#NiUnaMás
#NiUnaMenos en México: 40 ciudades contra la violencia machista
Miles de mujeres marcharon en todo México contra el acoso y la violencia machista reclamando justicia por los casos de femicidios impunes. El rol de las redes sociales y todo lo que gritó la calle. Otra crónica de Eliana Gilet.
Miles de mujeres marcharon en todo México contra el acoso y la violencia machista reclamando justicia por los casos de femicidios impunes. El rol de las redes sociales y todo lo que gritó la calle. Otra crónica de Eliana Gilet.
Las chicas están contentas y también sorprendidas. La Marcha contra las violencias machistas tuvo su réplica y sus ediciones en más de 40 ciudades mexicanas. En Guadalajara, en Aguas Calientes, en Nayarit y en Ciudad Juárez la lectura es común pero presenta algunos matices. Desinformémonos conversó con mujeres de estas ciudades quienes, con distintos bagajes, participaron de la organización de las marchas en sus localidades.
Una misma pregunta se les trasladó a todas: ¿a quién estuvo dirigido el reclamo? ¿A los hombres para que paren con la violencia o a las mujeres para que se levanten porque ya no están solas?
Nacori, desde ciudad Juárez, cuenta que sienten que cumplieron con el objetivo. En la convocatoria a una movilización nacional, Ciudad Juárez, ícono de las movilizaciones en contra de los feminicidios desde la década del 90, no podía faltar.
Sin embargo, no había habido, desde hace buen tiempo, una manifestación de las dimensiones que tuvo las del domingo 24 de abril.
Y el crecimiento se dio con las que se acercaron solitas, esas a las que nunca se las había visto en las calles.
“Si tuviéramos que definirlas, serían mujeres solteras, en el entorno de los 30 años, trabajadoras o estudiantes avanzadas – sigue Nacori-, que no necesariamente pasaron por situaciones extremas de violencia, pero que sintieron la necesidad de estar en la calle, apoyando a las que sí, manifestándose. Una de las consignas de la marcha ‘Si tocan a una, respondemos todas’ se hizo realmente palpable”.
La idea de la marcha partió de una chica de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas, a partir de un comentario publicado en una red social. La violencia avanza, debemos hacer una marcha nacional, fue el reclamo de la compañera. Ese grito replicó en el norte y poco a poco fue tomando cuerpo. “Ya estamos muy cansadas de toda la violencia a la que estamos acostumbrándonos demasiado. Al punto de que a veces no nos damos cuenta que estamos siendo agredidas”.
La red que se armó para la organización de la marcha fijó algunas formas para organizarse. Para participar, se solicitaba que las mujeres, aunque fueran parte de algún colectivo, lo hicieran a título personal, que hablaran por ellas mismas, por su propio deseo de manifestarse y no por estar mandatadas por ningún colectivo. Esa fue la tónica de la participación en las cuatro ciudades mencionadas más arriba y es algo que todas insisten en destacar.
“La tarea nos acercó mucho», dice otra mujer. «Personalmente nunca había participado en la organización de una marcha como esta y fue muy enriquecedor. Disparó además una serie de debates y reflexiones en conjunto, que pusieran en común el sentir de todas y cada una, desde una óptica personal y no ‘organizacional’”
A quién le hablan
¿A quién le hablaba la marcha de Juárez? “Sí pensamos que el reclamo debía hacerse hacia los hombres y no hacia el gobierno, hacia los ‘machos’ para no herir las nuevas masculinidades. Era una exigencia a los machos violentos de que haya un alto masivo a las agresiones. A la vez, era un acto de sororidad entre mujeres, con las compañeras que fueron violentadas. Aquí estoy y ante lo que pase, voy a poner el cuerpo por tí y eso implica que tú también lo harás por mi. Necesitamos ser nosotras mismas las que digamos qué nos duele».
Para Citali, en Guadalajara, también fue una marcha exitosa. “Comenzamos a organizarnos desde las amistad, desde el acompañamiento en situaciones difíciles. Fue algo muy orgánico y creo que por eso muy valioso. Hubo un vínculo muy fuerte, una conexión entre todas. Ya veníamos vinculadas por medio de las redes sociales quienes organizamos, pero era momento de proyectarlo hacia afuera».
