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Audiencia histórica: sobrevivientes trans de la dictadura declararon en un juicio de lesa humanidad

“Demostrar la sistematicidad de la gestión genocida enmarcada en crímenes de lesa humanidad”, dice Marlene Wayar a lavaca para explicar lo ocurrido en el juicio “Brigadas”. Este martes declaró como experta con respecto a cinco mujeres trans que fueron secuestradas durante la dictadura en el centro clandestino conocido como Pozo de Banfield, en el ámbito de la Policía Bonaerense. Esas trans (Carla, Paola, Julieta, Analía y Marcela) también declararon durante la audiencia. La construcción de una moral sexual obligatoria, la persecución específica a las trans, la criminalización, las torturas. Los cuerpos que no desaparecían sino que aparecían. El sexo del sistema. Las continuidades en el presente. Las infancias, el chip instaurado que hoy está en cuestión y el video de la audiencia. Por Anabella Arrascaeta.
Este martes declararon en el juicio “Brigadas” mujeres trans que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar, iniciada en 1976.
Carla Fabiana Gutiérrez, Paola Leonor Alagastino, Julieta González, Analía Mártires Velázquez y Marcela Daniela Viegas, relataron cómo fueron secuestradas y llevadas al centro clandestino de detención Pozo de Banfield, en la Brigada de Investigaciones de la Policía Bonaerense. Las cinco sufrieron allí reiteradas torturas, vejaciones y violaciones. Al momento de los secuestros tenían entre 14 y 17 años.
Luego atestiguó la activista, escritora y teórica trans Marlene Wayar en carácter de experta. Empezó contando su recorrido personal y en relación a la lucha histórica del colectivo travesti trans planteó: ”Siempre consideré que somos activistas en derechos humanos”. Durante más de una hora relató el contexto en el que se dieron los secuestros y torturas, las rupturas que generó en cómo vivía hasta entonces el colectivo, y las cosas de aquel momento que aún siguen vigentes.
El juicio “Brigadas”, comenzó en octubre de 2020, tiene a 15 represores acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos contra 442 víctimas. Las audiencias se desarrollan ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata, compuesto por los jueces Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basilico.
El video completo de la audiencia del martes.
El sexo del sistema
Uno de los objetivos, cuenta Marlene a lavaca, fue “demostrar la sistematicidad de la gestión genocida enmarcada en crímenes de lesa humanidad”. Por otro lado, eso no quita comprender que la persecución al colectivo travesti-trans sucedió desde antes y continuó después de la dictadura. Por eso Marlene aclara: “Lo real es que esto tiene un grado de persistencia a lo largo de la historia moderna contemporánea pero ellos (militares y policías en tiempos de la dictadura) se manejaron de una manera particularísima para emplearlo con un objetivo específico: la construcción de una moral sexual obligatoria”.
Marlene explica que tras el golpe militar de 1976 se generó una intensificación en la persecución, criminalización, detención y torturas de personas del colectivo trans.
“Por el nivel de jerarquía que se le da, se lo deja en manos de la policía en lugar de tomarlo las propias fuerzas militares, porque no lo creen de una peligrosidad material como sí lo pensaban de organizaciones políticas partidarias, gremiales y estudiantiles. Pero lo creen peligroso en tanto al sostenimiento del orden sexo-género. Hay una intensificación, una particularidad en la sistematicidad. Y hay además una inteligencia específica en relación a la persecución a las personas travestis trans”.
Durante su declaración ante el tribunal Marlene explicó que se dio una “reintensificación en el objetivo de conseguir un ciudadano obediente, nacionalista, enmarcado dentro del concepto de heterosexualidad obligatoria que implica no solamente relaciones heterosexuales sino un recorrido dentro de lo que implica la heterosexualidad obligatoria con obligación reproductiva y enmarcada dentro del núcleo familiar”.
Así fue que se rompieron los espacios comunales donde las travestis y trans transitaban previamente a la dictadura.
“Empiezan a ser estigmatizadas y hay un pánico social impuesto para provocar una mayor segregación que va a acentuar el proceso de organizarlas alrededor del concepto de los campos de concentración, estos son campos a cielo abierto, que son únicamente para la prostitución y que no solo implican un territorio por el que pueden transitar sino que también un horario especifico, nocturno, en el que pueden transitar. Estos espacios van a estar controlados por las fuerzas de seguridad, en general la policía”, sostuvo durante su declaración en el juicio.
Y agregó: “Las disidencias genéricas y sobre todo las personas travestis, trans y transexuales amenazan el sistema sexo-género. Si no podemos ver esto, no vamos a poder analizar la particularidad que tuvo el llamado ‘proceso de reorganización nacional’ que fue uno de los primeros procesos a nivel mundial que va a especificar su objetivo: eliminar las relaciones sociales existentes e implementar las relaciones sociales que pretende la fuerza opresora”.
El “peligro” trans
Continuando con su análisis, Marlene Wayar marcó una ruptura en relación al período anterior y posterior a la dictadura: “Acá es donde empiezan a sacar a las travestis de sus casas. Al llegar la policía, al sacarlas de sus hogares para llevarlas a la comisaría, se produce un efecto de visibilidad en la familia, en el barrio. La idea de que estas personas son tan peligrosas, nocivas y contagiosas como el discurso que se pretende contra el activismo político”.
En el periodo posterior esto tuvo un efecto arrollador masivo: “Las personas travestis- trans empiezan a ser expulsadas de su hogar ni bien asumen su identidad de género que en general es a los 13 años. A los 13 años empiezan a quedarse en situación de calle. Esto es un efecto de toda la propaganda previa que se ha hecho en ese proceso genocida”.
