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Coronavirus: el Estado y los signos de un cambio de época

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En este segundo artículo de la serie “Coronavirus: Educación, Estado y Democracia”, Walter Mignolo analiza desde el pensamiento decolonial la cuestión de cómo determinados gobiernos –incluso el argentino- eligieron, frente a la pandemia, establecer políticas de cuidado que también han sido definidas como “maternales”. ¿Representan un cambio de fondo, o son signos de algo distinto en medio de un sistema que sigue priorizando la economía sobre la vida? La idea de un Estado “matríztico” que incluya la convivencia de todo lo vivo, y de una cultura en la que “el cuidado, el respeto, la armonía, la convivialidad, la cooperación, están incorporados en el vivir, el sentir y el emocionar cotidianos”.  Walter Mignolo es semiólogo, profesor de Literatura en la Universidad de Duke (EE.UU) y en este texto plantea la necesidad de una sociedad política conformada por trabajadores y profesionales que “despiertan” de la matriz de la colonialidad patriarcal que domina, explota, controla y decide sobre la vida de las personas y comunidades.

Estado

Del cúmulo de información, estadísticas, miedos y esperanzas, promesas y experiencias, me atrajeron unas observaciones vertidas en el blog Social Europe: los estados nacionales con estadísticas más bajas de infecciones y decesos son estados liderados por mujeres. [i] Citan los ejemplos de Taiwán, Nueva Zelandia, Dinamarca, Noruega y Finlandia (https://www.socialeurope.eu/women-in-power-its-a-matter-of-life-and-death). Efectivamente, viendo las estadísticas de estos estados, fácil encontrar en la web poniendo el nombre del país y COVID-19, los resultados son notables, teniendo en cuenta también los números de población en cada estado.

Después de leer la nota y chequear los números, noté que bien podría haberse incluido a Angela Merkel. Alemania tuvo un desempeño más cuidadoso que los demás estados de la Europa occidental (Francia, Italia, España y UK). Merkel, además, ya había apoyado a los refugiados (aunque sus razones tenían más un tinte económico que humanístico), lo cual le creó algunos ripios en su propio partido.

Sea cuales fueren las razones de no incluir a Merkel en la lista de estados liderados por mujeres con bajas estadísticas de infección y muertes, también son bajas las estadísticas en Corea del Sur, Japón, Vietnam, Islandia, Portugal. Lo cual indicaría que la “política del cuidado” puede también ejercerse en estados liderados por varones. Claro, pocos pondrían a China en este listado, no por estadísticas sino por prejuicios. La imagen de China, estado autoritario y ambicioso, era ya promovida por la prensa occidental y por estados democráticos en los procedimientos, pero autoritarios en el dominio imperial y en la concentración de la riqueza. La pandemia alimentó nuevos argumentos. 

No obstante, y dado que la población de China es de casi 1.400 mil millones de personas, las estadísticas tanto de infectados como de muertos son muy inferiores a las de los estados del corazón de la Unión Europea, y ni hablar de Estados Unidos. El gobierno de China dio muestras de políticas de cuidado. Aunque para algunxs fueron medidas autoritarias interfiriendo en la libertad de las personas. Pero China, en su milenaria tradición, es una civilización que privilegia la familia extendida y la comunidad más que la soberanía del Ego característica de la civilización Occidental, sobre todo a partir de la Ilustración.

Y, bien, podríamos agregar a Argentina a la lista de estados liderados por varones en los cuales hay una manifiesta “política del cuidado.” No es poca cosa que la página Bloomberg haya reconocido y destacado al gobierno argentino por atender la salud y el cuidado de la nación y sacrificar la economía, aún en la desesperante situación de la deuda externa que heredó del gobierno neo-liberal anterior para el cual lo primero es la economía y luego, si hay tiempo y dinero, la salud y la educación.

