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19 y 20: los días que parieron una década

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¿Cómo entender hoy lo que pasó el 19 y 20? ¿Un estallido fracasado con un lema -«que se vayan todos»-, que no se concretó? ¿Un problema de ahorristas? ¿O es un punto de inflexión en la historia, y en la cultura política del país, de una importancia comparable al 17 de octubre, y con alcances cruciales en mucho de lo que ocurrió en esta década que está terminando, y en mucho de lo que continúa sucediendo?
19 y 20: los días que parieron una década NOTA CON AUDIOS

En los audios y textos que siguen, Raúl Zibechi y Norma Giarraca reflexionan y suman ideas que ayudan a debatir y comprender. Olga Tonino, la madre de Gustavo Benedetto (30 años, repositor de supermercado y estudiante de Historia, muerto cuando le dispararon a la cabeza desde adentro del Banco HSBC en Avenida de Mayo) cuenta cómo vive y desvive este aniversario. Rodrigo Borda (abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales) detalla en qué punto está un juicio que nunca parece llegar a nada -y qué significa esa demora-, pero que el año que viene deberá (o debería) determinar quiénes son los responsables políticos de aquella represión. Hablar del 19 y 20 no es hablar del pasado. Tal vez sea explorar la historia del presente.
19 y 20: los días que parieron una década
«Un 17 de octubre»
El uruguayo Raúl Zibechi escribió Genealogía del Argentinazo, que también se editó como Genealogía de la Revuelta, uno de los primeros y más profundos intentos de comprender qué era lo que estaba ocurriendo en las calles y, sobre todo, en las cabezas y los corazones grandes sectores sociales que en un momento marcaron un límite, y abrieron todo un espacio.
Ahora Zibechi dice a lavaca: «El 19 y 20 fue un levantamiento o una insurrección que marca toda la década hasta el día de hoy. Creo que en la historia argentina reciente tiene una importancia similar a la que pudo tener el 17 de octubre del 45. Es un hecho profundamente modificador de la realidad política, cultural, social, y económica argentina. Hay un antes y un después. Como dicen los mexicanos, es un parteaguas».
El velorio de Kirchner, y el veto
«Si uno observa lo sucedido cuando el reciente velorio y entierro de Néstor Kirchner» postula Zibechi «ve reflejos que conectan con el 19 y 20. Y también en los sucesos del Parque Indoamericano. De lo que estamos hablando es de la capacidad de los de debajo de vetar algunas decisiones o algunos procesos iniciados por la élites. Por los gobiernos neoliberales de aquella época, y aún por las derechas de hoy».
El argumento lleva a lo siguiente: «Podemos concluir que el 19 y 20 es una muestra clara de la capacidad y el poder de los de abajo. Y eso es algo que llegó y se instaló en la sociedad. Y aún hoy sigue operando, más allá de quién esté en el gobierno, más allá de los nombres de las fuerzas populares arraigadas en las periferias urbanas, más allá del nombre de los dirigentes. Esa capacidad de veto de los de abajo, sigue operando. Y me parece que va a seguir operando durante un tiempo».
Lo que aprenden los de abajo
¿Por qué se llegó a ese veto? ¿Por hartazgo, por aprendizaje político? Responde Zibechi, reflejando otras investigaciones como Territorios en resistencia: «Yo creo que el mundo de los de abajo ha ido creciendo, no sólo numéricamente, sino que se ha ido haciendo más fuerte, ganando en autoestima,  complejizándose. No son sólo los pobres de siempre, sino pobres de nueva generación, empobrecidos de las clases medias. Y han aparecido nuevos saberes y nuevas capacidades. Por ejemplo la capacidad de organizarse. Antes la organización era el sindicato. No habían aprendido a organizarse en el territorio. Primero aprendieron a seguir caudillos, o punteros. Luego aprendieron a organizarse autónomamente de los punteros, por ejemplo».
