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Verdad y consecuencias del veto a la movilidad jubilatoria: el día que puede cambiar todo

La votación en el Congreso liquidó una etapa. Javier Milei ganó dos veces, y perdió quizás otras dos.
Por Anabella Arrascaeta y Lucas Pedulla Fotos Juan Valeiro/lavaca.org
La votación en el Congreso liquidó una etapa. Javier Milei ganó dos veces, y perdió quizás otras dos. Ganó al conservar el veto. Y al ganarle a la oposición, a costa de desprestigiar al Congreso. Perdió, aunque eso está por verse, al atacar a jubiladas y jubilados: al hacerse fuerte con los débiles. Lo hizo el menemismo en los 90 (con Domingo Cavallo y Norma Pla como protagonistas) y fue un hito que todavía se recuerda: los principios del fin. Lo hizo Macri en 2017, y tuvo como respuesta los primeros cacerolazos contra su gobierno, que en varios sentidos comenzaba a terminar. Está por ver entonces qué perdió Milei hoy en términos electorales.
La noticia indica que el gobierno consiguió eliminar una fórmula ínfima de aumento planteada por una gran mayoría del Congreso, que en realidad intentaba remendar la caída de los ingresos de los jubilados producida por la política económica oficial. Vetó eso: lo ínfimo, con aval parlamentario y esos votos que cambiaron de posición de modo pornográfico gracias a las trampas de la llamada “casta”, que quedó claramente liderada por el propio Presidente.
El otro daño es al propio sistema representativo. A la democracia y a la lógica. Una política de desmantelamiento y destrucción, aquella que Milei definió ante medios internacionales como “un topo que ama destruir al Estado”. ¿A qué costo?
Eso es lo que a partir de hoy comenzará a estar en juego.
Este miércoles, las mutaciones más emblemáticas se dieron en el bloque legislativo del partido más antiguo del país, la Unión Cívica Radical, y en el de Innovación Federal, subordinado a algunos gobernadores.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
La secuencia que se pudo conocer comenzó con los supuestos tironeos y cenas de reconciliación entre Milei y Mauricio Macri. Los tironeos le permitieron a Macri negociar mejor. Consiguió que los trolls del oficialismo dejaran de atacarlo con cuestiones relacionadas con su causa por el Correo, con un posible alivio también en términos judiciales propiciado por el gobierno ante jueces amistosos, y promesas de beneficios para distritos con gobernadores afines: CABA (con Jorge Macri pulseando los fondos coparticipables), Neuquén (Ignacio Torres) y Entre Ríos (Rogelio Frigerio). De esta última provincia llegó una de las sorpresas: dos días antes de la votación, el gobierno designó en Salto Grande a Pedro Galimberti, diputado nacional por Entre Ríos y de excelente relación con Frigerio. Habían competido en la interna de Juntos por el Cambio, finalizada la cual se convirtieron en aliados inquebrantables. Frigerio sugirió a Galimberti para Salto Grande y todo se produjo en sintonía con la actualidad: al salir de la Cámara el radical, se eliminó un teórico voto contra el veto, y se sumó a favor el de su reemplazante, Nancy Vallejos, que es del PRO, como Macri y Frigerio. De paso, el señor Galimberti accede a un salario que triplica al que tenía como diputado, pero además se efectiviza en dólares (y se repite el modelo de la senadora Lucíla Crexell a quien enviaron a la UNESCO como embajadora de 20.000 dólares mensuales, tras su apoyo a la Ley Bases).

