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Infiernos en la Comarca Andina: el estado de las llamas

Voces desde los incendios cordilleranos: las causas y las sospechas. El rol de la megaminería y del monocultivo en medio de sucesivos desastres que preparan el terreno para que el próximo se desate con más facilidad y ferocidad. La lucha contra el fuego, incluso de quienes ya lo perdieron todo. La tarea de los medios comunitarios. Y una respuesta práctica, un link, para una pregunta: ¿cómo ejercer la solidaridad con las víctimas?
Por Franco Ciancaglini
La voz de las personas que relatan lo que pasa en el sur se corta por la respiración que se bloquea por el humo, por la angustia o directamente por las lágrimas. Los testimonios de quienes habitan la Comarca y están cuerpo a cuerpo con el fuego no pueden distanciarse de la desazón y la tristeza que genera ver, de muy cerca:
- 20.000 hectáreas quemadas.
- Decenas de casas incendiadas.
- Un muerto hasta ahora: Ángel Reyes, 84 años.
- Al Estado ausente.

Fotos: Eugenia Neme.
Sostener lo insostenible
Al cierre de esta nota aún había focos activos en El Bolsón, el Parque Nacional Lanin, el Parque Nacional Nahuel Huapi, Puerto Madryn, Epuyén y Atilio Viglione. Y personas movilizadas en todos esos lugares colaborando con las brigadas y bomberos para contener las llamas, y realizando todo tipo de acción para proteger la vida: viandas para repartir, relevamientos de personas y casas, aprovisionamiento de agua, colectas, y muchos etcéteras.
El Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (SPLIF) estima que la superficie afectada por el incendio asciende a 20.000 hectáreas. Una cifra que equivale a 10 veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los incendios son cada vez más cruentos año a año, frecuentemente en estas épocas calurosas, mezclando cada vez características sistémicas (sequías, calentamiento global), con particulares (cómo se inicia el fuego) y, últimamente, con una marcada ausencia del Estado en la prevención y atención del asunto.

Fotos: Eugenia Neme.
Más dimensión del desastre: un informe de Greenpeace estimó que la superficie afectada por incendios forestales en la región de los Bosques Andino Patagónicos de Argentina durante el período octubre 2023 – marzo 2024 fue de 7.747 hectáreas, el 90% en la provincia de Chubut.
En 2024 viajamos desde la revista MU al Parque Nacional Los Alerces para retratar lo que sucedía alrededor del incendio de 8 mil hectáreas, donde vecinos autoorganizados y brigadistas le hicieron frente a los negocios oscuros, negligencia, ausencia de justicia y silencio estatal.
Hoy el panorama es bastante similar, o peor. En septiembre de 2024, el Monitor Ambiental del Presupuesto (FARN) informó que el presupuesto para el Plan de Manejo del Fuego en Argentina se redujo un 43,8% en seis meses. Por este desfinanciamiento el diputado Esteban Paulón exigió explicaciones a Patricia Bullrich, a cargo del ministerio responsable.
El plan provincial de Chubut también se encuentra en la mira. Tan solo un dato del estado del Estado: esta semana el Jefe de la Delegación Noroeste de Servicios Públicos provincial renunció denunciando al falta de “insumos, vehículos operativos, personal suficiente, sistemas de comunicación adecuados e infraestructura digna” . También reveló la falta de condiciones de seguridad, y de descanso. “Hoy llegamos a un punto final. No se puede sostener lo insostenible, ni se puede exigir más sacrificio a quienes ya lo han dado todo. (…) No puedo continuar en un cargo donde mis reclamos son ignorados y las condiciones laborales siguen degradándose día a día”.
Así estamos.

