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Las jubilaciones sin remedio

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La marcha de jubiladas y jubilados desde el PAMI al Congreso, por la quita de medicamentos gratuitos. La policía amenazante en un día marcado por el senador atrapado en Paraguay con cientos de miles de dólares. Las reflexiones y los carteles de un reclamo que promete no detenerse.

Sergio Ciancaglini Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

El gobierno eliminó la gratuidad de medicamentos del PAMI para quienes ganen una jubilación y media o más (389.000 pesos), abarcando a casi 3 millones de personas. Se confirma así el objetivo de una motosierra que subvenciona, quita impuestos, desregula, descontrola y favorece a corporaciones multinacionales mientras se ensaña con los sectores que menos pueden defenderse. Una política de la envidia, pero al revés.

Jubiladas y jubilados -por las suyas o integrando algunas de las organizaciones que los nuclean- se encontraron primero en el propio PAMI (Corrientes al 600, de Buenos Aires) para reclamar frente a la entidad, apretujados contra la vereda por la policía pertrechada como para una guerra. Se calculaba alrededor de 1.500 efectivos (como se los denomina generosamente) entre los que intervinieron y los que andaban apostados por allí a la espera del combate.

Las jubilaciones sin remedio

La desproporción de estos operativos es coherente con la del ataque a las jubilaciones sobre las que opera el llamado “ajuste fiscal más grande de la historia”.

Paradoja récord

La respuesta de la calle era una información: “Trabajador/ te estamos avisando/ que tu jubilación/ te la están afanando”.

Otra consigna, rechazada por Cristina Kirchner en un acto reciente: “Milei, basura/ vos sos la dictadura”. Y unas estrofas dedicadas a la policía: “Que feo debe ser/ pegarle a un jubilado/ para poder comer”.

Jubilados y jubiladas marchan desde la sede central de PAMI hacia el Congreso. Esta semana el gobierno nacional eliminó el programa de medicamentos gratuitos para jubilados y pensionados.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2024-12-04T17:21:30.245Z

Frente a las críticas por los recortes a los medicamentos el oficialismo plantea que se mantiene el sistema para quienes menos cobran, a los que a su vez se suele acusar por no haber hecho aportes toda su vida, participando en moratorias, y a quienes además les congelaron el bono fijo en 70.000 pesos.

Pero a las personas que sí aportaron toda la vida y por eso cobran más de 389.000 pesos, las atacan quitándoles la gratuidad de algunos medicamentos, con lo cual se puede materializar una paradoja, o un récord: que muchos mterminen con menos ingresos reales que los de la mínima, todo lo cual será seguramente celebrado por los mercados especulativos.

“Directamente que nos maten, si quieren” proponía una mujer a los gritos.

Las jubilaciones sin remedio

Desde el PAMI la manifestación marchó hacia el Congreso. Más policías. La marcha no se detuvo y dio una vuelta alrededor del edificio, en el que diputadas y diputados se dedicaban a lo suyo, expresado en este caso en la reelección de Martín Menem al frente de la Cámara baja. Es uno de los lugares que no rechazó el veto de Milei contra la reforma jubilatoria que hubiera hecho un poco menos violento el calvario actual.

Toda esta policía acompaña la marcha de jubilados y jubiladas en un nuevo desproporcionado operativo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2024-12-04T17:22:59.952Z

El lector y el motoquero

En la esquina de Entre Ríos y Rivadavia los jubilados desplegaron sus clásicos semaforazos, plantándose ante los automovilistas de una de las avenidas y luego de la otra.

https://bsky.app/profile/revistamu.bsky.social/post/3lciqcn4hjk2w

Ernesto llevaba el libro de la española Almudena Grandes, Inés y la alegría: “Es sobre la época de la guerra civil en España. No es para pegarle a la policía”. Sobre Entre Ríos, Ernesto pedía calma a los motoqueros que querían pasar a toda costa. “Este reclamo también lo hacemos para ustedes, acuérdense”. Uno le contestó: “Mis viejos son jubilados, así que ya sé lo que están haciendo estos hijos de puta, pero tengo que seguir laburando”. Fueron dos minutos, como pasa siempre hasta que la manifestación se plantó ante los automovilistas que venían por Rivadavia. Había algunos bocinazos de reprobación y otros celebratorios.

Ernesto: “Esto es algo que hay que hacer por solidaridad. Nosotros estamos también pensando en los que están trabajando actualmente. Creo que todos los argentinos deberían estar aquí”.

¿Vendrá alguien a salvarnos?

Las jubilaciones sin remedio

Un hombre de gorro rojo había escrito a mano en un cartón: “Con Milei la Patria no tiene remedio. Tampoco los jubilados”. Hablaba ante los celulares que lo filmaban: “Si me quedo en casa todo me duele más. Esto, venir acá, me da adrenalina, aunque parezca mentira”. En ese momento le brotaron las lágrimas: “Prefiero morir luchando”. El grito alrededor: “Ju-bi-lados/ carajo”.

María escribió sobre una cartulina violeta: “Jubilados en indigencia. Fuera Milei-Macri”.

Su argumento sobre la quita de medicamentos: “Le sacan los medicamentos a los que ganan más de una jubilación y media. Es mi caso, pero a los que trabajamos 30 o 40 años nos cagaron porque no tenemos nada, ni bonos ni subvenciones. Vengo de pagar entre gas y luz 100.000 pesos. Y ahora tampoco voy a tener mi medicación. Para el PAMI me descuentan 59.000 pesos por mes, pero cada vez me dan menos servicios. Yo era bancaria, tengo una válvula en la cabeza, si mañana tengo un problema no me lo cubre nadie. Si cobrás la mínima te dicen de todo acusándote de no aportar. Y si aportaste, te sacan los medicamentos aunque lo que cobramos no alcanza para vivir. Así que ya sabemos: sea como sea, somos el enemigo”.

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María me hace una pregunta: “¿Por qué no está aquí todo el pueblo?”. Nos quedamos ambos en silencio, rodeados del sonido de las consignas y las cacerolas. Dice María: “Bueno, mucha gente tiene miedo, otros pobres se creerán lo de las influencias del cielo o que vendrá alguien de arriba a salvarlos. Pero lo importante es que al menos estemos nosotros”.

Apuntes sobre la casta

Un jubilado llevaba otro cartel, la gran forma de libertad de expresión en estas marchas: “Milei, tu casta gasta más de lo que nos estás robando”. El argumento ocurre en el día en que se detectó al senador Edgardo Kueider tratando de sacar del país 211.102 dólares, 630.000 pesos y casi 4 millones de guaraníes (unos 500 dólares), todo en billetes, nada declarado.

Kueider, un peronista entrerriano que rompió su bloque para votar la Ley Bases a cambio de una embajada o un lugar preponderante en la represa de Salto Grande es la confirmación del cartel del jubilado: Milei no está combatiendo a la casta sino reorganizándola con tropas libertarias excitadas, radicales afanosamente obedientes, el PRO en extinción y peronistas duchos en la filosofía de los panqueques. Los billetes empaquetados de Kueider son tal vez un símbolo de las zonas turbias del poder y de los intercambios políticos que impregnan estos tiempos.

Las jubilaciones sin remedio

Julia estudia educación física en la Universidad de La Matanza y lleva en brazos al pequeño Bruce, gorro Piluso para el sol y camiseta argentina de Messi. Son la nieta y el biznieto de uno de los jubilados que está a los topetazos con la policía. Explica Julia: “A la Universidad mandaron a reprimir y a pegarle a todo el mundo. Y ahora los medicamentos. Es demasiado, por eso vine, no se aguanta más”. Bruce miraba todo con asombro.

Las jubilaciones sin remedio

Editorial político de dos palabras

Un poco más allá, en su bicicleta y silla de ruedas motorizada, está el doctor Pedro Ávalos, abogado jubilado. “Integro la federación de jubilados y pensionados, y tengo a cargo el asesoramiento de las personas con discapacidad. Estamos en la lucha porque este gobierno primero les sacó los medicamentos a las personas con situaciones más extremas, como el cáncer entre otras. Después vino contra las personas con discapacidad. Ahora viene a recortarle los medicamentos a los jubilados. Es un gobierno”.

