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Foro de Madrid: las batallas de los malos y los buenos

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Buenos Aires fue sede del Foro Madrid, que reúne a las derechas y ultraderechas de distintos países. Inauguró Javier Milei. Ocurrió el jueves 5 y viernes 6. Pantallazos y miradas sobre la izquierda, el aborto, el liderazgo, el ajuste, la no izquierda, lo woke, el neocomunismo, las guerras, las batallas culturales y otros enigmas.

Por Sergio Ciancaglini Fotos: Juan Valeiro

El mail para poder ingresar al III Encuentro Regional de Foro de Madrid-Rio de la Plata 2024, planteaba tres advertencias.  

“No se permitirá el ingreso de:

  • Bebidas, alimentos o sustancias ilegales.
  • Armas de ningún tipo (armas de fuego, munición, cuchillos de cualquier tamaño, tasers, spray de pimienta, etc.).
  • Artículos que puedan ser considerados un peligro para la seguridad o una molestia para los participantes o los invitados”.

Confirmada la ausencia de esos accesorios policiales, se podía partir hacia la sede del evento: el “Palacio Libertad”, en referencia al CCK y ex edificio del Correo, que en su frontispicio sigue teniendo tallado en piedra “Centro Cultural Kirchner”.

En la explanada de entrada se ven tres obras. La estatua El Cartero, que certifica que existió una época epistolar en el mundo. Otra dedicada a Samuel Morse, el inventor del telégrafo y del código para utilizarlo que incluye el cada vez más necesario S.O.S. Y el monumento donado por el Estado Plurinacional de Bolivia en homenaje a una mujer, Juana Azurduy, heroína de la independencia frente a España, todo lo cual podría ser considerado una molestia para los participantes o los invitados.

Se  armó una prolija hilera para entrar desde las 7.30 de la mañana, 6º centígrados. Había un joven con el logo de su campera curiosamente impreso no en el frontispicio sino en la espalda, con una marca a tono: The North Face.

Foro de Madrid: las batallas de los malos y los buenos

Javier Milei en el escenario. Foto: Juan Valeiro para lavaca

La serpiente vs. la no-izquierda

Una vez dentro del CCK la larga cola se hizo sinuosa para que la gente pudiese entrar, cual la serpiente de cascabel que ilustra la bandera de Gadsden, símbolo de la derecha internacional. La comparación no es abusiva ya que el Foro Madrid que organizó este encuentro es justamente un intento de reunir a la derecha de distintos países. Sin embargo hay derechistas que consideran que el Foro y su inspirador –el partido Vox español a través de la Fundación Disenso, todo inspirado por Santiago Abascal– son la ultra-derecha. Es una diversificación de los matices que pululan desde el centro derecha hasta el neofascismo que se percibe en cantidad de lugares.

El Foro Madrid se plantea como objetivo: “Generar conciencia a nivel internacional sobre las consecuencias del avance de la extrema izquierda, su agenda ideológica y su fracasado sistema de gobierno”.

Otro: “Contrarrestar las estrategias de influencia geopolítica del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, construyendo una red de aliados a favor de la libertad en todos los países de la Iberosfera”.

En la convocatoria se asegura que “en Argentina se libra una batalla por la libertad que va a definir el futuro de las naciones de Iberoamérica” y se propone “recuperar los espacios de libertad arrebatados por la izquierda criminal y la no-izquierda en el mundo occidental”. No hubo definiciones sobre qué es la no-izquierda.

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Santiago Abascal, de Vox. Foto: Juan Valeiro para lavaca

El conquistador y el capitán

Se abrió la entrada a la sala. Al finalizar la hilera serpenteante, la mayoría del público se dirigió a la derecha, pese a que entrando por izquierda era mucho más sencillo conseguir mejores ubicaciones. Tal vez no haya sido ideológico, sino masificación, imitación (o, peor aún, colectivismo).

La plataforma Evenbrite, con la que se accedía a un lugar gratuito, anunció bastante antes que las entradas estaban agotadas. Sin embargo, de las poco más de 550 butacas habilitadas se ocuparon apenas las dos terceras partes: no más de 400 personas durante el discurso del presidente Javier Milei, aunque algunos medios hablaron de 900 en un posible error de tipeo o exceso inflacionario. (Pronto se vería que, tras el discurso de Milei, el Foro se reducía a unas 150-200 personas).

Milei llegó al salón acompañado por Santiago Abascal, quien en 2019 se hizo fotografiar con un casco de conquistador español, tipo Hernán Cortés. El español quedó reducido a la nada frente al argentino que se disfrazaba de capitán Ancap (a-narco capitalista) o imitaba cantantes del siglo pasado. Milei lo acompañó este año a otro encuentro de la ultraderecha española como apoyo a las elecciones al Parlamento Europeo, en las que Vox fue prolijamente derrotado consiguiendo menos de la mitad de los votos que anunciaban las encuestas.

Por la Fundación Disenso, el español Jorge Frías elogió a Milei como “un faro de libertad” y presentó a Abascal como líder mundial del movimiento conservador y patriótico”. 

