CABA
Rellenados: la alimentación en las escuelas porteñas, en debate
En las escuelas reina la comida ultraprocesada y sin nutrientes, preparada por empresas apañadas por el Estado y sin un debido control. La ruptura de los estándares alimenticios. Cómo la comunidad de cada establecimiento puede cambiar la dieta de lxs chicxs. Y cuál es la carta que pretende discutir el menú del presente. ANABELLA ARRASCAETA Y ALEJANDRO VOLKIND
Una mamadera con algo que parece ser un té, pero tiene sabor a agua. Galletitas redondas de colores. Leche rebajada con agua y azúcar. Sandwiches con dos fetas de fiambre o milanesa, literalmente, con plástico. Jugos en polvo. Yogures que parecen golosinas.
Harinas.
Azúcar.
Sal.
Aceite.
Aditivos.
“Este menú es violencia”, sintetizaba a principio de marzo la periodista especializada en alimentación Soledad Barruti, autora de dos investigaciones que respaldan cada cosa que dice: Malcomidos y el reciente Mala leche, el supermercado como emboscada.
Comenzaba el ciclo lectivo 2019 y madres y padres atragantados le mandaban a Soledad fotos e información de los desayunos, los almuerzos y las meriendas que sus hijes recibían en las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires. “Ofrecer leche rebajada desde el gobierno con más presupuesto del país es ahorrar para enfermar”, sentenciaba Soledad en sus redes sociales. Esta modalidad de “ahorro” en el menú no es la única de las estrategias aplicada por el gobierno de la Ciudad.
El pan recortado
En materia de ajustes el menú es más variado y comenzó a inicios de 2018, cuando Horacio Rodríguez Larreta presentó “Chau paneras”, la nueva dieta escolar para los alumnos de la Ciudad que incluía más frutas y verduras, y menos pan y pastas. “Con esto estamos cuidando mejor a nuestros chicos”, afirmó por entonces el jefe de Gobierno porteño. Sin embargo, lejos de las luces y el marketing, las nuevas viandas empeoraron su calidad. En los hechos, el nuevo menú resultó igual de ultraprocesado que antes -donde reinan los medallones prensados de pescado y de verdura- pero más barato. “Calcularon que con el pan tenían uno de los puntos para recortar más sencillo, y encima le encontraron una excusa saludable”, explica a MU Nicolás Martinovich, asistente de comedor en la Escuela N° 20 de Devoto. Pese a su nombre, el ahorro no se circunscribió solo a las harinas y tuvo un dinamismo propio. “Cuando la papa empezó a subir, la cambiaron por arroz”, grafica Nicolás.
El beneficio del recorte fue directo a las empresas encargadas del servicio de comedor, quienes entre marzo y julio –momento en que finalmente se realizó la licitación de este nuevo menú- cobraron por cada ración el costo acordado anteriormente, es decir antes del abaratamiento. “El Ministerio de Educación redujo los costos de las empresas sin un acto administrativo, sin informar nada y pagándole durante cuatro meses las raciones como fueron originariamente licitadas”, asegura Eduardo Barreyro, abogado e integrante del grupo autoncovocado “Vacantes para tod@s en las escuelas públicas”.
Desde julio, el mecanismo fue menos sutil: las empresas hicieron una estimación según la cual había un 20% de ausentismo diario en las escuelas.
¿Qué decidieron? Reducir un 20% las raciones enviadas. “No lo mandan pero lo siguen cobrando”, asegura Nicolás.
Ante este panorama, las escuelas en las que sí hay cocina pudieron rebuscárselas para que ningún niñe se quedase sin su plato de comida.
Pero en aquellas en las que el almuerzo ya llega preparado –lo que se conoce como “viandas calientes”, que predominan en las escuelas de jornada extendida- la comida empezó a faltar.
