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Viajar al Pepe: crónica de la despedida a José Mujica

Jardinero, humanista, vendedor de flores, guerrillero, preso, torturado, legislador, presidente, y etcéteras al infinito. Un tipo (poco) común y (poco) corriente. Un símbolo de su país y un pedazo de historia contemporánea de América Latina, al que la gente de Uruguay fue a ver por última vez, para homenajearlo, llorar, reír, recordar sus historias y mandarle mensajes.
Por Francisco Pandolfi (enviado a Montevideo)

Es una coreografía, aunque no lo parezca.
Una danza, aunque no se baile.
Una performance, aunque no haya teatro, ni música.
Es una coreo y una danza y una perfo perfecta lo que hace el pueblo uruguayo sin proponérselo. No piensa, no imagina que ese asistir al homenaje, al velorio, al llanto por la muerte y a la celebración por la vida, lo que termina produciendo, organizando, creando, es una puesta en escena maravillosa para despedir allí, en el Palacio Legislativo de Montevideo, a José Pepe Mujica, 89 años –32866 días– que no pasaron intrascendentes.
Un repaso a velocidad 2x de WhatsApp: un pibe que nació en la pobreza, un adolescente estudioso que vendía flores y hacía ciclismo, un militante social comprometido, un guerrillero (tupamaro), un perseguido, un preso, un torturado, un liberado, un diputado, un senador, un ministro y un presidente entre 2010 y 2015. Un compañero, un jardinero, un humanista. Un tipo (poco) común y (poco) corriente. Un símbolo de su país y un pedazo de historia contemporánea de toda América Latina, al que un ejército de fieles llegan para verlo por última vez.

Los pies se mueven pasito a pasito, cansinos y arman un ballet durante horas y horas, en dos días consecutivos (miércoles y jueves) para acercarse al Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo donde yace su cuerpo a cajón cerrado. Es imponente cómo se mantienen los más de 300 metros de fila pese al paso del tiempo y de las personas. Cada vez pasa más gente a saludarlo, cada vez llega más pueblo a la cola. Y con el correr de la tarde del jueves esa columna alargada de cuerpos se estira al punto que quedan muchos sin poder entrar antes de las 16.30, la hora estipulada como cierre.
Esta no es una crónica sobre la vida de José Mujica, ni respecto a sus postulados políticos, ni en relación a sus aciertos y sus contradicciones como primer mandatario. Esta es una crónica desde los ojos de quienes hoy lo lloran, lo respetan, lo aman, lo critican (pero igual agradecen haberlo tenido), lo valoran por todo lo que hizo.

“No me roben la libertad”
Juan Cousillas tiene 56 años pero todavía no sé su nombre ni su edad cuando lo veo llorar desconsoladamente, sentado en el cordón de esa vereda virada a punto de apoyo de quienes salen de darle el ¿último? adiós. Está mirando una foto de Pepe y llora como si fuese alguien de 56 años al que se le fue una persona que le atravesó su vida por completo. Es obrero de la construcción y un “militante de toda la vida” que se había “descreído de la política hasta que él llegó y rompió todos los esquemas, tanto culturales como sociales. Hizo campaña en una bicicleta, subiendo a los colectivos. El MPP (Movimiento de Participación Popular que fundó Pepe en 1989) nació haciendo mateadas en plazas, con cero recursos económicos. No era el tipo de traje, sino uno más de nosotros que trajo la misma propuesta de Artigas: los más humildes serían los más privilegiados. Y así fue”.

Juan Cousillas, obrero de la construcción y una idea genuina de lo que significa la libertad.
Cuenta una anécdota: “Yo viví diez años en España y en una de las veces que volví, en 2009, me lo encontré en un bar, porque a él te lo encontrabas en cualquier lado. Me acerqué a saludarlo y le conté un problema: pese a que existía un acuerdo entre Uruguay y España que regía desde 1920 para tener la doble nacionalidad, no se cumplía. Pepe sacó una libretita y anotó. No pasó mucho tiempo y ya lo había resuelto. Era eso: la política al servicio del pueblo”.

Juan se vistió para la ocasión: una remera gris con la cara de Mujica y otra de sus frases célebres: “No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje. Vivo con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”. Le brilla la mirada al resaltar que cuando era presidente donó el 90% de su sueldo para construir casas para los más pobres y que cedió, junto a su compañera de vida Lucía Topolansky, un terreno pegado a su chacra para construir una escuela agraria estatal. Años después, hizo lo mismo con cinco hectáreas para construir viviendas destinadas a ex presos. “Además de ser ejemplo de vida generó un montón de transformaciones, aplicando la distribución social. Rompió con la máxima de que si crecen los salarios crece la inflación. Nosotros crecimos por encima de la inflación; él nos abarató la vida tajándole la torta a las grandes riquezas. Por eso para la derecha fue un callo”.

Mensaje al más allá
Rosalina está cerquita de los 70 y envuelta con la bandera del Frente Amplio. Dice que fue el mejor presidente, por ser el único que luchó por y para los pobres. “No trabajó para los ricos; sí para quienes más lo necesitábamos”. Dice que le dejó el mayor de los legados, que no tiene más que agradecerle porque es de “cortas palabras pero que dicen mucho” y pide una única cosa, “si es verdad el tema de la reencarnación”: “Le pido que desde donde ahora esté, reencarne en otra persona que sea como él, y que venga a ayudarnos a los pobres”.
Jorge y Pablo salen abrazados del Palacio Legislativo. En realidad, Pablo está sosteniendo a Jorge, visiblemente angustiado. Pablo tiene 30 y es el hijo. Jorge, 59, el padre. Como la zozobra le permite, dice: “Se nos fue un grande, un bueno, uno que hacía todo para mejorar la sociedad, que nos mostró el camino para dejar de ser avariento. El consumismo nos va a consumir y ya sucede, nos estamos matando entre nosotros”. Se limpia las gotas que le caen por la mejilla y asegura que marcó una escuela, no sólo entregando la mayoría de su sueldo sino exigiendo que los integrantes de su partido hicieran lo mismo. “Pepe Mujica es un prócer de la humanidad”.

Jorge y Pablo, padre e hijo, emoción y una reflexión: «El consumismo nos va a consumir. Ya se ve. Nos estamos matando entre nosotros».
Verónica Leal, 49 años, asegura con los ojos rojos que Pepe hizo visibles a los invisibles. “Vine a despedir a mi compañero, a mi amigo”. No se hicieron cercanos de casualidad. “Mi hija Romina iba a morirse, el deceso era inevitable. Hacía cinco años que esperaba un órgano y no llegaba. Hasta que fui a hablar con él, e impulsó que en septiembre de 2014 se aprobara la ley de donantes tácitos, inédita en nuestro país. A diferencia de lo que pasaba antes, hoy toda persona adulta es donante, excepto que se oponga explícitamente. A partir de la ley, mi hija consiguió ser trasplantada con éxito. Pero un tiempo después falleció, fue determinante todo el tiempo perdido antes”. Desde que le avisaron de su muerte no tiene casi palabras, (dice, con las que le quedan) y agrega que Pepe le hizo valorar mucho más la vida.
El ballet de la gente
José Mujica falleció este martes 13 de mayo, tras pelearle duro a un cáncer de esófago. Su cuerpo ahora está ahí, dentro de un cajón de madera sobre el que se extienden una bandera de Uruguay y la creada por José Artigas en la guerra independentista (por la cual el Frente Amplio tomó los colores rojo, azul y blanco). Encima, un puñado de ramos de flores.
El ballet conjunto frena únicamente en dos momentos: en un sitio donde se le escriben mensajes de despedida –en libros que pronto se quedan sin hojas–, y cuando se pasa frente a él. Ahí, cada uno despliega el sentir a piacere.
Le tiran besos, se llevan una mano al corazón, le levantan el pulgar. Se persignan con la señal de la cruz, lloran, le dejan flores. Se ríen, le dicen “vamos”, le dicen “gracias”. Le hacen reverencias de las más variables, se lo quedan mirando, le alzan el puño. Mueven la cabeza como quien dice que “no” (no puede ser que te hayas muerto), o mueven la cabeza como quien dice que “sí” (y se golpean el pecho de orgullo).

