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Ley Ómnibus, día 2 bis: otra vez se fueron al mazo

Fotos Nacho Yuchark y Lina Etchesuri para LAVACA
El segundo día de debate de la Ley Ómnibus mostró el siguiente panorama:
-Dentro del Congreso, la ansiedad libertaria por llegar a tener la Ley. La ansiedad de la oposición amistosa por complacer la ansiedad libertaria pero intercalando sus reclamos (un punto simbólico de este tema lo protagonizó Miguel Angel Pichetto. Cuando dijo que quería continuar la sesión pese a la violencia en la calle, fue aplaudido por el bloque de LLA y respondió: “Dejen de aplaudir, no sean pelotudos”). La tercera ansiedad fue la del peronismo y la izquierda por evitar la sanción de esa Ley de efectos cada vez más destructivos para una sociedad ya vastamente castigada por el ajuste de los últimos años, potenciados en los últimos dos meses. La hipótesis más transitada: el oficialismo llega a tener mayoría propia para aprobar la Ley Ómnibus en general. Por eso quería continuar sesionando para llegar a votar. En el palco, como una sombra, se había instalado para ver y capitalizar ese posible resultado Karina Milei, El Jefe. Finalmente, pasada media noche, la sesión se levantó y pasó a cuarto intermedio. No se sabe cómo reaccionará el Ejecutivo, ni qué seguirá negociándose.

Fotos Lina Etchesuri para lavaca
-Afuera del Congreso empezaba a naturalizarse la violencia policial. El periodismo fue un blanco fijo para Gendarmería, Prefectura y Policía Federal: balas de goma, golpes, y gases de efecto cada vez más nocivo. Hubo 27 periodistas que sufrieron la acción policial. Las agresiones ordenadas por Patricia Bullrich sumaron a toda clase de manifestantes que no estaban cortando las calles, incluidas jubiladas y jubilados. Las calles fueron cortadas más por el accionar policial que por los manifestantes. Se calcula un mínimo de 60 heridos y dos detenidos. También fueron atacados algunos militantes de los partidos congregados allí. Y con el correr de las horas la cacería abarcó también a las vecinas y vecinos autoconvocados en las esquinas con sus cacerolas. El clima se enrareció con el avance policial, como suele ocurrir, ordenado en coincidencia con el horario pico de la programación televisiva y de noticieros. En Rosario hubo a la vez una manifestación convocada por la Asamblea de Trabajadores de la Cultura contra la Ley Ómnibus. También allí hubo represión y siete personas detenidas.


Fotos Nacho Yuchark para lavaca
A la noche, inabarcables para la señora Bullrich y las autopercibidas fuerzas del orden, comenzaban los cacerolazos en Buenos Aires (Corrientes y Medrano, San Juan y Boedo, en el propio Congreso) y acaso en muchos otros lugares del país, anunciando que el tema no está terminado.


Fotos Nacho Yuchark para lavaca
Mientras en el recinto se seguía intentando ganar y/o perder tiempo, a las 17 se aprestaban las fuerzas de Gendarmería, Policía Federal y Prefectura, ataviadas y pertrechadas a tono con la guerra que libran contra una importante parte de la sociedad.

Fotos Lina Etchesuri para lavaca
17.20
Empezaron a llegar las primeras organizaciones políticas, sociales y culturales, en cantidad moderada y referenciadas en partidos de izquierda. Y cada vez más autoconvocados.
Eduardo Belliboni, referente del Polo Obrero que luego se descompensaría entre los 37º sumados a la temperatura policial: “Es claro que en la Argentina avanza un esquema represivo. En este mismo lugar hubo cuatro compañeras detenidas del partido radical”.
Un hecho llamativo durante la jornada es que la UCR se manifestó repudiando las detenciones del día anterior (incluida su afiliada Ivanna Bunge), pero no se conoció nada con respecto a las de este jueves.
Agregó Belliboni: “Hubo represión, un ataque sistemático a la libertad democrática lo cual quiere decir que Milei no solo quiere un cambio de algunas leyes, quiere un cambio de régimen político. En Argentina está en juego la libertad democrática. O triunfa la libertad o triunfa la dictadura de Milei. Somos manifestantes pacíficos. Estamos ocupando los lugares que podemos ocupar. Defendemos el derecho a la libertad de expresión. Eso está en juego en la Argentina hoy. Lo que hace la ministra es ilegal. Debería intervenir un juez y no está interviniendo”.

Fotos Nacho Yuchark para lavaca
17.30
Primer acto: la Policía de la Ciudad se ensaña con los partidos de izquierda, los únicos presentes frente al Congreso ahora.
Matías Ávalos fue el primer detenido de la jornada. Estaba trabajando de sonidista en la movilización.
Testimonio de Matías Ávalos y la indiferencia de la policía al preguntarles de qué se lo acusaba:
La concentración, minutos antes de la provocación policial, era totalmente pacífica.
19.00
Una columna de asambleas barriales autoconvocadas avanzó sobre Avenida Rivadavia. Cantaron: «Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode».
19.10
Llegó Gendarmería a Plaza Congreso. Hay descoordinación entre las fuerzas.
19.20
La militarización desproporcionada de la Plaza de los Dos Congresos incluía escudos, y ostentación de armas con balas de goma.
19.35
Se formó una columna enorme de Gendarmería (lucían el clásico y ominoso uniforme “tortuga”). Adelante, las motos, con un conductor y un francotirador.
19.38
La policía amedrenta con la moto. Y se rien. Se supone que cumplen con su deber, pero parece ostensible que disfrutan. Sus “enemigos” están indefensos frente a las armas que les ha dado el Estado (pagadas por la sociedad), lo cual dice mucho sobre la actitud policial.
19.40
La policía motorizada hace su performance. Las motos dan vueltas en U para amedrentar a los manifestantes. Con el novedoso y reforzado gas pimienta en la mano (ya nadie sabe con qué químicos) listos para atacar.
19.50
Represión en Plaza Congreso: balas de goma y camiones hidrantes.


