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Un día que hizo historia

¿Cómo se combinan lágrimas, risas, emoción, desahogo, abrazos, música, compañerismo, alegría, confraternidad, creatividad, justicia, en tiempos oscuros? La plaza de los Dos Congresos fue el escenario de un evento histórico, un símbolo de capacidad. Allí se bailó, se jugó y se cantó durante toda la tarde, hasta que llegó el momento en el que el Senado hizo lo que tenía que hacer: volteó por 63 a 7 el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Como el veto ya había sido rechazado en Diputados, la Ley pasa a estar vigente. El gobierno ha amenazado con llevarla a la justicia, lo cual provocará (como es habitual) mayor conflictividad. Detalles, retratos y asombros de lo que se propuso que a partir de ahora cada 4 de septiembre se celebre como Día del Orgullo Disca.
Por Sergio Ciancaglini
Fotos Juan Valeiro / lavaca.org
Cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo. Fue un grito y un llanto de alegría. Bailaban chicos y chicas con síndrome de Down, saltaban en una pata personas a las que literalmente les falta una pierna, quienes estaban en sillas de ruedas sacudían los brazos y los hombros y seguían el ritmo con sus sillas, un ciego levantaba su bastón con una sonrisa antológica, los andadores se sacudían haciendo percusión, llegaron jubilados que se sumergieron en ese volcán de afecto que no siempre encuentran los miércoles, la gente se abrazaba como solo ocurre cuando se gana un Mundial, los profesionales de la salud, choferes, acompañantes periodistas, miraban azorados a esos chicos y chicas y adultos que estiraban los brazos al cielo, las madres y padres y abuelos y hermanas gritaban de placer, de dignidad recuperada, y una nena de las que insulta el gobierno y usa como insulto, se acercó a un viejo periodista que lloraba como hace mucho no le pasaba, le tomó la mano y le dijo “hola”.

Ritmo de la tarde.
Después se armó un gran pogo de toda esa gente ofendida, humillada, atacada, discriminada, amenazada, basureada, hundida, que de golpe se sintió resurgir y armó una especie de fiesta con música popular caribeña y risotadas: “Alta coimera, Karina es alta coimera”. (El hit llegó desde Catamarca, creado por la cantante y música tucumana María Paula Godoy en base a la música que el cubano Joseíto Fernández compuso hace casi un siglo a partir de unos versos de otro cubano, José Martí). Otro éxito fue «Devolvé la coima», reversionando a Bersuit. La última vez que el Congreso logró rechazar un veto presidencial fue en 2003, cuando estos extraños territorios eran presididos por Eduardo Duhalde.
Todo eso ocurrió hacia el final de una tarde helada signada por una calidez que un joven en silla de ruedas, Jony, editorializó así: “Los discas le torcimos el brazo a Milei”. Es difícil saber cómo continuará la historia en estos tiempos un tanto estrambóticos, pero se confirmó que si hay zonas sociales de resignación, hay otras con una capacidad (no discapacidad) de resistencia que no se sabe hasta dónde puede llegar.

Postal de una tarde de resistencia, diversión y triunfo.
La botella y la vida
Un grupo de niños con síndrome de Down jugaban sentados en el asfalto con una botella de plástico. El juego consistía en tratar de hacerla caer parada. Eso ocurría muy poco, como pasa a veces con la vida, pero cuando lo lograban estallaban toda clase de aplausos y risas. Y a medida que el juego avanzaba, lo lograban cada vez más.
En otro lado armaron un concurso de chistes. El primero: “¿Por qué una vaca compra una radio?” Nadie atinaba a contestar. Solución del enigma: “Para escuchar muuuuuuusica”. Hubo también concursos de baile, en el que intervenían chicos y chicas discas, como usan decir cada vez más, acompañantes, e incluso un hombre sin piernas, en silla de ruedas.

Niñez jugando mientras parlamentarios decidían sobre su futuro.
Mientras se esperaba la votación, la plaza hablaba. En una silla de ruedas estaba Francisco, 13 años, junto a un cartón manuscrito: “No veten mi futuro”.
Su mamá Estefanía explicó a lavaca: “Francisco tiene un síndrome congénito, requiere terapias de apoyo desde siempre, pero el sector de discapacidad está en crisis, no se actualiza el nomenclador. Entonces los centros las escuelas especiales los transportes y los prestadores ya no puedan sostenerse, ya no puedan seguir de pie ya muchos cerraron las puertas. Nos dice el gobierno: ‘si tenés unhijo con discapacidad jodete, no es problema del Estado’. Están pisoteando los derechos. Es súper angustiante. Yo entiendo que estamos en un sistema capitalista que se mueve por la plata, pero él tiene derecho a una vida digna. No pedimos asistencialismo sino ayuda, y que no dejen tirados a chicos como él. El centro al que va Fran es muy importante para él, y también para nosotros, porque te ayuda a sostenerte ante la enfermedad y los cuidados que hay que darle”.