Fotos: Eugenia Neme.
Autogestión
Lo cierto es que en todos los incendios, el aporte de las brigadas vecinales ha sido fundamental para poder frenar el avance del fuego. Aunque estatalmente no se lo quiera reconocer, sí ocurre en el territorio con muchas y muchos trabajadores.
En el frente del fuego conviven hoy integrantes del Plan del Manejo del Fuego y distintas instituciones nacionales y provinciales –bomberos, brigadistas– y las organizaciones vecinales que se dan una mano mutuamente.
“Ellos saben que nosotros estamos también en la lucha por regularizar sus puestos de laburo, que dejen de ser contratados, que les den elementos… En el frente del fuego nos entendemos y combinamos nuestros esfuerzos”, cuenta Martín, uno de los autoconvocados que se sumó a las tareas.
Otro es Javier Isikawa, quien si bien pertenece a una asamblea se define como “uno de los miles de vecines organizades que vamos a apagar el fuego”. Estos vecines son, en parte, grupos formados y entrenados para el combate del fuego, y por otro lado personas conmovidas que se suman a dar una mano en lo que se necesite. “Hoy lo estamos haciendo ya más organizada y sistemáticamente. En poco más de un mes que va del año hemos estado en una quincena de incendios” relata.
Javier vive en Golondrinas, casi al límite de las provincias de Chubut y Río Negro, donde hace cuatro años un incendio arrasó con 500 casas y mató a 3 personas. Esa experiencia, cuenta, lo forjó para seguir participando en la lucha contra el fuego. Enumera incendios: Cuesta El Ternero, Loma del Medio, Epuyén, El Hoyo, Pedregoso. “Mallín (por Mallín Ahogado, otra de las localidades que se encuentra apenas al norte de El Bolsón) era una zona que venía quedando sin incendios desde hace mucho tiempo, con una vegetación frondosa, con bosques milenarios. Son áreas de bosque virgen, un pulmón. La biodiversidad de este lugar es muy particular: por eso tanta gente viene de turismo hacia esta zona”.

Fotos: Eugenia Neme.
Cordillera quemada, sequía zarpada
Martín es otro de los pobladores que comienza confesando que le cuesta organizar las ideas en este momento: acaso una demostración del impacto en la vida de quienes habitan y combaten el fuego.
“Se está quemando la cordillera, esa hermosa que ves desde El Bolsón”, comienza su relato gráfico, y enseguida cuenta: “Los pocos recursos que hay se dedican al cuidado de las zonas habitadas, entonces el fuego arriba no se combate. Hay recursos desplegados de provincia, de bomberos voluntarios, de lo poco que queda de la Brigada Nacional de Manejo del Fuego y de la Brigada de Chubut que está dando una mano… y cantidad de vecines, de brigadas autoconvocadas, de organizaciones: un hormiguero de gente laburando”.
Martín, si bien vive lejos de los actuales focos, no descansa viajando hacia los lugares en los que se expande el fuego, y reconoce su miedo porque los vientos pueden llevar las llamas a un lado y otro. “Venimos con una sequía zarpada, no hay lluvia, mucho material para la combustión… Y además han empezado a aparecer un montón de episodios de piromaníacos en este contexto”.
¿A qué llaman piromaníacos? “Decimos piromaníacos gráficamente, porque no entendemos qué está pasando”.

Fotos: Eugenia Neme.
Sospechas, minería y monocultivo
Las personas afectadas no tienen como prioridad ahora realizar análisis de las causas de los incendios: están preocupadas en contenerlos y organizarse frente a la falta de recursos.
FM Alas es una radio histórica de la Comarca Andina que hoy tuvo como protagonista a la voz de distintos brigadistas. Uno de ellos planteó con claridad: “Lo que sucede en todos los incendios es que, así como sabemos que hay gente que intencionalmente los está ocasionando, también hace que circule información falsa, para generar pánico o incluso llamamiento al Ejército, a Patricia Bullrich… Parece absurdo pedirle ayuda a quienes son los responsables más altos de que esto suceda. Compartieron fotos de unos compas, de un amigo, una amiga que están combatiendo el fuego, diciendo que los habían visto con bidones de nafta prendiendo fuego: algo totalmente falso. Quienes estaban en la foto se volvieron para El Hoyo como diciendo: ni ganas de que esto suceda, de que me incriminen cuando justamente es al contrario. Uno está haciendo la fuerza y dando todo para que esto se termine y poniendo todo el newen (fuerza, energía) para combatir el fuego. Es una locura: de todos los golpes que uno recibe, es el más feo. Y no es justo, como nada de lo que está sucediendo”.
Javier Isikawa habla de “causas variadas” y plantea otra arista, que vive en primera persona y refiere al rol estatal: “Una de las principales causas de incendios es la falta de infraestructura estatal en los tendidos eléctricos. Vivimos en una zona en donde no podemos permitirnos el chisporroteo de sistemas eléctricos precarios. En Golondrinas apagamos por lo menos 10 focos que se generaron así. Como población nos organizamos e hicimos un pedido al Estado de que corte el suministro eléctrico los días que están previstos vientos: preferimos estar sin luz que estar incendiados”.
Sobre las intenciones, es cauteloso: “No digo que no pueda haber personas prendiendo fuego, pero creo que no son las causas principales. Hubo años atrás una persona que prendió 15 focos en un mes. Lo encontraron, pero fue un caso en todos estos años. Hoy no creo que haya sido eso. Mi impresión particular, por el lugar donde comenzó –en la senda turística de Mallín-Bolsón– es que fue un descuido de algún turista. Estamos en un momento en que usar una moladora puede desatar el fuego. Entonces una colilla de cigarrillo es una causa más que de sobra para generar un incendio. Y yo ahí no creo que haya una intencionalidad, sino un descuido fatal: de hecho el incendio de Mallín Ahogado ya tiene una víctima fatal”.
Se trata de Ángel Reyes, un poblador que se habría negado a evacuar su casa y murió a causa de la inhalación de humo.
Pero no todo lo que se prende es en lugares turísticos: “En otras zonas, particulares, hay fuegos intencionales. Dicen que ocurren por rayos pero quienes vivimos acá sabemos que no hay tormentas eléctricas. Esos incendios por ‘rayos’ han ocurrido en áreas con cateos mineros, con bosque, pero muchas veces con bosque achaparrado donde el apagado sería sencillo. Pero se lo ha dejado avanzar. Ahí uno sospecha: no puede no sospechar”. Se refiere a los incendios que ocurrieron en 2024.
Javier coincide en que otro de los problemas fue la plantación de pinos en esta zona, algo que alerta también la Asamblea de Esquel en esta nota que lo explica con claridad:
“El monocultivo de pinos es una invasión silenciosa casi imperceptible en el día a día que está ocasionando graves consecuencias en la Patagonia. La intensa demanda de agua va secando manantiales, aguadas y mallines. Los pinares implantados abandonados, sin el debido mantenimiento, acumulan material altamente combustible siendo los principales responsables de la propagación incontrolable de los incendios forestales. Además, investigadores del INIBIOMA (CONICET-UNComahue) encontraron que de cada 1.000 pinos por hectárea en una plantación brotaron 21.000 luego del incendio (o más). Y describen un ciclo infernal, por el cual, cada incendio genera más masa combustible y prepara el escenario para el próximo, aún más catastrófico. Sucesivos incendios en pinares favorecen la infección del territorio y van dejando atrás tierras degradadas”.
Esa combustión, entonces, para Javier es consecuencia de lo que llama “políticas imperialistas”: impusieron al pino contra la flora nativa, como una forma de imponer un modelo que hoy está en llamas.

Fotos: Eugenia Neme.
Link para la solidaridad
Mientras tanto Radio Alas sigue sonando: brigadistas autoconvocados de los barrios dan información preventiva. Hablan de limpiar caminos, de llenar tanques de agua comunitarios y vecinales, del relevamiento de familias.
Relatan anécdotas de lo que se está realizando: “El fin de semana estuvimos yendo a combatir el fuego, por suerte la zona está controlada y está dando resultado. Entre compas que estamos encontrándonos como brigadistas autoconvocados, un compañero de Epuyén perdió todo dos días atrás. Y pese a eso estaba combatiendo el fuego. Cuando nos íbamos le digo: ¿Para donde vas? Para lo de un amigo, porque perdí todo”.
El joven se corta y confiesa: “Creo que necesitamos asistencia psicológica. Desgasta mucho poner el cuerpo. Ayer compartimos un almuerzo con los brigadistas. Fue como compartir en familia…” y el llanto no le permite continuar.
Tal vez se le venga a la mente una de las cientos de personas que han perdido sus casas.
Para ellas, al cierre de esta nota las asambleas de la zona organizaron una colecta con los datos verificados, los nombres y el detalle de las pérdidas materiales de alrededor de 200 familias.
Esta es la convocatoria a “hacer algo”: “Esta lista que verán a continuación recauda datos de damnificados que necesitan de la colaboración económica para reconstruir sus hogares, continuar con sus vidas y rearmarse. Se irá actualizando a medida de las necesidades y datos que sigamos juntando”.
Este es el clic para hacerlo realidad y que la solidaridad no quede en palabras: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeWGFN9Z7i0EctuV-cnmBryQwNIePR8FLF28dlOIdnTBa5o5g/viewform

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Diez cuadras de feminismo

Por Claudia Acuña.
¿Cuánto mide diez cuadras de feminismo? La respuesta no es matemática, sino política y la política hoy es batalla y es incógnita. La calle revela algunos de sus misterios. Nos dicta, por ejemplo, lo que no hay:
No hay policías, ni protocolo.
No hay escenario ni documento.
Hay sí muchas personas organizadas y con convicciones que transmiten en carteles, en banderas y hasta en los cuerpos. Yasmín es una síntesis. Tiene 17 años, es de Lomas de Zamora. Su cara está cubierta con un pañuelo violeta que proclama Ni una menos, en la pierna derecha con marcador rojo se escribió Yo sí te creo; en la izquierda Yo tenía 5 años; en la muñeca, el pañuelo verde que defiende el aborto legal y sobre el corazón, un cartel que grita Fuera Milei. Fue abusada por su padrastro, dirá sobre lo que informan sus piernas. “Está haciendo mierda el país”, dirá sobre lo que exige su corazón.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Hay también pancarta oficial de la CGT. Y algunas voces que explican lo que implica haber logrado sacarla de su letargo.
Micaela Polak, secretaria de género del sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) lo sintetiza así: “El Bloque Sindical Transfeminista tiene un protagonismo en la organización de estas marchas y dentro de la CGT. En noviembre, por ejemplo, hicimos un encuentro con más de mil mujeres sindicalistas. El 8M recuerda a las obreras muertas en un incendio y en estos momentos ese crimen cometido contra quienes defendían sus derechos se resignifica con este crimen que están cometiendo contra nuestros derechos laborales, contra las y los jubilados, contra las paritarias, con la precarización. Y que la CGT recoja esto hoy y esté presente de manera contundente es un mensaje esperanzador para enfrentar a Milei. El fascismo nos ha elegido como enemigas principales en todo el mundo y en nuestro país, en particular. Es lógico, entonces, que seamos nosotras quienes estemos protagonizando los movimientos que son necesarios para enfrentarlo”.

