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Viajar al Pepe: crónica de la despedida a José Mujica

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Jardinero, humanista, vendedor de flores, guerrillero, preso, torturado, legislador, presidente, y etcéteras al infinito. Un tipo (poco) común y (poco) corriente. Un símbolo de su país y un pedazo de historia contemporánea de América Latina, al que la gente de Uruguay fue a ver por última vez, para homenajearlo, llorar, reír, recordar sus historias y mandarle mensajes.

Por Francisco Pandolfi (enviado a Montevideo)

Viajar al Pepe: crónica de la despedida a José Mujica

Es una coreografía, aunque no lo parezca. 

Una danza, aunque no se baile. 

Una performance, aunque no haya teatro, ni música.

Es una coreo y una danza y una perfo perfecta lo que hace el pueblo uruguayo sin proponérselo. No piensa, no imagina que ese asistir al homenaje, al velorio, al llanto por la muerte y a la celebración por la vida, lo que termina produciendo, organizando, creando, es una puesta en escena maravillosa para despedir allí, en el Palacio Legislativo de Montevideo, a José Pepe Mujica, 89 años –32866 días– que no pasaron intrascendentes.

Un repaso a velocidad 2x de WhatsApp: un pibe que nació en la pobreza, un adolescente estudioso que vendía flores y hacía ciclismo, un militante social comprometido, un guerrillero (tupamaro), un perseguido, un preso, un torturado, un liberado, un diputado, un senador, un ministro y un presidente entre 2010 y 2015. Un compañero, un jardinero, un humanista. Un tipo (poco) común y (poco) corriente. Un símbolo de su país y un pedazo de historia contemporánea de toda América Latina, al que un ejército de fieles llegan para verlo por última vez.

Viajar al Pepe: crónica de la despedida a José Mujica

Los pies se mueven pasito a pasito, cansinos y arman un ballet durante horas y horas, en dos días consecutivos (miércoles y jueves) para acercarse al Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo donde yace su cuerpo a cajón cerrado. Es imponente cómo se mantienen los más de 300 metros de fila pese al paso del tiempo y de las personas. Cada vez pasa más gente a saludarlo, cada vez llega más pueblo a la cola. Y con el correr de la tarde del jueves esa columna alargada de cuerpos se estira al punto que quedan muchos sin poder entrar antes de las 16.30, la hora estipulada como cierre. 

Esta no es una crónica sobre la vida de José Mujica, ni respecto a sus postulados políticos, ni en relación a sus aciertos y sus contradicciones como primer mandatario. Esta es una crónica desde los ojos de quienes hoy lo lloran, lo respetan, lo aman, lo critican (pero igual agradecen haberlo tenido), lo valoran por todo lo que hizo.

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“No me roben la libertad”

Juan Cousillas tiene 56 años pero todavía no sé su nombre ni su edad cuando lo veo llorar desconsoladamente, sentado en el cordón de esa vereda virada a punto de apoyo de quienes salen de darle el ¿último? adiós. Está mirando una foto de Pepe y llora como si fuese alguien de 56 años al que se le fue una persona que le atravesó su vida por completo. Es obrero de la construcción y un “militante de toda la vida” que se había “descreído de la política hasta que él llegó y rompió todos los esquemas, tanto culturales como sociales. Hizo campaña en una bicicleta, subiendo a los colectivos. El MPP (Movimiento de Participación Popular que fundó Pepe en 1989) nació haciendo mateadas en plazas, con cero recursos económicos. No era el tipo de traje, sino uno más de nosotros que trajo la misma propuesta de Artigas: los más humildes serían los más privilegiados. Y así fue”.

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Juan Cousillas, obrero de la construcción y una idea genuina de lo que significa la libertad.

Cuenta una anécdota: “Yo viví diez años en España y en una de las veces que volví, en 2009, me lo encontré en un bar, porque a él te lo encontrabas en cualquier lado. Me acerqué a saludarlo y le conté un problema: pese a que existía un acuerdo entre Uruguay y España que regía desde 1920 para tener la doble nacionalidad, no se cumplía. Pepe sacó una libretita y anotó. No pasó mucho tiempo y ya lo había resuelto. Era eso: la política al servicio del pueblo”.

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Juan se vistió para la ocasión: una remera gris con la cara de Mujica y otra de sus frases célebres: “No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje. Vivo con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”. Le brilla la mirada al resaltar que cuando era presidente donó el 90% de su sueldo para construir casas para los más pobres y que cedió, junto a su compañera de vida Lucía Topolansky, un terreno pegado a su chacra para construir una escuela agraria estatal. Años después, hizo lo mismo con cinco hectáreas para construir viviendas destinadas a ex presos. “Además de ser ejemplo de vida generó un montón de transformaciones, aplicando la distribución social. Rompió con la máxima de que si crecen los salarios crece la inflación. Nosotros crecimos por encima de la inflación; él nos abarató la vida tajándole la torta a las grandes riquezas. Por eso para la derecha fue un callo”. 

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Mensaje al más allá

Rosalina está cerquita de los 70 y envuelta con la bandera del Frente Amplio. Dice que fue el mejor presidente, por ser el único que luchó por y para los pobres. “No trabajó para los ricos; sí para quienes más lo necesitábamos”. Dice que le dejó el mayor de los legados, que no tiene más que agradecerle porque es de “cortas palabras pero que dicen mucho” y pide una única cosa, “si es verdad el tema de la reencarnación”: “Le pido que desde donde ahora esté, reencarne en otra persona que sea como él, y que venga a ayudarnos a los pobres”.