Francisco y su mamá Estefanía. El proyecto de una vida plena.
La pesadilla descripta por Estefanía tiene otro concepto: “Al quitar pensiones vienen a destruir las vidas de las personas, todo lo que armamos las familias, eso están robando, nuestros vínculos nuestros afectos, nos están quitando a nuestros hijos”.
¿Y qué buscan? “El derecho a una vida plena”.
Efecto pandemia
Paula anda junto a un cartel que dice “Dale alegría, alegría, a mi corazón, es lo único que le pido al Senado hoy”. “Soy profesional de la salud, acompañante terapéutica y esposa de Cristian, que es una persona con discapacidad, así que me toca el tema por todos lados”. Están juntos hace 32 años, pero a Cristian, que está en su silla de ruedas, la discapacidad le llegó con la pandemia como consecuencia de un ACV. “El tiene internación domiciliaria, y ya van cinco médicos que renuncian por fala de pago. Lo veo todos los días en mis propios trabajos, por los recortes. Pero bueno, hoy esperamos que voten. El gobierno va a querer judicializarlo. Así que hay que juntar fuerza de esto que logramos hoy, para seguir peleándola. Siempre”. Andrea además de sus tres trabajos hace feria los fines de semana para venderle cosas a las 12 millones de personas que salieron de la pobreza.

Paula con el cartel, su marido Cristian en la silla de ruedas. Ella es profesional de la salud. Cristian sufrió un ACV en la pandemia.
Superhéroes
Andrea y Rober son choferes de una pequeña empresa llamada El transporte de los superhéroes. Andrea: “Es una experiencia única. No se condice con la normalidad de los que mucha gente cree que es normal. Pero ellos son normales, ¿se entiende? Solo que son diferentes. Acá tenés una relación, porque tenés incluso un idioma diferente. Hay chicos que no hablan. Te entendés con una mirada, con un gesto, una sonrisa. En uno de nuestros vehículos hay muchísimos idiomas, y es muy fuerte”. Rober: “Es un mundo invisible. A nosotros nos da una fuerza muy grande. Pero si sacan el apoyo, dejás a cantidad de chicos a la deriva, sin tratamiento, sin posibilidades. Y las familias no tienen paz. O hay casos como el de Jony, un chiquito que quedó huérfano y lo vamos a buscar al orfanato. La idea al sacar el apoyo, es que un chico como él quede totalmente desamparado, sin tratamiento. La empresa banca igual seguir yéndolo a buscar para que lo atiendan, pero eso ¿hasta cuándo te da?”

Abrazos al conocerse el resultado.
Adrián es el dueño de la empresa y está conmovido con lo que pasa. “Para mí son superhéroes. Tienen que enfrentar y superar cantidad de cuestiones. Tienen convulsiones, comen por traqueotomía, miles de cosas, y cada vez que vas a buscarlos te dan una sonrisa, te devuelven paz. No tienen maldad. Entonces acá, en este tema, te encontrás con la corrupción, y no se puede entender. Entonces acá la única coherencia que tiene el gobierno es causar daño. Me pone muy triste. Pero no se puede gobernar contra los débiles”.
El actual presidente plantea que los héroes son los que contaminan, evaden impuestos y fugan capitales. Adrián me mira extrañado y levemente asqueado: “No, no se puede creer. Los verdaderos héroes son estos chicos, no los que roban a estos chicos”.
Se van Ignacio y Valentina con sus choferes. Son adolescentes. Ella en silla de ruedas, él caminando con dificultad desacompasada. Al pasar sonríen. Mueven las manos para saludar, pero las manos no hacen el movimiento que uno espera (“lo normal” me diría Andrea). Sin embargo todo el gesto es una expresión de puro afecto, de verdaderos superhéroes.