La reportera gráfica Susi Maresca, atendida tras los balazos de goma que recibió. El brazo de nuestro fotógrafo Juan Valeiro.
Las fuerzas disparan a mansalva sobre quienes estaban en la Plaza de los Dos Congresos.
19.55
Adentro del Congreso, algunos diputados (Unión por la Patria, Coalición Cívica, izquierda) piden que se suspenda la sesión.
20.00
Se vota si se suspende la sesión.
El oficialismo y los «dialoguistas» rechazan la suspensión. Quieren continuar el debate para que se vote, mientras se reprime afuera. Rodrigo De Loredo (UCR) pide desalojar los palcos del recinto. Martín Menem preside el encuentro y dice: continuemos.
20.05
La Policía hiere a varios trabajadores de prensa
Nicolás de Anred: “Recién me tiraron. Enfrente del cine Gaumont. Estaba manifestándose la gente pacíficamente. Estábamos nosotros cubriendo y empezaron a tirar. A cazar gente. Eso es lo que están haciendo”.
20.06
Llega la Prefectura.
20.10
Salieron diputados de la oposición a la calle. A dos metros tiran gas pimienta. Esto dice Santiago Cafiero: «Un desastre. Esto sale con violencia. Esto es el gobierno de Milei, el modelo de Milei».
20.30
Natalia Zaracho diputada nacional, sale de la sesión, observa la represión y describe lo que ocurre afuera en relación con el adentro: “Es una vergüenza lo que está pasando adentro. Pedimos un cuarto intermedio para salir y ver lo que estaba pasando con la represión a la gente y se negaron. Todavía no hay dictamen. Todavía están negociando. Es una vergüenza que todavía no sepamos qué se va a votar. Todavía no sabemos la letra chica, hay artículos que todavía se están negociando. Esto que pasa afuera es para distraer a la sociedad, porque adentro se juega el destino y el futuro de nuestra patria. Se están rifando nuestros recursos naturales y nuestros derechos”.
Cecilia Moreau: “Que se parara la sesión es una cuestión de humanidad y seriedad política, no es una cuestión de estrategia parlamentaria. Hago un llamado al presidente Milei a que reflexione sobre lo que está pasando en la calle. Lo que hay que retirar es las fuerzas de seguridad que están exacerbando la violencia y la represión. Por supuesto hay que cuidar la calle y el Congreso, pero dejar que la gente se manifieste libremente. Estamos en democracia y este es un operativo desmesurado”.

Jubilados movilizados frente a los grupos pertrechados de la Policía. Fotos Lina Etchesuri para lavaca
20.35
Magnolia y María. Madre e hija, protestan frente al Congreso pese a todo. Magnolia dice:
“Estamos reclamando los derechos del pueblo. La Patria no se puede vender. Mi hijo tiene 14 años y no va a poder vivir su vejez, a mis nietos no voy a poder conocerlos libre como yo he sido. La ley afecta el futuro; esta ley vulnera todos nuestros derechos adquiridos. En estos meses se complicó mucho la vida, vamos a vivir en la calle porque no se puede alquilar nada. No se puede comer; el costo de vida es carísimo. A los diputados les pedimos que no se vendan. Que respeten nuestros derechos que por eso los votamos. Que no se vendan. Que no se vendan. Que no se vendan”.

Magnolia y María. Fotos Lina Etchesuri para lavaca
20.40
La LLA está retirando a sus oradores del debate. El objetivo: que se vote más rápido.
20.50
Se canta en Congreso (afuera): «Señor, señora, no sea indiferente, reprimen jubilados en la cara de la gente». Desde adentro no se escucha.
21.00
Zulema, de Jubilados Insurgentes: “Estamos preocupados porque el problema de los jubilados es el mismo que el de los trabajadores. Creció la precarización, el trabajo informal y por tanto bajaron los aportes al sistema jubilatorio. Entonces nuestra lucha es la misma que la de los trabajadores. Por eso nuestra canción es que están robando la jubilación”.
Dice la canción: “Trabajador, te estamos avisando/ que tu jubilación te la están afanando./
Y también les decimos /que quieren tener ganancias siderales/ robando los aportes previsionales./ Te roba el Estado, te roba el empresario, con la inflación, te roban el salario”.
Agrega Zulema:
–A esta altura de la vida lo único que queremos es cambiar esta sociedad para las generaciones que vienen.
–¿Le tienen miedo a las Fuerzas de Seguridad?
–También estamos luchando por ellos, porque no van a poder jubilarse. Pero ellos no lo entienden. Y si nos pegan, vamos a sufrir la misma represión que todos. Como estamos en la lucha, estamos contentos.


Fotos Nacho Yuchark para lavaca
21.30
La cantidad de policía que sigue habiendo es totalmente desproporcionada.
La policía le pegó además a un anciano que simplemente se quitó la gorra que llevaba señalándose su cabeza y desafiándolos a que le siguieran pegando.
Los policías lo miraban.
La sociedad mira.

Fotos Nacho Yuchark para lavaca
00.30
Se frena el debate. Hay un nuevo cuarto intermedio.
Continuará.


Fotos Nacho Yuchark para lavaca

Fotos Lina Etchesuri para lavaca
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¿Cuál es tu cepo?

