Nota
La barbarie de la civilización: Lorena Cañuqueo

La activista y antropóloga mapuche repasa las raíces históricas del enfrentamiento permanente del Estado argentino con su pueblo y puntualiza por qué se perpetúan la persecución y el hostigamiento. La relación entre racismo y extractivismo. La desigualdad social y económica como trasfondo. La especulación inmobiliaria y política. El poder fascista que se teje en la zona de Bariloche. Y una pregunta: ¿a quién le sirve el “conflicto mapuche”? Por Francisco Pandolfi.
De fondo, el lago Nahuel Huapi, azul, imponente. Lo rodea un turismo que no para en ningún momento del año; edificios lujosos; hoteles ostentosos. A trescientos metros de ese espejo de agua bellísimo que atraviesa Río Negro y Neuquén, se levanta, bien escondido, el Centro Mapuche Bariloche. Allí están encerradas como presas políticas cuatro mujeres mapuche, luego de la represión y desalojo del 4 de octubre pasado a la Lof Lafken Winkul Mapu, ejecutado por obra y gracia del Comando Unificado del Ministerio de Seguridad de la Nación, tras la orden de allanamiento de la jueza subrogante Silvana Domínguez, del Juzgado Federal de Bariloche.
¿Qué hay de fondo, además de ese paisaje cautivante, en aquel violento desalojo y en la actual prisión domiciliaria? A orillas del Nahuel Huapi, y luego de haber visitado a Celeste Ardaiz Guenumil, Romina Rosas, Luciana Jaramillo y Betiana Colhuan Nahuel, procesadas por el delito de “usurpación por despojo”, charla con MU Lorena Cañuqueo, activista mapuche, docente, licenciada en Comunicación Social y doctoranda en Antropología, para intentar deshilvanar los porqués, los quiénes y los cómos de un hostigamiento histórico y permanente.
(EX)TRACCIÓN A SANGRE
«No se puede entender la densidad de los conflictos territoriales sin focalizar en el modelo extractivista”, arranca, como un primer eje a desarrollar. “Desde hace mucho tiempo viene instalándose este sistema; acá, antes había experiencias como la industria forestal, la inmobiliaria, que en esta región siempre fueron súper importantes para el sostenimiento del neoliberalismo. A partir de los noventa se profundiza la extranjerización de la tierra, y eso se conjuga con que hoy en el marco global se demandan recursos que están en la Patagonia: agua, aire, tierras que no están pobladas y minerales”.
Lorena es miembro de la Lof Mariano Epulef, del paraje Anecón Chico, Río Negro, emplazado a 120 kilómetros al este de San Carlos de Bariloche. “En la zona de mi comunidad hay proyectos de extracción de oro, uranio, plata; como en otras regiones de la meseta también las hay de litio. Y como sucede en Catamarca, San Juan, en tantas otras provincias de la Argentina y en América Latina.
El extractivismo sin el racismo, sin la estigmatización de las poblaciones que se oponen a ese modelo, no es viable”.
Ahí, la también integrante de la Red de Investigadorxs en Genocidio y Política Indígena en Argentina verbaliza otro eje insoslayable: el racismo. “Acá somos los mapuche, pero en otras regiones son otros pueblos indígenas, los campesinos, los ambientalistas, los colectivos que sufren la sanción del poder y que se construyen así como enemigos de la modernidad, del desarrollo; es un cuento repetido. Así como el extractivismo significa la profundización de un modelo neoliberal, también se profundizan las tensiones sociales. O sea, es necesario reforzar el estigma de las poblaciones para que se genere mayor polarización”.