Ailén no es un fantasma
Andrea está con su hija Ailén, que tiene 11 años y está en silla de ruedas. “Soy de Santiago del Estero, a mi nena la operaron del corazón a los 8 meses, hizo un paro, y el paro le provocó esto. Pude venir a Buenos Aires hace cuatro años. Ahora nos quieren cerrar todo el tratamiento y que nos volvamos. Eso es matar a Ailén. Mi nena no es un fantasma. Con su discapacidad y todo, es una nena. Y peleadora, salió delante de muchas operaciones. Si ella peleó, la mamá también, para que tenga la mayor calidad de vida”.

Andrea y Ailén.
Andrea llora. Nadie que la escuche puede evitar contagiarse de esa angustia. Cambiamos de tema, o no, y me cuenta que sale cuando puede con su hermana y con la propia Ailén, a vender empanadas, empanadillas (rellenas de dulce de batata) y rosquete, que es una masa dulce que afuera lleva merengue. Nada alcanza, obviamente, para una nena que debe comer con una bomba porque tiene un botón gástrico, y esa bomba para alimentarla implica un alquiler que Andrea ni quiere saber por lo inalcanzable y porque se calcula en dólares. Andrea no es como Caputo y el JP Morgan, no tiene registro de lo barato que está el dólar.
“La nena pesaba 11 kilos, hoy 22 kilos. Antes, era una nena que vivía cautiva de una puerta para adentro y no salía, hoy con todos los tratamientos y los médicos la pudieron sacar adelante. Que pueda salir, hacer una vida social. Yo no voy a permitir que le quiten eso a mi hija”.
¿Dónde está la fuerza?
Yanina es la mamá de Dante, que tiene síndrome de Down. ¿El hecho de estar en la plaza es también un gesto de poder, de sanación, teniendo en cuenta esa emoción y esa alegría que se nota en el ambiente? Dice Yanina: “Hay mucha mala sangre, mucha maldad y cosa inhumana en todo lo que está pasando. Entonces estar aquí juntos es una fortaleza. Se meten con los jubilados, con los chicos del Garrahan, con nuestras familias y nuestros hijos. Yo me quedé sin palabras: brutos, salvajes, animales… ¡no! Los animales no tienen maldad. No hacen las cosa que hace esta gente disfrutando causar dolor y problemas”.

Yanina y Dante.
Yanina toma ambos brazos del cronista y dice: «Te juro que no entiendo por qué hacen esto. Si la vida es una sola, ¿entendés? ¿Por qué este maltrato, si lo que queremos todos es vivir tranquilos? ¿Y a estos chicos? -dice señalando a Dante, que nos mira de reojo-. No lo entiendo».
Dice Yanina algo que debería trascender muchos tímpanos: “Lo que no podés hacer es resignarte, encerrarte, quedarte en tu casa. Porque te morís. Aquí entendimos que ninguno de nosotros está solo. Así que estar aquí es abrirnos una posibilidad en esta única vida que tenemos. Para mí hay que estar juntos, y sobre todo ser muy creativos”.
Llaman para avisar que está por producirse la votación en el Senado. Yanina cierra los ojos y los puños con fuerza. Cada persona de las que estamos allí llenamos la plaza de rezos, cábalas, supersticiones, manos aferradas, ilusiones, adrenalina al infinito y más allá.
Los chicos y las chicas miran y comparten la ansiedad de sus mayores, todos esperan. Se cantó el himno con mucho énfasis en lo de jurar con gloria morir, aunque en esta plaza de lo que todos hablaron fue de vida con dignidad. Luego hubo un silencio.
Y cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo.

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Mapumundi: Lef y una cartografía de la situación mapuche
Lefxaru Nawel es ciudadano argentino de nacionalidad mapuche, werken (vocero) de la comunidad, abogado, profesor universitario, rockero y papá, entre otras cosas. Fue uno de los detenidos en julio por reclamar que se cumplan las leyes. Su mirada sobre el gobierno de las corporaciones, Occidente, el fin del cinismo, los cascarudos, el racismo y el odio, el progreso, el fracking, la pobreza, el agua, Vaca Muerta, la democracia y algunos datos sobre las utopías y el futuro. Por Sergio Ciancaglini.
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Elecciones 2025: la noche de las urnas

