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Lucía Pérez: un mural para una nueva justicia

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El primero de una serie de murales que se pintarán en Mar del Plata para recordar a Lucía Pérez y reclamar justicia por su femicidio quedó inaugurado en la escuela a la que iba, donde la captaron los tres responsables de su muerte. Toda la comunidad educativa participó y, para Marta y Guillermo, mamá y papá de la joven, fue una forma de sanar junto a jóvenes de 15 a 17 años, la edad de Lucía. Una revelación: les mostraron a la familia cómo guardan intacto el banco donde se sentaba, pintado con mensajes emocionantes. “Hablar con ellos fue acogedor para mi alma, los veo como parte de Lucía, seguro ella estaba ahí con nosotros», dice Marta, que logró con su lucha dar vuelta la impunidad del primer juicio y ahora esperará al 7 de febrero de 2023, día en que iniciará el segundo, pintando murales con la mirada de su hija.

“Estoy segura de que Lucía estaba ahí con nosotros”, dice a lavaca Marta Montero, mamá de la joven marplatense, luego de inaugurar el primero de una serie de murales de la mirada de Lucía en la ciudad. 

A seis años de su atroz femicidio, este primer mural se realizó en la Escuela Secundaria N°3 de Mar del Plata, en la Avenida Juan B. Justo al 700, donde Lucía cursaba quinto año, y frente a donde los femicidas vendían impunemente drogas a les menores. 

Desde lo alto, en la torre del gimnasio de la escuela, su mirada quedó plasmada después de tres jornadas en las que la realización estuvo acompañada de rondas de debate, charlas con les alumnes de los últimos tres años, y pintada de stenciles en remeras y banderas. Marta se tomó sus vacaciones laborales en el hospital público en donde trabaja de enfermera para poder estar cada día de pintada y ritual. 

La escuela tiene tres turnos, 1.000 alumnes en total. El primer día Marta charló con el ciclo superior del turno tarde: “Una charla muy linda, profunda, con mucha atención y respeto”, describe. Quienes querían, además, se llevaban la mirada de Lucía hecha en esténcil en sus remeras o telas para colgar en mochilas. Al día siguiente la charla fue con el turno mañana: “Fue magnífica”, resume. “Consiguieron y trajeron la bandera que los ex compañeros de Lucía le habían hecho, con los colores del reggae que era la música que ella escuchaba. La trajo muy emocionada la hermana de una compañera de Lucía”. Son chicos de 15, 16, 17 años. 

Sigue Marta: “Hablar con ellos fue acogedor para mi alma, los veo como parte de Lucía, seguro ella estaba ahí con nosotros. Estoy segura de que este fue el momento de hacer el mural, ni ayer, ni mañana, las cosas son cuando deben ser, estos fueron los tiempos de Lucía”.  

Marta y Guillermo Pérez, papá de Lucía, se encontraron además con el banco donde su hija se sentaba en la escuela y que había sido intervenido por sus compañeros y compañeras, y guardado intacto. “Nunca lo habíamos visto. Está todo intervenido por los chicos, pintado con los colores que le gustaban a Lucía, se guardó en la dirección. Es como una reliquia ese banco, con mensajes que los chicos le han dejado. Mensajes de adolescentes, cosas lindas para ella”. 

Lucía Pérez: un mural para una nueva justicia
Fotos: Denise Sartal para lavaca

En el banco, entre firmas y corazones, se lee: 

  • “Me gustaría volverte a encontrar”
  • “Lucía, que Dios te tenga en su gloria”
  • “Tu ausencia se hará presencia en nuestro corazón”
  • “En nuestra mente y corazón siempre estará con nosotros”
  • “Otro angel en el cielo”
  • “Siempre presente”

Al día siguiente se hizo la inauguración con la familia y toda la comunidad educativa, funcionarias provinciales y locales del Ministerio de las Mujeres bonaerense, y de la cartera de educación. Acompañaron también otras familias de víctimas de femicidios, como Blanca, la mamá de Agustina Fredes, y Ana Soto, mamá de Analía Aros. Dice Marta: “Fue muy importante que estén porque esta lucha la tenemos juntas, por nuestras hijas, y para que no le pase a nadie más”. 

Camino a un nuevo juicio

Lucía Pérez tenía 16 años cuando el 8 de octubre de 2016 Matías Farías, 23 años, y Juan Pablo Offidani, 41 años, la llevaron a la sala de salud de Playa Serena: llegó muerta.

Un día después los apresaron. El tercer detenido fue Alejandro Maciel, 61 años, acusado de encubrimiento agravado por ayudar al lavado del cuerpo muerto.

En el juicio oral, Farías y Offidani fueron condenados a ocho años de prisión y a pagar una multa de 135 mil pesos por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. Desde entonces están detenidos. Maciel fue sobreseído. 