Los signos de la política del cuidado lanzada por el gobierno argentino, no escaparon a la sensibilidad y agudeza de Rita Segato. Percibió en ellos un gesto de “estado materno” o “estado maternal”. Tomé esta observación como una lectura de esos signos, no como una descripción de la totalidad del estado. Signos exigidos por el COVID-19, obviamente. Difícilmente se hubieran dado sin estas circunstancias. Extendiendo la observación de Segato, me animo a sugerir que todos los estados mencionados más arriba, liderados por mujeres o por varones, han mostrado signos de “políticas de cuidado”. Son sólo eso, signos, no hay razón para una algarabía “post-pandemia” que motivará transformaciones radicales de las políticas de los estados nacionales en los cuales la nación, el pueblo, tendrá prioridad sobre la economía de acumulación y despojo.  

Si bien no hay razones para la algarabía, tampoco hay razones para pasar por alto estos signos a la espera de las esperanzas y/o preocupaciones que nos ofrecen los relatos “post-pandémicos”.

Coronavirus: el Estado y los signos de un cambio de época
Imágees del libro Primera Nueva Crónica y Buen Gobierno, un hallazgo que aporta a una decolonialidad del pensamiento (ver https://www.lavaca.org/mu44/ultimas-noticias-de-colon/)

No habrá “post-COVID-19”, como no hubo ni hay post-Unión Soviética o post-socialismo, o post-Crisis 2008 o post-9/11. Todos estos acontecimientos los estamos viviendo en el presente: en el continuo y cambiante presente que es lo único que existe. El pasado está frente nosotrxs (por eso lo vemos), el futuro detrás (no lo vemos https://joseantoniocobena.com/2017/08/04/el-futuro-esta-detras-el-pasado-delante/). El “post” pertenece a las ilusiones de “futuridad” que caracteriza la civilización occidental desde que convirtió el futuro juicio final teológico en el futuro secular de progreso y civilización universal, occidental.

De modo que, al menos las generaciones que co-existimos hoy en el planeta, viviremos el resto de nuestras vidas con los efectos emocionales (esperemos que los biológicos se atenúen) de COVID-19. Los acontecimientos que acabo de mencionar son signos de un cambio de época y no ya una época de cambios. Los “post” conservan el control de los relatos Eurocentrados del tiempo. El cambio de época inaugura un Pachacuti global de múltiples temporalidades que ya no se puede subsumir en un tiempo universal, lineal, que nos distrae en espera de las promesas de futuro.

Reconocer el cambio de época nos incita a no pasar por alto los signos que percibimos en estados-nacionales maternos. Extendiendo la observación de Segato a los estados mencionados más arriba, me animo a explorar algunas ideas de lo que podrían ser “estados matrízticos.” Lo cual presupone el predominio, sino la hegemonía, de “culturas matrízticas.” Veamos.

En primer lugar, aclaración del vocablo “matríztico” con “z”. Estudios arqueológicos recientes argumentan que hay suficientes restos arqueológico de la era neolítica (7500-6500 AC) para suponer que en la región oriental del Mediterráneo (parte del sur de Italia, Rumania, Grecia, parte de la actual Turquía), hubo una cultura matrística (con “s”). A pesar de la apropiación del pasado en la historia de Europa, cuando Europa no existía, en un área que incluye lo que es hoy Asia occidental, lo importante es la posible existencia al menos de una cultura matrística. En la cultura matrística varones y mujeres compartían la oikonomia, del griego oykonomos—administración comunal, no del común.  El común remite a compartir entre los seres humanos. Lo comunal remite a convivir con todo lo viviente (resumido en un sustantivo, “naturaleza” en el vocabulario occidental) (https://www.turbulence.org.uk/index.html@p=391.html).

Tal cultura matrística habría dejado de existir como tal por invasiones patriarcales indo-europeas (https://www.europaindigena.com/2%C2%AA-el-neol%C3%ADtico/). “Cultura matrìztica” con “z” es lo que proponen Humberto Maturana y Ximena Dávila en el proyecto político-ético-educativo titulado así, “Matríztica” (https://matriztica.cl/). La “z” marca la diferencia: no es posible volver al pasado, nunca, pero sí es posible inscribir lo que del pasado, siempre, queremos preservar en el presente. El desafío es constituir culturas matrízticas en sociedad patriarcales. ¿Cómo hacerlo?

