Nota
Cuarentena violenta en Chubut: del “tratá de meter gente en cana” a tres hábeas corpus para frenar los abusos estatales
El Poder Judicial provincial falló a favor de tres hábeas corpus preventivos colectivos presentados por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, el Ministerio de la Defensa Pública chubutense y la Comisión contra la Impunidad y la Justicia ante las 4551 detenciones que se produjeron desde el comienzo de la cuarentena. Las partes denunciaron que Chubut implicó el 10% de las detenciones nacionales en un territorio que representa el 1,2% de la población del país. Balazos a repartidores de comida, mujeres detenidas por baldear la vereda, otras desnudadas, y aperturas de gimnasios municipales como lugares de detención, son algunas de las imágenes de una provincia que dicta toque de queda todas las tardes. El ministro Massoni y el comisario que ordenó “tratá de meter gente en cana”. Dato de época: en plena crisis por falta de pago de sueldos, el gobierno de Arcioni contrató por 450.000 pesos a un consultor de las mineras para hacer “monitoreo de medios”, o ciberpatrullaje.

Dos historias.
- Un repartidor de comida estaba por llegar a su hogar en el barrio Cayetano, en Comodoro Rivadavia, Chubut, cuando fue interceptado por doce policías con los rostros cubiertos. Estaban distribuidos en seis motos: los acompañantes tenían escopetas con balas de goma. Le pidieron sus datos, su DNI. Se bajaron, lo empujaron contra la pared, lo palparon y le robaron 800 pesos que había trabajado en el día. Luego, uno de los efectivos le disparó un balazo en el tobillo. Dijo que se le había “escapado”. El oficial levantó el cartucho verde y se fueron, dejando al hombre tirado en el piso.
- En Trelew, un hombre que hace delivery para subsistir con su pizzería, cerró el comercio y estaba volviendo a su casa en moto cuando fue interceptado por un operativo: entre cuatro policías le sacaron su vehículo, lo tiraron contra la pared y le ataron las manos con precintos. Lo cargaron en una camioneta hasta la Comisaría 1ª junto a otras veinte personas más, hacinadas, a menos de la distancia social recomendada y sin barbijos. Así estuvo detenido dos horas. Lo liberaron sin su moto -la misma que utiliza para repartir- y obligándolo a caminar las veinte cuadras hasta su casa.
Estos abusos son sólo dos muestras de las decenas de denuncias que la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, el Ministerio de la Defensa Pública de Chubut y la concejala de Trelew Mariela Flores Torres sintetizaron en tres hábeas corpus preventivos a los que la Justicia provincial dio lugar en la tarde de este lunes.
El foco de la resolución de la jueza Mirta Moreno son los abusos y las vejaciones por parte de las fuerzas de seguridad que se masificaron en todo el territorio chubutense luego de la veintena de resoluciones que el Ministerio de Seguridad provincial, comandado por Federico Massoni, lanzó endureciendo las propias disposiciones del DNU presidencial sobre los permisos y las actividades a desarrollar en medio de la cuarentena obligatoria.
Ejemplos:
- Todos los días en todos los municipios chubutenteses, a las 19:30, suenan las sirenas de los bomberos para anunciar el toque de queda.
- Los permisos para circular se establecieron según la terminación del DNI. Los que terminan en par pueden salir para compras los lunes, miércoles y viernes. Los impares: martes, jueves y sábados.
Frente al rechazo social, el gobernador Mariano Arcioni anunció que derogará las medidas, cuestión que habrá que ver si se confirma en la práctica.
“En toda la provincia tenemos al día de hoy sólo dos contagios por Covid 19, pero ya vamos 4551 detenciones”, explica a lavaca la concejala Torres (Partido Municipal), autora de uno de los hábeas corpus en representación de la Comisión contra la Impunidad y por la Justicia de Chubut. “Las resoluciones no se ajustan a razonabilidad, porque el Ministerio de Salud, que es la autoridad de aplicación, no está recomendando tomar ninguna medida de detención. Y tampoco es proporcional a la cantidad de casos. Mientras en términos sanitarios, sólo en Trelew, tenemos 54 respiradores para 120 mil habitantes. Ya veníamos en emergencia desde antes, y toda esta salida represiva como la única opción no puede ser razonable”.
Ministros rebotando