Jorge y Pablo salen abrazados del Palacio Legislativo. En realidad, Pablo está sosteniendo a Jorge, visiblemente angustiado. Pablo tiene 30 y es el hijo. Jorge, 59, el padre. Como la zozobra le permite, dice: “Se nos fue un grande, un bueno, uno que hacía todo para mejorar la sociedad, que nos mostró el camino para dejar de ser avariento. El consumismo nos va a consumir y ya sucede, nos estamos matando entre nosotros”. Se limpia las gotas que le caen por la mejilla y asegura que marcó una escuela, no sólo entregando la mayoría de su sueldo sino exigiendo que los integrantes de su partido hicieran lo mismo. “Pepe Mujica es un prócer de la humanidad”.

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Jorge y Pablo, padre e hijo, emoción y una reflexión: «El consumismo nos va a consumir. Ya se ve. Nos estamos matando entre nosotros».

Verónica Leal, 49 años, asegura con los ojos rojos que Pepe hizo visibles a los invisibles. “Vine a despedir a mi compañero, a mi amigo”. No se hicieron cercanos de casualidad. “Mi hija Romina iba a morirse, el deceso era inevitable. Hacía cinco años que esperaba un órgano y no llegaba. Hasta que fui a hablar con él, e impulsó que en septiembre de 2014 se aprobara la ley de donantes tácitos, inédita en nuestro país. A diferencia de lo que pasaba antes, hoy toda persona adulta es donante, excepto que se oponga explícitamente. A partir de la ley, mi hija consiguió ser trasplantada con éxito. Pero un tiempo después falleció, fue determinante todo el tiempo perdido antes”. Desde que le avisaron de su muerte no tiene casi palabras, (dice, con las que le quedan) y agrega que Pepe le hizo valorar mucho más la vida. 

El ballet de la gente

José Mujica falleció este martes 13 de mayo, tras pelearle duro a un cáncer de esófago. Su cuerpo ahora está ahí, dentro de un cajón de madera sobre el que se extienden una bandera de Uruguay y la creada por José Artigas en la guerra independentista (por la cual el Frente Amplio tomó los colores rojo, azul y blanco). Encima, un puñado de ramos de flores.

El ballet conjunto frena únicamente en dos momentos: en un sitio donde se le escriben mensajes de despedida –en libros que pronto se quedan sin hojas–, y cuando se pasa frente a él. Ahí, cada uno despliega el sentir a piacere.

Le tiran besos, se llevan una mano al corazón, le levantan el pulgar. Se persignan con la señal de la cruz, lloran, le dejan flores. Se ríen, le dicen “vamos”, le dicen “gracias”. Le hacen reverencias de las más variables, se lo quedan mirando, le alzan el puño. Mueven la cabeza como quien dice que “no” (no puede ser que te hayas muerto), o mueven la cabeza como quien dice que “sí” (y se golpean el pecho de orgullo).

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Hay un montón de familias. Y un popurrí de todas las edades. Hay militantes del Movimiento Sin Tierra de Brasil que viajaron especialmente, hay argentinos que le dejan como tributo la bandera de Argentina, chilenos que le dejan como tributo la bandera de Chile, que se mezclan a incontables uruguayas, algunas de Palestina y un par de whipalas originarias. La pila de ofrendas crece y crece a medida que pasan las horas. Hay infinidad de flores (se venden afuera a cien pesos uruguayos, que equivalen a unos 2.800 argentinos), banderas (doscientos), pero también otros distintivos: una maceta que luce una flor rosa; o una pelota azul que le regaló un nene.

Hay varios bebés en brazos y madres y padres llevando a bebés. Hay menos bebés que mates. Hay personas en silla de ruedas, con andador, con bastón. Hay gente que lo saluda, pasa de largo, pero se dan vuelta y rompen en llanto. Están quienes le hacen el gesto de abrazarlo varios metros antes de llegar frente al ataúd, como si así alargaran un cachito más la despedida. Y hay quienes rompen el silencio sepulcral y aplauden aún con el temor del apercibimiento y es ahí cuando el ballet ya no solo coordina los pies. Las manos todas se sumergen en un aplauso cerrado, respetuoso, tanto que dan ganas de llorar ahora mismo que se escriben (y se leen) estas letras.

Machismo y derechos humanos

A Irene, 70, y a Susana Prunell, 67, les conmueven “las gurisitas conmovidas por un viejo de noventa, en una ciudad de viejos como es Montevideo”. Casi que no lo conocieron, “pero ahí están despidiéndolo como si hubiesen vivido su época y todo lo que hizo por Uruguay”.

¿Qué hizo? Susana: “Con él, mi jubilación se fue para arriba”. Irene: “Las leyes del aborto y del matrimonio igualitario aprobadas en su gestión fueron maravillosas”. Destaca esto, incluso, cuando en un volumen más bajito opina que “era un poco machista”. No es la única crítica, entre varias flores: “También era muy miliquero. Estuvo muy cercano a los militares, buscando conciliar con ellos”. No haber promovido con la fuerza esperada la investigación de los delitos de lesa humanidad y la búsqueda de desaparecidos es el punto que más le reclaman los organismos de derechos humanos y otros sectores de la sociedad uruguaya. Hay una nota en el medio uruguayo Brecha de imprescindible lectura donde se hace un minucioso repaso de su gestión en la presidencia “con sus luces y sombras”. Pepe fue preso en la dictadura militar uruguaya por casi 15 años, y 13 años consecutivos entre 1972 y 1985.

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Irene y Susana hablaron sobre las luces, sin desconocer las sombras de una figura a la que en cualquier caso consideran una brújula. «Les cambió la pisada a los gurises».

