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Minería de agua

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Fernando Díaz, hidrogeólogo, explica en esta nota de Darío Aranda un tema clave y difícil: cómo la megaminería compromete el caudal y la salud de las cuencias hídricas. Así lo comprobó en Esquel, donde su dictamen no pudo ser refutado. Así se extrae, explota, contamina y desecha un recurso natural que vale más que el oro.

Afirmación I: En la actualidad se desarrolla una megaminería del agua, recurso que se extrae, se explota, se contamina y desecha. Y que no se recuperará jamás.
Explicación: Se produce al mismo tiempo que se ejecuta la más famosa megaminería de oro, cobre, plomo y plata, entre otros metales, y que es política de Estado desde hace quince años.
Afirmación II: La megaminería reduce el caudal de ríos e incluso puede eliminar cursos de agua.
Explicación: El agua forma parte de un balance sensible. Cualquier modificación a escala repercute directamente en el volumen total hídrico.
Afirmación III: Al agua no se la llevan en barcos (todavía). Al agua la destruyen.
Explicación: Todos hablan de la importancia del agua, pero pocos piensan en cómo hacer un uso sustentable y cuidarla.
Éstas son algunas de las respuestas del hidrogeólogo Fernando Máximo Díaz, quien integra el reducido grupo de investigadores geólogos especializados en el sistema hídrico. Perito de la Corte Suprema de Justicia y de los fueros de la justicia nacional y federal, de perfil bajo y pieza importante en el histórico “no a la mina” de Esquel, cuando en 2003 la comunidad chubutense echó a fuerza de votos y movilizaciones a la minera Meridian Gold. En aquellas jornadas, Díaz colaboró en el análisis técnico sobre las consecuencias que produciría la explotación minera. Aportó con argumentos científicos lo que los vecinos suponían, pero la empresa y el gobierno provincial negaban. “Iban a modificar la cuenca de donde obtiene agua la ciudad”, recuerda.
A ocho años de aquellas jornadas, y con la megaminería puesta ya en discusión pública, Díaz repasa lo sucedido en Esquel como caso testigo, advierte sobre el impacto de la actividad en el agua y aporta elementos técnicos, en clave de divulgación, que vuelven más vigente que nunca una de las banderas socioambientales: “El agua vale mucho más que el oro”.
Caso testigo
La megaminería que avanza en Argentina y América del Sur, tiene múltiples objeciones:
Extrae un recurso que es no renovable (como toda industria extractiva).
No produce el desarrollo local que suele publicitarse (incluso, al requerir sobre todo mano de obra especializada, produce poco trabajo local).
Es escasa la rentabilidad que queda en el país: tres por ciento para las provincias; entre cinco y diez por ciento de retenciones a las exportaciones.
Y también el aspecto ambiental, donde las críticas suelen apuntar al uso de cianuro y, desde hace algunos años, al consumo de agua.
Como en glaciares, hay pocos científicos especializados en este tema y se reduce aun más cuando se les solicita alguna opinión crítica a una actividad impulsada por el gobierno. Díaz es una de esas raras excepciones. Las cinco veces que este cronista estuvo con la Asamblea de Esquel, el nombre de Díaz estuvo en boca de algún asambleísta. Siempre remarcaron la importancia de su labor, su conocimiento científico volcado en beneficio de la comunidad y su perfil bajo.
¿Cómo fue su intervención en Esquel?
Intervine en una parte pequeña del total, pero que los amigos de Esquel dicen que fue medular. La minera pidió el uso de aguas públicas como parte del proceso de aprobación y la cooperativa de aguas de Esquel se presentó e hizo objeciones. Entonces, el tema se puso en discusión con las distintas partes. Ahí es donde me convoca la cooperativa y empiezo a tener reuniones con la minera y con quienes hicieron el estudio de impacto ambiental. Voy al lugar y veo determinados aspectos que me llevan a pedir más información: qué estudios se hicieron del agua subterránea, de las fisuras en roca y demás. Los técnicos de la empresa se miraban sin saber qué decir. Estaba claro que trabajaban en la montaña, con máquinas perforadoras, en una zona que era la cuenca activa. Entonces les pregunto dónde estará el pit (hoyo). Y me señalan un lugar que iba a modificar directamente la cuenca de la laguna, algo que la empresa nunca había planteado.
Díaz toma entonces una hoja A4, una lapicera y hace un dibujo pedagógico. Muestra la conexión directa entre cuenca-minera-ciudad. “La cuenca es todo el espacio donde la gota de agua que cae va hacia la salida final del arroyo, ya sea en forma superficial o subterránea. Si hago una perforación y desaguo hacia otro lado, se modifica la cuenca. Y si encima eso se hace en la parte más activa de la cuenca, se modifica todo”.
¿Las aguas subterráneas también eran afectadas?
