CABA
Camino al Mundial: radiografía de la lista argentina
¿La lista de jugadores que Jorge Sampaoli armó para ir al Mundial ruso refiere solamente a lo que el equipo puede hacer en ese torneo? ¿O no? ¿O expresa más? ¿La lista no es, por ejemplo, una colección de claves para pensar -parcialmente, claro- la situación estructural del fútbol de la Argentina? ¿No demuestra esa lista algunos modos de construcción que de tan naturalizados ya ni se comentan y otros bastante menos visibles que describen qué fue y qué está siendo el fútbol como negocio y como cultura en este país o, incluso, en otros países? ¿Puede ser esa misma lista un modo de radiografiar qué permanece y que cambió en los mundiales y en ciertas zonas de poder en el fútbol? Algunos ejes que van en busca de otros ejes, en esta nueva nota de Ariel Scher camino al mundial para lavaca.org.
Por Ariel Scher
1. El fútbol de la Selección Argentina se juega fuera de la Argentina
Es una ratificación. Sólo tres de los 23 integrantes de la lista visten ahora la camiseta de equipos argentinos, con la peculiaridad de que uno de ellos, Franco Armani, está jugando en River su primera temporada en la máxima división inicial recién a los 31 años, y otro, Cristian Pavón, de Boca, puede ya haberse despedido de las canchas locales, según voceros de su club. ¿Cuánto más brillará Maximiliano Meza, de Independiente, el tercero de la breve enumeración, bajo el cielo de Avellaneda? Se trata de un concierto de música previsible para el público del fútbol que oye a dirigentes que, con balances en la mano, demuestran que los ingresos por transferencias de jugadores a las ligas más ricas funcionan como sustento central para las finanzas institucionales. Problemas de muchos, consuelo de vaya a saber quién: Islandia y Croacia, los dos primeros rivales de Argentina en Rusia, llevarán hacia ese destino sólo dos señores que compiten cada fin de semana en su patria.
Tres habían sido los jugadores del torneo argentino que compusieron la nómina en el Mundial de Brasil 2014 y otros tres lo hicieron en el de Alemania 2006, lo que representaba todavía más que en la cumbre de Japón y Corea del 2002 a la que apenas se desplazaron dos miembros del plantel de River (Ariel Ortega y Claudio Husain). Distanciados en algunos episodios de sus carreras, Daniel Passarella y Diego Maradona, los dos capitanes campeones del mundo con Argentina, convergieron en un número más alto, ya que, como entrenadores nacionales en 1998 y en 2010 respectivamente, subieron a seis a los convocados que actuaban en el país. La de Maradona es una oscilación más curiosa, dado que quebró una tendencia bien del siglo XXI, o sea un tiempo de expansión de la economía de mercado en el fútbol y de las asimetrías entre los escenarios locales y los europeos. En los mundiales de 1990 y de 1994 eran 10 los jugadores seleccionados que durante los fines de semana sudaban en los estadios argentinos. Paradoja o no, la última delegación a los mundiales en la que había más protagonistas de dentro que de fuera de las fronteras del país fue la que se desempeñó en México 1986 (15 a 7, en una edad en la que viajaban 22). También constituyó el último título.
«Los buenos jugadores son los únicos inmigrantes que Europa acoge sin tormentos burocráticos ni fobias racistas», escribió, uruguayo y universal, Eduardo Galeano. Como en otras circunstancias y en otros temas, le sobraba certeza.
2. Desde lejos
Lionel Messi expresa la consumación más maravillosa de este época y de unas cuantas épocas sobre lo que representa el fútbol en la Argentina, un país capaz de alumbrar jugadores hasta cuando casi todo lo demás se opaca. Sin embargo, ese crack de cracks también retrata perfiles nada menores de la estructura que distingue al fútbol del país donde nació: jamás jugó un partido en la Primera División nacional. De nuevo: un argentino que juega al fútbol como ninguno ahora y como casi ninguno nunca conoce el césped profesional de este costado del mundo sólo como emblema de la Selección. Podría constituir una rareza, pero no lo es.
Paulo Dybala, eventual sustituto y posible socio de ataque de Messi, jamás jugó en la categoría superior argentina. Saltó de Instituto, en la Primera B Nacional, a la competición europea. Ese tránsito lo ata con Federico Fazio, que perduró 48 partidos en Ferro, también en la Primera B Nacional, antes de surcar el Atlántico cuando arrancaba su segunda década de vida. El lesionado Sergio Romero, que atajó los últimos 14 partidos de Argentina en los mundiales y estaba en la designación primera de Sampaoli, ocupó el arco de Racing, su único equipo nacional, sólo en cuatro presentaciones. Wilfredo Caballero, otro de los arqueros, no ataja en el sur del planeta desde el 2006 y en Boca, su institución de origen, se paró bajo los tres palos apenas 15 veces.