Es la pregunta inmediata con tanto poder financiero, militar, mediático que nos acosa. La manera de hacerlo es por la educación en todos los niveles y esferas: desde la escuela a la universidad, organizaciones independientes de la sociedad política (por ejemplo, los sectores de la sociedad civil, en la terminología liberal que toma sus destinos en sus propias manos siendo conscientes que no pueden contar ni con el estado, ni las corporaciones, ni los bancos y en muchos casos ni la religión, https://www.scielo.org.co/pdf/rcan/v47n2/v47n2a09.pdf). La edificación de culturas matrizticas, en estados nacionales actuales, será la tarea de la sociedad política convertida en el “cuarto poder”: judicial, legislativo, ejecutivo y social/comunal. Social/comunal porque una cultura matrizca no puede reducirse a la sociedad de los seres humanos, sino que es imperativo reconstituir lo comunal en las relaciones humanas con todo lo viviente (cosificado por el sustantivo “naturaleza” y el adjetivo en “recursos naturales”).

Coronavirus: el Estado y los signos de un cambio de época

Sin culturas matrízticas no podrá haber estado matríztico. Vivimos hoy en el planeta inmersos en culturas patriarcales. Mejor decir, patriarcales/matriarcales, en la medida en que los conflictos en la esfera de la sexualidad y del género surgen de la hegemonía/dominación de la cultura hetero-normativa, que es patriarcal y matriarcal. Además, estamos inmersxs en culturas que, además de patriarcales/matriarcales están reguladas emocionalmente por el racismo. Lo cual no sólo afecta a las personas en la sociedad civil (por ejemplo, musulmanes en occidente y en India; descendientes de africanxs en Estados Unidos, africanxs, palestinxs en Israel, etc.), sino que afecta también las relaciones inter-estatales (los gobiernos de Irán y Syria son musulmanes; el estado Chino no solo es comunista sino también de gente de raza “amarilla” según la clásica clasificación racial por color de piel; el estado Japonés también es gobernado por gente amarilla, y no cristiana, pero es aliado de occidente, etc.).

Si bien hoy las personas que habitamos el planeta vivimos en culturas patriarcales/matriarcales, tal cultura es común pero no es homogénea. Similar al capitalismo. El capitalismo es la forma hegemónica de la economía, pero no es homogéneo. Pero vivimos en culturas patriarcales/matriarcales moduladas y reguladas desde 1500 por y en la colonialidad del poder. Si bien las llamadas sociedades patriarcales tuvieron y tienen vigencia en distintas civilizaciones, incluida la occidental después de las invasiones indo-europeas que desplazaron las cultura matrísticas, el patriarcado actual adquirió su singularidad asociado con el capitalismo y el papel fundamental que el concepto de “raza” (que es ya un concepto racista, no científico), rasgo fundamental en la formación y ejecución de la colonialidad del poder (https://antropologiadeoutraforma.files.wordpress.com/2013/04/quijano-anibal-que-tal-raza.pdf).

Los conflictos de occidente con Irán son obvios en la historia misma de la formación de la civilización occidental. Menos obvios son la pervivencia del racismo en la emocionalidad en los conflictos de Occidente con Rusia (de tradición Cristiana Ortodoxa) y con China (de raza “amarilla” como ya dijimos, y desobediente). Turquía nunca podría ser miembro de la Unión Europea. Todos los argumentos esgrimidos suponían (y suponen) una emoción seminal racista: ser miembro de la OTAN no es lo mismo que serlo de una “unidad cultural”, la Unión Europea.

