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San Cayetano: 15 kilómetros de realidad

Desempleo, estampitas, falta de comida, espigas, chicha (nueva droga que invade los barrios, gracias a la crisis), vetos, bendiciones y maldiciones, goleadas, votos, malos pensamientos, arrepentidos, desquicios, la forma actual de la corrupción, la inseguridad, los zombies. Los temas que no aparecen en la política, resurgen con San Cayetano, que volvió a reunir a la gente para pedir y agradecer trabajo entre otras cosas, para tener paz y para marchar a lo largo de 15 kilómetros hasta Plaza de Mayo. Conversaciones en ese trayecto que atraviesa varias avenidas del presente.
Por Lucas Pedulla
Fotos: Juan Valeiro
Marcela, 52 años, vende espigas a 1.000 pesos en la estación de Liniers. Llegó de Lanús a las nueve de la noche del miércoles para vender en las inmediaciones de la iglesia de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, en su versión 2025. Lo primero que percibió fue la cantidad de personas que iban a pedir comida. «Un montón, el año pasado traían sus viandas», compara.
No le sorprende: ella está más ajustada, el alquiler sube y las matemáticas para alimentar tres hijos necesitan otras audacias. No habla de cifras, solo dice que «cuesta más».
¿Y el gobierno? Revolea los ojos: «Soy de derecha, pero no lo voté».
¿A quién votó? «A Bullrich. Después no voté porque no me convencían ni Massa ni Milei. Por eso ahora tampoco voy a ir a votar». Bullrich está en el gobierno y como ministra de Seguridad es la que reprime todas las semanas a jubiladas y jubilados. Marcela levanta los brazos: «Estoy en contra de que hagan eso, como también de las barbaridades que está haciendo con los vetos».
Marcela ofrece espigas a quienes pasan, y vaticina las próximas elecciones: «Para mí le va a ir mal. Está desquiciado».

De los gases a las espigas, la alegoría de Marcela refleja también algo de esta Argentina, un día después de la dura goleada sufrida por el gobierno en la Cámara de Diputados (12 a 0 entre leyes votadas y vetos rechazados), en medio de otra cruda represión a jubilados y trabajadores de prensa. Entre ellos, el fotógrafo de la agencia AP Rodrigo Abd, que salió un rato de la clínica a donde lo atienden para ver la marcha que hoy no pudo cubrir: le están haciendo estudios por una inflamación en la parte media de su oído derecho por el impacto del chorro del camión hidrante que recibió ayer en la Plaza de los Dos Congresos. Fue uno de los atacados por la policía de un gobierno que publica en las redes propias y de sus asalariados: “No odiamos lo suficiente al periodismo”.

Pensamientos y bendiciones
Sobre la calle Cuzco, entre puestos de estampitas y velas con promos de dos por 1.000, siguen las filas para que los curas bendigan espigas, estampas y velas. Ema, 65 años, y Marcelín, de 68, son una pareja de jubilados que cobran la mínima y también se vinieron de zona sur, de Glew. Marcelín dice que la cosa está brava: «Uno viene a agradecer por todo lo que San Cayetano nos ha dado hasta ahora. La situación está bastante comprometida: todo lo que es para bien lo vetan enseguida». Por eso, suma Ema, hay que agradecer: «Y pedir por los hijos y los nietos. Está difícil para los jóvenes, no hay expectativa para un chico de 20».
Ema pide si podemos, por favor, no hablar de política. «Uno viene para tener paz y transmitirle paz al otro. Si todo el tiempo estamos con malos pensamientos…», dice pero no termina la frase porque la fila avanza y el cura está ahí y ella va rumbo a la bendición: «Nos vemos».

La agenda invisible
Desde allí se prepara para salir la novena movilización que los movimientos sociales nucleados en la UTEP organizan en el día de San Cayetano. También adhirieron y convocaron gremios, sobre todo de las dos CTA, que caminaron unidas. La marcha cruza toda la ciudad por una de sus arterias principales, Avenida Rivadavia, que conecta el territorio porteño con un oeste infinito. Liniers, casa de la iglesia, oficia de punto neurálgico donde también llegan vecinas y vecinos de todo el conurbano.
La distancia total a Plaza de Mayo es de 15 kilómetros. Hubo una posta en Flores, frente a la Basílica donde comenzó su carrera Jorge Bergoglio. Lo recordaron con un audio suyo, ya como Papa Francisco, donde habla de cuidar el medio ambiente y luchar por paz, pan, tierra, techo y trabajo. Es el primer San Cayetano sin Francisco como actor espiritual y político.