El siguiente salto: «Con el tiempo aprendieron a producir, recuperar fábricas, crear huertas, panaderías, todo tipo de emprendimientos para la producción. Desde la producción para la sobrevivencia como los comedores comunitarios, hasta la producción material. Y aprendieron a manejar la salud, con clínicas autoconstruidas por los de abajo. Y espacios de formación del más diverso tipo, apelando muchas veces a la educación popular.
Tesis sobre el poder y el cascarón
Una de las víctimas emblemáticas de aquellos días, y de los aprendizajes que menciona Zibechi, fue Claudio «Pocho» Lepratti, ayudante de cocina en una escuela de las periferias pobres de Rosario, y profesor de Filosofía. Se paró en el techo del comedor cuando la policía disparaba a mansalva. «No tiren que hay pibes comiendo» fue su último grito. La policía lo mató de un balazo en la garganta.
Zibechi contabiliza la primera ocupación de tierras de las últimas décadas en San Francisco Solano, en los 80, de la mano del cura Raúl Berardo. «Desde aquel momento los de abajo han desarrollado capacidades que llamo poderes. Capacidad de poder hacer una cantidad enorme de cosas. En el peor de los casos, seguir a un caudillo o un puntero. En el mejor, organizarse autónomamente para hacer un montón de cuestiones que antes hacía el Estado. Y que aún hoy habiendo planes y políticas sociales el Estado hace a medias. Pero la gente sigue haciendo. Los sociólogos llaman a ese poder «empoderamiento». Es una palabra que no me gusta. Pero esa capacidad de hacer de los de abajo ha sido lo que llevó a romper el cascarón de las organizaciones preestablecidas, y saltar a la arena pública el 19 y 20. Y en muchos otros reventones que hubo antes y que siguió habiendo después».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-raulzibechi.mp3]
Raúl Zibechi

19 y 20: los días que parieron una década
El 19 y 20 sigue ocurriendo
Las organizaciones de desocupados que no se resignan a ser un punterismo de nuevo cuño, las fábricas recuperadas, las distintas experiencias cooperativas y horizontales que nacieron de 2001, son para Zibechi sólo una parte de lo vigente desde entonces: «Se vio en el Indoamericano. Se abre una grieta, y la gente no espera. Del mismo modo que no espera que haya una justicia reparadora por parte del Estado. Si llega, y se condena a un Videla, bienvenida. Pero hay un ajusticia de lo que sucedió hace tres décadas. De lo que ocurre hoy, del gatillo fácil, de la represión, de las patotas del color que sean, sobre eso no hay justicia».
Dicho esto, el 19 y 20 no parece, para Zibechi, un tema de museo, sino lo contrario: «el 19 y 20 sigue pasando. Pasó en el 2002 en Puente Pueyrredón y siguió a lo largo de la década en mil pequeñas acciones, en las asambleas contra la minería, los bachilleratos populares, la movilización cuando los juicios de la legislatura, cantidad de accioners contra la represión. La movilización por lo de Mariano Ferreyra, lo de los qom en Formosa, la muerte de Kirchner, son un montón de hechos en los que el 19 y 20 sigue operando. Hechos que no tuvieron la envergadura del 2001 pero podrían tenerla si se dan las condiciones.
Sobre la derecha
«Todo eso muestra que se está reconfigurando la coyuntura política permanentemente» asegura Zibechi. «Yo veo que se está vetando a la derecha, a los Macri y compañía, a los menemistas de hoy, y se está forzando a los que están en la Casa Rosada para
que sigan mirando el abajo y atendiendo las necesidades de la gente. No es un legado muerto. Es un legado que opera y actúa en la cotidianeidad».
La socióloga Norma Giarracca trata de ajustar el foco sobre aquellos días: «Hay políticos y periodistas que dicen que lo que ocurrió fue el producto de la manipulación de caudillos políticos. Pero eso pudo hacerse por el grado de desesperación de la población. Por el hambre y la situación de desesperanza y sufrimiento que había en esos meses».
¿Corralito + bolsillo?
