CABA
Feminismo 3.0. Mujeres programadoras
Girls In Tech y Mujeres Poderosas son jóvenes que plantean a la tecnología como una forma de empoderamiento femenino. Lo grupal, las redes y cómo batallarle a los prejuicios.
Estamos en el Media Party que convoca Hack Hackers Buenos Aires, una comunidad de periodistas y programadores que comparten experiencias, cuando sube al escenario para contar la suya Carolina Hadad, una de las comandantas de Girls In Tech, que dice:
-Levanten la mano los programadores que estén en la sala.
20 manos arriba.
-Ahora bájenlas los hombres.
Quedan 2.
El juego -explica Carolina- sintetiza lo que sucede en cualquier redacción, trabajo o universidad en cuestiones tecnológicas. Y permite entender por qué hay grupos de mujeres programadoras, periodistas, diseñadoras que se juntan para trabajar en equipo y promover encuentros para compartir lo que saben, y aprender lo que no, con otras mujeres.
Los proyectos son relativamente nuevos y se llaman Girls In Tech y Mujeres Poderosas. El primero es un grupo de mujeres especialistas en tecnología que interviene en comunidades (por ejemplo, junto a chicas de escuelas secundarias) para desarrollar una aplicación sobre un tema específico. Carolina cuenta que una de sus inspiraciones es un proyecto de Moldavia en el que chicas de 15 años crearon una aplicación para detectar la contaminación en el agua.
Girls in Tech trabaja con jóvenes secundarios para fomentar un uso crítico de la tecnología, pero también deseoso: “La idea es motivar a los chicos y que conozcan qué puede hacer un programador, sin etereotipos ni conceptos”, dice Melina Masnatta.
Chicas Poderosas, por su parte, es una comunidad de mujeres que vienen del periodismo, la programación y el diseño y se reúnen para compartir conocimiento. “Vos me explicas algo que conocés, yo te explico lo que sé -simplifica Yamila García-. Se trata de generar sinergia y ayudarnos entre todas para hacer y para aprender las cosas que no te enseñan el trabajo ni la universidad”.
Así, motorizan proyectos personales apoyándose en los saberes de todas, y buscan financiamientos colectivos para abordar juntas los problemas, y no solas. Como Girls In Tech, promueven encuentros que abren al público, también hombres, para capacitar sobre cuestiones técnicas de programación, diseño y estrategias de medios.
Del hashtag a la calle
El cronómetro se puso en cero cuando un hashtag de redes sociales se transformó en una movilización de 100 mil personas, al grito de #NiUnaMenos. La intuición que venían teniendo se hacía carteles, cantos, murales, intervenciones artísticas, pies en la calle. No les preocupaba definir si las redes habían sido motor, o solo un soporte del reclamo. Habia algo claro: mujeres y tecnología podían encontrarse y producir cambios concretos, más allá de la agenda institucional y mediática.
Girls In Tech y Chicas Poderosas son dos de los proyectos que militan el empoderamiento de las mujeres desde la tecnología. Esto significa muchas cosas, que pueden empezar a entenderse desde una definición académica:
Empoderar: conceder poder a un colectivo desfavorecido socio y económicamente para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida.
Ambos son proyectos internacionales que tienen su capítulo en Argentina, lo cual no significa que las versiones regionales sean embajadas o sucursales, sino que en cada país un equipo de mujeres se apropia de la idea madre para adaptarla a los territorios. Las versiones latinoamericanas suelen ser las más activas para generar herramientas y saberes que permiten a las mujeres ser protagonistas. ¿Y aquí? “Para nosotras hablar acá es bastante más sencillo que en otros países –cuenta Melina-. En este momento hay un espacio para estos temas. En otros países hay proscripciones mayores, el acceso a estudiar es complejo y la igualdad tiene que ver con otras cuestiones”.
Aprender en comunidad
Los grupos que integran Girls In Tech y Chicas Poderosas están formados por jóvenes y voluntarias, programadoras, periodistas, diseñadoras que apuestan al trabajo grupal: “La necesidad de juntarnos fue la de hablar con pares. A cada una, desde nuestras biografías, nos ha costado mucho encontrar cuál era la definición de mujer que representaba un modelo a seguir. O poder trabajar de lo que nos gustaba”, sostiene Melina.