Agrega: “La sociedad en Bariloche siempre fue muy racista. Tiene un modelo local imaginario muy arraigado a la civilización y la barbarie, y a la selección bien fina de qué tipo de migrantes se busca, replicando el modelo hegemónico nacional. Acá el chileno es la peor mierda que hay. Es el migrante menos deseado, porque el deseable responde al ideal europeo civilizado. El modelo extractivista refuerza las desigualdades y también profundiza esos modelos que ya existen. Porque no es de ahora la idea de que el indio es extranjero, peligroso, terrorista; tiene un arraigo histórico. Desde la colonización a esta parte nos moldearon de una manera: hay indígenas y no indígenas, con lo que se potencian las arbitrarias condiciones de identidad que se les asignan a los grupos. Cierra la idea: “Que somos indios salvajes, violentos, atrasados es un discurso re viejo, que hoy se reactiva porque tiene arraigo en el sentido común social, ahora reforzado por el encasillamiento de indio flojo, vago, borracho. Una descripción cercana más a la barbarie que a la civilización, que viene a horadar los cimientos de la Nación. Entonces, para mí lo que está sucediendo con la comunidad Lafken Winkul Mapu condensa todo este escenario, porque en ese territorio hay proyectos inmobiliarios muy grandes”.
TIERRA, AVIONES Y EL GOLF
Las hectáreas desalojadas del territorio ancestral –que habían sido recuperadas por la comunidad en noviembre de 2017, en medio del asesinato de Rafael Nahuel– son alrededor de 30. Lorena compara: “Cualquier persona que transite por Bariloche ve la cantidad de emprendimientos inmobiliarios que hay, uno tras otro, a los cuales ni la clase media argentina puede acceder, porque es económicamente imposible. Sin embargo, los únicos cuestionados somos los indios”.
Profundiza: “Hay un sistema desigual en términos de la distribución de la tierra, que refuerzan los modelos económicos que vienen de larga data. Testaferros, magnates como Joe Lewis que son la cara visible de corporaciones muchísimo más grandes que exceden la imaginación de cualquiera sobre el capital, que mueven en el mundo, y que tienen incidencia política dentro de los gobiernos latinoamericanos. Además, hay un modelo de Estado que en sus discursos habla del cuidado del ambiente y en la práctica no es así”.
La Lof desalojada está dentro del territorio enmarcado como Parque Nacional Nahuel Huapi, cuyo intendente, Horacio Paradela, aún no accedió al pedido de entrevista realizado por MU en noviembre pasado. Lorena sí prefiere hablar: “Nos venden que están preservando el medioambiente a través de los Parques Nacionales cuando vemos a diario la cantidad de emprendimientos turísticos que dentro de los Parques violan permanentemente cualquier tipo de preservación, porque extraen material, talan bosques, contaminan el lago, no tienen un cuidado armonioso con la naturaleza. El bosque nativo está lleno de hosterías, hoteles, cuartos privados, helipuertos, miles de hectáreas en manos extranjeras donde en áreas de frontera no debería suceder… pero después los extranjeros somos nosotros. Los que venimos a degradar la soberanía somos nosotros, no las corporaciones ni las sociedades anónimas. Acá hay gente que viene de sus países de origen a pasar algunas horas una vez al año, y hay comunidades que fueron desplazadas de esos lugares para que pudieran hacerse campos de golf”.
Para ejemplo, un caso testigo: “Mientras estaban desalojando la comunidad, llegó un mega avión con el emir de Qatar, que tiene tierras en la naciente del río Chubut, cuando las nacientes de agua son del pueblo argentino, según rige en la Constitución Nacional. Pero lo cierto es que si querés entrar a la naciente, no podés. Entonces, ¿la soberanía la violan los mapuche?”
Lorena está sentada sobre la arena, repleta de piedritas. Delante, el esplendoroso Nahuel Huapi. Detrás, un edificio. Se da vuelta, lo señala y parece hablarle: “Este mega edificio no son módulos habitacionales, sino turísticos. Hace seis años había familias campesinas que habían venido a Bariloche buscando otra oportunidad económica de vida y andá a saber dónde fueron a parar tras ser desalojadas. Esto pasa todo el tiempo y nadie lo desnaturaliza. Un caso similar es la comunidad Lafken Winkul Mapu, formada por gente que se fue de Bariloche y que era la clase, ni siquiera proletaria, sino de lumpenaje para la visión de la sociedad moderna. Fueron a recuperar la tierra y resulta que esa comunidad es la violenta… ¿Y todo este modelo en que se cimienta el turismo patagónico? Por eso no se pueden buscar las explicaciones de lo que está sucediendo con la comunidad solamente en las condiciones coyunturales del presente; hay que buscarlas en términos históricos y dentro de lógicas globales”.
