Nota
Por qué indigna la Copa Mundial
En Brasil se han formado doce Comités Populares en cada una de las ciudades que albergarán el Mundial para resistir desalojos y denunciar los alcances de un negocio que Raúl Zibechi desnuda en esta investigación.
Aunque parezca difícil de creer, el fútbol es cosa de elites: tanto por los que lucran con el deporte como por los que pueden acceder a los estadios. Los mundiales están acelerando ese proceso al convertir los estadios en grandes plataformas para los negocios negando el acceso a las mayorías. Medio siglo de historia del mítico Maracaná son la prueba más cercana.
Alrededor de 203 mil personas asistieron a la final de 1950 en Maracaná, lo que representaba el 8,5% de la población de Río de Janeiro. Las entradas a las localidades “generales” y a las “populares”, donde asistían los sectores populares, representaban el 80 por ciento del público total. Una parte importante de los espectadores siguieron el partido de pie, en un estadio que tenía capacidad para 199 mil personas.
Hoy Maracaná es una “arena multiuso” que alberga eventos deportivos, recitales musicales y shows del más diverso tipo. Sobre los graderíos se construyeron camarotes con una amplia visión del campo, con vidrios que separan a los asistentes VIP del resto de los espectadores. Cuentan con bares, televisión y aire acondicionado y suelen ser rentados por empresas que invitan a sus socios y funcionarios. Tienen el privilegio de que pueden llegar directamente en auto a través de una rampa sin tener que soportar el menor contacto con la “multitud”.
Los estadios donde comenzaron a cambiar en la década de 1990 con la excusa de la seguridad y el confort, como parte de una campaña global en la que no sólo participó la FIFA sino también los clubes, acicateados por los patrocinadores privados. Hacia el fin de la década el valor de las entradas en todo el mundo creció muy por encima la inflación, haciendo cada vez más difícil el acceso a las familias trabajadoras.
Maracaná vio reducido su aforo luego de una remodelación en 1999 para recibir el Mundial de Clubes en 2000, a sólo 103.022 personas porque se instalaron asientos individuales en el anillo superior. Entre abril de 2005 y enero de 2006 estuvo cerrado por obras para albergar los juegos Panamericanos de 2007. En esa ocasión se suprimieron las “generales” donde el público seguía los partidos de pie y se instalaron asientos, dejando el aforo en apenas 82.238 personas, eso sí con sillas reclinables.
Actualmente Maracaná está sufriendo una nueva remodelación para recibir la final del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Desde mediados de 2010 está cerrado por reformas que seguirán el “patrón fifa”, que exige que todas las localidades estén cubierta,s lo que obligó a modificar todo el techo. En realidad el estadio fue implosionado y sólo se conserva la fachada externa que es considerada patrimonio histórico nacional. La reconstrucción costará mil millones de reales, un mínimo de 600 millones de dólares, será concesionado a la iniciativa privada y tendrá aún menos localidades que serán cada vez más caras.
Más que un estadio de fútbol será un teatro, con sillas numeradas en las que no se puede seguir el partido de pie. De ese modo se suprimieron los espacios de creación colectiva de las hinchadas, bullangueras y desordenadas, y en su lugar sólo queda la posibilidad de coreografías precocinadas como las “olas” y el despliegue ordenado de minibanderas individuales.
De ser el maior do mundo, Maracaná pasó a ocupar un modesto lugar 14º, muy por detrás de los dos mayores estadios del planeta: el Rungrado May Day de Pyongyang (Corea del Norte) con capacidad para 150 mil espectadores, y el Salt Lake de Calcuta (India) con 120 mil lugares. Pero sobre todo dejó de ser un espacio popular para convertirse en un soporte de negocios y espectáculos.
Limpieza social
El Comité Popular de Rio de Janeiro que fue creado durante los Juegos Panamericanos celebrados en 2007, cuando la población que estaba siendo desalojada de forma forzosa para construir obras comenzó a resistir los traslados. “Además comenzamos a percibir que los desalojos no eran el único problema de los grandes eventos y observamos otros factores como la corrupción. La obras de los Panamericanos estaban presupuestadas en 300 millones de reales, pero costaron 3.500 millones”, unos dos mil millones de dólares, explica Roberto Morales, asesor del diputado Marcelo Freixo, del Partido del Socialismo y la Libertad.
Rio es la ciudad de Brasil más afectada por las obras, ya que albergará el Mundial del 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016. En las doce ciudades que serán sedes del Mundial se han creado Comités Populares que se han articulado y se están movilizando bajo el lema “Copa y Olimpiadas con respeto a los derechos humanos”.
El informe “Megaeventos y violaciones a los Derechos Humanos”, publicado en abril por el Comité Popular de Río de Janeiro, destaca que en los cinco últimos campeonatos nacionales descendió la participación de público por partido, aunque hubo un leve aumento del público total, pero se disparó a recaudación. Entre 2007 y 2011 los espectadores por partido de liga bajaron de 17.400 a 14.900, el público total de toda la liga creció de 5,6 a 6,5 millones, pero la recaudación creció casi un 50%, lo que indica que el precio de las entradas no para de aumentar.
Como en todo el mundo, en Brasil el fútbol ya no depende de lo que pagan los espectadores. En 2010, los clubes cubrieron su presupuesto básicamente por la exportación de jugadores, rubro que cubrió el 28% de presupuesto, seguido por la televisación de los partidos que supone el 24% de los ingresos y la publicidad que representa el 12%. Las entradas sólo cubren el 11% de los presupuestos.
El informe de los Comités Populares destaca que Brasil tiene un déficit habitacional de cinco millones de viviendas. Las obras del Mundial, desde los estadios hasta la ampliación de aeropuertos y autopistas, tendrán un costo total de unos 20 mil millones de dólares para un campeonato que dura menos de un mes. Una cifra colosal que sale de los impuestos de los brasileños y de la que se benefician unas pocas megaempresas.
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El negocio de la seguridad
El Mundial de 2014 implicará gastos de 1.200 millones de dólares en seguridad. Se contratarán 53.000 nuevos guardias de seguridad que serán los encargados de privatizar amplios espacios que dejarán de estar controlados por el país anfitrión. Cada estadio tendrá un radio de dos kilómetros en los cuales la FIFA tendrá los derechos exclusivos, o sea todo ese espacio será privatizado para la multinacional de fútbol. Los agentes seguridad serán contratados por la FIFA, pero todos los gastos serán pagados por el Estado de Brasil.
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Los desplazados
Aunque el gobierno no da informaciones sobre los desalojos forzosos que provocarán las obras, se estima que afectarán a unas 170 mil personas. Los Comités Populares han detectado una suerte de patrón que se repite en todas las ciudades donde habrá desalojos: los afectados nunca se enteran por el poder público sino a través de rumores o porque se inician obras cerca de sus casas. “La falta de información y notificación previa generan inestabilidad y miedo con relación al futuro”, lo que paraliza a las familias y las coloca a merced de los poderes o los especuladores, señala el informe.
Casi la totalidad de los afectados viven en áreas de bajos ingresos en situaciones precariedad o informalidad. En la región metropolitana de Curitiba serán afectados 1.173 inmuebles para construir el Corredor Metropolitano de 52 kilómetros, los accesos ferroviarios, y la reconstrucción y ampliación de varias avenidas y autopistas. Sólo la ampliación del aeropuerto y su playa de estacionamiento implica la remoción de 320 viviendas, sin que ninguno de sus habitantes haya sido informado sobre las indemnizaciones que recibirá o dónde será trasladado.
En Belo Horizonte se construye un gigantesco emprendimiento inmobiliario que ocupa 10 mil hectáreas de áreas verdes para levantar 75 mil apartamentos, que se llamará Vila da Copa, que inicialmente servirá de alojamiento de delegaciones, turistas y periodistas que asistan al Mundial. En Fortaleza serán afectadas 15 mil familias de las cuales casi 10 mil deberán ser reasentadas pero aún no han sido informadas dónde irán a vivir.
La mayor parte de los afectados serán desplazados por la ampliación o construcción de nuevas autopistas. La Vía Expresa de Fortaleza atravesará 22 barrios para unir la zona hotelera con el centro de la ciudad y el estadio Castelâo. En este caso las familias pueden elegir entre una indemnización, una casa en un conjunto habitacional o la permuta por otro inmueble escogido en algún barrio de la capital. Aunque el 70 por ciento de las nueve mil familias afectadas habían elegido un conjunto habitacional, la presión social frenó todo el proceso hasta que se presente un proyecto alternativo en mejores condiciones.
Cientos de casas de la periferia de Fortaleza que han sido marcadas con tinta verde para ser demolidas este año, pero los habitantes no tienen ninguna comunicación oficial que les informa cuándo se producirá la demolición.
Los Comités Populares de la Copa afirman que en 21 villas y favelas de siete ciudades que serán sedes del Mundial, el Estado está aplicando “estrategias de guerra y persecución, como el marcado de casas con tinta sin explicaciones, la invasión de domicilios sin mandatos judiciales, la apropiación indebida y destrucción de inmuebles”, además de amenazas y corte de los servicios y otras acciones de intimidación.
Las obras para el Mundial facilitan una suerte de “limpieza social” impulsada por la especulación y desplaza familias que habitan predios desde hace cuatro y cinco décadas, como sucede en San Pablo con la construcción del Parque Lineal Llanos del Tietê, una zona inundable de la que han sido removidas cuatro mil familias y serán expulsadas otras seis mil.
Estado de excepción
El parlamento fue presionado para aprobar la Ley General de la Copa que establece las normas jurídicas para la realización de la Copa de las Confederaciones de junio de 2013 y el Mundial del año siguiente. El proyecto fue presentado por el Ejecutivo en base a los criterios establecidos por la federación, pero varios diputados estimaron que contradice la legislación brasileña. Por ejemplo, en Brasil está prohibida la venta de bebidas alcohólicas en los estadios, pero la FIFA exige que exista total libertad, lo que puede generar situaciones de violencia, según estiman muchos parlamentarios
Otro punto de fricción gira en torno a los derechos adquiridos por estudiantes, jubilados, beneficiarios del programa Bolsa Familia y enfermos, que pagan sólo media entrada, algo que la FIFA también rechaza. La llamada Ley Pelé, que beneficia a los sindicatos de atletas profesionales con el cinco por ciento de los ingresos por los derechos audiovisuales de los espectáculos deportivos, también será suspendida en los partidos del Mundial.
La federación exige también que el país anfitrión emita visas y permisos de trabajo a todos los miembros de las delegaciones, invitados, funcionarios de las confederaciones, periodistas y espectadores de otros países que hayan comprado entradas. Esos permisos especiales caducan recién el 31 de diciembre de 2014, seis meses después de terminado el Mundial. En suma, buena parte de la legislación nacional queda suspendida para atender las exigencias de la FIFA.
El informe de la Articulación Nacional de los Comités Populares de la Copa suma a esa lista de agravios, la vulneración de los derechos de los trabajadores informales (casi dos tercios de los brasileños). En efecto, el artículo 11 de la Ley de la Copa prohíbe la venta de cualquier tipo de mercancías en “locales oficiales de competición, en sus inmediaciones y principales vías de acceso”, sin autorización expresa de la federación. La definición y límites de las “áreas exclusivas” para el comercio de productos FIFA deberán ser demarcadas por los municipios “considerando los requerimientos de la FIFA o de terceros por ella indicados”, de la que quedarán expresamente excluidos los vendedores ambulantes en un radio de dos kilómetros de los estadios.
El artículo 23 penaliza incluso a los bares que pretendan trasmitir los partidos del Mundial sin la autorización correspondiente si además promocionan ciertas marcas no autorizadas. La Confederación Nacional de Comercio y otras organizaciones gremiales de los comerciantes han manifestado su oposición a la Ley de la Copa. Quizá lo más grave es que el proyecto de ley prevé a través del artículo 37 que “podrán ser creados Juzgados Especiales para el procesamiento o enjuiciamiento de las causas relacionadas a los eventos”.
El poder acumulado por las federaciones deportivas en las últimas décadas es capaz de imponerse a los millones de ciudadanos en todo el mundo, que son los que realmente las sostienen, y a poderosos Estados de todos los continentes, sin que se registren debates públicos en los que pueda trasparentarse el entramado de intereses.
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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