La burocracia on line
El gobierno porteño cerró el 2018 anunciando que a partir de este año la inscripción a la beca de comedor pasaría a ser online. El trámite no solo incluía completar planillas y formularios eternos, presentar certificados y comprobantes, sino que una vez terminados estos “diez simples pasos” había que pedir un turno en la comuna donde volvían a escanear y a subir toda la documentación. Recién ahí, si se validaba el trámite, se mandaba a la escuela para evaluar si correspondía la beca alimentaria o no.
A las obstáculos y negociados propios de todo trámite online -en las escuelas de la zona sur hubo locutorios que cobraban a las familias hasta 300 pesos por realizarlo- se le sumó la obsoleta infraestructura digital estatal que obligó a que personas que habían cumplido correctamente todos los pasos tengan que volver a generar todo el expediente de nuevo. Ante esta situación, el gobierno sólo atinó a enviar una circular en donde advertía a las familias que aún no habían podido registrarse que, desde el 1° de abril, deberían empezar a abonar el costo de la vianda –110 pesos por día- directamente al concesionario de cada comedor escolar, o en su defecto “retirar al/la alumno/a para que almuerce en su casa”.
En la Escuela República del Ecuador, en La Paternal, el panorama era tan crítico que la propia vicedirectora terminó realizando el trámite por todos les niñes que no pudieron. Ubicada a tres cuadras del asentamiento La Carbonilla, la escuela garantiza en muchos casos el único plato caliente del día a niñes de entre 5 y 12 años. “Tenemos familias muy vulnerables que no saben o no pueden ir a hacer ese trámite porque necesitan cuidar el trabajo”, explica Vanesa Blanco, integrante de la cooperadora de la Escuela.
Comida privatizada
En Buenos Aires, la ciudad de las concesiones, el servicio de comedores escolares está privatizado. Diecinueve empresas que se constituyeron exclusivamente para brindar este servicio se encargan de preparar -según datos del año 2018- 213 mil desayunos y 113 mil almuerzos por día para les niñes que concurren a la escuela pública. Son ellas las que, desde hace más de 20 años, proveen las materias primas a los comedores, elaboran y reparten las viandas y hasta suministran la vajilla que se utiliza en cada comida.
Esta continuidad en la tarea, lejos de basarse en la excelencia del servicio, responde a un entramado legal elaborado por el propio gobierno de la Ciudad que les garantiza quedarse con cada licitación que se realiza año tras año. ¿El resultado? Un mercado cautivo de estómagos que mueve más de 2.000 millones de pesos por año.
Sin competencia a la vista y con el aval del Estado, los concesionarios gozan de una tranquilidad que se traduce en una pésima calidad del servicio. Por ejemplo, según un informe de la Auditoría General de la Ciudad, “en la Escuela N°21 DE 17 se observó que la carne presenta grasa visible, no es tierna y su sabor no es agradable; se observa faltante de ingredientes en la preparación, que las verduras no son visibles en la ración servida y que el arroz blanco no tiene sabor”. Por si faltara aclararlo, el informe remarca que se observó “una escasa aceptación del menú por parte de los niños”.
Esta descripción se repite en cada uno de los 16 informes elaborados desde 2003 por el organismo de control porteño. La mayoría de las observaciones están vinculadas a incumplimientos de aspectos sensibles de las comidas como el gramaje establecido en el pliego, temperaturas a las cuales servir los alimentos, olor, color y gusto, cumplimiento de regulaciones bromatológicas, capacitación del personal y cuestiones referidas al cumplimiento de normas nacionales.
Sin embargo, pese a reiterados y groseros incumplimientos -la Auditoría los llegó a denominar “incumplidores seriales-, las sanciones por parte del gobierno son inexistentes. “En los últimos 16 años, solo aparecen tres casos de rescisiones de contratos por culpa del concesionario y ello no se debe precisamente a que las empresas prestan un servicio que no amerite sanciones”, aclara a MU Mariela Coletta, una de las auditoras autoras del informe.