Dos preguntas mientras sucedía la marcha de jubiladas y jubilados en Congreso de este miércoles 16. Una de esas preguntas le cabe a toda la sociedad: ¿Cuál es tu cepo? Palabras, hechos y “daños colaterales” durante una nueva ronda del sector más movilizado contra la situación actual. Pablo Grillo, el fotógrafo herido por la policía, y una nueva operación. Y cómo se está atacando el verdadero sentido de la palabra libertad.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Entre gendarmes, prefectos, aeroportuarios y federales que intentan –sin éxito– ponerle un cepo a la manifestación en las calles de jubiladas y jubilados. Entre cacerolas y latas de dulce de batata golpeadas con botellas de plástico. Entre silbatos y cantitos sobre qué feo de ser pegarle a un jubilado para poder comer o qué vergüenza pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta. Entre una movilización que registró una persona detenida y según la Comisión por la Memoria al menos 116 heridas (entre ellas una niña de 13 años, un joven de 16 y decenas de jubilados, la mayoría con quemaduras por el lanzamiento de gases químicos, pero también por golpes con palos y escudos). Entre vírgenes de Luján y carteles que denuncian las políticas de desguace. Entre banderas y remeras que exigen justicia por Pablo Grillo, las voces de la vanguardia de la lucha contra este gobierno: jubilados y jubiladas –que la repetición valga lo político– contestan dos preguntas bien concretas, en medio de celebraciones libertarias de cepos económicos, devaluaciones camufladas y genuflexiones monetarias internacionales:
- ¿Cuál es tu cepo?
- ¿Cómo seguimos?

Beatriz Blanco, la jubilada atacada hace un mes por la policía, marchó con su propia imagen en la tapa de la nueva MU. Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
Viaje a la verdulería
Oscar tiene un cartelito. Un cartel. Un cartelazo, en realidad: “Con 71 años lucho porque la dignidad no la negocio”. Dice: “Te cuento el cepo de hoy. Fui a comprar un pedazo de queso fresco y me quedaban 28.000 pesos hasta fin de mes. Me costó 4.500 pesos y lo tuve que pagar con la tarjeta de crédito. Es un cepo que nunca había tenido en mi vida y se llama pasar hambre”. Afirma, digno: “La lucha no se deja, la calle no se abandona. Esto algún día va a cambiar, yo estoy seguro que va a cambiar”.

Mirta, de Lanús, 71 años. Su cepo: “Gano la mínima después de haber aportado 40 años, es una aberración, nunca hemos vivido algo así. Mirá que he vivido gobiernos, eh, pero como esto nunca. No podemos salir a ningún lado. Voy a la verdulería y tengo que comprar 4 papas, 3 manzanas. Tenemos que elegir entre la medicación o comer, así de sencillo”. Así de complejo, ¿cómo se sigue? “Luchando para que esta gente se vaya de una vez por todas y para que construyamos un cambio estructural”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
La vanguardia y la milanesa
Hernán, 75 años, artesano. Su cepo: “Seguir trabajando a mi edad. No podría vivir si no, con la cantidad de remedios que tengo. Tengo gratis solo el de la diabetes”. Cómo seguir: “Parece que la única forma que tenemos de cambiar las cosas es en la calle. Pero es una lástima que la vanguardia de lucha seamos nosotros, es horrible. Deberían estar los estudiantes, los sindicatos, no los jubilados al frente”.
Cristina, 78 años, casi 79. “Mis cepos son todos. Si pago una cuenta, no puedo pagar otra. Así vivo. Nos gobierna una manga de atorrantes, chupasangre, desgraciados. Desde Mauricio Macri en adelante es imposible afrontar el día a día”.
¿Qué nos queda? “Lo único que nos queda es un plan de lucha, rebeldía y resistencia. No queda otra, te lo dice esta vieja que es de la década del 40, cuando en el país ni siquiera se hacían alfileres, nada de nada de nada”.
Mario (70), Beatriz (79), Rubén (72) y Felipe (76) integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados. Mario: “Mi cepo es la carne. Con lo poco que tengo casi la dejé de lado, como máximo algún día una milanesita preparada, pero hasta ahí, el asado ya no existe”.
Beatriz: “Mi jubilación es de 493.000 pesos mensuales, así que vivo gastando lo menos posible. Vivo con mi hijo, que es un trabajador activo y eso me ayuda. Hoy mi cepo está en los libros. No me puedo comprar ni uno, no puedo ir al teatro, ni al cine. El domingo me gustaría ir al teatro a ver la última función de Miguel Ángel Solá, que es maravilloso. Esas actividades no las puedo hacer más y también son importantes. Trabajamos toda la vida para eso, y ni así”.
Rubén. “Yo visualizo dos cepos para tratar de ser sintético. No soy poeta, pero sí puedo hacer una síntesis. Uno es mi futuro, con el acotado tiempo que nos queda, y otro es exactamente lo contrario que este gobierno propone y propagandiza: mi libertad”.
Felipe: “Mi cepo está en la alimentación y los remedios, porque los servicios los tengo que pagar sí o sí. Por más que el gobierno anterior era un desastre, no era de esta manera, se podía tomar el colectivo, pagar la luz y teníamos los remedios. Estábamos mal, pero ahora estamos hundidos”.
Entre los cuatro, comparten un plan para el futuro: “Este es un gobierno que aplica el ajuste marcado por el FMI, esa manga de usureros que aprietan a todos los países del mundo. Acá estamos en manos de un gobierno agarrado de pies y manos y al que no le importa el destino de nosotros ni de los trabajadores. Están llevando a cabo un ajuste criminal oncológico y la única forma de hacerlo retroceder es parando el país, no hay otra. Un plan de lucha con paros y movilizaciones hasta hacerlo retroceder y poder imponer otro plan al servicio de la necesidad del pueblo trabajador”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
¿Dónde ir?
María Elba, 78 años, camina y tose por los gases que ya empiezan a surcar el aire, porque la marcha se hace igual, a pesar de las cuatro fuerzas federales, los ojos que lagrimean y los –al menos– seis drones que se dejan ver en el cielo. Su cepo: “Ninguno, porque soy jubilada y no tengo nada, ¿o querés que te mienta como miente este gobierno? ¿Te parece que no tenga un plato de comida a los 78 años?”.
Cómo se sigue: “Con esto –dice y señala la marcha que resiste y persiste–. Que los jóvenes nos acompañen y que no se olviden que nosotros ya vivimos cosas feas y jodidas”.
Alicia, 76 años, chaleco rojo y gorra roja de Jubilados Clasistas. Su cepo: “Que no pueda llegar a fin de mes”. Piensa en su hija y en su nieta por cómo se sigue: “Organizándonos de forma independiente para no depender de la CGT que siempre cuida su quintita. Aquí seguimos los miércoles, con un montón de organizaciones más, por el destino de ustedes, porque no se van a poder jubilar. La lucha es en conjunto con la juventud”.
Estela, de 81, con bellos rulos color caoba y voz suave: “Mi cepo es mi jubilación, porque está, pero en verdad es como que no está: se esfuma. Por suerte tengo un hijo que trabaja: no sé cómo haría para pagar las expensas. ¡Me vinieron 150.000 pesos!”. Cómo se sigue: “Este gobierno se tiene que ir, porque estamos mal, y así la cosa no termina bien. Yo estuve en el 2001”.
Luis, 80, médico jubilado, y una paleta de cepos: “La gente que conozco con cáncer a la que le niegan los medicamentos. El millón de pibes que no tienen para cenar. Que haya tantos policías –dice y señala a la burda farsa actual teatro antidisturbios que nos rodea– y que solo sirvan para cagarnos a palos”.
Su mapa de ruta es intelectual, militante, cultural y político: “¿Cómo se sigue? Este gobierno, que es lo peor que nos pasó, se va a romper si nos movemos y sacamos el cepo de nuestras cabezas, el cepo que llevamos dentro. Para eso hay que ir a las marchas, a la asambleas del barrio, a la iglesia del cura piola”.
Luis mira, abraza y resume: “Moverse”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
Pablo y la política de reciclarse
Pasaron cinco miércoles del momento en que un gendarme le disparó a Pablo Grillo un tubo de gas lacrimógeno que lo dejó peleando por su vida. Por eso, en la marcha instalaron una silueta de Pablo en Hipólito Yrigoyen y Solís, donde el joven recibió el impacto. Entre carteles y cantos que lo recuerdan y le transmiten toda la solidaridad y el amor, la familia comunicó que el fotorreportero pasó por otra operación para encontrar dónde se originaba la pérdida de líquido cefalorraquídeo que tuvo estos días. La intervención salió bien.
“Gracias eternas por los rezos, las energías y toda la buena vibra que enviaron”, saluda la familia.
Termina la marcha y Oscar sigue ahí. Es quien arranca esta nota y también la cierra, porque sus ojos son un cristal donde se ve lo que pasa. Tiene la mirada repleta de cepos. Como tanta gente. Y una convicción, como tantos más. “Este es un gobierno de exterminio a cuenta gotas, que festeja un préstamo. Pasamos a una democracia colonial, es una locura. Pero así como ellos se reciclaron, nosotros también. Adelante está el triunfo”, dice, sin ninguna duda.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org

