#NiUnaMás
9º encuentro de Familiares Sobrevivientes de Femicidios: «Solo queremos justicia por nuestras hijas»

Como cada segundo miércoles del mes, Familiares Sobrevivientes de Femicidios fueron hasta la Casa Rosada a relatar cómo funciona la máquina impune de la violencia machista y a entregarle una nueva carta a Alberto Fernández, pidiéndole que las reciba. «Somos tan importantes como el Presidente de España», fue uno de los gritos de las madres y padres de Lucía Pérez, Carla Soggiu, Cecilia Basaldúa, Luna Ortíz que reclaman justicia por los femicidios y medidas concretas y urgentes. En la voz de las actrices del grupo Piel de Lava (Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa) y la música de la cantante Amalia Etchesuri estuvieron presentes las 132 mujeres, trans y travestis asesinadxs en lo que va del 2021, según los datos del primer padrón público y autogestivo de violencia machista, el Observatorio Lucía Pérez. Crónica, fotos y video del Noveno Encuentro de Familiares en Plaza de Mayo.
Son las tres de la tarde y Plaza de Mayo está vallada. A un costado de Casa Rosada hay movimiento de gente, autos, policías. Las banderas argentinas y españolas flamean entre mucha más custodia de la habitual. El grupo de Familiares Sobrevivientes de Femicidios irrumpe en ese escenario, bajo un cielo gris plomo, para gritar:
“Justicia por nuestras hijas”
“Somos tan importantes como el Presidente de España”
“Estado cómplice de los femicidios narcos que hay en la Argentina”
“Basta de impunidad”
“Nuestras muertas tienen 13, 14, 15 años”
“Solo queremos justicia”.
Esta vez la novena carta dirigida al Presidente fue recibida por el encargado de recibir la documentación de la Casa Rosada – Juan Fernández- quien se comprometió a hacérsela llegar al primer mandatario. Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, le explicó durante más de quince minutos la situación que transita cada familia y le amplió sobre la necesidad de ser recibides también por el Ministro de Justicia.

El ritual
Como cada segundo miércoles de mes, el grupo de Familias Victimas de Femicidios volvió a reunirse al mediodía para pedir lo que hasta ahora no tienen: justicia. Es la novena vez que entregan una carta dirigida al Presidente de la Nación con la solicitud de una audiencia. En esta oportunidad y como consecuencia de la visita del primer mandatario español, Pedro Sánchez, la Plaza de Mayo estaba vallada y no era posible el acceso al lugar donde cada mes las madres y padres colocan las sillas negras –con la Casa Rosada detrás- y se sientan a contar en qué estado se encuentran las causas de los femicidios de sus hijas.
Al no poder ingresar a la Plaza, les familiares acomodaron las sillas sobre la vereda, en Avenida de Mayo frente al Cabildo. Allí ubicades, comenzaron a exponer cada une de elles.
Arrancó Marisa Rodriguez, la mamá de Luna Ortiz: “Luna apareció asesinada en Benavídez, en la casa de Isaías Villarreal, donde participaron de su asesinato también los amigos de Villarreal. No nos conformamos con cómo se caratuló la causa (abandono de persona) por el fiscal Fuensalida y el TOC (Tribunal Oral Criminal) N° 7 de San Isidro. Cuando llega a Casación los jueces Maidana, Carral de la Sala 1 Penal de La Plata cambian la carátula a homicidio culposo y esto quiere decir que el homicidio culposo tiene una pena máxima de cuatro años y este femicida estaría en la calle en libertad nuevamente. En el proceso judicial se revictimizó a Luna y se violaron todos los tratados y leyes internacionales con respecto a la violencia de género por eso también apelamos ahora como única instancia que nos queda para poder llegar a la justicia, a la Corte Suprema para que se revierta la causa a femicidio. Es importante no quedarse con estos fallos misóginos que sientan precedentes, por eso tenemos que demostrarle a este Poder Judicial que sus jueces no son intocables, que hay que enjuiciarlos, realizarles jury para que dejen de existir estos fallos misóginos. Estamos luchando para que se llegue a una verdadera justicia por nuestras víctimas donde siempre en estos casos de femicidio como el de Luna y de muchas pibas más está involucrado el narcotráfico y en muchos casos la explotación sexual. Basta de pericias que revictimizan a nuestras pibas. Justicia por Luna y por todas. Fue femicidio”.