Una de las más flamantes organizaciones de derechos humanos: Nietes. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Las docentes de la agrupación El Desborde, que integra el gremio de UTE, advierten: “Es para prestarle atención a lo que está pasando dentro de la CGT en estos momentos. Hay muchas compañeras que están haciendo fuerza ahí adentro y quién te dice que en breve no logren imponer una secretaria general”. Su mensaje para hoy lo llevan escrito en las remeras y lo repiten ante el grabador: “Arriba el feminismo que va a vencer”. Completan: “Es una etapa difícil, adversa, porque volvemos a ser la variable de ajuste, pero es en la calle, es con organización y es para adelante como se superan estas épocas, como lo hicimos siempre. “

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Maqui, de la Comisión de Mujeres del Sindicato del Neumático, suma: “Estamos en las calles no simplemente marchando, sino luchando por todos los reclamos que tenemos ante un gobierno que quiere llevarse por delante todos nuestros derechos. Sobre todo en esta fecha que siempre fue importante para las trabajadoras y hoy más que nunca, cuando quieren hacer desaparecer hasta la figura de femicidio y cuando, como madres y trabajadoras, estamos soportando todo el peso del ajuste. Es un momento para estar juntas y buscar una salida. Es un día para repetir: exigimos que no nos maten y respeten nuestros derechos.”
Magdalena, integrante de la junta interna ATE Capital en el Conicet. “Estamos soportando el embate desde un montón de frentes, muy preocupadas por la situación en general, no solo en el Conicet sino en todo el sector público que está sufriendo un recorte brutal en programas que afectan a toda la población, no solo a nosotras”.
Pregunta difícil: ¿por qué no salen a la calle todas las personas despedidas del Estado?
Lo que percibo es que es un sector súper precarizado, que está haciendo malabares para sobrevivir, y también que es todo un desafío organizar eso. Creo que construir esta resistencia es difícil porque lo que está amenazada es la subsistencia.
¿Qué tiene para decirle el feminismo a esos despedidos?
Que más que nunca hay que evitar que el miedo te paralice, que hay que salir a la calle, hay que encontrarse, escuchar y conversar para crear la respuesta entre todas. Se van construyendo las respuestas en el caminar. El movimiento feminista lo hizo siempre con sensibilidad. El feminismo tiene una tradición larguísima que nos enseña a abrazar las crisis y a no eludir las dificultades, sino a enfrentarlas. A poner el cuerpo y el corazón en los momentos más críticos.
La última difícil: ¿quién conduce a este movimiento?
Su historia.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Hay también militantes de partidos políticos –otro milagro que produjo esta marcha– y adolescentes –muchísimas– que a su paso cantan:
“Los varones quienes parar/que paren/ que paren/ que paren de matarnos”.
Hay, adelante, una bandera que proclama “Asamblea Antifascista y Antirracista”, la noticia de esta, la más nueva y la más vieja de las batallas. Entre quienes la sostienen –trabajadoras sexuales, travas, lesbianas, personas no binarias y otras identidades que hoy están al frente y siempre fueron las últimas de la fila– está Jazmín. Al lento paso de la marcha resume su historia: comenzó su transición trans en 2022, a prostituirse a los 17, a estudiar la licenciatura en Economía cuando se sancionó la Ley de Identidad, a tener un trabajo con derechos, cuando se logró la ley de cupo. “Mi vida es un resumen de cómo impacta en la vida de las personas tener estas leyes. Y también cómo el feminismo nos dio las herramientas para lograrlo. Luchamos por una sociedad fraternal y sorora y eso significa hoy estar en las calles contra el fascismo. No estamos por nosotras: el feminismo siempre es abrazo”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Hay, además, intervenciones artísticas que exponen a otra de las protagonistas que impulsa esta protesta: la tierra. Es lo que llevan en las manos las mujeres vestidas de blanco, con las bocas tapadas con cintas que advierten “peligro” y es también lo que exponen las mapuche que enarbolan la ancestral bandera de su criminalizada nación.

