Nota
Cuatro años sin Tehuel: ¿dónde está?

El 11 de marzo de 2021 Tehuel de la Torre, un joven trans de 21 años que soñaba con un trabajo para construir su hogar y formar una familia, salió de su casa de San Vicente, a 51 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, a la dirección de una persona que le había ofrecido empleo. Fue la última vez que se lo vio.
La transformación de una identidad, de un cuerpo, y la búsqueda de trabajo, chocaron con el odio, el crimen y una desaparición más en democracia. El año pasado hubo un juicio con condena a prisión perpetua para uno de los acusados. Las reflexiones de Norma, la mamá de Tehuel, y los detalles de un fallo tremendo que explica el caso y brinda a la vez una lección sobre el presente: “¿Cómo te lo puedo decir? Llegó el juicio pero no tengo cuerpo. No tengo a mi hijo. Y es más duro que si vos tenés el cuerpo porque sabés que por lo menos le podés llevar una flor. Llorar ahí. Yo no. Hasta a veces pienso que va a entrar por esa puerta. Y no. Toda la prueba dio que lo mató, ¿pero dónde busco ese cuerpo?”.
Por Lucas Pedulla
Foto: Juan Valeiro / lavaca.org

Los perros cachorros y saltones saludan del otro lado de la cerca –unas cañas con alambre– moviendo la cola. Una gatita flaca y negra con ojos vivos se asoma a través del umbral de una puerta que se abre ni bien un auto que no es del barrio se estaciona sobre la calle de tierra. Del lado izquierdo, las paredes son de madera. Del lado derecho, ladrillo grueso. El techo es de chapa con planchas de telgopor en el interior, y alrededor hay cientos de plantas porque Norma Nahuelcura, la mamá de Tehuel, dice que las colecciona.
“Antes tenía muchas más”, sonríe. En el patio hay materiales de obra y dentro de la casilla hay bolsas de cemento apiladas debajo de un cuadro que le regaló un vecino que trabaja en la Quinta de Perón. Hace unos días empezaron los albañiles, lo que quiere decir que Norma hace tres años está luchando en estas condiciones.
El 11 de marzo de 2021, su hijo Tehuel de la Torre, un joven trans de 21 años que soñaba con un trabajo para construir su hogar y formar una familia, salió de esta casa de San Vicente, a 51 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, a la casa de una persona que le había ofrecido empleo. Fue la última vez que lo vio.
Desde entonces, Tehuel de la Torre es un desaparecido.
Su sonrisa –en fotos, en murales– se convirtió en bandera. Norma, acompañada de organizaciones sociales, a través de Familiares y Amigos de Tehuel en el Frente Orgullo y Lucha, encabezó el pedido de justicia, que el año pasado tuvo una sentencia histórica. El 30 de agosto del 2024, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 de La Plata condenó a prisión perpetua a Luis Ramos por homicidio calificado por haber sido cometido por odio a la identidad de género. Dos días antes el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, había dicho que “la diversidad de identidades sexuales que no se alinean con la biología son inventos subjetivos”.
El fallo fue contundente: no solo fue el primero en el país que incorporó el odio a la identidad de género, sino que tomó como agravante la desaparición del cuerpo.
Entender qué significa es lo que explica Norma, entre plantas y materiales de una casa que está empezando a construir, mientras sigue buscando a su hijo.
Estallido
«No es que estoy contenta, pero el fallo sí fue un alivio para mí”, ubica Norma. A su lado está Mónica Galván, la persona que la acompañó a todos lados y fue clave para tejer la red de afecto y militancia con la que se bordó el juicio: “A Tehuel lo asesinan en un contexto de extrema vulneración y lo desaparecen cuando lo que intentaba es ir a buscar trabajo. Al Estado le estalla en la cara esa desaparición. La fuerza de las organizaciones fue lo que permitió cristalizar el reclamo. Sin ellas, no hubiéramos llegado”.
Norma coincide: “Necesitábamos una condena fuerte, no que cumplan nueve años y salgan. Las pruebas fueron contundentes. Le dieron la condena porque realmente lo mató. Y por odio”.
Ramos fue el único acusado en este juicio. Su amigo Oscar Montes también está acusado, pero tendrá un juicio por jurados, aún sin fecha. “Es una revictimización para Norma –apunta Mónica–. Hay que aclarar que este juicio, además, tenía fecha para 2027, pero reclamamos y logramos que se adelante, en plena feria judicial. Fue una respuesta contundente”.
El veredicto tiene 83 páginas.
Los indicios
La defensora de Ramos planteó en el juicio que sin cuerpo no podía acreditarse la muerte porque no existían pruebas “directas e inmediatas” de ello.