Los cuerpos aparecidos
Marlene expuso ante los jueces sobre los cuerpos que importaban y los que no. Los que eran obligados a dar explicaciones y los que no requerían ni siquiera eso. Sobre las travestis dijo: “Estos cuerpos son de una orfandad tal que no se tiene que dar explicaciones a la sociedad. En estos casos los cuerpos no desaparecen, aparecen: desmembrados, torturados, atados, empalados, con signos particularmente visibles de tortura sexual. Nadie va a pedir explicaciones por estos cuerpos. Aparecen, no son reclamados, y así se siembra la idea de que todas aquellas personas que están relacionadas con estos cuerpos también están contaminadas, también son juzgables”.
Por eso sostuvo la importancia trascendental e histórica de este juicio: “Es uno de los primeros en donde podemos escuchar las voces, testimonios y análisis al respecto de un campo totalmente nuevo: nunca hemos tenido derecho a la verdad, a la justicia, y a la memoria, y a sentir que a este país le importan estos cuerpos. ¿Por qué estos cuerpos pueden estar hoy vivos? Por mera casualidad, porque pudieron aprovechar y escaparse, y porque al perpetrador también le sirve que se escapen, que se corra la voz de lo que ocurre. Es una de las maneras de sembrar terror. Como colectivo, tenemos un promedio de vida de 32 años. No tenemos un imaginario sobre abuelas travestis, son muy pocas. Esto demuestra que el ejercicio de exterminio a la comunidad travesti trans ha sido exitoso”.
Informó entonces Marlene: “Pero sucede que seguimos naciendo”.
Las continuidades
¿Qué continuidades son visibles desde aquella historia hasta el presente? “Las generaciones que vinimos después no conocimos la picana porque la picana no podía estar en la comisaría, pero sí hemos vivido todas las otras torturas con elementos cotidianos que estaban en las comisarías”.
Se refirió al retorno de la democracia y sus deudas pendientes. “Para mí es muy difícil decir que después de la Ley de identidad de género hemos accedido a una democracia, porque acaban de matar a una compañera en Pilar en una comisaría, porque Tehuel de la Torre está desaparecido, porque hay a lo largo de nuestro país muchísimos travesticidios, porque la Ley de cupo laboral no se implementa en las provincias, porque la Ley de identidad de género no se respeta. Todo este desastre ha sido construido por hombres y mujeres. La responsabilidad política, moral, económica, social, cultural, es de hombres y de mujeres. Nosotras, las disidencias, hemos estado sometidas a vivir a su arbitrio. Siempre las políticas públicas destinadas a nosotras son sumamente caritativas en lo peor del concepto cristiano. ¿Y la vivienda? ¿Y los servicios de salud? ¿Y la salud integral? ¿La educación sexual integral en las escuelas? ¿El derecho de los niños y las niñas a saber que son legítimos, que su elección de vida es legítima y que nadie puede opinar de sus elecciones? Tenemos derecho a la vida, a ser consideradas proyectos legítimos, deseables, amables”.
El chip
En diálogo con lavaca luego de su declaración Marlene consideró que la audiencia constituyó una “inflexión en el devenir histórico de la hegemonía”.
¿Por qué?
La justicia abrió su visión para sumar a las narrativas, al discurso de la historia contemporánea una mirada más de un colectivo absolutamente excluido, marginalizado, denigrado, que carecía de relevancia hasta el momento. Es un hecho de contundencia histórica. Marca en el relato histórico la introducción de estas nuevas voces.
¿Qué sigue faltando?
Creo que este es un comienzo, todavía no se está escuchando al colectivo travesti- trans en específico. Falta analizar, comprender y llegar a acuerdos, a una reparación histórica, a un reconocimiento primero del terror del que fuimos sujetas las personas del colectivo. En estos juicios, por cuestiones de sutilezas jurídicas y políticas, es muy resistido hablar de genocidios. Después de la contundencia del genocidio nazi como caso paradigmático, ninguna de las otras matanzas masivas de población civil llegaría a construir un genocidio, pero estoy convencida de que si analizamos el caso de la comunidad travesti-trans constituimos un concurso ideal de las condiciones para declararlo como un genocidio. Lo merecemos como derecho a la verdad, a saber qué nos ha sucedido; derecho a la memoria, para poder hacer memoria activa, recuperarla, preservarla y transformarla en actos de permanente pedagogía para que no vuelva a ocurrir. Y finalmente también como un derecho de acceso a la justicia, a que las víctimas sean reparadas de diversos modos, porque hay un número inconmensurable de muertas y muertos que no pueden ser reparadas más que siendo reivindicadas en la historia. Y estamos les sobrevivientes de la cotidianeidad argentina que estamos esperando justicia con lo complejo que implica esto: un acto de justicia que nos repare. Esta sociedad va a tener que plantear con mucha creatividad cuáles van a ser los actos materiales y simbólicos que esté dispuesta a hacer para reparar estas vidas.
En tu declaración terminas hablando de las infancias, ¿por qué?
Siempre estamos diciendo que por fin las infancias tienen otros recorridos posibles, pero el odio sigue hasta hoy. Las paternidades tienen fijado esto que nos dejó la dictadura de una moral sexual obligatoria y que todo lo otro es demoníaco, criminal y enfermo. Esto perdura hasta hoy. Estamos hoy con mucho trabajo para hacer que los padres y las madres pongan en cuestión ese chip instaurado y escuchen a les niñes en su propio deseo. Es una tarea pendiente, por la que hemos hecho mucho, pero mucho falta todavía.
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La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
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Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre

