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Un paro para apagar la motosierra

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“Fue la medida de fuerza más grande contra el gobierno de Milei y la de mayor adhesión”. Así lo describe Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, a lavaca. La CGT y las dos CTA protagonizaron este jueves un paro que dejó calles, vías, subtes y aeropuertos semi vacíos, con la UTA como el gremio que se “cortó solo” e hizo andar a los colectivos. Qué piensan sindicalistas y los trabajadores de la situación laboral en la era Milei. Los despidos, la balanza a favor del empleador, y las paritarias fantasma. Los salarios por el piso. La inflación silenciada. La lección de los jubilados. Y el paro como forma de moverse: “Hay que aprovechar el envión”.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Después de movilizarse el miércoles junto a las y los jubilados (https://lavaca.org/), la CGT realizó su tercer paro general en lo que va de la era Milei, con la adhesión de las dos CTA y otros gremios. “Fue la medida de fuerza más grande contra el gobierno de Milei y la de mayor adhesión” asegura a lavaca Rodolfo Aguiar, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Nacional. “A partir de ahora se terminó: no hay lugar para más ajuste dentro del Estado, esta medida de fuerza tiene que apagar la motosierra”.

Un paro para apagar la motosierra

Fotos: Lina Etchesuri y Juan Valeiro de lavaca.org, obtenidas en la marcha del miércoles, de apoyo del sindicalismo al reclamo de jubilados.

¿Diferencias con los paros anteriores? “Hace un año la gente no se animaba a hablar o muchos estaban en contra de la medida. Ahora hubo un consenso muy amplio y no solo en la Capital Federal sino en todo el país, que demuestra un creciente y silencioso rechazo al autoritarismo de este gobierno”.

La Confederación General del Trabajo sintetizó en un comunicado las razones del paro: “El ajuste cayó sobre trabajadores y jubilados, mientras el sector financiero multiplicó obscenamente sus ganancias”.

Se refieren a esto:

  • Hubo más de 40 mil despidos en el sector público desde que asumió Milei.
  • Más de 119 mil fuentes de trabajo perdidas en el sector privado. El menor poder de compra por la caída de los salarios. 
  • La eliminación de la multa a las empresas que no registren a sus trabajadores. 
  • La no homologación de paritarias.
  • La apertura de importaciones. 
  • La precarización laboral que profundizó la Ley Bases con la figura de “colaboradores”. 
  • La restitución del impuesto a las ganancias a más de 800 mil trabajadores. 
  • La ampliación del periodo de prueba en un empleo. 
  • El reemplazo de la indemnización por el Fondo de Cese Laboral que allana el terreno para los despidos. 

Desde la lavaca hablamos con ocho gremios –secretarios generales y obreros de base– para entender el por qué, el para qué y lo que sigue tras esta huelga general.

Un paro para apagar la motosierra

No comer vidrio

Roberto Merlino es el secretario adjunto del Sindicato de Empleados de la Industria del Vidrio y afines de la República Argentina (SEIVARA). Dice que el paro se dio “por una cuestión lógica, en defensa de los derechos de los trabajadores, que cada día se deterioran más”.

Las contradicciones: “Este presidente dijo que se cortaría la mano si subía el impuesto a las ganancias y todos vimos lo que pasó. Ahora ponen topes a las paritarias, con una inflación oficial del 2.5%, pero cualquiera que va al supermercado sabe que los precios se duplicaron. No le deseamos mal a nadie, pero exigimos un cambio de rumbo”.

¿Qué está pasando en el sector? “Somos un rubro transversal que abarca desde ópticas para autos hasta botellas y vidrio plano para construcción. En la industria automotriz, la venta de autos cayó en picada. ¿Quién puede pagar 40 millones de pesos por un coche? Prometieron créditos y no hay. Los bancos son los únicos que se enriquecen. En cuanto a la fabricación de botellas, el consumo de gaseosas y cervezas de primera marca se desplomó”.  

En la construcción es evidente la paralización de la obra pública: “Hay un 30% menos de obras. ¿Cuántos edificios nuevos se ven? Eso afecta directamente a las ventanas, puertas y otros productos con vidrio. Muchas pymes están al borde del cierre”.

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¿Qué debe hacer la CGT ahora? “Mantener la unidad y exigir que el gobierno escuche y que tome decisiones que reactiven la industria nacional. No podemos depender solo de las importaciones, debe haber paritarias libres y salarios que cubran la inflación real. Hay que frenar el ajuste en las obras sociales y en la salud en general. Las prepagas son inaccesibles y los hospitales están colapsados”.

Un sector de la sociedad critica la pasividad de la CGT hasta ahora. La mirada de Merlino:.“La CGT es cauta, pero si el gobierno sigue ignorándonos nos verán en la calle cada vez más. No venimos por política: venimos porque la gente no aguanta más. Lo que hace el gobierno no es liberalismo, es ahogar al pueblo. Que cumpla lo que prometió: bajar impuestos, sentarse a negociar y reconstruir un país productivo. No queremos sacarlo: queremos que gobierne para todos”.