Desde la empresa me dijeron que hicieron pozos para estudiar el tema y que no había relación entre esas aguas. Pedí los estudios y exigí que precisaran dónde realizaron esos pozos. Demoraron mucho esos estudios. Luego los enviaron desde Canadá y decían todo lo contrario a lo que ellos publicitaban acá. Había una conexión directa entre todo el sistema hídrico. Además, no habían evaluado si la zona tenía desagüe al Océano Atlántico o al Pacífico. Un hecho muy importante porque la contaminación es nociva en todos lados, pero una cosa es cuando tiene 300 kilómetros hacia el Atlántico y otra si se dirige directamente a los lagos que están al lado de la ciudad.
¿Esas objeciones dejaron en evidencia el peligro del proyecto?
Quedó claro que se podía afectar la cuenca más activa de la zona y que se afectaban aguas subterráneas. Y agregaba un problema (hace otro dibujo): en el momento que hago las excavaciones, capto agua y la saco, lo cual disminuye el caudal de la cuenca. Pero cuando abandono la mina, queda la gran excavación y se comienza a recuperar el agua, que ya está contaminada. Eso era lo que iba a pasar en Esquel.
¿Qué dijo la empresa?
Comenzaron a hacer perforaciones para estudios que nunca terminaron. Tenían como objetivo definir los aspectos que se estaban cuestionando y que tenían que ver con el uso de aguas públicas. Nunca hubo un resultado final.
El abc del agua y las mineras
Díaz es licenciado en Ciencias Geológicas de la Universidad de Buenos Aires, especializado en hidrogeología y geología ambiental. Desde hace más de 20 años centró su actividad en la geología forense. Se dedicó al “estudio de casos” solicitados por el Poder Judicial, que implica investigar litigios puntuales. Trabaja en su casa de Palermo, una construcción antigua, de techo altos y grandes ventanales. Su oficina es una habitación amplia, pero reducida en espacio por la gran cantidad de libros y carpetas que se amontonan sobre mesas, sillas y forman pilas en el piso.
No es empleado estable del Poder Judicial. Como otros peritos profesionales especializados en un tema, son contratados por caso. Se los designa por sorteo y pueden ser removidos cuando carecen de conocimiento técnico y procesal. Sus otros lauros: hablar pausado, 63 años, paciencia docente.
¿Cómo funciona el “sistema hídrico”?
En la naturaleza hay un “balance agua”. Por ejemplo, el agua superficial de ríos tiene como un compartimento, un volumen almacenado y un flujo que se va hacia el océano. También hay otro flujo que se filtra hacia aguas subterráneas. Esas aguas subterráneas van al río. A este balance se agrega la lluvia que cae y se le resta la evaporación y lo que se va extrayendo. Es todo un sistema.
¿Cómo afecta la megaminería a las aguas superficiales y a las subterráneas?
Hay variables, según cada proyecto, pero también hay elementos recurrentes. En abstracto: por un lado, está el tema del agua que va a usar el emprendimiento en la producción y que suele medirse en litros por segundo. Es una parte del proceso que utiliza una gran cantidad de agua. Es un punto donde se pone –y hay que poner– mucho cuidado, porque son cantidades enormes. Pero, además, un yacimiento a cielo abierto es una gran cantera de tanta profundidad que hay que estudiar cómo compromete a las aguas subterráneas. ¿Cómo? Porque extrae el agua subterránea para que no inunde esas canteras. ¿Qué es lo que pasa cuando se extrae esa agua? Se ocasiona una depresión de esas aguas, que implica un agotamiento del recurso subterráneo y una disminución del recurso superficial.
¿Todo gran proyecto minero tiene este tipo de impactos?
Son canteras realmente enormes, hay una gran afectación del recurso hídrico y no hay dudas de que tienen un impacto en el balance total del recurso. A esto se suma el impacto en la calidad del agua. Y en general, cuando baja el caudal de un curso de agua, empeora su calidad.
¿Cuál es la conexión entre el agua superficial y la subterránea?
Lo podríamos pensar como si fuera una bañadera. Por un lado, la estás cargando y, al mismo tiempo, sacás el tapón del fondo. Todo depende de cuánto entra y cuánto sale. Si sale más de lo que entra es un problema. Y, en general, en minería no se hace la cantidad de estudios que son necesarios para saber cuánta es el agua que se puede extraer sin que se modifique el recurso. Entonces, lo que está sucediendo es que se está haciendo una minería del agua, porque la extrae y desaparece el recurso. Hay que pensarlo como si fuera un bosque: si vas con topadoras y arrasás el bosque, la renovación se pierde. En cambio si lo que vas tirando es semejante a lo que crece, ahí hay un uso sustentable del bosque.
Como realizan campesinos y pueblos originarios…
Claro. Mantienen el recurso. Pero si tirás el doble de árboles de los que crecen, en un par de años no tenés más bosque porque no le das tiempo a que se renueve. Lo mismo sucede con el agua.
Desde empresas y gobiernos se suele usar el argumento de que el proyecto minero está lejos de la población potencialmente afectada. ¿Tiene asidero técnico?