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Festival por Pablo Grillo, y su mensaje desde el hospital: “No doy más de amor”

Un festival en Remedios de Escalada exigiendo justicia para el fotógrafo Pablo Grillo, a quien la policía casi mata con un proyectil de gas disparado a su cabeza mientras registraba la marcha de jubilados del 12 de marzo. En plena pelea y recuperación por su vida, el primer mensaje que él mismo pudo enviar.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

La plaza Mariano Moreno está llena. De barrio, de jubilados y jubiladas, de hinchas y de amor, cuando desde el escenario leen las palabras que la localidad de Remedios de Escalada, al infinito y más allá, quería escuchar:
- «Acá Pablo. Un gran abrazo y gracias por la jornada. Un orgullo. Acá en la cama, acá en la clínica. Gran fuerza para hoy. No doy más de amor y agradecimiento. Sin palabras. Abrazo de gol, de siempre».
El fotorreportero escribió este mensaje desde la sala de terapia intensiva donde está internado desde hace un mes, cuando un gendarme le disparó un tubo de gas lacrimógeno que le abrió la cabeza y lo dejó peleando por su vida, mientras cubría la marcha de los jubilados y las hinchadas del 12 de marzo. La plaza entera es un corazón que late.
–Mirá, Pablito, la gente que hay, todo esto es para vos.
Se dice arriba del escenario y Pablito lo sabe, lo siente. La plaza está rebalsada y no salió campeón su Independiente de la Copa Libertadores, ni su Talleres de Remedios de Escalada acaba de ascender a la Primera División del fútbol argentino. Nada de eso. Entre los miles de cuerpos que desde las 14 horas ven una muestra fotográfica, escuchan bandas y disfrutan de otros shows artísticos, hacen donaciones para dos centros de jubilados del barrio, hay una frase que se repite en remeras, banderines, carteles, banderas, buzos: “Justicia por Pablo Grillo”. Sus familiares, amigos y amigas organizaron “una jornada familiar de solidaridad, lucha y arte para mandarle fuerzas a Pablo y exigir verdadera justicia”, como expresaron en la convocatoria. La plaza sumó, a su vez, otra consigna que repitió a lo largo de la tarde: “Fuera Bullrich”.

