CABA
Camino al Mundial: radiografía de la lista argentina
¿La lista de jugadores que Jorge Sampaoli armó para ir al Mundial ruso refiere solamente a lo que el equipo puede hacer en ese torneo? ¿O no? ¿O expresa más? ¿La lista no es, por ejemplo, una colección de claves para pensar -parcialmente, claro- la situación estructural del fútbol de la Argentina? ¿No demuestra esa lista algunos modos de construcción que de tan naturalizados ya ni se comentan y otros bastante menos visibles que describen qué fue y qué está siendo el fútbol como negocio y como cultura en este país o, incluso, en otros países? ¿Puede ser esa misma lista un modo de radiografiar qué permanece y que cambió en los mundiales y en ciertas zonas de poder en el fútbol? Algunos ejes que van en busca de otros ejes, en esta nueva nota de Ariel Scher camino al mundial para lavaca.org.
Por Ariel Scher
1. El fútbol de la Selección Argentina se juega fuera de la Argentina
Es una ratificación. Sólo tres de los 23 integrantes de la lista visten ahora la camiseta de equipos argentinos, con la peculiaridad de que uno de ellos, Franco Armani, está jugando en River su primera temporada en la máxima división inicial recién a los 31 años, y otro, Cristian Pavón, de Boca, puede ya haberse despedido de las canchas locales, según voceros de su club. ¿Cuánto más brillará Maximiliano Meza, de Independiente, el tercero de la breve enumeración, bajo el cielo de Avellaneda? Se trata de un concierto de música previsible para el público del fútbol que oye a dirigentes que, con balances en la mano, demuestran que los ingresos por transferencias de jugadores a las ligas más ricas funcionan como sustento central para las finanzas institucionales. Problemas de muchos, consuelo de vaya a saber quién: Islandia y Croacia, los dos primeros rivales de Argentina en Rusia, llevarán hacia ese destino sólo dos señores que compiten cada fin de semana en su patria.
Tres habían sido los jugadores del torneo argentino que compusieron la nómina en el Mundial de Brasil 2014 y otros tres lo hicieron en el de Alemania 2006, lo que representaba todavía más que en la cumbre de Japón y Corea del 2002 a la que apenas se desplazaron dos miembros del plantel de River (Ariel Ortega y Claudio Husain). Distanciados en algunos episodios de sus carreras, Daniel Passarella y Diego Maradona, los dos capitanes campeones del mundo con Argentina, convergieron en un número más alto, ya que, como entrenadores nacionales en 1998 y en 2010 respectivamente, subieron a seis a los convocados que actuaban en el país. La de Maradona es una oscilación más curiosa, dado que quebró una tendencia bien del siglo XXI, o sea un tiempo de expansión de la economía de mercado en el fútbol y de las asimetrías entre los escenarios locales y los europeos. En los mundiales de 1990 y de 1994 eran 10 los jugadores seleccionados que durante los fines de semana sudaban en los estadios argentinos. Paradoja o no, la última delegación a los mundiales en la que había más protagonistas de dentro que de fuera de las fronteras del país fue la que se desempeñó en México 1986 (15 a 7, en una edad en la que viajaban 22). También constituyó el último título.
«Los buenos jugadores son los únicos inmigrantes que Europa acoge sin tormentos burocráticos ni fobias racistas», escribió, uruguayo y universal, Eduardo Galeano. Como en otras circunstancias y en otros temas, le sobraba certeza.
2. Desde lejos
Lionel Messi expresa la consumación más maravillosa de este época y de unas cuantas épocas sobre lo que representa el fútbol en la Argentina, un país capaz de alumbrar jugadores hasta cuando casi todo lo demás se opaca. Sin embargo, ese crack de cracks también retrata perfiles nada menores de la estructura que distingue al fútbol del país donde nació: jamás jugó un partido en la Primera División nacional. De nuevo: un argentino que juega al fútbol como ninguno ahora y como casi ninguno nunca conoce el césped profesional de este costado del mundo sólo como emblema de la Selección. Podría constituir una rareza, pero no lo es.
Paulo Dybala, eventual sustituto y posible socio de ataque de Messi, jamás jugó en la categoría superior argentina. Saltó de Instituto, en la Primera B Nacional, a la competición europea. Ese tránsito lo ata con Federico Fazio, que perduró 48 partidos en Ferro, también en la Primera B Nacional, antes de surcar el Atlántico cuando arrancaba su segunda década de vida. El lesionado Sergio Romero, que atajó los últimos 14 partidos de Argentina en los mundiales y estaba en la designación primera de Sampaoli, ocupó el arco de Racing, su único equipo nacional, sólo en cuatro presentaciones. Wilfredo Caballero, otro de los arqueros, no ataja en el sur del planeta desde el 2006 y en Boca, su institución de origen, se paró bajo los tres palos apenas 15 veces.