Para Irene hubo más luces que sombras. “La sencillez y la coherencia. Era un humanista, súper formado, sabía de todo, desde plantas a pensadores del siglo XVIII”. Para Susana también: “Era auténtico. Lo llamaban terrorista pero no lo era. Sí fue guerrillero, como Artigas. Uruguay tuvo en su historia tres hombres grandes llamados José, a quienes les doy el mote de superhéroes porque vinieron a salvar lo que otros habían destruido. Artigas logró la independencia, Batlle y Ordóñez revolucionó todo y Pepe les cambió la pisada a los gurises, o sea, les cambió la vida. Iban por un camino y los hizo pensar para que no se desviaran. Se nos acaba de ir la brújula de esa gente joven, que lo tenía como un referente. Perdimos el norte sin él”.

El elogio opositor

Esa gurisada está acá, por todos lados, aunque digan que es una ciudad de viejos. Y está acá, en algunos casos, sin ser del mismo partido de Mujica. Como Valentina, que tiene 25 y es “de otro sector del Frente Amplio. Pero eso no importa. Vi hasta militantes del Partido Colorado”, de tendencia liberal. Sintetiza el por qué: “Porque Pepe es pa’ todos”.

O como Maite González, también de 25, que lleva una bandera uruguaya que le cuida la espalda. Es del Partido Nacional (centroderecha, del mismo que el ex presidente Luis Lacalle Pou), pero eso no le quita la emoción de los ojos. “Pese a las diferencias con nuestro partido, Pepe fue una gran persona. Y muy humilde”. 

Quien sí es del MPP fundado por Pepe es Rodrigo, de 16 años. Creció en un ámbito familiar de militancia, empezó a estudiar y vio “la necesidad de mejorar el sistema educativo”. Dice que “milita desde que nació”, pero que a los 12 sintió una conciencia mayor. Desde hace dos meses forma parte de Gurises MPP, la juventud del partido que incluye a jóvenes de 14 a 29 años. Esboza una despedida: “Fue un fiel creyente de la Patria Grande y de los avances políticos ideológicos, todo eso mostrando un don: la humildad y la prioridad puesta en los más necesitados”.

Florencia (21) y Agustina (22) son amigas. Flor dice que vino a acompañar a Agus, la más afectada: “Influyó mucho en lo que pienso ahora. Es la historia de Uruguay, fue, es y será un referente grande para mí. Empecé a ver más allá por mi papá, y al ir creciendo y escuchar a Pepe, me di cuenta de lo que pasa, de lo que quiero hacer. Gracias a él siento que estoy entendiendo”.

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Florencia, Agustina y una idea: «Los derrotados son quienes no luchan».

Si tuvieran que elegir una característica de Mujica para dársela al resto de la humanidad, ¿cuál optarían?

Florencia: “Su sencillez, el desprendimiento del materialismo como forma de vida”.

Agustina: “Luchar siempre, porque los derrotados son quienes no luchan. Yo lo voy a seguir haciendo”.

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No me voy, estoy llegando

Las despedidas no sólo se perciben en los rostros.

Están en el aire, en cada uno de los pasacalles escritos con manos y no con máquinas, que adornan la ciudad con frases suya elegida para afirmar el presente y reafirmar el futuro: “La vida se nos va, pero las causas quedan”; “No me voy, estoy llegando”.

Están en cada banderín naranja (del MPP) o rojo, azul y blanco (del Frente Amplio, confluencia de varios partidos que lo catapultó a la presidencia) colgados de balcones, ventanas y puertas de innumerables casas. 

Están en las paredes. Desde grafittis más sofisticados con su cara sonriendo, acompañado por un “Hasta siempre viejo querido”, hasta inscripciones más sencillas y austeras (como lo era él, dirán) como un “Mujica”, a secas (porque no hace falta más) escrito con crayón negro sobre una pared celeste gastado. 

Están en el montonazo de banderas de Uruguay (el nacionalismo está a simple vista, igual que las personas en situación de calle, que multiplican a las banderas) que circundan el microcentro montevideano, todas a media asta como protocolo del duelo oficial que durará hasta este viernes incluido.

Están en los cuadros, como el que llevan tres generaciones en una imagen en la que Mujica ríe junto al también ex presidente Tabaré Vásquez.

María de los Ángeles (77): “Perdemos a un caudillo impresionante. A quienes estábamos allá abajo, nos miró y sobre todo nos elevó. E hizo de todo, pero de todo por sacar a los jóvenes del mal camino. Lo vamos a extrañar mucho”. 

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Mari Recalde (59): ¿Saben lo que vale haber tenido un presidente que siempre dijo la verdad y que desistió de vivir con honores y ostentación, y nunca abandonar su humilde chacra? No tiene precio.

Shiomara (17): “Siento tristeza, porque era guía para una juventud que hoy está perdiendo los valores”, dice con palabras entrecortadas con sollozos. Siente alegría, también por lo que regó: “Bondad, conciencia, empatía”.

Están en los gestos, como el de Nicolás (50 años), que está petrificado, con termo y mate en mano, mirando a la multitud ingresar al Congreso. Él ya lo hizo, minutos atrás. Cuando lo despedía, pensó en “todas sus políticas sociales, en el habernos puesto a todos por igual. Eso logró Pepe, que todos tengamos los mismos derechos, pero de verdad”. Nicolás laburó toda la noche en el ferrocarril “que ahora volvió a estar olvidado”, y se vino sin dormir: “Empieza una nueva era. No habrá otro igual”.

Sobre la vida y el puchero

Y están en las remeras, como la que lleva el Vasco (Oscar). No es cualquier pilcha: está él, cortándole el pelo a Mujica, en la chacra, con Manuela jugando en los pies de su amo(r).

