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Maldita impunidad: Un desastre previsible. Carta de los padres de Lucas
“Es responsabilidad de alguien que las cosas funcionen como se debe y no de la forma calamitosa en que se les permite. ¡Vamos a encontrar a ese alguien! Pasan los años y pareciera que podemos aprender solo a base de muertes, y hoy se sigue viajando en los mismos trenes de paupérrima seguridad como si nada hubiese pasado”, escribieron en una Carta Abierta los familiares de Lucas Menghini Rey, con el dolor convertido, una vez más, en lucidez. Una lectura imprescindible. Este es el texto completo.
[audio:https://www.archive.org/download/TragediaEnOnce/trenes-once.mp3]
“Debido a la tragedia ocurrida el miércoles 22, y a todo lo vivido desde ese instante hasta el día de hoy, sentimos la necesidad de hacer conocer a todas las personas que nos acompañaron y nos acompañan, cuáles son los sentimientos que nos invaden, cuáles son las certezas con las que contamos, cuáles son las dudas que se nos generan y cuáles son las respuestas que tenemos para cada una de las personas, que de una manera u otra han cruzado nuestro triste y terrible itinerario de estos días.
Por su magnitud, consideramos el hecho ocurrido como un desastre previsible y no como un accidente, considerando que se elige dicho término para eludir responsabilidades.
Obviamente, sabemos que hay responsables de lo ocurrido y sabemos que hay quienes tienen la obligación de encontrarlos. Estaremos siguiendo cada uno de los pasos hasta que tengamos una respuesta contundente, con nombres y apellidos. Y seremos también quienes estemos en la primera línea pidiendo que cumplan con la sanción que merezcan.
A estos pocos miserables, se les paran de frente las miles de personas que han estado con nosotros desde el miércoles a las 8:35 de la mañana.
Junto a nosotros, a Lara, a Paz, a Romina, a sus abuelos, tíos, primos y a la gran familia de Lucas han estado muchas personas a las que queremos expresar el agradecimiento desde lo más profundo de nuestro corazón.
Muy especialmente a todos nuestros amigos y compañeros.
Para los amigos de Lucas queremos dedicar un párrafo aparte.
Chicos: hemos visto y sentido en cada uno de ustedes a nuestro hijo. Con la misma polenta para cambiar las cosas, con la misma nobleza para enfrentar las injusticias, con una entrega desinteresada que debiera ser ejemplo para muchos mayores, con la misma rebeldía que no significa violencia sino todo lo contrario, en una sociedad que traga porquerías sin masticar. Como diría el Chimu, no se dejen engañar nunca por las “informaciones falsas que empañan la visión, son de madera noble, de roble es su corazón”.
En las antipodas de estos seres maravillosos se encuentran quienes usaron nuestro reclamo y nuestro dolor. Los que enviaron mensajes mentirosos, crueles o perversos, los que pretendieron usar políticamente, y con declaraciones altisonantes esta tragedia, y los que el viernes invadieron la estación de Once pretendiendo mezclar nuestras desesperantes horas con su miseria política, con una violencia que no tiene nada que ver con nosotros, y mucho menos, con nuestro adorado Chimu. Sepan que su actitud fue despreciable . Maldita es la impunidad, tan maldita como los que usan el dolor ajeno. Nuestra solidaridad a los familiares de las víctimas de Cromañon, que se acercaron a nosotros sin ninguna otra intención que apoyarnos.
A los medios de comunicación quiero hablarles como papá de Lucas, pero también como compañero. Estuvieron siempre para lo que quisiéramos desde el momento que lo solicitamos, dándonos espacio a toda hora y en todo lugar. Y eso fue muy importante para nosotros, así como lo es su presencia hoy. Les agradecemos haber respetado nuestro pedido para la ceremonia del sábado, en que celebramos la vida de Lucas. También hoy les agradecemos dejar las preguntas para otro momento. Pero deberemos pensar alguna vez, lo antes posible, que ninguna imagen, ningún sonido, ninguna supuesta primicia pueden violentar el derecho básico a la intimidad de las personas como nos paso el viernes a la tarde, cuando anunciaron la muerte de nuestro hijo sin que nosotros tuviésemos la confirmación oficial. Después me esperaron en la morgue. Nunca más puede ser visualmente atractivo para nadie ver la imagen de un padre entrando allí a reconocer el cuerpo de su hijo. La obligación de imponer un cambio es nuestra, como trabajadores de prensa, pero sobre todo como seres humanos, que es una instancia superior a cualquier trabajo.