Una «cultura matríztica» es, en primer lugar, una cultura en la que el cuidado, el respeto, la armonía, la convivialidad, la cooperación, están incorporados en el vivir, el sentir y el emocionar cotidianos. Una “cultura” en este sentido no es la acumulación de objetos, de memorias en los archivos y en los libros. Una cultura la constituyen redes de conversaciones en torno a temas, objetos, memorias comunes que alimentan las conversaciones. Las redes de relaciones y conversaciones a través de espacio (a través de medios oficiales y personas que interactúan hoy por medios tecnológicos) que construyeron una «cultura del cuidado», una cultura matríztica, entre mujeres y hombres, entre heterosexuales y LGTBQ +, entre blancos y personas de color, entre el islamismo, el judeocristianismo, el budismo, el taoísmo, el sintoísmo; entre Confucio y Platón / Aristóteles. Las líneas globales que habían creado tales divisiones fueron trazadas por el patriarcado y la supremacía blanca entre el renacimiento europeo y la iluminación europea. De otra manera, el estado matríztico no puede llegar a ser mientras la cultura sea patriarcal/matriarcal.

Coronavirus: el Estado y los signos de un cambio de época

Una cultura matríztica es una condición necesaria para la posibilidad de un «estado matríztico». Los ejemplos que mencioné al principio mostraron signos de lo que podría ser un estado matríztico. Sin embargo, estos estados todavía están inmersos en culturas patriarcales dominantes. Hasta qué punto los estados de cuidado podrían continuar privilegiando al cuidado sobre la riqueza, la vida sobre la economía no solo dependerá de los gobiernos sino también, y fundamentalmente, del trabajo epistémico, político y ético de la sociedad política-el sector de la sociedad civil (que consume y vota) que toma/mos sus/nuestros destinos en nuestras propias manos, es la sociedad política emergente global. Heterogénea sin duda. Ya no hay cabida para modelos universales y unificadores. Estos fueron el caballito de batalla de la modernidad occidental. Ya dieron sus frutos y mostraron sus fracasos. La responsabilidad de la sociedad política es la de crear la cuarta rama de los poderes estatales: a las ramas legislativa, judicial y ejecutiva del modelo liberal de estado-nación, se debe agregar la rama de las intervenciones de la sociedad política en el legislativo / judicial /ejecutivo. Existe amplia evidencia de que los «representantes» elegidos en cada rama de gobierno no cumplen las funciones representativas que les otorgan las constituciones, sino que se involucran en peleas internas y la ansiedad de tener un lugar en el sistema inter-estatal.  

La sociedad política que estoy imaginando no es solo la sociedad política de los trabajadores de servicios y lo que solía llamarse «la clase proletaria», sino de todos en el ámbito profesional, desde abogados hasta arquitectos, desde médicos hasta profesores de humanidades, desde conservadores de museos hasta la industria de Hollywood. Brevemente, la sociedad política surgirá en cada estado, y también interconectada globalmente, de todas las personas que despiertan a los diseños generales de la matriz de poder de la colonialidad para dominar, explotar, controlar y decidir sobre nuestras vidas. Pero permítanme repetir: sin una cultura matricial no puede haber un estado matricial, lo que significa, por defecto, que el estado-nación continuará siendo patriarcal y promulgará la discriminación racial, sea cual sea el color de las personas que dirigen el estado-nación. Los acontecimientos recientes en la India, sobre la «nueva ley ciudadana», muestran que la discriminación racial podría estar funcionando en los estados-nación gobernados por «personas de color», como dijo Sukarno en el discurso de apertura de la Conferencia de Bandung, 1955.

Construir culturas matrízticas es la tarea y el desafío de emergentes organizaciones de la sociedad política. El estado patriarcal/matriarcal hoy dominante puede contribuir. Los signos matrízticos visibles en los estados nacionales mencionados al comienzo de esta nota son evidencia de que así puede ser.


[i] En inglés hay dos opciones: mujeres y hombres, lo cual destaca los roles sociales y males and females, lo cual refiere a la distinción biológica de todos los animales, incluidos los humanos. En castellano lo que corresponde es macho y hembra. Pero, seguro estamos de acuerdo, sería un tanto incómodo, aunque es semánticamente justo, decir “estados liderados por hembras.” Para masculino tenemos “varones” en cuyo caso deberíamos decir “varones y mujeres.”

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

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Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
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  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
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  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
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Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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