Foto: Juan Valeiro para lavaca
Los arreglos de Milei culminaron con Macri promocionando el apoya al veto, e influyendo seguramente en otros votos y abstenciones que lo favorecieron. Otro intercambio muy comentado en el Congreso es el que obtuvo Rodrigo de Loredo: un subordinado político, Pablo Yannibelli, fue designado por Sandra Pettovello como rector organizador de la Universidad de Río Tercero, en Córdoba.
La historia de este veto es infinitamente más larga, y se irá conociendo. Mientras tanto este miércoles Milei tuiteó: “Hoy 87 héroes le pusieron un freno a los degenerados fiscales que intentaron destruir el superávit fiscal que los argentinos con tanto esfuerzo logramos conseguir”. La tercera parte del ajuste que permitió ese superávit se pagan reduciendo las jubilaciones. En la calle una señora de 84 años lo sintetizò así: “Con este gobierno por fin tenemos libertad. Libertad para morirnos de hambre”.
Veto a las jubilaciones: Quiénes dieron vuelta su voto
Son las 15.30 y hace cuatro horas que se inició la sesión. Ese es el momento en que la Cámara de Diputados de la Nación decidió negarle 15 mil pesos de aumento a las y los jubilados, cifra que equivale a “una docena de empanadas” tal como graficó Rodrigo De Loredo, presidente del bloque radical que primero impulsó la ley y hoy posibilitó que quede firme el veto presidencial.
Esa incongruencia marcó este día.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
Hubo 248 diputados y diputadas presentes y 8 ausentes. 153 votaron a favor de la ley, 87 lo hicieron en contra (o sea: a favor del veto) y 8 se abstuvieron, ayudando así a conseguir lo que el gobierno necesitaba: hundir al Parlamento. Para lograrlo Milei se sacó una foto el día anterior a esta sesión y en la Casa Rosada con cinco diputados de la UCR, aunque quizá sea más preciso denominarlos macristas: Martín Arjol (Misiones), Luis Picat (Córdoba), José Federico Tournier (Corrientes), Mariano Campero (Tucumán) y Pablo Cervi (Neuquén).
El flash provocó que la Convención Nacional de la UCR emitiera un comunicado llamando a que los legisladores integrantes de esa fuerza sean coherentes.
No.
Durante las exposiciones de hoy insistieron. “Los que den vuelta los votos van a tener que dar explicaciones», increpó a sus compañeros Pablo Juliano.
“Se van a publicar los datos fiscales de agosto y van a ser muy holgados, va a quedar demostrado que el gobierno tenía cómo pagarlo, es inmoral», les advirtió otro radical, Martin Tetaz.
El jefe del bloque De Loredo y Tetaz intentaron, minutos antes de la votación, salvar algunos de los artículos votándolos por separado.
No.
A los cinco fotografiados de ayer, al momento de la votación se sumaron dos más, que huyeron para no votar: Gerardo Cipolini (Chaco) y Roxana Reyes (Jujuy).
A la acrobacia política del radicalismo se sumó la voltereta del bloque Innovación Federal. Agustín Domingo, jefe del bloque, anunció en su alocución: “No vamos a votar en contra de esa decisión política que tomó el Presidente, pero tampoco vamos a convalidar”, aunque luego comunicó que el bloque completo se iba a abstener, y así convalidar el veto. Fueron 8 diputados en total: además de Domingo (Rio Negro), Alberto Arrúa (Misiones), Carlos Fernández (Misiones), Pablo Outes (Salta), Yamila Ruiz (Misiones), Daniel Vancsik (Misiones), y Yolanda Vega (Salta).
Sí.
Al veto presidencial en el Congreso le sobró así apoyo parlamentario.
No.
«Pueden vencer pero no convencer», sintetizó Miguel Angel Pichetto, diputado de Encuentro Federal, un sector que hasta ahora se consideraba dialoguista.
En tanto, en la Casa Rosada se estaba produciendo otra foto, esta vez con senadores que mañana tendrán que negar o aprobar, entre otras cuestiones importantes, los millonarios fondos reservados a la SIDE, esa entidad encargada de investigar secretos.

Arriba: Luis Picat, José Federico Tournier, Mariano Campero, Pablo Cervi, Agustín Domingo y Carlos Fernández. Debajo: Martín Arjol, Alberto Arrúa, Yamila Ruiz, Daniel Vancsik, Yolanda Vega y Pablo Ismael Outes.
La calle brama
Aunque no lo parezca, hay una Gloria insurgente.
La frase no es poética ni romántica, sino descriptiva: sobre la esquina de Rodríguez Peña y Rivadavia, frente a una Plaza de los Dos Congresos colmada en rechazo al veto del presidente Javier Milei de la movilidad jubilatoria, está Gloria, con sus 69 años y sus compañeros y compañeras del colectivo Jubilados Insurgentes, que todos los miércoles, a las 15.30, marchan alrededor del Congreso junto con otros colectivos de jubilados.
Esa impronta -sensible, política, persistente e insistente- viene marcando la agenda pública frente a las políticas de ajuste del Gobierno, siendo los jubilados y las jubiladas quienes están en la primera línea de cada conflicto desde diciembre a la fecha. Todos los miércoles la presencia oscila, en general sin cobertura mediática, pero esa lucha llenó este miércoles la Plaza: “Estamos marcando la experiencia vivida y diciéndole, a toda la sociedad, que la única manera que tenemos los trabajadores, activos y pasivos, de defender derechos y conquistarlos, es la lucha en la calle. No tenemos otra herramienta”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
Gloria mira la plaza: “La sociedad tiene que estar plena acá, acompañando, porque es una cuestión de tiempo: es un problema actual, pero también para la posteridad. Ya hemos pasado muchísimas luchas. Hubiéramos preferido poder estar un poco más cómodos, pero siempre les digo a mis hijos: prefiero morir en la calle y no sentada en un sillón”.
Bastones, antiparras y convicciones
Sonia (74), Isabel (77) y Nilda (69) están en el medio de la Plaza. Son amigas de la vida y de las marchas. Sonia tiene un cartel que pregunta: “¿Vos podés vivir con $230.000? Juicio político! Nos están matando”. Ella no puede, y por eso sigue trabajando vendiendo libros: “Tengo 50 años de marcha. Lo que nos queda de vida no queremos vivirlo así. Por suerte, hoy vino mucha gente joven”, celebra, aunque aclara: “A la que no entiendo es a algunos jóvenes de ahora. Mucho desafecto. Hay una teoría de la crueldad que está haciendo mella”. Nilda tiene solo su jubilación: “Reconozco que me tienen que ayudar. Vengo porque no quiero que mis hijos vivan mal. Me rompí para que ellos estudiaran”. A Isabel tampoco le alcanza, y por eso limpia casas: “Vengo de una generación militante de los setenta. A mi mamá Evita le dio una máquina de coser, pero este Estado es muy cruel: vino a devastar el país”. Isabel tiene bastón: “Pero vengo igual, papi, porque esto es para ustedes”.
Sobre Callao y Rivadavia está Mercedes, tiene 69, es vecina del barrio, y caminó las diez cuadras que la separan de su casa con una cacerola, una cuchara que la hace sonar, un silbato, y unas antiparras: “¿Por qué te pensás que son? ¡Porque hay gases!”, responde ante lo obvio, aunque no es una obviedad que una jubilada deba manifestarse con protección para sus ojos. “Uno tiene que tratar de cuidarse pero sin dejar de salir -explica-. Hay que morir de pie. Hay que enseñarle a los jóvenes que hay que tener convicción. La convicción viene con uno, pero a veces se pierde: mirá a los diputados y a los senadores”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
Mercedes ya no come queso, ni pescado, ni carne, tampoco se da “el lujo” de salir a tomar un cafecito, y tiene que pagar expensas que superan los 150 mil pesos por mes. Desde su cacerola y sus antiparras, Mercedes propone, situada en lo que significa este día: “Hay que reconstruir la política. Desde el peronismo, el radicalismo. Hay que trabajar con gente con convicciones”. ¿Es lo más difícil en estos momentos? “Falta, sí, pero yo ya estoy jugada. Prefiero morir de pie -repite-. No me interesa más nada: luchá, salí a la calle a luchar. Tenemos que estar más juntos, con nuestras diferencias políticas”.
Mercedes pregunta: ¿Sabés qué?, bajaría las banderías políticas y pediría que nos abracemos todos”, dice, señalando a todo lo que la rodea: Polo Obrero, MST, MTE, ATE, SUTNA, y siguen las banderas de sindicatos, partidos y movimientos sociales.
Y reitera como un mantra: “Hay que buscar gente con convicciones”.
Marta: la enseñanza del Himno
A unos metros, Marta cuenta que sigue dando clases de matemática, física y química en una escuela porque alquila y no le alcanza. Responde, increíblemente, con una sonrisa: “Es un día extraordinario, porque tenemos la oportunidad de luchar”, dice a sus 80 años, lo que indica que vivió muchas épocas. “Además, hay que defender nuestros derechos”.
Con la juventud, dice, sería muy simple, y apela al recuerdo emotivo, sensible: “Tienen que recordar que los abuelos que vienen hoy son los que lo llevaron a pasear hace algunos años atrás, a la plaza o la calesita. Eso tiene que estar presente en el recuerdo de ellos”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
Tiene una bandera argentina que lleva atada al cuello como una capa de superhéroa, con inscripciones que escribe ella, con fibrón negro, antes de cada marcha. Una dice: “La patria no se hace, la patria no se vende, la patria se construye”.
Señala otra: “Se levanta a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación, coronado su sien de laureles y a su planta rendido un león”. Entonces vuelve, increíble y hermosamente, a sonreír: “Ahí va a terminar Milei. No lo digo yo: lo dice el Himno Nacional Argentino”.
“No defiendan lo indefendible”
Son las tres y media de la tarde y los movimientos de la policía en la calle ya disponen la coreografía. Sobre Callao, frente al Congreso, hay un espacio sólo ocupado por las fuerzas, debido a que los cordones de Rivadavia y en Yrigoyen, en cada esquina del Palacio, evitan que la movilización se amalgame. Sobre ese hueco aparece un camión hidrante apuntando en dirección a Rivadavia, varias motos, y también federales con armas largas. El tablero está claro: son las tres y media y la Cámara baja está por votar.
Mercedes tiene 66 años, se jubiló hace tres meses después de trabajar 40 años como enfermera en Hospital de Clínicas, y llora: “No me alcanza para el alquiler, no me alcanza para comer. Gracias a Dios compañeros me consiguen algún remedio. Le pido a Milei que no siga contra los jubilados. Lo único que hicimos fue trabajar, trabajar y trabajar, nada más. Por favor, chicos, ustedes tienen que luchar por el futuro. Son la juventud. No sé cuánto nos queda a nosotros de vida”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
De fondo se empieza a escuchar un estribillo: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, uno de los primeros cantos tras conocerse el resultado de la votación, que no alcanzó los dos tercios necesarios para rechazar el veto presidencial.
El otro es aún más directo: “Hijos de puta”.
La bronca empieza a correr y se traslada sobre el vallado que, en Callao y Rivadavia, únicamente separa al Congreso de la multitud. Allí se vuelca la rabia.
El vallado cae y muchos cruzan. La policía responde con disparos y el hidrante avanza. Ante el caos, la multitud corre en dirección a la avenida Corrientes. Muchas personas lloran, entre ellos jóvenes. Los jubilados no pueden correr: allí van con andadores, con bastones, con lo que sea que hayan ido para ayudarse a caminar por las calles porteñas.
Entonces la actitud de muchos jóvenes es la misma: muchos se hacen cargo de un jubilado, de una jubilada. Uno de los periodistas de lavaca se acerca a una señora, mientras suenan los disparos. “No te preocupes por mí. Corré vos que podés”, dice. Le decimos que no, y la acompañamos hasta un kiosco, donde queda resguardada. La escena se repite por miles, una práctica que contrarresta la teoría de la crueldad expresada previamente con otra que marca exactamente lo contrario, en una calle que, en lugar de colapsar ante el miedo, en cada protesta se reconoce más a sí misma.
Luego, sobre Riobamba y Mitre, en otro de los vallados, esos mismos jubilados se plantan cara a cara con los policías, que constantemente amagan, con un movimiento de mano, sacar gas pimienta, pero ya no pueden.
Uno les dice: “Te reís de los viejos, lacra”.
Otro les avisa: “No se le pega a los viejos: te vas a jubilar con un sueldo de mierda”.
Otra les grita: “Me estoy muriendo, sinverguenzas. Se van a morir de angustia. Ya les va a tocar”.
Otra los convoca: “Dense vuelta: este tipo no tiene piedad con nadie: si no la tiene con un viejo, menos las va a tener con ustedes”.
Y Antonio les advierte: “Con todo respeto te lo digo: vas a llegar a mi edad y te van a cagar la vida. Dense cuenta ahora lo que están haciendo. No les insulto ni nada, es con respeto, pero vos no naciste de un repollo: tenés madre y padre, que seguro tienen mi edad. No defiendan lo indefendible. Te repito: no defiendan lo indefendible”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.
Por Francisco Pandolfi
Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.
¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico.
¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.
Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.
Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron:
- Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
- Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
- Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200.
- En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
- En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales.
- En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización.
- Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.
Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”.
Abrazo y marcha federal
Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.
Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…
¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:
- Una recomposición salarial del 100%.
- Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos.
- El aumento del presupuesto del hospital.
- Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.
¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.
Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.
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Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

Otro miércoles novedoso, como siempre. Se realizó la marcha alrededor de la Plaza de los Dos Congresos, y además algunos grupos zarparon luego hacia el Obelisco, con la policía corriéndolos para evitar que bajaran de la vereda. En Diputados, mientras tanto, los papelones del oficialismo para impedir el debate sobre el financiamiento universitario, y el otro gran símbolo de estos días: el Garrahan. Las nuevas modalidades entre jubiladas y jubilados, los refuerzos de la prensa y del teatro, y la convocatoria para el miércoles 16 a una gran marcha unificada de Congreso a Plaza de Mayo.
Por Francisco Pandolfi
Fotos: Juan Valeiro, Tadeo Bourbon y lavaca.org

Una vez culminada la marcha de este miércoles (en el que hubo más gente que el anterior, en el que hubo más gente que el que lo antecedió) uno de los grupos, Jubilados Insurgentes, siguió caminando –inesperadamente– por Avenida de Mayo hasta la 9 de Julio. Allí, pese al bloqueo policial, fueron por la vereda para evitar el “protocolo” y llegaron hasta el Obelisco para hacer un acto complementario al habitual.
De ese modo lograron hacer visible el conflicto fuera del corralito (o “marchódromo”) que impuso la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para blindar el Congreso, incumpliendo su propio protocolo de no entorpecer las calles y fomentando caos de tránsito en esa zona del centro porteño.
Zulema, de Jubilados/as Insurgentes, cuenta a lavaca: “Cuando Bullrich cierra todo con vallas no tenemos quién nos vea y a quién hacerle el semaforazo que muestre cómo estamos viviendo. Hoy estuvimos en la radio abierta que siempre hacemos todos los grupos, marchamos con el resto de los sectores para sostener la unidad, y una vez terminado, decidimos venirnos vinimos al Obelisco donde hicimos el cierre de la jornada”.
No fue el único hecho creativo.
Tampoco el único hecho distinto o nuevo. La lógica de estos tiempos invita a enlazar, conectar, unir reclamos y luchas, crear lo diferente, inesperado y operativo.