La definición del abogado: “Es un gobierno genocida, y nosotros no tenemos otra cosa que hacer que estar aquí, en la lucha, porque de una u otra forma todos nos vamos a morir. Estamos acá en defensa propia. Acompañando”.

¿Por qué el gobierno hace esto? “Es un acto reflejo para obtener dinero para cumplir con el Fondo Monetario, con los holdouts (fondos buitres). Nosotros estamos acá para evitar que siga deteriorándose la situación de los jubilados”.

Plantea Pedro su mirada hacia adelante. “El desafío es que hay que unirse, hay que mantenerse en la lucha. En octubre del año que viene tiene que quedar claro que el peso de 8 milones de jubilkados, de 5 millones de personas con discapacidad, es determinante. Tenemos que participar acá, en la calle, en los tribunales, en todas partes. No dejar de participar” dijo yendo a fundirse con sus compañeras y compañeros que seguían enarbolando con sus carteles sobre el presente:

  • “Fuera nazis del PAMI”.
  • “Diputados, a ustedes los votamos para defender al pueblo y no al gobierno, o renuncien”
  • Un señor con la imagen de José de San Martín estampada en la remera llevaba otra pancarta escrita con fibrón que podría leerse como un editorial político de dos palabras: “Jubilado orinado”.

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CEPA: La naranja mecánica

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Son las personas de chaleco naranja que todos los miércoles asisten a jubilados, jubiladas, reporteros y manifestantes heridos por las fuerzas federales. El CEPA, Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios nació en 2001 y se convirtió en un emblema de acción voluntaria. De Haití, Ucrania y Sudán del Sur al Congreso como zona de guerra. Las armas traumáticas y el spray pimienta y el kit que armaron para enfrentar las represiones de los miércoles. La doctrina Manaos. En tiempos de la tiranía del individualismo, un ejemplo de cómo mover la solidaridad para ayudar a curar esta época. Por Lucas Pedulla.

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Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

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La noticia es que esta vez no los reprimieron. Jubiladas y jubilados se plantaron cerca de Congreso, con nuevos carteles, nuevas ideas y nuevos dilemas frente a lo electoral, Trump, y todos los etcéteras del momento.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Teo Escobar/ lavaca.org

El cartel tiene los rostros en caricatura de José Luis Espert, de Milei y de su hermana. 

Una frase: “Te paso mi alias”.

Y tres sustantivos: “narco.libra.coima”. 

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Señales de tránsito.

Pasó otro miércoles de jubilados y jubiladas y la calle volvió a exhibir el “marchódromo” que las represiones de las últimas semanas habían fraguado. Nuevamente el vallado del operativo de seguridad cruzó de punta a punta la Plaza de los Dos Congresos a la altura de Entre Ríos, desde Hipólito Yrigoyen hasta la esquina de Avenida Rivadavia. Por eso mismo, la marcha hoy comenzó más temprano, cuando un grupo caminó por la calle Solís, dobló por Alsina y luego desembocó en Entre Ríos, gambeteando el vallado y mirando de frente el tránsito de vehículos y colectivos, para cantar el hit de moda:

  • “Son todos narcos”.
Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Un eslogan colorado, ahora en modo jubilado.

Al instante apareció un cordón de la Policía Federal. A los cinco minutos, un refuerzo de la Prefectura. “Nos vamos, muchachos, dejémoslos solos cortando”, propone un jubilado. La marcha volvió a entonar el estribillo –“son todos narcos”– por Alsina, dobló por Solís y regresó al Congreso, dando inicio a una primera ronda, que luego se acopló a la movilización de la Mesa de Organizaciones. Uno de los que marchó en esa tanda, despacito, secundado por dos muchachotes, fue Alberto Samid, el empresario llamado “Rey de la carne”, y candidato a diputado nacional por el Frente Patriota Federal: “Yo también soy jubilado. Hay una teoría en economía que es que sobra gente.  Por eso, el loco que tenemos de presidente reprime todos los miércoles. También hay chantas que cobran 7 millones de pesos, como Diego Santilli, que le niegan a los jubilados aumentos que equivalen a dos kilos de milanesas”.

Algunos escucharon y lo aplaudieron: “Samid, poné el asado”.

