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Drogas peligrosas: Fumigando con lo que el mundo prohíbe

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Junto al glifosato, 126 plaguicidas que se usan en Argentina son considerados “altamente peligrosos”, según los criterios de la OMS. Y 107 de los venenos están prohibidos en otros países del mundo. Cuáles son, y quiénes los fabrican. Monsanto: condena en Francia por un producto que aquí está autorizado. ANABEL POMAR
Un total de 107 productos químicos que se aplican actualmente en Argentina están prohibidos o no autorizados en otros países del mundo. Y 126 sustancias con las que se fumiga toda clase de cultivos en el país están catalogadas como “Plaguicidas Altamente Peligrosos” (PAP) según los criterios establecidos por la OMS y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO).
El dato se desprende del Informe sobre los plaguicidas altamente peligrosos en la Argentina realizado por el ingeniero agrónomo Javier Souza Casadinho, docente universitario, magíster en Metodología de la Investigación Científica y Técnica, y presidente de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina, filial local de la Red Internacional de Acción en Plaguicidas (PAN).
Souza Casadinho explica la génesis del Informe: “La Red PAN desde 2015 propone una serie de criterios para definir a los plaguicidas altamente peligrosos: que la toxicidad sea fatal o irreversible si es inhalado; si constituye un perturbador endocrino; que sea muy bioacumulable; muy persistente en el agua, en el suelo o en los sedimentos; muy tóxico en organismos acuáticos; y por último, muy tóxico para las abejas”. Esos criterios han sido investigados en cada caso para determinar la peligrosidad o no de cada una de estas drogas.
Corporaciones como Bayer, Monsanto, Dow Agrosciences, Syngenta, Chemotécnica, DuPont, entre otras, continúan elaborando esos pesticidas destinados a matar plantas o insectos, pese a que las empresas promocionan la inocuidad de esos productos, lo cual es un absurdo en sí mismo.
No solo lo están desnudando los juicios llevados adelante en los Estados Unidos por los efectos del glifosato . sino que además en Francia hubo una condena contra Monsanto por un producto que también se sigue utilizando en Argentina.
Conviene un repaso para comprender el mapa completo.

U$S 2.000 millones

El jueves 13 de mayo un nuevo jurado encontró al Roundup causante de producir cáncer y a Monsanto culpable por ocultar información sobre la peligrosidad de su herbicida base de glifosato. Esta vez ocurrió en Oakland, California, en el caso Pilliods v. Monsanto (Case No. RG17862702, JCCP No. 4953) donde se llegó a un veredicto que condena a la empresa adquirida por Bayer a pagar más de 2 mil millones de dólares por enfermar a Alva y Alberta Pilliod, una pareja de granjeros rurales.
Después de un proceso que duró aproximadamente siete semanas, el jurado encontró que la exposición a Roundup provocó que los Pilliod desarrollaran cáncer LNH (linfoma No Hodkin) y que Monsanto no advirtió sobre este grave peligro para la salud cuando tenía información del daño que producía. Para el tribunal, Monsanto actuó con “negligencia”.
El veredicto es el tercero consecutivo contra Monsanto-Bayer. Combinado con las dos primeras derrotas legales (el veredicto de Johnson v. Monsanto de 289 millones de dólares (reducido luego a 78.5 millones) y el veredicto de Hardeman v. Monsanto de 80 millones), quedan aun pendientes unos 13.400 casos en cortes estatales y tribunales federales.
El juicio de los Pillod expuso una vez más los documentos internos de la compañía (los Monsanto Papers, www.monsantopapers.lavaca.org), que muestran cómo la corporación oculta información interna sobre los daños e influye en el desarrollo científico a través de una gran operación de lobby y una usina de publicaciones supuestamente independientes que reproducen el discurso de inocuidad en pos de las ganancias y en detrimento de la salud. Un ejemplo es el Parry Report.
El doctor James Parry es un reconocido genetista contratado por Monsanto en 1999 para revisar la genotoxicidad del Roundup. En sus conclusiones dijo: “Los datos generales señalan que el glifosato es capaz de producir daños genotóxicos tanto en seres vivos como in vitro, por un mecanismo basado en la producción de daño oxidativo”.
Las pruebas presentadas durante el juicio desnudan cómo Monsanto intentó convencer a Parry sobre la necesidad de llegar a una conclusión diferente. Pero el genetista volvió a insistir en sus hallazgos y entregó un nuevo paper científico que ahondó sobre la genotoxicidad, y en el que enumeró una serie de acciones que deberían llevarse a cabo para evitar el daño que estaba provocando el Roundup a las personas.
En aquel momento, 16 de septiembre de 1999, el Dr. Heydens, Jefe de Regulaciones Científicas de la compañía, decidió enterrar el asunto. En un correo interno sugirió encontrar a “alguien más” (un científico que no llegara a esos resultados) ya que lo descubierto por Parry traería “muchos gastos en estudios”, según consta en un mail al resto del equipo científico de la compañía. El estudio del Dr. Parry nunca se entregó a las autoridades de control, pero finalmente la empresa publicó otro estudio según el cual el glifosato no era genotóxico.
Los Monsanto Papers revelan que ese nuevo estudio fue escrito por científicos de Monsanto ocultando su autoría. Ese paper, llamado Williams G, Kroes R, Munro IC. Safety evaluation and risk assessment of the herbicide Roundup® and its active ingredient, glyphosate, for humans sigue figurando en la página de Monsanto Global (Bayer) como uno de los documentos científicos que respaldan la inocuidad de su producto y no ha sido removido de la literatura científica.