Marley y El principito
Pablo se sigue recuperando. Dando pasos, en los primeros días increíbles y ahora ya más y creíbles. Está estable, en terapia intensiva. Está leyendo (“Un partido sin papá” y “El principito”) y escuchando música. En el libro de Saint Exupery hay una frase que aplica a esta plaza: “No se ve bien sino con el corazón”.
A Jorge, su amigo, se le humedecen los ojos pensándose un mes atrás. El 12 de marzo había hablado con Pablo para encontrarse en la marcha. Se vieron en la esquina de Asociación Madres de Plaza de Mayo, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, y Pablo ya tenía la cara roja por los efectos de los gases. Por un segundo lo perdió de vista. Cuando lo ubicó fue cuando Pablo cayó sobre la calle, herido. Corrió a buscar una ambulancia mientras otro militante le tapó la herida. Juntos se subieron a una ambulancia hasta el Hospital Ramos Mejía. Hoy Jorge tiene una sonrisa: dice que Pablo habla, hace chistes, por momentos le sale el carácter cabrón, y que está escuchando mucho reggae, sobre todo a Bob Marley. «Siento alivio, alegría, después de la tristeza y la desesperación –dice y agradece-. Todo esto se organizó sin ninguna lógica partidaria, como tiene que ser, bien desde las bases. Y en unidad».

La Justicia de licencia
La justicia que exige este festival no dio pasos hacia adelante en este primer mes, clave en cualquier investigación. Tamara es una de sus amigas de toda la vida, con quien Pablo compartió jardín, barrio, club, bailes y fiestas. También es una de las organizadoras de esta plaza llena de vida. «Estoy completamente conmovida. Por ahí lloro, me angustio, pero desde un lugar de pensar que no todo está perdido”. Seguramente, escuchando música con sus auriculares Pablo le mandaría otro mensaje: “No woman, no cry”.
Tamara explica: “Esto se armó desde la solidaridad, cien por cien organizado por familiares y amigos. Seguimos pidiendo justicia. No nos olvidamos. Es muy importante que no sea una noticia más».
Agustina Lloret es la abogada del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en la causa. Cuenta las novedades: “Hicimos una presentación para que acepten como querellante a su papá, su mamá y su hermano, así como el pedido de una serie de pruebas urgentes para reconstruir lo que pasó, pero durante las últimas tres semanas esa presentación estuvo paralizada por cuestiones de logística del Juzgado Federal 1 hasta el viernes, que se destrabó el pedido de las querellas”.
¿Por qué estuvo trabado todo este mes? Recién el último jueves la jueza María Servini retomó su actividad en el Juzgado 1. Un dato deja al descubierto el absurdo: el 7 de abril, el gendarme Héctor Guerrero, integrante del Departamento Móvil 6, y sospechado de ser quien le disparó a Pablo, se presenta en la causa y designa como abogados defensores a Claudio Pedro Nuncija y Martín Luis Sarubbi. Hasta ese momento, la jueza Servini aún continuaba de licencia y la familia no era querellante.
¿Qué significa este mes perdido? Responde Lloret: “Que no haya avanzado la investigación durante un mes implica que no podamos estar en condiciones de conocer nombres, apellidos, roles, jerarquías, ubicaciones y funciones en el marco del operativo cuando ocurrió este hecho, para empezar a analizar toda la cadena de responsabilidades. Una de las medidas de prueba que solicitamos con urgencia porque no fue ordenada y hay riesgo de que se pierda esa evidencia, son las filmaciones de las propias fuerzas de seguridad, que pueden dar información muy relevante para identificar a los autores. Es imprescindible que se recuperen ya, tienen un tiempo de duración de 60 días y si no se pierden”.

¿Qué otras pruebas pidieron y que aún la Justicia no avanzó en la investigación? “El pedido de información vinculada a la ‘sala de situación’, que es donde las fuerzas federales supervisan y controlan lo que ocurre en el medio de la protesta. Además, las nóminas de agentes de las fuerzas de seguridad, la asignación de armas y de gases lacrimógenos, todo lo que pueda establecer cómo fue el accionar policial durante esa jornada y en particular el accionar de Héctor Guerrero, que es quien está sospechado de haber atacado a Pablo Grillo hasta este momento”.
Desde las dos de la tarde no deja de haber gente en la plaza, se alegra Tamara, y lo ubica crucial para seguir exigiendo justicia: «Que todos los responsables se hagan cargo: el que disparó, el que dio la orden, y (la ministra de Seguridad) Patricia Bullrich. Pero este mes mostró que la justicia no es independiente. La jueza Servini se toma licencia, y antes de que acepten la querella de la familia, el gendarme ya tiene defensa institucional. Salen, junto al gobierno, a respaldar la represión, y aunque el relato se les cae porque las evidencias son muy claras, ellos sostienen la impunidad. Demuestran que no les importa nada, que no tienen límites. Pero acá seguiremos, pidiendo justicia por Pablo».

Todo lo que está bien
En el festival hay mucha remera de Independiente y de Talleres de Remedios de Escalada, pero también de Lanús, de Boca, de Banfield, de River. Hay muchos jubilados que no lo olvidan y que cantan “que lo vengan a ver, somos los jubilados enseñando a luchar a la CGT”. Hay familias enteras sentadas en reposeras, en lonas, haciendo pic nic. Haciendo memoria. Hay peñas y organizaciones de derechos humanos de distintos clubes. Hay fotos de Pablo sacando fotos y fotos que exigen justicia por él. Hay dibujos y pinturas que lo retratan. Hay un stand de serigrafía donde se prolifera el Justicia por Pablo. Hay carteles de todo tipo. Uno dice así, en tres líneas:
-Es muy difícil callar a un grillo.
-¿Sabes por qué?
-Porque somos miles
Desde arriba del escenario, la banda Doctor Regui dice: “Estamos acá reunidos para celebrar tu vida, porque vas a volver. Te esperamos hermanito”. Cuentan que Pablo fue su fotógrafo en algunos conciertos y cantan la posta: “Cualquiera de nosotros pudo haber sido Pablito”. Hay otra banda que la integra el hijo de uno de los médicos de Pablo en el hospital Ramos Mejía. Hay mucha gente que canta olé olé, ola, la, justicia por Pablito, queremos la verdad. Y casi al final, se muestra un video, donde aparece, entre tantos artistas, el Indio Solari, que le habla a Pablo: “Sos un símbolo de la represión canalla”.
Cuando Pablo salga de la internación, seguro, estará orgulloso de su barrio. De su pueblo. De su familia y sus amigos, que organizaron este festival, en el que también habló Fabián, su papá, y dijo con palabras envueltas de emoción: «Todo este amor le está llegando a Pablo, es parte de su recuperación. Ojalá que este amor que ya está institucionalizado en el hospital público, se exprese en otras instituciones como en la Justicia, en el Estado y así lograr un Nunca Más a la violencia institucional y a las mentiras. Lo que pasa en esta plaza es todo lo que está bien y se opone a todo lo que está mal. Muchas gracias».

