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25 de Mayo: dos actos en Córdoba, entre la libertad, la represión y una plaza semi vacía

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Foto: Fernando Bordón
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Sin Pacto de Mayo ni Ley Bases, Javier Milei eligió el Cabildo de Córdoba para celebrar el 214° aniversario de la Revolución de Mayo frente a una Plaza San Martín llena por la mitad (entre 4 y 5 mil personas). Fue alabado por los presentes, que chiflaron al gobernador provincial y al intendente municipal. Más temprano, otro acto reunió a las cuatro centrales obreras cordobesas, que previamente habían cortado los accesos al aeropuerto para darle la no bienvenida al Presidente, y fueron reprimidos por la policía local. También fueron detenidas al menos dos docentes que intentaron entrar al acto de Milei con carteles de protesta. Voces e imágenes de un día donde la libertad y la patria se pusieron en actos.

Por Lucía Ceresole desde Córdoba

Foto portada: Juan Cristian Castro

A las 15:12 horas, el presidente de la Nación, Javier Milei sale de una de las quince puertas que tiene el Cabildo de Córdoba.

Saluda y mueve las manos en señal de arenga, mientras un grupo de personas en Plaza San Martín grita desde abajo “¡Libertad!”. Es el 214° aniversario de la Revolución de Mayo.

Milei desaparece sin previo aviso, la muchedumbre hace murmullos y recupera fuerzas para volver a gritar cuando el presidente aparece de nuevo, esta vez con su hermana, Karina Milei, secretaria general de la Presidencia de la Nación. Hasta un nene sentado en una valla grita “¡el Jefe!” y dos chicos que habían levantado sus celulares apenas aparecen deciden hacer un pacto:

— Guardemos los teléfonos, así disfrutamos.

Cuatro horas antes, el cielo no estaba dispuesto a darle la bienvenida a nadie. Las nubes se amontonaban en Córdoba, con un clima frío y expectante. En el 70 dos señores conversan sobre una amiga a la que este mes le aumentaron el alquiler a $75.000. “Tampoco podía pagarlo antes”, dice uno. Como un virus que se expande en un espacio chico los pasajeros empiezan a darse cuenta que no van a poder llegar a su destino. Toda la zona está cortada por la llegada del presidente de la Nación. Y también por una contra-marcha de las cuatro centrales obreras cordobesas: CGT Córdoba, CGT Regional Córdoba, CTA de las y los Trabajadores y CTA Autónoma. También se sumó UTEP.

25 de Mayo: dos actos en Córdoba, entre la libertad, la represión y una plaza semi vacía
Foto: Juan Cristian Castro

Inventar o errar

La elección de Córdoba para el acto del 25 de mayo fue bautizada por una diputada local de La Libertad Avanza, Cecilia Ibáñez, como un festejo: “Es una cuestión simbólica de federalismo real”, dijo en Radio Nacional Córdoba unos días antes. Ahora, en Santa Rosa y General Paz, frente a la emisora radial que el gobierno nacional busca privatizar, y donde hoy hay un abrazo simbólico y una radio abierta. Algunos hinchas de equipos cordobeses improvisan un picadito de fútbol delante de una bandera que planta otro tema involucrado en las afrentas privatizadoras: “El club es de los socios”.

Como en un engranaje de un reloj antiguo, Gustavo es hoy una pieza vital. Jubilado e integrante del Foro Solidario Córdoba, sostiene una bandera celeste y blanca que tiene varias postas y 50 metros de largo. Es la última adquisición de la organización y fue pagada con las colectas que hacen en las rondas de jubilados en Plaza San Martín. Ya llevan nueve. Gustavo habla sobre el esquema económico: dice que lo que está ocurriendo es “una expoliación a los flacos bolsillos de la mayoría, que le sacan recursos a los que menos tienen y que las consecuencias están a la vista”. Sigue: “Todo va a caer, ventas, fábricas y comercios. Por eso siempre llevo este cartel que expresa ‘o inventamos o erramos’ porque la reconstrucción nacional es imprescindible”.