Hay un montón de familias. Y un popurrí de todas las edades. Hay militantes del Movimiento Sin Tierra de Brasil que viajaron especialmente, hay argentinos que le dejan como tributo la bandera de Argentina, chilenos que le dejan como tributo la bandera de Chile, que se mezclan a incontables uruguayas, algunas de Palestina y un par de whipalas originarias. La pila de ofrendas crece y crece a medida que pasan las horas. Hay infinidad de flores (se venden afuera a cien pesos uruguayos, que equivalen a unos 2.800 argentinos), banderas (doscientos), pero también otros distintivos: una maceta que luce una flor rosa; o una pelota azul que le regaló un nene.
Hay varios bebés en brazos y madres y padres llevando a bebés. Hay menos bebés que mates. Hay personas en silla de ruedas, con andador, con bastón. Hay gente que lo saluda, pasa de largo, pero se dan vuelta y rompen en llanto. Están quienes le hacen el gesto de abrazarlo varios metros antes de llegar frente al ataúd, como si así alargaran un cachito más la despedida. Y hay quienes rompen el silencio sepulcral y aplauden aún con el temor del apercibimiento y es ahí cuando el ballet ya no solo coordina los pies. Las manos todas se sumergen en un aplauso cerrado, respetuoso, tanto que dan ganas de llorar ahora mismo que se escriben (y se leen) estas letras.
Machismo y derechos humanos
A Irene, 70, y a Susana Prunell, 67, les conmueven “las gurisitas conmovidas por un viejo de noventa, en una ciudad de viejos como es Montevideo”. Casi que no lo conocieron, “pero ahí están despidiéndolo como si hubiesen vivido su época y todo lo que hizo por Uruguay”.
¿Qué hizo? Susana: “Con él, mi jubilación se fue para arriba”. Irene: “Las leyes del aborto y del matrimonio igualitario aprobadas en su gestión fueron maravillosas”. Destaca esto, incluso, cuando en un volumen más bajito opina que “era un poco machista”. No es la única crítica, entre varias flores: “También era muy miliquero. Estuvo muy cercano a los militares, buscando conciliar con ellos”. No haber promovido con la fuerza esperada la investigación de los delitos de lesa humanidad y la búsqueda de desaparecidos es el punto que más le reclaman los organismos de derechos humanos y otros sectores de la sociedad uruguaya. Hay una nota en el medio uruguayo Brecha de imprescindible lectura donde se hace un minucioso repaso de su gestión en la presidencia “con sus luces y sombras”. Pepe fue preso en la dictadura militar uruguaya por casi 15 años, y 13 años consecutivos entre 1972 y 1985.

Irene y Susana hablaron sobre las luces, sin desconocer las sombras de una figura a la que en cualquier caso consideran una brújula. «Les cambió la pisada a los gurises».
Para Irene hubo más luces que sombras. “La sencillez y la coherencia. Era un humanista, súper formado, sabía de todo, desde plantas a pensadores del siglo XVIII”. Para Susana también: “Era auténtico. Lo llamaban terrorista pero no lo era. Sí fue guerrillero, como Artigas. Uruguay tuvo en su historia tres hombres grandes llamados José, a quienes les doy el mote de superhéroes porque vinieron a salvar lo que otros habían destruido. Artigas logró la independencia, Batlle y Ordóñez revolucionó todo y Pepe les cambió la pisada a los gurises, o sea, les cambió la vida. Iban por un camino y los hizo pensar para que no se desviaran. Se nos acaba de ir la brújula de esa gente joven, que lo tenía como un referente. Perdimos el norte sin él”.
El elogio opositor
Esa gurisada está acá, por todos lados, aunque digan que es una ciudad de viejos. Y está acá, en algunos casos, sin ser del mismo partido de Mujica. Como Valentina, que tiene 25 y es “de otro sector del Frente Amplio. Pero eso no importa. Vi hasta militantes del Partido Colorado”, de tendencia liberal. Sintetiza el por qué: “Porque Pepe es pa’ todos”.
O como Maite González, también de 25, que lleva una bandera uruguaya que le cuida la espalda. Es del Partido Nacional (centroderecha, del mismo que el ex presidente Luis Lacalle Pou), pero eso no le quita la emoción de los ojos. “Pese a las diferencias con nuestro partido, Pepe fue una gran persona. Y muy humilde”.
Quien sí es del MPP fundado por Pepe es Rodrigo, de 16 años. Creció en un ámbito familiar de militancia, empezó a estudiar y vio “la necesidad de mejorar el sistema educativo”. Dice que “milita desde que nació”, pero que a los 12 sintió una conciencia mayor. Desde hace dos meses forma parte de Gurises MPP, la juventud del partido que incluye a jóvenes de 14 a 29 años. Esboza una despedida: “Fue un fiel creyente de la Patria Grande y de los avances políticos ideológicos, todo eso mostrando un don: la humildad y la prioridad puesta en los más necesitados”.
Florencia (21) y Agustina (22) son amigas. Flor dice que vino a acompañar a Agus, la más afectada: “Influyó mucho en lo que pienso ahora. Es la historia de Uruguay, fue, es y será un referente grande para mí. Empecé a ver más allá por mi papá, y al ir creciendo y escuchar a Pepe, me di cuenta de lo que pasa, de lo que quiero hacer. Gracias a él siento que estoy entendiendo”.

Florencia, Agustina y una idea: «Los derrotados son quienes no luchan».
Si tuvieran que elegir una característica de Mujica para dársela al resto de la humanidad, ¿cuál optarían?
Florencia: “Su sencillez, el desprendimiento del materialismo como forma de vida”.
Agustina: “Luchar siempre, porque los derrotados son quienes no luchan. Yo lo voy a seguir haciendo”.