Maravillosa para la vida hogareña, burda en las pantallas de televisión, la discusión sobre qué ausentes notorios saltan en la lista obligó a mencionar a Mauro Icardi, alguien al que casi nadie de los que predican sobre sus virtudes y sobre sus defectos vio correr desde cerca: rosarino como Messi, también igual que Messi jamás jugó un partido oficial de clubes en el país en que llegó al mundo.
3. Como nunca, Inglaterra
En conversaciones de tonos más bajos que altos, los dirigentes de algunos clubes argentinos señalan al de Inglaterra como el mercado más gravitante del universo del fútbol en esta era. La descomposición de la lista parece concederles cierta razón, ya que, por primera vez en la historia, la Premier League está entre los torneos que más nutren a la Selección. Hay cinco futbolistas (Sergio Agüero, Nicolás Otamendi, Wilfredo Caballero, Manuel Lanzini y Marcos Rojo) que intervienen allí y eran seis mientras estuvo Romero. Esa cantidad iguala a Italia (cinco: Gonzalo Higuaín, Paulo Dybala, Lucas Biglia, Fazio, Cristian Ansaldi) y supera a España (tres: Messi, Gabriel Mercado, Ever Banega), líderes reiterados en ese ránking cuatrianual.
En el 2014, la cima de ese ranking había sido para Italia (seis), por encima de cuatro en España (un país en el que los negocios del fútbol ya representan el dos por ciento del PBI) y de tres en Inglaterra. Mundo desigual, fútbol desigual. ¿Cuántos de los ingleses que se pondrán la camiseta de su selección en Rusia juegan fronteras afuera? Ninguno. Desde la historia o desde la poesía, amaga con obrar como un empecinamiento: los lazos de ida y vuelta entre la Argentina e Inglaterra, lazos que explican la era fundacional del fútbol en este rincón de la Tierra, siempre añaden un sorprendente y nuevo vaivén. Contraste que quizás fundamente mucho o quizás fundamente todo: la liga inglesa es la que más recauda en el mundo por la televisión, con un total de unos 4.550 millones de dólares anuales, un poco más que los 3.200 millones de pesos que las corporaciones que televisan los movimientos de la liga argentina desembolsan a los clubes. El antropólogo Eduardo Archetti, padre de las ciencias sociales aplicadas al deporte en América Latina, detalló cómo «La Nuestra», la modalidad argentina sobre cómo jugar al fútbol, germinó por oposición a las formas inglesas. No parece sencillo distinguir en la cultura global en la que nada es tan global como el fútbol qué cosa es «nuestra» y qué cosa es de «ellos».
4. Como nunca, China
A Javier Mascherano le apuntan en las cuentas presuntamente flojas que ya suma demasiados años (33 que serán 34 antes de que la pelota ruede en Moscú, o sea que es el mayor del plantel después de Caballero) y cierto rendimiento en declive. Pero, más que eso, gente que no lo vio jugar en el Hebei Fortune de China le señala que juega, precisamente, en China. Liga competitiva menor, potencia política y económica que no consigue trasladar esa potencia al fútbol, China, con suficientes argumentos, es captada por ahora como una superficie a la que los futbolistas van más tentados por lo económico que por lo deportivo. Sin embargo, el flujo de trabajadores de la pelota que rumbea hacia Oriente es tan creciente (durante el 2018, se multiplicaron los convenios futbolísticos bilaterales entre la Argentina y China al compás de las reuniones de las más altas autoridades de ambos países) que surge lógico que Mascherano se convierta en el primer argentino de la historia que, durante un mundial, se calza la ropa futbolística patria mientras juega en China.
Retumba extravagante si se evoca que José Nehín era estandarte de Sportivo Desamparados de San Juan y Francisco Rúa brillaba en Dock Sud cuando se esmeraron en el único duelo que disputó Argentina en el Mundial de Italia en 1934. «Que soy capaz de ser hincha chino si , jugando Argentina-China, veo jugar mejor a los chinos», asumió el gran Dante Panzeri. Ni él, que intuía lo suficiente como para ver con anticipación, debe haber imaginado que el fútbol chino y el de Argentina se enlazarían de semejante modo.