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Dejar de mirarse el ombligo

Dora tiene 46 años, dos hijas jóvenes “que no encuentran laburo por ningún lado”, y es de Claypole, zona sur del Gran Buenos Aires. También es pastelera y fue a la marcha de los jubilados con sus compañeros de sindicato.

“Paramos por la defensa de la libertad real, no la que les vendieron a algunos que creyeron en este gobierno –dice, seria y enojada–. La libertad es la de los derechos de los trabajadores y de los abuelos que han construido este país y hoy están siendo más castigados que nunca”.

Con ese concepto, y desde una perspectiva pastelera, ¿cómo evalúa la cocción del paro? “Los momentos tienen que ser exactos y los paros se tienen que dar cuando tienen que ser. Hasta ahora la CGT no tuvo… no sé si llamarlo ‘la necesidad’, pero no precisaba hacer un paro para demostrar el descontento. Pero todo llega a un límite. Hay un tiempo de espera. Hoy es cuando teníamos que hacerlo. Se juntaron muchas situaciones, entre ellas el maltrato a los mayores, que también son trabajadores que aportaron toda una vida para estar medianamente tranquilos y disfrutar de su vejez. Vimos el destrato. Hoy es cuando”.

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¿Y después? Dora piensa: “Hay que ver la reacción del gobierno, que no creo que sea positiva. Queremos que esto haga mella. Debería hacerlo, porque es la voz del pueblo trabajador la que habla”. 

Su opinión sobre la decisión de la Unión de Tranviarios de la Argentina (UTA) –conducida por Roberto Fernández–, de mantener el servicio de colectivos por estar en medio de una conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo: “Que hagan un mea culpa. Que lo charlen hacia adentro a ver si realmente les valió la pena no adherirse. El movimiento obrero organizado funciona en unión. Si cada uno mira su ombligo, estamos en el camino equivocado”. 

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Sanar las heridas

Raúl Molina tiene 51 años, desde hace 20 pertenece a la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina y desde hace dos milita en el espacio de Diversidad. “Paramos porque no podemos permitir que nos quiten un derecho más. La unión hace la fuerza y estamos cansados de este gobierno. Vinieron para arrebatarnos todo. Este paro se demoró, pero nunca es tarde para reclamar”.

¿Qué sigue a partir de hoy? “La CGT debe mantenerse firme, no se puede permitir ni un recorte más. Y las bases debemos estar concientizando a los compañeros y compañeras en cada lugar de trabajo. Hay que fortalecer la conciencia sindical para frenar este avasallamiento. Al país lo sacamos adelante entre todos o no lo saca nadie”.

Raúl trabaja en una clínica privada porteña y sintetiza lo que ve cotidianamente. “En mi gremio es pura precarización, despidos, sueldos congelados y sobreexplotación laboral”. 

Un paro para apagar la motosierra

Rotos y descosidos 

Angie (35) y Eli (38) marcharon el miércoles con los jubilados sosteniendo la bandera del Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA). Angie piensa el paro sin vueltas: “El gobierno está rompiendo todo, y ya está: tenemos que despertarnos”. No hay ni que preguntarle por la costura del paro: “Se demoró mucho. Están muy tibios los muchachos. La CGT tiene que hacer un plan de lucha al que nos unamos como argentinos. Todos”.

¿Cómo seguimos después? Una compañera, de fondo, sugiere: “¡No va a pasar nada!”. Eli ve más el largo plazo: “Tenemos que seguir sumando gremios porque los jubilados hoy somos todos. Y venir cada miércoles, porque esto es por el bien de todos nosotros. Milei no puede seguir pisoteando al trabajo ni al trabajador”.

Si el plan de lucha fuera una olla que cocinamos, ¿qué ingredientes faltan? Inés, 60 años, se suma a la charla: “Conciencia y memoria. Mucha memoria, porque es lo que el pueblo perdió. Cada trabajador hoy tiene un derecho porque hubo un tiempo atrás donde muchos lucharon para que eso sea así. Hay que seguir firmes, reclamar todos los días si es necesario”. Sergio, 45 años, también aporta sus ingredientes: “Identidad, como argentinos para no perder lo importante que tenemos. Somos un país único en legislación laboral. Eso costó sangre: sin el apoyo del pueblo, y sin lucha, no vamos a tener nada”.

Un paro para apagar la motosierra

Sergio describe como complicada la situación del sector: “Vienen muchos productos de afuera por las exportaciones. Eso jode a las empresas y facilita el despido: en el último tiempo hubo casi 20.000. Es fácil hoy achicar el personal y muy difícil conseguir la mano de obra: somos uno de los países que mejor cose en Sudamérica, pero todos migran porque hay poco trabajo y no se valoriza la costura del trabajador argentino. Mucho trabajo en negro y una migración a talleres clandestinos sin ninguna seguridad”.