El presidente del tribunal, Claudio Joaquín Bernard, que lideró el voto del fallo (acompañado por el juez Ramiro Lorenzo y la jueza Silvia Hoerr), no lo compartió y argumentó:
- “No debe confundirse ‘cuerpo del delito’ con la prueba del mismo, pues aquel es objeto y no medio de prueba. De allí, por ejemplo, que los rastros o vestigios en sí mismos no deben probarse, pues ellos son justamente los medios con que se acredita el cuerpo del delito”.
- “Por ello es que, tratándose de un homicidio, el cuerpo del delito no es el cadáver, ni los instrumentos, rastros, huellas, etc., ni las piezas de convicción, sino el hecho de que alguien haya sido muerto por obra de otro, esto es la acción consumada de matar a un hombre, con todos los elementos constitutivos: acción u omisión, nexo causal y resultado típico. El resto, concierne a la prueba”.
- “Lamentablemente, al día de hoy el cuerpo de Tehuel de la Torre no ha aparecido, pero existen indicios precisos y contundentes que permiten tener por acreditado no solo que lo mataron entre las últimas horas del día 11 y las primeras del día 12 del mes de marzo del año 2021 en la casa ubicada en la calle Mansilla N° 1203 de la localidad de Alejandro Korn, sino que Luis Alberto Ramos es uno de sus autores penalmente responsables”.
¿Qué valoraron los jueces para sostener esta argumentación?
Geolocalización del crimen
El juez enumera:
- La acreditación de que Tehuel el 11 de marzo de 2021 salió de su casa para dirigirse a la de Ramos, quien lo había convocado para participar como mozo en un evento conociendo su necesidad de trabajo. Toma como “incuestionables” las declaraciones de la pareja y la tía del joven, la visualización de las cámaras del colectivo de la empresa San Vicente, y el informe de la tarjeta SUBE (que ubica a Tehuel en la línea 435, pasadas las 19 horas, sin movimientos posteriores).
- La geolocalización del celular, que apareció entre las 19.49 y las 00.24 del día siguiente a muy pocos metros de la vivienda de Ramos, en Alejando Korn, donde dejó de funcionar. Del móvil de Ramos se extrajo además una selfie en la que se lo ve con Tehuel y Montes (el otro acusado) alrededor de una mesa. Para la justicia, esto prueba que Ramos mintió cuando dijo que solo había visto unos minutos al joven para decirle que el evento se había cancelado. Luego, en otras imágenes, Ramos aparece bailando frente a “una persona que continúa sentada que no puede ser otra que Tehuel”, por su vestimenta.
- En la ligustrina que rodea la casa de Ramos, la justicia encontró restos calcinados de la campera que llevaba puesta Tehuel. En una zanja de la vereda hallaron también la carcasa quemada de su celular. La pareja los reconoció como elementos pertenecientes al joven.
- El juez estimó “de indubitable contundencia probatoria” una muestra de manchas hemáticas halladas en las paredes de la vivienda de Ramos. El informe estableció que se trataba de sangre humana y las pericias determinaron que correspondía en un 99,99% a un hijo de Norma y Félix, mamá y papá de Tehuel: “Adviértase que ninguna explicación, fuera de la muerte violenta de la víctima, resulta plausible para justificar la existencia de tales manchas hemáticas, que observables a simple vista, en forma de gota y a una altura aproximada de un metro cincuenta, se encontraban en la pared interior de la casa que habitaba Luis Ramos”.
- La “actitud de fuga” asumida por Ramos después de la desaparición.
- Finalmente, el juez destaca que luego de salir de su casa en dirección a lo de Ramos, Tehuel nunca más volvió a ser visto.
Ramos había integrado el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) local. Tehuel lo conocía y habían coincidido en marchas. Una integrante de la organización declaró como testigo en el juicio que había pedido que apartaran a Ramos porque le había llegado el rumor de que vendía cocaína. A su vez, la ex de Ramos declaró que había abusado de su hijo y que perdió a su bebé “como consecuencia de los golpes que le propinó”. Al tribunal tampoco se le escapó un antecedente: Ramos tenía otra condena por homicidio en 2009.
Odio
Los jueces no tienen dudas: “El hecho descripto en el veredicto constituye el delito de homicidio calificado por haber sido perpetrado por odio a la identidad de género en los términos del art. 80 inciso 4° del Código Penal”.
