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Ensayo y error: pandemia y sustentabilidad, del sistema agroalimentario a la sobrepoblación urbana

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El ingeniero agrónomo Federico Zuberman, investigador docente de la Universidad Nacional General Sarmiento, repasa en este artículo los argumentos e ideas que permiten entender las causas de la pandemia desde dos puntos clave: el espacio habitacional y el sistema agroalimentario. Resalta que por primera vez en la historia de la humanidad los habitantes urbanos superan a los rurales, y analiza cómo la industria alimentaria produjo distintas enfermedades dentro de las cuales el coronavirus no representa la primera ni pareciera ser la última: “Extensos territorios vacíos, -cada vez más vacíos- productores materias primas y aglomeraciones cada vez más densas y superpobladas que consumen y desechan, es la expresión territorial de un modo de vida, un metabolismo social que es necesario repensar y revertir”. La producción agroecológica, los mercados de cercanía, el desarrollo rural y la discusión sobre la sobrepoblación urbana, alguna de las claves para para evitar otro desastre anunciado.

Por Federico Zuberman

Investigador Docente (ICO – UNGS)

“Ojalá todo esto pase pronto y todo vuelva a ser como antes”. Esta frase, que tal vez muchos hayamos escuchado o incluso pronunciado internamente como una expresión de deseo, contiene diversas aristas para analizar. Desde la clásica idealización del tipo “todo tiempo pasado fue mejor” hasta la opuesta y casi mesiánica idea de soñar con que llegue aquel momento en el que por fin salvemos nuestras penurias librándonos de todo mal. Pero sobre todo, contiene una contradicción fundamental: si todo vuelve a ser como antes, significa que llegará un momento en el que nos deberemos enfrentar nuevamente a una pandemia que nos obligue a aislarnos, quedarnos en nuestras casas, alterar nuestras actividades cotidianas, modificar nuestros hábitos, etc.

No se trata de un ejercicio de lógica, ni de reflexión sobre la circularidad del tiempo ni mucho menos de un dilema filosófico sobre la (im)posibilidad de modificar nuestro futuro si pudiéramos volver al pasado. Se trata de pensar qué condiciones nos han traído a este punto. Analizarlas quizá nos permita imaginar un nuevo escenario igual “al de antes” pero sin que nos desemboque en el mismo lugar. Suponer que el problema se reduce a un virus que habiendo mutado pasó de un murciélago a un humano no es algo simplemente reduccionista sino más bien negacionista. Negacionista de un contexto que no tiene precedentes en la historia de la humanidad.

Hace varios años, algunos científicos e intelectuales vienen sosteniendo la idea de que estamos transitando una nueva época geológica dentro del período cuaternario: el Antropoceno. Diferente y posterior al Holoceno. La idea central se sostiene en que la actividad humana ha pasado de ser receptora de los cambios geológicos, biológicos y climáticos a ser un actor determinante de los mismos. Evidencia de esto no solo es la triplicación del incremento anual de los niveles de emisión de CO2 en los últimos 50 años y el correspondiente efecto del cambio climático. La pérdida de biodiversidad actual nos ubica en las puertas de lo que sería la sexta extinción masiva de especies (la quinta fue hace 65 millones de años, hacia el fin del cretácico) y es ocasionada principalmente por la destrucción y transformación de ecosistemas que genera la expansión y la intensificación de la actividad agropecuaria.  La alteración de ciertos ciclos biogeoquímicos a nivel global, la acidificación de los océanos o el agotamiento de las fuentes de agua dulces también son producto de la actividad antrópica. La humanidad también es hoy el principal responsable en la alteración del flujo de los ríos y los flujos de vapor a nivel global y hay indicios de que la frecuencia y la intensidad de ciertos eventos se han venido multiplicado significativamente por estos mismos motivos. Todo esto en un contexto social cada vez más desigual, donde quienes disfrutan de las utilidades de estos inusitados niveles de actividad económica son cada vez menos y los que padecen sus impactos son cada vez más.