Abascal pasó al escenario para abrir el evento con Milei aplaudiéndolo en primera fila: “El Foro de Madrid significa que los buenos estamos organizados y unidos” dijo en una oración con extraños ecos argentinos. “Somos los que defendemos todos los órdenes de la libertad, el derecho a la vida desde el vientre materno, la democracia de verdad. Estamos contra el neocomunismo, el kirchnerismo, el sanchismo, el crimen organizado que representa el socialismo en el mundo”. Agregó al narcotráfico, los que suben impuestos, los que prohíben la libertad de educación, de las empresas, la agenda globalista “woke” (progresista), la Agenda 2030, la dictadura climática. Elogió a Milei por su “victoria apabullante”, como un líder global, y el único del grupo de organizados y unidos que llegó a la presidencia.

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Bolsonaristas reclamando por los golpistas presos. Foto: Juan Valeiro para lavaca

Ratas inmundas

Cuando le tocó hablar, en referencia a lo dicho por Abascal y para aliviar sus habituales arengas sobre ficción económica, leyó Milei: “Es interesante porque Santiago,  con  mucha generosidad,  describía el impacto internacional, que se está generando, a partir de lo que hacemos en Argentina. Obviamente  como líder de este movimiento,  me toca estar en la primera fila y tener un nivel importante de exposición y, obviamente, que a las ratas inmundas, fracasadas y liliputienses domésticas les molesta profundamente”. Esas palabras enfáticas encendieron al auditorio iluminado de azul.

Otro párrafo: «No solo estoy poniendo a la Argentina al tope mundial, siendo uno de los dos políticos más conocidos del mundo junto a Donald Trump, sino que además estoy haciendo el mejor gobierno de la historia Argentina». Planteó algo de lo que le llega de la orilla contraria: «Días atrás quien fuera el ministro de Economía del autócrata golpeador, Alberto Fernández, confesó que como la pandemia les levantaba la imagen, la usaron y nos encerraron por rédito político».

Salió Milei de la sala y llegaba el turno de su vocero Manuel Adorni a quien se presentó como autor de una “ponencia magistral”. Más de la mitad de la sala prefirió la libertad de no padecerlo, y concretó velozmente lo que podría considerarse un clásico mutis por el Foro.

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Mientras hablaba Adorni, selfies de jóvenes libertarios con la señora Lemoine. Foto: Juan Valeiro para lavaca

Narrativa delirante

En el hall de entrada pululaba alguna gente categoría senior aunque varios se quedaron estoicamente a seguir escuchando. Gente adusta, muy en modo-Foro. Y además una mayoría de sub-30 que no suelen trajinar estos eventos. Una juventud excitada, sonriente, dividida en grupos que llegaron juntos a ver a Milei, con trajes de ocasión y mochila, cabelleras revueltas o jopos rígidos según el caso: la nueva camada de funcionarios, asesores & afines que aspira a integrar los futuros cenáculos y/o farándulas del poder y sabían que ya no tenían mucho que hacer allí. Uno de los jóvenes se fugaba con un abrigo negro seguido por cuatro personas, clonando el estilo del asesor Santiago Caputo quien a su vez lo clonó de Cillian Murphy y la serie Peaky Blinders.

Un grupo de brasileñas y brasileños bolsonaristas estaba con banderas reclamando la libertad de los supuestos presos políticos que tomaron la sede del gobierno, del parlamento y del Tribunal Supremo en Brasilia (2023) contra el triunfo de Lula. “Tenemos 2.000 presos políticos en Brasil y 400 en Argentina” decía una señora junto a Fernando Cerimedo, director de La Derecha Diario y dueño de varias redes y plataformas que trabajaron también para Bolsonaro e incitaron con fakes aquel levantamiento. En 2023 Bolsonaro fue inhabilitado por el Tribunal Supremo Electoral de Brasil para ejercer cargos públicos hasta el año 2030, por alentar una “narrativa delirante con efectos nefastos para la democracia”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca

Pandemia, verticalismo y patria

Por el hall del CCK se movía otra señora, de apellido Lemoine, también adusta y atenta siempre a los micrófonos. Entre los jóvenes, en cambio, Leonardo Repetto lucía descontracturado: “Soy presidente de la juventud de La Libertad Avanza en Ituzaingó” se presentó ante la consulta. “Tengo 20 años, y estoy contento de que se arme algo a nivel internacional, con Europa, Norteamérica, Sudamérica, porque ellos están todos juntos, el bloque colectivista que va contra la libertad y con un Estado omnipresente, autoritario, casi paternal”.

Sobre el Estado: “Al principio se decía voy a destruir al Estado’, pero no. Cómo te diría, es una metáfora. No va a destruir al Estado. Eso del topo. En realidad lo que va a hacer es achicarlo para reducir el déficit fiscal. O sea: no se puede destruir al Estado siendo presidente, claramente. Es un oxímoron, si se le puede decir”.