¿Algún comentario de la decisión de la UTA? “Son unos traidores. Se ve que piensan que van a salvarse solos”.

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Vías de conflicto

Emanuel tiene 37 años, una hijita, y trabaja en la línea de ferrocarril Roca. Marchó con sus compañeros de la Unión Ferroviaria en apoyo a los jubilados: “Es importante demostrarle al gobierno que los gremios apoyamos a los jubilados. Que vean que estamos hermanados. Y que sus políticas sólo llevan hambre y desidia. No vamos a permitir esa vulneración. Ellos quieren privatizar la línea, achicar el personal: si bien no hubo despidos, están preparándose. Quieren que seamos una sociedad anónima. No piensan el tren como una función social, sino como un negocio para darles a sus amigos”. 

Sobre el paro: ¿demora o estrategia? “La CGT fue midiendo el clima, y está bien –evalúa Emanuel–. El gobierno está débil y era el momento de golpear. ¿Para qué? Para derrotarlo. Somos enemigos de este gobierno. Este tipo (por Milei) no le hace bien al país, tiene una cabeza anglosajona y sólo piensa en cuestiones internacionales, pero nosotros somos nacionalistas, laburantes y peronistas”. 

Desde ese tríptico piensa cómo hacia adelante: “Este fue un paro político. Los trabajadores organizados, dentro de su gremio y de sus centrales, tenemos que discutir política. Hay que seguir en esa vía. El proyecto tiene que ser de producción y de trabajo, y para eso lo tienen que hacer sus trabajadores”.

La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) ratificó su adhesión al paro, pero la UTA siguió con el motor prendido. Emanuel sonríe: “Me vas a decir que me pongo el casete, pero no me meto en la orga de otros compañeros. No vamos a pegarle a un gremio hermano, porque seguramente esa discusión la tendrán que dar en su interior. Sus dirigentes van a tener que dar explicaciones a sus afiliados”.

Sin embargo, piensa: “Creo que si hubieran podido parar, los compañeros paraban todos”.

Un paro para apagar la motosierra

“No se aguanta más”

Sonia tiene 73 años e integra el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires (SIVENDIA), más conocidos desde su fundación como Canillitas. ¿Por qué el paro? “Porque sabemos lo que estamos viviendo. Realmente, lo que está pasando es inconcebible. No se aguanta más. Todo lo que tenés que comprar es carísimo. Este es el país de la carne, y sin embargo, es lo que menos podemos comer”. 

Después del paro, ¿cuál debería ser el camino del sindicalismo y en particular de la CGT? “Seguir luchando. Tenemos que venir los miércoles al Congreso o a la Plaza de Mayo cuando sea necesario. Para mí, esto explota en algún momento, no va a seguir así. Algo tiene que pasar y para eso seguiremos este camino de reclamos”.

La cosa pública

Rodolfo Aguiar es el Secretario General de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Nacional. Desde la asunción de Javier Milei fueron despedidas del sector público más de 40 mil personas. 

Cuenta una particularidad: “El gobierno nos convocó a la paritaria el miércoles a la madrugada, como si esa estrategia les hubiera servido para boicotear el paro. Tuvieron todo el mes de marzo para retomar las negociaciones salariales y lo hicieron justo en la antesala de la huelga. ¡Nos llamaron a la una de la madrugada! Nosotros lo queremos decir con total claridad: no aceptamos más las paritarias fantasmas de este gobierno. Queremos que nos devuelvan los salarios que nos robaron en el sector público”.

¿Paro a tiempo o tardío? “Soy de los que creen en todos los paros. Agustín Tosco decía: ‘La felicidad del pueblo y de los trabajadores no va a llegar como fruto de la mejor medida de fuerza que seamos capaces de hacer, o del paro más grande, sino como el resultado de la sumatoria de acciones que hagamos’. Hace un año y cuatro meses que estamos en ese camino y tenemos mucho que ver con este presente con Milei que va por el tobogán y se va a estrellar”.

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Lo que cuesta parar

Matías tiene 43 años, tres hijos, y también el pecho inflado, porque reivindica y subraya que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) es uno de los gremios que más está acompañando a los jubilados todos los miércoles. “Hay que acompañar a nuestros viejos porque son el fiel reflejo de la lucha –dice este trabajador de una siderúrgica en la seccional de Zárate-Campana, al norte de la provincia de Buenos Aires–. Aun cuando dejaron de ser trabajadores activos siguen luchando. Debemos estar detrás de esa lucha, no puede ser que no tengan plata ni para comprar sus remedios”.

También, aclara, los metalúrgicos tienen una propia lucha interna, y por eso pararon: “La paritaria no se resuelve hace casi ocho meses. Nuestros salarios son realmente indignos, que van desde los $450.000 hasta las categorías más altas que superan apenas el millón y medio con 30 años de trabajo. No son salarios acordes a la riqueza que generamos y hoy tenemos compañeros debajo de la línea de pobreza”.