El Vasco era (es, será) su peluquero. Lo va a despedir una vez, camina, llora, y se mete en la cola de nuevo para volver a despedirlo. “Me siento triste. Una vez me dijo, ‘Vasquito, metete donde la gente te necesita, porque la vida es hoy’”. El Vasco, hoy enseña a cortar el pelo en las cárceles de Uruguay. 

Dice que aprende más de un velorio que de un asado porque un velatorio lo ayuda a reflexionar que la vida es limitada. ¿Y este en particular? “Me enseña porque fijate las emociones que mueve. Pero ojo, en tres días esto se apaga, y lo que debe generar es un efecto de compromiso con las causas necesarias. Eso transmitía Pepe, que fue un padre para mí”.

El Vasco le empezó a cortar el pelo un par de días antes de que asumiera como presidente el 1 de marzo de 2010. “Estábamos en su chacra y le pregunté qué pensaba hacer”. La respuesta la lleva guardada como si fuese ahora. 

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–Yo qué sé. La barra (el partido, la gente) te empuja y te dice “dale vos, te toca”, pero no sé lo que voy a hacer. Sólo una cosa estoy seguro: voy a pelear por el puchero de la gente.

Termina el velorio. Se cierran las puertas para el público y su amigo Mauricio Rosencof, con quien fueron parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, cierra la ceremonia privada. Cuenta que hace unos días nomás recordaban con Pepe que en los calabozos habían dejado una biblioteca enorme: “No en formato de libro, claro. Se dice que estuvimos 13 años incomunicados y sin vernos… sin vernos es verdad, pero incomunicados no. Porque pudimos reinventar la forma de comunicarnos entre nosotros. De alguna manera reinventamos el morse”. Lo que sigue es un aplauso que da escalofríos. Pareciera que no va a parar nunca. Y quizá sea así. Alguien grita “vuela alto, querido viejo, que nosotros te seguimos”. Y se abren las puertas del palacio para ahora sí, la despedida final de su pueblo.

Los músicos Mario Carrero y Numa Moraes interpretan en las escalinatas del Palacio Legislativo “A don José”, en referencia a Artigas y que en Uruguay se considera un himno. Ahora, se lo cantan a José Mujica. La última estrofa genera una emoción general:

Si la patria me llama aquí estoy yo.

Con libertad, ni ofendo ni temo.
¡Qué don José!
Oriental en la vida y en la muerte también.

La frase en el cartón

Son unos minutos que se extinguen tan rápido y que a la vez son eternos. Pepe está ahí, sobre una base de la larga escalinata, vitoreado y aplaudido por una multitud que le da el gran abrazo colectivo final. “Buen viaje, viejo”, se grita. Cuando el coche fúnebre arranca, se canta “olé, olé, olé, olé, Pepe, Pepe”, y lo que sigue es un llanto común. Como si ese ballet coordinado de pies o manos ahora fueran de lágrimas. “Se nos fue el mejor de todos los presidentes”, dice una mujer a la que le brotan de repente y ya no puede hablar más. Son horas inolvidables. Emocionantes. Una muestra de cariño irrepetible, de purísimo amor y gratitud. Este viernes, el cuerpo de José Mujica habrá sido cremado y sus cenizas esparcidas en su chacra de Rincón del Cerro (en las afueras de la capital), bajo un árbol, junto a su perra Manuela fallecida en 2018.

¿Cuánta gente de Uruguay, de Argentina, de América Latina, del mundo, hoy tendría un chau así de enorme, un hasta siempre tan gigante, un gracias por todo tan humano, silencioso, respetuoso, íntimo, hermosamente triste?

La respuesta es directamente proporcional a la figura que fue José Pepe Mujica para un pueblo que lo lloró, ¡un montón!, pero que sobre todo lo veneró. 

Alcanzaría con ver ese pedazo de cartulina blanca escrito a mano, a puño y corazón, con un error de ortografía que a nadie nunca jamás le va a importar por más que se espante cualquier letrado.

Ese pedazo de cartón que está debajo del cajón, en el que algún representado por Mujica le habla (le cuenta) directo a él, sin intermediarios. Porque así fue siempre el diálogo, la escucha, la historia. Y así seguirá.

–Grasias Pepe, hoy tengo un hogar digno.

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Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

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El acto programado por la CGT fue tan veloz que mucha gente ni había llegado a la Plaza cuando ya todo se estaba desarmando. Uno de los oradores que actualmente encabeza la central, Octavio Arguello, dijo: “Si no nos escuchan vamos a terminar en un paro nacional”. Un rato después, mientras la gente seguía arribando al acto que ya no existía, Patricia Bullrich confirmó que se posterga la discusión por la reforma laboral a febrero. Síntoma de que los números no le funcionaban al oficialismo para acelerar con una reforma navideña.

El acto fue absolutamente pacífico (muchos cuestionaban que demasiado) pero la Comisión Provincial por la Memoria informó que hubo más de 50 personas atacadas con gas pimienta por la Policía de la Ciudad. Otros agredidos fueron familiares de desaparecidos, pero por parte de “custodios” de la CGT con camisetas de la UOCRA y de su titular Gerardo Martínez. La idea de hacer la ronda chocó con estos custodios, que se envalentonaron con personas indefensas con el mismo entusiasmo que suele hacerlo la policía. Aparte de esos episodios, ¿qué nos dijo la gente que se movilizó? Palabras para entender esta época, entre el aplastamiento de la economía, los sueños del “trading” y la venta ambulante.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

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Una hora antes de que la jefa del bloque de La Libertad Avanza (LLA) en el Senado, Patricia Bullrich, confirmara que la discusión por la reforma laboral se patearía a febrero, el joven Gonzalo marchaba con sus compañeros de la secretaría de Educación de La Plata en dirección a Plaza de Mayo. Y después de evaluar que la reforma “le quita al de abajo para darle a los de arriba”, que la quita de horas extras “es una brutalidad porque uno hace horas por necesidad económica y no por descanso”, y que el hecho de que no haya vacaciones “es inhumano”, responde cuáles son sus deseos como trabajador:

“Vivir de trading”, responde. Eso significa vivir de comprar y vender acciones, divisas, criptomonedas, lo que sea, en los mercados, para tener ganancias gracias a fluctuaciones de precios en lapsos cortos.   