Define a LLA como un grupo verticalista, y cree que la pandemia fue el quiebre que lo llevó al poder: “Muchos jóvenes estaban con el kirchnerismo pero se hartaron por la pandemia. Ese fue el punto de inflexión cultural que hizo que muchos jóvenes miraran hacia otro lado, y aparecieron las ideas de la libertad, Milei, y todo lo demás». Otra percepción: “Para los jóvenes te reconozco que está muy difícil, no hay trabajo, no se llega a fin de mes, los alquileres, pero viene desde hace rato esto. Te diría que 10 o 20 años. ¿Y sabés cuál es el problema? El déficit fiscal. Entonces financiás el gasto, y tenés inflación, pérdida del poder adquisitivo y todos los problemas que tenemos”.

Sin embargo ahora el gobierno dice que no hay déficit pero crece la pobreza, el desempleo, y el ajuste no lo paga la casta sino los jubilados. “Pero fíjate que hasta Cristina vetó el 82% móvil para los jubilados porque le rompía el equilibrio fiscal. Así que eso es algo que hay que hacer” replica impermeable.   

Le planteo las referencias a lo patriótico en el Foro, en tiempos de globalización gobernada por las multinacionales. ¿Cómo ensamblan esas dos cosas? “Eso de la patria es un tema que bueno, tiene connotaciones con el peronismo. ¿Qué es la patria? Es una terminología. Nuestro trabajo es cuidar la cultura, seguir comiéndonos el asado los domingos, cantar el Himno, no solo la marcha peronista. Hay muchos nacionalistas que no son liberales, pero tampoco son peronistas. Se confunde mucho. Lo que hay que ver es cómo puede avanzar el Estado con un rol no interventor y que cuide la propiedad privada y la vida”.

Responde que está a favor del aborto. “Pero que se pague. La clase media y la clase alta lo pueden pagar”. También está en favor de la legalización de las drogas: “Claro, que puedan venir empresas como la de Mike Tyson a producir cannabis. Esas cosas recuperan la economía. Con la cocaína es más complicado, pero hay que despenalizar el consumo personal. Además, la marihuana no mata a nadie, el alcohol y el cigarrillo sí, y son re legales. El asunto es que nadie va contra el narco” dice, y se va con el grupo trajeado de posadolescentes que lo acompaña.

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Vocero Manuel Adorni durante su ponencia magistral. Foto: Juan Valeiro para lavaca

Alquileres y trolls

Mariano Pérez, 23 años, quería ser periodista deportivo, estudió para eso en River, es youtuber y tiene el canal BreakPoint. “Ahí tengo un millón y pico de suscriptores, en Twitter 90.000. Con Milei se dieron todas las cosas juntas, ese carisma, las ideas correctas, todo fue una ecuación que se expresa mucho en redes sociales. Al periodismo tradicional eso le molesta mucho pero todo lo que se generó con las redes es impresionante”. La gente pasa, lo saluda: “Es muy loco todo, el cariño, ser conocido”.

Se plantea que todos estos ex influencers están ahora trabajando para el gobierno, por sumas bastante mayores que las de la inmovilidad jubilatoria. “No, para nada. Yo no. Me está yendo muy bien de antes, cuando empecé a hacer dos o tres programas diarios por youtube”.

Dice que está contra el aborto, de la legalización de las drogas, y elabora un discurso clásico de combate contra el flagelo del narcotráfico. Sobre la crisis económica actual: “Los precios están bajando, y venimos de una crisis absoluta. Yo creo que hay esperanza. Yo pude alquilar”. Le recuerdo que puede hacerlo por estar en una situación privilegiada: “Pero antes no había departamentos. Ahora aparecieron”. Nuevamente lo impermeable.

¿Y los ataques sistemáticos de trolls contra quienes cuestionan cualquier cosa del gobierno? “Para mí buscan conspiraciones”. Los ataques son sistemáticos y elaborados. “Bueno, a mí me putean miles de veces en las redes, y entiendo que es gente enojada, no digo que sea un ejército de trolls. Eso era en la época de Macri y Marcos Peña. Ahora es gente que yo conozco y que opina lo que quiere. No hay que buscar fantasmas. Gracias”.

Buscando la salida

Lucía Montenegro acepta hablar. “¿Pero dónde está la salida?” me pregunta mirando desconcertada los enormes espacios vacíos del CCK. Se detiene para responder: “Soy legisladora porteña. Es cierto que este es un espacio donde hay un solo líder. Un líder mundial. Lo acompaño desde el minuto uno y ahora estamos con el armado nacional así que haciendo muchas cosas”. Sobre las internas: “Acá no estamos fragmentados. Es muy fácil porque hay que hacer solo lo que él dice. Todavía pasó poco tiempo para armar y conocernos, pero es algo normal. El tiempo acomoda las cosas, pero va a seguir todo adelante”.

Cree que lo crucial para haber llegado hasta aquí es lo siguiente: “La elocuencia. Cien por cien la elocuencia. Pero además de todo Javier es fuego, es incendio, es emoción, es amor, es pasión. Y es fundamentalmente inteligente. Además es sincero, honesto, convencido. Me tengo que ir. ¿Será por allá? ¿Quién sabe por dónde es la salida?”