Miguel Berrotarán es otra parte vital para que la larga tela, que se extiende como una alfombra patriota en dos cuadras, se sostenga. Jubilado y ex secretario general de la Asociación Bancaria Córdoba explica en causa y consecuencia el desfinanciamiento: “Nos han degradado el 82% móvil y si le agregás que hay un alto grado de precarización en los jóvenes, por lo tanto son trabajos en negro y que los salarios no son sujetos a aportes, no se trasladan a los jubilados. También hay un perjuicio para los sistemas previsionales y obras sociales. Todos pierden aportes”.

25 de Mayo: dos actos en Córdoba, entre la libertad, la represión y una plaza semi vacía
Fernando Bordón para La tinta

En la esquina de Colón y General Paz, la izquierda empieza a encolumnarse; una bandera dice “El Correo Argentino no se vende, se defiende”; una mujer construye una barricada con dos sillas en la entrada de una panadería; empieza a armarse un escenario; una señora pasa sosteniendo un teléfono que apunta a su cara y que muestra lo que hay detrás suyo: “Mirá qué resistencia hay en Córdoba”, le dice a alguien del otro lado.

Sobre el camión, que ahora es un escenario, hay una decena de representantes de organizaciones sindicales. Buscan con los ojos entre la multitud a los suyos, los saludan, posan para las cámaras. Gritan todos juntos “¡La patria no se vende!” hoy, un 25 de mayo, en el 214° aniversario de la Revolución, mientras el presidente todavía no salía desde Buenos Aires hasta Córdoba.

Parece que el cielo ya está dispuesto a dar la bienvenida y brotan los primeros rayos de sol del día. Empieza a sonar el Himno Nacional Argentino.

Una dirigente toma el micrófono y lee el documento que menciona estos conceptos: La patria no se vende, colonia, país soberano, grieta, los de abajo somos mayoría, hambre y caída de la industria, tarifazos, recesión, cementerio de fábricas cerradas, modelo neoliberal, 2001, pesadilla anarcocapitalista, esperanza, memoria, San Martín, Juana Azurduy -ahora son dos voces las que gritan-, no al DNU, no a la Ley Bases, viva la patria.

Al cerrar, alguien suma: “¡Milei culiadazo!”.

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Fernando Bordón para La tinta

Una fiesta libertaria

El camino hasta el centro cordobés implica varios metros, varias calles cerradas y varias vallas. Hay una única entrada por bulevar San Juan y postas de policías que controlan mochilas. Las que hacen el recibimiento en Plaza San Martín, frente al Cabildo de Córdoba, son sus dueñas: las palomas. Hay silencio, no hay música, y hay muchas banderas argentinas.

En las afueras del Patio Olmos, el shopping neurálgico de la ciudad, una nena de cinco años mueve sin parar una bandera argentina y le pregunta a su mamá cuánto falta para llegar a ver a Miei.

Norma “Bety” Luján está despierta desde las 6 de la mañana. En varios autos hicieron 500 kilómetros para llegar a Córdoba desde Santiago del Estero. Fue precandidata a diputada nacional por La Libertad Avanza y es presidenta del partido en esa provincia. Junto a otros votantes y adherentes sostienen una bandera argentina con letras de cartulina pegadas que dice “LLA Santiago del Estero”. Dice: “Somos la segunda fuerza en este momento pero seguramente seremos la oposición más firme en Santiago. El gobierno nacional está cumpliendo lo que prometió. Un par de meses más y vamos a llegar al dígito sostenible que nos va a permitir el crecimiento que merecemos: el despegue económico y la baja de inflación. Esperamos que el presidente vaya a la provincia y ponga sus ojos ahí porque Santiago es una provincia feudal, postergada, sin crecimiento privado”.