Describe a la situación como “indignante”, y repite: “De paritarias trimestrales pasamos a un gobierno que quiere darnos lo que se les antoja: nos proponen 1 por ciento mensual, cuando el IPC da 3 por ciento, pero sabiendo que eso es incomprobable. Bueno, en verdad sí es comprobable, porque vemos los precios en las góndolas, cargamos nafta, y sabemos que no es así. Estamos muy lejos de la realidad y los empresarios no están repartiendo nada”.

Lo que pierde el que trabaja: “Es cierto que necesitábamos que el paro se generara antes, pero también entendemos que dentro de las empresas, y te hablo por la UOM, los compañeros están muy dañados. Los representantes gremiales no queremos que los trabajadores no estén en condiciones de acompañar las luchas. Les cuesta mucho porque, insisto, no llegan a fin de mes, y cada paro genera una pérdida de salario: depende de cada empresa, pero nosotros en Zárate tenemos pérdidas de hasta 100.000 pesos por día”.

Números de cada día: “En nuestra zona un alquiler es de 450.000 pesos. La familia que alquila, tiene hijos, va al supermercado y carga nafta, ¿cómo hace entonces para vivir? Intentamos solucionar el tema dentro de las mesas del Ministerio de Trabajo, pero llega un momento que no se puede resistir más. Y todos están en la misma situación”. 

¿Qué viene luego del paro?: “La lucha debe continuar en las calles. Contagiarnos de los abuelos y los jubilados que son los que tendrían que estar disfrutando de su tiempo fruto de lo que trabajaron. Hay que aprovechar el envión para que los compañeros se den cuenta: muchos votaron a este gobierno, otros siguen bancando, y la huelga también es por ellos, a pesar de que lo advertimos. Los niveles de salario que tenemos van a hacer que nos terminemos uniendo todos para mejorar esta condición”.

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Un día que hizo historia

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¿Cómo se combinan lágrimas, risas, emoción, desahogo, abrazos, música, compañerismo, alegría, confraternidad, creatividad, justicia, en tiempos oscuros? La plaza de los Dos Congresos fue el escenario de un evento histórico, un símbolo de capacidad. Allí se bailó, se jugó y se cantó durante toda la tarde, hasta que llegó el momento en el que el Senado hizo lo que tenía que hacer: volteó por 63 a 7 el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Como el veto ya había sido rechazado en Diputados, la Ley pasa a estar vigente. El gobierno ha amenazado con llevarla a la justicia, lo cual provocará (como es habitual) mayor conflictividad. Detalles, retratos y asombros de lo que se propuso que a partir de ahora cada 4 de septiembre se celebre como Día del Orgullo Disca.

Por Sergio Ciancaglini

Fotos Juan Valeiro / lavaca.org

Cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo. Fue un grito y un llanto de alegría. Bailaban chicos y chicas con síndrome de Down, saltaban en una pata personas a las que literalmente les falta una pierna, quienes estaban en sillas de ruedas sacudían los brazos y los hombros y seguían el ritmo con sus sillas, un ciego levantaba su bastón con una sonrisa antológica, los andadores se sacudían haciendo percusión, llegaron jubilados que se sumergieron en ese volcán de afecto que no siempre encuentran los miércoles, la gente se abrazaba como solo ocurre cuando se gana un Mundial, los profesionales de la salud, choferes, acompañantes periodistas, miraban azorados a esos chicos y chicas y adultos que estiraban los brazos al cielo, las madres y padres y abuelos y hermanas gritaban de placer, de dignidad recuperada, y una nena de las que insulta el gobierno y usa como insulto, se acercó a un viejo periodista que lloraba como hace mucho no le pasaba,  le tomó la mano y le dijo “hola”.

Un día que hizo historia

Ritmo de la tarde.

Después se armó un gran pogo de toda esa gente ofendida, humillada, atacada, discriminada, amenazada, basureada, hundida, que de golpe se sintió resurgir y armó una especie de fiesta con música popular caribeña y risotadas: “Alta coimera, Karina es alta coimera”. (El hit llegó desde Catamarca, creado por la cantante y música tucumana María Paula Godoy en base a la música que el cubano Joseíto Fernández compuso hace casi un siglo a partir de unos versos de otro cubano, José Martí). Otro éxito fue «Devolvé la coima», reversionando a Bersuit. La última vez que el Congreso logró rechazar un veto presidencial fue en 2003, cuando estos extraños territorios eran presididos por Eduardo Duhalde.

Todo eso ocurrió hacia el final de una tarde helada signada por una calidez que un joven en silla de ruedas, Jony, editorializó así: “Los discas le torcimos el brazo a Milei”. Es difícil saber cómo continuará la historia en estos tiempos un tanto estrambóticos, pero se confirmó que si hay zonas sociales de resignación, hay otras con una capacidad (no discapacidad) de resistencia que no se sabe hasta dónde puede llegar.