El “hecho fortuito”
En el “palacio” legislativo la sesión para tratar el financiamiento universitario y la situación del Garrahan tuvo quórum pero finalmente cayó en medio de otro papelón generalizado, del que siempre suele resultar que las medidas que serían positivas para la sociedad, quedan relegadas.
En la calle, previo a la convocatoria de las organizaciones de jubilados, hubo dos movidas para seguir haciendo ruido: trabajadorxs de prensa, por un lado; y de las artes escénicas, por el otro; que luego se enlazaron dándole mayor músculo a la movilización tradicional de los miércoles.
“El momento es ahora”. Eso decía la convocatoria de trabajadorxs de prensa, fotógrafxs y comunicadorxs que realizaron en la Plaza Congreso una acción performática colectiva, autoconvocada y apartidaria para denunciar el cierre de la investigación interna de Gendarmería Nacional sobre el ataque al fotorreportero Pablo Grillo, herido por un proyectil de gas lacrimógeno disparado a su cabeza por el cabo Héctor Guerrero que lo dejó al borde de la muerte.

Gendarmería determinó que fue un «hecho fortuito» y responsabilizó al joven por estar parado en la línea de fuego. Según esta lógica, el responsable del casi homicidio de Pablo Grillo sería… Pablo Grillo.
«Basta de ataques a la prensa», fue el grito de una ronda gigante reunida alrededor de una pintada con la consigna «FUE BULLRICH», entre cámaras, cascos y máscaras desparramadas, para reflejar que la prensa está siendo silenciada a golpes. Tadeo tiene 32 años, es fotógrafo desde los 20 y fue uno de los que participó del encuentro. “Cerraron el caso sin investigar, cuando hay pruebas contundentes de que hubo alevosía y un intento de dañar de las fuerzas de Bullrich. Por eso entendimos que más allá de replicar en las redes, debíamos estar en la calle haciendo acciones concretas. Hay que unirnos, enlazarnos distintos actores sociales para construir una alternativa a la realidad actual”.

Entre la caca y el crimen
Emiliano es el hermano de Pablo Grillo y le dice a lavaca: “No sorprende para nada la decisión de Gendarmería, de hecho era algo que estaba esperando. Tuvo que haber un allanamiento en la GNA para incautar lo que el juzgado ya venía pidiendo hace rato, entonces si se tuvo que llegar a esa instancia es porque algo estaban encubriendo. Da muestra de que construyeron un relato, el mismo relato que dijo Bullrich, Adorni, que el cabo Guerrero actuó en forma a lo que le ordenaron y que Pablo estaba ahí porque tenía ganas. Obviamente que da bronca e impotencia, pero tengo la certeza de que más tarde o más temprano habrá justicia y la van a terminar pagando, aunque no creo que Bulrrich, porque es difícil que lleguemos tan alto y ella tiene varios cadáveres encima”.

Agrega: “Esta semana quedó clara la distinta vara de la Justicia. Mandan a la cárcel a una piba por una contravención municipal (en referencia a la concejala del kirchnerismo Eva Mieri, por participar en el ataque con caca a la casa del diputado libertario José Luis Espert), para eso la Justicia actúa rapidísimo pero al cabo Guerrero ni siquiera lo llamaron a indagatoria”.
Actor frustrado en presidencia
Trabajadorxs de las artes escénicas se juntaron en la puerta del cine Gaumont a las dos de la tarde para marchar hacia el Congreso, pedir que se trate la derogación del decreto 345/25 que le quita autarquía al Instituto Nacional del Teatro y provocaría su desmantelamiento si sigue vigente. “Es nuestra escena, es nacional, la defendemos porque es nuestra identidad”, cantaron mientras avanzaban a puro golpe de redoblante hacia un Congreso vallado en plena sesión. Al llegar el canto fue: “Qué vergüenza, qué vergüenza, ser un actor frustrado y ocupar la presidencia”.

Con el edificio legislativo de fondo y detrás de la bandera del Festival Teatral ENTRÁ —que se llevará a cabo del 3 al 9 de julio para visibilizar la crisis del sector de la cultura y defender al INT— leyeron al unísono un texto escrito por el dramaturgo Mauricio Kartun:
“Vení, mirá, discutí, escuchá. La Ley Nacional de Teatro le cambió la cara a la escena nacional, la hizo crecer. Se hizo escuchar. Asombrosa, preciosa Escena Nacional. Vení. Escuchá. Nuestra escena reclama la derogación ya. Somos muchos, somos miles que encontramos allí nuestra vocación, nuestra profesión, nuestro medio de expresión. Hoy, esta camándula siniestra que tenemos de gobierno lo desmantela. Son 70 años de lucha. Somos muchas generaciones solicitando, pensando, proponiendo, peleando. Del libre mercado no nos sorprende. De Sturzenegger tampoco; de Milei, menos. Es propio de su naturaleza fanática. Pero que haya allí gente de teatro que ponga la cara, que lo sostenga con su acción o con su falta de reacción, es deplorable. Leonardo Cifelli (secretario de Cultura) y cada uno de los funcionarios cómplices”.
Y termina con: “Te lo digo yo. La asombrosa y preciosa Escena Nacional”.
El grupo, unido y entusiasta, llegó frente al Congreso y una vez finalizada la acción, dijo en el altavoz: “Nos sumamos a lxs Jubiladxs, escuchemos la radio abierta”.
Lo mismo hicieron lxs trabajadores de prensa.
Y las luchas quedaron imbricadas.
Hasta ser solo una.

El poder a la imaginación
Lo creativo no estuvo solo en la acción colectiva, sino también en la imaginación individual.
Juan Manuel tiene 64 años y una inventiva sin techo. Cada miércoles camina solo, por toda la manifestación, mostrando carteles distintos, según los temas de cada semana. Esta vez redactó prolijamente:
“Tirarle soretes a Espert no es delito, sólo es redundante”.
E incluso una frase de Macbeth: “Te colocaremos, como a los monstruos raros, ante una barraca y debajo escribiremos, ¡aquí puede verse el tirano!”.
Sobre su proceso de creación, dirá: “El cerebro rumia aún dormido y así salen las frases”.
Otro ejemplo: “Estamos viviendo una distopía sin sentido, vivimos en un delirio con un presidente cómico; el problema es que no es chiste”.

¿Quién es responsable del casi asesinato de Pablo Grillo, fotógrafo que sigue recuperándose tras haber sido atacado por un proyectil de gas disparado a su cabeza? La respuesta desde el aire, en esta acción colectiva organizada para no olvidar.
Otro que trajo varios carteles es “El nono de Boedo”, como firma cada uno de las decenas que tiene. Algunos están colgados en su bicicleta:
–¿Sabés cómo se saca el óxido de la parrilla? No votando gobiernos de mierda.
–Que hoy no seas jubilado es cuestión de tiempo; que no me entiendas es cuestión de empatía.
–Cuando te digan que bajaron las ventas, no les creas. En menos de una semana se vendieron muchos diputados.
–Si el presidente que vos votaste te dice que el peso ($) es un excremento; tu salario es una cagada.
–Clarín hace más daño que el paco.
Jorge, el Nono de Boedo, cuenta que se despierta seguido a la madrugada con una idea para el cartel y no puede esperar a la mañana; se levanta, va a la cocina y escribe: “Es un estado de ánimo. A veces son carteles que muestran más bronca, otros de más esperanzas, aun en este momento donde gana la desilusión y en el que hay tanto odio. Por eso yo hice el cartel de Clarín, y se lo discuto a cualquiera. El paco hace mucho daño, incluso me toca familiarmente, pero con asistencia podés recuperarte; del odio no te recuperás más, el odio labura permanentemente, y entra a tu casa todos los días”.

Panorama junto al Obelisco, por la marcha de jubilados hacia allí.
Verónica como Tarzán
Acaba de empezar julio, y las jubiladas y jubilados fueron homenajeados con el aumento de 1,5% (menos de 5 mil pesos), que lleva el haber mínimo a $379.295. Verónica es pensionada y viene “del barrio más olvidado de la ciudad de Buenos Aires”; hace un respiro, y suelta: “De Constitución”. Explica que viene “a pata” y que está cansada, pero no de caminar.
Lleva un cartel: “El aumento es una burla; traidores”. Explica la bronca, y la burla: “No me alcanza ni para ir a comprar a la Salada. Cobro y a los pocos días me quedo como Tarzán, en bolas y a los gritos”, cuenta en criollo.
No llega a los 300 mil pesos, y una sola medicación para una afección a los pulmones le cuesta 120 mil. Se pregunta, nos pregunta, te pregunta: “¿Qué hago? Si me compro el remedio, me cago de hambre; y si compro comida, me agarra un ataque de asma que me manda al cementerio. No se puede concebir la vida así”.