La acumulación de expectativa rompe el silencio de espera con gritos y aplausos frente a la llegada de los Granaderos. Alguien grita “¡viva Milei!” todos responden con las mismas palabras. Son casi las 14:00 horas y la plaza muestra varios espacios vacíos. Quienes están se agolpan frente al escenario donde ya está dispuesto un atril esperando al presidente de la Nación que viene en el avión presidencial. Acá también suena el himno pero sólo con la música. Todos levantan la voz y lo cantan, banderas argentinas en alto. Gritan ¡Libertad! y siguen con otro cántico que va a sonar varias veces durante la tarde: “Cristina se va presa”.

Por la Plaza San Martín pasean mascotas y personas haciendo “vivos” en redes sociales. Caminan mirando y hablando a la cámara de sus celulares. Si se encuentran con algún referente de La Libertad Avanza se acercan, le ponen la cámara, sonríen. El encuentro entre votantes, fieles y adherentes cordobeses es una fiesta, pero la convocatoria está lejos de ser masiva.

“De un lado fila de hombres, del otro mujeres”, dice un joven con una gorra que reza “Las fuerzas del cielo” y que maneja la puerta para entrar al “sector preferencial” ubicado frente al escenario. Son  jóvenes de menos de 35 años que deciden quién va pasando. La otra posta es la policial donde controlan a los que tienen mochilas. Todos se van acomodando en sus lugares. Nadie sabe que a pocas cuadras la policía reprime con gas lacrimógeno y balas de goma a integrantes de movimientos sociales.

25 de Mayo: dos actos en Córdoba, entre la libertad, la represión y una plaza semi vacía
Las balas de goma que dispararon a los manifestantes. Foto: Ana Madero/ La Tinta.

Políticos rockstars

A las 14:50 horas, el gabinete nacional empieza a acomodarse frente al escenario. Así pasan también por las cámaras que muestran lo que ocurre delante con tres pantallas distribuidas a lo largo de todo el Cabildo. El vocero presidencial, Manuel Adorni, aparece en pantalla y todos gritan. “Adorni, Adorni, Adorni”. No ocurre lo mismo ni con el Ministro de Defensa, Luis Petri, ni con el Ministro del Interior, Guillermo Francos. Pero vuelven los gritos cuando aparece Martin Menem, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Y aplausos cuando presentan a la vicepresidenta, Victoria Villarruel.

La reprobación tajante y los abucheos aparecen cuando la locutora nombra a dos funcionarios locales: el gobernador de la Provincia de Córdoba, Martin Llaryora, y el intendente de la Ciudad de Córdoba, Daniel Passerini.

Javier Milei se para frente al público de Córdoba, en una plaza todavía con espacios vacíos, lee y dice: “Doctrina, libertad y democracia, cadenas de la tiranía, independientes, padres fundadores, potencia mundial -todos gritan Ley Bases-, Nación empobrecida y analfabeta que pasó a ser la niña mimada de Occidente, propiedad privada, Mitre, Sarmiento Avellaneda y Pellegrini, abandonamos los principios y nos dejamos engañar por los cantos de sirenas, sentar las bases de un futuro distinto para nuestros hijos, fe, Dios, patria, decadencia. prosperidad, Consejo de mayo -algunos gritan plebiscito-, reducción de impuestos -todos festejan-, superávit fiscal, argentinos de bien, ajuste más grande de la historia de la humanidad, arquitectos de nuestro propio destino, libertad peligrosa”.

Una pareja sale de Plaza San Martín y camina hasta el bulevar principal con su mascota, una perra vestida con una campera rosa, atada con una correa.

— Hija, ¿Queres un poco de libertad? -dice la mujer y la suelta.

La perra avanza.

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Fernando Bordón para La tinta

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Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

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El acto de jubiladas y jubilados volvió a exhibir este miércoles la absurda represión contra personas que trabajaron toda la vida y se manifiestan pacíficamente ante la licuación brutal de sus ingresos. Tras los golpes, las fuerzas de Gendarmería, Prefectura y Policía Federal (que no parecen estar donde deberían), recibieron orden de retirada, mientras la gente celebraba otra batalla ganada. El acompañamiento de personas discapacitadas, la creatividad de los carteles, las estampitas de la Virgen y las teorías sobre el fernet para describir parte de la actualidad.