No me voy, estoy llegando
Las despedidas no sólo se perciben en los rostros.
Están en el aire, en cada uno de los pasacalles escritos con manos y no con máquinas, que adornan la ciudad con frases suya elegida para afirmar el presente y reafirmar el futuro: “La vida se nos va, pero las causas quedan”; “No me voy, estoy llegando”.
Están en cada banderín naranja (del MPP) o rojo, azul y blanco (del Frente Amplio, confluencia de varios partidos que lo catapultó a la presidencia) colgados de balcones, ventanas y puertas de innumerables casas.
Están en las paredes. Desde grafittis más sofisticados con su cara sonriendo, acompañado por un “Hasta siempre viejo querido”, hasta inscripciones más sencillas y austeras (como lo era él, dirán) como un “Mujica”, a secas (porque no hace falta más) escrito con crayón negro sobre una pared celeste gastado.
Están en el montonazo de banderas de Uruguay (el nacionalismo está a simple vista, igual que las personas en situación de calle, que multiplican a las banderas) que circundan el microcentro montevideano, todas a media asta como protocolo del duelo oficial que durará hasta este viernes incluido.
Están en los cuadros, como el que llevan tres generaciones en una imagen en la que Mujica ríe junto al también ex presidente Tabaré Vásquez.
María de los Ángeles (77): “Perdemos a un caudillo impresionante. A quienes estábamos allá abajo, nos miró y sobre todo nos elevó. E hizo de todo, pero de todo por sacar a los jóvenes del mal camino. Lo vamos a extrañar mucho”.

Mari Recalde (59): ¿Saben lo que vale haber tenido un presidente que siempre dijo la verdad y que desistió de vivir con honores y ostentación, y nunca abandonar su humilde chacra? No tiene precio.
Shiomara (17): “Siento tristeza, porque era guía para una juventud que hoy está perdiendo los valores”, dice con palabras entrecortadas con sollozos. Siente alegría, también por lo que regó: “Bondad, conciencia, empatía”.
Están en los gestos, como el de Nicolás (50 años), que está petrificado, con termo y mate en mano, mirando a la multitud ingresar al Congreso. Él ya lo hizo, minutos atrás. Cuando lo despedía, pensó en “todas sus políticas sociales, en el habernos puesto a todos por igual. Eso logró Pepe, que todos tengamos los mismos derechos, pero de verdad”. Nicolás laburó toda la noche en el ferrocarril “que ahora volvió a estar olvidado”, y se vino sin dormir: “Empieza una nueva era. No habrá otro igual”.
Sobre la vida y el puchero
Y están en las remeras, como la que lleva el Vasco (Oscar). No es cualquier pilcha: está él, cortándole el pelo a Mujica, en la chacra, con Manuela jugando en los pies de su amo(r).
El Vasco era (es, será) su peluquero. Lo va a despedir una vez, camina, llora, y se mete en la cola de nuevo para volver a despedirlo. “Me siento triste. Una vez me dijo, ‘Vasquito, metete donde la gente te necesita, porque la vida es hoy’”. El Vasco, hoy enseña a cortar el pelo en las cárceles de Uruguay.
Dice que aprende más de un velorio que de un asado porque un velatorio lo ayuda a reflexionar que la vida es limitada. ¿Y este en particular? “Me enseña porque fijate las emociones que mueve. Pero ojo, en tres días esto se apaga, y lo que debe generar es un efecto de compromiso con las causas necesarias. Eso transmitía Pepe, que fue un padre para mí”.
El Vasco le empezó a cortar el pelo un par de días antes de que asumiera como presidente el 1 de marzo de 2010. “Estábamos en su chacra y le pregunté qué pensaba hacer”. La respuesta la lleva guardada como si fuese ahora.

–Yo qué sé. La barra (el partido, la gente) te empuja y te dice “dale vos, te toca”, pero no sé lo que voy a hacer. Sólo una cosa estoy seguro: voy a pelear por el puchero de la gente.
Termina el velorio. Se cierran las puertas para el público y su amigo Mauricio Rosencof, con quien fueron parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, cierra la ceremonia privada. Cuenta que hace unos días nomás recordaban con Pepe que en los calabozos habían dejado una biblioteca enorme: “No en formato de libro, claro. Se dice que estuvimos 13 años incomunicados y sin vernos… sin vernos es verdad, pero incomunicados no. Porque pudimos reinventar la forma de comunicarnos entre nosotros. De alguna manera reinventamos el morse”. Lo que sigue es un aplauso que da escalofríos. Pareciera que no va a parar nunca. Y quizá sea así. Alguien grita “vuela alto, querido viejo, que nosotros te seguimos”. Y se abren las puertas del palacio para ahora sí, la despedida final de su pueblo.
Los músicos Mario Carrero y Numa Moraes interpretan en las escalinatas del Palacio Legislativo “A don José”, en referencia a Artigas y que en Uruguay se considera un himno. Ahora, se lo cantan a José Mujica. La última estrofa genera una emoción general:
Si la patria me llama aquí estoy yo.
Con libertad, ni ofendo ni temo.
¡Qué don José!
Oriental en la vida y en la muerte también.
La frase en el cartón
Son unos minutos que se extinguen tan rápido y que a la vez son eternos. Pepe está ahí, sobre una base de la larga escalinata, vitoreado y aplaudido por una multitud que le da el gran abrazo colectivo final. “Buen viaje, viejo”, se grita. Cuando el coche fúnebre arranca, se canta “olé, olé, olé, olé, Pepe, Pepe”, y lo que sigue es un llanto común. Como si ese ballet coordinado de pies o manos ahora fueran de lágrimas. “Se nos fue el mejor de todos los presidentes”, dice una mujer a la que le brotan de repente y ya no puede hablar más. Son horas inolvidables. Emocionantes. Una muestra de cariño irrepetible, de purísimo amor y gratitud. Este viernes, el cuerpo de José Mujica habrá sido cremado y sus cenizas esparcidas en su chacra de Rincón del Cerro (en las afueras de la capital), bajo un árbol, junto a su perra Manuela fallecida en 2018.
¿Cuánta gente de Uruguay, de Argentina, de América Latina, del mundo, hoy tendría un chau así de enorme, un hasta siempre tan gigante, un gracias por todo tan humano, silencioso, respetuoso, íntimo, hermosamente triste?
La respuesta es directamente proporcional a la figura que fue José Pepe Mujica para un pueblo que lo lloró, ¡un montón!, pero que sobre todo lo veneró.
Alcanzaría con ver ese pedazo de cartulina blanca escrito a mano, a puño y corazón, con un error de ortografía que a nadie nunca jamás le va a importar por más que se espante cualquier letrado.
Ese pedazo de cartón que está debajo del cajón, en el que algún representado por Mujica le habla (le cuenta) directo a él, sin intermediarios. Porque así fue siempre el diálogo, la escucha, la historia. Y así seguirá.
–Grasias Pepe, hoy tengo un hogar digno.