Rubén conforma el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados, una de las 14 organizaciones que hoy integran la Mesa que lucha por un aumento en el haber mínimo, la suba del bono congelado de 70 mil pesos, el retorno de la moratoria previsional y la gratuidad de todos los remedios. Analiza los pro y los contra de haber ganado la plaza y marchar libremente ahí, pero al mismo tiempo estar vallados, sin que la gente los vea: “Nos encierran y nos impiden estar en la puerta del Anexo del Congreso, sobre Avenida Rivadavia. Pero no sólo podemos verlo de una forma negativa: nos dejan afuera porque tienen miedo de que sigamos haciendo lo mismo y saben que ya no nos pueden reprimir, porque aumentan nuestra capacidad de visibilización, transformando nuestro espacio en algo mucho más grande, y hoy se vio reflejado en muchos sectores que vinieron a acompañarnos”.
–¿Cómo sigue la historia?
–Hasta ahora, todas estas luchas están atomizadas, pero empiezan a darse cuenta de que no pueden resolver el problema por separado. Por eso, apuntamos a hacer una gran marcha el 16 de julio, de Congreso a Plaza de Mayo, entre todos los sectores en lucha. Las 14 organizaciones de jubilados aspiramos a constituir un organismo más dinámico, completo, con muchas más creatividades, que logre una verdadera marcha masiva y de unidad. Si lo logramos, siento que puede representar una bisagra”.
Actualidad
Educación: ADN y velas para resistir en la calle

Por Francisco Pandolfi
Desde que empieza a hablar, Micaela tarda menos de un minuto en empezar a hacerlo a través de esos ojos oscuros que primero lloran por la universidad pública.
Que después pasarán a tener rabia, por el desguace de la universidad pública.
Y que luego contagiarán fuerza, por el futuro de la universidad pública.
Esos ojos simbolizan lo que está pasando con la educación superior, que este jueves y viernes continúa con su plan de lucha: paro de 48 horas y diferentes actividades; actos y movilizaciones en todas las ciudades del país donde funcionan universidades públicas.

¿Qué está en juego? La aprobación de la ley de financiamiento universitario que incluye “salarios dignos para todos los trabajadores del sistema”, la actualización de becas para estudiantes y la asignación de “recursos mínimos e indispensables” para garantizar el funcionamiento institucional”. La convocatoria fue impulsada en conjunto por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), los gremios del Frente Sindical de Universidades Nacionales y la Federación Universitaria Argentina (FUA).
En la ciudad de Buenos Aires, a la mañana se hizo un abrazo simbólico al Hospital de Clínicas para denunciar los bajos salarios y un presupuesto para el funcionamiento de los hospitales universitarios que no fue actualizado en los últimos 13 meses. Por la tarde, se realizó una marcha de antorchas con el lema “Prendete a defender la Universidad Pública”, desde la Plaza Houssay (ubicada entre las facultades de Economía, Medicina y Odontología de la Universidad de Buenos Aires) hacia el Palacio Pizzurno, donde se emplaza la actual Secretaría –ex ministerio– de Educación nacional.

Acá está Micaela Rueda, con una vela en la mano, con esos ojos que dicen tanto y sus 28 años. Es Licenciada en Relaciones de Trabajo de la UBA, donde se recibió en 2021. Continúa estudiando –ahora un curso, gratuito– en la misma facultad. “Me sigo forjando, me sigo especializando”, dice orgullosa. No se golpea el pecho con las manos pero sí con las palabras. Entra en un subibaja de emociones. “Me genera un dolor ver a la universidad así, con docentes que desde hace un año y medio tienen que buscar otros trabajos porque no les alcanza, ni aunque hagan un montón de horas. Se rompen el lomo e igual no llegan”. La contrapartida: “Me genera tanta emoción vernos de nuevo en las calles, contra un gobierno del que no podés esperar nada, si hasta se rió de chico autista”.

Plantea una duda y una certeza: “No sé a dónde vamos a parar, pero estoy segura que la única manera de frenarlo es acá”.
Pese al frío hay cuatro cuadras atiborradas de personas, banderas, sindicatos, centro de estudiantes, docentes, estudiantes, autoconvocadxs.
Se canta para amainar los 9 grados de sensación térmica que entre la masa se disimulan bien. “Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, pelea y pelea por la educación”.
Otro tema que suena en loop y al ritmo de “llegando está el carnaval”: “Si el presupuesto no está, qué quilombo que se va armar”, en referencia al reclamo sobre el proyecto de ley de financiamiento educativo universitario presentado el pasado 28 de mayo ante el Congreso de la Nación, y que busca garantizar los fondos necesarios para el funcionamiento del sistema universitario y científico con un aumento progresivo que alcance el 1.5% del PBI en 2031. Hoy, según denunció la comunidad educativa, lo destinado a inversión en educación superior es el 0,45 % del PBI.

