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El periodismo social a examen: el diario Diagonal analiza las lecciones de Puerta del Sol

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En el Día del Periodista nada mejor que evaluar cómo se pone a prueba un medio social de comunicación cuando le toca ser parte de un movimiento que pone patas para arriba todo un sistema, incluido el de la producción de noticias. Por eso entrevistamos vía mail a los responsables del periódico Diagonal, de España, una publicación nacida al calor de las tendencias pos-Seattle que puso a prueba todas sus convicciones y saberes durante la acampada de Puerta de Sol. Mucho se ha hablado de las redes sociales, las nuevas tecnologías y esos etcéteras. Pero, ¿qué rol le queda al tradicional periódico de papel en estas revueltas? Aquí, las respuestas escritas al calor de la agitación social.
El periodismo social a examen: el diario Diagonal analiza las lecciones de Puerta del Sol
¿Cómo impactó el M15 en su proyecto? ¿Qué cosas confirmaron y qué les hizo ver que falta reforzar, reformular o pensar de la propuesta?
Ha sido un impacto muy positivo para el proyecto, pero ha sido mejor como militantes de movimientos sociales, ya que hemos visto cómo algunas de las reivindicaciones y propuestas que estábamos generando en el Diagonal y en otros espacios de militancia se recogían y pasaban a formar parte de un debate amplio, que ha sacudido a la sociedad civil durante unas semanas y que, seguro, seguirá latiendo hasta que se dé solución a las desiguladades que existen en esta sociedad, en la que la brecha entre ricos y pobres crece a costa de una clase media en vías de extinción. Como te digo, Diagonal sale reforzado del 15M, tanto en repercusión como en discurso, pero nos queda claro que el periódico no es un fin, sino un medio, así que tendremos que seguir trabajando para conseguir fines que comenzaron a ser más explícitos, o más generalizados, a partir del 15M.
¿Qué diferencia notaron con respecto al impacto que tuvo en la prensa comercial?
La prensa comercial se movió muy deprisa a partir del miércoles 18, cuando se vio claro que la acampada seguiría hasta las elecciones. Pusieron muchos medios y enarbolaron un discurso de simpatía hacia el movimiento, con algunas excepciones, claro. Pero en general en simpatía con el hastío y no tanto con las reivindicaciones más concretas. Antes del 18, los medios habían dado muy poco espacio a los movimientos que han confluido en el 15M. Por poner un ejemplo, en el comienzo de todo esto está una movilización organizada a través de Internet para detener la aprobación de la Ley Sinde que limita el uso libre de Internet. Medios como El País pertenecen a grupos con intereses en el mercado editorial, por lo tanto, dar espacio a este tipo de reivindicaciones va en contra de sus intereses. Cuando pasaron las elecciones municipales del 22, todo ha vuelto a la «normalidad»: los medios, más o menos disimuladamente, apuestan por una vuelta a los cauces habituales es decir al monólogo bipartidista, a la democracia descafeinada, a la cultura del consenso, en definitiva, que se estableció desde los 80. No obstante, hay grietas por las que se cuela otro tipo de discurso dentro de esos mismos medios (aunque sea en la revista de tendencias, como en este caso en El País)
¿Cómo le contarían a un argentino el aspecto comunicacional del movimiento? Formas de organizar la información y producirla, etc.
Pues el aspecto comunicacional del movimiento ha sido bastante complejo. En un principio, fue todo muy sencillo. Había lemas muy claros y contundentes: «Que no nos representan [los políticos]», «Lo llaman democracia y no lo es», «Un bote, dos botes, banquero el que no bote». Lemas que especialmente se podían distribuir viralmente en las redes sociales. Después todo cambió, con la mayor atención de los medios y sus prisas por intentar contar cosas que no habían pasado, el mensaje estaba más vacío y todo dependía de lo que se definiera en las asambleas y estos procesos son bastante lentos. Además, las portavocías del movimiento no podían contar mucho, ya que los consensos no se habían producido. Estos principios mínimos hicieron que muchísima gente los hiciera suyo y compartiera en cualquier lugar. Ahora, y especialmente, en unos días, los mensajes, otra vez, serán más claro porque cada grupo de trabajo ya está llegando a consensos de mínimos y estos no serán tan nuevos para los medios de comunicación y no les prestarán tanta atención, porque ya no podrán conectar con una Ppuerta del Sol repleta. La movilización será en la defensa de un desahucio, en la sede de una multinacional como Telefónica que va a despedir a miles de personas, mientras logra grandes beneficios o en una administración pública que privatiza un servicio o no concede los recursos sociales suficientes. Pero eso, sí mucho más masivos que antes de que llegará el 15-M.
¿Quién era el destinatario, a quien se dirigían estas informaciones?
El destinatario de estas movilizaciones eran tanto los políticos, como los grandes medios de comunicación. Cuando las acampadas se empiezan, su principal objetivo era denunciar la campaña electoral que se estaba viviendo, la desconfianza absoluta en los grandes partidos políticos, el copia y pega de las notas de prensa que los candidatos colaban en los medios… y mientras tanto una ciudadanía que desconfía de todos, que encuentra que sus preocupaciones y problemas no estaban en ninguno de los mítines que se producían. También había otro destinatario mucho más cercano, el de cualquier persona que te encuentras en un cafetería, en el autobús, en el trabajo o en un chat. La indignación debía ser colectiva, las acciones y quejas no podían ser más quejas individuales. Y eso ya está conseguido.
¿Qué cosas gruesas del sistema de producción de la noticia puso en jaque y en juego el movimiento?