¿Qué tiene que ver todo esto con la pandemia actual? ¿Acaso estas modificaciones en el medio ambiente han inducido una mutación que se suponía aleatoria en un virus que existía hace varios años? No exactamente. Pero ese contexto y sobre todo el hábito y los modos de vida que los seres humanos venimos transitando hace décadas (¿o siglos?) tienen estrecha relación con la pandemia actual. Y es necesario modificarlos para evitar, entre otras cosas, nuevas pandemias.

Especie en tránsito

Empecemos por el principio. Somos una especie biológica situada en un espacio biofísico llamado comúnmente naturaleza. Es hora de abrir los ojos con respecto a esto. Nos relacionamos entre nosotros y con ella a través de las más diversas formas sociales y culturales; nadie duda de ello, pero somos una especie biológica al fin y perteneciente al reino animal. Si la modernidad nos supo ubicar en un diminuto planeta dentro del cosmos, puso al ser humano en el centro de los valores y al ejercicio de la razón como característica distintiva de nuestra especie, la posmodernidad va a durar poco si no somos capaces de ubicarnos en tiempo y espacio y de comprender/actuar frente a los desafíos que se nos presentan.

En ese sentido, repensar la relación sociedad-naturaleza es necesario para esclarecer ciertas cuestiones que nos permiten entender la explosión de la actual pandemia.

Vivimos en un mundo en el que el tránsito de personas de una punta a la otra del planeta se ha hecho algo cada vez más habitual. No solo nuestros niveles de consumo nos llevaron a adquirir paquetes turísticos que nos permiten viajar por el mundo con más facilidad.También nos han obligado a migrar contra nuestros deseos y expectativas para conseguir una vida con algo de dignidad y con acceso a ciertas mercancías. O, en algunos casos, directamente para seguir con vida.

Pero estos hábitos de consumo no solo nos han hecho movernos de una punta a la otra. Estamos moviendo millones de toneladas de productos, que a su vez requieren de miles de millones de toneladas para ser fabricados y generan millones de toneladas de residuos.  Todo esto para utilizarlos y desecharlos, en el mejor de los casos, a los pocos días.  

Pero además del masivo movimiento de personas y de materiales a nivel global hay dos asuntos claves para entender la explosión de esta pandemia. Dos temas que claramente atañen a la referida relación sociedad – naturaleza y que son parte de una nueva forma que viene tomando esta relación: el espacio habitacional y el sistema agroalimentario.

Experimentos a cielo abierto

Entre los cambios en nuestros hábitos hay uno que es pavoroso: el cambio en la alimentación. Esto no solo se reduce a lo que ingerimos, sino también a cómo se produce, quiénes y dónde lo producen, cómo se industrializa, quienes lo distribuyen, etc. Por eso, no se habla solamente del cambio en los hábitos alimentarios simplemente sino, y sobre todo, de la transformación de los sistemas agroalimentarios.

Los planteos de agricultura industrial, es decir de gran escala, a base de insumos externos tales como fertilizantes de síntesis química, herbicidas, insecticidas, en algunos casos a base de organismos genéticamente modificados, con cultivos bajo cubiertas y establecimientos ganaderos confinados, y con elevados consumos de combustibles fósiles, representan entre un tercio y la mitad de los sistemas alimentarios a nivel mundial.  La mayor parte de esta producción, controlada en general en sus distintos eslabones por grandes corporaciones trasnacionales, en lugar de tener como destino los mercados locales recorren miles de kilómetros hasta sus lugares de procesamiento final y consumo.

Vincular directamente el hecho de que un virus de murciélago frecuente en Asia haya mutado aleatoriamente y haya conseguido infectar a humanos poco parece tener que ver con la situación antedicha de los sistemas agroalimentarios. Sin embargo, no parecería tan casual si tenemos en cuenta que en los últimos 15 años hemos atravesado cuatro pandemias (gripe aviar, gripe porcina, ébola y coronavirus), y dos de ellas directamente vinculadas no solo a estos modos de producción agroalimentaria sino además a la misma región de origen que la actual.