Ninguno de los tres fue condenado por el femicidio de Lucía por los jueces Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Mar del Plata. La familia apeló ese fallo y en agosto del 2020 la Sala IV de la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires resolvió anularlo. Pidió entonces que se haga un nuevo juicio por el femicidio y confirmó la condena por la venta de drogas.

El nuevo juicio iniciará el 7 de febrero de 2023. 

Está previsto que dure 15 audiencias, 15 días hábiles. 

Cierra Marta: “En este momento, seis años despues del asesinato, es muy importante que el mural haya sido plasmado en la escuela que captaron a Lucía, porque yo y mi marido confiamos en esa escuela, no en otra, y no eran tan confiable, como todas las de Mar del Plata. Fue importante poder hacer este mural y las charlas, porque la palabra es lo que nos abre la cabeza, nos une, nos ayuda. Estamos en las puertas de un nuevo juicio, en el primero no se quiso ver el femicidio, pero en el segundo se va a tener que ver”. 

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Oraciones, entre la cruz y la raya: un ritual para presentar el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez

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Este domingo 16 de noviembre presentamos el nuevo libro del Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez, editado por lavaca, con una perfomance conmovedora: Oraciones, entre la cruz y la raya fue una obra de teatro danza basada en los ejes teóricos de Femicidios, narcotráfico y Estado. La puesta transformó en lenguaje poético, corporal y musical una realidad que duele y mata, de la mano de talentosas artistas.

Oraciones, entre la cruz y la raya: un ritual para presentar el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez

Familias sobrevivientes de femicidios, con el libro del cual son parte: el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez.

Oraciones, entre la cruz y la raya: así se llamó la presentación performática del nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez editado por lavaca y titulado Femicidios, narcotráfico y Estado.

La obra de teatro y danza indagó en los mecanismos que operan sobre los cuerpos y los territorios desde una dramaturgia que combinó texto, movimiento y música. El resultado fue una experiencia que funcionó tanto como obra artística como herramienta para hacer sentir, colectivamente, de qué hablamos cuando hablamos de femicidios.

La obra fue ideada y escrita por Claudia Acuña, también responsable de la dirección general del Observatorio Lucía Pérez. En escena, Oraciones desplegó el trabajo de las intérpretes Julieta Costa, Lola Dominguez Hayes, Lucía Harismendy, Pia Leone, Luca y Juana Torras, quienes construyeron una trama sensible entre la fragilidad y la fortaleza. La música en vivo, a cargo de Santiago Torricelli en piano, aportó un pulso emocional que atravesó toda la pieza.

El diseño sonoro siguió de la mano de Pía Leone, junto con la operación técnica de Teo Escobar y Lucas Pedulla. Y el diseño gráfico estuvo a cargo de Jonatan Ramborger (autor, también, de la tapa del libro) y Julie August.

La puesta en escena fue realizada por Julieta Costa, mientras que la dirección coreográfica estuvo a cargo de la reconocida directora y coreógrafa Carla Rímola.

Oraciones dejó en quienes asistieron la certeza de que el arte no sólo puede denunciar lo que duele, sino también abrir caminos para imaginar otras formas de vida y de cuidado.

Y también, otras formas de presentar un libro.

El Observatorio y su libro

El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de análisis, debate y acción creada por lavaca.org con el objetivo de profundizar el trabajo sobre formas de prevención y erradicación de la violencia patriarcal.  

Cada día un equipo conformado por Claudia Acuña, Amalia Etchesuri, Anabella Arrascaeta y Pablo Lozano actualiza 12 padrones de manera autogestiva, datos que sumados al seguimiento de lo publicado en medios de todo el país son luego chequeados y precisados con fuentes judiciales y periodísticas. Se trata del único registro público del país, lo cual quiere decir que pueden consultarse las fuentes de cada dato.

Cada mes el Observatorio realiza un resumen de este diagnóstico junto a víctimas y familias sobrevivientes de femicidios. El resultado es el informe mensual que se difunde a través de organizaciones sociales y referentes de la política y la cultura que intenta pensar, más allá de las cifras, la radiografía social y política de esta violencia.

Femicidios, narcotráfico y Estado reúne ahora y por primera vez los distintos informes, investigaciones y acciones del Observatorio Lucía Pérez. Es un material que indaga a través de la articulación de textos teóricos y reportajes periodísticos las vinculaciones entre lo narco, la violencia machista, los femicidios y el rol del Estado en la trama de la impunidad.

Todo eso quedó plasmado en esta presentación-ritual colectivo para empezar a sanar una realidad que duele, y organizar la realidad que viene: aquella que queremos, deseamos y nos merecemos.

Si querés el libro escribinos al teléfono que figura en este link, y suscribite para apoyar todo lo que hacemos:

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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños 

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El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.

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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

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Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Por Claudia Acuña

El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y  familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación:  es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.

Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.

¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.

A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.

Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.

El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.

Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.

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