En Guadalajara, el mensaje fuerte fue también el “no estamos solas” y también contó con la participación de mucha gente que nunca se había organizado y que sí había querido expresarse.
El problema fue con algunas organizaciones e integrantes de partidos políticos que quisieron capitalizar esa necesidad de salir a las calles de las mujeres para su propio beneficio. Sin embargo, desde la coordinación nacional de la red, se había explicitado que toda participación se haría a título personal, que ningún colectivo, ni siquiera feminista, pondría su distintivo en las convocatorias y en la movilización. Pero sí tuvieron que bajar algunos carteles que no habían respetado ese acuerdo.
En Guanajuato la actividad duró todo el día: una marcha extensa y luego una jornada cultural en la tarde, con todo tipo de actividades.
“Es una lucha por visibilizarnos como mujer, como causa en sí misma», dice Citali. «Sobre todo, frente al proteccionismo y la verticalidad que vivimos en la cotidiana. Eso hay que cuestionarlo. No sólo es un patriarcado que sostiene que los hombres van arriba, también es un capitalismo que pone arriba a los partidos, es la misma lógica”.
Citali brinda una imagen potente para explicar qué fue lo que se empezó a gestar, en todo México, desde el domingo: “Funcionamos a ensayo y error, como los hombres, que desde niños tienen la chance de jugar y ensuciarse y gritar. Estamos tomando la batuta del ensayo y el error y la respuestas son orgánicas, buscando las maneras que mejor nos vayan».
La forma orgánica que han desarrollado es una red horizontal y que busca el consenso para tomar decisiones. Donde cada mujer participa a título personal.
“La marcha fue un aviso de nuestro intento por organizarnos horizontalmente y desde lo personal. Ese fue el primer mensaje: que estamos, que una vez que nos paramos y nos vemos de frente, es el primer momento en que somos mujeres, poniendo el cuerpo”.
La red y las redes
Explican que la difusión por medio de las redes sociales fue clave y que se logró, incluso, establecer algunas consignas como #VivasNosQueremos y #MiPrimerAcoso, como medios que contribuyen a visibilizar las violencias y los abusos.
“Estas dos cosas fueron un mensaje hacia los hombres. También uno a las instituciones y partidos que hablan desde la legalidad y la verticalidad que no habíamos contemplado cuando nos planteamos cómo funcionar. Como si ellos hubieran acaparado la defensa de los derechos y la potestad de la representación. Cada una se puede representar a sí misma, no necesita de más nadie. En la línea de la lucha feminista que sostiene que lo personal es político».
En Nayarit, un estado pequeño, la convocatoria llegó a unas 200 mujeres. Pero hay que tener en mente la casi nula participación política de los habitantes de ese Estado, como una apatía generalizada que los mantiene inmóviles.
Lizette lo explica: “Puede no parecer mucho, pero nunca se había hecho algo así. La gente no suele salir a manifestarse y respondió muy bien».
En Nayarit sí hubo una serie de denuncias puntuales:
por la tipificación del delito de feminicidio y los casos, muy violentos, que continúan en la impunidad y sin resolver; particularmente contra Hilario Ramírez Villanueva, presidente munipal de San Blas, consuetudinario patriarca, que sistemáticamente apela a la imagen de la mujer objeto. Pero no sólo eso, en Nayarit las mujeres marchantes también reclamaron por el respeto a los pueblos originarios y en contra de la explotación y venta de los recursos y tierras sagradas de los wiráricas.
“Nosotras nos enfocamos en enviar un mensaje a las mujeres, a que se levanten. Que identifiquen las violencias que sufren y perpetúan. Que sepan que estamos unidas y que ya no hay que normalizar ciertas cosas que se viven. También, que nosotras mismas tenemos muchas cosas que soltar, que arrastramos y no nos damos cuenta, como cuando emitimos un juicio de valor hacia otra compañera, o en temas como la diversidad sexual, donde lo clave es que podemos elegir».
En Aguas Calientes la movilización fue impactante. La marcha contra las violencias atravesó la feria de San Marcos, uno de los eventos en donde la violencia es norma, con sus plazas de toros y sus riñas de gallos como principal atracción. “En esta feria es común que los puestos que venden alcohol, por ejemplo, usen a las mujeres como objetos sexuales. Sin embargo, nosotras no los atacamos, mantuvimos las consignas consensuadas con el resto de las movilizaciones nacionales, muy apegadas al motivo de la marcha, pero no específicas contra la feria».
