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Mirta Ñancunao, mapuche, desde la zona de El Bolsón: “Hay un clima de miedo y patotas”

La voz mapuche desde la Lof Las Haytekas, cerca de Mallín Ahogado y El Bolsón. Mirta Ñancunao habló con lavaca sobre los incendios, la intencionalidad, las agresiones, el racismo, los desalojos, las acusaciones fiscales sin pruebas, el clima de miedo. Su descripción: «Se está quemando todo, y el gobierno lo que hace es allanar las casas o te están llevando preso. Eso no es climático”. Reflexiones sobre cómo intentar seguir pese a todo.
Patricia Bullrich volvió de Disneylandia: 11 días después de comenzados los incendios en la zona de El Bolsón, y 40 días después de empezar a expandirse en la zona andina, anunció con el ministro Luis Depetri y ante una superpoblación de cámaras la creación de una “agencia de emergencia”. Los últimos cálculos elevan la superficie incendiada a 37.000 hectáreas.
Mientras tanto, Mirta Ñancunao, de la Lof Las Huaytekas en El Foyel, cerca de Mallín Ahogado y El Bolsón (zonas de las más afectadas), conectó en charla con lavaca los incendios con los desalojos a las comunidades mapuche y planteó que los recientes allanamientos a las comunidades son una “continuidad de lo que nos venía pasando con la persecución de otros allanamientos que se hicieron en la Comarca Andina”.

Mirta y la «ñaña» Irene, antes de los incendios. Como fondo, la belleza de lo que están quemando la política y los negociados.
“No son razones climáticas” explica sobre los incendios. “Sin duda, esa situación ayuda. Pero no es que cayó un rayo, que se le escapó un fuego a alguien: no. Se está quemando todo, y el gobierno lo que hace es allanar las casas o te están llevando preso. Eso no es climático”.
Mirta repasa el paisaje de estos días: detenciones, liberaciones, las intimidaciones de la patota del megamillonario inglés Joe Lewis. “Las mujeres mapuches que andan con su vestimenta son agredidas en la calle», cuenta sobre el recrudecimiento racista en la zona. «Hay un clima de miedo y de patotas. De ser perseguidos: todo pasa en un mismo lugar. Y vemos a patotas que son temerarias”.
¿Cómo son esas patotas?
Le pusimos el nombre de la patota guacha de Pogliano (por el intendente de El Bolsón Bruno Pogliano). Esta patota de gente a caballo fue la que agredió a gente que hizo una marcha a Lago Escondido; son los mismos. El que encabeza esto es Hugo Araneda. Es el patovica de Lewis, que lo tiene como grupo de choque ante las organizaciones. A estos no los podemos denunciar, dicen que nos peleamos vecinos con vecinos. Esas patotas incluyen gente conocida que se agrega porque les pagan, porque están cerca del poder.
La verdadera causa
¿Y cómo se relacionan estas intimidaciones con los incendios?
Los allanamientos fueron por el tema de los incendios, pero en realidad buscan desalojar a las comunidades. El miedo que tenemos es que puedan seguir con otras comunidades, porque todas estamos conectadas: nos juntamos para las ceremonias, compartimos información. En el fondo, lo que está haciendo el gobierno es utilizar estos incendios y culparnos a nosotras, las comunidades y pequeños productores, organizaciones sociales, que les molestamos, que necesitan esa tierra para entregársela a los capitales extranjeros. Los incendios, hasta ahora, dan cuenta de que son intencionales.
Y los responsabilizan a ustedes.
Claro. ¿Y por qué nos persiguen a nosotros? Porque nos quieren sacar del territorio y que avance la cuestión inmobiliaria para extranjeros. No es para poner a otro argentino que no tenga dónde vivir; es para dárselo a Lewis, a los qataríes, a los británicos. Están todos unidos y nos tienen rodeados: ellos están en las altas cumbres y nosotros en el bajo. Y cada vez más están avanzando hacia nuestros territorios. Se están quedando con las nacientes del río Chubut; es una pelea grandísima por los recursos hídricos que no tenía gran difusión, pero ahora parece que lo quieren ya. No podemos pensar de otra forma que haya gente que va incendiando, porque aparecen focos por todos lados. ¿Por qué los allanamientos? ¿Por qué persiguen a quienes nos vienen a ayudar? Da la impresión de que no quieren que los incendios terminen, sino que sigan.
Las Bases, los pinos y el agua
Jorge Nawel, de la Confederación Mapuche de Neuquén, relacionó los incendios con la derogación a través de la llamada “Ley Bases” de la ley 27.604 de Manejo del Fuego, que prohibía durante 60 años la venta de terrenos quemados, buscando así proteger los ecosistemas de incendios intencionales y evitar la especulación de los emprendimientos inmobiliarios.
Ante este argumento responde Mirta: “Claro. Ahora, las tierras arrasadas por el fuego ahora se pueden vender. Esa protección sobre las tierras incendiadas ya no está. Está muy claro: se preparó todo para esto. Y es la época. ¿Cuándo van a hacer los incendios? En verano. En abril ya es imposible por el frío, la nieve, la lluvia. Ahora estamos en una situación climática extrema, de sequía, de mucho calor, de vientos, entonces está propicio para que avance el fuego. Donde no ha llegado el fuego, por suerte, estamos alerta de todas maneras: no nos olvidemos que esta zona y gran parte de lo que es zona de cordillera, hicieron grandes plantaciones de pinos, y eso arde y explota y tira fuego para todos lados. Estamos invadidos por pinos, y eso lo hace una zona peligrosa.
¿Ustedes creen que es un plan?
Es un plan que está armado y quieren entregar los territorios. Territorios donde hay recursos y grandes reservorios de agua. Por ejemplo, la gente que tenía una pequeña chacra, que era su espacio de subsistencia y ahí sembraba, tenía algunos animales, hoy ya no lo tiene: se le quemó todo. Es probable que la gente diga: “No puedo vivir acá, entonces voy a vender este pedacito”. Preparan de tal manera la cosa que, si se te quemó el campo, la vivienda, es muy difícil volver a empezar, y más en una situación económica como la que estamos atravesando. A veces es difícil reconstruir una casa; imaginate cientos de casas, de chacras, animales perdidos.
El miedo y la organización
¿Y cómo seguir?
Todavía no sabemos cómo hacer el día después; no está claro cómo se va a rearmar todo. Ahora estamos en alerta por el fuego y tratando de que no avance. Mientras tanto, vos estás ocupado en esto, y se llevan a la gente que está combatiendo; ahora la gente va a tener miedo de ir a ayudar por miedo a que te allanen la casa. Están metiendo miedo, y sin pruebas. Lo que nos llama la atención es la dureza que tienen los fiscales. Nosotros hemos tenido muchos problemas judiciales con causas de usurpación, y hemos visto la actuación de los fiscales nunca tan dura como ha sido ahora. Estos mismos fiscales antes buscaban elementos para la acusación. A uno no le gusta, pero buscan los elementos. Ahora no tienen nada y acusan y nos quieren dejar detenidos. Es una situación gravísima y de mucha incertidumbre: no sabes a quién le toca mañana. Hoy les tocó a las comunidades de Chubut, pero mañana podemos ser nosotros.
¿Cómo hacer para que el miedo no rompa la organización?
No veo que llegue a romper. Ahora estamos diciendo qué necesitan, cómo ayudamos, estamos atentos a lo que va pasando, qué se va necesitando, qué se puede difundir. Cuando esto se tranquilice, nos vamos a juntar, y esto nos va a dar lugar a unirnos más. Da la impresión de que nos tenemos que juntar a resolver cómo seguir. Es prematuro todavía porque ahora en Chubut recién está lloviendo. Estamos esperando que se aplaque el fuego, que estemos seguros de que se terminó. Hay un cambio: esto no había pasado. Había pasado en algún momento en Cuesta del Ternero, pero se pudo saber quiénes fueron; no hubo una persecución. Pero esto tiene otras características: está quemando por todos lados.
¿Cómo se defienden?
Bajaron la Ley 26.160, nos perjudican con la Ley de Tierras, hay desalojos en puerta: nos sacaron jurisprudencia que amparaba nuestros reclamos. Y hoy tenemos menos herramientas para presentar defensa ante este avance. Todo eso hay que evaluarlo y ver cómo se sigue. Seguro que no vamos a bajar los brazos. Vamos a defendernos hasta donde podamos, porque vienen por todo. No son cositas aisladas; esto se viene preparando desde hace mucho, y esto es el golpe, no sé si final, pero sí el golpe fuerte.
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Jubilados: el triunfo es seguir