Citan jurisprudencia internacional:
- “La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte I.D.H.) ha analizado en profundidad en diferentes fallos el concepto de violencia por prejuicio contra las orientaciones sexuales e identidades de género diversas y las personas cuyos cuerpos no se ajustan a los estándares sociales de corporalidad femenina o masculina. Muchas manifestaciones de estas violencias se presentan en el deseo del perpetrador de castigar dichas expresiones o comportamientos que difieren de los ‘estándares tradicionales’ o que son contrarios al sistema binario hombre–mujer”.
- “El informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (C.I.D.H.) hace especial énfasis en que la mayoría de las personas trans se encuentran inmersas en un ciclo de violencia, discriminación y criminalización que comienza desde muy temprana edad, por la violencia y exclusión sufrida desde sus hogares, centros educativos y dentro de las comunidades en donde desarrollan sus actividades”. El juez cita las dificultades que tenía Tehuel para encontrar trabajo. Su pareja declaró: “Fuimos a un supermercado, fue a pedir trabajo y le dijeron que no porque se podía arrepentir de su orientación sexual y podía quedar embarazada”.
- El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha señalado que la violencia contra las personas LGBTIQ+ constituye “el deseo de castigar a quienes se considera que desafían las normas de género”.
- Los jueces agregan que la discriminación por razones de orientación e identidad sexuales pueden contribuir a “deshumanizar” a la víctima. Entendieron en este punto de “vital relevancia” la declaración de la militante del MST que señaló lo que Ramos dijo sobre la identidad sexual adoptada por Tehuel: “Qué desperdicio de mujer”. La frase “no pasó desapercibida” al tribunal, explican, como tampoco que la mujer le dijo a Tehuel que se cuidara de Ramos.
- Los jueces entienden que este “desprecio” no es exclusivo de nuestra sociedad, y citan un fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra Georgia por un ataque homofóbico en el Día Internacional contra la Homofobia, bajo la anuencia de la policía local, en un aviso por elevación de que los estados son responsables.
- Recuerdan además los magistrados el Principio N° 24 de Yogyakarta, que “reconoce el derecho de toda persona a formar una familia con independencia de su orientación sexual o identidad de género, y que ninguna de ellas puede ser sometida a discriminación basada en la orientación sexual o identidad de género de sus integrantes”.
Llegan así a la dimensión del horror: “Ramos no se quedó con la retórica de las palabras ofensivas hacia Tehuel sino que llevó su odio al acto de provocarle la muerte. Y aun más allá, pues hizo desaparecer su cuerpo, impidiendo de tal modo el duelo de su familia y amigos ante tan dolorosa pérdida, procurando borrar todo vestigio de su accionar delictivo”.
El engaño
¿Por qué es un agravante? Explica la sentencia:
“Los hechos de la vida, lamentablemente, nos muestran que es posible la comisión de un homicidio de las características apuntadas pero acompañado de circunstancias que reflejan una gravedad tal que supera la captada por el tipo. Ramos no sólo le quitó la vida a Tehuel motivado por el odio a su identidad de género, sino que hizo desaparecer lo único tangible que queda de un ser humano cuando muere, impidiendo de este modo que sus seres queridos puedan tener su cuerpo para vestirlo por última vez, velarlo y despedirlo, tener sus restos sepultados o las cenizas de su cremación que simbolizan su presencia en este mundo. Pero, además, la imposibilidad de que la familia pueda certificar con sus sentidos que Tehuel fue efectivamente asesinado crea la ilusión –apoyada en la irracionalidad del sentimiento y la fe– de que puede estar vivo en algún lugar, de modo tal que impide a cada uno de sus seres queridos –en mayor o menor medida– alcanzar esa paz que solo se logra cuando la razón nos muestra que las cosas ya no pueden cambiar y que no hay nada que se pueda hacer al respecto. Este ocultamiento se transforma en un engaño para quienes lo buscaron y lo siguen buscando, al punto tal que se extendió al poder político del Estado provincial que siguió ofreciendo recompensa por su hallazgo tras varios años de su desaparición”.
Vida de psicópata
Norma se mira las manos: “¿Cómo te lo puedo decir? Llegó el juicio pero no tengo cuerpo. No tengo a mi hijo. Y es más duro que si vos tenés el cuerpo porque sabés que por lo menos le podés llevar una flor. Llorar ahí. Yo no. Hasta a veces pienso que va a entrar por esa puerta. Y no. Toda la prueba dio que lo mató, ¿pero dónde busco ese cuerpo?”.
Afuera, el canto de los pájaros acompaña este silencio. Mónica piensa: “Esto no es solo un asesinato, es mucho más profundo. Acá hay personas que van a quedar sufriendo de por vida porque no saben dónde está su ser querido. Tenemos asumida la muerte desde que nacemos, pero la desaparición es lo más antinatural que puede haber”.