Continúa Giarracca, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e investigadora del instituto Gino Germani: «Aquellas interpretaciones que miran a la historia y la gente desde lo institucional y los arreglos palaciegos, dicen que la clase media porteña salió porque le habían tocado el bolsillo. Efectivamente la cuestión del corralito fue un elemento importante para un conjunto de ahorristas que no tenían nada que ver con los sectores concentrados que habían sacado el dinero durante el 2001.
Eran parejas de ancianos que tenían ahorros, gente que había vendido una casa, etcétera, y que también son dignos de respeto».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-normagiarracca.mp3]
Norma Giarracca

La cacerola de la clase media
La idea de relativizar el reclamo de esa clase media en decadencia y sus cacerolas abolladas, es un argumento que mezcla una especie de obrerismo (muy de clase media) con cierto elitismo de los que buscan encoger teóricamente las consecuencias del 19 y 20, al extremo de que Giarracca debe aclarar que aquellos manifestantes «son dignos de respeto».
«Pero además de haber salido los ahorristas, salió una clase media que estaba harta de lo que estaba pasando básicamente desde 1990. Que había creído en las promesas de Alfonsín, y se había desilusionado. Que había creído en las primeras promesas de Menem, y se había horrorizado. Y que había puesto sus esperanzas en la Alianza, muchos pensando que la presencia de Chacho Alvarez, que era un hombre que venía del centroizquierda, podía modificar esa terrible y dramática línea de la historia que venía desde el año 75 en lo que hace en la línea económica, aún cuando debemos reconocer un cambio político importante en el 84».
El fin de la representación
La mayor industria argentina suele ser la trituración de esperanzas. «Esa gente de clase media salió a la calle con hartazgo, y produjo un fenómeno que articuló demandas de las personas que se movilizaron el 19 a la noche, con la gente del conurbano que se sumó el 20 en la Plaza de Mayo. Un fenómeno político en el corazón del poder del país, la Plaza de Mayo, que tuvo una importancia muy grande para la historia posterior. Hay una falla de representación, expuesta en esa consigna polisémica (con muchos significados) del ‘Que se vayan todos’. El mensaje era: no queremos más la representación política. Queremos tomar la historia en nuestras propias manos».
La respuesta K
Giarracca cree que de todos modos una consigna como esa tenía límites. «Porque de alguna manera la política hay que resolverla. Y no se resolvió la política de representación, no se la pudo cambiar en esa coyuntura. Después está lo otro. Cómo influye esto en la década posterior. Yo creo que uno puede reconocer en el gobierno de Néstor Kirchner sobre todo, haberse dado cuenta de que el país no estaba para bromas. Y empezar a plantear y anclar ciertas tradiciones que son aquellas de las que nos sentimos orgullosos la mayoría de los argentinos. Que son tradiciones libertarias, de justicia, democráticas. Él lo tomó por el lado de los derechos humanos, que sabía que eran un valor, algo muy preciado para la sociedad que había sufrido lo que había sufrido en la década del 70».
¿Cómo hubiera sido el país sin 19 y 20?
Norma hace el razonamiento al revés: «Creo que sin el 19 y 20, sin todo lo que pasó, muy probablemente los Kirchner no hubiesen llegado al gobierno. Pero si hubiesen llegado por la razón que sea, no se hubiesen planteado como sentido de gobierno lo que se plantearon. Por eso me parece muy importante recordar el 19 y 20 porque de alguna manera planteó una línea en la historia reciente de la Argentina, que marca un límite, una distancia. Se pone una distancia  a aquello que es lo peor de nuestra historia. Le indica a las clases gobernantes que las poblaciones pueden tener paciencia, pueden tener formas de adaptarse a las nuevas situaciones y aprovechar los momentos de bonanza económica. Pero hay límites que no los pasan». Giarracca cree que Kirchner en particular, entendió ese mensaje como nadie: «Siempre se cuidó muchísimo de la cuestión de la represión de la protesta, porque tenía muy presente lo que había pasado desde finales de los 90 y hasta que él asumió. Lo que no tengo claro es si eso está presente en la clase política actual. O si se cree nuevamente, como lo dicen los diarios de derecha, como Perfil por ejemplo, que la represión es uno de los dispositivos más importantes para el desarrollo económico del país».