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Un paro para apagar la motosierra

“Fue la medida de fuerza más grande contra el gobierno de Milei y la de mayor adhesión”. Así lo describe Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, a lavaca. La CGT y las dos CTA protagonizaron este jueves un paro que dejó calles, vías, subtes y aeropuertos semi vacíos, con la UTA como el gremio que se “cortó solo” e hizo andar a los colectivos. Qué piensan sindicalistas y los trabajadores de la situación laboral en la era Milei. Los despidos, la balanza a favor del empleador, y las paritarias fantasma. Los salarios por el piso. La inflación silenciada. La lección de los jubilados. Y el paro como forma de moverse: “Hay que aprovechar el envión”.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Después de movilizarse el miércoles junto a las y los jubilados (https://lavaca.org/), la CGT realizó su tercer paro general en lo que va de la era Milei, con la adhesión de las dos CTA y otros gremios. “Fue la medida de fuerza más grande contra el gobierno de Milei y la de mayor adhesión” asegura a lavaca Rodolfo Aguiar, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Nacional. “A partir de ahora se terminó: no hay lugar para más ajuste dentro del Estado, esta medida de fuerza tiene que apagar la motosierra”.

Fotos: Lina Etchesuri y Juan Valeiro de lavaca.org, obtenidas en la marcha del miércoles, de apoyo del sindicalismo al reclamo de jubilados.
¿Diferencias con los paros anteriores? “Hace un año la gente no se animaba a hablar o muchos estaban en contra de la medida. Ahora hubo un consenso muy amplio y no solo en la Capital Federal sino en todo el país, que demuestra un creciente y silencioso rechazo al autoritarismo de este gobierno”.
La Confederación General del Trabajo sintetizó en un comunicado las razones del paro: “El ajuste cayó sobre trabajadores y jubilados, mientras el sector financiero multiplicó obscenamente sus ganancias”.
Se refieren a esto:
- Hubo más de 40 mil despidos en el sector público desde que asumió Milei.
- Más de 119 mil fuentes de trabajo perdidas en el sector privado. El menor poder de compra por la caída de los salarios.
- La eliminación de la multa a las empresas que no registren a sus trabajadores.
- La no homologación de paritarias.
- La apertura de importaciones.
- La precarización laboral que profundizó la Ley Bases con la figura de “colaboradores”.
- La restitución del impuesto a las ganancias a más de 800 mil trabajadores.
- La ampliación del periodo de prueba en un empleo.
- El reemplazo de la indemnización por el Fondo de Cese Laboral que allana el terreno para los despidos.
Desde la lavaca hablamos con ocho gremios –secretarios generales y obreros de base– para entender el por qué, el para qué y lo que sigue tras esta huelga general.

No comer vidrio
Roberto Merlino es el secretario adjunto del Sindicato de Empleados de la Industria del Vidrio y afines de la República Argentina (SEIVARA). Dice que el paro se dio “por una cuestión lógica, en defensa de los derechos de los trabajadores, que cada día se deterioran más”.
Las contradicciones: “Este presidente dijo que se cortaría la mano si subía el impuesto a las ganancias y todos vimos lo que pasó. Ahora ponen topes a las paritarias, con una inflación oficial del 2.5%, pero cualquiera que va al supermercado sabe que los precios se duplicaron. No le deseamos mal a nadie, pero exigimos un cambio de rumbo”.
¿Qué está pasando en el sector? “Somos un rubro transversal que abarca desde ópticas para autos hasta botellas y vidrio plano para construcción. En la industria automotriz, la venta de autos cayó en picada. ¿Quién puede pagar 40 millones de pesos por un coche? Prometieron créditos y no hay. Los bancos son los únicos que se enriquecen. En cuanto a la fabricación de botellas, el consumo de gaseosas y cervezas de primera marca se desplomó”.
En la construcción es evidente la paralización de la obra pública: “Hay un 30% menos de obras. ¿Cuántos edificios nuevos se ven? Eso afecta directamente a las ventanas, puertas y otros productos con vidrio. Muchas pymes están al borde del cierre”.

¿Qué debe hacer la CGT ahora? “Mantener la unidad y exigir que el gobierno escuche y que tome decisiones que reactiven la industria nacional. No podemos depender solo de las importaciones, debe haber paritarias libres y salarios que cubran la inflación real. Hay que frenar el ajuste en las obras sociales y en la salud en general. Las prepagas son inaccesibles y los hospitales están colapsados”.
Un sector de la sociedad critica la pasividad de la CGT hasta ahora. La mirada de Merlino:.“La CGT es cauta, pero si el gobierno sigue ignorándonos nos verán en la calle cada vez más. No venimos por política: venimos porque la gente no aguanta más. Lo que hace el gobierno no es liberalismo, es ahogar al pueblo. Que cumpla lo que prometió: bajar impuestos, sentarse a negociar y reconstruir un país productivo. No queremos sacarlo: queremos que gobierne para todos”.