Explicó que unas 500 personas se movilizaron en esa localidad del centro del país, de la que participaron activistas de todo tipo, pero también señoras amas de casa, trabajadoras, las mujeres que pueblan las maquilas, muchas jóvenes, incluso, algunas transeúntes. “Fue impactante ver cómo mujeres que iban con su familia hacia la Feria de San Marcos, se paraban frente a nuestros carteles, afuera dela plaza de toros y decidían quedarse. Se sintieron identificadas. Y es que muchas mujeres se sienten interpeladas ante los carteles que denuncian la violencia porque la viven».
Pedir Justicia
En Aguas Calientes también se discutió acerca de hacia quién se dirigen estos esfuerzos por hacerse visibles. “En nuestro caso, lo hicimos en dos ejes. Por un lado, hacia las instituciones de justicia, por algunos casos concretos. Por ejemplo pedimos justicia por los feminicidios de Andrea y Katy, que fueron asesinadas por los mismos hombres. A Andrea la mató su ex-novio con ayuda de un amigo y luego el amigo quiso matar el mismo, y buscaron a otra chica, esa fue Katy. Ambos están impunes».
También por el estado de salud de una mujer presa en el penal de Aguas Calientes que fue trasladada sin garantías a otro penal en Morelos, y por el avance en la búsqueda de 3 mujeres, que hace 8 meses que están desaparecidas.
“Por otro lado, el mensaje fue hacia nosotras mismas, que nos vamos a cuidar entre nosotras y vamos a responder a todas las agresiones. No estamos solas”.
Daliha sí quiso manifestarse en relación a dos hechos que sucedieron en la gran marcha que llegó a la Ciudad de México:
“Hay muchas razones por las que marchamos con un contingente separatista al frente. Por un lado, para que se vea que esto es algo organizado totalmente por mujeres y cuando un hombre aparece al frente, acapara todos los medios de comunicación. Es curioso ver cómo si una mujer se reconocer feminista se la trata de ‘malcogida’ pero si un hombre se declara feminista se le cantan loas. Por un lado, hay mujeres que fueron agredidas y no confían ya en los hombres, no se sienten seguras. Entre las compañeras también tenemos historias de agresión al participar de grupos mixtos, como cuando formamos parte de Soy 132, que militantes de Morena nos agredían. Hay muchos militantes de partidos y de izquierda que tienen historia de agresión contra mujeres. No es algo nuevo. Queríamos que el mensaje fuera contundente, que somos manada y vamos a defendernos».
Los 43, presentes
El otro punto fue la polémica que se mantiene en redes desde el domingo, por una chica que quiso grafitear el anti-monumento en Reforma a los 43. “Me parece lamentable que un grupo de machos de izquierda estén exhibiendo a esta compañera en redes, atacándola, en un país que se sabe que ser mujer es un peligro. Muestran cómo para ellos, es mucho más importante un monumento de metal, que la vida de una mujer. Su argumento es que cuando el capitalismo caiga, el patriarcado va a caer. Pero esa historia ya la sabemos de memoria y ya estamos hartas que la causa de las mujeres ocupe un lugar secundario en las valoraciones que mandatan los hombres.”
Sobre las agresiones a reporteros en la marcha sostuvo: “Creo que eso se dio porque no respetaron los acuerdos nacionales. No podían entrar al contingente separatista (de puras mujeres) e igual querían hacerlo a fuerza. Eso está teniendo la mayor notoriedad y está logrando desviar el ojo del motivo de la denuncia. No niego que las agresiones hayan existido, pero siempre son casos aislados, anomalías del sistema que en realidad ataca al revés. La excepción está tomando más notoriedad que las denuncias de la violencia sistémica que nos empeñamos en hacer”.
Texto y fotos: Eliana Gilet para Desinformémonos, en convenio con lavaca.org // Marcha #24A en la Ciudad de México
#NiUnaMás
Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?