Si fuera el caso, se confirmaría una vieja maldición argentina: toda posibilidad de democratización de la riqueza, de redistribución de la democracia, tiende a resolverse matando.
Sólo el 19 y 20 fueron 38 los muertos (más abajo, la nómina completa).
Cara a cara con el que mató
Olga Tonino es la madre de Gustavo Benedetto, el muchacho muerto de un balazo en la cabeza, disparado desde adentro del banco HSBC. «Miraba el noticiero, y veo que seguimos pidiendo justicia» dice Olga a lavaca.
«La causa de Gustavo está, pero toda parada. Nadie me llamó para nada, para darme algo. Y a él no lo tengo desgraciadamente, hace 9 años. Él de acá se fue solo, no fue con ninguna agrupación ni nada, quería saber lo que ocurría ahí ese día, ese 20 de diciembre. Fue lo que le tocó. No sé si fue el destino de él, o la desgracia. ¿Qué otra cosa te puedo decir?».
Olga sigue esperando que se haga algo. «Yo estuve cara a cara con el tipo que mató a mi hijo (el ex mayor del Ejército Jorge Eduardo Varando, que estuvo dos años en prisión por el caso y quedó libre). Ese militar le disparaba a la gente. En la reconstrucción lo tuve ahí. Frente a mí. Pero él está suelto. Lo largaron. No se hizo más nada.
Olga traza un perfil de Gustavo, a punto de quebrarse: «Era un chico bueno, trabajador, trabajaba en un supermercado. Yo había quedado viuda un año antes, y él era el sostén mío, porque trabajaba para ayudarme. Por eso tenía tanta bronca ese día: ‘Me voy a la plaza me voy, quiero ver cómo es esto’. Agrega Olga: «No iba a hacer quilombo, nada que ver».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-olgamadredegustavo.mp3]
Olga la madre de Gustavo Benedetto

Nombres
La causa en la que se investiga la represión y las muertes ocurridas el 19 y 20 es otra muestra genética de la Argentina de los últimos años. Rodrigo Borda es abogado e integra el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), uno de los que promueve ese juicio. Explica Borda: «Los imputados en la ciudad de Buenos Aires son Enrique Mathov, como secretario de Seguridad, el comisario Rubén Santos, como jefe de la Policía Federal, el comisario Raúl Andreozzi como jefe de la Superintendencia Metropolitana, y el comisario Norberto Gaudiero, de Coordinación Federal. Estos imputados están en la etapa de juicio Oral en el Tribunal Oral Federal número 6. Se les atribuyen las cinco muertes ocurridas en Capital Federal, como homicidio culposo por la negligencia en la conducción del operativo, y alrededor de 118 lesiones culposas, que son los heridos».
De la Rúa encontró la salida
¿Y el juicio? «Creemos que el año que viene podría realizarse» sostiene Borda. «De la Rúa se encuentra sobreseído por la Cámara Federal en un fallo dividido, y ese sobreseimiento está apelado por el fiscal, el CELS, el abogado Rodolfo Yanzón y CORREPI. Aspiramos a que el año que viene se defina en la Cámara de Casación o en la Corte la situación de De la Rúa, con la esperanza de que pueda revertirse el sobreseimiento y se lo sume al juicio».
Otro imputado ya falleció, el entonces ministro del Interior Ramón Mestre. «Además hay causas en las que no intervenimos pero siguen pendientes, por los autores materiales. Por ejemplo en el caso de la muerte de Gustavo Benedetto, al que le dispararon desde adentro del HSBC y el caso del homicidio de Alberto Márquez en la 9 de Julio, con imputados de Asuntos Internos de la policía tanto por esa muerte como por las lesiones de los heridos de bala en ese contexto. Hay además un policía, el principal Víctor Belloni. Hay pruebas, fotos y testigos con los que se pudo reconstruir su actuación en Tacuarí y 9 de Julio. Es uno de los imputados por la muerte de Gastón Riva, Diego Lamagna y Carlos ‘Petete’ Almirón. Sin embargo, no está procesado por ese hecho pero sí por haber disparado en ese contexto, así que está elevado a juicio como tentativa de homicidio. Y otros están imputados por apremios ilegales, vejaciones, golpes».