Un día que hizo historia

Postal de una tarde de resistencia, diversión y triunfo.

La botella y la vida

Un grupo de niños con síndrome de Down jugaban sentados en el asfalto con una botella de plástico. El juego consistía en tratar de hacerla caer parada. Eso ocurría muy poco, como pasa a veces con la vida, pero cuando lo lograban estallaban toda clase de aplausos y risas. Y a medida que el juego avanzaba, lo lograban cada vez más.

En otro lado armaron un concurso de chistes. El primero: “¿Por qué una vaca compra una radio?” Nadie atinaba a contestar. Solución del enigma: “Para escuchar muuuuuuusica”. Hubo también concursos de baile, en el que intervenían chicos y chicas discas, como usan decir cada vez más, acompañantes, e incluso un hombre sin piernas, en silla de ruedas.

Un día que hizo historia

Niñez jugando mientras parlamentarios decidían sobre su futuro.

Mientras se esperaba la votación, la plaza hablaba. En una silla de ruedas estaba Francisco, 13 años, junto a un cartón manuscrito: “No veten mi futuro”.

 Su mamá Estefanía explicó a lavaca: “Francisco tiene un síndrome congénito, requiere terapias de apoyo desde siempre, pero el sector de discapacidad está en crisis, no se actualiza el nomenclador. Entonces los centros las escuelas especiales los transportes y los prestadores ya no puedan sostenerse, ya no puedan seguir de pie ya muchos cerraron las puertas. Nos dice el gobierno: ‘si tenés unhijo con discapacidad jodete, no es problema del Estado’. Están pisoteando los derechos. Es súper angustiante. Yo entiendo que estamos en un sistema capitalista que se mueve por la plata, pero él tiene derecho a una vida digna. No pedimos asistencialismo sino ayuda, y que no dejen tirados a chicos como él. El centro al que va Fran es muy importante para él, y también para nosotros, porque te ayuda a sostenerte ante la enfermedad y los cuidados que hay que darle”.

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Francisco y su mamá Estefanía. El proyecto de una vida plena.

La pesadilla descripta por Estefanía tiene otro concepto: “Al quitar pensiones vienen a destruir las vidas de las personas, todo lo que armamos las familias, eso están robando, nuestros vínculos nuestros afectos, nos están quitando a nuestros hijos”.

¿Y qué buscan? “El derecho a una vida plena”.

Efecto pandemia

Paula anda junto a un cartel que dice “Dale alegría, alegría, a mi corazón, es lo único que le pido al Senado hoy”. “Soy profesional de la salud, acompañante terapéutica y esposa de Cristian, que es una persona con discapacidad, así que me toca el tema por todos lados”. Están juntos hace 32 años, pero a Cristian, que está en su silla de ruedas, la discapacidad le llegó con la pandemia como consecuencia de un ACV. “El tiene internación domiciliaria, y ya van cinco médicos que renuncian por fala de pago. Lo veo todos los días en mis propios trabajos, por los recortes. Pero bueno, hoy esperamos que voten. El gobierno va a querer judicializarlo. Así que hay que juntar fuerza de esto que logramos hoy, para seguir peleándola. Siempre”. Andrea además de sus tres trabajos hace feria los fines de semana para venderle cosas a las 12 millones de personas que salieron de la pobreza.

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Paula con el cartel, su marido Cristian en la silla de ruedas. Ella es profesional de la salud. Cristian sufrió un ACV en la pandemia.

Superhéroes

Andrea y Rober son choferes de una pequeña empresa llamada El transporte de los superhéroes. Andrea: “Es una experiencia única. No se condice con la normalidad de los que mucha gente cree que es normal. Pero ellos son normales, ¿se entiende? Solo que son diferentes. Acá tenés una relación, porque tenés incluso un idioma diferente. Hay chicos que no hablan. Te entendés con una mirada, con un gesto, una sonrisa. En uno de nuestros vehículos hay muchísimos idiomas, y es muy fuerte”. Rober: “Es un mundo invisible. A nosotros  nos da una fuerza muy grande. Pero si sacan el apoyo, dejás a cantidad de chicos a la deriva, sin tratamiento, sin posibilidades. Y las familias no tienen paz. O hay casos como el de Jony, un chiquito que quedó huérfano y lo vamos a buscar al orfanato. La idea al sacar el apoyo, es que un chico como él quede totalmente desamparado, sin tratamiento. La empresa banca igual seguir yéndolo a buscar para que lo atiendan, pero eso ¿hasta cuándo te da?”

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Abrazos al conocerse el resultado.

Adrián es el dueño de la empresa y está conmovido con lo que pasa. “Para mí son superhéroes. Tienen que enfrentar y superar cantidad de cuestiones. Tienen convulsiones, comen  por traqueotomía, miles de cosas, y cada vez que vas a buscarlos te dan una sonrisa, te devuelven paz. No tienen maldad. Entonces acá, en este tema, te encontrás con la corrupción, y no se puede entender. Entonces acá la única coherencia que tiene el gobierno es causar daño. Me pone muy triste. Pero no se puede gobernar contra los débiles”.

