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Operación Pergamino: la verdad de la mentira

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Vecinos bonaerenses fueron convocados para un «estudio» sobre el impacto de los agroquímicos. Financiado por los ministerios de Agricultura y Ciencia de Nación, los investigadores de la UBA no analizaron los químicos más utilizados por el agro actual, no entregaron los estudios que pueden detectar los plaguicidas y ocultaron sus vínculos con las empresas del sector. Por Darío Aranda para lavaca.org

Una inédita operación en favor de los transgénicos y agroquímicos se realizó entre científicos de la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Agronomía y Farmacia y Bioquímica), funcionarios de Pergamino, el actual ministro de Ciencia de Buenos Aires, Jorge Elustondo, y empresas del agronegocios. Bajo la promesa de estudios científicos en la población, omitieron buscar los químicos denunciados (glifosato, atrazina, 2-4-D), ocultaron conflictos de intereses, negaron resultados a la población afectada y minimizaron la contaminación en base a análisis sesgados: «Son niveles muy bajos de plaguicidas, no representan ningún tipo de riesgo»
Las empresas e instituciones que celebraron la maniobra, bajo el sello de «Agrolimpio», son la Sociedad Rural, la Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid), la Cámara de agroquímicos (Casafe), Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA), empresas de aeroaplicación, la Federación de Distribuidores de Insumos y la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Norte de Buenos Aires (Aiamba).
La Asamblea por la Protección de la Vida, la Salud y el Ambiente cuestionó el accionar de científicos y funcionarios y cuestionó la investigación: «El estudio resulta totalmente incompleto porque no contempla los productos de mayor uso actual. La comunidad no tuvo acceso a los resultados escritos. Sólo se tuvo acceso a lo que los investigadores comentaron en su visita y a los resultados individuales de sangre. Tampoco hubo un resultado de escrito del análisis de agua», explicó Jorge Dauach, de la Asamblea.

Pergamino

Pampa Húmeda. Las tierras más productivas y preciadas del país. Allí está Pergamino, noroeste bonaerense, a 220 kilómetros de Capital Federal, 105 mil habitantes y 300 mil hectáreas. El 60 por ciento tiene soja. El otro 20 por ciento, maíz transgénico y trigo. Desde 1997 es la “Capital Nacional de la Semilla”. Allí están Monsanto, Palaversich, Produsem, Sursem, Rizobacter, Dreyfus, Agronort (distribuidor oficial de Bayer CropScience,  Dow, BASF y Don Mario) y Gesagro (representante de Syngenta). Las pocas empresas que no están en Pergamino, se radican a 140 kilómetros, en Venado Tuerto.
La Asamblea por la Protección de la Vida, la Salud y el Ambiente nació en 2013. Herejes que denunciaban las consecuencias del modelo agropecuario (desde fumigaciones hasta las consecuencias sociales) en una ciudad donde todo se mueve a ritmo «del campo».
Redactaron un proyecto de ordenanza para limitar las fumigaciones. Solicitaron 500 metros para las aspersiones terrestres y 3000 metros para las aéreas.
Muy rápido salió al cruce «Agrolimpio», un conjunto de instituciones que son parte del negocio: Sociedad Rural, Aapresid, Casafe, CREA, empresas de aeroaplicación y la Federación de distribuidores de insumos. También sumaron su apoyo la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Norte de Buenos Aires (Aiamba), sectores de la Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires (Unnoba), sectores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la abogada, Analía Balbarani. La propuesta de Agrolimpio: 100 metros para los químicos más tóxicos y sin distancia para los «banda verde» (glifosato y atrazina, entre otros).
El intendente, Héctor Cachi Gutiérrez, y 18 concejales (de un total de 20) se inclinaron por la propuesta empresaria pero en un intento de «conciliación» establecieron 100 metros de distancia para todo agroquímico. Agrolimpio pidieron el veto a la ordenanza y distancia cero para el glifosato.

La salud en riesgo

Desde la Asamblea exigieron mayor distancia de protección, cuestionaron el intento de veto y continuaron con campañas de difusión sobre los riesgos de los agroquímicos. En junio de 2014 realizan una charla con la investigadora Delia Aiassa, de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Aiassa, integrante del Grupo de Genética y Mutagénesis Ambiental (GEMA), confirmó el daño genético en poblaciones expuestas a agroquímicos, antesala de distintas enfermedades, entre ellas el cáncer.
El intendente Omar Pacini (asumió en diciembre de 2013 y finalizó el mandato en 2015) retrucó con el anuncio de «un estudio científico» que daría cuenta del estado sanitario en Pergamino. Remarcó la participación de la Facultad de Agronomía y de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (ambas de la Universidad de Buenos Aires) y de los ministerios de Agricultura y de Ciencia de la Nación.
“Consideramos que somos un Municipio saludable, pero de cualquier manera tenemos que corroborar a través de estudios científicos que esto así sea. Para nosotros es un gusto que gente como estos profesionales vengan a trabajar a Pergamino”, explicó Leandro Peñaloza, secretario de Salud del Municipio, cuando presentaron el inicio del trabajo.
Estuvo acompañado de la directora de Estadísticas y Epidemiología, Adriana Torriggino; el secretario de Producción, José Apesteguía; el director ejecutivo del Instituto de Ética Legal de la Facultad de Agronomía, Jorge Elustondo; y las investigadoras de la Cátedra de Toxicología y Química Legal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, Edda Villaamil Lepori y María Irigoyen.
Elustondo anunció que contaban específicamente con el apoyo del ministro de ciencia, Lino Barañao, y de las autoridades del Ministerio de Agricultura de Nación.
Villaamil Lepori explicó la metodología de trabajo: “Queremos evaluar qué es lo que pasa y cuál es el impacto de los agroquímicos que se están utilizando, principalmente con lo que tiene que ver con los cultivos transgénicos, tanto en el ambiente como en la salud humana. Es importantísimo tener datos del uso, de cómo se aplica y de los probables niveles de exposición en la población humana. Queremos evaluar los alimentos y algunas cuestiones en sangre y orina».
María Irigoyen señaló que «la estrella es el glifosato, el malo de la película o no, pero nosotros vamos a estudiar a la gente el impacto sobre su salud de todos los componentes, no solamente del glifosato».
Explicaron que tomarían muestras de suelo, agua, y analizarían sangre y orina de la población.