Se trata de un viejo truco (o inepcia) judicial: tener las causas divididas en múltiples pedazos. Borda: «La aspiración es que todo eso se unifique en un solo juicio, porque son obviamente hechos concurrentes».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-rodrigoborda.mp3]
Rodrigo Borda

Corruptos, Represores & Corpiños
Borda siente un sabor amargo: «No haber podido avanzar en la identificación de los policías que dispararon contra Riva, Lamagna y Almirón. Hace 6 años pedimos un peritaje, que no se ha hecho. Es frustrante. Pero en otro sentido se puede destacar que a diferencia de lo que ocurrió con Kostecki y Santillán (los piqueteros muertos durante la represión en Puente Pueyrredón en junio de 2002) aquí se avanzó mucho más con respecto a los responsables políticos y jefes, que con respecto a los autores materiales sobre todo en helecho de Riva, Lamagna y Almirón. Todavía falta que lo de De la Rúa se revierta, y si ocurre sería un logro que los responsables políticos sean llevados a juicios. Después será importante obtener las condenas que corresponden».
¿El poder judicial es lento en estos casos, o cómplice? «No podría decir que hay una deliberada intención de tapar u ocultar. Pero hay algo que se ve en casi todos los casos que presentan cierta complejidad, por la cantidad de víctimas o la complejidad de los hechos. En los casos complejos, la justicia muestra un record bastante pobre, sobre todo la justicia federal, una justicia más acostumbrada a perseguir a personas por tenencia de drogas, o a bolivianas que venden corpiños en la calle, que a perseguir corruptos o represores».
Sigue el abogado: «Yo noto una enorme ineficiencia que se refleja no sólo en casos como estos sino en los casos en que  se investigan hechos de la dictadura. La demora de la justicia es pavorosa. Por eso ejemplificaba con el peritaje balístico que hace 6 años está pedido y aceptado, y no se hace, no se puede, porque falta una cosa, tal otra, tal documentación, comunicar a tal perito tal cosa. Seis años. Hicimos recursos de queja por denegación de justicia. Y la verdad es que lo que obtuvimos es bastante poco. Eso explica muy bien por qué hace 10 años se inició la causa pero no tenemos un juicio, y por ende condena. La causa muestra con claridad la ineficiencia y la lentitud de la justicia federal para casos como éstos.
Nombres para recordar
Esta es la nómina elaborada por Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), de los muertos el 19 y 20.
– ACOSTA, Graciela, 35 años. Militante de DDHH. Estaba con una amiga buscando a sus hijos. Se acercó a un supermercado frente al que unas mil personas reclamaban comida. Recibió dos impactos de bala, disparados rodilla en tierra por un policía al que su amiga vio perfectamente. Provincia: Santa Fela espalda.la espalda.La Tablada.la cabeza.la boca.
– ALMIRÓN, Carlos «Petete», 24 años Petete era militante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y de la Coord. de Desocupados 29 de Mayo. Recibió un disparo de la policía en el pecho en Av. 9 de Julio y Av. de Mayo cuando encabezaba una columna de manifestantes que intentaba volver a la Plaza de Mayo.
– ALVAREZ Villalba, Ricardo, 23 años Asesinado en Rosario, Santa Fe.
– ARAPI, Ramón Alberto, 22 años Estaba con amigos tomando tereré en el Barrio Nuevo de Corrientes. Entró al barrio una camioneta Ford F-100 bordó sin leyendas identificatorias y sin patente, con cinco hombres, cuatro con el uniforme de combate azul-celeste de la policía de Corrientes. Arapi trató de esconderse, pero dos de los policías lo corrieron y alcanzaron. Uno lo golpeó y le pegó un tiro que entró por el pecho y salió por
– AREDES, Rubén, 24 años Fue asesinado por la Policía federal mientras participaba en un corte de calles en Ciudad Oculta, Ciudad de Buenos Aires. Recibió cuatro balas de plomo por
– AVACA, Elvira, 46 años Recibió un escopetazo frente a un supermercado frente al que pasaba con su hija en Cipolletti, Río Negro. Recibió el disparo en la zona lumbar. El calibre de la bala es policial.