Por Lucas Pedulla y Sergio Ciancaglini

Fotos: Juan Valeiro/ lavaca.org

El horario de marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles es a las 15 horas: a la hora señalada ya había un jubilado detenido –Julio Vargas, luego liberado– y una decena de heridos entre gases, palos y escudos. Por ejemplo Carlos, más conocido como Chaca, el mítico hincha de Chacarita Juniors, en un día en el que el gobierno había anunciado descuentos en supermercados: “Ni enterado, pero ya nadie les cree nada. Mirá”, dice y muestra sus brazos golpeados, su codo ensangrentado, el labio partido por un golpe. “Hoy de vuelta nos fajaron. Pero que hagan todo lo que quieran hacer, ya se van”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Golpes en los brazos, el labio partido y la sonrisa de Carlos Chaca: las fuerzas de Bullrich terminaron yéndose mientras la gente celebraba.

Tapar a Espert

Las agresiones incluyeron a la Prefectura Naval y a la Gendarmería, ubicadas en Rivadavia y Callao para castigar a personas ancianas mientras las fronteras siguen siendo un colador por el que entran y escapan narcos, según se informa cada día.  

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Un total de 20 heridos, según mencionó el Centro Provincial por la Memoria.

Después de la represión, la escenografía del Congreso volvió a evidenciar su irracionalidad: el cordón de policías federales, prefectos y gendarmes circundaba la plazoleta y abarcaba dos cuadras. Es la segunda semana consecutiva en la que el despliegue del operativo queda a cargo de las fuerzas federales, luego de varios miércoles donde la única fuerza que se veía era la Policía de la Ciudad.

“Esto se llama Operativo No Rompan Las Pelotas”, define Lorenzo, 73 años, vecino del partido bonaerense de San Martín. “No quieren mostrar debilidad y quieren tapar a Espert. Tienen mil quilombos, y creen que esto a Bullrich le suma puntos para su campaña”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

La marcha pacífica después de otra represión absurda. Gendarmería y Prefectura, ¿no deberían estar en otra parte?

Esa sumatoria todavía está por verse: alguien debió pensar algo distinto si hoy desistieron repentinamente de agredir a jubilados. El razonamiento de Lorenzo emparenta el despliegue policial con la candidatura de la ministra de Seguridad a una banca en el Senado, un lugar donde tendrá fueros que la podrían proteger ante un eventual avance en las causas por las diversas represiones que la tienen como la máxima responsable política, entre ellas el balazo que dejó al borde de la muerte al fotógrafo Pablo Grillo, hoy en rehabilitación.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Retenciones y fin de mes

A Lorenzo lo escucha Juan Manuel, uno de los tantos jubilados que redacta carteles que van marcando el ritmo de la época: lleva 115 frases anotadas en una libretita, ordenadas por fecha de creación. 

Hoy exhibe dos, que aquí registramos:

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet
Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Sobre esta última hipótesis, Juan Manuel hace un gesto con su mano derecha, como quien describe a algo que está rumbo a otra parte.  

Despidiendo policías

Los que primero parten, en este caso, son los efectivos (?) federales. La gente de a poco fue sobrepasando al cordón policial, empujándolos hacia la vereda, hasta que de alguna parte llegó la orden de abandonar el lugar.

La manifestación los despide cantando: “Son todos narcos”. Lo pesado de los trajes policiales, sus escudos, armas y tonfas, hace cada movimiento más robótico, y en muchos sentidos más absurdo. El vallado que separa el punto de fuga de la plaza es tan grande que solo por un pequeño pasillo los cientos de efectivos se escabullen a un ritmo que permite que el estribillo que no cesa –“son todos narcos”– sea capturado por cientos de cámaras. 