La marcha arrancó a las 9 de la mañana, llegó a Casa Rosada cerca de las 14, y tuvo en Congreso la sumatoria de columnas nutridas que cruzaron la 9 de Julio en dirección a Plaza de Mayo, a donde llegaron, como llegan hace nueve marchas, con una agenda de temas tan profundos que no entran en los debates políticos: comedores, trabajadoras de cuidado, jóvenes en proceso de recuperación de adicciones, recorte de alimentos, falta de acceso a la tierra, y parálisis de la obra pública de integración socio-urbana que lo único que permite es el avance de la narcoestructura territorial.

Cuando te comen la cabeza
Mauricio, 27 años, es uno de los que puede jactarse de caminarse todo. Milita en la JP Evita. Vino del barrio Victoria, en Moreno, la última estación del tren Sarmiento. «Laburo para pibes desde 18 años y la cosa está fea. La última vez salimos a repartir 320 porciones de comida. En un día. Es un montón. Y vemos que mucha gente del barrio que antes no venía, ahora llega. Impresiona: cada vez se suman más».
Otra cuestión es el consumo problemático: «Está a full, y sube cada día. Intentamos hablar con los jóvenes para que no caigan, pero es una problemática que crece. Peleamos para frenarla. Pero al pibe le comen la cabeza. El transa de la esquina les dice: ‘Vendé acá y te doy plata». Y los pibes, lamentablemente, con eso los compran. Pero no les dan nada».
Para Mauricio, el hambre y el consumo son dos temas ausentes del actual debate político. ¿Cómo buscar de nuevo a esos pibes? “Siempre les hablo para enamorarlos de la política. Le digo: ‘En la política está todo’. Hay desencanto, sí, pero por cómo está el país entienden que tienen el poder para cambiarlo. Hasta con un voto”.

La estrategia electoral de Arturo
Por Rivadavia también marcharon jubilados que todos los miércoles están en Congreso. Uno de ellos es Arturo, vecino de Almagro, que tiene una de las mejores estrategias de comunicación alguna vez creadas: con una sartén ya rota por los golpes que le propina con un utensillo de metal, se mete en cuanto comercio o local ve abierto. Y grita, por cuadras: “Fuera Milei, estafador. ¡Gobernás para los ricos!”. Se asoma a kioscos, verdulerías, cafeterías y aprovecha los momentos que las puertas de algún COTO o banco se abren: “Fuera Milei, ¡fuera!”. Hasta algunos policías ya sonríen. El cálculo de Arturo: “Hoy conseguí 1.000 votos”.
Arriba de un tractor cruza la 9 de Julio el padre Toto, de la parroquia Virgen de Caacupé, de la Villa 21: “Esta marcha es donde tengo que estar”. Una entrevista con Toto y su trabajo en el barrio sobre la cuestión de consumo se publicará en la próxima edición de MU.

La chicha y los zombies
Samantha, 30 años, es de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) de Rafael Castillo, en La Matanza. En el comedor dan de comer a 30 personas por día y cada vez son más. “Los maridos se quedan sin trabajo y no les alcanza para pagar las cuentas. Dejan de pagar las tarjetas de crédito. Los chicos sólo comen gracias a los comedores de los colegios”.
Cuenta que entró una droga nueva al barrio, a la que llaman “chicha” y definen como peor que el paco: “La consumen muchos jóvenes, pibes de 14 o 15 años. Los deja como zombies. A veces ni te reconocen. Chicos que iban al colegio y de pronto dejan”. Al debate político también le falta una discusión seria sobre seguridad, explica Samantha: “Es un tema llevar a mi nene a las 6.30 a la escuela. No voy con el celular porque no sabés lo que puede pasar”.
Para las elecciones que vienen, La Libertad Avanza propuso como candidato de la Tercera Sección Electoral, donde predomina La Matanza, al excomisario Maximiliano Bondarenko. Samantha abre los ojos: “Pero eso es más corrupción. Necesitamos un debate en serio”. Piensa que hay condiciones: “Muchos vecinos se han arrepentido de haberlo votado a Milei. Creyeron, pero te dicen: ‘Me equivoqué’. Algunos tenían un almacén, o capaz que otro negocio, y lo tuvieron que cerrar”.