Dejar de mirarse el ombligo
Dora tiene 46 años, dos hijas jóvenes “que no encuentran laburo por ningún lado”, y es de Claypole, zona sur del Gran Buenos Aires. También es pastelera y fue a la marcha de los jubilados con sus compañeros de sindicato.
“Paramos por la defensa de la libertad real, no la que les vendieron a algunos que creyeron en este gobierno –dice, seria y enojada–. La libertad es la de los derechos de los trabajadores y de los abuelos que han construido este país y hoy están siendo más castigados que nunca”.
Con ese concepto, y desde una perspectiva pastelera, ¿cómo evalúa la cocción del paro? “Los momentos tienen que ser exactos y los paros se tienen que dar cuando tienen que ser. Hasta ahora la CGT no tuvo… no sé si llamarlo ‘la necesidad’, pero no precisaba hacer un paro para demostrar el descontento. Pero todo llega a un límite. Hay un tiempo de espera. Hoy es cuando teníamos que hacerlo. Se juntaron muchas situaciones, entre ellas el maltrato a los mayores, que también son trabajadores que aportaron toda una vida para estar medianamente tranquilos y disfrutar de su vejez. Vimos el destrato. Hoy es cuando”.

¿Y después? Dora piensa: “Hay que ver la reacción del gobierno, que no creo que sea positiva. Queremos que esto haga mella. Debería hacerlo, porque es la voz del pueblo trabajador la que habla”.
Su opinión sobre la decisión de la Unión de Tranviarios de la Argentina (UTA) –conducida por Roberto Fernández–, de mantener el servicio de colectivos por estar en medio de una conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo: “Que hagan un mea culpa. Que lo charlen hacia adentro a ver si realmente les valió la pena no adherirse. El movimiento obrero organizado funciona en unión. Si cada uno mira su ombligo, estamos en el camino equivocado”.

Sanar las heridas
Raúl Molina tiene 51 años, desde hace 20 pertenece a la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina y desde hace dos milita en el espacio de Diversidad. “Paramos porque no podemos permitir que nos quiten un derecho más. La unión hace la fuerza y estamos cansados de este gobierno. Vinieron para arrebatarnos todo. Este paro se demoró, pero nunca es tarde para reclamar”.
¿Qué sigue a partir de hoy? “La CGT debe mantenerse firme, no se puede permitir ni un recorte más. Y las bases debemos estar concientizando a los compañeros y compañeras en cada lugar de trabajo. Hay que fortalecer la conciencia sindical para frenar este avasallamiento. Al país lo sacamos adelante entre todos o no lo saca nadie”.
Raúl trabaja en una clínica privada porteña y sintetiza lo que ve cotidianamente. “En mi gremio es pura precarización, despidos, sueldos congelados y sobreexplotación laboral”.

Rotos y descosidos
Angie (35) y Eli (38) marcharon el miércoles con los jubilados sosteniendo la bandera del Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA). Angie piensa el paro sin vueltas: “El gobierno está rompiendo todo, y ya está: tenemos que despertarnos”. No hay ni que preguntarle por la costura del paro: “Se demoró mucho. Están muy tibios los muchachos. La CGT tiene que hacer un plan de lucha al que nos unamos como argentinos. Todos”.
¿Cómo seguimos después? Una compañera, de fondo, sugiere: “¡No va a pasar nada!”. Eli ve más el largo plazo: “Tenemos que seguir sumando gremios porque los jubilados hoy somos todos. Y venir cada miércoles, porque esto es por el bien de todos nosotros. Milei no puede seguir pisoteando al trabajo ni al trabajador”.
Si el plan de lucha fuera una olla que cocinamos, ¿qué ingredientes faltan? Inés, 60 años, se suma a la charla: “Conciencia y memoria. Mucha memoria, porque es lo que el pueblo perdió. Cada trabajador hoy tiene un derecho porque hubo un tiempo atrás donde muchos lucharon para que eso sea así. Hay que seguir firmes, reclamar todos los días si es necesario”. Sergio, 45 años, también aporta sus ingredientes: “Identidad, como argentinos para no perder lo importante que tenemos. Somos un país único en legislación laboral. Eso costó sangre: sin el apoyo del pueblo, y sin lucha, no vamos a tener nada”.

Sergio describe como complicada la situación del sector: “Vienen muchos productos de afuera por las exportaciones. Eso jode a las empresas y facilita el despido: en el último tiempo hubo casi 20.000. Es fácil hoy achicar el personal y muy difícil conseguir la mano de obra: somos uno de los países que mejor cose en Sudamérica, pero todos migran porque hay poco trabajo y no se valoriza la costura del trabajador argentino. Mucho trabajo en negro y una migración a talleres clandestinos sin ninguna seguridad”.
¿Algún comentario de la decisión de la UTA? “Son unos traidores. Se ve que piensan que van a salvarse solos”.