Afortunadamente, tanto la gripe aviar como la gripe porcina fueron controladas por haberse desarrollado rápidamente vacunas y por haber mutado a cepas más benévolas. Su origen, precisamente, no fue otro que esos sistemas confinados de producción animal, de escalas incontrolables, en condiciones de baja higiene y con potenciales focos infecciosos que pretenden ser controlados con una elevada carga de antibióticos, suplementos vitamínicos y otros medicamentos. El resultado no es otro que acelerar la presión selectiva y la consecuente generación de resistencia y adaptación de estos patógenos.

El caso particular del ébola y el actual coronavirus no están directamente relacionados. Pero tienen también un vínculo con estos procesos en cuanto a la presión que ejercen estos sistemas de producción agrícola y ganadera sobre los territorios de frontera entre los espacios más antropizados y los más prístinos. Los recientes cambios de uso del suelo y la presión ejercida sobre la biodiversidad ya superan los límites posibles de la sustentabilidad planetaria. Estos procesos no solo alteran la dinámica de los ecosistemas y cancelan múltiples servicios ambientales. La presión sobre los mismos acelera fuertemente los procesos de selección, adaptación y evolución, lo cual permite que ciertos patógenos que no afectaban a los seres humanos sorteen rápidamente barreras naturales que en otras condiciones llevarían mucho más tiempo sobrepasarlas. La globalización de las cadenas agroalimentarias y, como se señaló antes, el elevado nivel de tránsito y movilidad se ocupa de hacer el resto para que esta nueva infección alcance el nivel de pandemia. El hecho de que China haya pasado de ser una economía casi cerrada a convertirse en el mayor exportador mundial -por lejos- en menos de dos décadas es un dato que explica por sí solo la velocidad de estas propagaciones.

No está demás señalar que estos casos, devenidos en pandemias, no son los únicos tipos de enfermedades que venimos incorporando debido a los cambios en los sistemas agroalimentarios. A comienzos del año 2000 la encefalopatía espongiforme bovina -el mal de la vaca loca- puso en vilo a toda la producción ganadera europea. Su causa, aparentemente, radicó en haber alimentado a las vacas con balanceados con componentes de origen animal. Nuevamente, un salto evolutivo que podría llevar miles o millones de años, ensayado en menos de un par de décadas. Lo que se dice un verdadero experimento a cielo abierto.

Las nuevas cepas de Escherichia Coli causantes del Síndrome Urémico Hemolítico, también tienen su origen en los sistemas confinados de engorde vacuno. El mismo combo de miles de animales hacinados bosteando y bebiendo en el mismo lugar, resultó el sitio ideal para que un paquete de antibióticos aplicados continuamente seleccione a los patógenos más virulentos y resistentes.

A este listado, se puede agregar ciertas enfermedades no infecciosas. Los crecientes niveles de diabetes, celiaquía y obesidad en todo el mundo, también están relacionados con los cambios acelerados en nuestra dieta y en nuestros hábitos cada vez más sedentarios.

En definitiva, el modelo hegemónico de producción, circulación, procesamiento, distribución y consumo de materias primas de origen agropecuario (no siempre alimentos) no solo es insustentable por involucrar diversas problemáticas ambientales que se vienen estudiando hace tiempo sino también por sus impredecibles efectos sobre la salud humana. Mientras no modifiquemos esto, este tipo de infortunios va a seguir repitiéndose.

El cambio milenario

Hablar de espacio habitacional lleva casi automáticamente a suponer que estamos hablando de ciudades. ¿Son las ciudades factores causales de esta pandemia? Está claro que la vida en las ciudades no es una novedad. Las primeras aldeas agrícolas datan de hace más de 10.000 años y, se sabe, tuvieron sus problemas sanitarios y padecieron epidemias. Cuando la aglomeración se convertía en hacinamiento, cuando las fuentes de aguas eran las mismas que los sumideros, cuando sus dietas se alteraban bruscamente, esas enfermedades se convertían en epidemias. La historia de las ciudades medievales y sus pestes es bien conocida al igual que la de Buenos Aires del siglo XIX. ¿Cuál es entonces la diferencia con la actualidad?