Le siguió Alfredo Barrera, el papá de Carla Soggiu: “Estamos para pedir justicia, que se aceleren los tiempos porque las causas están dormidas y necesitamos que trabajen. En nuestro caso hace más de dos años que le estamos pidiendo los contratos de tercerización del botón antipánico al señor Larreta; se hicieron pedidos desde fiscalía, desde Legislatura y hace caso omiso a todo, no entregan esos contratos del botón antipánico que en el caso de mi hija no funcionó: tuvieron 90 minutos en Ciudad de Buenos Aires para encontrar a mi hija y no la encontraron. Que se hagan cargo de lo que hicieron mal, porque eso le costó la vida a mi hija”.
Susana Reyes sumó: “Mi hija, Cecilia Basaldúa, en el 2015 hizo un viaje a México y estuvo viajando durante cuatro años y medio por Centroamérica, con su mochila, con su artesanía; con su defensa personal -era primer dan de taekwondo- venía enseñando a las mujeres de las comunidades aborígenes a defenderse. Llega en diciembre de 2019 a la Argentina y en el comienzo de la pandemia ella viaja a Capilla del Monte a escribir un libro sobre las vivencias que tuvo en su recorrido. Ahí la contacta una supuesta artesana, que era una entregadora de Capilla del Monte, la lleva a la casa de un femicida y a mi hija la encuentran asesinada veinte días después de que se va de la casa de este hombre, Mario Gabriel Mainardi. La policia la busca, nosotros hacemos la denuncia y veinte días después, el día que viajamos a Capilla del Monte a ver cómo era la búsqueda, al día siguiente encuentran el cuerpo de mi hija y a los dos días meten preso a un perejil, a un chico de 23 años. La policia de Capilla del Monte armó todo un circo, con drones, con perros y ellos mismos la asesinaron. La fiscal hace oídos sordos a nuestros pedidos, no nos recibe, están todos enredados. Esperamos que se investigue de verdad y se haga justicia”.
Tomó el micrófono Marta Montero, la mamá de Lucía Pérez, quien viajó especialmente desde mar del Plata, junto a Guillermo Pérez: “Lucía fue asesinada en 2016, una joven de 16 años, con todas las ilusiones que tenía y hemos tenido todos a esa edad, como ella. Lamentablemente no hemos tenido justicia después de cuatro años y ocho meses, seguimos luchando por la justicia. Venimos a traerle una carta a nuestro señor Presidente explicando cuáles son nuestros pedidos, mostrándole lo que es un narcofemicidio, mostrándole cómo matan a nuestras hijas de 14, 15, 16 años, cada vez más chiquitas. Solo pedimos que nos atienda, esto es un gran problema de todos, es un gran problema del Estado. El Estado debe hacerse cargo de esto que nos está pasando, así que acá pedimos que nos reciba, así como nuestro señor Presidente atiende al Presidente de España, nosotros necesitamos el mismo respeto como familiares de una víctima de femicidio”.
A continuación, Daniel Basaldúa añadió: “Soy el papá de Cecilia y, como decía Susana, anduvimos mendigando justicia. En los pueblos es así, en los pueblos hay una justicia patriarcal: agarraron a un pibe humilde y lo metieron preso, cuando los verdaderos culpables están en el narcotráfico y eso hace que ellos sean impunes”.
Sus palabras se vieron interrumpidas por el micrófono de un acto del Partido Obrero que arrancó sobre Av. de Mayo, por lo que les familiares levantaron las sillas y dieron la vuelta por la avenida hasta ubicarse nuevamente en la calle, entre la Catedral y el edificio municipal. Allí, Daniel retomó: “Que dejen de asesinar chicas, la vieron sola, ella en la casa del principal sospechoso vio algo y dijeron que se fue enojada y que dejó la computadora y el teléfono, mentira. Nunca se peritó nada, que renuncie la fiscal Paula Kelm, no es capaz. No investigan nada, nosotros estuvimso en Capilla del Monte e investigamos más que ellos. Lo que quieren es cansarnos y que dejemos de hablar. Vamos a seguir luchando para que no haya ni una muerta más”.