Gustavo Melmann, reclamando justicia por el crimen dsu hija Natalia. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Hay más, por supuesto, porque la Avenida de Mayo y sus laterales desbordan de mensajes que son de actualidad y de urgencia, pero que también anuncian horizontes y esperanzas. Mateo y Ana representan exactamente eso. Están parados frente a la Catedral, son primos, tienen 8 y 7 años y eligieron compartir hoy estas noticias escritas con colores en una cartulina:
“Soy nene, no quiero ser macho”.
“Quiero ser la artista, no la musa”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
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La marcha sin fin

La señora de canas y anteojos sacude su dedo índice a centímetros de la cara del policía. Es menuda y el uniformado es del tamaño de un gorila con casco y palo, pero no es la abuela la que tiembla cuando le grita:
-Mirame a los ojos: a mí me estás pegando. A mí, que tengo 70 años y dos hijas que estudiaron para no ser policía como vos.

Fotos: Juan Valeiro/ lavaca.org
En el piso del Congreso de la Nación hay seis jubilados y cinco fotógrafos que están siendo asistidos por la posta sanitaria para mitigar el gas con el que los cegaron –que no es ni lacrimógeno ni pimienta y activa su laceración con cualquier medio húmedo, como el sudor de esta tarde infernal-, mientras la multitud canta:
“Qué feo, qué feo, qué feo debe ser/ pegarle a un jubilado para poder comer”.
Los peatones que ven la escena desde la vereda de enfrente editorializan al paso:
“Se están robando a los pibes y ustedes están pegándole a los jubilados”.
“Oíme tortuga: son cuatro por cada viejo de 80 años. Qué fácil te ganás la guita”.
“El día que tu jefa reparta la plata del operativo entre los jubilados van a tener que ir a laburar en serio, ratas”.

Uno de los atacados por el gas pimienta policial. La gente cantó: «Qué vergüenza, qué vergüenza, pegarle a jubilados por dos pesos con cincuenta». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
Así es el final de otro miércoles de la ronda que repiten cada semana las personas que trabajaron toda su vida y aportaron durante décadas para gozar de un derecho que se ha transformado en un extraño privilegio: ser el sector social más perjudicado por las políticas de ajuste, pero también el único que no claudica ni se calla.

Uno de los hinchas de Chacarita, presente en la marcha en el Congreso. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
Así lo explica Carlos, el jubilado que conmovió a los hinchas de Chacarita – un club de fútbol experto en el pogo policial– que hoy se sumaron a la ronda con la intención explícita de protegerlos:
“Trabajé durante 40 años en el correo. No me regalaron nada. La estoy pasando mal, pero no estoy acá por mí porque yo ya estoy jugado: tengo 75 pirulos. Estoy acá por mis cuatro hijos y mis dos nietos. Estoy acá porque les quiero dejar un país digno para que puedan vivir en paz”.

Carlos, el jubilado que cada miércoles marcha con la camiseta de Chacarita y esta vez impulsó que llegue parte de la barra del club a apoyar el reclamo. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
Sobre el Presidente:
“Milei es un pobre tipo. Está mal de la cabeza. Yo le aconsejaría que, por el bien de todos los argentinos, dé un paso al costado: nos va a hacer un gran favor. Está muy mal asesorado, y tiene al lado esas lacras de los Caputo: esos sí… esos sí qué saben lo que están haciendo. Yo nunca tomo revancha con nadie, pero a esos dos me gustaría encontrarlos cara a cara para preguntarles qué significa para ellos ser tan ambiciosos –casi enfermos– de la plata y el poder a costa del hambre de los argentinos. Pero es mi opinión personal, porque acá no hablamos de política. Acá venimos a reclamar nuestros remedios y nuestra dignidad. Acá venimos todos los miércoles y nos encontramos con personas como esa abuelita de 82 años que nos dice ´hoy no almorcé´: Por ellas estamos. Lo único que queremos es dar la vuelta al Congreso y que no nos peguen”.
Carlos llora.