Investigando la investigaciòn

Desde la Asamblea comenzaron a inquietarse a mediados de 2015, cuando los resultados no aparecían. Pidieron información al Municipio y no tuvieron respuesta.
En diciembre de 2015, Pedro Courtial (de la Asamblea) comenzó a buscar por Internet. Ya había pasado un año de la toma de muestras y no tenían ningún resultado (su esposa fue una de las voluntarias  del análisis de sangre y orina). Y llegó la sorpresa: una de las científica referentes del estudio,Villaamil Lepori, había presentado en septiembre parte de los resultados de la investigación en el XIX Congreso Argentino de Toxicología. Pero nunca les había informado los resultados a la comunidad afectada.
El resumen señala que se encontraron con mayor frecuencia los agroquímicos DDT, endosulfán y y metilclorpirifós. En sangre se encontró DDT, heptacloro, aldrin, endosulfán, metilclorpirifós  y cipermetrina. En agua se encontró también DDT, clorpirifós y cipermetrina, entre otros. Todos químicos usados décadas pasadas, persistentes y con numerosa bibliografía que da cuenta de esa presencia en las zonas agrícolas. Por lo cual, dentro del ámbito académico, no es novedad su aparición en estudios.
El trabajo señala que esos fueron los «plaguicidas hallados», pero no señala cuáles fueron los químicos buscados.
Científicos de cuatro universidades públicas (UBA, Río Cuarto, Litoral y La Plata) explicaron a lavaca que es «una obviedad» buscar químicos como el DDT porque la novedad sería no encontrarlo en tierras agrícolas de Argentina. Por contraposición, señalaron que hay que buscar los químicos que se usan en la actualidad.

Reclamo y respuesta

La Asamblea cuestionó de inmediato a las autoridades municipales. Había pasado más de un año de la extracción de sangre y entrega de muestras de orina, y nunca les habían dado los resultados.
A las 48 horas, el Municipio y los científicos dieron a conocer los resultados en el Concejo Deliberante. El diario La Opinión de Pergamino realizó una crónica detallada. Olga Heredia, de la Facultad de Agronomía de la UBA, inició la charla con un agradecimiento a Aapresid (empresarios del agro) por colaborar en la toma de muestras de agua y suelo. Luego precisó que encontraron niveles «bajos» de glifosato en agua en base a «parámetros internacionales de nivel máximo de 700 PPB (microgramos por litro)». La investigadora no aclaró que no hay consenso científico sobre el nivel máximo del herbicida en agua. Mientras Estados Unidos acepta 700 PPB, la Unión Europea sólo permite 0,1 PPB.
Reconoció que hubo casos con niveles altos pero lo atribuyó a «alguna excepción que puede atribuirse a una contaminación puntual. En general son niveles muy bajos, no representan ningún tipo de riesgo». Respecto al agua de red (de consumo humano), afirmó que «se ha encontrado (glifosato) en algunas muestras, pero a niveles bajos».
No aclaró qué niveles son bajos ni en cuántas muestras se detectó la contaminación.
Edda Villaamil Lepori explicó que utilizaron un análisis  llamado «colinesterasas», que implica evaluar las enzimas que se inhiben por los químicos. «Confirmamos la hipótesis de que hay una exposición a insecticidas no relacionados con la actividad agropecuaria y posiblemente al uso doméstico. Son niveles bajos y no significa intoxicación», afirmó.
Resaltó la presencia de DDT y, respecto al agua, sostuvo que existen «niveles bajos de plaguicidas (…) y no se han encontrado niveles elevados de glifosato».
Nunca se entregaron los estudios completos a la población y tampoco explicaron que el análisis de «colinesterasas» es principalmente para intoxicaciones agudas (que se producen en el momento de la manipulación) y no para afectaciones crónicas (prolongadas en el tiempo), para lo cual debieran hacerse pruebas genéticas, como hacen investigadores de las universidades de Río Cuarto y el Litoral, entre otras.
Tampoco se entregaron los estudios de orina, donde es más factible encontrar glifosato y su metabolito AMPA, que es el principal producto de la degradación del glifosato (el herbicida se transforma, principalmente por acción de enzimas bacterianas del suelo, en AMPA).