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Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Una conmovedora y masiva marcha acompañó el reclamo del Hospital Garrahan, en crisis por decisión del gobierno de Milei que, al mismo tiempo, ataca a la salud pública, hiper endeuda al país, subsidia y financia todas las bicicletas financieras y fomenta la especulación con el dólar. La movilización partió del Garrahan, llegó a Congreso y de ahí a Plaza de Mayo, con el apoyo explícito de transeúntes, automovilistas y comerciantes a cada paso. Lo que dicen médicos, profesionales y pacientes de un hospital emblemático que atiende a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas. La teoría sobre el odio a los trabajadores públicos, los reclamos que apuntan a una canasta básica como mínimo, ante un gobierno que en lugar de intentar solucionar el problema tiende a empeorarlo, y sigue con la política de la motosierra, que por definición solo es capaz de amputar al sistema de salud, mientras en el hospital una señora era intervenida para donar parte de su hígado a un bebé de 5 meses. ¿Quién gana y quién pierde con lo que pasa en el Garrahan? El documento completo que se leyó durante el acto.
Por Francisco Pandolfi
Fotos Juan Valeiro
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Dentro del Hospital Garrahan, en la puerta del área de radiología hay un cartel que no debería estar ahí, pegado. O no debería estarlo en condiciones normales. “Buscado por vaciar al Garrahan”. Debajo se ve la foto de Mario Lugones, ministro de Salud, con una inscripción: “Quiere robarle la salud a las infancias para beneficiar su propio negocio”.
Esa imagen se repite por todo el establecimiento, junto a otros que informan sobre el paro de actividades que arrancó a las 7 de la mañana de este jueves y se extenderá hasta las 7 de mañana del viernes (se mantuvieron el servicio de guardia y la atención a pacientes internados) y convocan a la movilización que está empezando ahora mismo, cuando médicos y enfermeros y personal administrativo se alistan en la puerta para movilizar primero al Congreso, y desde ahí hacia Plaza de Mayo.

Otra de las cartulinas pegadas en los pasillos hace foco en los trabajadores: “Defendamos al Garrahan y a sus laburantes”. Uno de ellos es un médico anestesista que está de guardia y prefiere no dar su nombre. No va a marchar, pero baja a la puerta del hospital para bancar la resistencia colectiva. Trabaja aquí hace más de treinta años. Sintetiza la gravedad del problema: hay un equipo de seis perfusionistas que se encargan, en las operaciones y trasplantes de corazón (se hacen promedio dos por día) de mantener al corazón latiendo mientras se realiza la intervención. En los últimos meses tres de los seis profesionales, con más de quince años de trayectoria, renunciaron por los bajos salarios. “Si se va un perfusionista más, hay que cerrar el programa, porque es imposible se sostener”.
Esto (y tanto más) es lo que está en juego hoy en el Hospital Garrahan.

El odio al trabajador público
Arranca una movilización que cuadra a cuadra se volverá más masiva. Se canta “el hospi no se toca, el hospi no se toca”.
Se pregunta si el hospital está y la masa contesta que sí.
Se pregunta si los laburantes están y se contesta que sí.
Se pregunta si las familias de los pacientes están y se contesta que sí.
Y se pregunta si el sueldo está, y la respuesta es unánime: “Nooooo”, con esa o que se extiende en el aire y que da más fuerza a seguir cantando.
Mercedes Méndez, Meche, es licenciada en enfermería y trabaja en el hospital hace 31 años: “El desfinanciamiento viene desde hace un año y medio y las consecuencias son evidentes: muchos profesionales ya abandonaron el hospital. El gobierno es consciente de lo que está generando, porque para ellos la salud es un gasto y no una inversión. Va en la misma línea del ataque a los jubilados y a las personas con discapacidad”.
Agrega: “La salud y la educación pública siempre estuvieron al límite con todos los gobiernos, nunca estuvimos cómodos y siempre tuvimos que salir a luchar por nuestros derechos. Pero esta gestión vino a endurecer todo, con un odio de clase al extremo, que viene a decirnos que nos odia por ser trabajadores públicos. O sea no tiene lógica lo que hacen. Vienen por todo lo que quedaba y no se lo vamos a permitir, porque la salud pública debe seguir siendo un bastión a preservar”.
¿Qué está en riesgo hoy? Enumeran trabajadoras y trabajadoras del hospital:
- “Una red integral de atención que asiste a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas”.
- “La formación de profesionales que se capacitan en el Garrahan para asistir a pacientes pediátricos en todo el país, desde La Quiaca a Tierra del Fuego”.
- “Los avances tecnológicos en ciencias médicas que ayudan a disminuir la mortalidad y mejoran la calidad de vida de pacientes pediátricos con enfermedades graves”
- “Los avances científicos en medicina pediátrica que se realizan en la institución y se replican en numerosos centros de atención”.
Otro de los afiches muestra un corazón abrazado por dos manitos, y el lema “El pueblo abraza al Garrahan”. La frase parece haber presagiado lo correcto, lo que sucede, lo que está pasando en el camino que arranca en la puerta del Garrahan, sigue en avenida Entre Ríos hasta llegar al Congreso de la Nación. Y luego a Plaza de Mayo.

La pelea de Morena
Morena es una de los miles y miles de pacientes de todo el país que se atiende en el Garrahan. Tiene 11 años de edad. Vino a la marcha con su mamá Rosario y su abuela Noemí. Cuentan que en pandemia a Morena le dieron la vacuna Moderna contra el Covid y le provocó una enfermedad en la sangre: Púrpura Trombocitopénica Inmune (PTI). Dice Noemí: “La internaron en el Garrahan cuando tenía 3 mil plaquetas, y lo normal es 150 mil. Corrió peligro su vida”. Morena estuvo más de un mes internada y se sigue tratando actualmente. Dice Rosario: “Mucho tiempo debimos venir todos los días a control, ahora cada seis meses porque está mejorando”.
Completa su abuela Noemí: “Este gobierno busca matarnos en vida. No se entiende que se metan con quienes salvan la vida de bebés, niños y adolescentes, que son nuestros hijos, nietos y sobrinos. Siento asco, bronca y sobre todo impotencia, porque sólo pueden tomar estas decisiones quienes tienen una mentalidad asesina y el gobierno esto lo demuestra todos los días”.

El reclamo y las promesas falsas
Se va sumando gente al andar. Hay trabajadores que en la caminata entregan volantes a la gente que mira, que aplaude, que está atendiendo en sus negocios mientras la marea humana cada vez es más numerosa y ahora llega al Congreso de la Nación. Allí, a principios de julio, la Cámara de Diputados trató la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque de La Libertad Avanza y el peronismo. Y la emergencia quedó sin tratar.
¿La emergencia? La recomposición salarial del 100%; que el sueldo base para cualquier ingresante sea el que determina la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos; y el aumento presupuestario del hospital.
Las y los trabajadores del Garrahan comenzaron con el reclamo por la recomposición salarial hace más de un año. Le prometieron un bono y tampoco lo cumplieron. Llevan 14 paros y no sólo no fueron escuchados por el gobierno nacional sino que la situación empeoró: el gobierno difundió el 2 de julio un reglamento que degrada las condiciones laborales de los residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”, detrimento a la formación a largo plazo. (https://lavaca.org/actualidad/otro-ataque-a-la-salud-publica-y-al-garrahan-las-movilizaciones-que-se-vienen/)

El símbolo de la crueldad
Eliana lleva un cartel que dice “la salud pública es salud socioambiental”.
Eliana trabaja como administrativa del hospital hace 12 años y en la actualidad está en el área de servicio social. Dice que hoy el Garrahan es un símbolo de lucha, compromiso, amor, de igualdad por atender a todo tipo de paciente, pero también de la crueldad: “Están poniendo en peligro la salud de los niños, niñas y adolescentes no solo de nuestro hospital sino de todo el país y de Latinoamérica. Los tratamientos están en peligro, las formas de atención, los médicos que se van imposible de recuperar en sus saberes”.
Eliana cuenta la supervivencia en números concretos: “La pérdida salarial es casi del 100% desde noviembre del 2023 a la actualidad. En este último año nuestro aumento fue menor al 3%. Yo cobro 800 mil pesos con más de 10 años de antigüedad. Hicimos una cuenta con otros trabajadores del Garrahan y descontando alquiler y el resto de los impuestos, nos quedan 4.415 pesos por día para vivir. Con eso tenemos que comer, comprar un remedio, sostener a tus hijos. O sea, vivir así es imposible”.