Érica es otra veinteañera que llegó con un grupo aunque dice que no trabaja para el Estado. Está en favor del aborto libre seguro y gratuito. “Es que eso es personal. Macri estaba por las dos vidas, y bueno. Cada uno piensa lo suyo. Soy cajera. Trabajo en el sector privado. Vine con un grupo de chicos de LLA. Antes era del PRO, estaba con Bullrich fiscalizando incluso, pasó todo lo que pasó, y ella ahora está en el gobierno, y yo empecé a entender que este era un camino. La libertad, las ideas, no es que comparta la totalidad, pero Juntos por el Cambio no existe más. Hubo quiebres, internas que se ventilaban, de todo. Entonces nos seguíamos hundiendo, o veíamos este camino”. Sobre la crisis, que no paga la casta sino la sociedad: “Yo entiendo. Es como tantas cosas que están mal, senadores que tienen asesores, los jubilados siempre salen perdiendo, y quiero pensar que en algún momento lo van a arreglar”.

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Selfies de jóvenes libertarios . Foto: Juan Valeiro para lavaca

Armas para los recursos naturales

En el salón en penumbras seguían las ponencias del Foro, no demasiado magistrales. Como tantos otros foros (de izquierda e incluso de no-izquierda) el detalle es que todos los expositores muchas veces parecen decir lo mismo. El número de asistentes seguía evaporándose. Uno de los puntos del documento final planteó: Reafirmamos la voluntad de seguir dando la batalla cultural sin cuartel por la defensa de Occidente frente al marxismo cultural destructivo y la ingeniería social totalitaria en todas sus manifestaciones, llámese wokismo, progresismo o socialismo de cualquier tipo”.

Hubo intervenciones de Andy Olivastro, de la Fundación Heritage: “Saben que la izquierda es un veneno. Estamos aquí para aplastar a la izquierda, para sofocar al Estado y para restaurar el autogobierno”.

«La izquierda está divorciada de la realidad; y debemos romper el control que tienen sobre la gente. Su visión del mundo es la antítesis de la buena vida y socava los principios de libertad y prosperidad que valoramos». Hernán Cadavid: “Lo único que ha hecho la izquierda es demeritar la justicia, derrotarla, y haberla sometido. No podemos perder la batalla de la opinión pública, como instrumento de guerra política”.

Hubo intervenciones contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.

El ministro de Defensa Luis Petri dijo: «Comprar un sistema de armas, es comprar paz. Es tener el poder disuasivo para evitar que te agredan y eventualmente evitar que se apropien de nuestros recursos naturales», como si la apropiación de tales recursos fuese un problema militar, y no lo que está facilitando el RIGI lanzado por el gobierno y votado en el Congreso. Nahuel Sotelo: Le vamos a dar batalla al globalismo, a la Agenda 2030 y nos vamos a parar contra los organismos internacionales para defender la soberanía argentina”.

Saliendo de la sala de luz azulada podían contarse al menos a tres asistentes que se habían rendido. Descansaban plácida y profundamente en sus butacas, bocas levemente abiertas, ajenos a tantos alborotos y palabras sinuosas. Un posible signo de sabiduría: ante ciertos sueños, algunas personas pueden considerar que lo que más les conviene hacer es quedarse irremediablemente dormidas.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca

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Marcha de jubilados: lo que une el espanto

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Dos fotoperiodistas detenidas. Seis personas heridas. ¿Cuál es la causa de la tendencia represiva creciente, y en particular contra la prensa? Lo que plantean quienes monitorean la violencia policial, con cifras concretas, a cinco meses del ataque al fotógrafo Pablo Grillo que este miércoles volvió a ser operado. Mientras tanto, en Congreso se volvió a marchar: las divisiones entre diversos grupos, y lo que los une como sector que sigue siendo símbolo de movilización en estos tiempos. ¿Cómo se vive hoy? El combate a la naturalización, datos sobre emperadores, el diálogo trans con un medio oficialista. Vetos, votos y una pregunta: “¿Nos pueden entender?”.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

“Estamos acá porque le tenemos más miedo al hambre que a la represión”. 

Quien habla es Gladys, 63 años, enfermera jubilada del hospital Rawson. Lo dice pasadas las 3 de la tarde, ni bien había arrancado la concentración de jubiladas y jubilados para exigir el “no al veto” del gobierno de Javier Milei a la módica suba de los haberes que en realidad no es una suba sino devolver ese 7,2% arrebatado con el shock inflacionario que generó al asumir.  

En Congreso, dos horas después, pasará lo de siempre y lo que nunca podrá naturalizarse: la represión policial, en este caso acompañada de dos detenciones arbitrarias por parte de la Policía de la Ciudad, en la esquina de Rodríguez Peña y Bartolomé: Camila Luciana Rey, fotógrafa y Yazmín Orellano, ambas de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) fueron capturadas al voleo.