El actual presidente plantea que los héroes son los que contaminan, evaden impuestos y fugan capitales. Adrián me mira extrañado y levemente asqueado: “No, no se puede creer. Los verdaderos héroes son estos chicos, no los que roban a estos chicos”.

Se van Ignacio y Valentina con sus choferes. Son adolescentes. Ella en silla de ruedas, él caminando con dificultad desacompasada. Al pasar sonríen. Mueven las manos para saludar, pero las manos no hacen el movimiento que uno espera (“lo normal” me diría Andrea). Sin embargo todo el gesto es una expresión de puro afecto, de verdaderos superhéroes.  

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Ailén no es un fantasma

Andrea está con su hija Ailén, que tiene 11 años y está en silla de ruedas. “Soy de Santiago del Estero, a mi nena la operaron del corazón a los 8 meses, hizo un paro,  y el paro le provocó esto. Pude venir a Buenos Aires hace cuatro años. Ahora nos quieren cerrar todo el tratamiento y que nos volvamos. Eso es matar a Ailén. Mi nena no es un fantasma. Con su discapacidad y todo, es una nena. Y peleadora, salió delante de muchas operaciones. Si ella peleó, la mamá también, para que tenga la mayor calidad de vida”.

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Andrea y Ailén.

Andrea llora. Nadie que la escuche puede evitar contagiarse de esa angustia. Cambiamos de tema, o no, y me cuenta que sale cuando puede con su hermana y con la propia Ailén, a vender empanadas, empanadillas (rellenas de dulce de batata) y rosquete, que es una masa dulce que afuera lleva merengue. Nada alcanza, obviamente, para una nena que debe comer con una bomba porque tiene un botón gástrico, y esa bomba para alimentarla implica un alquiler que Andrea ni quiere saber por lo inalcanzable y porque se calcula en dólares. Andrea no es como Caputo y el JP Morgan, no tiene registro de lo barato que está el dólar.

“La nena pesaba 11 kilos, hoy 22 kilos. Antes, era una nena que vivía cautiva de una puerta para adentro y no salía, hoy con todos los tratamientos y los médicos la pudieron sacar adelante. Que pueda salir, hacer una vida social. Yo no voy a permitir que le quiten eso a mi hija”.

¿Dónde está la fuerza?

Yanina es la mamá de Dante, que tiene síndrome de Down. ¿El hecho de estar en la plaza es también un gesto de poder, de sanación, teniendo en cuenta esa emoción y esa alegría que se nota en el ambiente? Dice Yanina: “Hay mucha mala sangre, mucha maldad y cosa inhumana en todo lo que está pasando. Entonces estar aquí juntos es una fortaleza. Se meten con los jubilados, con los chicos del Garrahan, con nuestras familias y nuestros hijos. Yo me quedé sin palabras: brutos, salvajes, animales… ¡no! Los animales no tienen maldad. No hacen las cosa que hace esta gente disfrutando causar dolor y problemas”.

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Yanina y Dante.

Dice Yanina algo que debería trascender muchos tímpanos: “Lo que no podés hacer es resignarte, encerrarte, quedarte en tu casa. Porque te morís. Así que estar aquí es abrirnos una posibilidad. Para mí hay que estar juntos, y sobre todo ser muy creativos”.

Llaman para avisar que está por producirse la votación en el Senado.

Los chicos y las chicas miran la ansiedad de sus mayores, todos esperan. Se cantó el himno con mucho énfasis en lo de jurar con gloria morir, aunque en esta plaza de lo que todos hablaron fue de vida con dignidad. Luego hubo un silencio.

Y cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo.  

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Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

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La creatividad de jubiladas y jubilados en Congreso fue un signo de ingenio que generó un clima de alegría en toda la zona, mientras la policía esta vez cumplía rol de adorno y no de provocación. Antes del patético cierre de campaña libertaria en Moreno, otra marcha de quienes siempre la vieron, y las imágenes y planteos en los carteles que explican mucho sobre lo que está ocurriendo en el país

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro / lavaca.org

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Taxista elocuente y anti prejuicio: «No soy facho, solo espero que este gobierno se vaya».

El acto de cierre de campaña del presidente Javier Milei que con todo el aparato convocó apenas a unas 1.000 personas en el barrio Trujui de Moreno. Su entrevista a un medio francés en el que dijo que la oposición intenta matarlo. El riesgo país en los 900 puntos. La intervención del Tesoro para frenar la disparada de un dólar que no conoce de bandas. El intento de censura previa a los audios con información sobre coimas, dictado por un juez con denuncias de acoso sexual, entre otras. Los acontecimientos se atropellan en una Argentina que transita los días previos a la elección de medio término en la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, el próximo domingo, en un escenario tan intenso como imprevisible.