PLAN TRANSNACIONAL
El Pueblo Mapuche es uno solo, tanto en Gulumapu (Chile) como en Puelmapu (Argentina). A todo el territorio ancestral preexistente a ambas naciones se lo denomina Wall Mapu. Al hablar de lo global, Lorena suma complejidad a la situación. Y hace una ligazón indispensable: “A Rafa (Nahuel) lo matan en noviembre de 2017, y en septiembre había venido a Bariloche el subsecretario del Interior de Chile, Mahmud Aleuy, quien coordinaba el permanente estado de excepción que hay en la región de la Araucanía. Allí está nuestra gente luchando contra las forestales, la industria maderera extractivista que es terrible, como la soja en Argentina. Es una máquina de chupar hasta lo más ínfimo que tiene un árbol y destrozarlo en mil partes para vender. Ese tipo se reunió con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y a los muy poquitos días se publicó el informe RAM, que era un chiste, un recorte arbitrario donde se muestran hechos sin demostrar autoría; una payasada. Lo mismo que pasaba en Chile, lo hicieron acá en 2017 y ahora lo volvieron a hacer: armaron fuerzas de seguridad especiales para intervenir, hostigar, violentar a un grupo de gente desarmada que estaba huyendo cerro arriba; inflaron un conflicto e inventaron una imagen, un imaginario, lo mismo que en la Araucanía.
Lamentablemente, la comunidad está siendo utilizada para crear ese imaginario, el encapuchado peligroso, el terrorista, sin ningún elemento contundente”.
Las relaciones no terminan ahí. La organización Consenso Bariloche, constituida por empresarios del poder concentrado, con fuertes vínculos en Juntos por el Cambio y en el gobierno de Río Negro, viene fomentando un clima antimapuche. “En la Araucanía hay un referente que se colocaba en lugar de la víctima del ‘conflicto mapuche’, y eso mismo están haciendo acá, con el empresario Diego Frutos, cercano al PRO. Se trata de la versión bizarra de una película que ya se contó en otro lugar. Este modelo no lo inventó el servicio de inteligencia argentino ni tampoco el chileno; se creó con los pueblos indígenas de Colombia y Ecuador, se importó hacia la Araucanía y ahora lo están llevando a cabo en la Patagonia. Se ve bien cómo funciona en el imaginario social la construcción del enemigo interno a la Nación, un enemigo que además tiene rasgos indígenas. Ese vocero de la Araucanía, que se presenta como víctima del conflicto mapuche, representa un conglomerado de empresarios madereros, que se articularon como empresarios víctimas. Y que no solamente consiguen que haya un estado de militarización permanente en la región, sino que logran que se les bajen los cánones de exportación, que haya ciertas garantías que otros empresarios no tienen; o sea, un montón de beneficios que van ligados a ese mote de víctima a cambio de una serie de cosas. Es un negocio redondo. Entonces, es importante pensar: ¿a quiénes les sirve el conflicto mapuche? Si mataron por la espalda a un pibe de 22 años (Rafael Nahuel) que estaba en un proceso de recuperación de tierras; y al poco tiempo matan a otro pibe jovencito (Elías Garay) y hieren a su compañero (Gonzalo Cabrera) en otro proceso de recuperación; si nosotros tenemos dos muertos y un intento de asesinato, ¿a quién le beneficia ‘el conflicto mapuche’? Si ahora tenemos gente que anda escapando de la represión de las fuerzas federales de seguridad y no podemos acceder al rewe, ¿a quién le beneficia el ‘conflicto mapuche’? Cada vez que se activa la idea del fantasma del terrorismo mapuche, de la violencia y qué sé yo cuánto, nosotros vemos retroceder nuestros derechos. Entonces insisto con esta pregunta: ¿a quién le sirve el ‘conflicto mapuche’? A nosotros, seguro que no.