Si el Garrahan gana
La marcha ahora llega a Plaza de Mayo y un océano de gente inunda las calles porteñas. Adelante solo se ven miles de cuerpos. Atrás, también. Están todos los sectores de la salud pública a nivel nacional, además de varios gremios, un grupo de sindicatos de la CGT, las dos CTA, y muchísimas organizaciones barriales, estudiantiles, culturales y sociales: desde la actriz Mirta Busnelli, el dirigente Ricardo Alfonsín y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. No hay un policía y no hay disturbios, lo que evidencia un signo de estos tiempos: «Cuando la movilización es multitudinaria, no hay protocolo que valga», dicen desde la cabecera. Mientras la ciudad de Buenos Aires es el epicentro de esta movilización, profesionales de la salud realizan cortes, paros y marchas en todo el país en reclamo de los recortes presupuestarios en todos los hospitales de Argentina.
Desde la cabecera de la marcha –que lleva una bandera con el lema “Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas”, dicen: «Si el Garrahan gana, gana la clase trabajadora. Si el Garrahan gana, Milei tiene un problema».
Termina la marcha en Plaza de Mayo.
Mientras tanto, en el Hospital Garrahan una señora está siendo intervenida quirúrgicamente. Le está donando parte de su hígado a un bebé de 5 meses en el Hospital de Pediatría de mayor complejidad de Latinoamérica.