Siguió Guillermo Pérez, papá de Lucía: “Hoy quiero hablar del jury, que ya está en sus últimas instancias para tener una audiencia. Queremos que salga a la brevedad, el Presidente de la Suprema Corte tiene que tomar una decisión y desafectar a estos jueces para que no sigan haciendo mal a esta sociedad. También estamos esperando que el Presidente de la Suprema Corte dé curso a la apelación de la queja y así nosotros podamos pedir un juicio nuevo. Hace mucho que venimos pidiéndole a nuestro Presidente que nos reciba, que si no hicimos un surco estamos por dejarlo marcado acá en Plaza de Mayo que vea lo que estamos pasando. Esperamos su pronta respuesta”.
Finalizó Facundo, el papá de Luna Ortiz: “el Presidente nos derivó a la Ministra de Mujeres y Diversidad, donde hemos presentado un petitorio en conjunto, de todas las victimas de femicidios, niñes que han quedado huérfanos. Se centralizaron a atendernos individualmente, creo que acá es un reclamo colectivo y vamos a pedirle una respuesta con ese petitorio que presentamos. Insitimos en que nos reciba el Presidente”.

La lista interminable
En esta oportunidad, se acercaron a leer el listado de los 132 nombres y edades de las víctimas de femicidios y travesticidios en lo que va del año, las actrices de la compañía teatral Piel de lava: Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes. “Esta es la lista de los femicidios que se sucedieron a lo largo de este año. La lista es triste y enorme y acompañamos el pedido de los familiares de las víctimas para que tengan una audiencia como es debido y los atiendan personalmente, por favor”. Visiblemente conmovidas, se fueron pasando el micrófono para la lectura de los nombres, mientras sonaba el ukelele de la cantante Amalia Etchesuri. Al finalizar, les presentes gritaron: “Ni una más”.
Los nombres:
Graciela Carolina Flores, 44 años – Elisa Robles, 36 años – Analía del Rosario Barbosa Martínez, 26 años – Noelia Albornoz, 32 años – Bebé de Elisa Robles, 1 día – Gabriela Verónica Lencina, 43 años – Mariana Madonna, 63 años – María Florencia Ascaneo, 41 años – Jaqueline del Carmen Pino, 43 años – Yésica Celina Paredes, 22 años – Ana Astorga, 29 años – Alicia Moreno, 72 años – Anabella Viviana Olmos, 26 años – Nancy Villa, 14 años – Marcia Dominga Acuña, 16 años – Natalia Maldonado, 24 años – Felipa Correa, 39 años – Yésica Viviana Palma, 23 años – Karen Jazmín Ponce, 19 años – Jacinta Ester Acosta, 81 años – Cintia Edith Romero, 37 años – Carla Yanina Gomelsky, 39 años – Corina Soledad Irazu, 24 años – María José Villalón Escudero, 41 años – Ivana Soledad Juárez, 32 años – Margarita Mercedes Zárate, 28 años – Nilda Peano, 57 años – Rosa Gabriela Vallejos, 51 años – María Belén Montenegro, 23 años – Rocío Macarena Quesada, 28 años – Esther Mamani Canaviri, 35 años – Melina Laura Rojas Urbano, 20 años – Noelia Vanina Sánchez, 36 años – Milagros Orieta, 21 años – Teresa Silvana Leguizamón, 41 años – Melisa Moyano, 40 años – Liliana Beatriz Stefanatto, 45 años – Ángeles Castañares, 80 años – Noelia Vanessa Lobo Noble, 35 años – Carmen López de Vargas, 62 años – Úrsula Bahillo, 18 años – Florencia Figueroa, 23 años – Vanesa Carreño, 29 años – Rosita Marina Patagua, 46 años – Mirna Elizabeth Palma, 44 años – Silvia Raquel Rojas, 31 años – Silvina Rojas, 35 años – Emilse Stefanía Gajes, 25 años – Miriam Beatriz Farías, 45 años – Ivana Módica, 47 años – Una mujer de la que no se informa el nombre, 25 años – Verónica Escobar, 22 años – Lorena Alejandra Franco, 41 años – Florencia Cañete, 27 años – Guadalupe Curual, 21 años – Gabriela Alejandra Frasoli, 24 años – Estefany Escobar González, 33 años – Sol Acuña Bilbao, 24 años – Graciela Noemí Funes, 41 años – Katherine Saavedra, 22 años – Julia Hortensia Ríos, 42 años – Claudia Alejandra Casmuz, 29 años – Fabiola Pamela Ramírez, 22 años – Macarena Sol Blanco Domínguez, 28 años – Vanesa Vera, 35 años – Nora Emilce Moyano, 73 años – Noelia Almada, 33 años – Noelia Eliana Maidana, 22 años – Margarita Carrizo, 40 años – Angélica Soledad Cardozo, 36 años – Flavia Ortiz, 30 años – Fabiola Andrea Echenique, 30 años – Paola Mirna Leiva, 38 años – Carolina Beatriz Díaz, 31 años – Norma Alicia Miller, 61 años – María Dolores Barceló, 79 años – Miriam Emilce Sombo, 32 años – Viviana Olga Sagastizabal, 58 años – Marcela Analía Maydana, 44 años – Violeta Argentina Fernández, 70 años – Nancy Florentín Karen, 30 años – Débora Jesús de la Pasión Barros, 30 años – Priscila Arce, 16 años – Sofía Micaela Catán, 24 años – María José Gramajo, 23 años – Josefina Cruceño, 28 años – Dana Berenice, 7 meses – Abigail Carniel, 18 años – Adela Rodriguez, 46 años – Isabel Monzón, 45 años – Victoria Morena Nieva, 37 años – Daiana Aballay, 24 años – Mayerling Mariana Blanco Bravo, 25 años – Analía Maldonado, 40 años – Andrea Alejandra García, 45 años – Yanet Carolina Aleman, 25 años – Marisol Elizabeth Alcaraz Martínez, 35 años – Roxana Romina Olivera, 40 años – María Cristina Ancatén, 38 años – Gimena Islas, 14 años – Florencia Sandoval, 23 años – Cielo De Lucca, 23 años – Ester Del Valle Correa, 61 años – Una mujer de la que no se informa el nombre, 67 años – Gabriela Daiana Juárez, 23 años – Gilda Estefanía Klocker, 20 años – Mirta Cardozo, 59 años – Laura Nancy Rodríguez, 36 años – Patricia Arroyo, 53 años – Agostina Gisfman, 22 años – Felipe Sainz, 13 años – Ramona Adriana Luque, 63 años – Johana Paola Díaz, 26 años – Jésica Maribel Solís, 29 años – Aylin Carolina Reyes García, 33 años – Ayelén Elizabeth Jara Gutiérrez, 20 años – Laura Sánchez, 45 años – Zoe, hija de Laura Sánchez, 9 años – Johana Galdeano, 28 años – Antonella Díaz, 29 años – María José Fernández, 35 años – Victoria, 6 años – Sandra Marilin Carricaberri, 43 años – Mayra Bustos, 32 años – Santiago Cancinos, 14 años.
La carta
Señor Presidente de la Nación ArgentinaDoctor Alberto Fernández
Nosotras, familias sobrevivientes de femicidios nos dirigimos a usted para reiterar con respeto y esperanza el pedido de audiencia. Creemos necesario y urgente ser escuchados por usted.
Adjuntamos los pedidos que entregamos en mano a la ministra de Mujeres y Diversidades, doctora Elizabeth Gómez Alcorta el pasado 12 de mayo a la espera de una pronta respuesta.
Desde ya, muchas gracias.
Atentamente
Marta Montero, mamá de Lucía Pérez
Mónica Ferreyra, mamá de Araceli Fulles
Guillermo Pérez, papá de Lucía Pérez
Alfredo Barrera, papá de Carla Soggiu
Rosana Andra Soggiu, mamá de Carla
Ana María Martinez, mamá de Melina Romero
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia Basaldúa
Blanca Fredes, mamá de Agustina Fredes
Ezequiel Moscoso, tío de Katherine Moscoso
Facundo Ortiz y Marisa Rodriguez, papá y mamá de Luna Ortiz.
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La tesis del gran bonete

¿Cómo informar sobre femicidios? ¿Quién sabe cómo hacerlo? Una polémica tesis promocionada por Rita Segato desliza la responsabilidad del Estado a los medios, en momentos en los que el gobierno pretende derogar la figura legal de femicidio. Las falacias y generalizaciones que construyen una orden de silencio.
Por Claudia Acuña
Las periodistas somos responsables de los femicidios. Mientras tipeo esta frase me invade un sentimiento que solo explica el clásico «no sé si reírme o llorar”. Desde que la escuché pòr primera vez en el año 2020, de boca del entonces gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, hasta ahora, que la repite una integrante del movimiento transfeminista del Valle de Punilla, en Córdoba, han pasado varios años, pero aquella primera vez y esta última tienen un contexto en común: esas provincias habían sufrido en poco tiempo una serie de femicidios que sembraron protestas sociales importantes. En el caso de Jujuy, estaban todas sus rutas cortadas con adolescentes que sostenían cartulinas escritas a mano exigiendo justicia, mientras las fuerzas de seguridad disparaban gases para dispersarlas. En esta ocasión, en Punilla la movilización también fue masiva.