Entiende Gonzalo el contexto en el que lo dice, las miles de personas que marchan como él, pero también piensa en que un alquiler no baja de 500 mil pesos por mes. “Mis preocupación es de los 20 a los 30 juntar la plata que pueda en una caja de ahorro, invertir y trabajar lo menos posible. Lleva pocas horas y tiene un buen margen de ganancia. En un buen momento podés pagar mil pesos una moneda que, en unos años, puede valer diez mil, pero por ahí perdés: es todo un riesgo”.

–¿Y el que hace Rappi, UBER o no tiene una relación de dependencia?

Y… La tiene difícil. Cien por cien. Si no buscan invertir a futuro, va mal. 

Gonzalo se mete de nuevo a la marcha que, en este momento, canta:

“Luche, luche, luche y que se escuche”. 

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

¿Qué dice la reforma laboral?

El proyecto de ley de modernización laboral enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso el 2 de diciembre, busca reemplazar a la ley de Contrato de Trabajo y a sus modificaciones durante las últimas cuatro décadas. 

Algunos de los puntos centrales: 

  • La ley deja afuera al personal de casas particulares, trabajadores agrarios, independientes y prestadores de plataformas tecnológicas (artículo 2).
  • Vacaciones: la fecha de inicio, que hasta ahora debía ser notificada con una antelación no menor a 45 días, pasa a 30. El empleador podrá fraccionarlas mientras no sean tramos inferiores a siete días. El periodo de vacaciones –entre el 1º de octubre y el 30 de abril– el empleador “deberá organizarlas al menos una vez cada tres años durante la temporada de verano”.
  • Jornadas laborales de hasta 12 horas: aunque no se explicite en la redacción y busque solaparse, los artículos 42 y 43 estipulan que “el empleador y el trabajador podrán acordar voluntariamente la compensación de horas extraordinarias de trabajo, disponiendo un régimen de horas extras, banco de horas, francos compensatorios (…) siempre y cuando se respeten los descansos mínimos entre jornada y jornada de doce horas”.
  • Periodo de prueba: en la norma vigente a quien está a prueba se le informa con 15 días de antelación la extinción del contrato. En la que quieren aprobar “no se requerirá la obligación de preaviso” (capítulo 48).
  • Periodo de prueba 2: mientras en la ley actual el periodo de prueba pone el límite en los 30 días, en la que se quiere imponer “se extenderá durante los primeros 6 meses” (capítulo 104).
  • Indemnización: el artículo 51 dice que se deberá abonar al trabajador una indemnización equivalente a un mes de sueldo por cada año de servicio o fracción mayor de tres meses, tomando como base la mejor remuneración mensual durante el último año o el tiempo de prestación de servicios si fuera menor. Para esta remuneración no se tendrán en cuenta “los conceptos de pago no mensuales como el Sueldo Anual Complementario, vacaciones, premios que no sean de pago mensual, etcétera”. En la norma vigente, solo se excluye al SAC. Y sí, dice así, literal: “etcétera”. 
  • Contribución: La iniciativa gubernamental crea el FAL, Fondos de Asistencia Laboral, que se conforma con una contribución mensual obligatoria del 3 % de las remuneraciones que se toman de las contribuciones patronales con destino al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) de cada trabajador. Este 3% hasta ahora va dirigido al ANSES para el pago de las jubilaciones.
  • Plataformas tecnológicas: 1) en el capítulo 114 dice que el objeto es establecer reglas adecuadas para el desarrollo de la economía de plataformas tecnológicas. 2) En el 118 pondera un “principio de libertad de formas: las partes podrán acordar libremente los términos del contrato”. 3) El 121 refiere al seguro de accidentes personales: “Los gastos serán objeto de libre acuerdo entre las partes involucradas, sin establecer una responsabilidad exclusiva para ninguna de ellas”.

Sin embargo, el Gobierno olió un panorama desfavorable en el Senado, al menos en esta instancia, y si bien consiguió el dictamen, decidió postergar la discusión a febrero.

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Dónde está la pelota

Cecilia, 25 años, no puede parar porque es vendedora ambulante. “Salgo a luchar todos los días porque Jorge Macri nos echó de la vía pública, no nos deja vender los pocos que productos que tenemos, no nos alcanza para comer y a muchos le decomisan la mercadería sin que la puedan retirar de los galpones”, dice esta trabajadora de Luis Guillón, sur conurbano. “Hay gente que se muere de hambre y no lo entienden. Los que tienen un sueldo en blanco no llegan a fin de mes, y encima le quieren pagar la indemnización en cuotas: me gustaría saber si el presidente y los senadores quisieran cobrar en cuotas”. 

La diputada Natalia Zaracho (Frente Patria Grande) también era de las que no podían parar: “Soy hija del 2001, me tuve que inventar mi propio trabajo para comer y darle algo a mi familia, me organicé y me puse a pelear por la dignidad de los cartoneros”, cuenta desde Avenida de Mayo.