Una imagen de esta época. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
“No estás solo”.
Dos hinchas de Chacarita lo abrazan y le prometen:
Lo rodean, también, una familia con esa misma camiseta: el padre, jubilado; la hija, investigadora del Conicet y lesbiana; el nieto, quinto grado de la escuela pública. Será ella quien presenta así al trío para señalar, con esas etiquetas sociales, lo que significa estar ahí hoy: “Unir la luchas, unir las fuerzas: la indiferencia no es una opción.”

Acorralados: jubilados apretujados y víctimas del gas pimienta de la policía. La canción: «Qué veo debe ser, pegarle a jubilados para poder comer». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
La hinchada suma, además, esa poética instantánea, que acribilla sin pausa al doble cordón policial:
“No tenemos casco/ no pegamo`a jubilados/Somos locos y borrachos / porque somos funebreros”.
Refieren así a la identidad de ese club de fútbol, que nació vecino al cementerio, pero en el territorio del Congreso el verso se reinterpreta: son quienes entierran al miedo.

Retrato de un miércoles. La bandera para cubrirse de los gases policiales. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
Así, sumando gota por gota personas y organizaciones hasta ser multitud, la ronda gira por los grises muros del Congreso, desbordando el desproporcionado cordón de policías y gendarmes, que tira palos y gases sin piedad, pero también sin suerte: la vuelta se completa.
El final, literalmente, es realmente otro: no habrá fin. Lo anuncia el gesto de Zulema y Keiko, dos jubiladas insurrectas, cuando con elegancia y picardía apoyan ambas los dedos en los labios para lanzarle besos a los uniformados, con una promesa:
“Nos vemos el miércoles”.

El abrazo y una convicción: «Nos vemos el miércoles». Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.
Actualidad
El vacío

Mercedes golpea la cacerola con una cuchara mientras grita:
“Pueblo, despierte”.
Lo repite infinitas veces. Por momentos agrega su por qué:
“Nos gobierna un estafador”.
Me dice –muy enojada– que tiene “los huevos al plato” porque mientras en Instagram la colman de likes, en la calle la dejan sola.

Fotos: Juan Valeiro para lavaca
Fue, sin embargo, su solitaria cacerola la que se escuchó por cadena nacional en momentos en que la camioneta blindada del Presidente pasó por Avenida de Mayo hacia el Congreso de la Nación, para dar inicio a su segunda apertura de la labor legislativa. Eran las nueve en punto de la noche y en la calle lo que había era un enorme vacío custodiado por cientos de uniformado pertenecientes a cinco fuerzas de seguridad. La oscuridad de la noche sin luna, los cortes de calles, las vallas y la sobredimensionada custodia del paso presidencial –que incluía francotiradores y aparatos inhibidores de drones– reforzaban la imagen distópica de un operativo que no parecía de seguridad, sino de aislamiento.

El palacio. Fotos: Juan Valeiro para lavaca
Adentro del Palacio le esperaba lo mismo: un inmenso recinto vacío ante el cual el Presidente intentó monologar durante una hora veinte minutos. No pudo. Bastó también una sola interrupción –la del diputado radical Facundo Manes– para que quede en evidencia que este es su momento débil. La segunda evidencia fue el anuncio de que enviará para su aprobación el acuerdo con el FMI, que está –dijo– próximo, pero que depende –no dijo– de ese voto positivo para que se realice.

Fotos: Juan Valeiro para lavaca.
Cuando la realidad entorpece la puesta, quien irrumpe en escena es Santiago Caputo. Esta vez acaparó la atención al amenazar al diputado Manes, delante de las cámaras. Otra vez.
No fue el único que agredió a quienes estaban en el Salón de los Pasos Perdidos, esa clásica antesala del recinto convertido hoy en un ring de exhibición de patoteadas por sus secuaces. Otra muestra de debilidad: allí solo ataca quien pierde.

Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fotos: Juan Valeiro para lavaca

Fotos: Juan Valeiro para lavaca.

Fotos: Juan Valeiro para lavaca.
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