Lo que cambió, y no es poco, es otro contexto: en estos momentos el Estado argentino intenta imponer la derogación de la figura jurídica de femicidio.
Otro cambio: el ex gobernador Morales, por entonces interesado en que no se difundan las protestas –que por cierto fueron las primeras que azotaron su gobierno– citó a Rita Segato como autora de la tesis que responsabiliza a los medios de comunicación de sembrar femicidios, ya que al informar sobre ellos los contagiaba. En plena pandemia de coronavirus esa palabra significaba meter el dedo en una herida social. Investigué entonces de qué galera había sacado Morales ese argumento: había escuchado a Segato en una capacitación que la académica le dio a su gabinete, por zoom y en el marco de un programa financiado por ONU Mujeres. Cuatro años después ya tenemos un libro que lo justifica, con prólogo de Segato y suscripto por su alumna, la brasileña Daniela Gontijo. Tuve la oportunidad de conocerla en La Paz, Bolivia, cuando intenté conversar con ella sobre su tesis. Le pregunté si sabía que la Organización Mundial de la Salud había comunicado su autocrítica por solicitar a los medios que no informen sobre suicidios, un argumento que en su tesis es basal para extenderlo a los femicidios. Sigo esperando su respuesta.
La principal diferencia, sin embargo, es que ahora esa frase es repetida por una comunicadora y activista que ha participado de la organización de la protesta en el Valle de Punilla. Está preocupada, angustiada diría, por su rol. Y lo que es peor, insegura. Es ella, entonces, quien motiva esta nota, que escribo con hartazgo.
Las raíces de la información
¿Cómo se informa “bien” un femicidio? ¿De eso se trata este debate? No. Y por varios motivos. El primero es el primero: el término femicidio tiene una larga y dolorosa historia política y social. Resumo: la palabra encuentra sus orígenes en la expresión feminicide, “desarrollada inicialmente en el área de los estudios de género y la sociología por Diana Rusell y Jane Caputi a principios de la década de los 90 (…) concepto que surge con una intención política: desvelar el sustrato sexista o misógino de estos crímenes que permanece oculto cuando se hace referencia a ellos a través de palabras neutras como homicidio o asesinato” (Toledo 2009: pp23-24).
Tal como advirtió la antropóloga Marcela Lagarde al aplicarlo a la situación desesperada de Ciudad de Juárez, México, “femicidio no es solo una palabra: es toda una teoría”. ¿Qué teoría sostiene la palabra femicidio? La responsabilidad del Estado en estos crímenes. Explica Lagarde: “Son crímenes que no responden a una problemática derivada de la mal llamada violencia doméstica o intrafamiliar, sino que es parte de una problemática mucho más grave y compleja. La conexión entre el género y la clase social en los femicidios de Ciudad Juárez es clara: sus torturadores y asesinos actuaban porque querían y porque podían hacerlo, amparados por unas estructuras sociales y gubernamentales que propiciaban la impunidad de sus actos.” Esto decimos cuando decimos “femicidio”: lo sistémico de lo biográfico.
Esta concepción teórica y política aplicada a Ciudad de Juárez tuvo su consecuencia jurídica cuando el Estado de México fue condenado por la Corte Interamericana con el fallo conocido como Campo Algodonero. De ahí derivan todas y cada una de las herramientas legales que cada país latinoamericano fue obligado a adoptar para prevenir, erradicar y hacer justicia por la violencia que sufrimos mujeres, travestis, trans y diversidades sexuales.
¿Cómo señalar entonces en cada femicidio la responsabilidad estatal que lo propicia? De eso se trata este debate. La respuesta, digámoslo rápido y fácil, es el territorio.