#NiUnaMás
Un mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Este lunes se está cumpliendo un mes del triple narcofemicidio. La causa que investiga el asesinato de Brenda (20), Morena (20) y Lara (15) tiene nueve personas detenidas y tres prófugas. Una de ellas es Alex Ydone Castillo, acusado de ser el dueño de los 30 kilos de cocaína que habrían sido robados, posible móvil de los brutales asesinatos.
Lo increíble: Castillo estaba preso pero fue excarcelado “por razones humanitarias” durante la pandemia del coronavirus, según lo reveló el periodista de Infobae Federico Fahsbender. En su artículo se detalla que Ydone Castillo había sido detenido en Argentina por una circular roja de Interpol –emitida desde Perú, su país de origen– por “un movimiento de 51 kilos de cocaína”. Fue la Sala II de Casación la que lo excarceló. Desde que quedó en libertad, el gobierno peruano tampoco envió en los plazos pertinentes el pedido formal de extradición. Y siguió libre.
Los otros dos prófugos de la causa del triple narcofemicidio son David González Huamani (“El loco David” o “El Tarta”, por tartamudo) y Manuel Valverde, tío de Tony Janzen Valverde, alias “Pequeño J”, que está detenido en Perú a la espera de un juicio de extradición.
Los narcos robados
A Huamani, Celeste Magalí Guerrero (una de las detenidas que mayor información aportó) lo reconoció dentro de su casa del barrio Villa Vatteone. Fue una de las personas reconocida por tener guantes de látex. Huamani también aparece en la declaración de Víctor Sotacuro, detenido en Villazón, frontera con Bolivia, acusado de manejar el auto de apoyo a la Chevrolet Tracker blanca que levantó a las chicas en las calles de Ciudad Evita el 19 de septiembre. Sotacuro dijo que fue Huamani quien lo contrató para hacer los viajes de esa noche y que le pidió que le llevara ropa para cambiarse. Sotacuro declaró que lo fue a buscar a Varela y lo llevó hasta la 1-11-14, en el Bajo Flores, y dijo que Huamani estaba sucio de barro, al igual que otros dos hombres que se subieron a su auto. La mamá de Morena lo señaló como el que maneja la droga en Las Antenas, un barrio de Lomas del Mirador, y en la Palito, en San Justo, dos localidades de La Matanza.
Según una de las hipótesis de la investigación, los prófugos Castillo, Huamani y Valverde integran la organización cuya droga había sido robada. Sobre ellos pesan órdenes de captura internacional. Esa línea también busca a otros tres sospechosos, todavía no identificados, pero que en el expediente aparecen como “NN Paco”, “NN Nero”, y el “canoso de la Glock”, en referencia al arma que llevaba un hombre que Guerrero ubicó en su casa, bajándose de la camioneta con Pequeño J, en las calles Río Samborombón y Chañar.
Quiénes están en prisión
Hasta el momento las nueve personas detenidas son:
- Daniela Ibarra (19) y Maximiliano Parra (18), quienes encontraron limpiando con lavandina la casa de Varela.
- Celeste Magalí Guerrero (28) que alquilaba la casa. Su declaración aportó múltiples detalles que la justicia debe corroborar. Por un lado, explicó la estructura del clan, con jerarquías divididas en “Abuelos”, “Papás”, “Tíos”, “Pequeños” y “Mulos”, según el orden de importancia en la organización. Según su declaración, Pequeño J, que era presentado como el líder de una banda narco transnacional, en realidad tenía un rol menor, aunque lo ubicó en la escena del crimen. También declaró cómo esa noche fueron a comprar artículos de limpieza y bidones de nafta.
- Miguel Villanueva Silva (25), pareja de Guerrero. A ambos los detuvieron en un hotel alojamiento. Ella declaró que, al llegar a la casa de madrugada, lo vio con la mano ensangrentada y, según dijo, le confesó que había matado a una de las chicas al intentar escaparse. Un kiosquero del barrio de Florencio Varela dijo que Silva había ido a comprar con otro chico y que le dejó una mancha de sangre en la reja del comercio, que su mujer terminó limpiando.
- Ariel Giménez (29), uno de los acusados de cavar la fosa en la casa.