Ramos no habló en todo el juicio. “Y no va a hablar –dice Norma–. Ya los expertos dijeron cómo es”. Norma se refiere a los peritos que declararon en las audiencias. Uno manifestó que “no podría hablar de sentimientos” en la actitud de Ramos. Sobre la “estructura psíquica” del asesino, los jueces ponderaron este fragmento: “No es neurótica para mí. (…) no se angustiaba. Y el que no se angustia, no se angustia, ante el dolor ni ante nada. La vida de un psicópata es una vida interesante, porque si le dicen: ‘vas a estar veinte años preso’, no va a llorar (…) no es afectivo, es manipulador. Se pone por encima de otro, tratando de mostrar una fachada, de mostrarse superador”.
Norma dice: “El único que esperemos que diga algo es Montes”.
¿Esperás eso?
–Ojalá. Es un pálpito que tengo siempre: que algo va a decir.
¿Qué pasaba si buscaban?
Mónica ubica el peso del fallo: “Es un contexto de odio, de discriminación. Nos quieren desmantelar. Fue un mensaje enorme para revalidar las conquistas y las decisiones disruptivas desde un DNI hasta el matrimonio igualitario en una sociedad pacata. El mensaje de la justicia fue superador”.
Destaca la amplitud que tuvo el proceso al escuchar los reclamos, los enfoques y la perspectiva que construyó todo el movimiento. Ambas ponderan el trabajo del fiscal Juan Pablo Caniggia y de su equipo de abogadas.
Sobre la organización desde la comunidad: “Estamos en un pueblo lejos de todo. La desaparición fue una explosión. Casi no hay organizaciones sociales. Rompió la quietud. Empezó a moverse todo”. Todos los 11 de cada mes, desde 2021, hacen bocinazos en las calles principales.
El valor de sostener, porque hay un momento en que las cámaras se apagan: “Hicimos mucha movida con pocos recursos y cero plata. Viajábamos en tren, lo preferíamos, porque no queríamos deberle nada a nadie. Ahora al gobierno le interesa que estemos porque Norma es una bandera de triunfo. Nosotros no lo tomamos así porque siempre lo que hubo fue una búsqueda de justicia. Pero cuando se ganó el juicio todos querían a Norma. Antes no. Norma necesitaba más respuesta, en sus necesidades económicas diarias. Vos, Estado, por inoperancia hacés que desaparezca un hijo; bueno, resolveme otras cosas, porque así no vas a tener un Tehuel, vas a tener muchos más. Estoy un poco enojada porque no estuvieron a la altura de una mamá que busca a su hijo”.
En el fallo, el Tribunal le corrió al Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires las medidas de reparación integral que peticionó el fiscal:
1) la creación de un protocolo específico de búsqueda de personas LGBTIQ+ desaparecidas, con enfoque de diversidad sexual y de géneros;
2) la declaración de la emergencia social sobre violencia por prejuicios hacia las personas travesti trans.
Hubo reuniones para motorizar estos pedidos. Mónica: “Queremos la Ley Tehuel de búsqueda de personas. Porque a Tehuel lo buscaron después de cuatro días desaparecido. No es un dato menor. ¿Qué pasaba si lo buscaban inmediatamente?”.
Miguel Bru. Iván Torres. Luciano Arruga. Santiago Maldonado.
La misma pregunta, que siempre continúa sin respuesta.
El ministerio no respondió los pedidos de entrevista de MU.
Para adelante
Norma actualmente está sin trabajo. “Yo tengo que meterle para adelante. Tengo hijos, tengo nietos y tengo que hacerlo por Tehuel. La lucha la voy a seguir –dice y repite–. Se lo extraña. Pero no quiero dejarme estar. Por lo menos seguir estudiando”.
¿Qué estudiás?
–Estoy terminando la secundaria para adultos.
También es sostén de otras mamás que se le acercan. “Me dicen que no quieren saber más nada, que están cansadas. Les digo que no, que cuando se levanten a la mañana piensen en su hijo. Yo tampoco quiero levantarme a veces, pero tengo que hacerlo. Por Tehuel. Hay mamás que me dicen que no quieren seguir. Pero hay que hacerlo”.
El juicio a Oscar Montes aún no tiene fecha. Mientras tanto, continúa la búsqueda: “A Tehuel lo seguimos buscando. La causa sigue abierta”.
Norma saluda del otro lado de las cañas, los cachorros, las plantas, los materiales y la gatita. Y anuncia: “Donde haya novedades, ahí estaremos”.
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.
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