El gobierno obtuvo el 41% de los votos en la elección de medio término con menor índice de participación desde el regreso de la democracia. El enigma es qué cosas se acomodan y desacomodan a partir de este lunes en el que la vida continúa, aunque no está claro todavía de qué modo. Estuvimos en los búnkers y sus alrededores, que tal vez brinden algunas pistas sobre lo que se viene.
Por Lucas Pedulla, Franco Ciancaglini y Claudia Acuña
Fotos: Lina Etchesuri y Juan Valeiro
La calle del búnker
La primera en llegar fue Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad, futura senadora, con una sonrisa que escondía el 50 por ciento de votos que sacó en la Ciudad.
Luego fue el presidente Javier Milei, que levantó un cartel que decía, de un lado, “las fuerzas del cielo – Virrey del Pino”, y del otro, “el futuro es en libertad”.
En tercer lugar, el ministro de Economía Luis Caputo.
Finalmente, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, acompañada del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, dos que tampoco escondían buenos gestos: «Estamos contentos», dijo la hermana.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Todavía faltaban tres horas para que los primeros –y definitivos– resultados se multiplicaran en los cientos de celulares encendidos en la esquina de Córdoba y Maipú, frente al Hotel Libertador, convertido nuevamente en búnker de La Libertad Avanza en estas elecciones de medio término que tuvieron una participación del 67,8% del electorado, el número más bajo desde el regreso de la democracia en 1983. Hasta hoy, la baja participación en cada elección desdoblada hacía suponer que el perdedor era el oficialismo, ya que la ausencia se medía desde ese electorado desencantado con las políticas del gobierno.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Pero este domingo el mapa de la Argentina coloreado de violeta casi por completo hizo quemar todos los manuales una vez más, en un país cuya capacidad de asombro no tiene techo ni tampoco umbral de dolor. Y ni hablar del principal golpe: la victoria por menos de un punto (apenas 46.612 votos, al cierre de esta nota) en la provincia de Buenos Aires, principal bastión electoral por su caudal, lugar donde LLA se había comido una paliza de 13 puntos en las elecciones desdobladas de septiembre.
Una lectura rápida indica que, en territorio bonaerense, Fuerza Patria sacó 261.000 votos menos y LLA, 881.000 más. Un fiscal libertario comenta su sorpresa en esta calle que comienza a cantar sus primeros versos –»kuka tira piedra»– y lo dice abriendo bien grandes los ojos después de haber estado todo el día en una escuela de Pilar, norte del conurbano bonaerense: «Perder por seis puntos era un buen resultado, imaginate esto».