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Una imagen resulta conmovedora. Alberto, un hombre ciego, camina con un bastón en la mano derecha y la izquierda la lleva apoyada –para guiarse– en el hombro de Sergio, que avanza en silla de ruedas.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Alberto y Sergio.

Forman parte de un pequeño grupo que incluye a Ariel, que tiene síndrome de Down, Remigia en su andador eléctrico, integrante de la CTA, Julito, también ciego, Sol, Daniel. Marcela y Leonor los acompañan y llevan una pequeña bandera que dice “Unidos por la especial”, en referencia a la educación especial eliminada, calcula Leonor, en más de 20 escuelas porteñas. Alguien que ve a ese pequeño grupo manifestarse plantea una posibilidad: “Este pueblo es invencible”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Alberto dice: “No podemos dejar que nos quiten los derechos, nos pisoteen como un trapo sucio en el fondo de una casa”. Sergio agrega: “Hoy encima, como vienen las elecciones, te dicen que te van a dar descuentos en los supermercados. Nos toman de idiotas. Pero así les va a ir”.

Sobre las estampas y el fernet

Cuando se va el último policía, la plaza celebra. Entonces empieza la marcha, como cada miércoles. Aparece una tercera fuerza –Policía de la Ciudad– que sólo armará un cordón sobre Sáenz Peña para que la marcha no siga hasta Plaza de Mayo.

Allí está Patricia, 68 años, de zona norte del conurbano, que le reparte estampitas de la Virgen María a los policías.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

La sonrisa de Patricia, observada por la policía y por un «eternauta» de prensa.

Algunos se ríen, otros permanecen inmutables, y ella dice: “Necesitamos bendiciones. Prefiero confiar en la misericordia. Es una forma de decirle al Presidente que se está equivocando. Confiemos en que puede escuchar, ¿no? Escuchó el resultado de las elecciones, pero no está escuchando la calle. Hay que seguir viniendo. Y pedir por los derechos del pueblo”. 

La insistencia sonriente de Patricia genera lo inesperado: varios policías aceptan la estampa de la Virgen y le agradecen. Nadie sabe muy bien cómo interpretar eso. Ella arquea las cejas: “No se pueden conocer los caminos de la misericordia”.

Un poco más allá hay una celebración de cumpleaños, con orquesta de bombos y trompetas, con baile de jubiladas y jubilados al ritmo de «como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar».

Selva, 65 años, vecina del barrio porteño de Floresta tiene una bandera argentina atada como capa, gorrito celeste y blanco, y un cartel que ranquea entre los más llamativos de la jornada:

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet


Su situación –dice– es como la de cualquier otra jubilada: “Tengo la suerte de tener mi casa, un baño con agua caliente, mi comida calentita, pero la veo feo para mis hijos”. Por eso no se pierde un miércoles. Tampoco pierde el humor: “Toda mi vida traté de ser respetuosa. No me gusta venir y pelear con la policía. Pero no nos vamos a dejar asustar. A mi hermana y a mí nos tiraron con el hidrante en el invierno pero seguimos luchando”.

¿Cómo seguimos? “Hay que ir a votar. Cada uno sabe en qué momento estuvo mejor. Hay que luchar. Siempre con esto”, dice y señala su obra de arte sobre el fernet: “Con la palabra y la sonrisa”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

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Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

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Por Claudia Acuña

Empecemos por el final, que es el principio de todo.

La mujer lleva una remera blanca con la cara de una de las masacradas encima del pullover y resguardada por un chaleco negro. Sostiene la cabeza con una mano mientras con la otra se frota la mollera donde recibió el golpe de un palo. No está sentada, sino derrumbada en la silla cuando comienza a hablar. Lo que dice y cómo lo dice es lo revelador porque esa mezcla de aturdimiento e información es lo que define esta jornada en la que miles de personas se movilizaron para decir aquello que necesitábamos nombrar en voz alta.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

“No sé cómo terminamos así, pero ahí estamos” arranca.