Reproducimos el documento completo que se leyó en la marcha.
Compañeros y compañeras, familias, trabajadores, trabajadoras, estudiantes,
jubilados: “Gracias por estar hoy llenando esta plaza”, abrazando esta lucha que no es
sólo nuestra, sino de todo un país.
Esta enorme movilización llega a la Plaza de Mayo para decirle bien fuerte al gobierno
de Milei: ¡no al vaciamiento del Hospital Garrahan! ¡Basta de ajuste a la salud pública!
¡Recomposición salarial ya para sus trabajadores y trabajadoras!
Queremos destacar que esta tarde no estamos solos en Plaza de Mayo: se está
desarrollando una verdadera jornada nacional, con acciones en todos los rincones del
país.
La asamblea de trabajadoras y trabajadores del Garrahan, que agrupa a todas las
profesiones y oficios que sostienen el funcionamiento hospitalario, y es impulsada por
los sindicatos combativos de la institución (Junta Interna de ATE y la Asociación de
Profesionales y Técnicos) y el colectivo de trabajadores autoconvocados, resolvió esta
movilización como parte de su plan de lucha. Sin embargo, la jornada fue rápidamente
abrazada por un colectivo mucho más amplio que el interior del Garrahan: se hizo
bandera del pueblo argentino, empezando por las propias familias que atienden a sus
niños, niñas y adolescentes en el hospital. A la vez por diversas organizaciones
sindicales, sociales, políticas y de DDHH; también, por ciudadanos y ciudadanas de a
pie, que han venido a sumar su cuerpo y su voz, y poner un límite a la destrucción.
La pelea de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan es causa nacional por
muchos motivos. En primer lugar, porque plantean un reclamo elemental: que nadie en
el hospital debería ganar menos que el costo de la canasta familiar ($1.800.000).
¡Basta de trabajadores bajo la línea de pobreza!
Mediante la intervención institucional y el estrangulamiento financiero disfrazado de
austeridad, el gobierno ataca al hospital, vaciándose su recurso humano,
abandonando su infraestructura y generando condiciones laborales insostenibles para
sus trabajadores. Estamos atravesando una crisis grave, persistente y cada vez más
profunda que ha dañado y amenaza con destruir el rol del Hospital como centro de
referencia para la salud pública de alta complejidad. Hay que destacar que el
Garrahan es protagonista insustituible en la red pediátrica nacional.
Por eso, hoy decimos con fuerza en esta Plaza de Mayo: “El Hospital Garrahan no se
toca”
Ante este conflicto, la actitud destructiva del gobierno y sus tentáculos que infiltran la
cúpula directiva del hospital ha sido desinformar y mentir a la población. Al mismo
tiempo, difamar, agredir y amenazar a sus trabajadores. Nos han acusado de ñoquis;
mintieron sobre la composición de todo el plantel; engañaron sobre el presupuesto que
viene recortando al hospital; tildaron de “ideológicos” a comités de trabajo
interdisciplinarios y al conflicto de generado por intereses ajenos al hospital, cuando en
realidad está sostenido por asambleas abiertas y masivas de trabajadores.
¿Por qué mienten? Tal vez porque no soportan ver que una institución pública pueda
ser sinónimo de excelencia y humanidad. Porque les incomoda que exista un hospital
que demuestra todos los días con intervenciones quirúrgicas innovadoras,
tratamientos de vanguardia y un equipo de salud que está comprometido con la
institución que lo colectivo funciona y que el cuidado de las infancias y adolescencias
de la Argentina no se rige por las lógicas del mercado.
Ahora, Lugones y Milei redoblan la apuesta al nombrar un interventor como Director
Médico. Pirozzo no tiene antecedente alguno en pediatría, y sólo es designado por su
trayectoria como vaciador del Sommer y del Bonaparte, hospitales en los que ejecutó
despidos masivos.
Pero si el gobierno redobla la apuesta, nosotros aquí movilizados también lo hacemos.
Le recordamos al gobierno que en el Garrahan hay una larga historia de lucha por
salario, condiciones de trabajo y, en definitiva, su defensa, más allá del poder de turno.
Esta plaza colmada es un mensaje contundente al gobierno de Milei y al empresario
Lugones: este pueblo no va a permitir que se lleven puesto al principal hospital
pediátrico del país y a la salud pública sin pelear. Con los métodos que venimos
empleando -asambleas, paros, movilizaciones- insistiremos en que el gobierno dé
respuesta a nuestros reclamos y exigiremos la aprobación de cualquier ley que sea
favorable a ellos, como la ley de Emergencia Sanitaria Pediátrica, que ya ha obtenido
dictamen en comisiones para ser tratada y esperamos sea apoyada masivamente por
legisladores de todo el país.
Resulta claro que la agresión al Garrahan forma parte de un ataque a la salud pública.
El sistema de residencias se ha mostrado en el mundo y en la Argentina como la mejor
forma de capacitación de posgrado. Los residentes son parte esencial del sistema y
del equipo de salud y constituyen la garantía de su funcionamiento futuro. La reforma
intempestiva e inconsulta del empresario Lugones al sistema de residencias
nacionales expresada en la resolución 2109 debilita la formación, precariza
condiciones laborales y rompe un sistema probado, justo y eficaz. Expresamos nuestro
más enérgico rechazo a esta reforma y reivindicamos la organización y lucha de los
residentes que deben contar con salarios y condiciones laborales dignas en todas las
jurisdicciones del país. ¡Basta de precarización, pobreza y aprietes! ¡Sin residentes no
hay hospital!
El propósito de desmantelar toda responsabilidad del Estado nacional respecto de la
salud pública se completa con los despidos a mansalva en instituciones fundamentales
de nuestro sistema sanitario. Repudiamos los despidos en los hospitales Posadas,
Sommer y Bonaparte durante este 2025 y seguimos exigiendo la reincorporación de
todos. Repudiamos, también, la reciente creación de la ANES (Administración
Nacional de Establecimientos de Salud), cuyo único propósito es profundizar los
recortes. Antes, hubo despidos en el Ministerio y se desmantelaron las Coordinaciones
Nacionales de TBC, Lepra, Hepatitis y HIV. También se cerró el Instituto Nacional del
Cáncer y se desfinancian el Clínicas, el Roffo y en general los hospitales universitarios.
Estas políticas debilitan las posibilidades de diagnóstico, prevención y tratamiento. Así,
se dañan las vidas de nuestro pueblo. La reciente pérdida de Araceli Julio pone en el
centro de la escena el accionar irresponsable de este gobierno, pues ella fue una de
tantas personas que tuvo que luchar contra los recortes en el dispendio de medicación
oncológica por parte de la DADSE.
Trabajadores en distintas jurisdicciones, provincias y municipios del país, desde
Ushuaia a La Quiaca, enfrentan las medidas de ajuste en el Sistema Público de Salud.
Hoy mismo, junto a esta enorme marcha, hay movilización en Rosario, paro en
Chubut, paro y movilización en Neuquén y La Rioja, acto en el Hospital Central de
Mendoza y asambleas en Chaco y todos los hospitales de Río Negro.
Nos dicen que “no hay plata”, mientras el gobierno acaba de destinar 4200 millones de
dólares al pago de deuda externa. ¡La salud pública necesita recursos ya!
Como si todo esto fuera poco, tenemos el ajuste brutal en discapacidad, que afecta en
forma generalizada a las personas en esa condición y a los trabajadores de salud que
se desempeñan en el área. Exigimos la inmediata implementación de la ley
recientemente sancionada.
Desde esta plaza decimos: que se vaya el empresario Mario Lugones. Que renuncie
ya. ¡La salud y la vida no son mercancías!
Evidentemente, lo que ocurre con el Garrahan en particular y la salud pública en
general tiene el mismo origen que tantos otros padecimientos que está sufriendo
nuestro pueblo. El vaciamiento planificado también afecta a la educación y al sistema
científico-tecnológico. Lo mismo ocurre con el teatro independiente y la cultura en
general. La destrucción salarial corre a la par de la miseria jubilatoria. Los despidos en
el estado se emparentan con la desocupación creciente en el sector privado. La
crueldad contra usuarios del sistema de salud va de la mano con el recorte de
alimentos en los comedores populares. Por eso, no es casual que en esta plaza
estemos juntos trabajadores y trabajadoras del Garrahan y decenas de hospitales de
todas las jurisdicciones; residentes de la nación, la CABA y la Provincia de Buenos
Aires; trabajadores de organismos fundamentales del Estado afectados por fusiones y
cierres; trabajadores que enfrentan despidos en distintos sectores de la industria;
jubilados que se plantan todos los miércoles y nos convocan especialmente a movilizar
el próximo 23 de julio; docentes y estudiantes que pelean por la educación pública;
organizaciones sociales y piqueteras que resisten en los barrios.
Hoy 17 de julio y desde esta plaza, decimos con fuerza: el Garrahan nos necesita. Nos
necesita defendiendo cada puesto de trabajo, cada área, cada servicio. Porque
cuando atacan al equipo de salud, no atacan a individuos; atacan a un entramado que
recibe, cuida, diagnostica, cura y acompaña a quienes llegan desde todos los rincones
del país.
Hoy, la salud de nuestras infancias y adolescencias está en riesgo. Duele decirlo, pero
es urgente hacerlo. Lo que está pasando atenta directamente contra un sistema de
salud pública e integral que se está desmantelando frente a nuestros ojos. Es por todo
esto que no podemos naturalizar la indiferencia, aceptar la violencia como forma de
gobierno, ni permitir que nos arrebaten los derechos que nos pertenecen.
Necesitamos darle continuidad a esta potente convocatoria con un paro activo
nacional, una enorme y superior Marcha Federal y un verdadero plan de lucha. Las
centrales obreras -en especial la CGT- tienen esa responsabilidad. Sin embargo, no
nos vamos a quedar cruzados de brazos y así cómo construimos desde abajo, con
asambleas, Cabildo Abierto y articulaciones de distinto tipo esta Plaza por el Garrahan,
la salud pública y todas las luchas, vamos a estar poniendo lo mejor de nosotros para
garantizar la continuidad de este 17 de julio, más masivo, más contundente y con el
mismo compromiso.
Viva la lucha de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan
Porque nuestras chicas y chicos no son un gasto, son el futuro.
Defendamos la salud pública.
Defendamos a las infancias.
La salud no se negocia.
La dignidad no se entrega
El Garrahan no se toca.
Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas
Actualidad
Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Una especie de “Bailando bajo la lluvia” fue lo que hicieron jubiladas y jubilados este miércoles, llevando de acá para allá a policías, gendarmes y prefectos que no atinaban a aplicar el inútil protocolo oficial, salvo atacándolos con gas pimienta. Ni con esa violencia absurda y desproporcionada pudieron. Los + 70 bajaban a la calle, subían a la vereda, iban a contramano, cambiaban de dirección. El fondo de la cuestión sigue siendo el mismo: personas que reclaman porque trabajaron toda su vida y a las cuales el gobierno les licuó sus haberes. Lavaca conversó con quienes enfrentaron a la lluvia y el frío, que parecen saber de sobra lo que significa resistir. Mensajes para las elecciones de octubre, la locura actual, las ollas en el país rico. ¿Cómo ir a una marcha con este clima meteorológico y político? La descripción de lo que viven, la alegría de moverse, y para colmo, la invitación a otra marcha para este jueves, por el Garrahan.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi
Fotos: Juan Valeiro
Un jubilado marcha y al mismo tiempo grita exaltado “contra viento y marea”.
Lo dice al aire, una y otra vez.
Contra viento y marea; contra viento y marea.
Segundos después Luis le dirá a lavaca, mientras las gotas de lluvia se le esparcen por la pelada, por la cara, por todo el cuerpo: “Cómo no voy a gritar contra viento y marea. Tengo 75 años y acá hay gente de 80 y pico bajo la lluvia. No tenemos nada que perder, a mí me da lo mismo estar muerto que vivo, te digo la verdad”.

Policía Aeroportuaria (?) movilizada contra la marcha de jubilados.
Luis, ¿por qué decís eso?
Vivo con 10 mil pesos por día, ¿cómo querés que haga? Laburé toda mi vida para estar a los 75 años vendiendo alfajores en la calle. ¿A vos te parece?
¿Qué pensás de la decisión del presidente Javier Milei, de querer vetar el aumento a las jubilaciones y el bono?
Es una locura. Por eso digo que no tenemos nada que perder. A mí lo único que me mantiene vivo es mi nieta y el venir acá todos los miércoles, pero ya no puedo más.
A Luis cada miércoles se lo ve sosteniendo un cartel distinto en la puerta del Congreso, con un hilo conductor: la creatividad.
¿El de hoy? “26 de octubre, de 9 a 18, no te olvides de sacar la basura”.