- Víctor Lázaro Sotacuro (41). Al principio se creía que solo era remisero pero, según Guerrero, tiene un lugar importante en la estructura. El hombre declaró que nunca estuvo en la escena, que no era el dueño de la droga robada, que tampoco era el jefe de la banda y que su apodo no era “El Duro”, como había dicho Guerrero. De todas formas, según La Nación, Sotacuro pagaba las cocheras en las que se estacionaban los cuatro vehículos de la banda: la Chevrolet Tracker blanca (que fue incendiada), el Volkswagen Fox blanco que manejó, un Renault 19 gris y un Chevrolet Cruze negro. Sus abogados pidieron un careo con Guerrero por supuestas “contradicciones”.
- Florencia Ibáñez (30), sobrina de Sotacuro, acompañante en el Volkswagen Fox, fue detenida luego de salir de los estudios de A24, donde defendió a su tío y dijo que habían pasado por el recorrido de la Tracker de casualidad. El fiscal Arribas dijo que Ibáñez reconoció que el móvil de los femicidios había sido un robo de un cargamento de droga que pertenecía a su pareja, el prófugo Alex Ydone Castillo.
- Tony Janzen Valverde, alias “Pequeño J”, 20 años. Guerrero lo ubicó en su casa con Sotacuro y el “canoso de la Glock”. También dijo que Pequeño J había llamado a Villanueva para pedirle la casa para una fiesta. Está detenido en el penal de Cañete, en Perú, a la espera de la extradición. La declaración de Guerrero lo rebajó en la estructura: hoy está acusado de organizar dealers. Según la investigación, el abuelo y el papá de Valverde también se dedicaban al negocio narco. Su padre fue asesinado. Una cámara de seguridad ubicó a “Pequeño J” el 6 de septiembre a la salida de un pool de Flores con Lara y otra joven.
- Matías Ozorio (28), ladero de Pequeño J. Su historia es increíble y grafica una época: el periodista Carlos Burgueño contó que el joven tenía un trabajo en relación de dependencia en el Hospital Italiano –obra social, aportes, vacaciones, aguinaldo–, lugar del que se hizo echar, según sus familiares, para cobrar una indemnización que invirtió en el mundo cripto. Entre sus apuestas estuvo $Libra, bendecida por el presidente Javier Milei, cuyo desplome hizo a Ozorio perder todo y pedir un préstamo a un transa. Ya no se despegó de lo narco. Según Guerrero, fue una de las tres personas que cavó los pozos en la casa de Varela. Como Pequeño J, fue detenido en Perú. Guerrero también declaró que Ozorio le traía cocaína en 100 o 120 envoltorios que ella vendía a un valor de $10.000 cada uno.
Vínculo de confianza
Según publicó La Nación, el fiscal Carlos Arribas describió: “Tras producirse la referida sustracción cuyos autores fueran presumiblemente allegados o conocidos las víctimas, fue que mediante maniobras de engaño, y ardides y aprovechándose de su especial condición de vulnerabilidad, integrantes de la organización mencionada precedentemente, en su mayoría de sexo masculino, lograron establecer un vínculo de confianza con las tres jóvenes, por lo que el 19 de septiembre de 2025, a las 21.29, consiguieron las jóvenes abordaran una Chevrolet Tracker blanca con dominio que había sido robado, en la que viajaban al menos tres personas. El vehículo contaba con el apoyo de un Volkswagen Fox blanco en el que circulaban al menos otras dos personas de la organización y de Chevrolet Cruze negro”.
Según las publicaciones, todavía no está claro quiénes integran el grupo que habría robado el cargamento de cocaína. Pero la descripción de la estructura hace presumir que la causa está próxima a pasar a la órbita de la Justicia Federal.
Ya pasó un mes.
Las familias de Brenda, Lara y Morena siguen exigiendo justicia.
#NiUnaMás
Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

Por Evangelina Bucari
Fotos: Carlos Luna @un_chino.of
Azul Mía Natasha Semeñenko soñaba con “ser Azul del todo”. Había iniciado su hormonización, esperaba turno para realizarse una cirugía de modificación corporal y, como escribió su compañera de trabajo y amiga Ivana Meske, “buscó amor en todas sus formas”. “No tuvo una ley de identidad de género que la protegiera en su infancia –recordó–; fue excluida, juzgada, maltratada. Aun así, siempre tejió redes: trabajamos con ella el cambio de DNI, buscó apoyo en el sistema de salud y batalló por operarse. ‘Voy a ser Azul cuando me operen’, solía decir”. No logró cumplir ese sueño porque fue asesinada. A dos días del hallazgo de su cuerpo, la lloran y despiden en el Cementerio Central de la ciudad de Neuquén.

