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Cómo atacar lo que funciona: quieren desalojar a la UTD en Mosconi

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A partir de la construcción de barrios, escuelas, universidades, caminos, casas y el sostenimiento de 100 huertas agroecológicas y emprendimientos que generan trabajo para más de 2000 familias en el Departamento de San Martín, en Salta, la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) de Mosconi se convirtió en una de las principales experiencias cooperativas del país, y ejemplo a nivel mundial. Hoy enfrentan una amenaza de desalojo que referentes como Pepino Fernández (foto) persigue un fin claro: “Romper un movimiento autónomo que siempre reclamó y generó trabajo digno”.
“Ni el municipio ni la Nación pudieron hacer lo que hicimos nosotros: ¿cómo los piqueteros van a crear trabajo, y hasta una Universidad? Eso es lo que a los funcionarios les da vergüenza”.
Así define a lavaca José “Pepino” Fernández, referente histórico de la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) de Mosconi, en Salta, un nuevo intento de desalojo a la organización que desde 1997, al calor de los primeros reclamos piqueteros del país tras el desastre de la privatización de YPF, creó una experiencia autogestiva que es ejemplo a nivel mundial.
Pepino apunta: “¿Cuánto gana un concejal, un intendente, un diputado? Ellos viven de la política, pero nosotros creamos con recursos propios”.
Además de crear huertas, escuelas, una universidad y construcciones de casas para los vecinos del Departamento de San Martín, la UTD recuperó el Club Social Transporte, abandonado durante los ´90 y el desguace neoliberal, que se convirtió en la primera sede del movimiento. Fue el sitio en el que la UTD se constituyó de manera formal: la sede de la organización.
Cómo atacar lo que funciona: quieren desalojar a la UTD en Mosconi
Pepino Fernádez, fundador del proyecto de la UTD, durante una de sus internaciones: perdió el dedo mayor de la mano derecha por la diabetes, y en febrero perdió la visión de un ojo. «Pero seguimos peleando. Los funcionarios pasan: nosotros quedamos». 
La abogada Mara Puntano explica a lavaca que, independientemente de los proyectos productivos de la UTD, el club siempre contó con su propia Comisión Directiva. Por allí se coló esta denuncia, que llegó hasta el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Tartagal, a cargo de Griselda Nieto.
Puntano subraya, sin embargo, que el proceso es irregular. “Se constituyó en la UTD un notificador que, legalmente, debería haber sido el juez de paz, pero nunca entregó copias de la demanda. Cuando comparecimos en la audiencia, el 28 de febrero, logramos probar la irregularidad de esa notificación, por improcedente. Por eso nos fijaron una nueva audiencia para este jueves”.
¿Cuál es el verdadero sentido de esta cuestión?
Pepino no duda: “Romper un proyecto autónomo del que viven 2000 personas en todo San Martín”.
La nueva táctica
Como contamos en la edición de julio de 2016 de MU, Mosconi había nacido con la YPF estatal. Su privatización durante el menemismo fue una especie de sentencia de muerte para el pueblo y sus habitantes. Rodeados de las grandes corporaciones petroleras dedicadas a succionar las riquezas de esa tierra, y con el desempleo convirtiéndose en moneda corriente y masiva, los reclamos se hicieron oír en la calle. La UTD fue la primera organización que logró que la respuesta estatal fuera algo más que gases y gendarmes cuando obtuvo los primeros planes sociales del país, tras duras batallas, con mujeres y hombres sitiados por las llamadas “fuerzas del orden”.
Pero la UTD nunca se conformó con un destino de plan social.