El Congreso de la Nación convirtió en ley el primer triunfo social que se logró al sostener en la calle, todos los miércoles y durante casi dos años, un reclamo que ni los gases ni los palos ni las detenciones arbitrarias pudieron desalentar.
Lo que deriva, ahora, es también el primer gran desafío político para un gobierno agobiado por la debilidad de su plan económico –debilidad que ahora quiere atribuir a esta decisión legislativa– y desgastado por una retórica abusiva que lo está dejando sin aliados y rodeado únicamente por aduladores, odiadores y especuladores.
La aprobación de un aumento de las jubilaciones del 7,2%, un incremento del bono de 70.000 a 110.000 y la extensión de la moratoria extinguida por decreto fue suficiente para que, además, comenzaran los reproches públicos de la interna oficialista, que tuvieron a la gran perdedora de esta pulseada –la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich– como vocera.
La estrategia de la ministra de sofocar con palos y criminalización el reclamo social dejó ayer en evidencia su fracaso, tal como había sucedido en su anterior gestión al frente de esa cartera en tiempos de Mauricio Macri presidente.
Lejos de aprender la lección, la repitió cosechando idéntico resultado. Lo sintetiza Beatriz Blanco, 81 años, la jubilada golpeada, tumbada y gaseada durante una la jornada de protesta del 12 de marzo (en la que también fue atacado el fotógrafo Pablo Grillo que continúa su arduo proceso de rehabilitación): “Si no aflojamos, lo logramos: esa es la lección de hoy”.
Beatriz no está confiada ni esperanzada: “Estoy decidida”, dice para definir qué espera en los próximos días, cuando se defina si el Congreso apoya o desactiva el anunciado veto del presidente Milei.
Esa decisión que define el estado de ánimo de Beatriz tiene un por qué: “ya no estamos tan solos y eso nos permite creer en nosotros. Nuestra fuerza es seguir”.
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La independencia de los jubilados

Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: lavaca.org
“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria».
209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.
Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

Un dolor en el pecho
Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”.
Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

Lo que quiere Milei
Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.
Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:
¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?
¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?
¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

Señalando la corrupción
Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,
“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:
A ver, señor diputado,
¿qué le ha pasado que se olvidó
del bendito pueblo obrero
que usted en campaña siempre nombró?
Tengo mis hijos pidiendo,
que por la calle siempre se ven
y usted se aumentó la dieta,
y yo a la dieta la hago muy bien.
Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”.

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.
Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.
A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.
Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.
Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.
El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.
Por Francisco Pandolfi
Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.
¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico.
¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.
Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.
Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron:
- Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
- Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
- Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200.
- En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
- En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales.
- En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización.
- Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.
Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”.
Abrazo y marcha federal
Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.
Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…
¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:
- Una recomposición salarial del 100%.
- Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos.
- El aumento del presupuesto del hospital.
- Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.
¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.
Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.
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