¿Qué pasó para que esta marcha esté corriendo una discusión clave desde atrás? “Lamentablemente se está dando una discusión que teníamos que haber dado antes. Ahora estamos con los términos y la pelota del lado de ellos, pero no podemos dejar de decir que no beneficia a los trabajadores. Tampoco va a generar puestos de trabajo. Necesitamos que el salario mínimo garantice que la gente pueda vivir. La economía popular se inventó su trabajo y necesitamos derechos para ese mundo, el más perjudicado. Todos los días se cierran pymes, dejando a trabajadores fuera del sistema, en el descarte. Vengo de ahí. Acá no va a venir ningún salvador a salvar al pueblo, es la comunidad organizada lo que va a frenar este modelo”.

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Voces laborales

Omar está parado arriba de un banco sobre Avenida de Mayo. Sus manos en V, sus bigotes y sobre todo el cartel que cuelga del cuello “Paro general ya, pongan la fecha, traidores”, lo hace resaltar ante una marea de gente que copa las seis cuadras que separan la 9 de Julio y la Casa Rosada. Sin bajarse del banco, dice: “La CGT no tuvo otra que hacer esta movilización porque se le venía la noche por la presión popular; una reforma laboral no puede nacer así, comprando a gobernadores, es peor que la ley Banelco (escándalo de sobrinos en la reforma laboral del año 2000)”.

Diego sostiene una cartulina rosa: “No es libertad, es esclavitud”. Tiene 44 años, es de González Catán y labura en la construcción. Plantea: “Es esclavizante este momento. Aumentó todo 15 veces en estos últimos años, menos nuestro salario”. Cuenta que trabaja de manera informal y que ya no sabe cómo hacer. “No llego, no llegamos”, se despide, yéndose rápido ni bien culmina un acto precoz de la CGT. 

44 años también tiene Oscar y es empleado del Correo Argentino desde hace 22, la mitad de su vida. Una vida con obstáculos. “Nunca estuvimos tan mal. Los sueldos son bajísimos. Si hoy hubiese retiro voluntarios, nos vamos todos, estamos desesperados. Y encima ahora esta reforma, que en vez de dar derechos nos lo quita. Les vamos a salir re baratos a la empresa si la aprueban”. Oscar mira a sus compañeros de trabajo y reflexiona: “A los que votaron esto, que son muchos, no los entiendo. Conocieron la historia del Correo, de cómo estaba la empresa privatizada y sin embargo siguen acompañando a este gobierno”. 

Aníbal escucha la charla con Oscar y se acerca. Se pone a llorar porque tiene 68 años y, después de trabajar “toda la vida de ferroviario y de empleado del correo”, cobra “la mínima”. Dice que este presente también es consecuencia del pasado. “Los gobiernos más populares no hicieron reformas laborales a favor del pueblo y acá estamos, sufriendo esta entrega”. Alejandra, de Morón, sintetiza: “Es una reforma laboral que tiene una particularidad clara: quitan muchos derechos y no hay ningún beneficio; en vez de achicar las jornadas, van en sentido contrario”.

Florencia, 52 años, de Temperley, es científica del Conicet y docente de la UBA. “Es necesaria una reforma laboral”, piensa. Lo resume en su cartulina blanca: “Modernización es jornada laboral de 6 horas”. Y agrega: “Pero no sólo a favor de los empresarios como es esta, que debería tener una licencia de paternidad de 3 meses, que incluya derechos para el teletrabajo y los nuevos empleos por los avances tecnológicos”.

Romina, 33 años, vive en la Villa 20 de Lugano. Es auxiliar de portería y vino con SUTECBA (Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires). “Estoy en contra de toda esta reforma, en vez de que sea a favor de la gente, con paritarias sin techo y acordes a la inflación y a las necesidades, buscan aumentarnos las horas de trabajo y fraccionarnos las vacaciones”. ¿En qué está pensando hoy un laburante? “En llegar al 15 del mes”.

Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Madres, curas & UOCRA

En Plaza de Mayo, el escenario de la CGT está emplazado exactamente en la Pirámide de Mayo, sitio en el que las Madres de Plaza de Mayo hacen su ronda todos los jueves, a las 15.30, hace 48 años. “Saludamos a las Madres que están presentes”, dice Jorge Sola, uno de los tres secretarios generales de la CGT. “Les ocupamos su jueves por un reclamo justo”, agrega, aunque ese gesto no se traducirá en los hechos. Tampoco tuvieron la sensibilidad de enlazar luchas: en 2001, por ejemplo, el 19 de diciembre cayó jueves de ronda, y mucha gente salió a la calle cuando vio por tele cómo le pegaban a las Madres. 

El acto, sin embargo, se esfuma rápido. Sorprende lo escueto y que arriba del escenario no se trazara un plan a futuro. “Terminaremos en un paro general”, esbozaron, en caso de que la reforma prospere. “¿Ya terminó?”, se preguntan algunos manifestantes que recién ingresan a la Plaza. La mayoría desconcentra rápido. Algunos se quedan cantando contra la CGT: “Poné la fecha”, exigen sobre el paro, pero a destiempo porque en el escenario ya no hay nadie.

Muy pocos se quedaron a la ronda de las Madres, que tuvo una escena violenta y desagradable. El grupo que acompaña todos los jueves a las Madres Línea Fundadora –entre los que hay familiares de desaparecidos y sobrevivientes de centros clandestinos– quiso ingresar al sector de la pirámide para hacer la ceremonia habitual. Sin embargo, un grupo de seguridad de la CGT, con pecheras de la UOCRA, no quiso dejarlos pasar. Comenzó una discusión que derivó en que uno de los gremialistas le pegó a uno de los militantes que acompaña cada jueves. El golpe lo dejó con un corte en el ojo y con sangrado en la nariz.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Carlos, el célebre jubilado hincha de Chacarita, no podía creer la escena: “Yo peleo por vos, maleducado”, les dijo. También intentó mediar el padre Paco Olveira, pero el matón casi lo golpea también a él: “No me toqués”, le gritó al párroco.