Potenciar narco
Vanesa, 33 años, vino de Melchor Romero, en La Plata, y lleva una pechera del Partido Comunista Revolucionario (PCR). «Soy comunista y banco al Papa», se presenta. «Es el primero que habló de techo, tierra y trabajo».
¿Cómo está el barrio?: «Se la está pasando malísimo: desde que asumió Milei, a los comedores no van más alimentos. La mayoría de la gente no llega a fin de mes. El Potenciar Trabajo está congelado en 78.000 pesos y no se mueve. ¿Cómo hacés? A nuestro comedor vienen más de 100 personas por día. Las compañeras sacan de su casa para la olla porque no alcanza. Los barrios se organizan: unos dan merienda, otros dan cena, pero a fin de mes es tremendo, con jubilados, desempleados. Hoy ves gente revolviendo basura en cada cuadra».
De nuevo, el hambre como tema. Y el narco consumo: «Creció horrores. El narcomenudeo arrasa. Pibes que dejan el colegio para ser ‘soldaditos’ de los transas. Les ofrecen plata fácil, pero los hacen mierda. Desde que asumió Milei, todo está peor: ves nenes de 8 o 9 años consumiendo paco».
A este combo le agrega que llegó la factura de luz de 200.000 pesos. Y 36.000 a otro comedor. «Las garrafas de gas están a 15.000 cada una. No duran nada. Muchos cocinamos con leña para estirar».
¿Cómo salir de esto? Vanesa sigue marchando y tiene una hipótesis: «Uniéndonos y saliendo a la calle. Milei vino a sacarnos nuestros derechos. La única forma es resistir organizados» dice rodeada de gente, de espigas y tal vez de preguntas.

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Marcha de jubilados: los cantos, los fixtures y el pronóstico de antorchas

Mientras el país sigue endeudándose, crece el desempleo, las industrias cierran, suben todos los servicios entre el 234 y el 846% y se aplastan los salarios (de los que tienen trabajo) pasan al menos dos cosas: 1) el gobierno celebra y 2) jubiladas y jubilados vuelven a marchar como cada miércoles en reclamo por sus haberes amputados y toda una situación nacional de recesión y destrucción. Un recuerdo a 42 años del regreso de la democracia y mucho sobre el presente: las canciones, los mensajes, el secreto de unas medialunas y lo que dice la gente que sigue movilizándose pese a todo.
Por María del Carmen Varela
Fotos: Sebastián Smok

Sobre Rodríguez Peña, una jubilada camina con los brazos en alto. Su pelo negro, cortito y con patillas recuerda al de la cantante de tangos Virginia Luque. La jubilada canta un tango y mira a los transeúntes compenetrada con la letra: “Mientras que una pebeta / linda como una flor / Espera coqueta / Bajo la quieta luz de un farol”.Dos chicas la escuchan, aplauden y siguen su camino. Dos mujeres charlan en una mesa del bar “Fulano y Mengano” y detrás del vidrio puede verse el cartel: “Sin pensiones no hay Navidad. Resistencia disca”. Otra jubilada sostiene su pancarta bajo el sol intenso de otra tarde de miércoles de marcha frente al Congreso. Allí sintetiza con precisión digna de economista una realidad insostenible para muchxs: “Milei aumentó: Bondi 600%, Tren 520%, Subte 846%, Luz 581%, Gas 234%. Salarios 79%”.