La carta sobre la mesa
El dato de la pobreza hoy (según la UCA el 46,8 por ciento de les niñes de 0 a 14 años son pobres) es el que hay que tomar para decir: la comida de la escuela tiene que ser más que nunca buena comida”, dice a MU Soledad Barruti, dando contexto a la situación escolar. “Los comedores no surgieron por capricho –sigue-, surgieron para igualar cuando había niños que iban con la panza vacía a la escuela y no rendían, entonces se ve la necesidad de darles de comer, darles todos los nutrientes que en la casa no estaban garantizados. Es exactamente lo contrario a lo que se hace hoy. A los pibes se les da rellenado en vez de alimentos”.
El abogado Marcos Filardi documentó el hambre en un viaje por África luego de recibirse en los 80. En Argentina recorrió 260 localidades de las 23 provincias para registrar las violaciones a los derechos humanos del sistema agroindustrial. Desde esa experiencia proyecta su mirada sobre la situación alimentaria: “Hoy en en país hay hambre estructural y crónico pero no los niveles de desnutrición aguda que hay en distintas partes de África, la falta de acceso a las calorías mínimas. Pero sí empieza a haber acá otras formas de malnutrición. Esto significa: puedo acceder a las calorías pero me estoy llenando con lo más barato y lo más rendidor que ofrece el mercado. Y lo más barato y lo más rendidor es lo rico en grasas, en azúcar, en sal, el ultra procesado, lo que encima la publicidad se encarga de hacer prestigioso”.
Marcos y Soledad pensaron una herramienta para intentar transformar el sistema alimentario en las escuelas: una carta que se propone ser firmada colectivamente por padres y madres dirigida al responsable de cada colegio. Así comienza el documento que està en plena circulación de escuela en escuela: “Tenemos el agrado de dirigirnos a usted en carácter de madres y padres de alumnos que asisten al establecimiento educativo que usted dirige a fin de solicitarle que arbitre las medidas necesarias para cesar de inmediato en la vulneración al derecho a la alimentación adecuada que están sufriendo los niños”.
Filardi explica: “El primer objetivo de la carta es empezar a problematizar el tema: porque no hay un nivel de percepción masiva. Empieza a haber discusión en los chats de los padres, pero mucha gente no lo percibe la gravedad del problema. Por eso lo que queremos es que se discuta, que podamos ser conscientes de qué es lo que comemos y de qué es lo que el Estado le está entregando a nuestros chicos”. El camino parece ser el más lento, pero también el más sólido. Y nutritivo.
Ley ultraprocesada
La Ley 3.704 votada en 2010 y reglamentada tres años después por la Legislatura porteña tiene como objeto “promover la alimentación saludable variada y segura de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar a través de políticas de promoción y prevención”.
La ley rige tanto para las escuelas públicas como privadas y en su artículo 3º dice que la autoridad de aplicación, el Ministerio de Educación de la Ciudad, debe tener en cuenta los estándares difundidos por la OMS, organizaciones y profesionales especializados, diseñar una Guía de Alimentos y Bebidas Saludables (GABS), garantizar la educación en materia de alimentación y educación física, y coordinar políticas multisectoriales para promover la actividad física.
El principal problema que se le plantea al Ministerio de Educación desde el de Salud es la presencia de ultraprocesados, explica una trabajadora del área a MU. “Sigue habiendo medallón de pescado, milanesas pre elaboradas e incluyeron una tortilla pre elaborada de acelga. Esto desde Salud se le cuestiona al equipo de nutrición de Educación. Por los contenidos de sodio y de grasas que tienen los ultraprocesados deberían eliminarse para tender a preparaciones hechas en el momento en las cocinas de las escuelas. La justificación que se da es la cantidad de raciones que hay que preparar y que habría dificultades para hacer estos platos en gran cantidad con las instalaciones que hay en las cocinas de las escuelas. Y el recurso humano”.