Gabriel, (te llamé dos veces y no demoraste un minuto en atenderme),estamos infinitamente agradecidos por tu gesto, vos sabes quién sos y quienes te lo estamos diciendo. No importa cuál fue el resultado, nosotros te agradecemos tu valentía y tu corazón.
Nuestro reconocimiento también va para todos los funcionarios y profesionales de distintas áreas que, cumpliendo con su tarea, nos brindaron también todo su afecto y contención, demostrando que un trabajo o un cargo pueden ser mucho mas que una obligación diaria de servicio, cuando se es gente de bien.
Un enorme gracias por los miles de llamados y mensajes de gente como nosotros, de todo el país que nos brindaron aliento, pistas, ideas, que nos ofrecieron ayuda de todo tipo, desde lo material, hasta lo espiritual, con la única intención de ayudarnos. A las personas que sufrieron cada instante de la búsqueda de Lucas y que sintieron empatía con nosotros, sólo nos queda agradecerles infinita y eternamente.
Será la investigación la que determine las causas de esta tragedia, que no puede ser sólo una, sino varias y concurrentes. De la misma manera, se deberá encontrar a todos los responsables políticos y operativos de los casi 700 heridos y los 51 muertos.
A pocas horas de la tragedia, como muchos otros, nos encontramos recorriendo los diversos hospitales de la ciudad de Buenos Aires. Fuimos a cada uno de ellos en varias oportunidades. También, buscamos a Lucas en hospitales de la Provincia de Buenos Aires, y en Clínicas Privadas. En todo momento nos aseguraron que los muertos (identificados o no) eran cincuenta.
Al final del día miércoles y ante la falta de resultado en los hospitales, decidimos acercarnos a la morgue para descartar que alguno de los cuerpos no identificados fuera el de Lucas.
Después de pasar por esos terribles momentos, sintiendo que podría haber sido con mayor cuidado y respeto, desechamos la posibilidad de que nuestro hijo formara parte de quienes perdieron su vida. Esto nos hizo reanudar la búsqueda, que ya a esta altura se había convertido en frenética y desesperada, solos aún.
A medida que se nos fueron acabando los recursos, ante el paso del tiempo y la angustia creciente, que se alimentaba con la certeza de que Lucas estaba con vida, exigimos ayuda institucional y sólo así empezamos a recibirla, cuando el sentido común indica que cualquier persona en nuestra situación debe ser asistido y guiado desde un primer momento por el Estado sin mediar pedido alguno.
A esa altura ya habían pasado más de 30 horas sin saber donde estaba el Chimu.
No vamos a abandonar nuestra lucha hasta encontrar a quienes nos hicieron buscar desesperadamente a nuestro hijo, durante tanto tiempo, creyendo en su palabra de que no había ni un muerto más.
Estas personas tienen cargo, nombre, y obligaciones para con los ciudadanos que debieran proteger. Queremos encontrarlas, que nos miren a los ojos y nos digan por qué y cómo fue que no recorrieron exhaustivamente desde el primer momento, cada centímetro de la formación. Pregunto: ¿no alcanzaban los recursos humanos para cubrir ocho vagones?¿ O sólo fue negligencia, soberbia, incompetencia, o puja de poderes entre diferentes jurisdicciones en las cuales quedamos atrapados los ciudadanos comunes?
No seremos nosotros quienes las encuentren, ni ninguno de los miles de argentinos que sufren todos los días la desinversión y la falta de control de los servicios de transportes que obligatoriamente deben usar los trabajadores de este país. Nunca ningún usuario puede ser culpable de lo que le suceda en la utilización, sin otra opción, de transportes saturados y sin mantenimiento adecuado.