El próximo 26 de octubre se realizan en Argentina las elecciones legislativas.
La olla en el país rico
Contra viento y marea, llueve o truene, con sol o ciclogénesis, la marcha de cada miércoles se hace igual. Manuel tiene 69, integra la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubiladxs y Pensionadxs, y celebra que, después de varios miércoles, volvieron a juntarse frente a la puerta del Anexo de la Cámara de Diputados. “Este tipo viene por todo –denuncia Manuel, en referencia al presidente Milei–. Quiere llegar a elecciones y lograr una minoría para privatizar el sistema previsional. Sólo busca un subsidio a la vejez”.

Más PNA (?) detectando a quién tenían que reprimir.
Lo escuchan Susana (44 años, de Montegrande) y Alicia (71, de Parque Patricios), dos amigas que tienen campera, saco, guantes, gorrito y la boca tapada por bufandas enormes. No tienen paraguas y la lluvia obliga a sacarse los lentes para ver, al menos, algo. Pero aquí están, porque ya no pueden comprar carne, yogures y ni que hablar de darse un gustito afuera. “Día a día de lucha y resistencia hasta que se vaya este gobierno hambreador”, dice Susana. Alicia cuenta que vive a dos cuadras del Hospital Garrahan, institución por la que también marchará este jueves: “Hacemos olla todos los lunes y esta semana dimos 65 porciones. No damos abasto. Un país tan rico, y así estamos”.

Opiniones de San Martín acerca de la corrupción y el gobierno.
Lo escucha también Elvio, que es cura en Paso del Rey y la semana próxima cumplirá sus primeros 83 años. Lleva un paraguas que comparte con quien ve desguarnecido. Cuenta que en su barrio cada día hay más gente durmiendo en la calle, y cada día más gente sin llegar a fin de mes, y cada día más gente sin poder comer. Sintetiza: “Estamos viendo, en vivo, el desguace del país”.

La marcha que se hizo pese a todo.
Y entonces dice que no queda otra que moverse: “No cambia que llueva: mientras no nos escuchen, nos tendrán acá”.
Entre la pesca y el futuro
Quien no lo escucha es Julio César, que camina de una esquina a otra, sin parar (como la lluvia). Muestra un cartel a los peatones y a los autos que transitan por la zona, porque “hay que plantar semillas”. El pedazo de cartón –al que le trajo en una bolsa para resguardarlo del agua– dice: “No estamos por la plata, estamos por la patria”.
Julio César primero pide no hablar porque tiene mucha bronca. Luego se suelta, y se emociona. Cuenta por qué dijo presente pese al clima adverso: “Iría a pescar con lluvia, iría al médico con lluvia. Entonces, ¿cómo no voy a venir acá?”. Sobre la frase que comparte con orgullo: “No vengo por 20, 30 lucas que nos puedan aumentar, si es por eso me quedaría en mi casa. Vengo por tu futuro”.
Se lo dice al cronista. Se lo dice a la sociedad.

Una de las personas gaseadas este miércoles.
Pasame un piloto
El acto de cada miércoles con “radio abierta” se suspende por la lluvia. Alguien propone: “Compañeros, todavía quedan cinco por hablar, pero por la lluvia proponemos pasarlos para la semana que viene y poder marchar”.
El “sí” de esta vereda es unánime. La marcha comienza. La decisión parece sorprender a la propia policía. “¡Pasame un piloto!”, le grita un jubilado a un prefecto, que se alista sentado en su camión previo a salir a la calle.
Verónica marcha. Confiesa que dudó en quedarse durmiendo la siesta, pero que una frase del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa la hizo levantarse de la cama y venir, como cada miércoles: “Donde hay una injusticia, ahí hay que estar”.

En la vereda con cartón manuscrito. La libertad de expresión siempre amenazada por el protocolo.
Y entonces vino: “Aunque caigan soretes de punta, había que estar porque no podemos confiar en lo que votó el Senado. Ya Milei dijo que vetará el aumento, así que le tiene que quedar claro que nos tendrá que seguir viendo todos los miércoles”. Hace una pausa, y subraya: “Tooooodos los miércoles, así que miren estas caritas que de acá no nos movemos”.
Como si la masa estuviese escuchando a Verónica, se canta: “Si llueve, si llueve, los viejos no se mueven”.

Desproporción y violencia estatal frente a un sector atacado de modo principal por el gobierno, que les licuó sus haberes.
Bailando bajo la lluvia
En parte es verdad, porque persisten a la lluvia torrencial bajo decenas de paraguas o a la pura intemperie; pero en parte es mentira, porque si hay algo que hacen hoy las y los jubilados es moverse. Como miércoles previos, repiten su coreografía, esa que inventaron para gambetear los gases federales. Una enumeración a modo de descripción:
- Dan vuelta al Congreso.
- Bajan a Entre Ríos.
- La Federal se acerca y ellos se suben a la vereda.
- Marchan hacia Hipólito Yrigoyen y bajan a la calle.
- La Prefectura corre de atrás y busca posicionarse a la altura para cortarles el paso.
- Alguien grita: “¡Para el otro lado”, y la marcha lo sigue. Se suben a la Plaza en dirección a Rivadavia.
- Cuatro prefectos amagan cortar el paso, pero los jubilados los echan: “La plaza es nuestra”.
- La marcha llega a Rivadavia y cortan la esquina de Rodríguez Peña.
- Llega la Gendarmería corriendo, y alguien grita: “¡Para el otro lado!”. Y vuelven a cruzar la plaza hacia Yrigoyen.
Mientras en la cara de los gendarmes, prefectos y federales hay bronca y desgano (lo demostraron gaseando, al menos, dos veces, y filmando ilegalmente a los manifestantes), en los rostros de los jubinautas (ver MU 204) hay una mezcla de picardía y desafío: “Mirá cómo los estamos haciendo correr”, se ríe una integrante de Jubilados Insurgentes.

Jubiladas improvisan un bailecito, empapadas y felices por otro día de resistencia.
La coreografía dura cuarenta minutos y no se detiene nunca. Sobre la vereda en la esquina de Rodríguez Peña, un jubilado saluda a quienes siguen fieles bajo la lluvia. “Ya los hicimos bailar –dice, en relación a los policías que parecen exhaustos–. Quedaron en ridículo. Mañana la seguimos en la calle, bancando a los compañeros del Garrahan”.
La marcha lo aplaude y despide: “Unidad de los trabajadores”.