Contacto en francia

Monsanto no solo enfrenta juicios por su herbicida más famoso ni es condenado sólo en EEUU. En Francia, tan sólo un mes antes de la condena en el caso Pilliod, la empresa había recibido una sentencia de culpabilidad por provocar daños con Lasso, otro de sus herbicidas. El agricultor Paul François logró, tras años de batallas judiciales y apelaciones, condenar a la empresa por producirle daños neurológicos. Paul es un trabajador rural que permaneció internado más de 200 días tras aspirar vapores de ese agrotóxico en 2004.
Explica sobre el tema el ingeniero Souza Casadinho: “El Lasso está prohibido en Francia y en toda la Unión Europea. En cambio, acá en Argentina aún está permitido. No son los únicos plaguicidas en esa situación. También pasa con el Paraquat, por ejemplo, prohibido en toda la Unión Europea y que acá se utiliza cada vez más. Tanto el glifosato como el alaclor (ingrediente del Lasso) son Plaguicidas Altamente Peligrosos conocidos como PAPs. Sustancias que presentan niveles particularmente altos de peligro agudo o crónico para la salud o el medio ambiente”.
Souza Casadinho es pionero en la enseñanza de la agroecología y la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina (Rapal) que preside, nuclea a instituciones, asociaciones y universidades de 11 países de la región que investigan, capacitan y denuncian los efectos nocivos de estos productos en la salud y los bienes naturales comunes.

Modelo tóxico

En Argentina los agrotóxicos se categorizan solo por su toxicidad aguda (no se toman en cuenta los efectos crónicos, a largo plazo) destacándose un bajo nivel de recategorización y revalidación de los plaguicidas de acuerdo con los avances establecidos en las investigaciones científicas y las determinaciones establecidas en otros países, en referencia a su prohibición.
En el listado de la PAN, de las 299 sustancias altamente peligrosas consideradas, 126 (es decir el 42 %), se comercializan en la Argentina. De estos 126 productos, tres de ellos poseen uso industrial: Borato de cobre cromatado, arseniato de cobre cromatado y el aceite de la creosota. Los otros 123 se utilizan en actividades agrarias intensivas y extensivas como domisanitarios (productos hogareños para limpieza y desinfección), línea jardín y en campañas sanitarias.
“En el caso de los herbicidas, su elevada utilización se vincula tanto con la expansión de la frontera agrícola como con la internalización de una visión que va más allá de los productores agrarios -detalla Souza Casadinho-, según la cual hay que eliminar todo vegetal que no pertenezca a las especies cultivadas; de allí la difusión hasta en parques y jardines. Pero se han generado resistencias a las formulaciones más empleadas: por eso el glifosato está siendo reemplazado, según los cultivos, por los herbicidas 2, 4 D y el paraquat”. Estos productos son riesgosos para la población expuesta, trabajadores, productores y vecinos de los predios pulverizados, más aún si se consideran las condiciones reales de utilización. Y a esto se le suman los consumidores de esos alimentos. Un modelo de producción tóxico que tiene pocos y grandes jugadores (ver cuadro), y muchos perdedores.
Según Souza Casadinho es hora de adoptar un modelo de producción libre de venenos no solo como una propuesta tecnológica sino como un paradigma civilizatorio que permita generar relaciones sustentables entre los seres humanos y con el ambiente.
¿De qué modo?
Una pista: “Desde la agroecología es posible producir alimentos sanos, con adecuados rendimientos productivos y económicos, contribuyendo al empoderamiento de las comunidades y la consecución de la soberanía alimentaria”.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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