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Esto es, ni más ni menos, que le dieron vuelta la elección al peronismo, como pasó en su escuela. Su interpretación: «Hay una ancha avenida del medio que ve linealmente que el peronismo ganó y subió el dólar, aumentaron los precios y que el país se va a incendiar. Por eso, salió a votar». De todas formas, la participación fue baja, algo que tendía a perjudicarlos: «Te digo algo, porque hoy lo vi: para mí los que no fueron a votar son los del peronismo. No te olvides que ellos siguen su interna». El fiscal se mete a los festejos. Algo de ese antikirchnerismo y antiperonismo reloaded es lo que incita a estas cientos de personas a entonar con voz ronca: «Che Peluca, peronismo y kirchnerismo no queremos nunca más».
Por la avenida Córdoba pasan colectivos, autos y taxis que tocan bocina y sacan sus cuerpos por las ventanas que estimulan esa excitación. Por allí celebra Carlos, 45 años, vendedor de banderas con el logo del león, discapacitado y medicado, que lamenta la gente que tiene que salir a pedir por la emergencia: “Cuando se hagan auditorías y todo esté bien, la plata va a estar”. Vino de Berazategui, sur conurbano, donde votó la lista que seguía teniendo como cabeza a José Luis Espert, acusado de recibir dinero narco: “Mirá, si a mí me compran una bandera, yo no sé de dónde viene la plata. Si hizo algo, que pague”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
El efecto Espert no se siente para nada. Las respuestas son pragmáticas: si robó, que lo metan preso. Luis, + 40, vino de Quilmes, también del sur, es herrero y dice que le está yendo bien: “Fui, voté esa lista, pero le creo a Milei, porque quiero un cambio, un futuro para mis nenes. Vamos a ver qué pasa. Pero mi apuesta es el cambio”.
Kevin, 24 años, es barbero, vecino de Recoleta: “Espert es un tipazo, pero si sos delincuente, adentro. Tiene que hacerse cargo, aunque todavía hay mucho que investigar”. Miranda, de 22, trabaja en una tercerizada, y vino con él: “Sí, él dijo cárcel o bala, entonces que se haga cargo: la ley es para todos igual, para mí, para él, para Karina o para Milei”.
Así es la doctrina liberal libertaria, explica Kevin, que dice que está en los mejores años de su vida: “No somos Suiza, somos un país pobre, estamos nadando en la profundidad pero de a poco estamos sacando cabeza. Hay que ponerle garra”. Para Miranda, la elección es fundamental para que “Milei siga con las reformas” y que el Congreso no se las trabe, “como los vetos”, aclara.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Algunos de ellos fueron por la emergencia en discapacidad, el financiamiento universitario y aumento de las jubilaciones. “¿Pero de dónde va a salir la plata?”, repregunta, en uno de los clásicos argumentos de Milei, al punto de posponer la reglamentación de las leyes.
¿Pero no se contradice con las retenciones cero a los agroexportadores? Miranda no titubea: “Es una apuesta para que entren dólares al país”.
Luis, en sus sesenta, es jubilado y tiene una “artritis brava”, por lo que camina con dos muletas sujetas a sus antebrazos. Lleva una remera de Milei de las elecciones 2021, cuando entró al Congreso por primera vez. Plantea una lógica microeconómica, bien de hogar, que se repite con eficacia en otros entrevistados: “Sé que el mejor ministro de economía soy yo. Si gano 100 y gasto 120, el problema soy yo. Todo arranca desde el hogar. No digo que Milei es papá y nosotros los hijos, pero está ordenando la casa. Hay que tener conciencia. El gobierno anterior jubiló gente a mansalva y mis familiares peronistas me dicen que me van a sacar la pensión, pero acá estoy. Es inútil entender la desgracia de los que apoyan al gobierno anterior, pero bueno: tenemos cuatro generaciones criadas en la vagancia. Movilizaban gente por migajas. Así la acostumbraron”. Sobre Espert, no duda: “¿Y quién lo acusa? ¿El setentista extremista de Taiana? ¿Por qué llegó la dictadura? Y vamos, no fueron 30 mil: el peronismo mató más gente con la pandemia que el militarismo”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Beatriz, en sus veintis, es cordobesa pero vive a la vuelta del Hotel hace un año. No votó, porque todavía no hizo el cambio de domicilio, y trabaja en el rubro textil. “Está bravo. La venta, todo. Muchos esperando a ver qué pasa hoy. Algunas competencias nuestras nos dijeron que tenían un botón para pausar páginas y ver qué iba a pasar con las elecciones. Por el dólar, viste”. Pero ella, que no votó, igual banca: “Es más que nada un cambio”, repite.