Todo esto parece no molestarlo mucho a Carlos, 68 años, taxista, que conducía por Rivadavia y tuvo que doblar obligado sobre Rodríguez Peña por la marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles. Carlos no puede moverse, como tantos autos cuyos conductores transportan caras largas, pero este hincha de Boca tiene otra estrategia.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Queremos preguntar.

“¡Andate a cagar, Milei!”, grita por la ventana, y con su mano izquierda muestra tres dedos: “¡El 3 por ciento a Karina, pá! ¡A Karina el 3!”. Carlos parece tirar por esta ventana, también, un prejuicio sobre su gremio: “No soy facho, solo espero que este gobierno se vaya”, dice y redobla su apuesta al mostrar una foto con Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta que cumple una condena de seis años en su domicilio: “Los chorros son ellos”.

La democracia y los locos

A su alrededor la marcha comienza, con una mirada reverdecida por los escándalos gubernamentales de las últimas semanas que parecen encender la creatividad del sector más ajustado por el gobierno.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Homenaje al brócoli.

Al hit de la semana pasada –”Alta coimera, Karina es alta coimera”, con melodía de Guantanamera– este miércoles le suman la melodía de Comadre Compadre, de Los Fatales: “El 3 por ciento, la coima, la coima, la coima de tu hermana”.

Y gran renovación de carteles. Algunos ejemplos:

  • “La corrupción avanza. Tu voto tiene poder”.
  • “Voto contra las coimas”.
  • “Voto contra la represión”.
  • “Voto por la democracia verdadera”.
  • “Cada vez que votes como el culo, nos vamos a encontrar en la calle. El nono de Boedo”.
  • “Somos más votos que vetos”.
  • “¿Espertpento huyó con la moto de su amigo narco?”. El subrayado es del propio cartel.
  • “No al ataque a la libre expresión, a la destrucción del país, a la represión, al autoritarismo, a la corrupción, a la mentira, al odio, etc, etc. Sí a que se vayan”.
  • “Karina coimera”.
  • “Milei sos trucho”.
Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Fiscalización electoral suizo argentina.

Brócoli a la CGT

Frente al Congreso, una serie de cinco carteles de cartón sobre las vallas: “Por más que corran, el pueblo prepara el vuelto. Nos estamos muriendo pero sin remedios. Nuestro muro de hierro, saqueo, hambre, represión. Gobierno de locos, borrachos y chorros destruyendo todo. Defienden la libertad de ellos. La nuestra es morir en la calle”.

Frente a ese muro de hierro, otra vez el humor. Sobre el asfalto, en el centro de un círculo perfectamente dibujado, como un árbol que sigue en pie en un campo arrasado, se erige una brassica oleracea var. italica, mejor conocida como brócoli, vegetal altamente nutritivo y convertido esta semana en una pieza de lucha, cuando las hortalizas volaron en Lomas de Zamora haciendo que el diputado José Luis Espert tuviera que huir en moto, entre otras cosas. Debajo de ese círculo, una leyenda le rinde el mejor homenaje:

  • “El brócoli hizo más que la CGT”.

Arriba, una olla destapada tiene escrito “3%”, y debajo hay un cassette que dice: “Audios. Ruta del dinero Karina”.

Durante la marcha, los jubilados también recordaron a Jonathan, el hincha de Chacarita que perdió un ojo por el disparo de un prefecto, y al fotógrafo Pablo Grillo, que sigue en terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Un posible anticipo: este jueves se prevé acto en Congreso en apoyo del posible rechazo del Senado al veto de Milei contra la emergencia en discapacidad.

Este miércoles el juzgado de María Servini incorporó el informe de la reconstrucción balística que la Policía de la Ciudad realizó el 11 agosto: “La conclusión más importante es que se descartó por completo que el disparo de Guerrero (Héctor, cabo de Gendarmería) hacia Pablo haya sido en 45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo, como obliga el manual de las pistolas lanza gases aportados por Gendarmería a la causa”. La querella explica por qué es importante: “La prueba demostró que si el gendarme hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas, el cartucho de gas lacrimógeno jamás hubiera alcanzado a Pablo del modo en que lo hizo”.

El juzgado le tomará declaración indagatoria a Guerrero el 17 de septiembre. La duda de siempre: ¿habrá justicia?

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

A mano y sobre cartones puestos sobre las vallas de acero con las que quieren contener a los jubilados.

Gandhi, Mandela y el problema de los buenos

Norberto Palla tiene 79 años y es de Saavedra. Habla por un megáfono, sin parar. Le habla a este gobierno y también a la oposición. Le habla a sus pares jubilados y a los jóvenes. Y a lavaca: “Es vergonzoso este gobierno, pero también es vergonzosa la oposición, a la que tampoco le importa la gente. Milei vino a mejorar al gobierno pasado, del que también estábamos cansados, contó con el 56% de la esperanza de la gente pero lo que está haciendo es una barbaridad, buscando el equilibrio fiscal eliminando a los individuos”. 