El 25 de septiembre, día de su cumpleaños 49, Azul dejó de responder mensajes. Sus compañeras de trabajo se preocuparon y la buscaron; el Estado no lo hizo tan rápido. Si bien les tomaron la denuncia, la Policía recién publicó la búsqueda el 30, cinco días después. Tras marchas y movilizaciones junto al movimiento trans y feminista para visibilizar su desaparición, tres semanas más tarde, el 15 de octubre a la noche, el Ministerio Público Fiscal neuquino informó la identificación de un cuerpo hallado en un canal de Valentina Norte: era ella, había sido víctima de un transfemicidio. De acuerdo con la autopsia preliminar, sufrió heridas punzocortantes en tórax y brazos y fracturas en la cara. La investigación está ahora a cargo de la fiscal Guadalupe Inaudi.
La vida de Azul no había sido fácil. Como muchas otras chicas trans, su camino estuvo atravesado por diferentes formas de discriminación, violencias y vulneraciones: estaba alejada de su entorno familiar, con quienes no tenía contacto; tiempo atrás había tenido que ejercer el trabajo sexual como forma de subsistencia y, en algún momento, había caído en consumos problemáticos. Por eso, cuando en 2017 entró a trabajar en la Subsecretaría de Niñez y Adolescencia como maestranza, ese espacio y sus compañeras se transformaron en su familia elegida junto a sus amigas trans que la acompañaban en su proceso. Con el cambio de gobierno en 2023, había sido trasladada de área y actualmente trabajaba como auxiliar en el Centro de Atención a las Víctimas de Violencia de Género.

La bandera en la marcha.
Apenas conocida la noticia del transfemicidio, el 16 de octubre hubo una gran marcha y abrazo colectivo. Durante la manifestación, se sumó Marcos, el hermano de Azul, que compartió el dolor de la familia pese a estar distanciados y su pedido de que el caso no quede impune.
En ese encuentro llegó el desahogo y se multiplicaron los recuerdos de quienes compartían los días con ella y la describieron: atenta con todos, llevando siempre “un matecito o café caliente”, preguntando todo el tiempo si alguien necesitaba algo o haciéndose cargo de cubrir tareas si alguien faltaba; una mujer tímida pero alegre, que personalizó su rinconcito en la oficina y que ahora nadie se anima a tocar. “Escuchar los relatos muestra cómo para Azul el trabajo fue un lugar de pertenencia. Fueron las compañeras quienes tomaron la búsqueda desde el primer día”, destacó Mariana Sarin, secretaria de Género de la CTA Autónoma provincial y delegada de ATE.

La presencia mapuche en el acto por Azul.
Cecilia Vacarezza era compañera de Azul desde sus inicios y se habían reencontrado este año en la Dirección Provincial de Protección Integral de las Violencias. La recuerda llegando en bicicleta y siendo de las últimas en irse: “Era querida por todas y todos. Luchó por su identidad, estaba feliz porque podía ser ella misma. Nos arrebataron su vida de una forma brutal”, contó entre sollozos por mensajes de WhatsApp. Muchas no podían ni hablar.
“El primer día que llegó estaba tímida. Le pregunté cómo quería que la llamara y me dijo ‘Azul’. Desde entonces se fue ganando su lugar, con su libertad, su alegría y su forma única de ser”, escribió en redes Rosana Arévalo, otra compañera de trabajo. “Voy a extrañar que camine por los pasillos cantando en inglés –continúo–, que me diga ‘Amore, ¿te traigo algo?’, que me escriba para pedirme ayuda o que me cuente que ya atendió a todos. Voy a extrañar sus stickers, sus audios, su risa pilla, sus mensajes”.

