Nota
Córdoba: 23 detenidos, una ley polémica y Monsanto al acecho
La legislatura de Córdoba aprobó ayer por la noche la ley de Política Ambiental Provincial en medio de una represión policial que dejó 26 detenidos (aún se mantienen 23) y decenas heridos. El proyecto, enviado al inicio de las sesiones por el gobernador José Manuel de la Sota, motivó la desconfianza de los vecinos de distintas localidades del país que vienen organizándose contra el saqueo y la contaminación ambiental, que se movilizaron hasta la sede de gobierno.
Vanesa Sartori, de la asamblea Malvinas por la Vida, y Sofía Gatica, una de las Madres de Ituzaingo, tienen lecturas diferentes sobre la ley aunque coinciden en que el artículo que plantea un nuevo reordenamiento territorial puede favorecer, en la práctica, a las empresas. Para que se entienda, la zona de Malvinas Argentinas donde Monsanto pretendía instalarse está catalogada según la ley provincial de uso de suelo como “zona agropecuaria no contaminante”, lo cual permitió el fallo del 8 de febrero que prohibió la planta de tratamiento de semillas. Según la nueva ley provincial, esa zona como otras podrían redefinirse a partir de criterios ambiguos. Dice el artículo 10: “definir las ecoregiones del territorio provincial a partir del diagnóstico de las características, disponibilidad y demanda de los recursos naturales, así como de las actividades productivas que en ellas se desarrollen”.
Con ese planteo, y la sensación de no formar parte de las decisiones que inciden en al comunidad, ayer se manifestaron cientos de personas a la Legislatura, donde los esperaba un despliegue policial inquietante. “Nosotros sabemos que ellos votan siempre a favor de las multinacionales, por eso vinimos hasta acá”, dijo Sofía Gatica a lavaca. La jornadaempezó a ponerse tensa a partir de la provocación entre la policía provincial y ciertas personas que algunos asocian a “sectores radicalizados” y otros definen directamente como “infiltrados”. Más allá de las interpretaciones, la policía desató una represión que incluyó balas de goma, gases y, particularmente, detenciones: se detuvieron 26 personas, la mayoría jóvenes, entre ellos integrantes de asambleas de vecinos (Malvinas por la Vida tuvo dos). Sofía Gatica – a quien puede verse siendo pateada por un policía- cuenta su impresión: “Yo creo que hubo infiltrados, que hubo gente de la policía que empezó a tirar piedras. Y creo también que hubo una orden muy clara, porque esto fue una cacería de brujas y la policía no actúa así por sí sola. Nos siguieron durante muchas cuadras con palos y balas. Le pegaron a señoras, mujeres y niños. Le pegaron incluso a gente que estaba caminando por la calle y no tenía nada que ver”.
La necesidad de una nueva ley ambiental provincial se fue cociendo al calor de las asambleas de vecinos y la ebullición del caso de Malvinas Argentinas que dejó expuesto a Monsanto y al gobierno: la justicia determinó que los permisos eran “inconstitucionales y arbitrarios”. El argumento que venían sosteniendo desde el ejecutivo negaba la consulta popular, la audiencia pública o el principio precautorio, todas herramientas que habilita la ley nacional de ambiente, basándose en la “preeminencia de la ley provincial”; pero desestimadaba – no cumpliendo- esa misma ley que prohibía la instación de la planta en Malvinas por ser una zona “contaminante”.
“El fallo a favor nuestro que obligaba a paralizar la obra y decía que había que hacer lo que decía la ley nacional fue un cachetazo para el gobernador”, analiza Vanesa Sartori. “Entonces estaban diciendo que la ley provincial no sirve, ¿qué hago? Una ley nueva”.
La flamante ley provincial, aparte del reordenamiento, permite la consulta popular a través de la juntada de una cantidad de firmas, y plantea que si un estudio de impacto ambiental es rechazado no se puede volver a presentar. “Eso es producto de la lucha”, dice Vanesa, que cuenta además que sectores del juecismo se acercaron a la asamblea de Malvinas para adelantar el tramiento de la ley. “De la Sota la iba a mandar y, para que sea votada con consenso, permitió que se hagan ciertas modificaciones”. En efecto, el proyecto contó con el apoyo de la Universidad Provincial de Córdoba y lo votaron todos los bloques excepto el Frente de Izquierda, con la abstención del Frente para la Victoria.
Vanesa plantea que “es mejor de lo que había” y cuenta que en la asamblea hay opiniones divididas: “Algunos compañeros reconocen las mejoras, pero que sigue habiendo vacíos o cuestiones no muy claras que hacen que al momento de la reglamentación y la puesta en práctica de la ley se hagan los grises y se utilicen a favor de las empresas”.
Además, Vanesa plantea no quedarse en Monsanto y leer la ley con el panorama completo: “Sigue fomentando el modelo extractivista: no es Monsanto, hoy es Monsanto, pero tampoco le da garantias a la asamblea de la tala de árboles, el modelo sojero, las cuencas hídricas”.
Fotos: Colectivo Manifiesto cordobes
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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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