Su joven hija la observa en silencio.

“Tenía de la mano a los chicos que se subieron al micro… quisieron acompañar, pero son muy chicos… y las madres… bueno: eso no es lo que importa ahora. Son chicos: eso es lo que importa. Y está bien que vengan a la marcha porque es una manera… ya saben, de salir de toda la lógica que quieren imponerles… Siento que sus manos tiemblan… Ellos que siempre se muestran tan… tan como que nada los afecta… y estaban agarraditos a mi mano… siento eso y me doy cuenta que son nenes, que hay que cuidarlos y no sé si puedo… y los chicos se sueltan y ahora… ¿dónde están?

Repite:

¿Dónde están?

Suspira:

“No doy más”.

Llora.

La abrazo.

Un vaso de agua, un ibupirac para el golpe, un mate, el silencio que riega sus lágrimas.

Sigue:

“Queríamos llegar al micro y no podíamos: estábamos encerradas por la policía. Tiraban gases. Golpeaban. Y cuando logramos doblar no sé por qué calle (era Solís) aparece un pelotón de motos con policías y ahí es como que me perdí, no sabía para dónde ir… Estaba paralizada… lo único que pensaba era por qué… por qué”.

Su joven hija la ubica:

“Por el periodista que se estaba riendo de nosotras”.

Se refiere a un cronista de La Nación+ que tuvo un gesto hacia las mujeres y fue repudiado por las manifestantes, lo que justificó que la policía comenzara a golpear y arrojar gases a las familias de las víctimas.

La mujer sigue:

“También se ríen de nosotras en las redes, pero bueno: eso no es lo que importa ahora… Lo que importa… (cierra los ojos en un largo silencio) Ya está. Ya estoy en eje otra vez: lo que importa es que tenemos que volver al barrio”.

La mujer llama al chofer del micro: las están esperando en el edificio con la cara de Evita, la ubica.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Lo que se mueve

Tres chicas muy jóvenes y muy empobrecidas masacradas con crueldad lograron algo imposible: que la marcha la encabecen sus familias. Detrás, miles de nadies. En el cordón de protección, las travas y putas de Constitución, las heroínas anónimas de la economía social, las jóvenes no binaries que protagonizaron la primera rebelión antifascista en aquel febrero que parecía tan lejano. Muy detrás los kioscos –encabezados por el de Ni Una Menos– todavía por delante de los partidos y los sindicatos, pero eso hoy tampoco es lo importante. Lo que suma es el todo porque es lo impredecible para los criminales que ejercen su saña sobre cuerpos que creen socialmente descartables. Que así no lo sea es lo que hace único a este movimiento y a este país, todavía: eso es lo importante.

Hay muchas madres acompañadas por hijas de la edad de las víctimas, aun cuando sin duda no comparten esos destinos sociales. Le pregunto a una –Isabela, 15 años– qué sintió cuando leyó la noticia. “Miedo”. Su madre, Carolina, completa. “Por eso le dije que había que estar hoy acá: lo que saca el miedo es salir a la calle”.

Le pregunto a otra –Dina Sánchez, secretaria general de la UTEP– qué representa esta marcha: “Estamos expresando con mucha contundencia que está pasando algo gravísimo: avanza el narcotráfico y no pasa nada. Desaparecen el Estado y no pasa nada. Matan pibas ¿y no pasa nada? No: acá estamos”.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Dina Sánchez, de la UTEP.

Le pregunto a Bianca, militante de izquierda, cómo seguir después de esto: “Para mi tendría que seguir con asambleas en todos los lugares porque esta pelea es muy grande. Tenemos que juntarnos a pensar cómo dar la batalla no sólo a estos femicidios crueles, al narcotráfico y a la pobreza, que es la madre de todas estas batallas. De arriba no va a venir ninguna idea ni mucho menos, una solución”.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Le pregunto a Georgina Orellano –trabajadora sexual y secretaria general de Ammar– qué  expresa esta marea, pero hoy prefiere no hablar. Solo repite por el pequeño megáfono –que es el único lujo de la organización de la marcha– los tres nombres que duelen:

Lara.