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Camila Luciana Rey y Yazmín Orellano. El momento de la detención «al voleo» en Congreso, y la imagen de la policía llevándolas en la comisaría. Fueron liberadas después de las 22 horas.

El puñado de fotógrafos y periodistas que presenciaron el hecho afirmaron: “Las cazaron”. Minutos después, la fuerza de seguridad porteña se las llevó en una camioneta a Combate de los Pozos 155. Luego fueron trasladadas a la comisaría de Tacuarí e Independencia. Las acusan de “lesiones”, “atentado y resistencia a la autoridad”. Después de las 22 ambas fueron liberadas.

La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) contabilizó seis personas heridas en dos eventos represivos de la tarde. La tendencia: hasta fines de junio, la CPM había registrado en seis meses 130 detenciones arbitrarias contra 93 del 2024. En el mismo período, las personas heridas también superaron a todas las del año pasado: 1.251. Entre ellas hubo 179 trabajadoras y trabajadores de prensa. El informe completo puede leerse aquí: https://www.comisionporlamemoria.org/project/informe-especial-represion-de-las-fuerzas-de-seguridad-a-las-manifestaciones-publicas/

Rodrigo Pomares, del Centro Provincial de la Memoria, planteó a lavaca: “Hay una preponderancia en la represión hacia los sectores de los medios y fotoperiodistas, y un límite muy concreto al desempeño de los medios de comunicación y en algunos casos de quienes cubrimos las manifestaciones con el objetivo del monitoreo”.

Para Pomares “La motivación más evidente es que quieren evitar el registro de las represiones y que se puedan reconstruir luego las secuencias de la represión como ocurrió en el caso de Pablo Grillo y tantos otros. El registro de la prensa y de quienes estábamos monitoreando permitió reconstruir lo que pasó, y aportar esos datos a la justicia. Eso es lo que parece evidente que quieren evitar”.  

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Otra operación a Pablo Grillo

Este martes se cumplieron cinco meses del miércoles 12 de marzo, cuando durante otra represión a la marcha de jubilados, el gendarme Héctor Guerrero le disparó de forma totalmente ilegal una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo. El impacto dirigido a su cabeza casi lo mata y perdió parte de la masa encefálica. Este miércoles a la mañana, Pablo fue operado con éxito una vez más: esta vez, le colocaron una prótesis en la cabeza (dos placas en ambos hemisferios). “La operación duró tres horas y salió bien, ahora hay que esperar la evolución”, dijo Fabián, su papá. El gendarme Guerrero, autor material de ese disparo, recién será indagado el próximo 2 de septiembre.

Dice Ana María, 72 años, durante la marcha: “Se está normalizando lo que jamás se debe hacer normal. Hoy prendés la tele y escuchás: ‘Otro miércoles más que les pegan a los viejos’. Todo al revés. No se puede naturalizar que se le pegue a nadie”. 

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Divisiones y reflexiones

El modus operandi de las Fuerzas de Seguridad genera efectos colaterales. A la represión concreta, literal, manifiesta, visible –granadas, gases, camiones hidrantes, palazos– se le suma la silenciosa, la invisible, la que divide para reinar: las fragmentaciones que se generan –o potencian– internamente entre las múltiples organizaciones de jubilados. 

Hoy, mientras Jubilados Insurgentes terminaba de marchar alrededor del Congreso y doblaba en Rodríguez Peña, parte de las Mesa de Organizaciones caminaba por Hipólito Yrigoyen, mientras que otro grupo permanecía parado frente al Congreso.

Mario es un jubilado que todos los miércoles da el presente. «Más allá de las divisiones hay que tener plena conciencia de que el enemigo es uno solo: el gobierno, y el plan criminal que está aplicando. Hay que pensar mucho más en la unidad porque con ella vamos a poder conseguir disminuir la intensidad del ajuste».

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Betty, 65 años, es enfermera jubilada del hospital Penna. Habla sobre la fragmentación notoria: “Vengo acá para sumar un granito de mostaza para conquistar nuestros derechos como jubilados, más allá de las organizaciones a la que cada uno represente. Yo soy autoconvocada y vengo por lo mal que la estoy pasando. Tenemos que defendernos con nuestras tristezas y con nuestras experiencias, que valen un montón”.

¿Cómo se vive en estos días? “Con los 350 mil pesos que cobro no llego a comer todos los días. Espero que este gobierno se vaya pronto y no lo digo porque sí: estoy viviendo mal, estamos viviendo mal, ¿me pueden entender? ¿nos pueden entender?”.

Un poco más allá estaba Vic, trans que había llegado desde Parque Patricios. “Vine a apoyar la lucha de los jubilados porque es una lucha contra el odio la que nos une”. Se acercó un periodista de La Nación + preguntándole si es jubilada.

Vic fue notablemente ilustrativa en su respuesta: “No. Soy odiada y hambreada y solidaria como ellos”.

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Lo que no cambia

Gladys y Betty, las enfermeras jubiladas, vienen cada miércoles porque las une la bronca a esta gestión nacional. Como a tantos otros, y como decía Jorge Luis Borges, no los une el amor sino el espanto.