Las voces de ternura y afecto se replican. Carolina Guajardo, exsubsecretaria de Niñez y Adolescencia, fue su jefa: “En su aspecto se notaban las marcas de una vida dura, pero en su actitud siempre fue amorosa y muy atenta”, recuerda. Rememora las charlas que tenían, los consejos que pedía, su deseo de ser “realmente Azul” y lo leal que era. Repite la anécdota del cafecito, y cree que era así porque estaba muy agradecida después de una “vida que le había sido vulnerada millones de veces”.
La violencia avanza
El asesinato de Azul se inscribe en una violencia persistente: desde enero, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 213 femicidios y transfemicidios. La estadística no alcanza para decir quién era, pero explica el miedo y la bronca que se tradujeron en calle. “Somos parte de una marea que dice basta. El Estado es responsable de garantizar la vida y la seguridad de todas”, dice Vacarezza con angustia.
Para quienes reclaman justicia y piden que haya más prevención, la decisión del Gobierno provincial de declarar dos días de duelo en memoria de Azul y disponer banderas a media asta en edificios públicos “no reemplaza la política pública”. “El Gobierno provincial decretó dos días de duelo, pero nadie se comunicó con la familia durante la búsqueda: es un parche en medio de la campaña”, cuestionó Guajardo, que además es parte de la colectiva feminista La Revuelta.

Por su parte, Sarin apuntó al sistema judicial “machista y patriarcal” y a la necesidad de “exigir justicia en la calle”. “Desde las organizaciones denunciamos que la política de odio hacia mujeres y diversidades del gobierno de Milei mata; el desmantelamiento de los servicios de asistencia también mata”, afirmó la referente de la CTA y detalló que Azul es la tercera víctima reconocida de asesinato por violencia de género en la provincia, pero que “hay otras muertes violentas catalogadas como suicidios” y que siguen reclamando por Luciana Muñoz, desaparecida hace 15 meses.

Para la secretaria de Género de la CTA Autónoma neuquina, el transfemicidio de Azul ocurre en una provincia donde a igual que a nivel nacional “las políticas de género fueron vaciadas y el clima de odio se traduce en retrocesos concretos”.
Sarin también advirtió sobre el avance de grupos conservadores evangelistas en Neuquén. Uno de los ejemplos que dio es el de la candidata que encabeza la lista de senadores libertarios por la provincia, Nadia Márquez, hoy diputada nacional con protagonismo en la Cámara Baja. Su padre, un pastor evangélico, fue uno de los pocos que recibió fondos de ayuda alimentaria desde el Ministerio de Capital Humano nacional. «Ellos hacen política para volver a encerrar a las mujeres en la casa, para volver a meter a niñas y niños bajo la égida de la familia y que no tengan derechos garantizados por el Estado. Entendieron que el movimiento de mujeres y diversidades, con su cuestionamiento al orden patriarcal, era un riesgo para su poder político y económico, y decidieron ir contra nosotras”, aseguró la dirigenta.

También alertó sobre otros grupos antifemnistas como la organización Padres de Río Negro y Neuquén, “que obtuvo declaración de interés legislativo”. Explicó que son padres que promueve la idea de que los niños son ‘rehenes’ de sus madres» y detalló que «instalaron un tráiler frente al Juzgado de Familia, justo donde las mujeres deben presentarse a denunciar. Lo llenaron de carteles y banderas: para ir a denunciar, hay que pasar por el medio de eso”.
“Trabajo en la 148 y veo a diario casos que no encuentran respuesta; a veces el botón antipánico no funciona o no hay. Decimos ‘riesgo de femicidio’, pero ¿qué significa si no se actúa?”, interpeló Guajardo.
Hasta ahora no se sabe qué pasó. La última conexión del celular de Azul se ubicó en la zona del río Neuquén; su cuerpo fue hallado envuelto y atado, en avanzado estado de descomposición. El paso de los días borra pruebas. Por eso, queda una certeza entre quienes la quisieron: la pelea es por memoria y justicia y se convocó para una gran movilización para el 21 de octubre para pedir por el esclarecimiento del crimen. “Vamos a seguir, ya tenemos comprada la vereda de la Ciudad Judicial”, concluyó Sarin.


Revista MuHace 1 semanaMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 2 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 1 semanaMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

#NiUnaMásHace 4 semanasLara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Derechos HumanosHace 1 semanaEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

