Actualidad
Informe Albanese: Anatomía de un genocidio

«Mientras la vida en Gaza está siendo destruida y Cisjordania está bajo un ataque cada vez mayor, este informe muestra por qué continúa el genocidio de Israel: porque es lucrativo para muchos», asegura el informe «De la economía de la ocupación a la economía del genocidio» presentado por la relatora especial de Naciones Unidas Francesca Albanese (fotos: Amnistía Internacional).
En el documento dirigido al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Relatora Especial describe la maquinaria corporativa que sustenta el conflicto. Dentro de las empresas señaladas por participar en una «economía de genocidio» se encuentran la mexicana Orbia Advance Corporation y la brasileña Petrobras. También aparece el grupo español Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) y dos multinacionales, Drummond y Glencore, que exportan carbón a Israel desde Colombia.
El informe señala puntualmente:
- Empresas armamentísticas: israelíes -Elbit, Israel Aerospace Industries- e internacionales -Lockheed Martin-.
- Multinacionales tecnológicas: Microsoft, Google y Amazon, junto con empresas especializadas como Palantir, proveen sistemas de datos, nube e inteligencia artificial que permiten una vigilancia masiva de la población palestina.
- Empresas de maquinaria pesada: Caterpillar, HD Hyundai y Volvo, suministran el equipo esencial para la demolición de viviendas e infraestructura palestina.
- Empresas constructoras: Heidelberg Materials y CAF, beneficiadas por la edificación de colonias subsidiadas por el Estado israelí.
- Empresas que monopolizan servicios básicos: Chevron (energía) y la estatal israelí Mekorot (agua). En Argentina, Mekorot ha firmado convenios con varias provincias para el control del agua.
- Bancos internacionales: BNP y Barclays suscriben bonos del tesoro israelí y financian el creciente déficit presupuestal alimentado por el gasto militar.
- Aseguradoras: Allianz y AXA.
- Especuladoras financieras: fondos soberanos como el noruego y de pensiones como el de Quebec, además de gestoras de activos como Blackrock y Vanguard.
Luego de presentar públicamente este informe, Albanese fue sancionada por Estados Unidos y amenazada por su presidente, Donald Trump. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas urgió a que se retiren dichas sanciones y se respete el rol que cumplió: “los relatores especiales de la ONU, al igual que otros actores del sistema de derechos humanos, abordan cuestiones delicadas y a menudo divisivas que son de interés internacional. Esa es la naturaleza de su trabajo” e instó instó a los Estados miembros a abstenerse “de cualquier acto de intimidación o represalia contra los relatores especiales”.
Las conclusiones del informe Albanese son contundentes: describe los “motivos razonables” para calificar de genocidio el ataque israelì a la población palestina y recomienda el embargo de armas a Israel, así como la obligación de reconocer el daño producido y de hacerse cargo de las reparaciones que correspondan.
A continuación, el texto completo de las conclusiones:

VII. Conclusiones
93. La abrumadora naturaleza y escala del asalto de Israel a Gaza y las destructivas condiciones de vida que ha infligido revelan la intención de destruir físicamente a los palestinos como grupo. Este informe concluye que existen motivos razonables para creer que se ha alcanzado el umbral que indica la comisión de los siguientes actos de genocidio contra palestinos en Gaza:
asesinato de miembros del grupo;
- causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo;
e infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial.
Los actos genocidas fueron aprobados y se les dio efecto tras las declaraciones de intención genocida emitidas por altos cargos militares y gubernamentales.
94. Israel ha tratado de ocultar su conducción eliminacionista de las hostilidades calificando la comisión de crímenes internacionales como respetuosa del DIH. Distorsionando las normas consuetudinarias del DIH, incluidas la distinción, la proporcionalidad y las precauciones, Israel ha tratado de facto a todo un grupo protegido y a su infraestructura vital como “terrorista” o “de apoyo al terrorismo”, transformando así todo y a todos en un objetivo o en un daño colateral, y por lo tanto eliminable o destruible. De este modo, ningún palestino de Gaza está a salvo por definición. Esto ha tenido efectos devastadores e intencionados, costando la vida a decenas de miles de palestinos, destruyendo el tejido de la vida en Gaza y causando daños irreparables a toda su población.
95. El genocidio de Israel contra los palestinos de Gaza es una fase de escalada de un largo proceso colonial de supresión. Durante más de siete décadas este proceso ha asfixiado al pueblo palestino como grupo -demográfica, cultural, económica y políticamente-, tratando de desplazarlo y de expropiar y controlar su tierra y sus recursos. La Nakba en curso debe detenerse y remediarse de una vez por todas. Es un imperativo que se debe a las víctimas de esta tragedia altamente evitable y a las futuras generaciones de esa tierra.
VIII. Recomendaciones
96. La Relatora Especial insta a los Estados miembros a que apliquen la prohibición del genocidio de conformidad con sus obligaciones inderogables. Israel y los Estados que han sido cómplices de lo que puede concluirse razonablemente que constituye genocidio deben rendir cuentas y ofrecer reparaciones proporcionales a la destrucción, la muerte y el daño infligidos al pueblo palestino.
97. La Relatora Especial recomienda que los Estados miembros:
(a) Apliquen inmediatamente un embargo de armas a Israel, ya que parece haber incumplido las medidas vinculantes ordenadas por la CIJ el 26 de enero de 2024, así como otras medidas económicas y políticas necesarias para garantizar un alto el fuego inmediato y duradero y restablecer el respeto del derecho internacional, incluidas sanciones;
(b) Apoyar a Sudáfrica para que recurra al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en virtud del artículo 94(2) de la Carta de las Naciones Unidas tras el incumplimiento por parte de Israel de las medidas de la CIJ antes mencionadas;
(c) Actuar para garantizar una investigación exhaustiva, independiente y transparente de todas las violaciones del derecho internacional cometidas por todos los actores, incluidas las que constituyan crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y el crimen de genocidio, incluyendo:
i) cooperando con los mecanismos internacionales independientes de determinación de hechos/investigación y rendición de cuentas;
(ii) remitiendo inmediatamente la situación en Palestina a la CPI, en apoyo de su investigación en curso;
(iii) el cumplimiento de sus obligaciones en virtud de los principios de jurisdicción universal, garantizando investigaciones y enjuiciamientos auténticos de las personas sospechosas de haber cometido crímenes internacionales, incluido el genocidio, o de haber colaborado en su comisión, empezando por sus propios nacionales;
(d) Garantizar que Israel, así como los Estados que han sido cómplices en el genocidio de Gaza, reconozcan el colosal daño causado, se comprometan a no repetirlo, con medidas de prevención, reparaciones completas, incluido el coste total de la reconstrucción de Gaza, para lo que se recomienda el establecimiento de un registro de daños con un proceso de verificación y reclamaciones masivas que lo acompañe;
(e) En el seno de la Asamblea General, desarrollar un plan para poner fin al statu quo ilegal e insostenible que constituye la causa fundamental de la última escalada, que en última instancia culminó en el genocidio de Gaza, incluso mediante la reconstitución del Comité Especial de la ONU contra el Apartheid para abordar exhaustivamente la situación en Palestina, y estar dispuestos a aplicar las medidas diplomáticas, económicas y políticas previstas en la Carta de las Naciones Unidas en caso de incumplimiento por parte de Israel;
(f) A corto plazo y como medida temporal, en consulta con el Estado de Palestina, desplegar una presencia internacional de protección para limitar la violencia utilizada habitualmente contra los palestinos en el territorio palestino ocupado;
(g) Garantice que la UNRWA recibe una financiación adecuada que le permita satisfacer las crecientes necesidades de los palestinos en Gaza.
98. La Relatora Especial pide a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos que redoble sus esfuerzos para poner fin a las actuales atrocidades en Gaza, entre otras cosas promoviendo y aplicando con precisión el derecho internacional, en particular la Convención sobre el Genocidio, en el contexto del territorio palestino ocupado en su conjunto.
(Fotos: Amnistía Internacional)

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