Entre medialunas y cadenas
Una mujer reparte medialunas de manteca recién compradas y explica: “Para que tengan fuerza”. En su remera negra se ve dibujado en blanco el contorno de la imagen de Norma Pla con gorra policial en mano. Un jubilado con la bandera argentina colgada de su espalda saborea una medialuna. “Este es mi almuerzo”. Pegados sobre las vallas que últimamente suelen separar a la gente de sus gobernantes, una veintena de retratos en blanco y negro de jubiladas y jubilados forma parte de una muestra fotográfica a cielo abierto realizada por Azul Vivas y Miguel Caamaño, titulada “La disputa por el espacio público. Las vallas y sus protagonistas”
Mientras se canta a viva voz “Karina es alta coimera”, Raquel Disenfeld está al lado de la valla observando las fotos. Raquel es feminista, anarquista y es la psicóloga que acompañó durante el juicio a Higui (Eva Analía de Jesús, que mató al hombre que intentaba violarla). “Soy jubilada, vivo en un hotel y como no hay ninguna legislación cada dos meses me aumentan, porque todo aumenta. Vine porque esto me da vida”. En el día en que se conmemora el retorno de la democracia y el día internacional de los Derechos Humanos, algunos jubilados se encadenaron frente al Congreso: otro gesto para repudiar un presente que los tiene encadenados en muchos sentidos.
Papá Noel canta
Se movilizaron luego Pablo y Carlos. Trabajaban juntos, son amigos, +70 y vienen todos los miércoles a la Plaza de los Dos Congresos. Recuerdan el día del retorno de la democracia, un 10 de diciembre de 1983, hace 42 años. Carlos se lamenta: “Está ganando el individualismo, eso le está ganando a lo colectivo y este gobierno tiene ese estilo”. Pablo es ingeniero ambiental y cuenta “La democracia fue un momento muy importante. De la represión, de la muerte, poder volver a expresarse libremente y tener derechos de nuevo fue increíble. Yo milito desde el año 1972, para el retorno de Perón”. Un jubilado pasa con una cartulina amarilla en la que escribió “No a la reforma laboral”. Otro está vestido de Papá Noel, agita unas campanitas, posa para las fotos y canta “Traigan al gorila de Milei para que vea, que este pueblo no cambia de idea y pelea por la liberación”. La vuelta a la plaza arranca.
Otro tema navideño: “Ya se acerca Noche Buena, ya se acerca Navidad. Los viejos estamos en la calle. No paramos de luchar”.
A la altura de la Biblioteca del Congreso, las voces se acallan y hacen un minuto de silencio por la reciente muerte de Alfredo, jubilado que marchaba todos los miércoles. Al llegar a Sáenz Peña, la marcha encuentra al cordón policial. Un jubilado toma con sus dos manos un pañuelo que tiene escrita la frase que dijera Diego Maradona en 1992 durante el gobierno menemista y que en esta época cobra actualidad: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”. Pasa el pañuelo a unos veinte centímetros de las caras impasibles de los policías. Luego la marcha regresa al Congreso, se suma La Bancaria y pone ritmo con el pulso de los redoblantes.

El fixture de Cecilia y las antorchas
Cecilia tiene 72 años, trabajó como médica veterinaria y asegura que vino porque quiere luchar por sus derechos. Sostiene un cartel que dice; “Soy jubilada con la mínima. Sobrevivo diez días al mes. Me siento pisoteada y humillada”. Cuenta que está atenta a las ofertas de supermercados para obtener descuentos, se armó el fixture para no olvidarse de las promociones y que el mes se le haga un poquito más amable. “Esto es muy cruel, no solo por los jubilados, hay gente a la que no se le dio la medicación, enfermos de cáncer, discapacitados que no tienen lo que necesitan. Gente sin trabajo”. Y esboza una teoría: “Esta gente insensible que gobierna parece extraterrestre. Hablaban de unos extraterrestres malos, los reptilianos, para mí son estos”.
Desde el megáfono se anuncia un Festival para el próximo miércoles, de 18 a 20 hs, con música en vivo y luego marcha de antorchas. Hasta el momento confirmaron su presencia el Chino Laborde, Federico Mizrahi, el Cabra de Las Manos de Filippi, Invisibles y Club Artístico Libertad.
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Mendoza en caravana hacia la capital provincial contra el proyecto minero San Jorge

Este lunes miles de personas salieron a las rutas mendocinas a pie, a caballo y en toda clase de vehículos. Un “caravanazo” para llegar a la capital provincial este martes manifestándose contra la posible votación en el Senado del informe ambiental que daría piedra libre a un emprendimiento megaminero rechazado desde hace años. Se manifestó en contra el CONICET (en un documento luego censurado) y hay llamamientos de iglesias católicas y evangélicas, comunidades y pueblos originarios para evitar este avance. Detalles de la marcha y lo que está ocurriendo.
Por Francisco Pandolfi
Fotos: Archivo por el Agua de Mendoza
El pueblo de Mendoza empezó este lunes la “Nueva gesta libertadora por el agua”. Una caminata que partió a las 8 desde la localidad de Uspallata, al norte de la provincia y llegará este martes alrededor de las 10 de la mañana a la puerta de la Legislatura en Mendoza Capital, donde la Cámara de Senadores votará la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto minero San Jorge. De aprobarse, según se presume que ocurrirá, autorizará un proyecto rechazado desde 2007 que no cuenta con la llamada “licencia social” por parte de las comunidades y cuyos estudios de impacto ambiental ya fueron rechazados.