Los dos proyectos coinciden en que con la tecnología las mujeres pueden llevar adelante sus proyectos (una web de venta, un blog de viajes, cualquier sueño) y modificar su entorno. Idea didáctica de Yamila: “Vengo de Hack Hackers y otras comunidades de las que aprendí mucho. Llega un punto en que sabés mucho más que tu jefe de la redacción, que no se capacitó. Y esto te lo da la comunidad”.
En el Hack Hackers Media Party de este año hubo intervenciones como la que estuvo a cargo del portal Vox Media: “No estudien ciencias de la computación”, a cargo de Kavya Sukumar, que estudió computación 4 años, dijo: “No hace falta ir a la Universidad para aprender códigos. Es como estudiar matemática para ser científico. Programar es una destreza básica. Estudien áreas, conceptos: visualización de datos, mapeos, sitios web. No elijan un lenguaje solamente”.
Yamila García agrega qué cosas no enseñan las universidades: “No capacitan para gestionar tu proyecto, o hacer tu equipo. Es muy difícil sostener un medio, y más un medio independiente. Y ser mujeres tiene que ver con ser independientes”.
El género del poder
Las últimas encuestas plantean lo obvio: existen serias brechas de género en el acceso a puestos de decisión en el trabajo. Si bien hubo avances en Argentina respecto de los 90, hoy sólo 3 de cada 10 puestos directivos son ocupados por mujeres. La cifra surge de la investigación Género en el trabajo obtenida de la Encuesta Permanente de Hogares a nivel nacional. Otro dato dice que más del 52% de las mujeres que ocupan cargos jerárquicos tienen nivel educativo superior y universitario completo; hombres, sólo el 34%. Las mujeres pierden ahí, pese a estar más capacitadas.
El estudio Sexo y poder detecta que de cada 10 puestos de máxima autoridad en instituciones nacionales, provinciales y municipales, sólo 2 son ocupados por mujeres.
Melina, de Girls In Tech, recuerda: “Históricamente el rol de la mujer tuvo que ver con la transmisión de la cultura, contar relatos, cuentos, historias que van trasladando el saber y el patrimonio vivo de una comunidad. Hemos perdido esa capacidad de hacer y relatar”, reflexiona.
¿Por qué elegir la tecnología como trinchera? “Porque tecnologías nos permiten volver a explorar nuestras capacidades, empoderarnos desde ese lugar, y discutir, dialogar, aportar a la par de los demás”.
Contra las teorías que señalan a Internet como un lugar misógino y violento, más allá de casos (y caos) puntuales, Yamila García plantea que es un lugar de igualdad. Melina: “No importa si es hombre o mujer, con título académico o no: importa el conocimiento y lo que hay para decir. Es un igualador. Muchas veces pasa que cuando conocés físicamente a la persona decís: wow, era éste, y por ahí de otro modo no hubieses tratado con esa persona, por todos los prejuicios que se tienen”.
Identikit del tipo feo
¿Qué tiene para aportar no este género, sino esta generación de mujeres? “No nos gusta mucho hablar del ‘aporte de la mirada femenina’, nos parece autoexcluyente; por eso nos interesa que las mujeres aprendan otros lenguajes como es el de la programación, que se lo asocia a un lenguaje masculino”, dice Melina. Yamila agrega como periodista: “La tecnología está muy ligada al hombre. Y ni hablar en una sala de redacción. Pero hoy están cambiando los medios por la era digital y es necesario que las mujeres se potencien”.
Advertencia: los proyectos que incuban Girls in Tech y Mujeres Poderosas no necesariamente tienen una perspectiva de género. “Hay una toma de conciencia sobre la violencia masculina. Es un tema fuerte –dice Yamila-. Los hombres son bienvenidos. Es un ecosistema de mujeres, y lo que notamos es que al trabajar así se genera un entorno de igualdad y confianza en la que todos quieren aprender”. Para explicarlo siempre se vuelve a la propia experiencia: “Todas hemos vivido la situación de estar en desnivel. Consideramos que las mujeres no están motivadas para revertirlo”.