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Sobre transferencias.

Otros pasaron indiferentes.

Hubo quienes no dejaron a un lado la conferencia de Donald Trump frente a la delegación argentina y un séquito de periodistas en Estados Unidos, que ató la supuesta ayuda económica –“dependiente y colonial”, resume una jubilada– al resultado de Milei en las próximas elecciones del 26 de octubre. Una escena que aunó carteles: “Milei mulo de Trump. Mulo de los yanquis”. 

Y otros se ríen de esta realidad, como Luis, que escuchó un llamativo spot de La Libertad Avanza. La Cámara Nacional Electoral rechazó la reimpresión de las boletas en la provincia de Buenos Aires –principal bastión electoral por su caudal de votos– y mantuvo en primer lugar la figura del Espert, quien renunció a su candidatura tras el escándalo por el cobro de al menos 200 mil dólares del empresario Federico “Fred” Machado, extraditado a Estados Unidos por su vinculación con el mundo narco. Por eso, el oficialismo lanzó un singular slogan: “Para votar al colorado (por Santilli), marcá al pelado”. 

Pero Luis armó otro cartel:

  • “Si votás al colorado, te gusta el pelado”.

Se ríe: “No hace falta explicar nada”.

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Diálogos con la pared.

Clima electoral

Tito no quiere hablar. Está cansado. Dice que lo que tiene para decir está en el cartel: “Recomposición de las jubilaciones ya”. Pero antes de irse, se arrepiente y dice que quiere decir una sola cosa: “En mi juventud inventamos el término de vendepatria. Bueno, hoy están en el gobierno”. Tito se va caminando y se sumerge en la marcha, que palpita el factor electoral desde el pulso de los múltiples sectores que convergen en estos miércoles.   

Las elecciones legislativas del 26 marcan la segmentación que se percibe esta tarde. La UTEP y Jubilados Insurgentes por un lado. La izquierda por otro. Y otro grupo de autoconvocados más allá. La unidad se da en la marcha que bordea la Plaza de los Dos Congresos y en la que esta vez (es noticia), no hay represión. 

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Andar pese a todo, con energías para Pablo Grillo.

Rubén, jubilado, analiza: “Con las elecciones tan cerca estamos viviendo un impasse en cuanto a nuestra propia coordinación como sector. Noto un proceso de desmovilización de cara a una cierta esperanza que se da a partir de lo que dicen las encuestas y es que este tipo (Milei) va a perder. Entonces muchos esperan a ver qué sucede, esperando una nueva constitución del Congreso. Si confiamos en que eso dará una solución, estamos liquidados. Por eso nuestra única alternativa es seguir en la calle”. 

Agrega: “Todos los partidos repiten 100 veces en sus discursos la palabra unidad y coordinación y yo me pregunto ¿dónde está el espacio asambleario en el que estén todos los sectores golpeados? No existe, no hay nadie que se anime a hacerlo. Ese es el problema”. 

Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

Keiko integra la organización Jubilados Insurgentes. “La antesala a las elecciones viene a mostrar que los jubilados estamos prácticamente solos. No nos apoya nadie, ni en el Congreso donde ratificaron el veto a la suba jubilatoria que eran 7 pesos por mes, ni en la calle”. Keiko dice que las y los jubilados tienen dos misiones: 

  1. Seguir, miércoles a miércoles, marchando. 
  2. No confundir. 

¿No confundir a quién? “Que la lucha no es contra un gobierno. No se trata del ‘afuera Milei’ y listo. Nuestra pelea es contra un sistema. ¿Qué ganamos con que se vaya Milei si viene otro (seguro que menos violento y menos loco) pero que tampoco nos representa? Si creemos que el eje es la lucha electoral, chau”.

Algunos terminan la ronda cantando la marcha peronista. Otros, flameando banderas por Gaza y llamando a votar diputados y diputadas de izquierda. Samid sigue sonriendo, como figura de su propio frente. Otros grupos, terminada la marcha, se reúnen a discutir en asamblea la pregunta del momento, la pregunta de tantas veces: ¿qué hacer?

Lo hacen mirando al 26 de octubre. Y mucho más allá también. Faltan 10 días. 

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

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A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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