Los tiempos cambian.
Y el fútbol, parte nada silenciosa de esos tiempos, también.
5. El ascenso social
Cuando la Selección Argentina estrenó sus días de mundiales en 1930, se abastecía de futbolistas de Estudiantil Porteño, de Sportivo Barracas y de Argentino de Quilmes, equipos que hoy -aunque no entonces- portan ecos distantes del fútbol altisonante. A pesar del devenir de los almanaques, las entidades que no truenan a cada segundo en la industria global de la comunicación siguen cumpliendo un papel insoslayable para que la Argentina se pueble de jugadores que forjan expectativas. Como avisó el periodista Karim Amores, ocho de los 23 muchachos que ya acarician su pasaporte mundialista desparramaron sueños de crecimiento en el ascenso argentino. Además de Dybala y de Fazio, Armani (Ferro y Deportivo Merlo), Marcos Acuña (Ferro), Biglia (Argentinos Juniors), Pavón (Talleres de Córdoba), Nicolás Tagliafico (Banfield) y Meza (Gimnasia) ratificaron la idea de que el tránsito del anonimato (o el semianonimato) a la notoriedad deportiva (y no sólo deportiva) persiste como ruta posible en el imaginario y en la realidad de la pelota. Esa parábola que corrobora la percepción de que el fútbol de las categorías menos enfocadas alimenta a las luces del centro de la escena contradice políticas desplegadas desde el poder del fútbol argentino que castigan a los clubes de esas categorías en beneficio de los ya consolidados como poderosos entre los poderosos. No es poquito: el propio Jorge Sampaoli fue entrenador del ascenso cuando acaso soñaba con dirigir algún día a la Selección. En el cuento «10.6 segundos», Roberto Fontanarrosa hace eje en un árbitro que no es cualquier árbitro. «Sabe que si, doce años antes, cuando se lesionó en la liga tunecina, le hubieran dicho que estaría en un Mundial, no lo habría creído», consigna.
Sin ser ni árbitros ni tunecinos ni imaginaciones de Fontanarrosa, a más de un jugador argentino que será ahora mundialista lo debe atravesar una sensación idéntica.
6. Oscilaciones y permanencias
Insustanciales o coherentes, oportunistas u oportunos, argumentados o huecos, los diagnósticos sobre lo que sucedió en los años recientes y no tan recientes con la Selección Argentina acuerdan en que hubo suficientes cambios de timón como para no saber hacia dónde navegar. Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino, Edgardo Bauza y Sampaoli, con concepciones distintas se sucedieron, en nada más que ocho años, al frente del equipo celeste y blanco promoviendo cambio tras cambio. Sin embargo, hay un rastro que anuda sus pasos: existe un núcleo de jugadores a los que, en medida plena o relativa, recurrieron de manera permanente. Sólo así se deduce que, rumbo a Rusia, Maradona extraviará su condición de único participante argentino en cuatro mundiales (21 partidos) para ser alcanzado por Mascherano (16) y Messi (15) en esa marca. Será, además, el tercer mundial consecutivo para Higuaín, Agüero y Ángel Di María. Se trata de otra extrañeza si se la sitúa en un contexto signado por inestabilidades y que se potencia porque Biglia y Rojo palpitarán su segundo mundial seguido. ¿Habrá sido esa constancia el motivo por el que la Selección encadenó, en medio de un fútbol con excesivas rupturas e invisibles proyectos estratégicos, tres subcampeonatos -lo que muy pocos- en tres torneos internacionales (un mundial y la Copa América dos veces)? ¿Habrá sido -replicarán los que fustigan la colección de subcampeonatos- esa misma la raíz de que no hubiera un desenlace con vuelta olímpica? En cualquier caso, la continuidad de siete apellidos (Romero era el octavo) entre el 2014 y el 2018 (hubo nueve jugadores repetidos entre el Mundial 2010 y el Mundial 2014) testimonia una estabilidad en medio de tanta cosa inestable.