Los responsables

El principal referente en la firma del convenio fue Eduardo Pagano, que figura como «investigador responsable». Es uno de los referentes del agronegocios de la UBA, ex vicedecano de la Facultad de Agronomía y desde su cátedra en la universidad trabaja junto a la semillera Don Mario. Integra la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia), espacio responsable de la aprobación de los transgénicos en el país, en base a estudios de las propias empresas y con expedientes confidenciales.
También sobresale Jorge Román Elustondo, uno de los impulsores del estudio. Ingeniero agrónomo, oriundo de Pergamino y era -al momento de la investigación- director del Instituto de Ética y Calidad Agroindustrial de la Facultad de Agronomía de la UBA. Una serie de muestras fueron tomadas en cercanías de su campo, donde impulsa el barrio cerrado «Chacras de Pergamino», de 76 hectáreas.
Los resultados positivos, «niveles bajos de plaguicidas», son otro argumento favorable al momento de vender los lotes.
Elustondo es un férreo impulsor del modelo de agronegocios. El 10 de diciembre asumió en el gobierno de María Eugenia Vidal como ministro de Producción, Ciencia y Tecnología, desde donde articula con con su par de Agroindustria, Leonardo Sarquís (ex gerente de Monsanto).
En julio pasado, Vidal dividió el Ministerio. Nombró al intendente de San Miguel, Joaquín De La Torre en Producción y Elustondo quedó a cargo del Ministerio de Ciencia.
Operación Pergamino: la verdad de la mentira

Habla una de las responsables: “No pudimos hacerlo por problemas de equipamiento”

Edda Villaamil Lepori es doctora en toxicología y titular de la cátedra de Toxicología y Química Legal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. En 2009 formó parte del cuestionado «informe sobre glifosato», una maniobra de Lino Barañao para mantener el uso de glifosato. El trabajo fue denunciado por utilizar bibliografía sesgada, equiparar estudios de Monsanto (la principal empresa involucrada) con trabajos de científicos independientes y por la total ausencia del principio precautorio, exigencia legal de que, ante incertidumbre, prevenir consecuencias en la salud y el ambiente.
Villaamil Lepori fue una de las firmantes de ese cuestionado trabajo. También tiene relación con el Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ILSI), que cuenta entre sus socios directos a las multinacionales de agroquímicos y transgénicos Bayer, Dow Agro Sciences, Syngenta y Monsanto. Villaamil Lepori es integranta de la Subcomisión de Fitosanitarios de ILSI.
«¿Conflictos de intereses? ¿Por qué? En ILSI yo tengo libertad para decir lo que pienso», respondió ante la pregunta de tener relaciones con empresas químicas y realizar estudios que podrían inculparlas.
En diálogo con lavaca reiteró los resultados de los estudios, aceptó que (en las muestras de sangre) no buscaron glifosato, atrazina ni 2-4-D (los químicos más utilizados en la actualidad) y reconoció que no hicieron los análisis en orina. Lo atribuyó a un «impedimento técnico». La investigadora señaló que este trabajo es una continuidad del realizado en 2009 sobre glifosato (impulsado por Lino Barañao) y que, en este caso, también fue impulsado por el Ministerio de Ciencia.
Los análisis que no se pudieron hacer son estudios importantes al momento de estimar el impacto de químicos en humanos.
Sí, pero no pudimos hacerlos por problemas de equipamiento.
¿Por qué no se contrató a otro laboratorio?
No estaba en el proyecto.
¿Buscaron en agua atrazina, 2-4-D, químicos muy usados en el agro actual?
No.
 ¿Buscaron glifosato, atrazina y 2-4-D en sangre?
No.
¿Por qué?
Porque no estaba en el diseño el proyecto buscar atrazina y 2-4-D y no contamos con todos los equipos para glifosato.
Pero ustedes anunciaron que buscarían glifosato en sangre y orina
Sí, pero ya le dije que tuvimos dificultades con los equipos.
Investigadores me han afirmado que uno de los métodos más precisos para humanos es hacer pruebas genéticas de poblaciones. Usted sabe que a mayor daño genético, mayor probabilidad de ciertas enfermedades, como el cáncer.
Trabajar con población humana que está expuesta a muchísimas cosas que son potenciales genotóxicos y sacar conclusiones respecto a plaguicidas… me parece poco serio. En mi opinión es muy difícil encontrar daño genético y hacer responsable al glifosato. Quienes hacen asado y están expuestos al humo del asadito, también están expuestos a genotóxicos que producen daño genético…

Ciencia y mito

La Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid) es la organización de empresarios y productores del agronegocios de mayor lobby político. De estrecha relación con las grandes compañías semilleras y de agroquímicos. Todos los años realiza su congreso anual, la tribuna desde donde los defensores del modelo marcan sus líneas de trabajo y acciones. El congreso 2016 comienza el próximo miércoles y una de las figuras más anunciadas es Villaamil Lepori. Su disertación fue publicitada como «los mitos del glifosato».
Para la difusión de la charla adelantó que «han determinado un grado muy bajo de presencia de glifosato» en poblaciones rurales y urbanas remarca: «Creemos que estamos en condiciones de desmitificar al glifosato y a sus efectos; ya que no hay evidencia científica de enfermedades cancerígenas ni otro tipo de patologías, después de todas las investigaciones realizadas”.
El trabajo de Villaamil Lepori no fue publicado por ninguna revista científica, tradicional forma de validación entre pares y requisito indispensable que los defensores del agronegocios suelen exigir a las investigaciones que cuestionan al modelo transgénico.