Tema jubilaciones, economía, discapacidad: “Milei está hace dos años. ¿De quién es la culpa? ¿Del anterior, del nuevo, o del próximo? Yo perdí el año en mi universidad, hace dos años, porque no paraban de hacer paros. Y no fue por hoy”. Cuenta que tenía un abuelo radical y otro peronista, que hasta el último momento cantó la marcha: “Me contó que era policía en el Cordobazo, pero que ese día dejó el servicio porque no iba a reprimir al pueblo”. Le pregunto si sabe que ese 29 de mayo de 1969 estudiantes y obreros salieron a las calles en contra de una política económica de características similares a la de hoy. “Es verdad”, dice Beatriz y sonríe, aunque revolea los ojos. “Pero así es Argentina: cíclica”.
La euforia sigue.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
De todo lo que esta calle de esta Argentina cíclica vuelve a mostrar, como ya lo hizo en este mismo lugar durante el balotaje de 2023 con personas de barrio que no eran sólo aquellos vestidos de Jason y Jokers dispuestos para la foto satírica o la burla progre, los principales flashes apuntan a una nena, toda vestida de violeta, en brazos de su madre. La chiquita, con un brazo, la abraza, y con el otro agita una motosierra –también violeta– hecha con telgopor y con algunas firmas escritas con fibrón negro. “Son de Milei”, dice Sol, su mamá, comerciante del barrio porteño de Villa Crespo. Su hija, llamada Isa, y de tan sólo 7 años, la agita, feliz, y solo canta, como estas ¿doscientas?, ¿trescientas?, personas, dos palabras:
–Cristina tobillera.
Una reportera de RTVE de España la mira, por largo rato, como queriendo entender ese entusiasmo, esa sonrisa, ese fervor. Le pregunta a Sol, de 40 años, qué siente.
Ella pronuncia, entre el medio del ruido, la palabra esperanza.
La reportera la mira, con esos ojos ajenos, tan de otro país, como quizá millones estén mirando ahora estos resultados, esta noche, este fervor, que no se mide en algoritmos ni tampoco en marchas, pero que está ahí, tan a la vista, tan al lado, una vez más.
Los puntos y el knock out
Los puntos que se descontaba Fuerza Patria le sacaría a LLA en la provincia de Buenos Aires fueron bajando con el correr de las horas: de 10 a 5 puntos de diferencia, de 5 a empate. Había un cóctel programado que rápidamente pasó a estar en duda, lo que hizo que la prensa se abalanzara sobre los últimos sánguches de fiambre, con una voracidad que mataba la espera y el nerviosismo en un Hotel Gran Brizo de La Plata, dominado por el silencio y las caras largas.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
Mientras tanto, llegaba por whatsapp el conteo de mesas de otras provincias con mejores números para LLA y se instalaba la idea de una elección nacional pareja. Tampoco fue así. A las 20 ya se hablaba de derrota. Y a las 21, con los primeros resultados, la sorpresa fue que se perdía incluso en la provincia de Buenos Aires. Fue knock out.
Indicios: más temprano el “cuervo” Larroque, Carli Bianco y Gabriel Katopodis habían llegado juntos al hotel-búnker y evitaron hablar con la prensa. El hermetismo duró hasta que el gobernador Axel Kicillof dio su discurso a las 22.30, después del de Milei. Los que dieron la cara ante los cronistas no fueron los candidatos bonaerenses sino algunos sindicalistas, que ocuparon un palco al costado del escenario principal.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
Hugo Yasky fue el primero en contestar a la prensa tras los resultados: “Se ratifica un escenario de polarización a nivel nacional; quedan de pie dos grandes fuerzas. Evidentemente, la operación rescate del gobierno de Estados Unidos a Milei tuvo efecto”.
-¿Las listas estuvieron bien armadas?
-Si gana un candidato que tuvieron que bajar porque está sospechado de ser narco, fijate que la cosa no pasa por ahí.
-¿Hay autocrítica?
-La vamos a hacer con la seriedad y el tiempo que se merece.
-¿Le da la razón a Cristina el resultado?
-No, no se trata de eso. Este resultado demuestra que La Libertad Avanza terminó de incorporar al PRO y a gran parte de los votantes del radicalismo.
-¿Cuál es la propuesta para lo que viene?
-Necesitamos fortalecer la unidad y pensar una propuesta hacia la gente- finaliza Yasky.
Que esos sigan siendo temas pendientes tal vez explica parte de lo ocurrido este domingo.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
La gente
Tomasa, arquitecta, es una de las tantas anonadadas con el resultado:
-No me lo imaginaba, pero bueno, es parte de la presión que sembró Estados Unidos, ese temor de que si Milei no ganaba… Yo creo que la gente votó con ese miedo, con esa hipótesis.

Tomasa, sus banderas y reflexiones sobre la gente, Taiana, Kicillof y Cristina.
Agita dos banderas argentinas, una en cada mano.
-Al peronismo esto le tiene que dar fuerzas.
-¿Y el antiperonismo?
-Una elección más, una menos, no importa: el tema es que esto implica la entrega de soberanía, del agua, de los ríos, del petróleo.
-¿Y por qué la gente no vota por eso?
-No lo quieren ver.
-¿Quién te gusta?
-Taiana: no le pudieron hacer una campaña en contra.
-¿El gobernador?
-Me consta que se está haciendo cargo de lo que abandona el Estado nacional, como el Astillero Río Santiago.
-¿Y Cristina?
-Me está demostrando que tenía razón en muchas cosas.
-¿Qué falta?
-Intuición. Y amor. Lo contrario del amor es el miedo.
“No puede ser”, repite a su lado Andrea, que cree que en los números finales “hay algo raro”. Primero habla del sistema de votación –por primera vez en formato de boleta única–pero luego reflexiona sobre la mezcla entre estrategias electorales y errores propios.

Andrea, su sobrina (con bolsos listos para irse a Europa a buscar trabajo y horizonte) y Soledad.
Comenta que algunas colegas enfermeras suyas votaron a Milei por una razón: “Quieren un cambio”. A su lado, su sobrina psicóloga ya tiene listos los bolsos para irse a vivir a Europa. Explica: “Los efectos de esto van a durar muchos años”. Menciona otra calidad de vida, la posibilidad de ejercer, más oportunidades.
Acá la van a estar esperando…
-Vamos a seguir laburando para que esto se termine– dice Andrea.
Pero Soledad, su amiga, acota:
-Si llegamos.
Habla, literalmente, de la muerte.
-Hicimos algunas cosas mal, es cierto. Pero estos… Spagnuolo, lo de Espert… no entiendo.
Vienen de ver a Cristina en el balcón de la calle San José, y ahora están bajo una llovizna esperando a Kicillof. Las sigue moviendo el amor, frente a lo que consideran odio ajeno:
-Es una lástima, porque la pagamos todos. Se llevan todo. Y este desastre va a durar años.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
Otro de los que está pegado a la valla es Martín, a la espera de que salgan los dirigentes “para reconocer que se perdió”. Para él también “hay algo raro: no me cierran los números”. No lo puede creer.
Es jubilado, exferroviario. Cuenta que se le acercan personas a pedirle comida en un pequeño local con el que complementa sus 600 mil pesos de jubilación (tras 40 años de aportes).
-Me da pudor, me da vergüenza que la gente pida para comer. Lo que está pasando no tiene precedentes.
Habla del mismo ministro de Economía que endeudó al país con Macri primero, y ahora, en nombre de las finanzas. Y vuelve a sacudir la cabeza en señal de incredulidad:
-Si vos me decís: ganó porque hizo obras… ¿qué obra hizo? Los jubilados, los discapacitados estamos por el piso.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
-¿Cómo se explica?
-No tiene explicación, no me va a entrar en la cabeza. La miseria que hay en la calle, no hay trabajo. Endeudaron al país y metieron a Cristina presa. ¿Y ellos? Son estafadores, son evasores, y no dan explicaciones. ¿A quién beneficiaron? Solamente los peronistas van presos.
Sobre ese tema cuenta: “Soy peronista por mi papá. Me crié en los 70, en una casa donde escondían la foto de Perón y Evita porque te perseguían”. Ahora se expresa libremente acá, pero también se siente en una encerrona: “Hay algo muy oscuro, muy turbio. Estos tipos no me merecen ningún respeto, porque no respetan al pueblo”.
-¿La gente se va a dar cuenta de eso?
-No. Porque la justicia que tenemos en Argentina es in-justicia. Hay que empezar de nuevo muchas cosas. No es solo esperar las próximas elecciones.
Otro de los que aceptó hablar con lavaca fue Héctor Daer, secretario general de la CGT.
-Le escuché decir que en una elección se gana o se pierde por un voto, pero que no hay que andar con caras largas. Ahora bien, ¿cómo pensar la composición del Congreso?
-Los números siempre van a depender de un sector que pendule, el mismo que hoy votó “por afuera” o “por el medio”, entre comillas. Es ese sector que dice “no estoy de acuerdo con esto ni con lo otro”, pero después termina votando todo. Esos sectores van a tener que refrendar en el Congreso los discursos que tuvieron durante la campaña. Fijate que desde el último trimestre del año pasado el oficialismo tuvo fracaso tras fracaso en el Congreso. Y con algo inédito: se ven obligados a promulgar una ley porque el Congreso les rechazó el veto, pero dicen “hasta que no me digan cómo se financia, no la aplico”. Eso no se vio nunca en la Argentina. Son cosas que la democracia tiene que resolver. Que en plena campaña el propio Presidente diga que lo único que aspira es a tener un tercio para sostener sus vetos habla de la poca creatividad y de la escasa consideración por el Poder Legislativo. Muchas de las cosas que estamos viendo son insólitas.


Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
-Después de septiembre, ¿cómo se explica este resultado? ¿También es la gente eligiendo esas cosas insólitas?
-No hay que enojarse con el votante. Tal vez nos equivocamos en el debate. Desde el movimiento obrero, en 2023 fuimos claros sobre lo que se venía, pero parece que no alcanzó. Ahora veremos los resultados y analizaremos en qué nos equivocamos.
-¿En qué sentido hubo errores?
-El peronismo tiene representación sobre sectores muy heterogéneos. A veces concentramos el discurso en los derechos laborales, las conquistas, pero eso representa solo una parte de la población. Hay otro sector que no goza de esos derechos, y en esa heterogeneidad quizás no logramos universalizar el mensaje, hablarle a más gente. No es fácil, porque hay que unificar el discurso, definir qué hacer. Y parece que eso no se hizo.
-¿Cómo se puede corregir de acá en adelante?
-Hay que laburar para lograrlo. Si no fuéramos optimistas, estaríamos todos en casa tomando el último mate y yéndonos a dormir. Pero somos optimistas, y por eso seguimos acompañando.
¿El armado electoral o la estrategia pudieron haber sido mejores?
-Cuando se firman las listas, todos son los mejores y las mejores, ¿no? Pero bueno, después la realidad te acomoda.
-¿Cómo estará la calle de acá a diciembre?
-La calle va a tener un termómetro que tiene que ver con las cuestiones sociales, más que nada. La legitimidad electoral no te da legitimidad absoluta para hacer lo que se te ocurra. Esto es día a día.
-¿Hay un paro en el horizonte?
-Por ahora no. Ya vimos en el último paro que hubo un sector grande que no pudo movilizarse porque cobra por día trabajado. Entonces las dificultades para vaciar todo con medida fuerza no son las mismas que antes.
-¿Y si el oficialismo avanza con una reforma laboral?
-Ahí sí. Ahí vas a tener a todos los trabajadores encolumnados. Olvidate.