Como marco teórico a esta territorialización de la información sobre la violencia femicida propongo leer Capitalismo Gore, de Sayak Valencia, escritora, filósofa y artista performática mexicana. Es su tesis doctoral de la Universidad Complutense de Madrid y, por eso mismo, es interesante conocer su origen porque leída hoy resuena como una respuesta contundente a esta otra tesis: “Originalmente la iba a hacer sobre epistemología feminista. Para mí era muy importante revisar cómo se producen ciertos grados de verdad o ciertas ficciones políticas que encumbran el conocimiento como algo que parece incuestionable si está mediado por el sello cientificista”. En eso estaba, entonces, cuando en un alto en sus estudios viajó a visitar a su familia a su Tijuana natal y en el camino que la llevaba del aeropuerto a su casa vio desde el auto y a la vera de la autopista un cadáver descuartizado. Así decidió cambiar el tema de su tesis y así nació un término –Capitalimo Gore– para denominar aquello que la había sacudido: “el capitalismo gore sería la forma material de explotación que va atravesada de colonialismo, machismo, sexismo, crimen organizado, y corrupción”, sintetiza en una entrevista que le realizaron diez años después de la primera publicación.
Dirá también en esa entrevista Sayak Valencia: “El pensamiento es siempre contextual y si tratamos de hacer universalizaciones tajantes de ese pensamiento ya estaremos cayendo en una tentación solipsista, al considerar que tenemos las verdades absolutas sobre fenómenos que no serían explicables de manera sencilla en primera instancia. La necropolítica, la biopolítica y el uso de la violencia se dan de manera contextual porque su intensidad depende de los países, las condiciones económicas, lo gubernamental, lo social, lo cultural, en suma, dependiendo de la regionalización del mundo. No es igual de explícita la violencia racista contra ciertas poblaciones en territorios indígenas en México y la violencia racista que se da en Estados Unidos contra la población afro, que otro tipo de violencias como el negar servicios de salud a las poblaciones trans o a crear condiciones hostiles que provocan violencia y que terminan en una especie de necroadministración, o como dice Ariadna Estévez, en una administración del sufrimiento para que ciertas poblaciones sean dejadas de lado y mueran en ese apartamiento de lo social”. Esta última frase resuena especialmente en la actualidad y en la lucha de cada miércoles de las y los jubilados.
Reitera Sayak: “Creo que hay que seguir pensando lo biopolítico y lo necropolítico de manera contextual”.
¿Cuál es entonces el contexto en el que debemos fijar la atención ante cada femicidio y, mucho más, ante su reiteración producida en pocos días? El territorio. En el Jujuy gobernado por Gerardo Morales, en el Valle de Punilla azotado por la sistemática impunidad de los femicidios que allí se padecen, en las tramas de complicidad policial y judicial que han sembrado el terreno propicio para que la mimesis suceda, una y otra vez, sin sanción, ni contención ni reparación, que es finalmente aquello que expresa el grito de justicia que sin descanso nos hace oír el movimiento transfeminista organizado que también habita esas tierras, porque ya sabemos: donde hay criminalidad organizada en este país también hay resistencia.
En estos contextos, las órdenes de silencio no solo son peligrosas: suenan cómplices.
Emitirlas en nombre del saber es, además, perverso.
¿Quién sabe y quién no sabe informar sobre la violencia femicida? ¿De eso se trata este debate? No. Lo que tenemos que discutir es quién tiene autoridad sobre el saber. Y el saber es saber hacer resistencia a estas violencias.
¿Cuáles son las fuentes de información adecuadas, especialmente en tiempos en los que el poder se vuelve opaco e inaccesible? La narcocriminalidad ha impuesto esa barrera a la verdad del poder. Su privilegiada posición de economía “en negro” e “informal” ni siquiera nos permite conocer las cifras con las que maneja el mundo, en general, desde cada territorio en particular, pero sí alcanza para reconocer que aquello que llamamos ultraderecha tiene entre sus patrocinadores estos oscuros capitales que la promueven. ¿Hay entonces una relación entre la motosierra que destroza los pocos programas de contención de víctimas de violencia, la iniciativa de la administración Milei de erradicar la figura jurídica de femicidio y la manifiesta violencia misógina de la narcocriminalidad? Es pregunta.
También sabemos que eso que llamamos Academia, aquí en Latinoamérica, no ha producido investigaciones, estudios y publicaciones que relacionen la violencia femicida con el crecimiento de la narcocriminalidad, que en los territorios siempre tiene la forma de narcomenudeo porque esa es la lógica de gestión del negocio. Sí ha producido, y lo sigue haciendo, mucho análisis sobre los medios de comunicación que, en tiempos de redes virtuales, agigantan el rol de los formatos clásicos, en una operación que produce una restauración por repetición de marcos desactualizados –descontextualizando alcances de tiradas y audiencias, por ejemplo– y, a la vez, deslizan el eje del debate central: del Estado hacia los medios.