 “No se puede encontrar lo que no se busca”

El viernes 29 de julio la Asamblea por la Protección de la Vida, la Salud y el Ambiente de Pergamino dio una conferencia de prensa y emitió un duro cuestionamiento al estudio realizado por los investigadores de Agronomía y Farmacia y Bioquímica de la UBA, y financiado por los ministerios de Agricultura y de Ciencia. «No se analizaron otros agroquímicos (además de glifosato) utilizados en la actualidad en la agricultura, como tampoco se analizaron ninguno de los utilizados para la optimización y eficacia del glifosato en el tratamiento de plagas (de uso y práctica habitual en la agricultura en éste tipo de tratamiento). Por lo que el estudio hace un análisis minimísimo en relación a lo que es el uso de agroquímicos y su incidencia en suelo y agua», denuncia.
Ante la falta de entrega del trabajo, la Asamblea reconstruyó los resultados vía distintas fuentes. Y precisó los resultados parciales:

  • El glifosato fue el único principio activo analizado por los investigadores (a nivel ambiental). Se encontró en agua superficial, napas y agua de consumo humano. En humanos no lo buscaron en sangre y no se realizaron los estudios en orina.
  • Estudios en suelo. Se encontró glifosato y AMPA, tanto en suelos dedicados a la agricultura como no agrícolas.

«El principio activo (glifosato) se encuentra durante todo el año tanto en las muestras de suelo como en las de agua. Esto marca una presencia continua, habitual y crónica lo que merece especial atención en rangos de incidencia y exposición», alertaron.
Recordaron que el discurso empresario y oficial era que «el glifosato se degrada fácilmente», «no persiste en el ambiente» o «no existe deriva». En base los resultados, la Asamblea afirma: «Hay una sobrecarga ambiental en relación al principio activo buscado y analizado. Son falaces las afirmaciones respecto a su degradación. Nos negamos a que continúe una práctica productiva que nos condena a un mayor nivel de contaminación».
También destacaron que «otro dato alarmante es la presencia de glifosato en agua de bebida. Esta circunstancia no ha sido informada a la población que consume habitualmente el agua de red que provee la Municipalidad de Pergamino, por ninguna autoridad pública competente, sin que los ciudadanos hayamos tenido la posibilidad de decidir respecto a la calidad del suministro de un elemento esencial para la vida y que constituye un derecho humano básico».
Cuestionaron el sesgo no casual que tuvo el estudio. «En relación al análisis de agrotóxicos en sangre consideramos que el estudio resulta incompleto, porque sólo midieron algunos insecticidas (organoclorados, ciertos organofosforados, ciertos piretroides en plasma). La mayoría no está en uso actualmente. A su vez, no se efectuaron mediciones en relación a los herbicidas y otros agrotóxicos más usados en la actualidad (atrazina, 2-4-D, dicamba, entre otros). A los fines de medir plaguicidas en humanos el estudio resulta totalmente incompleto porque no contempla los productos de mayor uso actual».
No se puede encontrar lo que no se busca. El estudio en Pergamino no buscó los químicos más utilizados en el agro actual.
«Este estudio no es representativo para evaluar el impacto actual en humanos en nuestra región. Tampoco se sabe ‘a ciencia cierta’ cuáles son los valores máximos tolerables de exposición porque no están establecidos, razón por la cual todo lo que se pueda estimar al respecto queda en el rango de simple conjetura», resaltó la Asamblea de vecinos.

Promesas no cumplidas

Los ciudadanos de Pergamino entregaron muestras de orina para el análisis de químicos. La Asamblea afirmó: «Los análisis nunca fueron presentados. Consideramos que el acceso al resultado de los mismos es muy significativo porque constituye la vía más idónea (tal como lo demuestran estudios realizados en nuestro país) para poder detectar la presencia de glifosato en el cuerpo humano».
No fue la única promesa no cumplida. «En relación a los alimentos que consume la comunidad, no se realizaron análisis para detectar presencia de agroquímicos, a pesar de que esto fue anunciado en la presentación del proyecto, tanto por funcionarios como por científicos», cuestionó la Asamblea de Pergamino.
También explicitaron los conflictos de intereses de Pagano y Villamil Lepori, por sus relaciones con empresas del sector. Y cuestionaron a la toxicóloga: «Consideramos que las expectativas declaradas por la doctora Villaamil Lepori al afirmar ‘queremos evaluar qué es lo que pasa y cuál es el impacto  de los agroquímicos que se están utilizando, principalmente con lo que tiene que ver con los cultivos transgénicos tanto en el ambiente como en la salud humana’, no han sido contempladas en su totalidad en el estudio, al resultar un análisis incompleto justamente en las cuestiones más críticas».
Los asambleístas cuestionaron que nunca les fue entregado el pre-informe científico. Sólo obtuvieron algunos resultados en la presentación municipal de 2015 y el resto fue vía escritos académicos y por internet. Solicitaron conocer el convenio entre la Municipalidad, las facultades de la UBA y el Ministerio de Agroindustria y Ciencia.