El mapa del caravanazo.
A pie, a caballo, en autos y toda clase de vehículos la provincia salió a las rutas y calles. Lo que está en juego es una explotación de la minería metalífera a gran escala, de oro y cobre, que atraviesa la cuenca del Río Mendoza y abastece a una población de 1,5 millones de habitantes, a más de 9.000 industrias y riega 250 mil hectáreas de cultivos.
La marcha hacia la capital
La marcha va bajando de norte a sur, pasó por Rocas Amarillas a las 13, Curva de Guido a las 15.30, Puente Anderson este atardecer para llegar cerca de las 21 a Potrerillos, a Cacheuta a la medianoche, a Luján de Cuyo al amanecer del martes hasta plantarse en la puerta de la Legislatura para exigir lo que le dicen a lavaca desde la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata: “Demandamos a los poderes del Estado provincial el rechazo de la DIA y el archivo definitivo del expediente”.

La movilización en ruta hacia la capital mendocina.
Cuando hablan del archivo definitivo del expediente es porque la historia no es nueva y ya tuvo varios capítulos.
El gobierno mendocino junto a la empresa multinacional Solway Holding insiste en imponer el Proyecto San Jorge desde hace 18 años. En 2011 la Legislatura ya rechazó por unanimidad un estudio de impacto ambiental similar al que se votará en pocas horas; en 2019 se generó una movilización histórica contra la derogación de la Ley 7722 de defensa del agua, que obligó a que la Legislatura repusiera esa norma; y ahora, en 2025, el gobernador Alfredo Cornejo –con la venia del gobierno nacional– profundizó la avanzada con el Poder Legislativo a su favor. El miércoles 26 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó la DIA, junto a otros tres proyectos pro mineros y todo parece allanado para que se repita el mismo resultado.

Los llamados de las religiones
En la antesala de la votación en Diputados, el Conicet Mendoza se había expedido en contra de la megaminería por identificarse “importantes deficiencias en el Informe de Impacto Ambiental del proyecto PSJ Cobre Mendocino. La falta de datos actualizados, de líneas de base completas y de estudios adecuados sobre agua, biodiversidad, patrimonio arqueológico y aspectos sociales impide una evaluación confiable de los impactos que el emprendimiento podría generar en la cuenca del río Mendoza”. Sin embargo, el documento fue censurado un día después (https://lavaca.org/actualidad/mendoza-el-consenso-de-la-rosca-y-la-inmediata-movilizacion-contra-el-proyecto-san-jorge/).
Esta vez, a horas de la votación en el Senado hubo una seguidilla de pronunciamientos desde comunidades indígenas, organizaciones sociales, académicas y hasta eclesiásticas a favor del cuidado del agua y el ambiente. Se construyó un frente ecuménico, conformado por iglesias católicas, protestantes, evangélicas y ortodoxas, para decir no a la megaminería. “El agua que abastece al 75% de la población de la provincia está en grave riesgo con la vida y la producción de Mendoza”, expresó la Red del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y la Red de Fe por la Justicia Climática en una carta dirigida a los senadores, que denuncia “cuestionados procesos de evaluación ambiental, de participación ciudadana y de respeto por las leyes vigentes”.

El paisaje natural y el paisaje humano.
Se realizó también una Mesa de Diálogo integrada por laPastoral Social de Mendoza, la Comunidad Huarpe Guaytamari, asambleas vecinales y organizaciones civiles, que publicó el documento “Por el Bien Común del Pueblo Mendocino”, que cuestiona la declaración ambiental: “Una DIA condicionada, con vacíos y vicios, elementos mal consignados, observaciones no contestadas y promesas a futuro, es ilegal e ilegítima”. Rechazan allí la violación del Principio Precautorio y de Equidad Intergeneracional, y denuncian que se ignoraron informes de instituciones como CONICET, UNCUYO y el Departamento General de Irrigación. Además, se señala la persecución de voces críticas y la judicialización de la protesta social a través de detenciones arbitrarias por las que intervino el arzobispo mendocino.
Tras el clásico “el agua vale más que el oro” La Mesa de Diálogo propone un horizonte alternativo: la creación del Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas, como símbolo de un modelo de desarrollo basado en el cuidado de la casa común.