Ante cada femicidio hablemos del Estado. Narremos por ejemplo, el marco social-económico que afectó a víctimas y victimarios, nombremos los crímenes impunes sucedidos en ese territorio, los antecedentes de los fiscales encargados de investigar esos femicidios, los servicios y programas desmantelados en esa zona para prevenir y contener violencias, los funcionarios denunciados por violencia sexual, la cantidad de denuncias realizadas y cómo fueron atendidas, etcs y etcs.
Hablemos incluso de aquello que la política etiqueta como “inseguridad”, palabra detrás de la cual se esconden las tramas de complicidad policial-judicial (eso es el Estado) que alientan y sostienen las violencias.
Luego, si nos sobra tiempo, charlamos sobre el rol de los medios en la producción y reproducción de los femicidios.
Recién entonces, diré lo que puedo aportar al respecto, tras más de treinta años de informar, investigar y reflexionar sobre el tema y compilar información sobre casi 6.000 femicidios producidos en este país:
- Cuando era editora del principal diario de la Argentina recibí la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sobre el peligro de informar sobre casos de suicidios, ya que provocaban contagio: resumo así la larga instrucción que señalaba ese peligro. En aquel momento el director del diario era Roberto Guareschi y encontré en él un aliado para imponer esa orden de silencio. Me pareció adecuada. Creí ser responsable de aplicarla y controlar que se lleve adelante, no solo en ese diario: enseñé a mis estudiantes a no informar. Cuando veinte años después leí la autocrítica de la OMS, admitiendo el contundente fracaso de esa restricción, aprendí la lección: en el periodismo el silencio nunca es opción. Tampoco lo es para una víctima de violencia.
- Cuando vi la tapa de un diario de México con la foto a toda página de una mujer colgada de un árbol, con la cabeza encapuchada, desnuda y con la leche maternal emanando todavía de su cuerpo destrozado comprendí aquello que escribió Sayek Valencia sobre la espectacularidad de la violencia: los medios completaban el trabajo de los sicarios. Ellos mataban a una mujer, los medios amenazaban a todo el resto. Estamos en Argentina, muy lejos de esa horrorosa maquinaria mediática de reproducción de la violencia. Estamos, además, en un oficio de periodistas profesionales, organizadas, formadas, muchas de ellas orgullosamente feministas y en gran parte, abrazadas a los movimientos sociales que las sostienen más que los medios donde trabajan en condiciones precarizadas, injustas, brutales. Ellas no lo son. Y es todo un esfuerzo no dejarse impregnar por la decadencia de la producción de noticias que hoy padecemos.
- Por último, hago mía las palabras de Helen Álvarez, la periodista boliviana integrante de Mujeres Creando, cuando en una mesa de debate con la autora de la Tesis del Gran Bonete, refutó: “No pienso dedicar un minuto de mi vida a discutir cómo mejorar medios comerciales, porque puede que logres que se escriba allí sobre un femicidio tal como pretendes que está bien, pero cuando das vuelta la página te vas a encontrar con un reportaje al jugador de fútbol que hizo el gol de la semana, sin mencionar que fue acusado de violación la anterior, y en la sección Economía, la noticia del ministro anunciando recortes de los programas sociales”. Como siempre, hay que contextualizar la frase: Helen fue la editora de la sección Economía del principal diario de Bolivia y es la mamá de Andrea, víctima de femicidio. Helen sabe.
- Por último, una noticia que nos da una pista sobre por dónde ir: en qué anda Sayek Valencia ahora. “Actualmente me encuentro investigando algo que denomino política post mortem, que son los agenciamientos prácticos que vienen de las personas que han sobrevivido a acontecimientos traumáticos y violentos. Es decir, son las prácticas, agenciamientos y acciones puestas en marcha por personas que han sufrido el asesinato, el femicidio o la desaparición de alguien que aman y que a partir de ese acontecimiento violento se han organizado para exigir justicia. Política post mortem sería esta forma de agenciamiento político que viene después de la masacre, después del trauma, después de la muerte de un ser querido, y que sigue luchando por esos muertos a través de las resistencias, de las búsquedas y de la dignificación del reclamo de justicia social”.
Nota
57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.
El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores».
Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11 y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos.
A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo.
Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero.
Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:





Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.
Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa.
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Arte contra la impunidad femicida

«Hoy, en el día del cumpleaños de nuestra hija, nos enteramos por los medios de una nueva injusticia. Es otra violencia institucional más que sufre nuestra familia y el tercer fallo que pretenden imponer a un mismo crimen: el femicidio. Hoy inauguramos El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida. Durante mucho tiempo estuvimos preparando este momento. Queremos invitarlos a que nos acompañen. El camino de conseguir justicia es demasiado largo. Gracias por estar. Familia de Lucía Pérez».
Con ese comunicado Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía, respondieron desde Mar del Plata al fallo del Tribunal de Casación Penal que, el día en el que Lucia cumpliría 25 años, dieron a conocer (sin informar a la familia ni a sus abogados) su decisión de revocar el fallo por femicidio contra Matías Farias, dejándolo solo en el marco del abuso sexual.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
«Es el Estado narco cubriéndose» dijo Guillermo Pérez a lavaca. La referencia: los imputados son probadamente narcos que vendían droga a menores en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Pero al anular el delito de femicidio, la pena de perpetua se reduce de manera drástica. Todo esto, debería pasar por la decisión final de la Corte provincial.
«Es una provocación para afectar a la familia, el día del cumpleaños de su hija» sostuvo Gustavo Melmann, el padre de otra joven asesinada, Natalia, hace 24 años.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
Sobreponiéndose a la sorpresa, la familia inauguró en Mar del Plata El Cuarto de Lucía, visitado por cientos de personas que quisieron conocerlo, interiorizándose con la situación general de violencia contra las mujeres. «No nos van a hacer callar» dijo Marta.
Así, la noche del viernes se llenó de arte para reencontrar lo que Marta llamo «luz»: capacidad para recordar a Lucía y a miles de mujeres asesinadas, y seguir transitando todos los caminos contra la impunidad. Participaron 20 grupos de música y danza.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
Marta diálogó con lavaca.
–¿Por qué se inaugura hoy la Casa de Lucía?
–Porque hoy es el día que nació hace 25 años; a esta hora estaba con contracciones; ella nació a las 20. Fue tan lindo como padres; teníamos a Matías y tener una hija fue re lindo. Por eso hoy estamos festejando la luz, que es ella; la luz en la cual está ella. El festejo de hoy es la luz de Lucía.
Presentamos el cuarto de Lucía, donde vamos a trabajar desde todos los sentidos; todo lo que nos atraviesa como mujeres, como madres, como víctimas. El cuarto va a estar para eso. Se ha transformado en una obra de arte en donde trabajamos, hacemos los informes, donde ponemos el foco en lo mal que hace las cosas la Justicia.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
–Hoy recibieron justamente una noticia de la Justicia con una nueva medida de impunidad.
–Sí, como ya estamos acostumbrados, y es triste decir eso porque después de 8 años deberíamos tener una condena como corresponde, y no seguir luchando de esta manera.Se le pierde el respeto totalmente a la vida del ser humano que se ha ido y a las familias que quedamos. Pero seguiremos trabajando y no bajaremos los brazos. Hoy más que nunca este lugar debe ser de abrazo de amor, de contención por todo esto que nos pasa también.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
–¿Por qué creen que recibieron la noticia hoy?
–Porque la Justicia es perversa. Es tan grande la perversión que tienen, que también eligen con quién hacerlo. Porque también hay que acallar a estas víctimas, pero estas víctimas no se van a callar jamás. Jamás. Entonces, estoy segura que lo hacen para destruirnos, pero lejos de eso, estamos cada vez con más fortaleza, con más lucha y ayudándonos entre todos.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
Guillermo Pérez agregó:
“En estos momentos tan crueles que estamos pasando no hay que dejar de hacer cosas humanas. Tenemos que hablar de las cosas que podemos hacer juntos”.
Marta: «Hay una industria judicial, donde te siguen haciendo ir para atrás, mientras la gente como nosotros tiene que seguir trabajando y pagando abogados, buscando justicia y que no haya impunidad. Por eso también es algo perverso lo que nos siguen haciendo».
El Cuarto de Lucía podrá ser visitado como parte de la actividad marplatense de la Campaña Somos Lucía, que incluye entre otras cosas, cursos, talleres, encuentros, y seminarios de capacitación a personal judicial.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.
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