Punta de lanza

«Buenas prácticas agrícolas», es el término impulsado por Aapresid y Casafe (cámara empresa de agroquímicos donde están Monsanto, Syngenta, Bayer y todas las grandes empresas de químicos) que justifica el uso masivo de plaguicidas y culpa al «mal uso» de las consecuencias sanitarias y ambientales del modelo. De esta manera, el relato argumental señala que con «buenas prácticas agrícolas (BPA)», no habrá efectos no deseados con las fumigaciones.
Las BPA son cuestionadas por las organizaciones sociales y pueblos fumigados. Lo equiparan a Barrick Gold y su promesa de «minería sustentable», o cuando Chevron-YPF y su eslogan de «fracking seguro». Asambleas y pueblos fumigados asegurar que el problema es el modelo químico que se aplica en el agro, no las «buenas (o malas) prácticas».
Sin embargo, los funcionarios de distintos signos políticas hicieron propio el discurso empresario. El 5 de julio pasado, la gacetilla de prensa del Ministerio de Agroindustria de Buenos Aires tituló: «Buenas prácticas agrícolas. El ministro Sarquís firmó convenio para el correcto uso de fitosanitarios». Se trata de un acuerdo para promover el «uso racional» de las fumigaciones en tres municipios: Tandil, Trenque Lauquen y Pergamino.
La iniciativa fue impulsada por la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines (Cedasaba) y la intención es replicar la experiencia en otros municipios. Menciona la existencia de «áreas de amortiguamiento» para proteger a la población, pero no precisan qué distancias.
«Queremos que antes de fin de año exista una nueva ley de agroquímicos en la provincia de Buenos Aires. Este es un avance importantísimo», señaló Sarquís, actual ministro de Agroindustria y ex gerente de Monsanto.
Al día siguiente, el 6 de julio, el Senado bonaerense dio media sanción a una ley de agroquímicos que permite fumigar con glifosato, atrazina y 2-4-D (entre otros químicos) a sólo diez metros de distancia de las viviendas. Ninguna provincia se había animado a tanto.

Más info:

La nota publicada en MU que da cuenta del reclamo que originó este estudio:
Corazón sojero: El caso de un embarazo perdido por culpa de las fumigaciones impulsó la creación de una asamblea en pleno cluster sojero, donde residen 800 empresas vinculadas al agronegocio.

Corazón sojero


casas.viviendas. Ninguna provincia se había animado a tanto.

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Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

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Los feminismos siguen siendo el único movimiento que tiene la capacidad de transversalizar la unidad, amplia, y poner en Avenida de Mayo, de cara a Plaza Congreso, cuadras y cuadras de columnas que van desde el sindicalismo, a los movimientos sociales, a la izquierda, al kirchnerismo. 

Aún cuando por Hipólito Yrigoyen ingrese la enorme columna de la intersindical feminista seguida por poco del oficialismo; y por el otro costado, por Avenida de Mayo, ingrese la izquierda; todos los espacios comparten plaza a menos de un mes de elecciones generales que definen quién presidirá el país. 

Esa es la noticia: seguimos transversalmente en la calle. 

Video: Sebastián Smok.

De la economía popular a la formal

“Creían que el movimiento había desaparecido porque no estaba en la calle, pero estábamos en cada uno de nuestros territorios, ahí también damos la batalla y la lucha”, dice Leonor Cruz, Secretaria de Géneros y Diversidad de la CTA Autónoma, frente a la enorme columna de trabajadoras que son protagonistas de esta marcha. Las tres banderas que encabezan: UTEP, CTA y CTA Autónoma. De la economía popular a la economía formal, todas adentro.

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
La cabeza de la marcha de este 28 S. (Foto: Sol Tunni).

Junto a ellas también marchan familias de víctimas de femicidios: Marta y Guillermo, mamá y papá de Lucía Pérez; y Daniel y Susana, papá y mamá de Cecilia Basaldúa, que salieron desde la sede de MU junto a un grupo de mujeres que les siguen con los pañuelos blancos que bordan dos palabras: Nunca Más. 

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sebastián Smok.

No con el FMI

Dice Leonor: “La derecha más fascista de nuestro país tiene una agenda muy clara contra el feminismo, quieren ir contra cada uno de los derechos que hemos conquistado con sangre y a fuerza de lucha; pero no lo vamos a permitir. Estamos en la más amplia y diversa unidad de vuelta en la calle porque a la derecha la vamos a enfrentar, pero también vamos a decir: no es con el FMI, porque somos las trabajadoras, las precarizadas, las compañeras del barrio, las que más sufren el ajuste”. 

Leonor llegó a Plaza Congreso desde Tucumán, trayendo lo que se ve fuera del centro porteño: “En nuestra Argentina profunda lo que se ve es la pobreza, en todas sus dimensiones, pero el movimiento feminista en la provincia es lo más fuerte que hay, es donde está la unidad y donde nosotras resistimos”.

Sobre la transversalidad habla también Silvia León, referente de ATE Nacional: “Hoy el objetivo tiene que ser que las derechas no avancen en nuestro país. Los 30 mil compañeros desaparecidos y muertos no murieron en vano, y las víctimas de femicidio tampoco”. 

Silvia, rodeada de pañuelos verdes, sostiene junto a las familias de víctimas de femicidios, que tienen las fotos de sus hijas colgando en el pecho, los pañuelos blancos. Los feminismos honran el legado que los derechos humanos construyeron en la calle, con los pies. Dice Silvia: “Nosotras peleamos por soberanía, por educación, por salud, y también seguimos el camino de las Madres, las Abuelas, de los 30 mil, pero también de los familiares. Hay un tiempo que se termina, el de la verticalidad, el del verticalismo y del patriarcado, ahora toca construir transversal y federalmente”

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sol Tunni.