Un ejemplo bien gráfico se vio en el desarrollo de la carrera de informática en el país. Carolina cuenta que según un informe de la Fundación Sadosky en los 70 las mujeres representaban el 75% en la carrera de Computador Científico de la UBA, la primera en Argentina. Hoy ese porcetanje supera apenas el 10%.
¿Qué pasó en el medio? Hadad arriesga: “Es difícil saberlo. Pero al ver que despegaba la computación, los medios empezaron a mostrar a los programadores según un estereotipo que sigue vigente”. Un posible identikit: “Varón, blanco, estudioso, feo, tímido y que no interactúa con otras personas, sólo con la computadora”, escribe en un blog. Y culmina: “Esto se consolidó con videojuegos con personajes femeninos planos y altamente sexualizados, o kits de ciencia y electrónica para niños con varones en la tapa y colores tradicionalmente masculinos”.
Melina retoma la idea: “Estamos intentando ver de qué manera nosotros podemos incorporar a las mujeres a este nuevo lenguaje para que también sean transmisoras activas de cultura”.
Aprovechar la ola
Esta nueva generación de mujeres no se plantea tanto en un tono confrontativo, sino que mira a los costados. Melina: “Conocemos el peso de la historia. Si vamos contra algo de una manera sesgada, generamos todo lo contrario de lo que queríamos. Es un momento ideal para tomar las riendas. Y los jóvenes podemos aportar mucho, porque venimos con otra mirada. Y las más más jóvenes hasta naturalizan situaciones que nos parecen fantásticas: viven en una sociedad más participativa. La pregunta es cuánto de real tiene esa participación y si podemos mejorarlo para que sea más activa”.
Melina se refiere a que, si bien el uso de Internet ocupa muchas horas de nuestras vidas, cabe preguntarse cuán productivo es lo que hacemos con la computadora: “El punto es cómo podemos hacer para dialogar para crear soluciones reales para problemas que son de todos. La idea de red y de comunidad se hace tangible con Internet. Si uno se fija, es una gran necesidad en la sociedad, por algo es el auge de las redes sociales”.
La teoría indica que hasta una selfie puede ser crítica: “Por supuesto que creemos en la potencia de las tecnologías, es el medio y la excusa, pero creemos también que hay que dar un pasito más. Ese pasito lo tenemos que dar con los jóvenes que muchas veces consumen las redes como una catarsis. Entonces si uno quiere convocar, quiere poner un tema en agenda, bueno, empecemos a trabajar y apropiarnos de estas herramientas”.
¿Apropiarse para qué? “El otro punto es poder poner este tema en agenda –dice Melina, sobre potenciar a mujeres-. Porque quizás siempre somos los mismos círculos orgánicos los que hablamos de esto. Cuando me voy a otros ambientes, me dicen: ‘¿En serio que solo el 8% de las mujeres editan Wikipedia?’ Queremos ponerlo en agenda y acercarlo al público de manera fácil. No podemos negar que la tecnología se expanda, ya sea por políticas públicas o porque los chicos, no importa el nivel socioeconómico, tienen un celular smarthpone”.
Para poner en práctica estas ideas, los dos grupos de mujeres tienen programados encuentros durante septiembre. La MediaFem de Chicas Poderosas sucederá los 17, 18 y 19 y por ella pasarán líderes de medios contando su experiencia y habrá talleres de diferentes temas como: periodismo de datos, cómo hacer tu primera aplicación móvil, cómo dar órdenes a un diseñador, entre otras.
Las Girls In Tech, por su parte, planean una Hackatón durante dos días para trabajar junto a chicas de escuelas secundarias. “No solo para diseñar con ellas una aplicación, sino para detectar un problema de la comunidad. No queremos que hagan jueguitos. Se trata de darle herramientas para que puedan participar con su comunidad para resolver algo”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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