Tortitas y traiciones
Desde las rutas mendocinas, le cuentan a lavaca sobre cosas que los impactaron en esta marcha: las cerezas que donó una señora, las tortitas (los criollos en otras partes del país) que amasó otra; los carteles que se escriben, la gente que se va sumando en cada pueblo y ciudad, las canciones que se inventan, el agua que alcanzan desde las casas. Existe un carácter movimentista, cada uno hace y da lo que puede, durante todo el recorrido.
Nora Moyano integra la Asamblea de las Heras por el Agua Pura de Mendoza y sus 74 años la impulsan a seguir caminando. “Esta verdadera peregrinación es para salvar el bien más preciado que tenemos: el agua. Nos quieren destruir también los glaciares que es donde se origina el agua que bebemos, con la que cultivamos. Además, destrozarán la cordillera de los Andes a través de una sopa química”.
El saldo según Nora: “¿Qué nos queda? Basura tóxica a perpetuidad. Esto ya lo intentaron varias veces. En 2019 en trece días logramos revertir la ley cianuro que buscaba lo mismo que ahora, y ese es el ejemplo más reciente que hoy nos inspira a caminar desde Uspallata, San Carlos, San Rafael, Malargüe, desde cada lugar de la provincia. Es un hecho histórico. Los diputados ya nos traicionaron y esperamos que no hagan lo mismo los senadores. Somos muchísimos exigiendo que no avance y se archive para siempre esta locura”.

Otra histórica movilización mendocina.

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Marcha de jubilados: el papelón vs. la solidaridad

La calle volvió a dar una respuesta de movilización, encuentro y solidaridad frente a un Congreso en el que Milei –presidente del país– se dedicó a dirigir el griterío de sus barras contra opositores. Y un radical (si es que tal identidad existe) que cobra millonadas como diputado, se dedicó a balbuceos acaso onanistas con respecto a las diputadas, defendiéndose luego con una teoría delirante. La presencia en la plaza de Fabián, el padre de Pablo Grillo, el fotógrafo agredido por las fuerzas de seguridad del oficialismo. La idea sobre lo que hay que organizar. Una marcha de la Gorra que denuncia la violencia institucional, historias sobre cómo recuperar el humor y la ironía, un “Rappi” que cuenta su día y la teoría sobre Luis Caputo en plan verdulero.
Por Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
La Cámara de Diputados se renovó con la presencia en el recinto del presidente Javier Milei y su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia, festejando a viva voz que el resultado de las últimas elecciones, más el movimiento de algunos diputados que se autoperciben peronistas, transforman a La Libertad Avanza en la primera minoría, lo que le facilitaría el tratamiento de las reformas que el gobierno quiere imponer, como la laboral. Todo esto con barras comandadas por Milei hostigando con cantitos a los opositores.