Significado de la libertad

Marta y Guillermo, llegaron desde Mar del Plata a las siete de la mañana; junto a Susana y Daniel, se colgaron las fotos de sus hijas en el pecho: Lucía Pérez y Cecilia Basaldúa, dos femicidios territoriales emblemáticos, donde las tramas narco barriales marcaron como alerta una emergencia que traen las periferias.  

¿Por qué recorrer la Ruta 2 durante toda la noche para marchar? Contesta Marta Montero, mamá de Lucía: “Para gritar que no vamos a permitir perder nuestros derechos, lo que hemos conquistado en este tiempo de lucha que no es solo el reciente, me voy más lejos: en este tiempo de democracia que es el tiempo en el que podemos salir, podemos luchar, y también decir lo que pensamos. Todo esto está en peligro, no podemos permitir que venga alguien a decirnos lo que tenemos o lo que podemos hacer, que corten nuestros derechos y lo conseguido: por ejemplo un ministerio. Todas las mujeres no tenemos la suerte de que nos acompañen los gremios, las organizaciones; hay muchas mujeres que están solas, pero vos sabés que hay una puerta que podés golpear y que se va a abrir. Ahora corremos el peligro de que todo eso se termine».

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía (Foto: Sebastián Smok)

¿Por qué creés que quieren que se termine?

Porque somos muchas, hemos tomado la calle, hemos salido, y nuestra palabra se ha hecho escuchar. Y así hemos logrado cambios: el más importante fue el aborto legal. Es imposible no pensar hoy en día que una mujer no tiene derecho de poder decidir sobre su vida.Yo soy una persona de fe, creo en dios, en la virgen, pero no creo en que alguien pueda decirnos que esto tiene que ser de una sola manera porque creo en la libertad de las personas, y si alguien no quiere tener un hijo es respetable. 

Libertad es una palabra hoy disputada, ¿qué significa?

Libertad significa levantarme, salir a la calle y decir lo que pienso sin censura de nadie, poder acompañar a alguien, poder hablar, poder estar. El libertario es otra cosa: son los que nos quieren vender que vamos a estar mejor por cosas que no terminamos ni de entender, es un juego de palabras siniestro que termina en opresión. 

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Foto: Sol Tunni.

¿Qué tienen que hacer los movimientos feministas?

No los tenemos que dejar avanzar. A mí no me representa una persona que esté con una agresividad tal que se le nota, en su manera de hablar, de moverse, a mi no me representa esa violencia, pero estamos viviendo en un momento muy difícil que hoy todo es violencia. El enojo hoy está peor que nunca, o tal vez tenga otra visibilidad, antes se tapaba más, hoy lo ves en un medio, en una red social, es más visible, por eso parece que pasa más. 

¿Cómo volvemos para volver a ser marea?

Es muy importante creer en nosotras mismas, en el valor que nosotras tenemos, valorar quienes somos. Es muy importante no tener miedo, no tener miedo al ridículo, estar seguras de lo que hacemos, de lo que queremos y si tenemos que salir a defender a una compañera, a una hermana, salir y hacerlo con convicción propia. Lo más libre que una puede hacer es salir. Si no es con cada una de nosotras, hasta acá no se hubiese llegado, sin las mujeres luchando por su propia vida, las más grandes ayudando a las más chicas, y las más chicas, por ellas mismas. Esa es la hermandad, todas nos necesitamos, yo sola no puedo, te necesito a vos, a otra, a la hermana, sola es imposible. Necesitamos la confianza en nosotras mismas, evitar la competencia. Nosotras luchamos por la vida, por eso luchamos por todas. Solas no llegamos a nada, pero juntas llegamos a todo.

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Daniel y Susana (padres de Cecilia Basaldúa), Guillermo y Marta. Foto Sebastián Smok.

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Foto: Sebastián Smok.
Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sebastián Smok.
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Foto Sol Tunni.

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Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

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El total (100%) de participantes argentinos en una investigación internacional sobre agrotóxicos “presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal”. El problema incluye a personas que viven lejos de las fumigaciones, por lo que se consideró a estos plaguicidas como «omnipresentes». Se encontraron además los venenos en los alimentos, el polvo del hogar, los granos de cultivos, animales, alimentos para animales, suelos y agua.

A través de una conferencia virtual desde Nueva York, durante más de 3 horas, el proyecto SPRINT reveló este miércoles 27 -Día de la Salud Ambiental- los resultados del estudio realizado en Europa y en la provincia de Buenos Aires (como principal exportadora de soja para alimentación animal).

Entre los venenos detectados están obviamente el glifosato (genotóxico y probable cancerígeno) y el clorpirifos (que pese a estar prohibido en Argentina se sigue vendiendo hasta en los supermercados). El informe señala además los “cócteles”, que mezclan químicos para aumentar la potencia de cada veneno, reuniendo hasta 120 plaguicidas.

La dirección del INTA prohibió a la doctora Virgina Aparicio (que integró en la investigación) participar en cualquier instancia actual del proyecto, y hablar con la prensa, siendo que se trata de un tema de salud pública.