– AVILA, Diego, 24 años Asesinado en Villa Fiorito, Buenos Aires.
– BENEDETTO, Gustavo Ariel, 30 años Se encontraba en la esquina entre la Avenida de Mayo y Chacabuco, Ciudad de Bs. As., donde se estaba llevando a cabo una manifestación. Recibió un balazo en la cabeza que le provocó la muerte, disparado desde el interior del Banco HSBC, donde prestaba servicios como custodio privado el ex militar Varando, represor de
– CAMPOS, Walter, 17 años Estaba esperando cajas de comida junto a cientos de personas frente a un supermercado en Rosario (Sta Fe), cuando un tirador de elite de las TOE (Tropas de Operaciones Especiales) le disparó a
– CÁRDENAS, Jorge, 52 años Fue herido la noche del 19 en las escalinatas del Congreso de la Nación, y falleció varios meses después.
– DELGADO, Juan, 28 años Estaba con otras personas reclamando alimentos frente a un supermercado en Rosario, Santa Fe. Llegó un camión que aparentaba traer comida. Cuando los manifestantes se agolparon alrededor, de atrás aparecieron seis móviles policiales que dispararon contra la gente. Delgado fue herido con balas de goma cuando huía de la represión. Un policía lo tumbó de un cachiporrazo en las piernas, lo apuntó con su itaka, pero se había quedado sin carga, por lo que sacó la pistola y le disparó a menos de un metro de distancia.
– ENRIQUEZ, Víctor Ariel, 21 años Asesinado en Almirante Brown, Buenos Aires.
– FERNÁNDEZ, Luis Alberto, 27 años Vendía sandías frente a un supermercado en la provincia de Tucumán. Durante la represión a manifestantes, un gendarme le disparó a poca distancia en la cabeza. Murió dos días después.
– FERREIRA, Sergio Miguel, 20 años Baleado durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre de 2001. Murió un año después a raíz de una complicación hepática desencadenada por el balazo en el hígado recibido cuando la policía cordobesa reprimió duramente un saqueo a un supermercado del barrio Villa El Libertador.
– FLORES, Julio Hernán, 15 años Asesinado en Merlo, Buenos Aires.
– GARCÍA, Yanina, 18 años Recibió un disparo en el abdomen cuando, desesperada por los ruidos de las balas, salió a la vereda a buscar a su pequeña hija. En Rosario, Santa Fe
– GRAMAJO, Roberto Agustín, 19 años Un grupo de jóvenes estaba siendo perseguido por la Policía, que les disparaba balas de goma, en Alte. Brown, Buenos Aires. A la corrida se tuvieron que sumar todos los que estaban en la calle, ya que la Policía disparaba a mansalva. Un vecino pudo observar que en una obra en construcción que está ubicada en diagonal a su ventana había dos policías escondidos en las columnas. Uno de los policías disparó con balas de goma para lograr la retirada de los jóvenes, mientras que el otro policía se quedó escondido en la tercera columna de la obra en construcción y sacó el arma reglamentaria y efectuó tres o cuatro disparos. Uno de los disparos atravesó la cabeza de Roberto, que iba de su casa a la de su tío.
– GUÍAS, Pablo Marcelo, 23 años Asesinado en San Francisco Solano, Buenos Aires
– ITURAIN, Romina, 15 años Asesinada durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre, mientras estaba en su casa, adonde ingresó una bala policial disparada contra quienes protestaban frente a un supermercado en Paraná, Entre Ríos.
– LAMAGNA, Diego, 26 años Murió después de haber sido herido en el pecho con un perdigón de plomo. Según testigos, le dispararon policías de civil desde un auto particular en la Ciudad de Buenos Aires.