Morena.

Brenda.

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Georgina lo gritará mil veces a lo largo de las diez cuadras que separan Plaza de Mayo del Congreso y todavía más alto cuando pasa delante de la bandera que sostiene el pequeño grupo de Mujeres Abolicionistas, la vieja cicatriz que divide esas aguas. Y aunque eso no sea hoy lo importante me tienta decirlo: la bandera proclama “Ninguna mujer nace para puta”, frase robada a la activista boliviana María Galindo, quien batalla desde hace añares por terminar con esa grieta apelando al realismo: sin políticas sociales el abolicionismo suena negacionista. ¿Significa afirmar esto estar a favor de la explotación sexual? No: significa Lara, Morena, Brenda, mutiladas en vivo por Instagram. El horror aniquila disputas teóricas. Es cruel realidad: abre preguntas nuevas que hay que comenzar a responder urgente y colectivamente.

Ya está.

Recuperemos el eje.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Lo importante hoy quedó claro cuando en las calles de la ciudad este Ni Una Menos representado –al fin– por los bordes más castigados gritó con voz propia lo que necesitábamos escuchar:

“Yo sabía,

yo sabía

que a los narcos

los protege la policía

¡y la justicia!”.

Luego, vino el final: las familias de las víctimas acorraladas por la policía.

Y esa mujer que, como todas, necesita nuestro abrazo.

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Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

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El gobierno montó nuevamente una coreografía de represión buscando imágenes que ensamblen con la del presidente Javier Milei, su hermana Karina y el ministro Luis Caputo en Estados Unidos, alborozados por los tuits de Donald Trump y el nuevo endeudamiento del país. En Congreso pudo verse a lisiados marchando en sillas de ruedas, jubilados atacados y gaseados por la policía, la libertad de expresión en los carteles que dicen mucho más que los exmedios de comunicación. Reflexiones sobre préstamos y deudas y las primeras reacciones en la calle frente al triple femicidio de Lara, Brenda y Morena.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Tadeo Bourbon / lavaca.org

“La timba de la city es la tumba del país”.

Podría ser una síntesis de esta época. Es un cartel que lleva Juan Manuel, jubilado de asistencia perfecta los miércoles. Dice que espera que hoy no haya gases ni represión. Lo dice por un cuidado colectivo, pero también por una necesidad personal. Muestra contento, feliz, una entrada que sacó al teatro (Sala Lugones, del San Martín, $4000) para ver “El gran desfile”, sobre la Primera Guerra Mundial.  Sus carteles, como los de tantas jubiladas y jubilados suelen decir más sobre la actualidad del país que los editoriales y comentarios del experiodismo que fatiga los medios.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Pero sus deseos sobre un miércoles sereno no serán órdenes porque a los 10 minutos, por reloj, la Policía Federal y la Prefectura empiezan a reprimir, en una imagen que pareciera que las Fuerzas vinieron a buscar.

El saldo: varias personas gaseadas, dos demoradas (entre ellas, una mujer embarazada de dos meses) y dos heridas fuera de peligro trasladadas por el SAME: Mabel, jubilada de 64 años, enfermera de Malvinas, a quien le pegaron con un casco y su cabeza dio contra el asfalto; y Diego Gómez, comunicador, al que gasearon y le pegaron con un palo. A ambos los llevaron al Hospital Ramos Mejía y para hacerles estudios. 

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

La Prefectura gaseando a jubilados.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Mabel golpeada por la policía. Fue enfermera en Malvinas.