Pepino: “El club lo habían cerrado pero lo recuperaron los compañeros. Pasaron muchas comisiones pero la UTD siempre siguió estando, haciendo obras, cuando el intendente del Partido Renovador, Isidro Ruarte, siempre nos quiso desalojar. Nosotros pagamos la luz, el agua, hicimos clases de gestiones, creamos escuelas, barrios completos, casas, iglesias, todo en nuestro departamento. Siempre estamos ayudando a la gente, pero acá es un delito ayudar al pueblo”. La “ayuda” de la UTD consistió siempre en autogestionar este tipo de obras para mejorar la calidad de vida de Mosconi. Así crearon incluso la Universidad gratuita que en su sigla, JU.VE.GO.SA.BA, reúne los nombres de cinco de los obreros muertos por distintas represiones: Justiniano, Verón, Gómez, Santillán, Barrios.
Cómo atacar lo que funciona: quieren desalojar a la UTD en Mosconi
La educación como parte de proyecto de la UTD: estudiantes de la Universidad JU.VE.GO.SA.BA de Mosconi. 
La UTD ya luchó contra otros desalojos y Pepino tiene un raro record especial: es posiblemente el argentino más procesado del país, con más de 80 causas fraguadas por supuestos delitos que le atribuyen haber cometido en sus reclamos al Estado. Su caso es el que da nombre a un concepto: criminalización de la protesta.
Puntano: “La organización trabajó de forma ininterrumpida en su labor comunitaria estos 23 años, y ahora el gobierno está tratando de disuadir de distintas maneras a un movimiento que de forma tan álgida reclamó trabajo digno. El gobierno siempre respondió criminalizando, torturando y ahora giró de táctica: se buscan meter adentro, como pasó en esta Comisión Directiva”.
Cómo atacar lo que funciona: quieren desalojar a la UTD en Mosconi
Juan Carlos «Jipy» Fernández en un salón de la Universidad creada por la UTD.
¿Quién genera hoy trabajo?
La UTD fue siempre una avanzada: comprendió hace mucho la relación entre falta de trabajo, modelo productivo extractivista, monocultivo transgénico, deforestación masiva. Lo social y lo ambiental, unidos. Llegaron a “chapear” bosques nativos enteros, para evitar que cayeran bajo el cementerio sojero. Y hoy están además volcados a la alimentación sana a través de producciones agroecológicas.
Cómo atacar lo que funciona: quieren desalojar a la UTD en Mosconi
Proyecto agroecológico de alimentos de la UTD. 
Advierte Pepino: “Acá vamos a resistir, porque laburamos para la escuela, las comunidades indígenas, los recursos naturales, los edificios que hemos hecho. Y el club sigue vigente: todos se vinieron abajo, pero este no”.
En ese sentido, Fernández destaca el principal capital político y social de la organización: “Hemos generado puestos de trabajo. Ni el municipio ni la Nación pudieron hacer lo que hizo la UTD. Hemos creado una Universidad: ¿cómo los piqueteros van a crear una Universidad? Eso es impresionante. Y eso, también, les da vergüenza a los funcionarios. Tenemos más de 100 personas estudiando en varias universidades: ingeniería industrial, agrónoma, electrónica. Estamos diseñando energía solar para hacer focos y reflectores y evitar disparar tanta energía”.
¿Cuál es el secreto de tantos logros? “Diseñamos todo de acuerdo a los recursos que tenemos. Luchamos contra los poderosos, las empresas y los grandes imperios que acá se llevan todo el gas. Nosotros pasamos todas las crisis generando trabajo. Desde Francia, y de muchísimos lugares del mundo, decían que Mosconi era un ejemplo para salir de la crisis. Y eso molesta mucho: yo di charlas en facultades de economía, hasta Kicillof (Axel, exministro de Economía del kirchnerismo) fue oyente mío. Criticamos la minería a cielo abierto, los desmontes: uno, a pesar de ser piquetero, sabe muchas cosas”.
Pepino está con diabetes y a fines de enero tuvieron que operarlo de un ojo, por lo que está sin visión desde entonces. “El 75 por ciento de la gente de acá es diabética, pero aun así sigo luchando. Y eso molesta. Este es un movimiento bien preparado. No hablamos por hablar. Nosotros creamos. Y, mientras los funcionarios pasan: nosotros quedamos”.
 
 
 

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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