Algunos de los datos que, pese al silencio y a la mordaza oficial, se revelaron en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En alimentos: “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.

En el polvo del hogar: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.

Granos de cultivos: “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.

En animales: “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes).

En alimento para animales: “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.

En suelos: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.

Agua superficial: en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.

Por Anabel Pomar

Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

Resultado global presentado sobre las concentraciones de glifosato en seres humanos. Argentina lidera esa tabla con absoluta comodidad.

En el día de la celebración del día de la salud ambiental, miércoles 27 de septiembre, en Nueva York, EE. UU., en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA78) por primera vez para grandes audiencias pudieron conocerse parte de los resultados del proyecto europeo SPRINT (siglas en inglés de Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global 2020/2025).

¿Qué es el SPRINT? Es un proyecto financiado por La Unión Europea (UE) que busca identificar los residuos de los agrotóxicos, en ecosistemas y en humanos, y analizar el peligro de la sinergia (la combinación o mezcla) entre los plaguicidas hallados. Esto último, algo jamás contemplado a la hora de aprobar esos peligrosos venenos en el mercado, ni en el llamado “viejo continente”, ni en nuestro país.

En 2021 los muestreos en el marco de ese proyecto además de realizarse en los 10 países europeos participantes se ampliaron a la provincia de Buenos Aires. 

¿Por qué se incluyó a nuestro país?  Por ser el principal exportador de soja para alimentación animal al mercado europeo.

Entre las principales conclusiones del evento de este miércoles en NY, pudieron escucharse las voces de expertas y académicos participantes de ese proyecto. Contaron, basados en rigurosa información, cómo los agrotóxicos usados en la agricultura veneno-dependiente están contaminándolo todo. Cuerpos, comida y ambientes. Una de las palabras que más se repitió en las presentaciones, fue “omnipresente”. Los agrotóxicos están en todos lados: incluso en donde no son utilizados.

Entre los cuadros con centenares de nombres de moléculas químicas usadas en la agricultura, destacan algunos de los agrotóxicos más fumigados en nuestro país. El herbicida glifosato, y su metabolito AMPA, en los primeros puestos. Y para los muestreos en Argentina, en cantidades hasta tres veces superiores en algunas matrices. También el clorpirifos, recientemente prohibido en el país pero que se puede seguir comprando en cualquier góndola de supermercado en el sector de insecticidas.

Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

Resultados de plaguicidas en las muestras en orina.

El momento de la presentación es importante ya que este próximo 13 de octubre la Unión Europea deberá votar si decide re-autorizar el uso del glifosato. Desde la coordinación del SPRINT aseguraron que a la brevedad la información –que ya fue presentada en la euro-cámara– será publicada y distribuida al público general para lograr mayor difusión. También aseguraron que esperan que tales resultados impidan que se concrete la renovación del peligroso herbicida.

Omnipresentes

 Ver la presentación de esos estudios que respaldan una afirmación que muestra la magnitud del daño, estremece. Hasta las personas que consumen o producen alimentos sin usar agrotóxicos tienen sus cuerpos contaminados. Y aquellas que consumen alimentos libres de agrotóxicos, también. El cuadro completo muestra que la exposición ambiental llega a todas las personas, no solo a quienes producen con venenos o viven en zonas rurales. Y por todas las rutas de exposición.

Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

Los resultados de los venenos en materia fecal.

En los hogares

Como ejemplo se puede mencionar lo que se encontró al medir el polvo de hogares, presentado por Daniel M. Figueiredo, de la Universidad de Utrecht de Países Bajos. Los resultados indican que los agrotóxicos llegan a impactar en los organismos más por los ambientes que por la dieta misma: también son una ruta de exposición directa. El más detectado es el glifosato y su metabolito AMPA, en un cóctel de sustancias químicas peligrosas en un rango de entre 25 y 120 plaguicidas.

Otra constante: los cócteles de agroquímicos. No hay una sola sustancia sino decenas o cientos, mezcladas para aumentar la  potencia del veneno. En el caso presentado impactaban tanto a los vecinos de producciones convencionales cómo orgánicas.

A su turno, Hans Mol de la Universidad de Wageningen de Países Bajos, en la presentación de lo hallado en muestras de fluidos humanos –en los que el glifosato vuelve a estar entre lo más detectado. Los resultados señalan que hay presencia del herbicida genotóxico y probable cancerígeno en orina en el 86,1% de los argentinos muestreados y en el 35,2% de los europeos, mientras al analizar las heces humanas se detecta ese plaguicida en el 70,5% de las personas residentes en Europa y en el 100% de los bonaerenses.

Para el caso del clorpirifos, el 3,7% de europeos tiene en sus heces ese tóxico, mientras que para la Argentina el número asciende a 37,7%. Nuevamente salimos campeones, esta vez de otro podio tóxico.

La mordaza

En la conferencia virtual –toda en inglés– que  duró tres horas y a la que asistió lavaca y aproximadamente un centenar de personas conectadas desde distintas partes del mundo, no estuvo la investigadora a cargo del proyecto en Argentina, la doctora Virginia Aparicio.

Lavaca consultó a la investigadora del INTA el porqué de su ausencia que para la decena de personas conectadas desde Argentina no pasó desapercibida. Aparicio no tiene autorizado por orden directa de la dirección de ese organismo estatal participar de ninguna instancia del SPRINT, ni hablar con la prensa.