– LEGEMBRE, Cristian, 20 años Asesinado en Castelar, Buenos Aires
– LEPRATTI, Claudio «Pocho», 35 años Militante comunitario. Estaba en la terraza de la escuela en la que colaboraba (era profesor de filosofía, y ayudaba como cocinero) cuando el móvil n° 2270 del Comando de Arroyo Seco se dirigía a reprimir un corte de calles de los vecinos del barrio. Los policías detuvieron el móvil y empezaron a disparar. Pocho gritaba que no lo hicieran porque había muchos chicos. Velásquez, el efectivo condenado a 14 años de prisión, dijo en la reconstrucción que disparó sin apuntar y que no sabía si tenía balas de goma o de plomo. El proyectil que lo mató ingresó por la garganta. Fue en Rosario, Santa Fe.
– MÁRQUEZ, Alberto, 57 años Durante la manifestación en la Ciudad de Buenos Aires, de una camioneta salieron civiles y uniformados que empezaron a disparar indiscriminadamente. Alberto Márquez recibió dos balazos en el tórax a consecuencia de los cuales murió. Uno de los autores es el comisario Oliverio, jefe de asuntos internos de la PFA, quien está detenido.
– MORENO, David Ernesto, 13 años Salió corriendo cuando la policía empezó a disparar contra los vecinos que se agolpaban frente a un supermercado en la provincia de Córdoba. La autopsia determinó que David fue herido con cinco proyectiles, algunos de goma y otros de plomo. De la nuca le extrajeron una posta de plomo que pertenecería a un cartucho disparado por una escopeta calibre 12/70 de la Policía. Los impactos en su cuerpo y en los de los otros heridos fueron por la espalda, por lo que se descarta que hayan sido lesionados por otras armas que las que disparaban los uniformados.
– PACINI, Miguel, 15 años Asesinado durante en la provincia de Sta Fe, recibió varios disparos en el cuello.
– PANIAGUA, Rosa Eloísa, 13 años Había ido con su familia a buscar comida en un supermercado en Paraná, Entre Ríos, porque el comisario del barrio había hecho correr la voz de que entregarían mercadería. Al llegar los esperaban policías y gendarmes. La bala entró por la parte superior de la cabeza y salió por
– PEDERNERA, Sergio, 16 años Baleado durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre en la provincia de Córdoba. El menor se encontraba en la calle buscando comida para su familia en el marco de los reclamos masivos que se realizaron en supermercados, cuando recibió una bala policial en el tórax que le produjo una paraplejia. Un año después falleció en el hospital.
– PEREYRA, Rubén, 20 años Baleado por la policía cuando regresaba a su casilla llevando al hombro una caja con alimentos entregados en un supermercado. En Rosario, Sta Fe
– RAMÍREZ, Damián Vicente, 14 años Asesinado de un balazo en el cuello en la esquina de Maciel y Cristianía, Gregorio de Laferrere, Buenos Aires.
– RIOS, Sandra. Asesinada durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre. Sin datos.
– RIVA, Gastón Marcelo, 30 años. Circulaba en moto por la Avenida de Mayo en la Ciudad de Buenos Aires, cuando recibió un disparo en el pecho proveniente de alguna de las armas de un grupo de cuatro policías que estaban disparando.
– RODRÍGUEZ, José Daniel. Asesinado en Paraná, Entre Ríos.
– ROSALES, Mariela, 28 años. Asesinada en Lomas de Zamora, Buenos Aires.
– SALAS, Ariel Maximiliano, 30 años. Asesinado en la esquina de Maciel y Cristianía, Gregorio de Laferrere, Buenos Aires.
– SPINELLI, Carlos Manuel, 25 años Fusilado desde un Gol blanco durante la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre. Sucedió en Pablo Nogués, Buenos Aires.
– TORRES, Juan Alberto, 21 años Sufrió una herida de arma de fuego en la zona abdominal. En Corrientes.
– VEGA, José, 19 años Asesinado en Moreno, Buenos Aires.
– VILLALBA, Ricardo, 16 años En Rosario, Santa Fe, recibió un tiro en un ojo cuando vecinos manifestaban pidiendo alimentos frente a un autoservicio. Murió el 23 de diciembre.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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