Maravillosa para la vida hogareña, burda en las pantallas de televisión, la discusión sobre qué ausentes notorios saltan en la lista obligó a mencionar a Mauro Icardi, alguien al que casi nadie de los que predican sobre sus virtudes y sobre sus defectos vio correr desde cerca: rosarino como Messi, también igual que Messi jamás jugó un partido oficial de clubes en el país en que llegó al mundo.
3. Como nunca, Inglaterra
En conversaciones de tonos más bajos que altos, los dirigentes de algunos clubes argentinos señalan al de Inglaterra como el mercado más gravitante del universo del fútbol en esta era. La descomposición de la lista parece concederles cierta razón, ya que, por primera vez en la historia, la Premier League está entre los torneos que más nutren a la Selección. Hay cinco futbolistas (Sergio Agüero, Nicolás Otamendi, Wilfredo Caballero, Manuel Lanzini y Marcos Rojo) que intervienen allí y eran seis mientras estuvo Romero. Esa cantidad iguala a Italia (cinco: Gonzalo Higuaín, Paulo Dybala, Lucas Biglia, Fazio, Cristian Ansaldi) y supera a España (tres: Messi, Gabriel Mercado, Ever Banega), líderes reiterados en ese ránking cuatrianual.
En el 2014, la cima de ese ranking había sido para Italia (seis), por encima de cuatro en España (un país en el que los negocios del fútbol ya representan el dos por ciento del PBI) y de tres en Inglaterra. Mundo desigual, fútbol desigual. ¿Cuántos de los ingleses que se pondrán la camiseta de su selección en Rusia juegan fronteras afuera? Ninguno. Desde la historia o desde la poesía, amaga con obrar como un empecinamiento: los lazos de ida y vuelta entre la Argentina e Inglaterra, lazos que explican la era fundacional del fútbol en este rincón de la Tierra, siempre añaden un sorprendente y nuevo vaivén. Contraste que quizás fundamente mucho o quizás fundamente todo: la liga inglesa es la que más recauda en el mundo por la televisión, con un total de unos 4.550 millones de dólares anuales, un poco más que los 3.200 millones de pesos que las corporaciones que televisan los movimientos de la liga argentina desembolsan a los clubes. El antropólogo Eduardo Archetti, padre de las ciencias sociales aplicadas al deporte en América Latina, detalló cómo «La Nuestra», la modalidad argentina sobre cómo jugar al fútbol, germinó por oposición a las formas inglesas. No parece sencillo distinguir en la cultura global en la que nada es tan global como el fútbol qué cosa es «nuestra» y qué cosa es de «ellos».
4. Como nunca, China
A Javier Mascherano le apuntan en las cuentas presuntamente flojas que ya suma demasiados años (33 que serán 34 antes de que la pelota ruede en Moscú, o sea que es el mayor del plantel después de Caballero) y cierto rendimiento en declive. Pero, más que eso, gente que no lo vio jugar en el Hebei Fortune de China le señala que juega, precisamente, en China. Liga competitiva menor, potencia política y económica que no consigue trasladar esa potencia al fútbol, China, con suficientes argumentos, es captada por ahora como una superficie a la que los futbolistas van más tentados por lo económico que por lo deportivo. Sin embargo, el flujo de trabajadores de la pelota que rumbea hacia Oriente es tan creciente (durante el 2018, se multiplicaron los convenios futbolísticos bilaterales entre la Argentina y China al compás de las reuniones de las más altas autoridades de ambos países) que surge lógico que Mascherano se convierta en el primer argentino de la historia que, durante un mundial, se calza la ropa futbolística patria mientras juega en China.
Retumba extravagante si se evoca que José Nehín era estandarte de Sportivo Desamparados de San Juan y Francisco Rúa brillaba en Dock Sud cuando se esmeraron en el único duelo que disputó Argentina en el Mundial de Italia en 1934. «Que soy capaz de ser hincha chino si , jugando Argentina-China, veo jugar mejor a los chinos», asumió el gran Dante Panzeri. Ni él, que intuía lo suficiente como para ver con anticipación, debe haber imaginado que el fútbol chino y el de Argentina se enlazarían de semejante modo.