Confirmó lo que se había denunciado en muchos sitios, lo que mucha gente comentaba en círculos privados de conversación… No sólo, porque en procesos de gran movilización social las redes sociales o la información sin tanta mediación que se consigue en Internet ha resultado clave. Si no que en numerosas estadísticas que aparecen como intrascendentes al final de los telediarios ya reflejaban el mayor consumo de Internet que de la televisión, y muchísimo más que de la radio o la prensa escrita de gente joven. Los medios de comunicación tienen su propia agenda y se tienen que ver muy desbordados por la realidad para que le hagan un especial seguimiento, y esto se vio durante los días de la campaña electoral que duró las acampadas. Si no se llegan a popularizar tanto no le habrían hecho tanto caso, como desbordó en plena campaña electoral esos días todos se la intentaron apropiar dándoles su comprensión. Pero tras las elecciones del 22-M, el panorama cambió y periódicos como El Mundo o ABC se dedicaron a amplificar cualquier anécdota y desprestigiar lo que pasaba en Sol, Plaça de Catalunya o cualquier otra acampada. Su objetivo: defender un sistema que ellos fomentan y del que ellos viven. En el Estado español, la propiedad de los grandes medios se comparte de forma directa o indirecta (con publicidad) por los grandes bancos y las instituciones administrativas que dirigen los políticos que son criticados.
Ahora los medios de comunicación se han llenado de mensajes como «No, no nos representan», «Banqueros, ladrones» que denuncian las injusticias del sistema económico y político, aunque siempre se diga que en el pasado siempre fue peor. Algo que seguro suena mucho en Argentina después de las movilizaciones de principio de siglo.
¿Cómo ven ahora el futuro de Diagonal en función de los desafíos que abre esta emergencia, en ambos sentidos de la palabra: en cuanto algo que emerge y en cuanto algo que sacude con prisa?
Nuestro trabajo, creemos, es seguir produciendo el discurso de que la lógica del crecimiento depredador está agotada y presentarlo en sus dos vertientes: como crítica y como oportunidad para que nos juntemos a pensar modos de reproducción social y cultural que redunden en el beneficio de los más frente a las élites. En este sentido, vemos el 15M como la confirmación de muchas de las intuiciones que teníamos en cuanto a respuesta y movilización, pero somos las primeras sorprendidas por lo rápido que va todo, como comentas. El futuro de Diagonal será el que quieran los movimientos sociales, las personas que se han juntado para debatir otras formas de gestionar lo común, y de conservar lo que nos une. Nuestro temor no es desaparecer sino que se pierdan los saberes acumulados que dan años de experiencia política y mediática, en este sentido creemos que, en un primer momento las acampadas, y después las asambleas temáticas y de barrios, están creando redes que se pueden entretejer con proyectos como el nuestro en base a principios de economía social y cultura libre.
¿Cómo es producir, editar, pensar en la intemperie?
A veces parece el típico trabajo de Sísifo: aquello de subir una piedra a la cima de un monte para verla caer inmediatamente, porque la rapidez de la actualidad hace que pasen desapercibidos buenos reportajes y análisis que nos han llevado días componer. A cambio, ves que contenidos menos elaborados tienen menos repercusión porque están protegidos por los mecanismos de difusión de los medios convencionales. En esos momentos es en los que más podemos sentir la intemperie a la que te refieres. Pero la mayor parte del tiempo estamos muy orgullosas de lo que hacemos, de ser nosotras las que decidimos la línea, los temas, el discurso político de nuestro medio, sin injerencias de grupos políticos, económicos o de presión. No sé cómo será trabajar en un gran medio, pero desde luego sí sé que ayudar a que Diagonal salga va más allá de un trabajo al uso, es fruto del trabajo de más de cien personas que colaboran cada número y que lo hacen porque ven que medios alternativos como el nuestro son capaces de concretar discursos que ayuden a una transformación de las condiciones de vida de la gente.
En relación al camino que recorrieron, ¿cuáles fueron los momentos clave del proyecto desde que lo pensaron, concretarlo y tuvieron que ponerlo a prueba hoy?
Ha habido muchos momentos, son ya más de 150 números y cada uno lleva un trabajo importante, por nuestra parte y por parte de quienes aportan textos, fotos, ideas, o una lectura crítica. Creo que el éxito es que el grupo que más involucrado está en la gestión del día a día del proyecto ha sabido transmitir que hay vida más allá de las lógicas militantes menos higiénicas, es decir, que nos sabemos reír de nosotras mismas, que esquivamos los egocentrismos, los discursos panfletarios, los folclores guerracivilistas que aquí en España están intentando resucitar algunos medios, etc. Todo esto se ha encontrado con un movimiento, el del 15M, que pretende escaparse de esas prácticas, pero bueno, el trabajo se demuestra andando y todavía estamos en ello.
Se habla de los medios intangibles como motores de comunicación de los momentos de emergencia, ¿qué rol creen que tiene el papel impreso en esas coyunturas?
Ahora mismo es justificar e intentar explicar con algo de sosiego lo que está pasando. Pero ya no hay que esperar al día siguiente para ver que destaca la prensa, en el mismo momento ves lo que esos medios cuentan en sus ediciones digitales y mucho más lo que las redes sociales empiezan a describir. Los líderes de opinión ya no necesitan un espacio físico en el periódico del día siguiente, cualquier persona con un blog puede crear esa influencia. Esta prensa que está presa de la actualidad y de la última hora que es el diario está condenada a jugar cada vez un rol menor, aunque en estos días que no se dedican a contar lo que está pasando, sino a intentar desprestigiarlo y combatir con él como contrincante político.

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

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En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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