(Sonríe) Por un lado, es mentira que la contaminación hídrica no pueda extenderse hasta cientos o miles de kilómetros. Hay sobradas pruebas de eso. Y, por otro, el Derecho Ambiental plantea como sujeto de derecho, claramente, al ambiente, a la naturaleza y a las generaciones futuras. Entonces, no se puede contaminar un lugar porque “no hay nadie”, porque mañana ese mismo lugar puede ser un paraje, pueblo o ciudad. Esto no es teoría: es lo que está hoy en las leyes argentinas. Lo que sucede es que no se aplica, en parte por el desconocimiento y, en parte por los intereses en juego. La realidad demuestra que muchas de las argumentaciones empresariales y políticas hoy no respetan la Ley General del Ambiente.
Desde la empresa Yamana Gold (a cargo del proyecto Agua Rica, en Andalgalá) aseguran que “una chacra de 250 hectáreas consume la misma cantidad de agua” que el yacimiento.
Habría que ver bien los números de un determinado proyecto y también de una determinada chacra. Pero, ante todo, el proyecto minero hay que evaluarlo en la totalidad de usos: el agua de uso del proceso industrial y el agua que se extrae para mantener el pit seco, que muchas veces es mayor a la utilizada en el proceso industrial. Por otro lado, es difícil que una chacra contamine con metales pesados. No son actividades comparables.
Un proyecto muy cuestionado se está desarrollando en el centro geográfico de Chubut. A pesar de una ley que prohíbe la minería, avanza un emprendimiento de plomo y plata llamado Navidad. Zona de mucha sequía. Utilizando el sentido común, los criaceros –habitantes históricos y comunidad indígena del lugar– denuncian la posibilidad de que, ante un yacimiento con gran consumo de agua, tengan más problemas para alimentar animales y para abastecer el consumo humano. ¿Ese sentido común tiene correlato con algún argumento técnico?
Cada vez que hay extracción intensiva de agua subterránea hay un descenso de niveles. En este caso, la lógica, el sentido común y la ciencia dicen lo mismo. Habría que ver cada caso concreto, pero es muy factible que haya problemas con el recurso. De esa misma situación se está quejando la gente de la Puna, donde ya no dan abasto los pozos porque se agotan y lo atribuyen a los emprendimientos mineros con grandes extracciones de agua.
Las aguas superficiales se agotan: hay muchas evidencias e incluso ríos que desaparecieron. ¿Y las aguas subterráneas?
Sí. Se agotan y llegan a desaparecer para siempre.
La contaminación silenciada
La megaminería remueve y tritura gran cantidad de rocas, que aceleran la producción natural de sulfuros y, en contacto con el aire y el agua, producen drenajes ácidos, con su contaminación a cuestas. Desde la Asamblea de Esquel detallan: “El drenaje ácido, que subsistirá por cientos de años, moviliza metales pesados –como cadmio, plomo y arsénico– que contamina las aguas superficiales y subterráneas, contaminando así el agua de riego y de consumo humano”. Fernando Díaz lo confirma: “Un gran problema, que se menciona muy poco al hablar de contaminación minera, es el drenaje ácido, que afecta las aguas superficiales y subterráneas. Es una contaminación imposible de evitar porque se desprende del solo hecho de triturar las rocas”, aclara. Y agrega otro aspecto poco mencionado: “La minería produce una importante contaminación aérea. Cuando se secan las escombreras y dique de colas, los vientos levantan polvo y lo van esparciendo”.
 
En Andalgalá, donde está minera Alumbrera, hay días donde se nota el polvillo en el ambiente. Y los vecinos hace años que denuncian sus consecuencias en la salud.
Ningún polvo en la atmósfera no hace nada. El histórico problema de los mineros en galerías es la silicosis, que se produce por la inhalación de partículas de sílice. La sílice es como puntas vidriadas que se van clavando en las paredes del pulmón. Es una enfermedad que en toxicología se llama neumoconiosis. La silicosis es la producida por la sílice, que es un mineral muy inerte. Pero si a la sílice se le agrega plomo se está expuesto a plombemia, una enfermedad que se produce por la inhalación de plomo. Abra Pampa, por su pasado minero, es ejemplo de eso. Pero independiente de esos elementos más perjudiciales, los polvillos más comunes derivados de la explotación minera son muy dañinos.
¿Por qué no es tan tenido en cuenta ese aspecto?
Siempre se centra la atención en el cianuro, pero sin minimizar su importancia, hay que tener presente estos otros aspectos. También las explosiones que liberan gases. Las explosiones mineras utilizan materiales con gran cantidad de óxidos de azufre y de nitrógeno, con lo que se genera una lluvia ácida y rica en nitrógeno. Esta lluvia y su vinculación con aguas subterráneas y superficiales es directa.
Se suele decir que el agua es el oro del futuro, que las guerras serán por el agua y que se la llevarán. ¿Cuál es su opinión?
Todos hablan de la importancia del agua, pero pocos piensan cómo hacer un uso sustentable y cuidarla. No sé si habrá guerras por el agua, pero sí sé que la destruyen y que esto puede ser entendido como una forma de llevársela. Cada emprendimiento que genera contaminación se está llevando agua. Y esto es algo que al menos las empresas y muchos funcionarios hacen a conciencia.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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