Los tiempos cambian.
Y el fútbol, parte nada silenciosa de esos tiempos, también.
5. El ascenso social
Cuando la Selección Argentina estrenó sus días de mundiales en 1930, se abastecía de futbolistas de Estudiantil Porteño, de Sportivo Barracas y de Argentino de Quilmes, equipos que hoy -aunque no entonces- portan ecos distantes del fútbol altisonante. A pesar del devenir de los almanaques, las entidades que no truenan a cada segundo en la industria global de la comunicación siguen cumpliendo un papel insoslayable para que la Argentina se pueble de jugadores que forjan expectativas. Como avisó el periodista Karim Amores, ocho de los 23 muchachos que ya acarician su pasaporte mundialista desparramaron sueños de crecimiento en el ascenso argentino. Además de Dybala y de Fazio, Armani (Ferro y Deportivo Merlo), Marcos Acuña (Ferro), Biglia (Argentinos Juniors), Pavón (Talleres de Córdoba), Nicolás Tagliafico (Banfield) y Meza (Gimnasia) ratificaron la idea de que el tránsito del anonimato (o el semianonimato) a la notoriedad deportiva (y no sólo deportiva) persiste como ruta posible en el imaginario y en la realidad de la pelota. Esa parábola que corrobora la percepción de que el fútbol de las categorías menos enfocadas alimenta a las luces del centro de la escena contradice políticas desplegadas desde el poder del fútbol argentino que castigan a los clubes de esas categorías en beneficio de los ya consolidados como poderosos entre los poderosos. No es poquito: el propio Jorge Sampaoli fue entrenador del ascenso cuando acaso soñaba con dirigir algún día a la Selección. En el cuento «10.6 segundos», Roberto Fontanarrosa hace eje en un árbitro que no es cualquier árbitro. «Sabe que si, doce años antes, cuando se lesionó en la liga tunecina, le hubieran dicho que estaría en un Mundial, no lo habría creído», consigna.
Sin ser ni árbitros ni tunecinos ni imaginaciones de Fontanarrosa, a más de un jugador argentino que será ahora mundialista lo debe atravesar una sensación idéntica.
6. Oscilaciones y permanencias
Insustanciales o coherentes, oportunistas u oportunos, argumentados o huecos, los diagnósticos sobre lo que sucedió en los años recientes y no tan recientes con la Selección Argentina acuerdan en que hubo suficientes cambios de timón como para no saber hacia dónde navegar. Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino, Edgardo Bauza y Sampaoli, con concepciones distintas se sucedieron, en nada más que ocho años, al frente del equipo celeste y blanco promoviendo cambio tras cambio. Sin embargo, hay un rastro que anuda sus pasos: existe un núcleo de jugadores a los que, en medida plena o relativa, recurrieron de manera permanente. Sólo así se deduce que, rumbo a Rusia, Maradona extraviará su condición de único participante argentino en cuatro mundiales (21 partidos) para ser alcanzado por Mascherano (16) y Messi (15) en esa marca. Será, además, el tercer mundial consecutivo para Higuaín, Agüero y Ángel Di María. Se trata de otra extrañeza si se la sitúa en un contexto signado por inestabilidades y que se potencia porque Biglia y Rojo palpitarán su segundo mundial seguido. ¿Habrá sido esa constancia el motivo por el que la Selección encadenó, en medio de un fútbol con excesivas rupturas e invisibles proyectos estratégicos, tres subcampeonatos -lo que muy pocos- en tres torneos internacionales (un mundial y la Copa América dos veces)? ¿Habrá sido -replicarán los que fustigan la colección de subcampeonatos- esa misma la raíz de que no hubiera un desenlace con vuelta olímpica? En cualquier caso, la continuidad de siete apellidos (Romero era el octavo) entre el 2014 y el 2018 (hubo nueve jugadores repetidos entre el Mundial 2010 y el Mundial 2014) testimonia una estabilidad en medio de tanta cosa inestable.
7. Siempre Argentina, lo demás no siempre
Tan excepcional es Messi que irá por su cuarto mundial con un sello inamovible: la única camiseta que se enfundó, aparte de la de Argentina, es la del Barcelona. Casi un gesto contracultural. Mascherano, al revés, confluirá en la cifra pero no en la procedencia: cuatro mundiales y cuatro clubes (Corinthians, Liverpool, Barcelona, Hebei Fortune). Conservar el espacio de empleo no es un rasgo sugerido en esta etapa de los negocios del fútbol, al menos para el tipo de inmigrantes bien recibidos al que caracterizó el maestro Galeano. Los jugadores (o sus representantes) acuerdan en partir rápido de la Argentina y acuerdan, matices más o matices menos, en que, andando por otros mapas, el mejor negocio es moverse. El itinerario de los tres mundiales de Di María enlaza al Benfica, al Real Madrid y al PSG. El de Higuaín va del Real Madrid al Nápoli y de allí a la Juventus. Bandera del Manchester City (más de 200 partidos), Agüero también encarará este mundial saliendo desde Manchester, pero el primero suyo, en el 2010, lo encontró con los colores del Atlético de Madrid. Un repaso a las listas de muchas selecciones posibilita que afloren conclusiones parecidas.
No todo puede ser argentinidad al palo.
8. Hacer una trayectoria
El periodista y escritor Walter Vargas evalúa que el mayor de los defectos que pintan las prácticas dominantes del periodismo deportivo es ser «portador de toneladas de violencia simbólica». Una de las manifestaciones de esa violencia simbólica es sucumbir a la tentación de la sentencia y de la contundencia. Y una de las sentencias contundente más repetidas es que un futbolista argentino que traza su trayectoria saliendo del país hacia las periferias del fútbol (es decir, fuera de Inglaterra, España, Italia, Alemania, Portugal o Francia) «elige» mal su carrera. Armani y Cristian Ansaldi, incluidos en la nómina de Sampaoli, brotan allí para refutar aquella inverificable enunciación no periodística de los periodistas deportivos (o, de acuerdo con la denominación que ilumina Vargas, «depordivos»). Armani se armó un sitio en la Selección por sus últimos meses especialmente visibles en River pero porque se fortaleció como profesional y como especialista en el arco durante muchos años de actividad en Colombia, desatendido por las miradas centrales del show deportivo pero no por la de los observadores sistemáticos del fútbol. Algo análogo podría suscribirse de Nahuel Guzmán, que sí se destacó mucho en los estadios argentinos y fue campeón con su Newell’s, pero ratificó su categoría en los torneos de México, otro país que no acapara las pantallas futboleras en la Argentina. Y Ansaldi, de las divisiones jóvenes de Newell’s cuando en esas divisiones emergía Messi, asentó su carrera en Rusia, levemente antes de la proliferación de negocios futbolísticos con esas latitudes y cuando el Mundial que ahora es inmediato todavía sonaba remoto. Ansaldi invita a cerciorarse de que los directores técnicos y sus equipos de labor miran más partidos que los hinchas de a pie: a este lateral ambidiestro lo llamaron para la Selección tanto Maradona como Sabella y tanto Martino como Sampaoli. Futbolistas argentinos que se ilusionan en grande -son muchos y, por cierto, muchos también son los que se atreven a ir hacia campeonatos sin resonancia clásica- ya están enterados de dos certidumbres: por un lado, los senderos con flechas hacia la cumbre son múltiples; por el otro, no hace falta hacerle caso a lo que dice ese actor al que con frecuencia no sustenta lo que afirma y al que aún se denomina «periodismo».
9. Como Brasil, ¿como Brasil?
Demasiado coincide. Brasil también apoyará sus suelas talentosas en Rusia con más jugadores activos en Inglaterra que en otras parte (seis), también con un venido del fútbol en China, también con España (cinco) e Italia (tres, igual que Francia) como fuentes proveedoras, también con tres que juegan en su patria. Puro determinismo si se rememora que Brasil escala al primer puesto y Argentina sube al tercero en el ránking de países exportadores de futbolistas que elabora el Observatorio de Fútbol CIES. Y demasiado no coincide si lo cuantitivo se entrecruza con lo cualitativo: tres brasileños y ningún argentino jugarán la final de Liga de Campeones de Europa (Marcelo y Casemiro, en el Real Madrid; Firmino, en el Liverpool), un brasileño y ningún argentino representa hace años al flamante campeón de la Europa League (Filipe Luis, Atlético Madrid), dos brasileños están en el Barcelona que siempre es el Barcelona (Paulinho y Philippe Coutinho) y, encima, Neymar juega en el PSG francés y es Neymar. Sin embargo, demasiado no coincide será, desde luego, el retruque argentino a todo eso. Un retruque que no anida ni en los estructural ni el poder económico o político sino en la cancha.
Demasiado no coincide ni con Brasil ni con nadie: Messi es Messi.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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