Lavaca se comunicó con el INTA (socio número 16 identificado como CSS11-Buenos Aires dentro del proyecto SPRINT) pero nuevamente, como sucede desde hace meses, no hubo respuesta oficial.

El organismo público impidió que hasta el día de hoy los resultados de lo muestreado en nuestro país se difunda. En julio de este año, pese a esa censura oficial, la vaca pudo conocer los resultados de ese muestreo en territorio y población bonaerense y publicarlo.

Del muestreo en Argentina participaron 73 personas. De las 73, 1/3 consumidoras, 1/3 habitantes de pueblos pequeños y “vecinos de productores”. Y 1/3 productores agropecuarios de los cuales la mitad usa plaguicidas y la otra mitad trabaja agroecológicamente. También se incluyó un monitoreo en 14 establecimientos rurales. Se tomaron pruebas en ambiente, alimentos, grano y muestras biológicas en animales.

“El total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal” es una de las revelaciones de la  investigación.   

En los ambientes en los que esas personas se mueven a diario, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 7 a 53 plaguicidas en las pulseras” de detección.

La vida cotidiana asediada

En las consideraciones preliminares de esos estudios personales que trascendieron se consigna: “Las mezclas de residuos de plaguicidas están presentes en los cuerpos humanos. Las personas se exponen a los plaguicidas en su vida cotidiana (datos de pulseras). La mayoría de los residuos son peligrosos para el ecosistema y los humanos”.

En alimentos, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.

En el polvo del hogar, en “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.

Granos de cultivos, en “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.

En animales, en “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes).

En alimento para animales, en “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.

En suelos, “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.

Agua superficial (en la zona de trabajo de SPRINT) en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.

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Nota

Tucumán: condenan a un funcionario judicial y en el fallo recomiendan colgar placas en Tribunales que digan «un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia»

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Un funcionario judicial de Tucumán fue condenado por abuso sexual: 4 años, obligación de reparación económica, capacitación y placas en Tribunales. El hecho no es aislado: el Observatorio Lucía Pérez lleva adelante un registro que incluye 420 funcionarios (integrantes del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, de las cúpulas de las Fuerzas de Seguridad y de la Iglesia Católica) denunciados por violencia de género. Los argumentos e implicancias de un fallo ejemplar.

Jorge Edmundo Mistretta, exjefe de despacho de la Secretaría Electoral del Juzgado Federal N° 1 de Tucumán, jubilado desde 2019, fue condenado a cuatro años por abuso sexual contra dos de sus empleadas. Los abusos ocurrieron en 2013 y 2015: incluye tocarle los pechos a una de ellas y querer besarla, comentarios sexuales groseros, e intento de tocar a otra de las denunciantes. 

En el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán, compuesto por la jueza María Noel Costa, y los jueces Carlos Enrique Jiménez Montilla y Enrique Lilljedhal, se ordenó: 

  • La inmediata detención, aunque cumplirá prisión domiciliaria por su estado de salud.
  • Una indemnización de $4.4 millones de pesos y 3.6 millones de pesos para cada una de las víctimas.
  • La realización de un programa de capacitación sobre perspectiva de género y en política de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer.
  • Se solicitó a Recursos Humanos de la Corte Suprema de Justicia Nacional que “se arbitren los mecanismos administrativos necesarios por una medida restaurativa que contemple la incorporación a una de las oficinas judiciales de esa jurisdicción -de la Cámara o del Tribunal Oral -, debiendo garantizar la ‘no revictimización’ de una de las víctimas”.
  • Además se recomendó que se coloquen placas en tribunales donde sucedieron los hechos que digan: “Un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia. No a la violencia ni al acoso”.

Los fundamentos se conocerán el próximo 29 de septiembre.

El “caso” no es aislado. El Observatorio Lucía Pérez lleva adelante un registro de denuncias por violencia de género contra integrantes del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, de las Fuerzas de Seguridad y de la Iglesia Católicas. 

El registro incluye ya 420 funcionarios denunciados, entre intendentes, diputados, fiscales, sargento, jueces, asesores, concejales, cabos, decano, sacerdotes y un largo etcétera. De todos los denunciados 99 son del Poder Judicial, al igual que Jorge Edmundo Mistretta; 139 del Poder Ejecutivo; 62 del Poder Legislativo; 67 de la Iglesia Católica; y 53 de las cúpulas de las fuerzas de seguridad.  

El padrón de funcionarios denunciados se puede ver acá

Tucumán: condenan a un funcionario judicial y en el fallo recomiendan colgar placas en Tribunales que digan «un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia»
El Poder Judicial es el segundo del Estado con más denuncias. Datos de Observatorio Lucía Pérez.

El Estado argentino se comprometió en 2020 a llevar un registro público de funcionarios judiciales denunciados por violencia de género como parte de un acuerdo amistoso alcanzado en el marco de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Hasta el momento lo hizo de forma incompleta y escasa, por ello comenzó a realizarlo, de manera autogestiva, el Observatorio Lucía Pérez que sumó además otros poderes para completarlo y con esa información reflexionar acerca de qué relación hay entre la ausencia de políticas públicas de contención y prevención y estas prácticas impunes.

Lo que se ve: la consigna “El Estado es responsable” se hace carne en la sistematización de esta información. No lo es solamente por omisión, o ineficaz: es un Estado violento. 

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