La actitud era de amenazar democráticamente, tanto a un jubilado, a un cura o a familiares de desaparecidos, lo cual refleja en parte el estado de las cosas.

El grupo de Línea Fundadora dio la vuelta al escenario e ingresó, de todas formas, por otro sector hasta la Pirámide. Hizo la ronda en un círculo cercado por los fierros de un escenario gigante, una mesa con decenas de sanguchitos que sobraron, y hasta sillones para los sindicalistas. Héctor Daer, ex triunviro de la CGT miraba la ronda y aplaudía. “Recién nos golpearon”, le gritaron. Daer se terminó yendo. La empresa productora del evento, al menos, tuvo la gentileza de darles botellas de agua.

Mientras tanto, entre los ruidos de un escenario que empezaba a ser desarmado por otros trabajadores, en la Plaza resonaba el eco de cada jueves, al escuchar el nombre de cada persona desaparecida: “Presente”.

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La justicia identificó y procesó al policía agresor de la jubilada Beatriz Blanco

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La jueza María Servini de Cubría, titular del juzgado Criminal y Correccional Federal 1, identificó y procesó al integrante de la Policía Federal que golpeó a la jubilada Beatriz Blanco el 12 de marzo de este año.

Se trata del inspector Nicolás Emanuel Céspedez y fue imputado por lesiones agravadas.

La jueza le impuso un embargo de 40 millones de pesos y, sin bien lo eximió de prisión preventiva, le ordenó que informe sus movimientos y lo citó el lunes próximo para notificarlo. Servini consideró que el uso desmedido de la fuerza ejercida contra una anciana de 82 años fue evidente: «No hace falta ver su documento de identidad para notar su fragilidad».

La justicia identificó y procesó al policía agresor de la jubilada Beatriz Blanco

Beatriz Blanco tras ser golpeada por el inspector Nicolás Céspedez.

Céspedez golpeó a la jubilada haciéndola caer de nuca, y además ni él ni ninguno de los otros policías intentaron ayudarla, por lo que tuvo que ser inmediatamente evacuada y hospitalizada.

La jueza Servini describe Beatriz fue rociada con gas pimienta y luego empujada “sufriendo un traumatismo cefálico en la región de la nuca (occipito -parietal derecha/izquierda) que derivó en el diagnóstico de Traumatismo encefalocraneano sin pérdida de la conciencia con herida cortante en región occipital”

Plantea el procesamiento: “…el imputado hizo uso desmedido, desproporcionado y exagerado de la fuerza contra una mujer mayor de 82 años de edad, indefensa que no presentaba peligro para la autoridad, lesionándola y apartándose así de la normativa vigente que rige en la materia”.

Agrega: “… se encuentra probado que existió por parte de Nicolás Emanuel Céspedez, dolo directo, o sea éste tuvo la voluntad de atacar físicamente a la Sra. Beatriz Blanco, y habiendo tenido tiempo para reaccionar con otra conducta no lo hizo”. El delito se agrava cuando el hecho se comete «Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales, o del servicio Penitenciario».

Otro párrafo crucial: «Sobre la especial calidad del sujeto activo que prevé la fórmula legal, corresponde indicar que: ‘El fundamento es que no solo se atenta contra la vida humana, sino que además el autor omite cumplir con el deber de otorgar seguridad y protección a los ciudadanos, defraudando así las expectativas depositadas en el correcto desempeño de su cargo o función»

Concluye la jueza: “Todo ello me permite concluir que las lesiones sufridas por Beatriz Blanco, derivadas de la conducta del imputado que se juzga en este acápite, efectivamente implicó una acción totalmente arbitraria por parte de Céspedez y en un claro abuso de su función, en carácter de miembro de una fuerza de seguridad”.

El próximo lunes 22 Céspedez deberá presentarse en el juzgado para ser notificado de su procesamiento.

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Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

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Otra marcha de jubilados, reprimida con camiones hidrantes y atacada por un presidente que aseguró: “Estamos bañando gente”. Lo que sigue planteando la gente que no se resigna a las cloacas del presente.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

Un día antes de la marcha convocada por la CGT y las CTA a Plaza de Mayo contra la reforma laboral, la nueva ministra de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva, tuvo su bautismo en los miércoles de jubilados y jubiladas al rociar a jubilados, jubiladas y reporteros gráficos con violentos chorros de camión hidrante. La escena asombró al fotorreportero Rodrigo Abd, premio Pulitzer y World Press Photo, que desde agosto no cubría la manifestación de jubilados porque un hidrante, precisamente, le perforó el tímpano al golpearlo con el chorro.  

“Por suerte no me tuvieron que operar”, suspira el profesional de Associated Press (AP). “El tímpano se recuperó bien, pero el oído quedó débil”. Hoy pasó a saludar y lo que vio fue más violencia: “Me entristece que el sistema no haya encontrado soluciones integrales a los jubilados, a los profesionales del Garrahan. Pasan los meses y seguimos igual”.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Dentro del Congreso, el día había arrancado movido con la flamante senadora por La Libertad Avanza (LLA), Patricia Bullrich, cruzándose con el senador de Fuerza Patria, José Mayans, por la presidencia de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, que quedó en manos de la exministra de Seguridad, quien quiere conseguir dictamen para empezar cuanto antes el debate por reforma laboral en la Cámara alta. Mientras tanto, en Diputados, la nueva composición de LLA, sumados a los aliados, les permitió conseguir quórum para discutir el Presupuesto 2026. Uno de los puntos más calientes es el artículo 75, que busca derogar las leyes referidas a la emergencia en discapacidad y a los presupuestos universitarios. También elimina los fondos destinados para el Hospital Garrahan. (El final de la historia, durante la madrugada, determinó que el gobierno no pudo lograr apoyo para esos brotes de motosierra, que ya habían sido descartados por el parlamento y además por el Poder Judicial. Por lo tanto dejaba trascender que vetaría el nuevo presupuesto).

