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Cómo pensar un mundo sin corporaciones
¿Cuántos delitos fueron cometidos por la acción de las corporaciones, y cuántos directivos fueron condenados por ello? Con esta pregunta como disparador el Periódico Diagonal de España dialogó con con David Whyte y Steve Tombs, autores de ‘La empresa criminal. Por qué las corporaciones deben ser abolidas’.
Vertidos de petróleo o aguas tóxicas, contaminación del aire por las industrias, intoxicaciones alimentarias, manipulación de precios y fraudes masivos, hipotecas abusivas, accidentes laborales por falta de seguridad… Los crímenes y delitos cometidos por las corporaciones son extensos. Casi tanto como la impunidad que se deriva de ellos. “La ley penal burguesa se organiza en torno a la figura del individuo y el concepto de mens rea, la intencionalidad. No es fácil hacer encajar esa concepción con el daño producido por una corporación”, dice a Diagonal Steve Tombs, que junto a David Whyte acaba de publicar el libro La empresa criminal.
“Si yo intento matarte y lo consigo, eso es intencional, hay delito y hay castigo. Al propietario de la mina que sabe que va a morir gente, que no tiene intención concreta de matar a un individuo determinado pero no le importa en absoluto lo que vaya a ocurrir, a lo sumo se le culpará por negligencia, nunca por homicidio”, añade Tombs. Desde enero de 2015, la Organización Internacional del Trabajo estima que 2,2 millones de personas han muerto en accidentes laborales. “Obviamente no puede decirse que se trate de dos millones de personas asesinadas por organizaciones criminales, pero sí puede decirse que un 75% de esas muertes resultan de violaciones de la ley penal”, añade.
Lo mismo ocurre “en materia de criminalidad financiera, sabemos que las víctimas se cuentan por millones, como en el caso de los fraudes hipotecarios”. En Reino Unido, 2,5 millones de personas sufrieron esos fraudes en los 90, y muchos perdieron sus viviendas. Y en España, al menos 400.000 familias han perdido sus hogares desde 2008 después de firmar hipotecas abusivas. “Hablamos de estimaciones, pero lo que sí sabemos con total seguridad es que la cifra real de vidas afectadas es abrumadoramente superior a la de los llamados ‘delitos tradicionales’”, dice Tombs.
Entonces, ¿por qué rara vez se castiga estos delitos? Porque la corporación, indican los autores de este libro, “nació como mecanismo para asegurar la impunidad ante cualquiera de los daños humanos que produzca”. Su ‘madre’, la empresa colonial, cuyo mejor ejemplo sería la Compañía de las Indias Orientales, fue creada por un lado para “concentrar la riqueza y aumentar así la capacidad del Estado para expandir su imperio”, y por otro para “desplazar responsabilidades”, indica David Whyte. Con un ejército de 250.000 mercenarios, este “agente colonial del Gobierno británico” cometió innumerables atrocidades en sus dos siglos de vida. Así, el Gobierno se beneficiaba de la compañía, y la compañía, del Gobierno, en una relación casi simbiótica.
Cuando a mediados del XIX nació la corporación en su forma moderna, lo hizo con el mecanismo de la responsabilidad limitada de sus propietarios. “El principio de responsabilidad limitada, que se aplica a los inversores vinculando la responsabilidad a la inversión, se aplica también en el ámbito penal, en el de los derechos humanos, para asegurar la impunidad de directivos y gerentes, porque la forma legal otorgada a la corporación busca separar su identidad de las de sus directivos, gerentes e inversores”, continúa Whyte. De ahí que “la corporación represente una perfecta estructura para la impunidad de sus propietarios y también para que el Estado eluda sus responsabilidades”.
El rastro del dinero
Pero las grandes empresas también diluyen sus responsabilidades a través de otras prácticas, como la larga cadena de externalizaciones y subcontrataciones. El 24 de marzo de 2013, el edificio Rana Plaza se hundía en Dhaka (Bangladesh), provocando la muerte de 1.138 empleados del textil que trabajaban allí en condiciones inhumanas. Aunque el propietario del edificio fue condenado por los tribunales, las empresas occidentales para las que producían a un coste irrisorio los trabajadores que allí murieron salieron airosas del asunto. ¿Pero acaso eran menos responsables Benetton, El Corte Inglés, Mango, Inditex, Primark, Carrefour? Es necesario “seguir el rastro del dinero; si sigues el dinero, H&M es responsable”, dice Whyte. “Toda esa gente murió básicamente porque las condiciones de trabajo y de vida que les son impuestas permiten maximizar el beneficio de la compañía a lo largo de la cadena de suministro, de un proveedor a otro”, añade.
Uno de los ejemplos más claros, explica Tombs, es el de la construcción, donde el contrato de una obra se otorga a la empresa principal, que para ejecutar el proyecto “encadenará una serie muy larga de subcontratas, en una larga cadena de suministro”. Así, cuando un obrero muere en la construcción, uno de los sectores con mayor siniestralidad, la responsabilidad de la empresa principal se diluye en una larguísima cadena de subcontratación. “Se trata de un marco de impunidad práctica y doble beneficio para la empresa: por las ganancias y por librarse de las consecuencias”, dice Tombs.
Dictaduras
Siguiendo la herencia de la empresa colonial, “la historia de la corporación es la historia de sus crímenes”, escriben los autores. “Casi todas las dictaduras más brutales del siglo XX han sido impuestas o sostenidas por grandes corporaciones, eso no es ningún secreto”, añade Whyte, que recuerda que el software con el que se registraba a los judíos fue desarrollado por IBM, que ITT participó en la desestabilización del Gobierno de Allende en Chile o Bacardi en los intentos de derrocar el Gobierno de Cuba. En nuestra historia más reciente, no se puede olvidar el ejemplo de Iraq, atacado por una coalición de Estados que entregaron sus recursos y riquezas a unas multinacionales occidentales que participaron activamente en la planificación, ataque y ocupación militar del país. “Es una constante que no podemos ignorar, pero es sólo parte de una historia de intensas relaciones entre Estados y corporaciones, que tiene sus principales hitos en las dictaduras y las guerras”, dice Whyte.
Según detallan en La empresa criminal, un informe reciente de Global Trends muestra que, de los 150 entes económicos más grandes del mundo, el 59% son empresas y el 41% Estados. Las empresas acumulan hoy un poder descomunal. Sin embargo, insisten los autores, no podrían sobrevivir sin el apoyo constante de los Estados. “Contra el tópico del libre mercado –dice Whyte–, lo que pasó tras la crisis financiera de 2007-2008 fue que billones de dólares y euros fueron puestos en manos de los bancos en todo el mundo para ‘salvar’ el mercado, el mercado ‘libre’”. Si miramos a España, el rescate a la banca se ha elevado finalmente a 147.000 millones de euros de dinero público, según un informe reciente. Y en Reino Unido, esta cifra se incrementó hasta los 550.000 millones de libras entre 2008 y 2009.
Pero las ayudas no se quedan ahí. A ese más de medio billón de libras en Reino Unido, se sumaban en 2011 y 2012 otros 30.000 millones en subsidios para los “bancos demasiado grandes para caer”. Es más, “no hay una sola industria privatizada en el Reino Unido que no base su actividad en enormes subsidios”, dice Whyte, empezando por los fondos destinados a I+D, que provienen en su mayor parte de los Estados y van a parar a las empresas. “Se trata de un sistema enorme de ‘bienestar corporativo’ que sostiene a esas empresas”, añade este autor. Además, en muchas esferas de negocio, dice Tombs, “el Estado es el único cliente, así es que las corporaciones de esos sectores dependen de la contratación pública, y su facturación de los gobiernos”.
En los medios
En definitiva, “si buscas y analizas críticamente encontrarás crimen corporativo en las noticias publicadas por los medios todos los días. Lo que ocurre es que esos casos nunca son presentados como crímenes, sino como accidentes, desastres, filtraciones, derrames, como errores. Siempre en términos eufemísticos, como sucesos involuntarios, como si tales cosas ocurrieran por casualidad, muy lejos de esos delitos cometidos por un joven negro de barrio marginal”, dice Tombs. “Los medios tienen inversores, ¿no? –responde Whyte–. Dependen de sus accionistas y de los ingresos por publicidad. Y eso significa que la mayoría de medios no va a querer dar una imagen hostil hacia las empresas. Si hay que dar una noticia de ese tipo, es más fácil presentarla como una desgracia”.
¿Pero entonces no existe la responsabilidad social corporativa (RSC)? “Por supuesto, hay corporaciones que actúan más responsablemente, o con menos irresponsabilidad, que otras”, dice Tombs. Pero la responsabilidad social corporativa, que además es muy útil a nivel de imagen, siempre estará supeditada al objetivo de la maximización de beneficios, añade, “y en el momento en que ese objetivo se pone en riesgo, la RSC queda a un lado”.
Para enfrentarse a los crímenes empresariales, los mecanismos en materia penal existentes hoy tienen unos efectos muy limitados, así como las multas, ya que sus cuantías, sobre todo si son elevadas, se acaban trasladando a consumidores y trabajadores. La corporación, en su forma actual, no puede ser reformada, debe ser abolida, dicen los autores. Según Whyte y Tombs, debemos, de entrada, ser capaces de imaginar un mundo sin corporaciones. Porque, “aunque está en todas partes e infecta cada rincón de nuestra vida desde la infancia hasta la muerte, se trata de un fenómeno históricamente muy joven”, dice Tombs. “Hubo un larguísimo periodo de la historia humana antes de la corporación y puede haber un larguísimo periodo después de ella. Pero nunca llegaremos a ese punto de la historia –añade– si no comenzamos a pensar en la posibilidad de un mundo sin corporaciones”.
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La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
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Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre

