Sigamos en contacto

Nota

Rojava: la revolución de las mujeres

«Luchamos por todas las mujeres del mundo, por romper fronteras y barreras», dice una de las militantes de las fuerzas kurdas de las Unidades Femeninas de Protección.

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

“Luchamos por todas las mujeres del mundo, por romper fronteras y barreras”, dice una de las militantes de las YPJ. Por El Xemillero, desde el Kurdistán sirio.

Rojava: la revolución de las mujeres

Mujeres durante las celebraciones del 8 de Marzo n Derbesi, cantón de Cezire. Foto: Kimmie Taylor


En la federación autónoma del norte de Siria, Rojava, apenas se ven árboles. La distancia es una larga pradera verde con extractores de petróleo perfilados en un horizonte naranja. Sus lagunas negras arden al sol para transformar este oro negro en diésel. El embargo por parte de Turquía en el norte, el Kurdistán iraquí al Este y el terror yihadista amenazando el sur hacen que no sea posible venderlo, y así el aire se llena de benceno y gases que hacen que tu cabeza pierda perspectiva del suelo, que tambalee tu caminar. Pero este manto de hierba ya es bosque en la mente de la gente.
La tierra rota por la guerra es un hervidero de proyectos de todo tipo, en los que las mujeres es su centro. “La mujer es la tierra, la tierra es la base de la comuna, la comuna es la base de la sociedad…”, nos explica Zey­nep. Las comunas son los organismos sociales más básicos, compuestos por cientos de familias que conforman la sociedad de Rojava.
Zeynep es la personificación de la revolución agraria de las mujeres. Nos recibe con unos alicates colgando de un bolsillo trasero de su pantalón y una pistola del otro. Mientras, ordena a varios hombres que arreglen una de las verjas de los grandes invernaderos que gestionan. Su piel color tierra se estremece bajo una amplia sonrisa. Lleva una camiseta que dice “no soy normal”.
Rojava: la revolución de las mujeres

Una milioiana de las YPG porta un AK-47. Foto: Kimmie Taylor

Cooperativas agrarias

Esta mujer de pelo corto y caminar holgado es una ingeniera del Kur­distán turco que lleva un año trabajando en un proyecto de amplios terrenos de cultivo e invernaderos que cederá a las mujeres de la zona para que trabajen juntas de forma cooperativa, abasteciendo a 18 comunas. Nos confiesa que no tenía conocimientos de cultivo y contesta que todo lo “aprendió de internet”. Aquí se preparan 201.000 semillas de tomates, berenjenas, pimientos y calabaza. También nos muestra 3.000 plantones de árboles y 268 frutales, y nos habla de un proyecto de plantación de soja para transformarlo en aceite de cocina. Además, el proyecto incluirá el cultivo de maíz, único en la región. “¡Maíz Rojava 2016!”, bromea. Es, sin duda, un oasis ideológico que crece en forma de naturaleza.
Todas las ramas de la sociedad de Rojava tienen un terreno común revolucionario que se va labrando paso a paso. su política se basa en la ecología social y en un sistema horizontal de confederalismo democrático, ideas impulsadas por el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, que, desde la cárcel en la isla turca de Imrali, predica esas ideas heredadas de Murray Bookchin, anarquista estadounidense muerto en el año 2006. Para que esto sea posible, Öcalan, conocido como ‘Apo’, afirma que las mujeres deben recuperar el terreno perdido. “¡El trabajo de las mujeres es el primer frente!”, exclama Zeynep.
Las calles de Rojava están asfaltadas de un simbolismo que a menudo gira alrededor de la figura de Öcalan. Pero las mujeres encuentran en su historia innumerables ejemplos de compañeras que impulsaron la unión de mujeres por la libertad. La activista kurda Sakine Cansız, parte del grupo fundador del PKK (junto con Öcalan), se convirtió en un símbolo de resistencia femenina. Su asesinato en París en 2013 fue un duro golpe al espíritu kurdo, pero se fue para quedarse.
Las mujeres de Rojava se organizan mayoritariamente a través de la organización de mujeres soberana Congress Star, hasta marzo denominada Yekitiya Star. Ésta se encuentra interconectada con el Movi­miento Democrático Po­pular de Kurdistán Oeste. Sabah, una de sus integrantes encargadas de la coordinación, explica que las mujeres manejan la tierra trabajando en cooperativas o colectivos autónomos organizados de manera horizontal, sin un marco legal definido. “El objetivo no es vender, es conseguir que las mujeres se organicen y trabajen para ellas mismas, para obtener la independencia total del hombre”, nos cuenta.
Uno de los proyectos de Congress Star es una academia de mujeres que realiza cursos de unos meses para educar a la población. Entre sus asignaturas está la unión de la ecología y la economía, entendidas como una vuelta a la realidad de las mujeres. “Es una tercera forma de hacer, ver y entender la realidad”, nos explica una de las profesoras. Para ellas todo empieza con las mujeres, las más oprimidas, y por eso en ellas está la clave para cambiar la sociedad.
Otras asignaturas son el estudio de la anatomía del cuerpo femenino y defensa personal, apoyada en tres pilares: defensa, nutrición y reproducción. Todas las asignaturas tienen un enfoque de ruptura con el sistema capitalista y patriarcal. La profesora habla de revolución radical mientras compartimos tranquilamente un té con pastas, parece la combinación perfecta.
La lista de proyectos destinados al women power es sorprendente. La Fundación de las Mujeres Libres de Rojava, por ejemplo, organizada dentro de Congress Star, tiene múltiples planes en marcha nunca antes implementados en este lado del planeta, como un proyecto de pueblo exclusivo para mujeres. Cuando una de ellas sufre maltrato y huye a una casa de mujeres, se encierra ahí como en una prisión, nos cuenta una de las responsables del proyecto. “Este pueblo puede ser la base de una sociedad libre, donde las mujeres y sus hijos puedan liberarse del sistema patriarcal” recalca.
Estas ideas se engloban dentro de la ginología o ciencia de la mujer, un enfoque radical de lucha contra el patriarcado acunado en esta revolución de los cuerpos, almas y mentes. Su contenido se elabora, debate y discute en una casa cuyo amplio salón es arropado por una alfombra morada y fotografías de las personas mártires de la revolución. Aquí estudian los diferentes tipos de feminismo e integran teorías de todo tipo para apoyar el contenido ideológico de estos tiempos. “Hay muchas teorías que critican el sistema: anarquistas, marxistas, etc. Nosotras estudiamos todas para formar un pensamiento propio”, dicen. Y explican que su misión es impulsar una ciencia que agrupe todas las teorías de los movimientos feministas bajo un mismo paraguas, sin caer en tópicos.
A pesar de ello, la gente de a pie sigue sus roles tradicionales. Mu­jeres y hombres cubren sus extremidades a pesar del calor, y la sexualidad es un gran tabú, pero la revolución va a paso lento. Ilham, la encargada de una casa de mujeres en Qamishli, que sirve como mediación en conflictos que implican a las mujeres, explica que los cambios deben darse poco a poco para no generar rechazo. “La libertad comienza dentro de ti misma, sin importar cómo te vistas”, explica. Las casas de mujeres sirven de centro de reunión para solucionar problemas familiares antes de tener que acudir a la justicia. “La construcción de una sociedad democrática comienza construyendo una familia democrática,” añade. Mien­tras conversamos, un matrimonio entra en la sala, el hombre con expresión de derrota se sienta en una silla mientras un grupo de mujeres escucha a su esposa. Parece el mundo al revés.

Rojava: la revolución de las mujeres

Foto: Kimmie Taylor

Salud revolucionaria

Escondida en una calle en la ciudad de Serekania encontramos una pequeña clínica para mujeres, uno de los múltiples proyectos de la Fun­dación de las Mujeres Libres de Rojava. Mujeres de varios rincones del territorio llegan aquí caminando y son atendidas por cuatro enfermeras y por la doctora Ronahi Azad.
Vestida con atuendo kurdo, nos explica que cada vez llegan menos medicamentos y se ve obligada a improvisar. “¡Para realizar exploraciones de garganta uso la linterna de la parte de atrás de mi mechero!”, exclama con una gran sonrisa. Nos dice que a pesar de las limitaciones uno de sus objetivos es acompañar a las mujeres a autoconocerse. La clínica hace cursos de dos o tres meses en atención primaria para formar a futuras enfermeras y ofrece apoyo psicológico por los traumas de la guerra, empoderando a toda la que pisa este lugar.
Clínicas y hospitales de toda Ro­java son un libro abierto al cambio hacia la salud integral, la autonomía y la integración de las mujeres en todos los ámbitos. Según el director del centro de rehabilitación militar de la ciudad de Qamishli, en el cantón de Cezire, “la vida tiene cuatro pilares básicos: la cultura, la naturaleza, las mujeres y la libertad”.
Nos cuenta que debemos recuperar la salud a través de un cambio de sistema que vaya hacia una igualdad real. Su discurso sigue una línea parecida a la del ecofeminismo, que aquí se teoriza para aplicarse en hospitales y clínicas de Rojava. En la pared se proyectan diapositivas mostrando esta visión. Un grupo de unas 30 personas observamos con la boca abierta una imagen de una mujer amamantando a su hijo con uno de sus pechos y a una cabra con el otro.
Los valores relacionados con los cuidados, la atención, la comida, la salud y el bienestar emocional son representados por las mujeres y caen en la sombra de los valores masculinos de productividad, desarrollo, industria y poder empresarial. La sociedad de Rojava le da la vuelta a esos valores, poniendo por delante los intereses de la tierra y de la mujer, que al pie del cañón renace poco a poco de una opresión milenaria.

Mujeres en guerra

La población kurda repartida principalmente en el sur de Turquía, oeste de Iraq y norte de Siria lucha por su liberación como pueblo, por hacerse un hueco en el mundo, a la vez que impulsa un sistema de valores democrático y participativo. Su ejército, que batalla contra diversas fuerzas, entre las que se encuentra el Daesh (Estado Islámico), se divide en facciones de hombres y mujeres. Estas mujeres son el brazo armado de la ‘ginología’.
“Luchamos por todas las mujeres del mundo, por romper fronteras y barreras”, dice una de las militares de las fuerzas kurdas de las Unidades Femeninas de Protección (YPJ), compuestas únicamente por mujeres. Su intensa mirada se destina hacia un idea que arde en los corazones de estas mujeres dueñas de sí mismas.
Otra de sus compañeras explica que luchan con armas obsoletas pero que aun así están ganándole la batalla al extremismo islamista. “Cuando tu corazón y tu mente trabajan en una misma dirección, no importa lo que tengas entre las manos, puedes luchar con ello”.
Las YPJ dejan su vida atrás para regalársela a la libertad de su pueblo, pero principalmente para que las mujeres recuperen su espacio y se liberen de toda opresión. No podía ser de otra manera en este nuevo mundo que florece entre el furor de una sangrienta guerra que está desafiando al mundo.

Declaración de Rojava por una Siria Federal

El 17 de marzo, el Consejo Constitutivo del Sistema Federal de Rojava llegó a un acuerdo de nueve puntos que “será considerado como un modelo de solución de la crisis siria”. En ellos se establece, por ejemplo, que “la futura Siria pertenecerá a todos los sirios y es el sistema federal democrático basado en la participación de todos los componentes de la sociedad lo que hará establecer esto”, y la “constitución de un sistema federal democrático para Rojava, en el norte de Siria”. También se establecía un Comité Organizacional que deberá preparar un contrato social para este sistema político en el plazo de seis meses.
Derecho a una participación igualitaria
El punto 6º de la Declaración de Rojava establece que “la liberación de la mujer es la esencia del Sistema Democrático Federal. La mujer tiene derecho a una participación igualitaria y es la que toma las decisiones en relación con los temas que la conciernen. Es representada por igual en todos los ámbitos, incluyendo los aspectos sociales y políticos”.
Un Contrato Social para Rojava
En enero de 2014, dos meses después de que Rojava proclamase su autonomía, se publicó una Constitución provisional de sus tres regiones (Afrin, Jazira y Kobane). La Carta del Contrato Social de Rojava establece que “en búsqueda de la libertad, la justicia, la dignidad y la democracia y conducido por los principios de la igualdad y la sostenibilidad ambiental, la Carta proclama un nuevo contrato social, basado en la convivencia y el entendimiento mutuo y la paz…”.
La nota completa se puede leer en el periódico español Diagonal.

Nota

Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

Seguir leyendo

Nota

Orgullo

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Seguir leyendo

Nota

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.078