Hay otro punto de unión: la injusticia que están viviendo. Gladys: “Si no venimos, si no nos hacemos escuchar, van a creer que está todo bien, que estamos conformes, y no es así. Tenemos haberes miserables, mientras los legisladores cobran 9 millones, es una vergüenza”. Y subraya: “Esta vida es una vergüenza, parece como si quieran matarnos”. 

Marcha de jubilados: lo que une el espanto

Jubilada y un arma novedosa: pompas de jabón.

Betty la interrumpe: “Es que sí, nos quieren matar. Milei es un déspota, un criminal, que se complace en sacarnos a los pobres lo poco que tenemos”. Se hace una pregunta: “¿Cómo se explica, si no, que pretenda que vivamos con 350 mil pesos? Seguro que para mantener a esos perros grandes que tiene gasta mucho más que eso. Es un atorrante”. 

Más allá de la represión policial (primero las fuerzas federales y desde hace tres miércoles la Policía de la Ciudad) y las divisiones de las organizaciones de jubiladas y jubilados, hay algo que no cambia: la convocatoria permanente cada miércoles a las 15 frente al Congreso de la Nación, potenciada desde hace diez días cuando Javier Milei vetó el aumento de 7.2% de las jubilaciones y el retorno de la moratoria previsional. Al ratificarse el veto, el aumento de agosto para las y los jubilados fue del 1,62%, por lo que la jubilación mínima sigue desplomada, en $ 314.243,51.

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Manuel, 75 años, cuenta por qué sigue viniendo: “El objetivo común es ponerle un freno a Milei, que está haciendo padecer a la Argentina. Debe entender que es el Presidente, no un emperador como pretende ser, que no acata las leyes ni las instituciones”.

¿Cómo se lo frena? “Como creo que en la democracia, el parate a Milei debe hacerse en las urnas y para eso hay que hablar con cada persona, crear conciencia, seguir desmintiendo todas las barbaridades que dice. Por eso también estamos hoy acá y seguiremos estando”. 

Manuel lleva un cartel que dice: “Milei vetó, nosotros votemos”. Y lo firma “un viejo meado”. 

Cierra, hasta el próximo miércoles: “No nos quedemos en casa, es la única manera de cambiar esto”.

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Carne

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Por Claudia Acuña.

Son las siete y cuarto de la tarde y en la sucursal del supermercado Coto de la calle Castro Barros, barrio de Almagro, hay cuatro mujeres haciendo fila en la sección carnicería. La primera es una anciana que tiene en las manos apretado el monedero y la mirada atenta en el corte de la carne que pretende: ojo de bife. Le pide al muchacho que tiene el cuchillo expectante en el trozo que le saque toda la grasa que pueda para que pese menos. El muchacho lo hace con esmero. La mujer le pide luego que lo corte lo más finito que pueda. El muchacho lo hace con precisión milimétrica. “Doscientos gramos”, le anuncia y la mujer agradece. Dirá luego, sonriendo, que quiere darse ese “gustito” porque hace tiempo –no dice cuánto, pero suena a demasiado– que no come carne. El muchacho le entrega la bolsa sin mirarla a los ojos: fija la vista en la siguiente mujer, más joven, que está acompañada por su hija, que no supera el metro de altura y parece estar cantando para sí misma Ojalá, el tema de María Becerra.

“Oja-ojalá-lá

que te vuelva el karma
Eras un muñeco

porque no tenías alma….”

La mujer pide dos churrascos de paleta. Otra vez: cortados finitos.

El muchacho vuelve a esmerarse y luego, los pesa.

Teclea en la calculadora de la balanza. La mujer está expectante de los números digitales y cuando asoma el resultado ordena:

“Deja solo uno”.

La balanza vuelve a dictar la cotización.

La mujer señala entonces con esperanza un fragmento que quedó en la tabla.

“Probá con ese que parece más chico”, pide.

El muchacho prueba.

La balanza dictamina el mismo precio que con los otros dos.

“Dejá uno solo”, repetirá la mujer casi sin voz.

Cuando el muchacho le entrega la bolsita, agrega:

“Perdón”.

La tercera mujer pregunta si hay huesos para caldo.

El muchacho responde que ya se los llevaron todos.

La mujer se va.

La cuarta soy yo, que estoy sin palabras.

El silencio obliga la mirada del muchacho directo a los ojos.

“Así, todo el día”, dirá.

¿Hace falta decir algo más?

(Imagen, diario Tiempo Argentino)

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San Cayetano: 15 kilómetros de realidad

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Desempleo, estampitas, falta de comida, espigas, chicha (nueva droga que invade los barrios, gracias a la crisis), vetos, bendiciones y maldiciones, goleadas, votos, malos pensamientos, arrepentidos, desquicios, la forma actual de la corrupción, la inseguridad, los zombies. Los temas que no aparecen en la política, resurgen con San Cayetano, que volvió a reunir a la gente para pedir y agradecer trabajo entre otras cosas, para tener paz y para marchar a lo largo de 15 kilómetros hasta Plaza de Mayo. Conversaciones en ese trayecto que atraviesa varias avenidas del presente.  