A fines de la década pasada, entre 2006 y 2010, el espacio habitacional preponderante se revirtió. Por primera vez en la historia de la humanidad, los habitantes de las ciudades superaron en cantidad a los habitantes del espacio rural. Vale insistir con el dato: luego de miles y miles de años de historia (200.000 si consideramos la aparición del homo sapiens o 10.000 si consideramos la aparición de los primeros asentamientos sedentarios) una tendencia fuertemente concentrada en las últimas cinco o seis décadas revierte el hábitat de la población mundial, su modo de vida, la forma de relacionarse entre sí y la forma de vincularse con su entorno; las formas de abastecerse de alimentos; las dinámicas de movimiento y circulación; de administrar los tiempos; de consumir y de desechar; las formas de pensarse.

Asociar la idea de espacio habitacional casi automáticamente con ciudades es un error. Es entendible que esto suceda en un país como el nuestro, con un 92% de población urbana y concentrada en un puñado de tres ciudades. Nos imaginamos habitando ciudades. Pero esto no es ni ha sido lo normal. Un siglo atrás, la mitad de la población de Argentina era rural y desde 1947 ese número viene decreciendo en términos absolutos. Nuestro continente tiene una tendencia similar con un 80% de la población concentrada en ciudades y albergando cuatro de las 20 más pobladas del mundo. Parafraseando a un conocido biólogo molecular argentino: “Esto no está bien, está mal”. Extensos territorios vacíos, -cada vez más vacíos- productores materias primas y aglomeraciones cada vez más densas y superpobladas que consumen y desechan, es la expresión territorial de un modo de vida, un metabolismo social que es necesario repensar y revertir.

Hace tiempo que sabemos que la idea de ciudad sustentable, en rigor, no existe. La ciudad, toma recursos de su entorno productivo, los transforma, los consume y los descarta -en lo posible- hacia afuera de sus límites.  Ahora, además, aparece de manifiesto que la bonita idea de juntarnos y densificar el espacio nos acabó obligando a distanciarnos y a aislarnos. La pandemia actual nos viene a traer la evidencia de otro aspecto más -entre muchos- de la insustentabilidad de las Megaciudades. ¿Tendrá el impacto suficiente para generar el efecto corrector?

Sembrar salidas

La pandemia que estamos atravesando va a pasar. Eso es un hecho. Más fugaz o más persistente, va a pasar. Con mayor o menor cantidad de víctimas, con mayor o menor grado de secuelas, va a pasar. Esbozar análisis sobre cómo se va a reconfigurar el mundo de acuerdo a los cambios de hábitos que estamos atravesando en estos momentos resultaría fútil. Por el contrario, la reconfiguración debería venir por el lado de los cambios de hábitos que nos llevaron a esta situación. En especial aquellos que involucran a la forma que viene tomando la -siempre conflictiva- relación sociedad – naturaleza.

¿Tiene sentido seguir priorizando la producción de bienes, la acumulación de riqueza, la reproducción ampliada del capital por sobre los límites que nos presenta la salud y vida de los seres humanos y la salud y la vida de los ecosistemas? La respuesta a este interrogante no es individual sino colectiva. Y aunque lo parezca, no es tan obvia. Hoy están más visibles que nunca los defensores de ciertos intereses mezquinos. Y con un respaldo lo suficientemente robusto como para seguir manejando los hilos a su favor. Sin embargo, existen diversas respuestas que se vienen dando hace tiempo. Respuestas al interrogante y respuestas a esos mezquinos intereses.

Fortalecer sistemas de producción agroecológica, más justos, menos agresivos con el medio ambiente, más saludables, que apunten a mercados locales de proximidad, que posibiliten un desarrollo rural, que brinde oportunidades en el territorio, que no los condenen al vaciamiento y que reviertan la superpoblación de las ciudades, es un camino.

La tarea no es sencilla ni estará exenta de conflictos.

Pero habrá que afrontar este desafío si queremos que “todo esto” pase de una vez.

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

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LA NUEVA MU. No podrán

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