. Por eso, queda una certeza entre quienes la quisieron: la pelea es por memoria y justicia y se convocó para una gran movilización para el 21 de octubre para pedir por el esclarecimiento del crimen. “Vamos a seguir, ya tenemos comprada la vereda de la Ciudad Judicial”, concluyó Sarin.

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Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

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La marcha en La Matanza, a dos semanas del triple narcofemicidio.

Por Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

En silencio.

La marcha empieza 21:29, horario en el que las chicas se subieron, hace dos semanas, a la camioneta Chevrolet Tracker blanca. Para quienes no conocen este lugar –rotonda de La Tablada, cruce de Camino de Cintura y avenida Crovara, La Matanza–, el silencio que acompaña la movilización de las familias de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez no se termina de dimensionar.

Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El perímetro está cortado desde muy temprano por la policía bonaerense y apenas algunas motos del barrio o ambulancias urgentes pasan por una intersección que, en un día común, es puro bocinazo, ruido y tránsito sin parar. 

Así, en silencio, esta marcha grita que hace dos semanas ya no hay ningún día común. 

“El barrio está de luto”, dice Brian, un joven muy dulce que acompaña a la familia de Morena. “Antes se escuchaba música, había fiesta, baile. Ahora, nada”.

Eric, de 28 años, al lado de la familia de Brenda: “El barrio está triste”. 

Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Las chicas que acompañan a Estela, mamá de Lara Gutiérrez, mueven la cabeza de un lado a otro: “Queremos justicia”, dicen. No quieren decir más. ¿Hay algo más?

De a poco, desde los monoblocks que custodian esta rotonda bajo la mirada de murales del Papa Francisco y Diego Maradona, los vecinos fueron llegando. Algunos volvían de trabajar, otros se sumaban después de cenar. Hay jubiladas, adolescentes y muchos niños y niñas que sostienen velas en cuellos de botellas de plástico. Sabrina, la mamá de Morena, marcha mirando el frente. Paula, mamá de Brenda, lleva en brazos a su nieto de un año. Hay mucho dolor, y son los niños los que marcan con una mirada de fuego una fotografía fuera de lugar, una cámara que parece no respetar este duelo.

Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En silencio, nadie habla. 

Solo los pasos en una ronda a la rotonda en sentido inverso a las agujas del reloj, como las Madres en Plaza de Mayo, o los jubilados en el Congreso.

Quizá de manera inconsciente, sin saberlo, en este gesto las familias respondan una pregunta innecesaria que circula en algunos colectivos que se desvían de recorrido por el corte: “¿Por qué marchan si hay detenidos?”. Precisamente, porque el nunca más se sostiene en movimiento, como una forma de gritarle a la agenda política y social que este horror no tiene justicia. 

Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En silencio, la ronda termina. 

Las familias se reúnen y sacan bengalas y globos blancos que todo este barrio que marcha estuvo inflando durante la tarde. “Ahora”, ordena Sabrina, y los globos se sueltan.

Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Las bengalas se encienden.

Las familias se abrazan, se descargan. 

Y un nene, que no llega a los diez años, dice lo único que hay que decir: “Justicia”. 

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La sociedad contra el narco: cómo se organizan los barrios

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Cómo enfrentan el avance narco dos centros barriales de la Villa 21/24 (CABA) y Puerta de Hierro (La Matanza) que reciben a jóvenes adictos. Lo que cuentan esos jóvenes: la realidad del barrio, los transas, los efectos de la crisis, las cosas que logran transformar vidas. Lo que se puede cambiar y lo que no en esta investigación que compartimos: La vida como viene, publicada en la revista MU.

Por Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

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