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Afuera, la imagen parece idéntica al resto de los miércoles: un Congreso separado de la gente por una larga hilera de vallas que atraviesa todo el ancho de la Plaza. Sin embargo, esta vez un detalle cambia: hay un resquicio que la Policía Federal y Gendarmería ¿adrede? deja abierto entre dos vallas, y la gente empieza a pasar, de a una; tardan ¿adrede? más de veinte minutos hasta que las Fuerzas unen las estructuras con alambre.

La gente insulta. Mueve las vallas.

Uno de los policías federales habla en handy y pide refuerzos. Los refuerzos son:

  • un camión hidrante de bomberos de la Policía Federal,
  • dos camiones hidrantes de la Policía Federal,
  • un camión hidrante de Gendarmería Nacional,
  • la policía motorizada con más de una decena de motos,
  • una centena de gendarmes y federales detrás de una valla.
Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Pedro en la silla

Resultados: la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) informó que hubo al menos tres heridos por gas pimienta.

Entre los chorros hidrantes y el gas pimienta, Pedro cruza la calle inundada en su silla de ruedas. Tiene 70 años, es vecino del barrio porteño de Caballito, y tiene una discapacidad por las secuelas de la polio que lo afectó en 1956. “Sobreviví a la polio, sobreviví al Covid y vengo a poner el cuerpo todos los miércoles acá”, dice, alejándose de la lluvia de Gendarmería y la Policía Federal.

Su interpretación: “Esta ministra (por Monteoliva) tiene que demostrar que no es menos que Bullrich. Bueno, hoy fue el estreno. De alguna manera tienen que frenar la protesta. Lo hacen con agua, pero también con las mentiras de la prensa. Pero seguimos adelante porque acá se nos va la vida. Vivo de mi jubilación, patrocino gratis a personas con discapacidad, y hay que seguir esta lucha”.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Dato: Más tarde Milei contó en uno de los streamings bancados por el gobierno, lo que pasó durante la represión: «Todos los genios de la defensa de los trabajadores ninguno laburó en su vida, como los de ahora. No saben lo que es trabajar, bañarse tampoco, por eso cuando aparece la caprichosa… Hoy hablé con la ministro (de Seguridad, Alejandra Monteoliva) y me dijo ‘ya hicimos una descarga’, y dije: ah bueno, estamos bañando gente». Esto provocó las carcajadas de sus fans.

Traducción: la represión a manifestantes jubilados, periodistas, fotógrafos y personas con discapacidad es tomada como un baño de gente. La frase posiblemente refleja mucho más sobre la pulcritud de quien la emite que sobre las personas a las que agrede.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Pensando en (el) mañana

Tras el momento represivo, las y los jubilados marchan alrededor de la plaza de los Dos Congresos. A diferencia de otros miércoles, cuando hubo varias rondas, esta vez se moviliza de forma unificada. “Igual tenemos que ser muchos más”, cuenta a lavaca Ana María Tapia, de la agrupación Jubilados Insurgentes. Mira al palacio legislativo y dice que no puede creer que ya se esté discutiendo esta reforma laboral: “En vez de bajar las horas y hacer turnos de 6, formando más turnos y generando más trabajo, se sube a 12 horas. Más esclavos, imposible. Retrocedemos 60 años como mínimo. Es terrible, pero vamos a seguir luchándola, no lo vamos a permitir”.

Mario y Rubén integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados y acaban de terminar de marchar. Dice Mario, al lado de su nieta que lo acompaña la mayoría de los miércoles: “Una reforma laboral que nos hace volver a los viejos tiempos de la esclavitud. Si llegamos hasta acá es porque hasta hoy, las direcciones sindicales se borraron de la escena. Recién aparecen mañana convocando una movilización, cuando acá se necesita parar el país, no hay otra”.

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Dice Rubén: “Es una estrategia que tiene este gobierno de llevarnos al siglo XIX, lo que representa una apabullante derrota de la clase trabajadora. Yo te puedo hablar una hora seguida, pero todas las penurias que estamos viviendo se resumen en sólo tres letras: “FMI”.

Se va otro miércoles, distinto, particular, con vistas al día de mañana, literal. Ana Valverde, de la Unión de Trabajadores Jubilados (UTJ), reparte volantes invitando a marchar este jueves a la marcha a Plaza de Mayo, concentrándose en 9 de Julio a las 14 horas. Dice que la CGT, en verdad, tendría que haber convocado un paro. “Un plan de lucha. vos pensá que allá adentro están entregando nuestras jubilaciones, el financiamiento del Garrahan, y la emergencia de discapacidad, pero ninguno de los trabajadores puede venir porque les descuentan el día, con riesgo a que los echen. Sin plan de lucha, es difícil”. 

La foto

Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

La foto que publicamos aquí fue tomada por el fotógrafo de lavaca Juan Valeiro. Sobre esa imagen realizó un posteo en instagram Cora Gamarnik, licenciada en Comunicación Social, doctora en Ciencias Sociales, ​ Docente e investigadora del fotoperiodismo, coordinadora del área de Estudios sobre Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA, e investigadora adjunta de Conicet.​ Plantea Cora:

«Reprimir una imagen

Reprimir a quien la sostiene

Reprimir a quien la produce

Reprimir una imagen que habla a su vez de una represión anterior

Represión al cuadrado

Foto de @juan.valeiro para @mu.lavaca

represión a la marcha de los y las jubiladas

17 de diciembre de 2025. Ciudad Autónoma de Buenos Aires».

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