INSUMOS INDÍGENAS
Además del empresariado, ¿quiénes son los accionistas de ese “negocio redondo”? ¿Quiénes son los cómplices, por acción u omisión? Lorena amplía el mapa: “Se alimenta de una maquinaria de propaganda muy importante. Sin los medios de comunicación hegemónicos esto no funcionaría, son parte esencial. El Grupo Clarín tiene sus articuladores locales, como Bariloche 2000 y El cordillerano, que son los diarios que leen mis vecinas. También tiene Canal 6, que es el único de aire que hay acá. Ellos son los responsables de la construcción de una imagen, de la cara tapada, vestido con ropa oscura como símbolo del extremismo mapuche. Es la misma imagen que utilizan en Chile, es la misma imagen que utilizaron en Colombia; ni siquiera renuevan el vestuario”.
¿Qué otros actores son insoslayables?
Si esta serie de emprendimientos inmobiliarios se sigue haciendo, así como la persecución a nuestro pueblo, es porque hay leyes que les aseguran la impunidad. Hay un Estado que no solo no devuelve las tierras que nos robaron, sino ni siquiera la pequeña parte que estamos demandando, y que calan en lo más hondo de la espiritualidad mapuche, que es un pueblo que se está re armando, que viene de un proceso de genocidio. ¿La respuesta son balas? ¿En serio? ¿Balas en vez de una política de reparación a largo plazo? Es grave lo que está pasando y la decisión política debe estar enmarcada dentro de la retórica de memoria, verdad y justicia que a este país tanto le costó conseguir. Muchas de esas personas víctimas del terrorismo de Estado están en el poder ahora, tienen lugares de decisión. No estamos pidiendo que se entienda una historia ilegible, incomprensible. No. Acá hay suficiente proceso de movilización política, social y de plasmar en políticas reales el proceso de reparación de la dictadura que pueden servir como insumos para asimilar las demandas indígenas.
¿Qué se reclama con el lema Memoria, Verdad y Justicia?
Se pide la reparación al genocidio de los indígenas y políticas concretas como la restitución del rewe (altar donde la Machi, autoridad ancestral mapuche, puede ver enfermedades y tratarlas). Reconocer que hubo un genocidio no solo sirve para que la historia no se repita, sino porque hay consecuencias y efectos bien concretos. Ese genocidio no incide solo para los pueblos originarios, sino para el conjunto de la sociedad, porque nadie acá se puede comprar un lote de tierra si no tenés un ingreso exorbitante en dólares. Entonces, parte de la desigualdad estructural del genocidio tiene que ver con quién puede y quién no acceder a la tierra que nos robaron a nosotros.
En cuanto a la decisión política, Lorena Cañuqueo describe un laberinto que parece no tener salida: “A la decisión política no puede acceder cualquiera; sus marcos son sumamente elitistas y eso tiene un origen. No hay que olvidar que la Conquista del Desierto no solamente significó la anexión de la Patagonia a lo que todavía no era Estado argentino, sino que creó un modelo económico profundamente extractivista. Y cuando se quiso hacer una reforma al impuesto sojero este país colapsó por impulso de la Sociedad Rural. Cada vez que la sociedad argentina se cuestiona los modelos, se les saltan los tapones a los dueños reales del país”.
¿Cuál creés que es el rol del Pueblo Mapuche, en este contexto y pensando a futuro?
Seguir tensionando a partir de nuestra sola existencia y la enunciación del proceso histórico, visibilizando los orígenes de una sociedad profundamente desigual. Porque si la gente común empieza a entender que hay condiciones estructurales de su vida cotidiana, falta de acceso a derechos que tienen relación directa con el despojo a los pueblos indígenas, ya está: ahí se jodió al actual modelo y podremos vivir mejor.
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Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.
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