Para la foto

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, otra vez montó una coreografía de represión, buscando una imagen de violencia en las calles que dialoga con la del presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en Estados Unidos. La imagen llega también después de la reunión con Donald Trump, la noticia del swap de miles de millones de dólares de los que nada llega al país ni a su población, sino al esquema de vaciamiento financiero, con el agregado del supuesto pedido/orden de la Casa Blanca de que el gobierno retome el control político del Congreso.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Editorial sobre la actualidad argentina.

Por eso, en la previa de la marcha, algo de la disposición policial callejera olía extraño.

A diferencia de otros miércoles el vallado no cruzaba de punta a punta la plaza. El tránsito tampoco estaba cortado. Y la impronta Bullrich se veía en las fuerzas: el control de la calle estuvo a cargo de Prefectura y Policía Federal. Había gendarmes pero no intervinieron en la represión, que comenzó en Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen, mientras un grupo de jubilados realizaba un semaforazo. Primero avanzó la Prefectura con violencia en el cuerpo a cuerpo con escudos frente al puñado de personas. Luego, cortaron el tránsito y colocaron las vallas, mientras desparramaron su gas tóxico sobre los manifestantes. 

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Teatro antidisturbio

Durante la marcha Juan Manuel, dudando sobre si ir o no al San Martín, analiza la economía argentina en este teatro antidisturbios: “El nuevo acuerdo con Estados Unidos potencia este circuito de guita en el que nos prestan y nos prestan, y solo nos queda más y más deuda que pagará el pueblo. Por eso siguen prestando. Es simple”.

Lo que más se escucha y se lee en la movilización de hoy está vinculado a la relación cada día más carnal con los Estados Unidos. Un señor espigado camina al grito de “vendepatria, Milei vende patria”. Otro hace lo mismo golpeando un jarrito de lata. Abundan los carteles alusivos: “cipayo”, “no faltan recursos, nos sobran ladrones”.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

En la radio abierta, no van con vueltas: “Esta semana volvió a quedar claro que es un gobierno de transnacionales, que le sacaron las retenciones al campo mientras a nosotros nos tienen acá, dando vueltas en este marchódromo”. También hay carteles por el triple femicidio de las chicas de La Matanza: “Justicia por Lara, Brenda y Morena”.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Sin palabras

Una de las que vino a movilizarse es Amanda, que dice ser “barra y patotera”. Lo dice en el dorso de su guardapolvo blanco. Tiene 86 años y llega en bastón con un mantra que suelta al aire: “No nos han vencido; no nos han vencido”. Amanda dice que repite esto porque ya no tiene palabras para describir lo que ve. Que ya no quiere ni mencionar el apellido del presidente porque le hace mal a la salud. Señala su garganta y señala que le quedan atragantadas justo ahí. “A mi edad, pensé que ya había visto todo”. 

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Amanda cuenta que le gusta usar el diccionario y conocer palabras nuevas y que desde hace semanas tiene un pasatiempo: encontrar un adjetivo que encaje para describir a Javier Milei. “Pero ya se acabaron, no hay palabra que describa a este sinvergüenza que vino a sacarnos lo que no teníamos a los jubilados”. Amanda tiene 4 hijos. Uno de ellos está ahora en Hamburgo, Alemania, “puchereando”. Su hijo es músico, dice, y que se llama Ariel Prat. “Ambos estamos puchereando, él allá; y yo acá”.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

El Himno al sol

Sobre avenida Rivadavia, tres jubilados y una jubilada en silla de ruedas van por el medio de la calle. Se detienen al sol y cantan el himno. Se emocionan. La Plaza, que había comenzado sin cortes de tránsito ni vallas, ahora está cercada y sin tránsito.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

En otra postal del epílogo del miércoles, Zulema, de Jubilados Insurgentes, agarra el megáfono y dice a todos los vientos: «Ante la deuda externa que crece más y más, la única que nos queda es organizarnos cada vez más y más, no solo contra este gobierno sino contra todos los poderes que lo sostienen. Esto va a seguir, sea el gobierno que esté, y nos tiene que encontrar organizados y dispuestos a hacernos oir para que las cosas cambien».

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva
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