Es una necesidad mía, como mamá de Lucas, y en la cual me acompañan el papá y el resto de la familia, expresar mi más enérgico repudio al comunicado emitido por el Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por la Dra. Nilda Garré en el cual se deja entrever la posibilidad de que Lucas tenga la responsabilidad sobre lo sucedido.
Dice el comunicado: “se identificó que el cuerpo de Menghini Rey se encontraba dentro de la cabina de conducción del motorman del cuarto vagón, lugar vedado a los pasajeros, que se hallaba en desuso y sin comunicación con el interior del mismo por hallarse las puertas clausuradas.”
Todos nosotros como usuarios del ferrocarril Sarmiento sabemos que en un vagón abarrotado, en el que es no se puede entrar, cada uno se acomoda donde y como puede. Esta posibilidad desaparece cuando un lugar es de acceso imposible.
Tratar de convertir a la víctima en culpable es un recurso vil, bajo, bastardo y canalla , esgrimido por quienes no tienen ni un solo argumento válido que avalen su accionar, que merece el máximo rechazo de cada uno de nosotros.
LUCAS NO MURIO POR VIAJAR DONDE VIAJO.
LUCAS, AL IGUAL QUE LAS OTRAS 50 VICTIMAS, MURIO PORQUE EL TREN NO FRENÓ Y CHOCO CONTRA LA ESTACION DE ONCE, POR ERRORES Y DEFECTOS EVITABLES.
La responsabilidad sobre la seguridad en el transporte público no es de los usuarios sino de las empresas, es sobre ellas donde recae la responsabilidad de impedir por todos los medios el acceso a los lugares vedados a los pasajeros, ya sea por sus puertas, sus ventanas o cualquier otro lugar.
Y es responsabilidad de alguien que las cosas funcionen como se debe y no de la forma calamitosa en que se les permite. ¡Vamos a encontrar a ese alguien!. Pasan los años y pareciera que podemos aprender solo a base de muertes, y hoy se sigue viajando en los mismos trenes de paupérrima seguridad como si nada hubiese pasado.
La fuerza que tuvo Lucas en cada día de sus 20 años va a estar siempre sosteniéndonos para que como él lo hubiera hecho encontremos la justicia que nos merecemos. En su nombre, todos los que aquí estamos tenemos la obligación de velar por los derechos de Guadalupe Paz, puesto que su papá ya no puede hacerlo. Lucas nos dejó la misión de cuidar de su más preciado tesoro y esa responsabilidad es la que nos mantendrá el tiempo que sea necesario, luchando sin claudicar hasta conseguir nuestro objetivo, sin corrernos ni medio milímetro de él, y hasta que los culpables respondan por el daño causado a las familias de tanta víctima innecesaria.
Lucas llego a nuestras vidas cuando el quiso para hacer lo que quiso. Asi lo criamos, como a nuestra amadísima hija Lara. Para ser libres. Nos dejo frases como esta: “No llores mas, vos por mi no sufras, tenes que aprender a caminar”. Nos queda su vida hecha música, la música hecha tripas, las tripas hechas poesía, la poesía hecha sueños. Logró que muchos de nosotros, los que lo vimos crecer hasta hacerse hombre, dejáramos de lado nuestros propios egoísmos y nos unamos, para y por él, y que sea, de hoy y en adelante, por y para nosotros, haciéndonos mejores personas.
Y en vez de enseñarle nosotros a él, nos dio una gran lección. Nos enseñó que todos somos más cuando nos agarramos, cuando nos sostenemos, cuando nos acompañamos. Y desde el miércoles, y para siempre ése es su legado.
A alguien como él no se lo extraña. Porque está cada minuto de cada día, en cada uno de nosotros. Ese es su último regalo. Nos dejó a Paz, nos dejó en paz y dejó paz infinita. Disfrutemoslás.
JUSTICIA PARA LUCAS,
JUSTICIA PARA CADA UNA DE LAS VICTIMAS DE LA NEGLIGENCIA Y LA MENTIRA.
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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