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

De algún lado saca la ironía Norberto, combustible para afrontar el día a día: “Milei en vez de una motosierra tiene que empezar a mostrar una motoniveladora, que es lo que necesitamos para nivelar los niveles de inequidad que está profundizando. En el Congreso ganan 25 veces más que un jubilado. Estoy espantado y muy dolido”.

Deja la ironía para otro momento y hace toda una definición filosófica política del momento: “No estamos mal por los malos, sino por los buenos que no se involucran. Martin Luther King, Gandhi y Mandela hablaban del silencio de los buenos. Pero acá, entre los indiferentes, los cobardes y los mezquinos, quedan muy pocos buenos”.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Aprovechando el semáforo en rojo, unas informaciones sobre la actualidad.

Un fuego que no se apaga

Una señora marcha entre la multitud con su hijo al lado. Lleva en sus manos un pedazo de cartón chiquito, con letras negras, también chiquitas. Lo que dice llama la atención: “Tierra del Fuego”. A Marta Aguilera le dicen “Kika” y es de Río Grande, ciudad de la provincia argentina más austral. Viajó para celebrar a su nieta, que se acaba de recibir de coreógrafa en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Es jubilada docente y ahora hace artesanías, para sumar monedas a este presente que describe así: “Es una necesidad, un deseo que se vaya este gobierno para poder vivir de nuevo. No veo alegría en la gente, hemos pasado momentos de hambre, pero se luchaba con otra energía; con todos los años que tengo, que son muchos (se resiste a decir cuántos) jamás viví esto”.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Para el mes de septiembre, las jubilaciones reciben el módico aumento del 1.90%, al regirse por el índice de inflación. “Menos del 3% de las coimas que recibe Karina Milei”, dice, riendo para no llorar. Con ese incremento, la jubilación mínima será de 390.277,17. “Nada, nada, no alcanza para nada –mueve la cabeza–. Un jubilado debe vivir bien, descansar bien. Y no es culpa nuestra, sino de este hombre que encima está vendiendo el país. En Tierra del Fuego no dejan de cerrarse fábricas mientras se llevan nuestros bienes naturales”.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Una nueva marcha termina. Las y los jubilados siguen cobrando una migaja, a la que se le suma un bono de 70 mil pesos congelado desde hace un año. Pero algo cambió en las marchas desde la semana pasada. Esa alegría que no venía percibiendo Kika, este miércoles parece no ser tan así. Se ve en los semblantes, en las sonrisas, y en una movilización que empieza y termina cantando una guajira cubana con letra coimeramente argentina, hasta el miércoles que viene.

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Actualidad

Las denuncias al juez que censura

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Informe agosto 2025 del Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez.

El juez Alejandro Patricio Maraniello –responsable de censurar los audios con información sobre presuntas coimas que involucran al gobierno nacional– es  uno de los 649 funcionarios que registramos en nuestro padrón de denuncias por violencia de género que involucran a miembros de los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo, y de las Fuerzas de Seguridad. La denuncia contra el juez del fuero Civil y Comercial Federal fue presentada por la Asociación de Empleados y Funcionarios del Poder Judicial, involucra nueve casos, cinco por acoso sexual, y originó que en ese juzgado se impusiera una consigna policial durante el horario laboral para “garantizar la integridad de las y los empleados”. Hace apenas una semana el Consejo de la Magistratura lo notificó del expediente abierto por la Comisión de Disciplina y lo intimó a presentar su descargo en el plazo de 20 días. Además tiene en proceso una causa penal por acoso sexual que quedó en manos de la jueza María Servini y el fiscal Carlos Stornelli. 

En total son 120 los funcionarios judiciales registrados en nuestro padrón, ocupando el segundo lugar, precedido por el Poder Ejecutivo, con 161 casos.

Otras cifras alarmantes: durante este 2025 ya sufrimos 178 femicidios que dejaron un saldo de 82 infancias huérfanas. Una de las provincias más afectadas fue Mendoza con 5 femicidios en lo que va del año.

Este agosto fue notable el incremento de intentos de femicidios: uno cada dos días. También se han incrementado las denuncias:

  • La Oficina de Violencia Doméstica (OVD) dependiente de la Corte Suprema de la Nación informó que en apenas 18 días se atendieron en CABA 627 personas, casi 45 por día.
  • En Chubut suman 3.534 desde que se inició este año
  • En Entre Ríos, 9.421.
  • En Neuquén se triplicaron: 800 en el primer semestre.
  • En Mar del Plata el promedio se elevó a 22 denuncias diarias.      

En tanto este año en todo el país ya se organizaron 139 marchas para exigir justicia.

En la web de nuestro observatorio podés acceder a toda la información de cada caso, incluida la fuente, de nuestros doce padrones que se actualizan diariamente.

https://observatorioluciaperez.org/
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