Por Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

Marcela, 52 años, vende espigas a 1.000 pesos en la estación de Liniers. Llegó de Lanús a las nueve de la noche del miércoles para vender en las inmediaciones de la iglesia de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, en su versión 2025. Lo primero que percibió fue la cantidad de personas que iban a pedir comida. «Un montón, el año pasado traían sus viandas», compara.

No le sorprende: ella está más ajustada, el alquiler sube y las matemáticas para alimentar tres hijos necesitan otras audacias. No habla de cifras, solo dice que «cuesta más».

¿Y el gobierno? Revolea los ojos: «Soy de derecha, pero no lo voté».

¿A quién votó? «A Bullrich. Después no voté porque no me convencían ni Massa ni Milei. Por eso ahora tampoco voy a ir a votar». Bullrich está en el gobierno y como ministra de Seguridad es la que reprime todas las semanas a jubiladas y jubilados. Marcela levanta los brazos: «Estoy en contra de que hagan eso, como también de las barbaridades que está haciendo con los vetos».

Marcela ofrece espigas a quienes pasan, y vaticina las próximas elecciones: «Para mí le va a ir mal. Está desquiciado».

San Cayetano: 15 kilómetros de realidad

De los gases a las espigas, la alegoría de Marcela refleja también algo de esta Argentina, un día después de la dura goleada sufrida por el gobierno en la Cámara de Diputados (12 a 0 entre leyes votadas y vetos rechazados), en medio de otra cruda represión a jubilados y trabajadores de prensa. Entre ellos, el fotógrafo de la agencia AP Rodrigo Abd, que salió un rato de la clínica a donde lo atienden para ver la marcha que hoy no pudo cubrir: le están haciendo estudios por una inflamación en la parte media de su oído derecho por el impacto del chorro del camión hidrante que recibió ayer en la Plaza de los Dos Congresos. Fue uno de los atacados por la policía de un gobierno que publica en las redes propias y de sus asalariados: “No odiamos lo suficiente al periodismo”.

San Cayetano: 15 kilómetros de realidad

Pensamientos y bendiciones

Sobre la calle Cuzco, entre puestos de estampitas y velas con promos de dos por 1.000, siguen las filas para que los curas bendigan espigas, estampas y velas. Ema, 65 años, y Marcelín, de 68, son una pareja de jubilados que cobran la mínima y también se vinieron de zona sur, de Glew. Marcelín dice que la cosa está brava: «Uno viene a agradecer por todo lo que San Cayetano nos ha dado hasta ahora. La situación está bastante comprometida: todo lo que es para bien lo vetan enseguida». Por eso, suma Ema, hay que agradecer: «Y pedir por los hijos y los nietos. Está difícil para los jóvenes, no hay expectativa para un chico de 20».

Ema pide si podemos, por favor, no hablar de política. «Uno viene para tener paz y transmitirle paz al otro. Si todo el tiempo estamos con malos pensamientos…», dice pero no termina la frase porque la fila avanza y el cura está ahí y ella va rumbo a la bendición: «Nos vemos».

San Cayetano: 15 kilómetros de realidad

La agenda invisible

Desde allí se prepara para salir la novena movilización que los movimientos sociales nucleados en la UTEP organizan en el día de San Cayetano. También adhirieron y convocaron gremios, sobre todo de las dos CTA, que caminaron unidas. La marcha cruza toda la ciudad por una de sus arterias principales, Avenida Rivadavia, que conecta el territorio porteño con un oeste infinito. Liniers, casa de la iglesia, oficia de punto neurálgico donde también llegan vecinas y vecinos de todo el conurbano. 

La distancia total a Plaza de Mayo es de 15 kilómetros. Hubo una posta en Flores, frente a la Basílica donde comenzó su carrera Jorge Bergoglio. Lo recordaron con un audio suyo, ya como Papa Francisco, donde habla de cuidar el medio ambiente y luchar por paz, pan, tierra, techo y trabajo. Es el primer San Cayetano sin Francisco como actor espiritual y político.

San Cayetano: 15 kilómetros de realidad

La marcha arrancó a las 9 de la mañana, llegó a Casa Rosada cerca de las 14, y tuvo en Congreso la sumatoria de columnas nutridas que cruzaron la 9 de Julio en dirección a Plaza de Mayo, a donde llegaron, como llegan hace nueve marchas, con una agenda de temas tan profundos que no entran en los debates políticos: comedores, trabajadoras de cuidado, jóvenes en proceso de recuperación de adicciones, recorte de alimentos, falta de acceso a la tierra, y parálisis de la obra pública de integración socio-urbana que lo único que permite es el avance de la narcoestructura territorial.

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Cuando te comen la cabeza

Mauricio, 27 años, es uno de los que puede jactarse de caminarse todo. Milita en la JP Evita. Vino del barrio Victoria, en Moreno, la última estación del tren Sarmiento. «Laburo para pibes desde 18 años y la cosa está fea. La última vez salimos a repartir 320 porciones de comida. En un día. Es un montón. Y vemos que mucha gente del barrio que antes no venía, ahora llega. Impresiona: cada vez se suman más».