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca.org
La jornada terminó a las 23 horas, después de que hablara Axel Kicillof, único orador, ladeado por la vicegobernadora Verónica Magario. Hizo una lectura de las elecciones bonaerenses (“muy ajustada”), le habló al gobierno y dijo que hay que redoblar el esfuerzo para construir una alternativa: “Ni miedo ni resignación. Más esfuerzo, más militancia y más trabajo. Vamos a usar todos los recursos para seguir funcionando como escudo y como red. Pero además de ayudar y proteger, es nuestra obligación construir una alternativa que le muestre a nuestro pueblo que hay otro camino”.
En el escenario lo acompañaron Máximo Kirchner, Sergio Massa y Juan Grabois, entre otros. Finalizaron cantando tibiamente la marcha peronista.
Mirando a la izquierda
Es más importante transformar que interpretar, proclama el principio básico del marxismo, pero lo que este domingo impregna el primer piso del club vasco donde se reúne la dirigencia y militancia del Frente de Izquierda es el aroma de la prudencia, a pesar de tener algo para festejar: una diputada por Capital (Myriam Bregman) y dos por provincia de Buenos Aires (Nicolás Del Caño y Romina Del Pla). La cosecha porteña fue importante: en mayo fue de 3,6% y hoy, el 9%, mérito sin duda de La Rusa, como apodan a Bregman.

Fotos: lavaca.org
La cautela la siembra el contexto: no es el Congreso de la Nación el escenario de ninguna transformación. “Es la calle”, dirá Del Pla, sin dudar y aferrándose a la memoria reciente “Lo mismo sucedió con Macri, que ganó las elecciones de medio tiempo y envalentonado quiso imponer la reforma laboral y jubilatoria y así le fue después”.
Juan Carlos Giordano –quien reemplazará a Del Caño en la rotación de su banca como diputado nacional– suma otras cuentas: “La gente que no fue a votar representa casi diez millones”. En su mirada esa cantidad hay que facturarla también a la oposición al gobierno, junto con el casi 60% que eligió otras fuerzas. ¿Será así? Para Cele Fierro no hay duda: “Solo hay que mirar un poco lo que sucede en el resto del mundo donde al mismo tiempo que la ultraderecha llega a controlar los aparatos de gobierno también hay una multitud que no deja de expresarse en las calles para defender otros valores”. Por ahí, creen, pasará lo que transforma: el voto con los pies.

Fotos: Lina Etchesuri/ lavaca.org
Actualidad
Ian Moche: la revolución de la empatía
En tiempos de elecciones, elegimos a Ian. Fue atacado por el Presidente y todo el aparato estatal como supuesto símbolo del “curro” en discapacidad, cuando ni siquiera cobra la pensión que le correspondería. El curro era otro: el director de la ANDIS, Diego Spagnuolo, quien también chicaneó a Ian, está involucrado en la alta trama de corrupción que salpica a todo el entorno presidencial, droguerías, laboratorios. Esta misma semana hubo una movilización de las personas con discapacidad reclamando la aplicación de la Ley de Emergencia votada por el Congreso por amplísimas mayorías, que el gobierno se niega poner en marcha. Esto es: corrupción, mientras se le niegan derechos y recursos a las familias. En el caso de Ian, niño activista sobre la neurodivergencia, esta es una historia que habla de manera simple de cosas complejas: de empatía, de humor, de amor, de familia, de apoyos y de futuro. De la vida de un niño por ser feliz, en un país hostil. Compartimos la nota publicada en la MU 206.
Por Franco Ciancaglini. Fotos: Lina Etchesuri.
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