Otro punto clave que revelan desde adentro del sistema es que tanto las Pautas de Alimentación Saludable como las Guías de Alimentos y Bebidas Saludables deberían ser actualizadas según los estándares que fijan los organismos internacionales. Explica una trabajadora del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “En el año 2016 la Organización Mundial de la Salud sacó un documento de la Comisión para acabar con la obesidad infantil donde claramente plantea que en los entornos escolares no deben venderse bebidas azucaradas ni alimentos con alto contenido de azúcares añadidos, sodio y grasas saturadas. Este estándar es recuperado en el documento Entornos Escolares Saludables que publicó Nación (2019) y también en el documento que salió este mismo año por la Coalición para la prevención de la obesidad infantil que integran varias organizaciones de la sociedad civil”.
Estos documentos se convierten en herramientas para demandar la actualización de la ley y les niñes salgan así de la trampa. Pero en el caso de las escuelas públicas es el propio Estado el que directamente entrega estos objetos comestibles: “Es el propio Estado que al entregar ultraprocesados que están asociados a problemas de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas, viola el derecho a la alimentación de niñas, niños y adolescentes. El Estado está diciendo desde un establecimiento educativo, al que los chicos van a formarse, esto es bueno para comer porque yo te lo entrego. Además una nutrición inadecuada conspira contra la posibilidad de ejercer realmente tu derecho a la educación: un cerebro piensa mucho mejor cuando está bien alimentado”.
Autogestión del menú
En este esquema, pensar una salida ubica a las familias en un lugar central. “Es fundamental que el control se haga en las escuelas, donde la comunidad tiene una herramienta que debe usar: las comisiones de comedor”, asegura Paula Insaurralde, delegada de Cooperadoras de la Comuna 15. Desde este espacio, sugiere, lo más urgente a corregir es que se garantice la cantidad de raciones para todes les niñes que se quedan a comer, independientemente de la gestión de la beca o no, y que se obligue a los concesionarios a elaborar los alimentos dejando de lado los industrializados.
En 2014 la Ciudad de Buenos Aires intentó ir en esa dirección y aprobó una ley que incluía el criterio de “compras sustentables”. La normativa parecía un buen punto de partida para empezar a exigir compras de alimentos de proximidad y agroecológicos. Sin embargo, el entonces jefe de gobierno Mauricio Macri la vetó. Pese al boicot gubernamental, la exigencia de mejores alimentos está vigente, y esa experiencia permite insistir en esa dirección.
A su vez, existen otras maneras de resolver los servicios de comedor. Hace años eran las familias, desde las cooperadoras, quienes los administraban. Hoy sólo quedan cuatro escuelas en toda la Ciudad con este esquema. Allí, las cooperadoras cumplen con el mismo pliego que cualquier concesionario pero la diferencia es que el objetivo no es la ganancia, sino la calidad. Esto implica poder decidir dónde y a quién comprar las frutas, las verduras, la carne y los lácteos, y garantiza a su vez no dejar a ningún niñe sin comida porque no llegó el pago de la beca, porque no lo tramitó la familia o porque no pagaron el servicio.
Las experiencias autogestionadas, pese a que conllevan un enorme esfuerzo y una gran complejidad administrativa –que incluye no sólo la contratación de personal y la relación con los proveedores sino también el permanente hostigamiento del Estado a través de controles y el retraso en los pagos-, funcionan como un faro para muchas comunidades educativas. “Yo entiendo que uno de los problemas de la escuela es que tiene muy poca participación de la comunidad y demasiada del gobierno”, analiza Nicolas Matinovich, asistente de comedor. “Y de la mano del gobierno están entrando empresas y ONGs a quienes no les interesa en absoluto la educación ni la alimentación. Por eso la solución la veo por el lado de que tanto el cuerpo docente como la comunidad educativa tome la cuestión en sus manos. A partir de ahí, lo que se puede hacer depende de lo que cada comunidad se proponga”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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