La audiencia prevista para esta tarde fue dispuesta por la doctora Moreno, jueza de turno en la Oficina Judicial de Trelew y Rawson, luego de dictar un cuarto intermedio durante todo el fin de semana. El ministro Massoni acudió acompañado por el ministro de Gobierno y Justicia, José Grazzini. Presentaron un proyecto de DNU provincial en el que ajustarían los protocolos a los dispuestos por el Ministerio de Seguridad de la Nación y, por ende, derogarían todas las resoluciones ministeriales.
Sin embargo, las partes representadas por la Secretaría de DDHH de la Nación, la Defensa Pública y la Comisión contra la Impunidad lo rechazaron, ya que el objeto de la audiencia eran los hábeas corpus, y no un proyecto de DNU.
La concejala Torres explica a lavaca el fallo de la jueza:
- “No escuchó a los testigos, porque consideró que las prueba presentadas por las partes eran suficientes.
- Dio lugar al hábeas corpus.
- Ordenó que las fuerzas de seguridad se ajusten al protocolo nacional.
- Pidió la derogación de las resoluciones del Ministerio de Seguridad de la provincia.
- Reconoció que hubo abusos”.
Torres apunta a lavaca que la jueza dispuso, además, la vigencia del hábeas corpus hasta que el DNU provincial se publique en el Boletín Oficial.
Lo grotesco y lo chimango

«Zabala, por favor te pido, activá en el centro ahora. Tratá de meter gente en cana. El Ministro me está preguntando por qué la (comisaría) Primera no tiene detenidos. Debe andar gente en infracción. Busquemos un poco, de última los demoran en el lugar. Hacés un acta en el lugar o los llevás un minuto a la comisaría. Si buscan, encuentran. Gente que anda chimangueando».
Las palabras se conocieron tras un audio filtrado a los medios, y son del director de Seguridad provincial, el comisario general Paulino Gómez, ordenándole detenciones al Jefe de la Comisaría 1ª de Trelew. El propio Gómez salió a hablar tras el escándalo: “Soy indefendible, me manejo con palabras incorrectas. Se lo mandé al comisario Zabala que es amigo mío. El espíritu de lo que digo, lo sostengo”.

El hábeas corpus de la concejala Torres es el que mejor explicó el caos y las arbitrariedades desatadas luego de las resoluciones dictadas por el ministro Massoni:
- Primero, el 19 de marzo (día que se estableció el aislamiento obligatorio) dispusieron que desde las 00 horas del 20 de marzo hasta las 00 horas del 25, se impediría la circulación en las ciudades e interciudades de la provincia, salvo emergencias médicas, laborales justificadas y transporte de cargas.
- La resolución fue dejada sin efecto tres días después para consignar que se restringiría el tránsito en todas las calles hasta las 20 horas.
- Advirtiendo el error, el mismo día corrigieron que el tránsito se restringiría “desde” las 20 horas, y por tiempo indefinido.
- El 24 de marzo –Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia- establecieron el cronograma de DNI. Corina Milán, directora de Escuela 23 de Marzo e integrante de la Asamblea por el No a la Mina de Esquel, cuenta a lavaca que ese mismo día comenzó también el toque de queda: “A las 19:30 escuchamos la sirena de los bomberos. Parecía un escenario de ciencia ficción, en un día de mucha sensibilidad. A las 20 horas ya nadie podía circular”.
- El 31 de marzo, ante los reclamos, se dispuso que los domingos pudieran salir a comprar cualquier ciudadano o ciudadana sin importar su DNI.
El Ministerio de la Defensa Pública subrayó en su presentación que estas resoluciones fueron publicadas todas juntas en el Boletín Oficial recién 1 de abril. “Es decir, comenzaron a aplicarse, a detenerse individuos en aplicación de las mismas sin estar publicadas, es decir sin que sean legalmente vigentes”.
Torres explica que lejos de ordenar la vida cotidiana, las resoluciones detonaron la confusión y escenas de películas grotescas: filas interminables y aglomeraciones en sedes de Pagó Fácil, con la dificultad para los impares de tener que salir los lunes -día que no les estaba permitido- porque era el habilitado para pagar en redes extrabancarias hasta las 12 del mediodía. Todo sumado a la cantidad de detenciones.
Torres aclara a lavaca: “Son resoluciones ministeriales que no tienen alcance porque no son DNUs provinciales. Y, a su vez, van contra el propio DNU nacional. A las 19:30 hay un toque de queda, por lo que ya no puede haber nadie en la calle, sólo por decisión del ministro de Seguridad, cuando en el DNU nacional no está establecido nada de eso. Lejos de generar resoluciones para cuidarnos de la pandemia, Massoni avanza en su abuso de poder para un control y disciplinamiento social por la grave crisis que la provincia ya atravesaba. En marzo tuvimos compañeras del área de Salud encadenadas al Ministerio por huelga de hambre, pidiendo la emergencia por insumos y salarios. Los únicos que cobran acá en tiempo y forma son el personal policial y los funcionarios”.
En un escrito que compartió por Facebook, la concejala subrayó que a los catorce días de la cuarentena ya había 2300 detenciones en toda la provincia. El 5 de abril hubo 177 detenciones en solo una noche, la mayoría en Puerto Madryn. En ocho días las personas demoradas aumentaron un 160%. A este lunes contabilizaban 4551 detenciones.
El exsubsecretario de Derechos Humanos de Chubut, Fernando Peralta, advirtió que desde la imposición de la cuarentena se detuvo “a casi el 10%” de todos los detenidos a nivel nacional, cuando la provincia implica sólo el 1,2% de la población del país.
Desnundando mujeres y matando mascotas