Imagen de la 9º Marcha de la Gorra en Congreso, acompañando a los jubilados, contra la violencia institucional y policial. Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
La transmisión osciló entre esas imágenes y otras perlitas, como el micrófono abierto de un diputado por donde se escabulleron ciertos comentarios desagradables respecto de la apariencia de algunas diputadas. Sus pares señalaron al radical chaqueño Gerardo Cipolini como el responsable, aunque se defendió con un argumento tan extraño como esa Cámara, en la frontera del delirio: “La tecnología ha avanzado a límites irreconocibles. Tal vez uno sale diciendo cosas que no ha dicho”.
Pablo: la recuperación del humor
El devenir de ese palacio, entre cantos, saludos y gestos que acaparan la atención de los portales supuestamente periodísticos sigue diferenciándose mucho de la calle que todos los miércoles separa la valla que cruza de punta a punta la plaza.
“El Congreso vallado a espaldas del pueblo es más que una metáfora”, define a la perfección Fabián Grillo, papá de Pablo, el fotógrafo herido en su cabeza por una granada de gas lacrimógeno el 12 de marzo, brutal ataque que lo mantiene internado desde entonces, y del cual sigue recuperándose.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
El domingo Pablo cumplió 36 años, y por eso jubilados y jubiladas se acercan a Fabián a saludarlo saludarlo y preguntarle cómo está Pablo.
“Está bien, está mejorando, y lo volvieron a trasladar del Hospital Ramos Mejía al Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca. También habla, discute y putea”. Para Fabián esos son grandes indicadores de mejora de su hijo.
Además, está manejando humor e ironía. Cuenta que un médico cubano, tras una charla de ocasión, le dijo: “Amigo, entre bomberos no nos pisamos la manguera”. Y Pablo le respondió: “Yo no soy bombero”.
Fabián se ríe. En minutos tiene que irse a una muestra fotográfica en la Asociación Madres de Plaza de Mayo, frente a la plaza de Congreso, pero antes lo invitan a la asamblea de la Mesa Coordinadora de Jubilados. “Soy el papá de Pablo, pero no quiero hablar en nombre de él, porque Pablo habla y habla bien”, dice, lo que despierta emociones y aplausos. Fabián cuenta que a partir de octubre es un jubilado más y por eso viene también a marchar: “Esto es lo que nos va a levantar. Es por lo cual le pegaron a Pablo, porque él iba a mostrar la lucha de los jubilados unida con las hinchadas y los gremios. Esa imagen no podía pasar: ¿cómo puede ser que haya solidaridad?”.
Pero la hay, dice Fabián: “Acá estamos”.
La hincha que trabaja para el barrio
Gabriela, hincha y vecina de Dock Sud (y la imagen que encabeza esta nota), es una de las tantas que organiza esa solidaridad. Sobre una mesa tiene desplegados paquetes de fideos, arroz, polenta, azúcar, salsas, botellas de aceite, latas de arvejas, bolsas con cebollas. Con otros cómplices junta donaciones para que jubilados, personas en situación de calle, o con alguna discapacidad –hoy es el Día Internacional que los conmemora– se lleven después de la marcha. “Es para hacer algo, porque en el barrio está todo complicado. Tengo tres hijos, soy mamá soltera, y sé lo complicado que es, así que imaginate para un jubilado de la mínima. Incluso en el barrio se ve que alguno se quiere hacer el vivo subiendo los precios en la verdulería, por lo que un vieji se tiene que caminar diez cuadras para conseguir precio. Es horrible lo que está pasando, porque de repente Caputo es el verdulero”.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
Gabriela se interrumpe porque llega un chico con la mochila de Rappi, en su bici, a dejar donaciones. “¿Ves? Por esto lo hacemos, esto es la solidaridad”, dice Gabi, emocionada.
¿Cuánto hay que pedalear?
El trabajador de Rappi se llama Gastón, tiene 31 años y vive en Isidro Casanova, partido de La Matanza. Su vida laboral es una síntesis de este momento. Trabaja en una empresa logística, pero solo cuando lo llaman: para eso tiene que estar atento a las notificaciones que le llegan al celular. “Es cuando abren la convocatoria”, dice. Y después agrega la descripción de buena parte del presente: “Son las formas en las que hoy se está precarizando el trabajo”.

Testimonio arriba de la bicicleta sobre la situación laboral: el pedaleo infinito. Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
Por eso en los días libres se pone el casco, se sube a la bici y pedalea como Rappi, desde las dos de la tarde hasta las doce de la noche.
–¿Cuánto llegás a hacer por día?
–Treinta lucas.
Hace una mueca al ser consultado sobre el prejuicio de que muchos trabajadores de Rappi son afines al gobierno. “Muchos trabajadores de muchos rubros lo votaron, pero sí, hoy prima un individualismo muy fuerte”, define. La reforma laboral le parece “horrible”, pero reconoce que su generación es parte de una época que no conoció casi ninguno de los derechos que la Ley de Contrato del Trabajo consagra: “Es cierto. Y ese es el problema”.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
Delante de sus ojos avanza la movilización de jubiladas y jubilados, hoy acompañada por la novena Marcha de la Gorra, cara a cara con la policía, pero sin incidentes, salvo por los picos de calor que descompensan a algunas personas. “Siempre que puedo, vengo a acompañar a los jubilados”, se despide Gastón, en un pedaleo que seguirá hasta la medianoche.
Tal vez haya que dejar de mirar lo horrible, de prestarle atención y darle importancia –como todo lo que ocurrió dentro del Congreso. Y convenga pensar la organización de la solidaridad de la que hablan Fabián, Gabriela y Gastón, como una de las tantas claves para pensar esta época y lo que se viene.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org

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