Vías de conflicto
Emanuel tiene 37 años, una hijita, y trabaja en la línea de ferrocarril Roca. Marchó con sus compañeros de la Unión Ferroviaria en apoyo a los jubilados: “Es importante demostrarle al gobierno que los gremios apoyamos a los jubilados. Que vean que estamos hermanados. Y que sus políticas sólo llevan hambre y desidia. No vamos a permitir esa vulneración. Ellos quieren privatizar la línea, achicar el personal: si bien no hubo despidos, están preparándose. Quieren que seamos una sociedad anónima. No piensan el tren como una función social, sino como un negocio para darles a sus amigos”.
Sobre el paro: ¿demora o estrategia? “La CGT fue midiendo el clima, y está bien –evalúa Emanuel–. El gobierno está débil y era el momento de golpear. ¿Para qué? Para derrotarlo. Somos enemigos de este gobierno. Este tipo (por Milei) no le hace bien al país, tiene una cabeza anglosajona y sólo piensa en cuestiones internacionales, pero nosotros somos nacionalistas, laburantes y peronistas”.
Desde ese tríptico piensa cómo hacia adelante: “Este fue un paro político. Los trabajadores organizados, dentro de su gremio y de sus centrales, tenemos que discutir política. Hay que seguir en esa vía. El proyecto tiene que ser de producción y de trabajo, y para eso lo tienen que hacer sus trabajadores”.
La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) ratificó su adhesión al paro, pero la UTA siguió con el motor prendido. Emanuel sonríe: “Me vas a decir que me pongo el casete, pero no me meto en la orga de otros compañeros. No vamos a pegarle a un gremio hermano, porque seguramente esa discusión la tendrán que dar en su interior. Sus dirigentes van a tener que dar explicaciones a sus afiliados”.
Sin embargo, piensa: “Creo que si hubieran podido parar, los compañeros paraban todos”.

“No se aguanta más”
Sonia tiene 73 años e integra el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires (SIVENDIA), más conocidos desde su fundación como Canillitas. ¿Por qué el paro? “Porque sabemos lo que estamos viviendo. Realmente, lo que está pasando es inconcebible. No se aguanta más. Todo lo que tenés que comprar es carísimo. Este es el país de la carne, y sin embargo, es lo que menos podemos comer”.
Después del paro, ¿cuál debería ser el camino del sindicalismo y en particular de la CGT? “Seguir luchando. Tenemos que venir los miércoles al Congreso o a la Plaza de Mayo cuando sea necesario. Para mí, esto explota en algún momento, no va a seguir así. Algo tiene que pasar y para eso seguiremos este camino de reclamos”.
La cosa pública
Rodolfo Aguiar es el Secretario General de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Nacional. Desde la asunción de Javier Milei fueron despedidas del sector público más de 40 mil personas.
Cuenta una particularidad: “El gobierno nos convocó a la paritaria el miércoles a la madrugada, como si esa estrategia les hubiera servido para boicotear el paro. Tuvieron todo el mes de marzo para retomar las negociaciones salariales y lo hicieron justo en la antesala de la huelga. ¡Nos llamaron a la una de la madrugada! Nosotros lo queremos decir con total claridad: no aceptamos más las paritarias fantasmas de este gobierno. Queremos que nos devuelvan los salarios que nos robaron en el sector público”.
¿Paro a tiempo o tardío? “Soy de los que creen en todos los paros. Agustín Tosco decía: ‘La felicidad del pueblo y de los trabajadores no va a llegar como fruto de la mejor medida de fuerza que seamos capaces de hacer, o del paro más grande, sino como el resultado de la sumatoria de acciones que hagamos’. Hace un año y cuatro meses que estamos en ese camino y tenemos mucho que ver con este presente con Milei que va por el tobogán y se va a estrellar”.

Lo que cuesta parar
Matías tiene 43 años, tres hijos, y también el pecho inflado, porque reivindica y subraya que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) es uno de los gremios que más está acompañando a los jubilados todos los miércoles. “Hay que acompañar a nuestros viejos porque son el fiel reflejo de la lucha –dice este trabajador de una siderúrgica en la seccional de Zárate-Campana, al norte de la provincia de Buenos Aires–. Aun cuando dejaron de ser trabajadores activos siguen luchando. Debemos estar detrás de esa lucha, no puede ser que no tengan plata ni para comprar sus remedios”.
También, aclara, los metalúrgicos tienen una propia lucha interna, y por eso pararon: “La paritaria no se resuelve hace casi ocho meses. Nuestros salarios son realmente indignos, que van desde los $450.000 hasta las categorías más altas que superan apenas el millón y medio con 30 años de trabajo. No son salarios acordes a la riqueza que generamos y hoy tenemos compañeros debajo de la línea de pobreza”.
Describe a la situación como “indignante”, y repite: “De paritarias trimestrales pasamos a un gobierno que quiere darnos lo que se les antoja: nos proponen 1 por ciento mensual, cuando el IPC da 3 por ciento, pero sabiendo que eso es incomprobable. Bueno, en verdad sí es comprobable, porque vemos los precios en las góndolas, cargamos nafta, y sabemos que no es así. Estamos muy lejos de la realidad y los empresarios no están repartiendo nada”.
Lo que pierde el que trabaja: “Es cierto que necesitábamos que el paro se generara antes, pero también entendemos que dentro de las empresas, y te hablo por la UOM, los compañeros están muy dañados. Los representantes gremiales no queremos que los trabajadores no estén en condiciones de acompañar las luchas. Les cuesta mucho porque, insisto, no llegan a fin de mes, y cada paro genera una pérdida de salario: depende de cada empresa, pero nosotros en Zárate tenemos pérdidas de hasta 100.000 pesos por día”.
Números de cada día: “En nuestra zona un alquiler es de 450.000 pesos. La familia que alquila, tiene hijos, va al supermercado y carga nafta, ¿cómo hace entonces para vivir? Intentamos solucionar el tema dentro de las mesas del Ministerio de Trabajo, pero llega un momento que no se puede resistir más. Y todos están en la misma situación”.
¿Qué viene luego del paro?: “La lucha debe continuar en las calles. Contagiarnos de los abuelos y los jubilados que son los que tendrían que estar disfrutando de su tiempo fruto de lo que trabajaron. Hay que aprovechar el envión para que los compañeros se den cuenta: muchos votaron a este gobierno, otros siguen bancando, y la huelga también es por ellos, a pesar de que lo advertimos. Los niveles de salario que tenemos van a hacer que nos terminemos uniendo todos para mejorar esta condición”.