Mientras en todo el país las universidades, escuelas y hasta fábricas abren sus puertas para acondicionarlas con dispositivos sanitarios para atender a la población, en Trelew se habilitó el gimnasio municipal para alojar detenidos. El intendente tuvo que suspenderlo luego de un video que mostró cómo la policía golpeaba a un hombre. La gravedad de todas estas denuncias motivaron la intervención de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, cuyo responsable, Horacio Pietragalla, presentó otro de los hábeas corpus preventivos, donde reconoce que “los ciudadanos y ciudadanas de la provincia de Chubut conforman un colectivo que vive constantemente expuesto a la amenaza de ser detenido u hostigado por las fuerzas de seguridad de la provincia”.
Otras denuncias recabadas por los hábeas corpus:
- Un hombre circulaba a las 13:30 hacia la casa de su madre de 65 años para asistirla. Si bien está dentro de los permisos, le secuestraron el vehículo y fue detenido porque el sábado circulan los pares: él es impar. No lo llevaron al Gimnasio porque tenía un conocido entre los efectivos, que “lo hizo zafar”.
- Una mujer fue detenida a las 14:30 por personal de la Comisaría 4ª mientras baldeaba y desinfectaba la vereda de su casa, en el barrio San José, en Trelew. Su hijo de 9 años quedó solo en su casa hasta las 16. La llevaron esposada desde su casa y esposada estuvo hasta una hora después. Le dijeron que no podía leer el acta antes de firmarla, luego de que manifestó que constara que su hijo había quedado solo. En el acta hicieron firmar a dos personas que habían sido testigos del hecho.
- En Puerto Madryn, obligaron a dos mujeres a desnudarse y hacer sentadillas.
- En Rawson, un policía mató a la mascota de una familia en un “operativo de control” para verificar si había albañiles trabajando e incumpliendo el aislamiento en un predio contiguo a la casa, donde ingresaron sin pedir permiso.
450.000 pesos para “monitorear medios”

Corina Milán, de la Asamblea por el No a la Mina de Esquel, ubica la actual situación dentro de la crisis en la que ya estaba inmersa la provincia, como relató MU en su edición 140. “A este gobierno le vino bien la desgracia de la pandemia y del aislamiento para encerrar a toda la población y generar una política que no es de tranquilidad, sino de miedo. Que sea un estado de excepción no habilita a que se avance sobre los derechos ciudadanos”.
Los sueldos estatales siguen atrasados entre 1 y 2 meses. “Hace pocos días cobré febrero. La gente está muy mal. Si no hubiera un aislamiento preventivo, es altamente probable que estuvieran las calles llenas de gente como el año pasado”. Corina pocas veces vio un estado de militarización como el actual. “El gimnasio municipal reconvertido como centro de detención recordó a las peores épocas. También abrieron escuelas para lo mismo. Es una barbaridad. Hay que pensar que toda esta movilización de policías también tiene un costo. Se están llevando a gente que salió a la calle a sacar la basura. Insultan a las personas que baldean las veredas en las puertas de sus casas”.
Los movimientos en torno a la megaminería (actividad prohibida por ley, y de fuerte rechazo social en todo el territorio provincial), sin embargo, no se detienen. “Pusieron como subsecretario de seguridad a Félix Sotomayor, uno de los diputados que votó contra la iniciativa popular en 2014”. Esa iniciativa, construida desde todas las asambleas chubutenses, planteaba ampliar la prohibición de sustancias tóxicas de la minería en la provincia: el proyecto fue modificado por los legisladores y votado bajo una dura represión en Rawson.
Sigue Corina: “La asamblea de Gan Gan publicó las fotos de las camionetas de la minera cargando nafta. ¿A todos nos restringen pero a ellos les permiten?».
Todo suma: la semana pasada se conoció el decreto en el Boletín Oficial del pago de 450 mil pesos a José Luis Gaud “por el servicio de monitoreo de medios regionales, provinciales y nacionales”, tema más conocido últimamente como “ciberpatrullaje” Este señor cobra además como empleado del gobierno y fue consultor de la minera Pan American Silver. En su propio perfil de Linkedin Gaud cuenta que lo suyo es desarrollar “planes estratégicos de comunicación minera” y que elaboró un “Manual para interpretar cómo trabajan los activistas del No a la Mina”.
Como puede intuirse, nada de esto representa errores o excesos, sino una política de Estado que en Chubut aprovecha la pandemia para que se contagien los negocios oscuros y el autoritarismo.
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


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Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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