Otra cuestión es el consumo problemático: «Está a full, y sube cada día. Intentamos hablar con los jóvenes para que no caigan, pero es una problemática que crece. Peleamos para frenarla. Pero al pibe le comen la cabeza. El transa de la esquina les dice: ‘Vendé acá y te doy plata». Y los pibes, lamentablemente, con eso los compran. Pero no les dan nada».

Para Mauricio, el hambre y el consumo son dos temas ausentes del actual debate político. ¿Cómo buscar de nuevo a esos pibes? “Siempre les hablo para enamorarlos de la política. Le digo: ‘En la política está todo’. Hay desencanto, sí, pero por cómo está el país entienden que tienen el poder para cambiarlo. Hasta con un voto”.

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La estrategia electoral de Arturo

Por Rivadavia también marcharon jubilados que todos los miércoles están en Congreso. Uno de ellos es Arturo, vecino de Almagro, que tiene una de las mejores estrategias de comunicación alguna vez creadas: con una sartén ya rota por los golpes que le propina con un utensillo de metal, se mete en cuanto comercio o local ve abierto. Y grita, por cuadras: “Fuera Milei, estafador. ¡Gobernás para los ricos!”. Se asoma a kioscos, verdulerías, cafeterías y aprovecha los momentos que las puertas de algún COTO o banco se abren: “Fuera Milei, ¡fuera!”. Hasta algunos policías ya sonríen. El cálculo de Arturo: “Hoy conseguí 1.000 votos”.

Arriba de un tractor cruza la 9 de Julio el padre Toto, de la parroquia Virgen de Caacupé, de la Villa 21: “Esta marcha es donde tengo que estar”. Una entrevista con Toto y su trabajo en el barrio sobre la cuestión de consumo se publicará en la próxima edición de MU.

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La chicha y los zombies

Samantha, 30 años, es de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) de Rafael Castillo, en La Matanza. En el comedor dan de comer a 30 personas por día y cada vez son más. “Los maridos se quedan sin trabajo y no les alcanza para pagar las cuentas. Dejan de pagar las tarjetas de crédito. Los chicos sólo comen gracias a los comedores de los colegios”. 

Cuenta que entró una droga nueva al barrio, a la que llaman “chicha” y definen como peor que el paco: “La consumen muchos jóvenes, pibes de 14 o 15 años. Los deja como zombies. A veces ni te reconocen. Chicos que iban al colegio y de pronto dejan”. Al debate político también le falta una discusión seria sobre seguridad, explica Samantha: “Es un tema llevar a mi nene a las 6.30 a la escuela. No voy con el celular porque no sabés lo que puede pasar”. 

Para las elecciones que vienen, La Libertad Avanza propuso como candidato de la Tercera Sección Electoral, donde predomina La Matanza, al excomisario Maximiliano Bondarenko. Samantha abre los ojos: “Pero eso es más corrupción. Necesitamos un debate en serio”. Piensa que hay condiciones: “Muchos vecinos se han arrepentido de haberlo votado a Milei. Creyeron, pero te dicen: ‘Me equivoqué’. Algunos tenían un almacén, o capaz que otro negocio, y lo tuvieron que cerrar”.

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Potenciar narco

Vanesa, 33 años, vino de Melchor Romero, en La Plata, y lleva una pechera del Partido Comunista Revolucionario (PCR). «Soy comunista y banco al Papa», se presenta. «Es el primero que habló de techo, tierra y trabajo».

¿Cómo está el barrio?: «Se la está pasando malísimo: desde que asumió Milei, a los comedores no van más alimentos. La mayoría de la gente no llega a fin de mes. El Potenciar Trabajo está congelado en 78.000 pesos y no se mueve. ¿Cómo hacés? A nuestro comedor vienen más de 100 personas por día. Las compañeras sacan de su casa para la olla porque no alcanza. Los barrios se organizan: unos dan merienda, otros dan cena, pero a fin de mes es tremendo, con jubilados, desempleados. Hoy ves gente revolviendo basura en cada cuadra».

De nuevo, el hambre como tema. Y el narco consumo: «Creció horrores. El narcomenudeo arrasa. Pibes que dejan el colegio para ser ‘soldaditos’ de los transas. Les ofrecen plata fácil, pero los hacen mierda. Desde que asumió Milei, todo está peor: ves nenes de 8 o 9 años consumiendo paco».

A este combo le agrega que llegó la factura de luz de 200.000 pesos. Y 36.000 a otro comedor. «Las garrafas de gas están a 15.000 cada una. No duran nada. Muchos cocinamos con leña para estirar».

¿Cómo salir de esto? Vanesa sigue marchando y tiene una hipótesis: «Uniéndonos y saliendo a la calle. Milei vino a sacarnos nuestros derechos. La única forma es resistir organizados» dice rodeada de gente, de espigas y tal vez de preguntas.

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