7. Siempre Argentina, lo demás no siempre
Tan excepcional es Messi que irá por su cuarto mundial con un sello inamovible: la única camiseta que se enfundó, aparte de la de Argentina, es la del Barcelona. Casi un gesto contracultural. Mascherano, al revés, confluirá en la cifra pero no en la procedencia: cuatro mundiales y cuatro clubes (Corinthians, Liverpool, Barcelona, Hebei Fortune). Conservar el espacio de empleo no es un rasgo sugerido en esta etapa de los negocios del fútbol, al menos para el tipo de inmigrantes bien recibidos al que caracterizó el maestro Galeano. Los jugadores (o sus representantes) acuerdan en partir rápido de la Argentina y acuerdan, matices más o matices menos, en que, andando por otros mapas, el mejor negocio es moverse. El itinerario de los tres mundiales de Di María enlaza al Benfica, al Real Madrid y al PSG. El de Higuaín va del Real Madrid al Nápoli y de allí a la Juventus. Bandera del Manchester City (más de 200 partidos), Agüero también encarará este mundial saliendo desde Manchester, pero el primero suyo, en el 2010, lo encontró con los colores del Atlético de Madrid. Un repaso a las listas de muchas selecciones posibilita que afloren conclusiones parecidas.
No todo puede ser argentinidad al palo.
8. Hacer una trayectoria
El periodista y escritor Walter Vargas evalúa que el mayor de los defectos que pintan las prácticas dominantes del periodismo deportivo es ser «portador de toneladas de violencia simbólica». Una de las manifestaciones de esa violencia simbólica es sucumbir a la tentación de la sentencia y de la contundencia. Y una de las sentencias contundente más repetidas es que un futbolista argentino que traza su trayectoria saliendo del país hacia las periferias del fútbol (es decir, fuera de Inglaterra, España, Italia, Alemania, Portugal o Francia) «elige» mal su carrera. Armani y Cristian Ansaldi, incluidos en la nómina de Sampaoli, brotan allí para refutar aquella inverificable enunciación no periodística de los periodistas deportivos (o, de acuerdo con la denominación que ilumina Vargas, «depordivos»). Armani se armó un sitio en la Selección por sus últimos meses especialmente visibles en River pero porque se fortaleció como profesional y como especialista en el arco durante muchos años de actividad en Colombia, desatendido por las miradas centrales del show deportivo pero no por la de los observadores sistemáticos del fútbol. Algo análogo podría suscribirse de Nahuel Guzmán, que sí se destacó mucho en los estadios argentinos y fue campeón con su Newell’s, pero ratificó su categoría en los torneos de México, otro país que no acapara las pantallas futboleras en la Argentina. Y Ansaldi, de las divisiones jóvenes de Newell’s cuando en esas divisiones emergía Messi, asentó su carrera en Rusia, levemente antes de la proliferación de negocios futbolísticos con esas latitudes y cuando el Mundial que ahora es inmediato todavía sonaba remoto. Ansaldi invita a cerciorarse de que los directores técnicos y sus equipos de labor miran más partidos que los hinchas de a pie: a este lateral ambidiestro lo llamaron para la Selección tanto Maradona como Sabella y tanto Martino como Sampaoli. Futbolistas argentinos que se ilusionan en grande -son muchos y, por cierto, muchos también son los que se atreven a ir hacia campeonatos sin resonancia clásica- ya están enterados de dos certidumbres: por un lado, los senderos con flechas hacia la cumbre son múltiples; por el otro, no hace falta hacerle caso a lo que dice ese actor al que con frecuencia no sustenta lo que afirma y al que aún se denomina «periodismo».
9. Como Brasil, ¿como Brasil?
Demasiado coincide. Brasil también apoyará sus suelas talentosas en Rusia con más jugadores activos en Inglaterra que en otras parte (seis), también con un venido del fútbol en China, también con España (cinco) e Italia (tres, igual que Francia) como fuentes proveedoras, también con tres que juegan en su patria. Puro determinismo si se rememora que Brasil escala al primer puesto y Argentina sube al tercero en el ránking de países exportadores de futbolistas que elabora el Observatorio de Fútbol CIES. Y demasiado no coincide si lo cuantitivo se entrecruza con lo cualitativo: tres brasileños y ningún argentino jugarán la final de Liga de Campeones de Europa (Marcelo y Casemiro, en el Real Madrid; Firmino, en el Liverpool), un brasileño y ningún argentino representa hace años al flamante campeón de la Europa League (Filipe Luis, Atlético Madrid), dos brasileños están en el Barcelona que siempre es el Barcelona (Paulinho y Philippe Coutinho) y, encima, Neymar juega en el PSG francés y es Neymar. Sin embargo, demasiado no coincide será, desde luego, el retruque argentino a todo eso. Un retruque que no anida ni en los estructural ni el poder económico o político sino en la cancha.
Demasiado no coincide ni con Brasil ni con nadie: Messi es Messi.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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