Aunque aún no está confirmado, las autoridades universitarias esperan que el miércoles 2 de julio en Diputados se trate la iniciativa, que además plantea que los docentes y no-docentes recuperen el poder adquisitivo tomando como base la inflación acumulada desde diciembre de 2023. Cabe recordar que en septiembre de 2024 el Senado sancionó la Ley de Financiamiento Universitario, pero veinte días después fue vetada por el presidente de la Nación Javier Milei.
Entre velas en vasos de plásticos y botellas cortadas, se llega a la puerta de la secretaría de Educación, a cargo del poco conocido Carlos Torrendell (55 años, porteño, doctor en Ciencias de la Educación; egresado en la Universidad Católica de Chile). Se hace un acto breve y concreto. Hablan representantes de la Conadu, la Conadu Histórica y CTERA-UTE. Dicen: “Le decimos al secretario de Educación que estamos vivos, aunque nos quieran muertos. Y les exigimos a ustedes, funcionarios que no funcionan, paritarias ya, progresivas y con buena fe. Hace un año la ministra Pettovello nos dijo que si en una semana no obtenía la plata para empatar nuestros salarios con la inflación, que saliéramos a la calle. Hace un año perdíamos un 40% con la inflación, hoy hay salarios que pierden un 91%. A la crueldad de este gobierno y su ajuste salvaje, seguiremos respondiendo con la pedagogía de la ternura y del amor, y con nuestro ADN: estar en la calle, de pie, y luchando”.

Acá, el objeto que se repite es la vela, encendida, alumbrando el futuro. Y la palabra que se repite –arriba y debajo del escenario– y que ensombrece el presente es “deterioro”.
Mercedes y Martín son docentes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y hablan con lavaca.
Mercedes: “Estamos asistiendo a un deterioro permanente en todas las universidades y en todo sentido. En las condiciones en las que trabajamos docentes, en las condiciones en las que estudian las y los estudiantes, y también en las condiciones en las que se produce conocimiento e investigación”.
Martín: “No es solo un reclamo salarial, justo y necesario porque el deterioro es muy grande, sino que es imposible sostener lo cotidiano, repercute en el propio mantenimiento de los edificios, en los servicios de luz, de gas. La agresión y el deterioro es muy importante”.

¿En qué perciben ese deterioro en lo diario?
Mercedes: Las facultades necesitan un presupuesto para mantener los edificios, los salarios, la limpieza y el presupuesto no se actualiza desde hace un año y medio. Todo el sistema está sufriendo mucho, y cuando las universidades sufren en términos de su infraestructura y docentes, los pibes y las pibas también porque hay menos recursos para becas, para iniciación en las vocaciones científicas, para desarrollar actividades de extensión; la formación se resiente, es un círculo vicioso, lejos de ser virtuoso.
Martín: Las facultades tienen que estar limpias, los baños son algo elemental. Los artículos de limpieza aumentan y las empresas que limpian también, en un 50, 60%. Mientras que a las facultades se les asignó un 0% de incremento. Eso se refleja cuando los estudiantes van a los baños y no hay papel higiénico, lo que desalienta a estar en la facultad. Además, en verano debemos restringir el uso de ventiladores por el gasto, y ahora en invierno pasa lo mismo con las calderas.
Mercedes: Lo mismo ocurre con el mantenimiento de los ascensores, que necesitan un service mensual por seguridad. Para pagar eso debemos sacar plata de otro lado, que no hay. Tapamos un agujero y destapamos otro. En el medio, nuestro salario que cada vez representa menos. En este año y medio perdimos más el 50% de nuestro poder adquisitivo.
Martín: Perdimos la mitad del ingreso, o un poco más. En la docencia existen muchas categorías, pero por ejemplo los ayudantes, que muchos son doctorados y sostienen cada comisión de trabajos prácticos que es la base sobre la que se asientan las cátedras, no llegan a los 200 mil pesos.
Mercedes tiene 57 años y desde hace 36 da clases en la Universidad de Buenos Aires. Martín dice que tiene “algunos años más que ella” y que está en la docencia desde 1978. “La educación es nuestra vida, nuestra identidad, y estamos acá para defenderla”, dicen, con el acto terminado y una vela prendida llamada esperanza.

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